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Queriendo Ser Libre

Capítulo 1

PRÓLOGO:

Lindy Lawrence tenía 15 años cuando fue mamá por primera vez, fue muy difícil atravesar un embarazo tan joven con las miradas del pueblo pequeño donde vivía se ponía sobre en ella y en su vientre, al principio le fue difícil entender pero con el tiempo acepto su realidad. Por suerte tuvo el apoyo de sus padres, que al principio a ellos no les fue nada fácil, pero, era su hija y ella lleva su nieta.

Lindy por suerte pudo terminar la secundaria, y luego finalmente la universidad, estudio Técnicatura en Higiene y Seguridad Laboral en Argentina, trabajo en grandes empresas hasta que decidió irse del país con su pequeña.

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Lindy: - Hola mamá quería hablar con vos y avisarte que voy a casa, necesito hablar con ustedes.

Mamá: - Hola hija, esta bien las espero a las dos.

Lindy: - Bueno, mamá. Esta bien.

Mamá: - ¿Hija estás bien? Te noto un poco rara.

Lindy: - Si mamá, cuando llegué a casa hablamos bien.

Mamá: - Esta bien. Besos y avísame cuando lleguen.

Lindy: - Si mamá, besos.

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Leia: - Mamá, ¿iremos a la casa de los abuelos?

Lindy: - Si, mi amor, vamos a la casa de los abuelos a visitarlos.

Leia: - ¡¡Si!!, que feliz que estoy mamá, los extrañaba muchísimo.

A Leia le había costado mucho separarse de sus abuelos cuando se mudaron a Neuquén (provincia de Argentina), sus abuelos eran sus segundos padres, la ayudaron a Lindy a criarla, ya que era muy joven cuando fue mamá, vivieron muchos años con ellos prácticamente desde que nació, hasta que puedo Lindy independizarse y conseguir un lugar para ellas dos.

Capítulo 2

Lindy había tomado un avión desde Neuquén a Córdoba ya que estaba muy lejos, habían acordado con sus padres que la iban a recoger en la estación de colectivos a pocos kilómetros de dónde vivían sus padres.

Lindy: - Mira Leia, ahí están los abuelos esperándonos.

Leia: - ¡¿Dónde están?! No los veo mamá.

Miraba por la ventanilla del colectivo, pero no los veía, su cara cambió de repente y comenzó a angustiarse por no poder ver a sus abuelos.

Lindy: - Mira hija, ¡¡¡justo ahí!!!

Le señalaba a su pequeña hija con el dedo índice.

: - Cuando Leia pudo por fin ver a sus abuelos, en seguida cambió su expresión, se puso muy feliz, tenía una sonrisa de oreja a oreja y se movía en el asiento de tanta alegría.

Leia: - ¡¡Si!!, mira mamá ahí estan, ahí están.

: - Leia saludaba a sus abuelos sin parar apena los vio y ellos le devolvieron el saludo con la misma alegría de su nieta.

: - Cuando el autobús abrió las puertas Leia se apresuró y se fue corriendo hacia los brazos de sus abuelos.

Lindy: - ¡¡Leia espera un poco!! ¡¡¡no corras por aquí!!! ¡¡¡vas a tropezar con alguien!!!

Le gritaba para que se detuviera y la esperara, pero Leia no le hizo caso y cuando se descuido su pequeña hija ya estaba abrazando a sus abuelos.

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Leia: - ¡¡¡¡¡Abuelos!!!!! Los extrañe mucho, mucho a los dos. Mientras los abrazaba y le demostraba su amor, a Leia se le caían las lágrimas de la emoción.

Abuela: - Nosotros a ti princesa, no sabes lo mucho que extrañamos a la princesita de la casa.

: - Marta abuela de la pequeña y madre de Lindy, también estaba muy emocionada cuando vio a su nieta que se le caían las lágrimas sobre su mejillas redondas.

Abuelo: - ¡¡Hey!! le das muchos abrazos y besos a tu abuela pero a mí no. Le dijo de forma pícara a su nieta, para que le de más cariño.

Leia: - Claro que sí abuelo, te los he dado a ti también. Pero ven te daré más así no estas celoso.

A los pocos segundos, Lindy bajo del autobús.

Lindy: - ¡¡Hola mamá!! ¡¡Hola papá!!

Enseguida se acercó y les dio dos besos a cada uno.

Lindy: - Leia te dije que me esperaras. Casi haces caer a todo el mundo.

Regañaba a su pequeña por el descuido que tuvo al correr por el pasillo del autobús.

Leia: - Lo siento mamá, no volverá a pasar.

Decía mientras agachaba la cabeza y hacia puchero.

Marta: - Hay, hija no seas exagerada, es solo una niña que esta emocionada y salio corriendo para abrazar a sus abuelos.

Papá: - Si hija, además dijo que no lo volvería a hacer.

Decía su padre mientras le guiñaba un ojo a la pequeña.

Papá: - Por cierto, ¿dónde están sus valijas?

Le preguntaba a su hija para ir a buscarlas.

Lindy: - ¡¡¡Oh!!! .... cierto, están en el baúl del autobús.

: - Su padre fue rápido a buscar las valijas de Lindy y Leia. Luego las llevo al baúl del auto, una por una porque eran muy pesadas.

Mamá: - Hija se que no es momento de hablar, pero te note un poco angustiada. ¿Paso algo con tu trabajo?

Lindy: - No, mamá. Cuando lleguemos a casa les contaré a ti y a papá todo.

: - Luego todos se subieron al auto para ir en casa de sus padres. Quedaba en el siguiente pueblito a unos 25 kilómetros de dónde estaban. Era un pueblo muy pequeño de unos dos mil trescientos habitantes aproximadamente, todos se conocían.

Su familia era de clase media o cómo algunos dicen, clase trabajadora. Su padre era repartidor de una empresa muy conocida en el pueblo hacia más de diez años que trabaja ahí, viajaba a todos lados, se iba un lunes a la madrugada y volvía un viernes a la noche, o incluso, a veces un sábado.

Su madre era secretaria administrativa, realmente era una mujer muy trabajadora, incluso una vez llegó a tener tres trabajos, bueno cuatro con el hogar, ella es una mujer muy pulcra, no le gustaba ver nada sucio, ni nada desordenado.

Ambos padres eran muy trabajadores, le costó mucho obtener cosas como: la casa propia y su primer auto cero kilómetros. Incluso antes de todo eso una época fueron pobres, jamás les hicieron faltar nada a sus tres hijos.

: - Lindy estaba muy callada, aunque siempre fue así durante los viajes. Le gustaba el silencio, la paz y disfrutar del viaje, mirando por la ventanilla del vehículo observa el paisaje con un poco de nostalgia. Al cabo de cuarenta y cinco minutos de viaje, sin darse cuenta Lindy, habían entrado al pueblo dónde la vio crecer casi la mitad de su vida.

Al darse cuenta, Lindy se encontró con muchas emociones, tuvo que tratar de contener las lágrimas. Extrañaba su pueblo, al momento que ingresaron bajo la ventanilla y sacó la cabeza hacia a fuera para respirar el aire de su pueblo, al momento comenzó a recordar toda su infancia, su adolescencia, momento lindos y malos, en el mismo instante ya no pudo contener las lagrimas, sobre todo cuando vio su casa.

Mamá: - Hija, ¿estás bien? ¿Por qué lloras?

Preguntaba preocupada al ver la cara de su hija por el espejo retrovisor del auto.

Lindy: - Si mamá, es.... solo.... que.... no pensé que había extrañado tanto estar aquí, en casa.

Mamá: - Tranquila, hija. Ahora estás en tu casa. Le palmo la pierna con cariño.

Ahora, ustedes se van a acostar, porque tuvieron un viaje agotador, y mañana será otro día.

Capítulo 3

Lindy acababa de despertar de un día agotador, por suerte se levantó con mucha energía, ya que lo necesitaría por el día que le va a tocar.

Apenas se levanto y sintió un olor muy familiar, era yerba para el "mate", aunque no es que hacía mucho no lo sentía, pero en casa era diferente, muy diferente porque era un "mate" familiar no un "mate" solitario como lo hacía en Neuquén. Luego le seguía el olor a tostadas, de solo pensarlo, se imaginaba untarlo en "manteca con dulce de leche".

: - .....

Mamá: - Buenos días, Lindy. Cómo amaneciste?

Papá: - Buenos días hija.

Lindy: - Buenos días, a todos. He dormido muy bien, gracias.

Me he despertado con el olor del mate y de las tostadas recién echas.

Mamá: - Si, las hice para todos, en especial para mi hija mayor y mi nieta Leia.

Papá: - Pensé que me las habías echo a mi porque me amabas, jaja.

Mamá: - Deja de ser tan celoso bobo y menos con tu hija y tu nieta, jaja.

: - ....

: - Lindy observa lo cómplice que eran sus padres, al igual el amor que se tenían y sin dudas también las peleas, Lindy lo había visto todo por 23 años, la misma edad que sus padres llevaban de casados. Siempre los admiro como pasaba el tiempo y los años, y aún así se elegían con total libertad, los envidiaba en secreto, porque jamás sintió algo así tan hermoso y especial, ni siquiera le había pasado con el padre de Leia, aunque fue su primer amor.

: - ....

: - ....

: - Minutos más tarde cuando ya estaban desayunando, se despertó Leia llorando porque había tenido una pesadilla.

Leia: - Mamá!!!!! Dónde estabas?! Tuve una pesadilla muy fea. Soñé que no volvería a ver a los abuelos y me asuste mucho.

Decía sollozando la pequeña a su madre.

Lindy: - ¡¡¡¡Oh, princesa!!!! Mamá está aquí y los abuelos también, no te preocupes. No va a pasar eso.

La madre de la pequeña la agarro en brazos y la puso en su brazos, sin ninguna de las dos dejaron de abrazarse.

: - Lindy se sentía un poco culpable porque se tuvieron que ir a vivir a la otra punta del país por trabajo, quería darle un buen futuro a su hija, así como también estabilidad y tranquilidad para las dos. No era fácil ser madre soltera y mucho menos vivir en un país con una crisis económica estancada.

Lindy: - Ahora, que te parece si desayunas y luego vamos a acompañar a la abuela a hacer las compras para el almuerzo.

Leia: - De acuerdo mamá, me comeré todo y seré una niña buena.

Abuela: - Leia comete todo que yo después te compro un postre por haber desayunado muy bien.

Leia: - ¡¡Si!!, que rico un postre, gracias abuela.

Cuando todos terminaron de desayunar Lindy, Leia y Marta recogieron todas las cosas sucias, una seca, la otra lavo y la otra guardo las cosas en su lugar, más tarde fueron al supermercado y compraron todo lo que les hacía falta para hacer la comida: Lechuga, tomate y carne para hacer el asado, también un poco de carbón para hacer el fuego y por último el postre que le había prometido la abuela.

Al llegar Marta y Lindy recogieron todas las compras y las llevaron a la cocina, mientras que Leia solamente llevo su postre y lo guardo en la heladera para comerlo después del almuerzo, Marta y Lindy preparaban la ensalada juntas mientras que, Albero prendió el fuego para hacer el asado.

Antes de comer llegaron Marcos y Andrea hermanos menores de Lindy, con Marcos se llevaban apenas un año y cinco meses y con Andrea ocho años, al igual la misma diferencia de Leia con su tía.

Andrea: - ¡¡Hola hermana!! ¿Cómo estás?

Lindy: - Hola hermanita, muy bien. Y tú, ¿cómo has estado? ¡¡¿¿A dónde te encontrabas, qué cuando llegué no estabas en casa??!!

Andrea: - Muy bien, gracias por preguntar. Emmm, estuve en una fiesta y me quedé a dormir en lo de una amiga.

Lindy: - Ten cuidado solo tienes 14 años.

Andrea: - Ok, esta bien. ¡¿Y dónde está mi terrible sobrina?!

Lindy: - Está....

Leia: - ¡¡¡¡¡Acá estoy tía!!!!!

Andrea: - Mira lo bonita y grande esta mi sobrina.

Lindy: - Andrea, ¿dónde está Marcos?

Andrea: - Esta afuera con papá.

: - ....

: - Lindy salio a fuera a ver a su hermano y saludarlo que hacía bastante que no se veían.

Lindy: - Hola Marcos, tanto tiempo sin vernos. Le dio un abrazo fuerte. - ¿Cómo has estado?... se apresuró a preguntarle.

Marcos: - Hola hermana. Muy bien, gracias. Tú, ¿cómo has estado?

Lindy: - Muy bien, gracias.

Papá: - Hija, dile a tu madre que la comida ya esta. ¿Se ve rico hijos? ¿Ustedes que creen?

Marcos: - Se ve espectacular papá. A todos les va a encantar.

Lindy: - Se ve muy rico, y creo que todos ya tienen hambre.

: - Lindy se apresuró antes para ayudar a su madre y a su hermana a terminar de poner la mesa para comer ya que eran varios. Cuando todo estaba listo Leia vio ingresar a su tío Marcos y salto a sus brazos.

Leia: - ¡¡¡¡Tío, tío!!!! Te he extrañado mucho.

Le decía a su tío en sus brazos, apretando de tan felicidad al verlo.

Marcos: - Hola, princesa del tío. Yo también te he extrañado mucho.

: - ....

: - Luego ingreso Alberto con el asado en la tabla grande.

Marta: - Alberto, ¿llamaste a tus padres a que vengan a comer?

: - Los abuelos paternos de Lindy viven en el mismo pueblo, al frente de la casa de sus padres, ellos eran muy ancianos casi ni salían al frente, su abuela Beatriz tiene 85 años y su abuelo Elias tiene 86 años.

Lindy: - Hola abuelos.... ¡¡¡¡¡Sorpresa!!!!!

Beatriz: - ¡¡Oh!! Lindy, estas acá. ¿Cuándo llegaste?

Elias: - ¡¡¡Lindy!!! que hermosa sorpresa. No sabíamos que venias.

Lindy: - Abuelos, llegue ayer a la noche muy tarde. Por eso no he ido a verlos.

Beatriz: - ¡¿Y dónde está la pequeña Leia?!

Leia: - ¡¡Abuelitos!! acá estoy.

Se había escondido detrás de las cortinas para sorprenderlos. Y rápido fue a abrazarlos.

Beatriz: - Mira lo hermosa que estas y lo mucho que creciste.

La abuela se sorprendió lo grande que estaba y la abrazo fuerte.

Elias: - Y al abuelito, lo has extrañado pequeña Leia.

Asintió enseguida, sintiéndose un poco celoso.

Leia: - Claro que sí abuelito, a ti también te he extrañado mucho.

Le respondió Leia rápido y lo abrazo fuerte.

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