Parte 1.
Una niña de cabello pelirrojo toma mi mano mientras sonríe.
— ¡Kazuki, juguemos!
Dijo la niña.
Asentí, y respondí.
— ¡Sí, Luna!
Al oír eso, la niña comienza a correr.
— ¡Kazuki, ven!
— ¡Kazuki!
— ¡Kazuki!
Oí varias veces mi nombre.
— ¡Despierta ya, tonto!
¿Eh? Ah, ya veo, estaba dormido…
Bostecé, y vi a la chica que se encontraba parada junto a mí cama.
— ¿Luna? Déjame dormir…
Le di la espalda, y volví a cerrar mis ojos.
— ¡Mo! ¡Levántate de una buena vez! Nos retarán por tu culpa otra vez.
No respondí, y fingí estar dormido.
Ella suspira.
— Haz lo que quieras, sólo no te quejes al ver que me fui sin ti.
Luna da media vuelta, y sale de mi habitación.
Suspiré, y me levanté de la cama.
— ¿Por qué tiene que hacer esto todas las mañanas?
Supongo que tendré que vestirme, sino me golpeará…
Comencé a vestirme para ir a clases.
Por cierto, mi nombre es Harada Kazuki, tengo 16 años, y voy a segundo de preparatoria. Ah, y la chica que acaba de salir de mi habitación era Izumi Luna, tiene la misma edad que yo, y la conozco desde siempre. Prácticamente nos criamos juntos, ya que somos vecinos, y nuestros padres son buenos amigos. Podría decirse que somos mejores amigos, aunque diría que somos más hermanos, que amigos.
En fin, debo apresurarme.
Luego de varios minutos, y de tomar algo para el desayuno, salí de casa. Y allí se encontraba Luna, esperándome como siempre.
— Vaya, no ibas a irte sin mí, ¿Luna?
— Sabes que nunca haría eso, Tontozuki .
Dice ella mientras suspira.
Sonreí.
— Lo sé, ¡Ahora apresurémonos, o llegaremos tarde, Luna!
Comencé a correr en dirección de la escuela.
— ¡¿Y de quién es la culpa de que lleguemos tarde, idiota?!
Dijo ella mientras corría detrás de mí.
Pasaron varios minutos, y llegamos justo a tiempo antes de que cerraran las puertas de la escuela.
— Ja, ja. Eso fue un buen ejercicio mañanero, ¿No es así, Luna?
Ella suspira con fuerza, y luego habla.
— Debes dormirte más temprano, idiota... No podemos hacer esto cada mañana, moriré de un infarto…
Siempre se enoja con facilidad...
— Vamos, no te enojes, Luna. No es malo correr, ¿Sabes?
— Sé que no es malo hacer ejercicio… Pero, ¿Por qué debo correr todas las mañanas por culpa tuya? ¿Qué rayos te quedaste haciendo en la noche?
Hmmm, anoche… anoche…
Pensé un poco.
— Ah, anoche troté e hice ejercicio hasta tarde, me duché, y luego jugué videojuegos hasta quedarme dormido. Luego viniste tú como todas las mañanas, y aquí me tienes.
Dije con una sonrisa en el rostro.
Luna me observa fijamente.
— Supongo que no has hecho tu tarea, ¿Verdad?
Sonreí y negué con mi cabeza.
— Nop.
— ¿Y qué piensas hacer?
— Tú me la pasarás, por supuesto.
Ella suspiró otra vez.
— No tienes remedio… me gustaría que pudieras estudiar y hacer tus tareas sin mí, ¿Sabes? Además, sé que quieres ganar el campeonato nacional, pero te esfuerzas demasiado… no quiero que te enfermes.
Sonreí.
— ¡Tranquila, puedo con esto!
— Serás… al menos deja de jugar videojuegos durante la noche, y duerme como es debido.
¿Dejar de jugar durante la noche? ¿Qué clase de chico haría eso?
Quiero decirle eso, pero ella me mira fijamente, y me golpeará si lo digo.
— Está bien, tú ganas.
Dije mientras suspiraba.
Ella sonríe.
— Je, por supuesto que gané, siempre lo hago. Aunque te haré comprarme un chocolate por hacer que corra tan temprano. Ahora, vayamos a clases, Kazuki.
Bostecé.
— Ah, paso, creo que iré a dormir en la terraza.
— ¡No lo harás! Eso hiciste ayer, y el profesor me regañó a mí. ¡Te reprobarán!
Suspiré.
— Está bien, no tienes que gritar…
Busqué en mi bolso un dulce, y se lo di a Luna.
— Ten, por las molestias causadas.
Ella sonrió muy felizmente, y tomó el dulce.
— ¡Muchas gracias, Kazuki!
Metió el dulce en su boca, y sus mejillas se sonrojaron.
— Delicioso…
Dijo ella.
— Realmente eres como una niña pequeña, Luna.
Dije mientras sonreía.
Ésta es una típica mañana en mi vida, día a día repetimos la misma rutina. Nunca me aburro de esto, además, siempre peleo con ella porque adoro ver las expresiones que hace. Como la que tiene ahora mismo, luce tan feliz, y sólo por comer un simple dulce.
Cosas como ésta, lo responsable que es, y lo mucho que se preocupa por mí, hacen que quiera estar todo el tiempo junto a ella, supongo que por eso nos llevamos tan bien.
Comencé a caminar hacia el salón de clases.
— Vamos, Luna. O llegaremos tarde.
— Ah, ¡Espérame, Kazuki!
Al llegar al salón de clases, nos encontramos con un chico y una pequeña chica a su lado.
— Oh, Kazuki, Izumi-san . Buenos días.
Dice el chico mientras saluda con su mano.
— Buenos días, Harada-kun , Luna-chan . ¿Ésta vez por qué llegaron tarde?
Añade la pequeña chica.
— Buenos días, Nobu, Koizumi-san. Pues…
Dije, antes de ser interrumpido por Luna.
— Llegamos tarde por culpa de éste idiota.
Dijo Luna, mientras me señalaba.
Es de mala educación señalar a alguien, ¿Sabes?
— Vaya, ¿Qué hiciste esta vez, Kazuki?
Preguntó el chico mientras suspiraba.
Por cierto, él es Takanashi Nobu, mi compañero de clases, y mejor amigo. Y la chica a su lado es Koizumi Kaori, aunque ella mida 1,43 metros y parezca una niña, es nuestra compañera de clases, y mejor amiga de Luna.
— Estoy segura de que te quedaste jugando videojuegos toda la noche, ¿No es así, Harada-kun?
Dijo Koizumi-san.
— Bueno, ayer practiqué hasta tarde, y luego jugué hasta más no poder.
Dije con una gran sonrisa en el rostro.
Nobu rio y dijo.
— ¡Era de esperarse! Ja, ja.
— No tienes remedio…
Añadió Koizumi-san.
— Déjalo, él siempre ha sido así. Además, éste año estoy seguro de que ganaremos el campeonato, ¿No es así, capitán?
Dijo mi mejor amigo en mi defensa.
Ah, olvidé decirlo, soy el capitán del equipo de vóley de la preparatoria,
— ¡Por supuesto! No tengas dudas de eso. El año pasado perdimos, pero no permitiré que eso vuelva a ocurrir.
Nobu asintió.
— ¡Así se habla, Kazuki!
Luna suspiró.
— Ustedes dos, sólo piensan en eso… Pero, aun así, debes descansar como es debido, Kazuki.
Asentí, y me senté en mi pupitre.
— Tienes razón, Luna. Y eso haré ahora mismo.
Me acomodé sobre el pupitre y cerré mis ojos.
— ¡Claro que no!
Sentí cómo golpearon mi cabeza con un rollo de hojas.
— ¡Eso dolió, Luna!
Dije, mientras acariciaba el lugar dónde me golpeó.
— Tú te lo buscaste, prestarás atención a las clases.
Suspiré.
— Está bien…
Nobu y Koizumi-san rieron al ver nuestra escena.
— Realmente parecen pareja.
— Tienes razón, Nobu-kun. Harían una bonita pareja.
Siempre dicen lo mismo…
— ¡¿Eh?! ¿Salir con él? ¡Olvídenlo! ¿Cómo podría gustarme alguien tan irresponsable?
Dijo mi querida mejor amiga.
Eso dolió, Luna-san…
Ah… tengo demasiado sueño… no creo poder seguir despierto…
Buenas noches…
Apoyé mi cabeza en el pupitre, y caí en un profundo sueño.
Parte 2
Ah.
Al ver a Kazuki, noto que se ha quedado dormido…
— Tonto…
Dije en voz baja.
— ¿Es tan importante el ganar para Harada-kun?
Dice Kaori-chan mientras mira a Kazuki.
— Desde pequeño sueña con eso, no ha descansado ni un solo día desde que se le metió eso en la cabeza. Bueno, aunque yo también sueño con lo mismo.
Dijo Takanashi-kun.
— Él se esfuerza tanto por cumplir su sueño…
Añadió Kaori-chan.
Es cierto… Kazuki siempre ha sido así, desde que tenía más o menos cinco o seis años, su sueño ha sido el ganar el torneo nacional de vóley, convertirse en el mejor jugador, y dedicarse a eso… Aunque, soy la única que sabe la razón detrás de su sueño…
Y eso… hizo que me enamorara de él…
Aún lo recuerdo, fue durante nuestra niñez, siempre nos la pasábamos viendo partidos de vóley en la televisión, hasta jugábamos juntos. Yo decía que los jugadores profesionales eran geniales, y Kazuki dijo que quería ser como ellos, quería ser un hombre genial. Así que se puso como meta ser el mejor jugador del mundo.
Recuerdo claramente la frase que dijo: “¡Ya lo verás, Luna! Me convertiré en el mejor jugador de vóley de todos los tiempos, seré rico, y te compraré todos los dulces que quieras.”
Ese fue el momento en el que me enamoré de él. No sé si fue a causa de lo genial que se veía, o por haber dicho que me compraría todos los dulces que quisiera.
Las horas pasaron, y ya era la hora del almuerzo.
— Kazuki, despierta. Ya es hora de almorzar.
Dije, mientras tocaba la mejilla de Kazuki para que se despierte.
Él despierta, y me mira.
Es tan lindo al despertar…
— Ah, almuerza tú, Luna. Yo olvidé mi almuerzo.
Suspiré.
— Siempre olvidas tu almuerzo, Tontozuki. No sé qué harías sin mí.
Saqué dos cajas de almuerzo de mi bolso. Le entregué una a Kazuki, y me senté a su lado.
— Ten, Reiko-san me dio tu almuerzo.
Kazuki sonríe.
— ¡Muchas gracias, Luna!
Al decir eso, comienza a comer.
— Tuviste suerte de que tu madre me diera tu almuerzo, sé más responsable, Tontozuki.
El asiente, y continúa comiendo.
Sonreí, y comencé a almorzar.
Sé que a veces soy dura con él, no es que me guste tratarlo mal, sino que quiero que sepa valerse por sí mismo…
— Ustedes dos sí que son toda una pareja.
Dice Takanashi-kun, que junto con Kaori-chan, almuerzan con nosotros.
— Yo diría que parecen más una pareja de hermanos.
Añade Kaori-chan.
— Tienes razón, e Izumi-san sería la hermana mayor.
Añade Takanashi-kun.
Suspiré.
— ¿Por qué todos dicen eso?...
Es vergonzoso que siempre nos confundan con una pareja, o, con una pareja de hermanos… Aunque, bueno… en un futuro espero llegar a ser algo así con Kazuki, una pareja…
Miré de reojo a Kazuki, y él almorzaba sin decir una palabra.
Mo, tonto… al menos comenta algo de lo que están hablando…
— Pues, ustedes dos siempre están juntos, Luna-chan. Y se parecen mucho.
Dijo Kaori-chan con una sonrisa en su rostro.
— Aunque sólo se parecen en su cabello, ya que ambos se lo tiñen de azul.
Añadió Takanashi-kun.
— Yo me refería a que se parecen en su personalidad…
Dijo Kaori-chan.
¿Realmente nos parecemos tanto?
— Yo no creo que nos parezcamos tanto.
Dije, mientras comía.
— Oh, miren lo que tengo aquí.
Kaori-chan sacó una tableta de chocolate de su bolso.
— ¡Ah! ¡Yo la quiero!
Dijimos Kazuki y yo al unísono.
Digamos que… soy un poco adicta al chocolate, sólo un poco…
Bueno, soy muy adicta al chocolate.
Y a los dulces.
Y a la comida…
En resumen, me la paso comiendo. Creo que es por eso que estoy un poco gordita…
Takanashi-kun rio al oírnos.
— ¡Realmente son iguales!
Ambos bajamos la mirada.
Bien, lo admito… nos parecemos demasiado. Aunque eso tal vez se deba a que nos criamos juntos.
Kaori-chan ríe, y nos da la mitad del chocolate a cada uno.
— Tengan, que lo disfruten.
— ¡Muchas gracias!
Dijimos ambos a la vez, nuevamente.
Por cosas como esta eres mi mejor amiga, Kaori-chan.
Ambos comimos el chocolate, y hablamos.
— Delicioso…
— ¿Tanto aman el chocolate?
Preguntó Takanashi-kun.
Ambos asentimos, y volvimos a hablar.
— Mucho.
Kaori-chan sonríe, y habla.
— Sigo pensando que harían una buena pareja.
Mo… ya deja de decir eso, Kaori-chan…
Al final de las clases, los clubes practicaban.
Mientras tanto, Kaori-chan y yo, que no pertenecemos a ningún club, observamos a los chicos practicar vóley.
— ¡Vamos, equipo! ¡A este ritmo no llegaremos a las nacionales! ¡Debemos practicar más!
Dijo Kazuki, inspirando a todo su equipo.
— ¡Sí, capitán!
Suspiré.
— Ese tonto, sí que le gusta lucirse.
Kaori-chan me miró con una sonrisa en su rostro.
— Sí que observas mucho a Harada-kun, Luna-chan.
— No sólo a él, sino a todo el equipo.
Ella me mira fijamente, da miedo.
— ¿Qué ocurre?...
— ¿Por qué continúas ocultándolo? Sé que te gusta Harada-kun.
Me sonrojé completamente.
¿Cómo rayos lo supo?
— ¿Cómo lo supiste, Kaori-chan?...
Ella suspira.
— Soy tu mejor amiga, Luna-chan. Es obvio que me daría cuenta de que te gusta Harada-kun, además eres muy obvia.
Con mis manos, cubro mi rostro sonrojado.
¿Tan obvia soy?
— Por favor, no se lo digas a Kazuki, Kaori-chan…
— Tranquila, nunca se lo diría, Luna-chan. Por cierto, ¿Cómo vas con él?
¿Qué cómo voy con él?...
— Pues, igual que siempre. Somos mejores amigos, y prácticamente familia, no quiero que eso se arruine por lo que siento…
Kaori-chan me mira.
— Hmm… ¿Tú quieres estar con él, Luna-chan?
Asentí en silencio.
Siento que mi rostro estallará por lo sonrojado que está.
— Por supuesto que quiero estar con él… lo quiero demasiado… pero no quiero que las cosas se pongan raras entre nosotros, además, sabes cómo es él.
Miré a Kazuki, y él al notar mi mirada, me saluda mientras sonríe.
Suspiré.
— En su mente, sólo está su sueño… no creo que haya espacio para mí allí…
Parte 3
El entrenamiento finalizó.
Estoy agotado… quiero llegar a casa y dormir por tres días.
— Ah, hoy sí que practicamos…
— Es verdad, Kazuki. Nos hiciste practicar demasiado. Pero a este ritmo seremos unos dignos rivales en las nacionales.
Dijo Nobu, que se encontraba sentado a mi lado.
— ¡Por supuesto!
Dije con una sonrisa en el rostro.
— ¡Arriba esos ánimos, Harada-kun, Nobu-kun!
Dijo Koizumi-san, con una sonrisa en su rostro.
— Ten, límpiate, estás todo sudado, Kazuki.
Dijo Luna, arrojando una toalla sobre mí.
— Oh, ¡Gracias, Luna!
Sonreí, y limpié mi rostro.
Nobu y Koizumi-san intercambian miradas, y luego ella me mira fijamente.
— Dime, Harada-kun, ¿Qué es Luna-chan para ti?
Luna se sonroja, y mira a Koizumi-san.
— ¡¿Eh?! ¡Kaori-chan!
Dijo mientras cubría su rostro.
Hmm… ¿Qué es Luna para mí?
Eso es sencillo….
Sonreí, y respondí.
— Luna es mi familia, y también una de las personas más importantes de mi vida.
Luna y Koizumi-san se sonrojaron al oír eso.
— ¿Eh?...
Exclamó Luna.
Nobu y Koizumi-san lucen muy sorprendidos.
— ¿Acaso dije algo malo?
Pregunté.
— Pues…
Dijeron Nobu y Koizumi.
Luna aún sonrojada, se acerca a mí, y me ve.
— Kazuki…
Estoy seguro de que me golpeará…
— ¿Qué ocurre, Luna?
Pregunté, esperando recibir un golpe.
Pero en vez de eso, recibí un abrazo de parte de Luna.
— Gracias por decir eso…
Esto me sorprendió demasiado… pero, no está nada mal…
Correspondí el abrazo.
— No agradezcas por eso.
Dije mientras sonreía.
Luna me miró.
Ella es muy linda…
— Kazuki…
— ¿Sí?
Pregunté.
— Estás todo sudado, idiota… ensuciaste mi ropa.
Al decir eso, ella se alejó de mí.
— Ah, lo siento…
Luna suspiró.
— Mo, Tontozuki…
Ella luce enfadada, pero, aun así, distinguí una leve sonrisa en su rostro, aunque tal vez vi mal…
Capítulo 1- Fin.
Frente a mí se encuentra un paisaje impresionante, se trata de un río con agua totalmente cristalina.
— ¡Qué bello lugar!
Gritamos al unísono Luna y yo, mientras corríamos hacia el río emocionados.
Ambos nos arrojamos al agua con una sensación de alivio inmediato.
— Ahhh… —exclamamos con caras de satisfacción y tranquilidad— Qué hermoso...
A lo lejos, Nobu observaba y soltó una risa.
— Vaya, realmente son iguales —dijo divertido.
Kaori, que estaba a su lado, rio también.
— Jeje, ¿deberíamos ayudarlos?
— Hmmm… intentémoslo —contestó Nobu sonriendo.
— ¡Harada-kun! ¡Luna-chan! —gritó Kaori llamándonos— ¡Vengan, juguemos un partido de voleibol!
Luna, ya emocionada, no tardó en responder.
— ¡Hm, bien! —dijo con energía— ¿Qué equipos serán?
Kaori propuso los equipos.
— ¿Qué tal Luna-chan y tú contra Nobu-kun y yo?
Luna y yo nos miramos sorprendidos.
— ¿Eh? —dijimos a la vez.
Nobu asintió con entusiasmo.
— Me parece bien —agregó sonriente.
Luna me lanzó una mirada desafiante y dijo:
— Más te vale no estorbarme, Kazuki.
Yo le devolví el reto con una sonrisa.
— ¡Lo mismo digo!
El partido comenzó, con Nobu devolviendo mi saque y armando el juego para Kaori, quien ejecutó un fuerte remate. Luna logró interceptarlo, pasándome la pelota, y yo rematé con fuerza, consiguiendo el primer punto.
— ¡Bien hecho, Luna! —le dije con una sonrisa.
— ¡Bien hecho tú con ese remate, Kazuki! —respondió ella, sonriendo y chocando nuestras manos.
Kaori observaba impresionada.
— Vaya, no esperaba menos del capitán del equipo de voleibol.
Nobu asintió.
— Así es nuestro capitán.
El partido fue rápido, y finalmente ganamos con un marcador de 10-3.
— ¡Sí! ¡Ganamos! —exclamó Luna abrazándome emocionada.
— ¡Sí! —la abracé de vuelta— ¡No jugaste nada mal, Luna!
Kaori suspiró, un poco derrotada.
— Fue una dura derrota…
Pero Nobu, sonriendo, le respondió:
— Sí, pero nuestro plan funcionó. Mira lo felices que están.
Luna, aún llena de energía, sugirió:
— ¡Nademos, Kazuki!
Y sin esperar una respuesta, se lanzó nuevamente al río.
La seguí con una sonrisa de satisfacción.
— Ahhh… el agua está tan cálida.
— Tienes razón —dijo Luna, disfrutando del agua— fue una gran idea venir aquí.
Nobu y Kaori, mientras nos observaban desde la orilla, se miraron y Nobu propuso:
— ¿Qué te parece si los dejamos solos un rato?
— ¡Sería genial! —contestó Kaori, sonriendo.
— ¡Kazuki! ¡Izumi-san! Vamos a caminar un rato, nos vemos luego.
Ambos estábamos tan absortos nadando que no los escuchamos.
Después de un rato nadando, Luna subió a una roca en el medio del río y me llamó.
— ¡Kazuki, mira! ¡Bola de cañón!
— Luna, podrías golpearte, ya bájate —le advertí.
— ¡Jaja, no pasará nada! —respondió, pero justo cuando iba a saltar, resbaló y cayó al agua.
Vi cómo caía y mi corazón se detuvo por un segundo.
— ¡Luna! —grité mientras nadaba rápidamente hacia ella. La saqué del agua, pero estaba inconsciente. Desesperado, comencé a hacerle RCP y respiración boca a boca.
Finalmente, Luna abrió los ojos y me vio aún dándole respiración boca a boca.
— Luna… qué alivio… —dije, aún nervioso— Te dije que no saltaras de ahí. ¡Siempre haces lo mismo!
Luna me sonrió débilmente.
— Jeje… lo siento, lo siento… pero siempre te tengo a ti para que me ayudes, ¿no?
Suspiré, agotado.
— Sabes que sí, ¿acaso te he dejado sola en algún momento?
— No, nunca —respondió ella sonriendo— Por cierto… ¿por qué me besaste sin mi permiso, tonto?
— No me lo recuerdes, ya no te ahogues más, Luna.
— ¡Como si lo hiciera a propósito! Además, ¡pareciera haberte molestado besarme!
Me quedé sin palabras.
— No es eso…
— Entonces, ¿qué? —preguntó ella con cara de puchero.
Antes de que pudiera responder, Kaori y Nobu volvieron de su paseo.
— ¡Harada-kun! ¡Luna-chan! Ya volvimos… —dijo Kaori mientras nos miraba.
Nobu, riendo, preguntó:
— ¿Acaso estaban peleando otra vez?
Nos miramos y respondimos al unísono:
— ¡Claro que no!
— ¿Entonces estaban haciendo cosas indecentes? —preguntó Kaori, provocando que ambos nos sonrojáramos.
— No somos pareja —dijimos al mismo tiempo, sin poder ocultar nuestra vergüenza.
Nobu y Kaori se rieron.
— Esta vez se los dejaremos pasar.
Después de eso, nos dirigimos a almorzar. Kaori y Luna se sentaron juntas mientras Kaori suspiraba.
— Luna-chan… ¿Cuándo le dirás a Harada-kun lo que sientes?
Luna bajó la mirada.
— No es fácil… así estamos bien. Él se esfuerza tanto por cumplir sus sueños, no quiero ser una molestia o una distracción para él. Además, es como mi hermano, no quiero perder eso.
Kaori sonrió.
— Luna-chan, no creo que seas una molestia para él —dijo, suspirando— Cielos, realmente no te das cuenta aún.
— ¿Eh? ¿Darme cuenta de qué? —preguntó Luna, confundida.
— Jaja, no puedo decírtelo, debes descubrirlo tú sola.
— ¡Moo, dímelo! —protestó Luna haciendo un puchero.
Mientras tanto, Nobu y yo preparábamos el almuerzo.
— Y bien, Kazuki, ¿ya planeaste qué harás en el festival de verano?
— Pues, llevaré a Luna como siempre —respondí sonriendo—. ¿Y tú?
Nobu miró a Kaori antes de responder.
— Pensaba llevar a Kaori.
Sonreí, sorprendido.
— ¡Vaya! ¡Eso me alegra mucho! —dije palmeándolo en el hombro—. ¿Así que al fin se lo dirás?
Nobu se sonrojó un poco.
— Pues claro, creo que ya es tiempo —rio— Aunque no me imagino teniendo pareja. ¿Y tú, Kazuki? ¿Has pensado en tener pareja?
Me reí.
— Nunca lo había pensado. Ni siquiera puedo imaginarme a alguien interesada en mí.
Nobu me miró confundido.
— ¿En serio? ¿Nunca te has imaginado estando con alguien?
— No, la única chica cercana a mí es Luna, y ella es como una hermana. No quiero arruinar eso.
Nobu suspiró.
— Vaya, no te has dado cuenta aún.
— ¿Darme cuenta de qué? —pregunté, confuso.
— Jaja, no puedo decírtelo, debes entenderlo solo.
Después de esa conversación, llevamos el almuerzo a las chicas. Luna nos miró asombrada.
— ¡Ahhh! ¡Todo se ve delicioso!
Kaori también estaba impresionada.
— ¡Sí, verdad!
Me reí.
— Jaja, solo es un poco de estofado, no es nada especial.
— Así es —añadió Nobu—, además, no salió como esperábamos...
Ambas chicas probaron la comida y respondieron al unísono:
— ¡Delicioso!
— ¿En serio? —pregunté, sorprendido.
Luna, aún comiendo, sonrió sonrojada.
— ¡Claro que sí! ¡Está realmente delicioso!
Kaori también sonrió.
— Está muy delicioso, además, si es preparado por ustedes, siempre será especial, ¿no es así, Luna-chan?
Luna asintió y ambas sonrieron.
— ¡Gracias por la comida! —dijeron, felices.
Nobu y yo nos sentimos aliviados y felices de que les hubiera gustado.
— Gracias, chicas —dijimos al unísono.
Y así, todos disfrutamos juntos del almuerzo.
Era una mañana tranquila, y yo estaba en mi habitación, intentando estudiar. Después de un rato, dejé caer el libro sobre el escritorio, frustrado.
— ¡Ah! ¡No puedo más! ¡Necesito distraerme un poco! —murmuré, mientras sacaba mi consola portátil y me ponía a jugar.
Justo entonces, escuché que tocaban la puerta.
— ¡Adelante! —grité sin apartar la vista de la pantalla.
Luna entró en mi habitación con una sonrisa en el rostro.
— ¡Kazuki! Vine a ver cómo te va con el estudio... —dijo, pero en cuanto me vio jugando, su expresión cambió rápidamente—. ¡Oye! ¡Deberías estar estudiando!
La miré, poco interesado.
— Era muy aburrido, así que lo dejé —respondí, volviendo a enfocarme en mi juego.
Antes de que pudiera reaccionar, Luna se acercó y me quitó la consola de las manos.
— ¡Nada de eso! —me regañó.
— ¡Oye! ¡Devuélvemela! —protesté, intentando recuperarla.
Luna, cruzada de brazos, no cedió.
— ¡No! Debes estudiar. Por culpa de los videojuegos y tu entrenamiento, tienes malas calificaciones.
Bufé, molesto.
— Hmmm...
— Sabes que tengo razón. Me llevaré tus videojuegos hasta que te aprendas todo lo que debes estudiar —dijo, decidida.
Suspiré y volví a tomar el libro.
— Pareces mi madre —refunfuñé mientras comenzaba a leer de nuevo.
Luna también suspiró, pero con más suavidad.
— Debes ser más responsable con tus estudios, Kazuki...
— Sí, sí... Y tú, Luna, ¿ya empezaste a estudiar? —le pregunté, cambiando de tema.
— Pues sí, un poco —respondió, acomodándose el cabello.
— Hmm... Por cierto, el próximo año son los exámenes de ingreso a las universidades, ¿no? —pregunté, recordando lo que se venía.
— Yep —respondió ella—. Así que debes estudiar mucho también.
Suspiré profundamente, sintiendo la presión.
— Lo sé, lo sé... ¿Ya decidiste qué estudiar y a qué universidad ir? —le pregunté, genuinamente curioso.
Luna sonrió con orgullo.
— Sí, lo pensé mucho, pero decidí que quiero ser profesora de literatura.
Le sonreí, sabiendo lo obvio.
— Oh, eso te queda perfecto. Amas leer.
Ella rió suavemente.
— Jeje, sí. ¿Y tú? ¿Ya decidiste a qué universidad ir y qué estudiar?
La miré con una sonrisa cómplice.
— Sí, estudiaré profesorado de inglés... Y quiero ir a la universidad a la que tú vayas —le dije con una sonrisa.
Luna se quedó congelada y su rostro se puso rojo de inmediato.
— ¿Eh? ¿Qué? —exclamó, completamente sorprendida.
La miré como si fuera lo más normal del mundo.
— Pues siempre estamos juntos, ¿no? No quiero que nos alejemos.
— ¡Tontozuki! ¡Qué cosas dices! —gritó, aún sonrojada.
— Solo digo que es divertido estar contigo —respondí, encogiéndome de hombros.
— ¿Por qué lo dices? —preguntó, visiblemente confundida.
— Bueno, siempre estás haciendo tonterías, y eso me entretiene mucho —dije con sinceridad.
Luna frunció el ceño.
— ¿Eh? ¿Así que solo soy un objeto de diversión para ti? —dijo, pero pude notar que estaba decepcionada. "Y yo que pensaba que quería pasar más tiempo conmigo", seguramente pensaba.
La miré, sabiendo que lo había tomado mal.
— No seas tonta, sabes que no pienso eso de ti.
— Entonces, ¿qué piensas de mí? —preguntó, curiosa.
Suspiré, como si ya lo hubiera dicho mil veces.
— Ya te lo dije. Pienso que eres una chica divertida, torpe, y que haces cosas sin pensar... como caerte en un río.
— ¡Oye! ¡Sabes que eso fue un accidente! —protestó, claramente molesta—. Además... —se sonrojó un poco, recordando algo—. No quiero hablar de ese día. ¿Solo eso piensas de mí?
— No, Luna, a pesar de todo, eso es lo que te hace tan divertida. Además, eres una buena persona, amigable, atenta, responsable, y te preocupas mucho por los demás.
Luna bajó la cabeza, completamente sonrojada.
— No sabía que pensabas eso de mí... Perdón por malinterpretarlo —dijo en voz baja.
De repente, comencé a reírme.
— ¿Qué es tan gracioso? —preguntó, molesta.
— Es que realmente te pareces mucho a mi madre. Hasta vienes aquí todos los días solo para regañarme —dije, riéndome.
— ¡No vengo a regañarte, tonto! Vengo para que hagas tus tareas y te levantes temprano —replicó, enfadada.
— Aun así, vienes todos los días. Te acuestas en mi cama, comes golosinas y lees. ¿Acaso crees que esta habitación es tuya? —le pregunté, medio en broma.
Luna rio.
— Ah, eso... Lo hago porque me siento cómoda en tu cama y porque me gusta molestarte.
— ¡Lo admitiste! ¡Solo vienes a molestarme! —dije, señalándola con el dedo.
— Jeje, nop. Vengo a asegurarme de que cumplas con tus responsabilidades. Y bueno, también para molestarte un poco —respondió con una sonrisa traviesa.
Suspiré, resignado.
— Qué chica... Sabes que pasas más tiempo aquí que en tu propia casa, ¿no? Incluso hay días en los que te quedas a dormir. ¿Acaso vives aquí y yo no lo sabía?
— ¡Jaja! No exageres, tonto. ¿O es que te molesta que venga a verte? —preguntó, divertida.
— Claro que no... —dije, suspirando.
— Jeje, entonces seguiré viniendo —respondió, victoriosa.
— Bien, bien... Solo no hagas mucho ruido —le dije, resignado.
— ¡Bien! —respondió con entusiasmo.
Pasó un rato y decidí volver a hablar.
— Oye, Luna.
— ¿Sí? —respondió ella, mientras comía una barra de chocolate.
— ¿Ya no intentarás ser la primera en los exámenes de la escuela? —le pregunté.
Luna suspiró, resignada.
— No, ya desistí de eso. Por más que lo intente, siempre están primero aquellos de primer año... Creo que eran Otonashi Haruka y Sakagami Kyou.
Asentí, recordando a esas personas.
— Sí, son ellos. No sé cómo hacen para estar siempre primeros.
Luna me miró con una sonrisa.
— Pues ellos estudian, a diferencia de cierto chico que conozco.
Reí suavemente.
— Estoy estudiando... ¿o no?
— ¡Sí! Y me alegra eso —dijo, mientras seguía comiendo sus golosinas.
La observé por un momento y luego noté algo.
— Oye, Luna.
— ¿Eh? ¿Qué ocurre? —preguntó, mientras comía otro pedazo de chocolate.
— ¿Cuánto has comido ya? —dije, mirando los envoltorios vacíos sobre la cama.
Luna me miró con una sonrisa culpable.
— Hmm... Un poco, supongo.
— ¡Eso no es poco! —respondí incrédulo.
— Bueno, comí mucho. ¿Contento? ¿Te molesta que coma tanto? —preguntó, desafiante.
— No, eso no me molesta —respondí.
— Entonces, ¿qué te molesta? —preguntó con curiosidad.
— ¡Que no me hayas convidado nada! —repliqué, señalando los envoltorios vacíos.
— ¡Son MIS golosinas! ¡Cómprate las tuyas! —se defendió.
— ¡Estás en mi casa, ¿no?! Al menos podrías compartir —protesté.
Luna lo pensó un segundo y luego sonrió.
— Hmm... Está bien, pero... —dijo con una sonrisa traviesa.
— ¿Pero qué? — pregunté, sospechando.
— Ya no hay más —respondió, riendo.
La señalé, con mirada acusadora.
— ¿Y eso que tienes en la mano? —dije, mirando el chocolate que aún sostenía.
— ¿Esto? —preguntó, mirándolo.
— Sip, eso.
— Tampoco hay más... —dijo, comiéndoselo rápidamente.
— ¡Oye! ¡¿Cómo puedes ser tan mala?! —me quejé.
— ¡Era MI chocolate! —se defendió, sonriendo.
— ¡Retiro todo lo bueno que dije de ti! —exclamé, cruzándome de brazos.
Luna me sacó la lengua, burlona.
— Jeje.
Suspiré, cansado de su actitud.
— Lo que tengo que soportar…
— ¡Jeje! —rio, encantada con la situación.
Entonces la miré más detenidamente y noté algo.
— Oye, Luna.
— ¿Qué pasa? —preguntó, aun comiendo.
— Tienes chocolate en la cara —le dije, señalando su rostro.
Luna abrió los ojos, sorprendida, y comenzó a buscarlo en su rostro.
— ¿Dónde? —preguntó, confusa.
— Cerca de la boca —le aclaré, pero parecía no encontrarlo.
— ¿Aquí? —dijo, señalando una mejilla.
Negué con la cabeza.
— ¡No, cerca de la boca! —insistí.
— ¿Aquí? —señaló la otra mejilla.
Solté un suspiro exasperado.
— ¡Dios! —me levanté, me acerqué a ella, y sin pensar demasiado, rocé su boca con mi dedo, limpiando el chocolate que tenía cerca. Luego llevé el dedo a mi boca y me comí el chocolate—. Ahí es donde te decía.
Luna se quedó completamente sonrojada, con una expresión de sorpresa.
— ¡Oye! ¡No vuelvas a hacer eso! —exclamó, visiblemente avergonzada.
Me encogí de hombros y volví a mi asiento.
— Bien, bien —dije, sin darle mucha importancia.
Luna, aún más sonrojada, se tapó la cara con una almohada.
— ¡AHHH! —gritó, avergonzada—. ¡Tontozuki! —murmuró desde debajo de la almohada.
Sonreí, disfrutando de su reacción.
— Je...
— ¡Mou... Tontozuki...! —escuché que susurraba, todavía escondida bajo la almohada.
Capítulo 3 - Fin
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