...Bueno, bueno... Estoy editando. Esto lo retomé a finales del 2023, pero mientras más iba avanzando, más iba odiando a mi protagonista. 🤷‍♀️ Me di cuenta de que mi mal humor estaba afectando mi escritura, y mucho. Estaba tomando con superficialidad una historia muy delicada e íntima. James es un personaje que cuenta su historia en primera persona y sin mucho filtro, pero también una víctima con heridas. Por eso, he decidido volver a editarlo, o cambiar la historia, no sé. ...

...La historia me sobrepasó....

...🌟...

...ADVERTENCIA...

La lectura de esta obra no es recomendable para público sensible y no debe ser leída por menores de edad sin supervisión. Existen escenas +18, es decir contenido sexualmente explícito. Se presentan temas que abordan la promiscuidad, abuso, maltrato familiar, relaciones sexuales violentas y/o no consentidas, manipulación, etc. Por eso, sugiero que la lectura de esta novela se dé con suma responsabilidad.

Porque lo repito, existe contenido no sugerido. Es una novela omegaverse y homo erótica. Se toma en cuentan los llamados  subgéneros: alfa, beta y omega (si eres un usuario nuevo en este subgénero, no te preocupes, poco a poco y dentro de la novela misma se tratarán los temas). Y tengo que repetir que esta obra, en serio, no es para público sensible (sobre todo, menores de edad sin supervisión), he exagerado en algunas escenas y no me gustaría estar dando el mensaje equivocado de que es el amor, tolerancia o demás.

...----------------...

En fin, basta de advertencias, deseo que esta novela sea de vuestro agrado. 🌸

...----------------...

Nota: La lectura es un poco pesada y cruda. Tal vez, no sé vea esto que digo en la primera parte, pero en la segunda, todo es terrible y turbio. No vale encariñarse con alguno de los personajes, todos son unos hijos de p... 🙃

¡Por cierto!, las primeros capítulos son para delimitar el mundo, así que si has entrado a esta novela por contenido +21, debo decirte que recién empiezan por la parte 3 del capítulo 2 y que no esperes algo lindo.

Está novela está jodida...

La comencé un día jodido. 😅

^^^Atte. Rui N.^^^

...PRÓLOGO...

Yo era un beta.

Simple y sencillo. Residía en un vecindario repleto –en su gran mayoría– de betas.

Me nombre era James, llevaba un apellido que no era muy importante, tenía catorce años –casi quince– y mi única familia era mi madre. Mi vida era estar rodeado de puros betas; como también, ser algo déspota a la hora de interactuar con personas fuera de nuestra casta. Era normal para mí y para mi autoestima ser así. Pues, estaba más que decretado que los alfas no eran seres listos y perfectos, sino bestias huecas, peligrosas e incontrolables, y que los omegas no eran hermosos y deseables, sino seres sumamente delicados, depravados y despreciables. Y no había más que objetar.

—¡Son seres asquerosos! —decían y yo solo movía la cabeza de forma afirmativa junto a mis amigos—. ¡Es por nuestra propia preservación alejarlos de nosotros!

Los alfas y omegas eran terribles.

No era nuestro credo discriminar o segregar a esa parte de la población pero algunas experiencias nos había hecho creer sobre lo peligroso del asunto y que esos discursos exagerados no eran tan ridículos. Los alfas y omegas se dejaban llevar por sus instintos y se olvidaban de cualquier ley moral para poder entregarse a sus deseos pecaminosos. Para querer procrear hasta en la vía pública.

Por eso, mi madre repetía.

—Qué asco. —Cada vez que se cruzaba con alguno de ellos en la calle.

Y escupía en sus pies.

Ella, por supuesto, era mal vista fuera de nuestra comunidad –pues el gobierno hacia constantes programas de concientización para desaparecer la discriminación–, pero, de eso, ¿qué podía entender ella? Éramos betas y muchos de nosotros nos considerábamos como lo mejor que había escupido la tierra. Pues, no sucumbíamos a los instintos y nos ceñíamos a la razón.

Podíamos controlarnos.

Éramos normales.

No obstante:

—¡Alabado sea el señor! —También éramos unos fieles creyentes de lo que la ciencia contradecía—. ¡Los alfas y omegas no son seres que nuestro señor ha creado! —O bueno, lo éramos en mi comunidad—. ¡Por eso, solo nosotros los betas podemos llevar su palabra en nuestra boca!

Éramos todo un caso, algunos más fervientes que otros.

Un gran número de mis vecinos no creían del todo en nuestra extremista idea de superioridad divina y razonable como betas, pero no dudaban en apartarse de los alfas y omegas cada vez que podían. Por eso, cuando aquella noticia llegó a mis oídos, yo tuve que preguntar dos veces:

—¿Es enserio de lo que dices?

—Por supuesto —respondió Lenay con un tono de molestia en su voz—. Me sorprende que tú no lo sepas, tu madre ha estado metida mucho en el asunto.

Sus ojos se dirigían a todos lados y se aburría de mi compañía. Quería deshacerse de mí.

—Tu mamá ha estado peleando con las señoras Lauss casi a diario. ¿Cómo es que no te has enterado? —Mi madre y yo no hablábamos mucho. Ella siempre estaba ocupada en sus asuntos—. Siempre estás en las nubes, pero bueno, yo ya debo ir a mi casa a ayudar a limpiar —mintió de manera evidente para zafarse—, hoy debo llegar temprano y...

—¿Vas a ir a pelear, no? —pregunté lo obvio antes de que escapara—. ¿Vas a ir a golpearlo, verdad? —Y arrugó la frente.

—Sea lo que sea que digas, no me convencerás —respondió cruzando los brazos—, y no se te ocurra decírselo a nadie, quédate en tu casa con la boca calladita —agregó y, quiso lanzar otra amenaza, pero al verme sin ningún miedo a sus ojos o palabras, solo cambió de palabras—: ¿Por qué serás así?, solo conversaré —se aburrió de mi falta de reacción—. No causaré problemas. Solo iré a mostrarle una lección. Lo usual. No pasará nada relevante —explicó temiendo que volviera a avisar a sus hermanos de lo que hacía—. Ni te enterarás de la bulla.

Pero, yo conocía a Lenay.

Era una persona sumamente violenta. Ni siquiera se le daba por avisar, solo repartiría golpes e insultos. Atacaba de improviso y dejaba su amenaza casi al final. Pues, aún siendo beta, golpeaba duro y saltaba a pelear sin ningún miedo. Así que, antes de se fuera, atrapé su hombro y arrugué su camiseta haciendo un puño para detenerle.

«No», le dije moviendo la cabeza, pero ni se preocupó.

Iría a provocar una pelea contra un alfa y yo…

Yo terminaría enamorado de este, acabaría enfrentándome a mis propios prejuicios y luego, bueno… luego trataría de ocultar todos los delitos que lo vi cometer. Algo estúpido de mi parte, algo deplorable. Lo amaba. Pero, ¿quién podría reprochármelo? Era demasiado joven para enterarme de que podía soportar en una relación. Y se dirá que me estoy saltando una gran parte de mi vida y que hago un resumen demasiado apresurado de lo que pasó esos dos años, pero… ¿qué más puedo decir?

Todo lo relacionado a él empezó a doler y…

—¿Y decidiste acostarte con todo aquel que estuviera disponible?

—Sí.

...****************...

...[James: dieciséis años]...

...----------------...

...CAPÍTULO UNO...

...----------------...

...I...

...«Sé... que hacerse este tipo de preguntas es contraproducente, pero... ¿soy a lo que despectivamente se le conoce como una “perra”? Bien, sé que esto podría afectar a mi propia autoestima y que es la peor forma de empezar estos escritos, pero... ¿en serio, lo soy?»....

Detuve mi lapicero.

No sabía que más poner. La idea era escribir mis inquietudes para poder organizarme. Pero, tal y como iba, no iba a conseguir nada.

Un amigo me había recomendado «desahogarme» de esta manera como algo terapéutico. Me había dicho que así tendría una mejor perspectiva de mis problemas. Pero, ¡vaya estupidez! Más que algo liberador, lo veía como una tortura. ¡Una maldita condena de muerte! Escribir mis secretos me llevarían a una muerte temprana. Eso era seguro. Dejar pruebas era una imprudencia que no podía cometer. Nadie debía enterarse de que...

Bueno... de que…

«...de que soy un “beta caído”».

—James, voy a cerrar —avisó la aburrida bibliotecaria, acomodándose sus gruesos anteojos—. ¿Esos libros te los vas a llevar o los vas a devolver?

—Me los llevaré —respondí dándome cuenta de que ni siquiera había empezado a hojearlos—. Los necesito para la prueba de la próxima semana.

—Ven, tráelos, los pasaré por la máquina.

—Sí —respondí y, cuando me dispuse a buscar mi mochila para guardar mis lapiceros y cuaderno, esta no estaba por ninguna parte.

«Pero estaba aquí...», siempre la ponía en la silla de mi costado. «¿Qué ha pasado?». Me paré, busqué debajo de las otras mesas y en las otras sillas.

Pero nada.

—¿Has perdido algo? —intervino la bibliotecaria al verme demorar tanto.

—Sí, mis cosas han desaparecido...

—Vi que tus amigos vinieron hace un rato y se fueron de manera sospechosa. Tal vez, ellos tengan algo que ver.

«¿Algo que ver...?, ¿por qué no hiciste nada?, ¿por qué no me avisaste?», quise preguntar de mala gana, pues se suponía que su trabajo no solo se extendía a cuidar libros; sino que también a la seguridad de la biblioteca, pero me abstuve. No iba a ser irrespetuoso. Debía solo suspirar y reconocer mi propia responsabilidad.

—Eso me pasa por no estar atento —dije suspirando. A lo que ella respondió con un regaño:

—Debes ser más responsable con tus cosas.

Ese robo descarado debía tener el nombre de Lenay en todos lados. Era demasiado obvio. Solo su descarado temperamento era capaz de ello. En consecuencia, «debe haberme dejado un mensaje», pensé para luego revisar mi móvil y...

Tu mochila está en el salón con Ilia, espéranos.

05:41 p.m

Leí, y «vaya...», pensé abriendo la imagen que había enviado adjunto al mensaje y, «¿...es en serio?», tuve que mascullar al ver como una de sus manos se adentraba entre mis cosas sin que nadie la detuviera, mientras que la otra sostenía mi libreta. ¡Maldición! ¡Por esa razón no podía escribir mis secretos en un papel!

¡Lenay siempre revisaba todo!

—¿Por qué será así? —renegué y luego tuve que suspirar una vez más—. Señorita, me temo que no podré llevar ningún libro hoy —avisé y me fui a arrojar a la basura la hoja en la que escribía mis pensamientos para retirarme de la biblioteca. Pues, podía casi adivinar: Lenay iba a cometer otra tontería para meterse en un problema mucho más loco que el de la semana anterior.

¡Por dios!

«Llamarle “caos andante” es poco», pensé y suspiré por tercera vez.

Mi muerte se acercaba.

Lenay era una bomba andante y la persona que más temía que se enterara de mis secretos. Era temible cuando se enojaba y no tenía cautela cuando despreciaba las cosas que no creía correctas, así que tenía que rescatar mi mochila antes de que encontrara algo raro.

Ya que, Lenay no escondía su evidente…

...--------------------...

...Próximo capítulo:...

...Homofobia...

...--------------------...