El abuelo cae arrodillado al suelo.
― ¡Ahh! Por favor… nosotros no tenemos dinero… se los juro.
Dice mi abuelito, con su rostro lleno de lágrimas.
Un hombre de rostro malvado patea al abuelo al oírlo.
― Tch. ¡Éste pueblo es patético! Si no tienen dinero, no me sirven.
Al decir eso, él toma su espada.
Tengo miedo… mucho miedo…
― ¡Deberé acabar con ustedes!
Dice el hombre malo.
Al oírlo, todos los aldeanos comienzan a gritar.
¡Debo proteger a mi abuelo!
Rápidamente, corro hacia donde mi abuelo está, y me paro frente a él, mirando al hombre malo.
― Señor… por favor, no lastime a mi abuelo. ¡Por favor!
Dije, con lágrimas en mis ojos.
― ¡Maya, debes huir! ¡Vete de aquí, por favor!
Gritó mi abuelo desde detrás.
De repente, el hombre malo comienza a reír.
― ¡Ja! ¡Patético! Una pequeña niña te protege, eres patético, anciano.
Al decir eso, el hombre me observa fijamente.
― ¿Acaso no le temes a la muerte?
Pregunta el hombre mientras me observa.
― Por favor, se lo imploro… No lastime a mi abuelo… ¡Es la única familia que tengo!
Al oírme, el hombre pone un rostro desagradable.
― Tch… qué aburrido… Morirás, niñita.
El hombre se lanza hacia mí, e intenta golpearme con su espada, pero…
― ¡Maya, no!
Rápidamente, el abuelo me empuja hacia un lado.
― ¡Ahhhh!
Gritó el abuelo.
¿Eh?...
Sangre… muchísima sangre sale del pecho del abuelo… porque la espada lo atravesó.
Al ver al abuelito… comienzo a llorar…
No, por favor… por favor no…
― Abuelito, no… por favor… ¡No!
El abuelo escupe sangre, y me observa.
― Maya… corre, por favor…
Al decir eso, el abuelo cierra sus ojos, y cae desplomado al suelo.
Lentamente… me acerco a él, y empujo un poquito su cuerpo.
― Abuelo… despierta, despierta… abuelo…
Continúo empujando su cuerpo.
― Abuelo… no me dejes por favor…
Mientras digo eso, lágrimas continúan saliendo sin parar de mis ojos…
¿Y ahora qué haré?... El abuelo… murió…
De repente, el hombre malo comienza a reír.
― ¡Fuiste patético hasta en tu muerte, anciano! Veamos… ¿Quién sigue?
El hombre comienza a mirar a todas las personas del pueblo.
Todos comienzan a gritar horrorizados… por este… maldito…
― ¿Acaso nadie piensa retarme? ¿No hay nadie dispuesto a vengar a este estúpido anciano?
Este maldito… este maldito… me arrebató a mi abuelo…
¡Este maldito!
Tomo una piedra que se encontraba a mi lado, y la arrojo al rostro del hombre malvado.
― ¡No te lo perdonaré!
Al recibir el golpe, el hombre se enfurece.
― ¡Maldita mocosa! ¡Ya verás!
El hombre intenta acercarse a mí.
No puedo moverme… sé que arrojé la piedra… pero tengo miedo, tengo mucho miedo…
¡Alguien ayúdeme, por favor!
De repente, una persona encapuchada camina hacia el hombre, poniéndose frente a mí.
― ¿Hm? ¿Qué tenemos aquí? ¿Piensas retarme?
Dijo el hombre malo.
― Aléjate de la niña.
Exclamó el encapuchado.
A lo que el hombre malo respondió.
― ¿O qué?
Con una seria mirada.
― Vete de aquí, de lo contrario, morirás.
Dijo el hombre encapuchado.
De repente, el hombre malo comienza a reír a carcajadas.
― ¿Acaso eres estúpido, mocoso? ¿Te crees capaz de derrotarme?
Sin verse afectado por el comentario, el encapuchado volvió a hablar.
― Lo diré una vez más, vete de aquí, o morirás.
El hombre malo pone un rostro serio, y apunta su espada, aún ensangrentada, hacia el encapuchado.
― No pienso irme de aquí, no hasta haber matado a todos los hombres, y haberme divertido con todas las mujeres de este triste pueblucho.
Al oír el comentario, el encapuchado se quita su capucha.
Wow…
El hombre frente a mí, posee un largo y bello cabello negro, además de un rostro sereno, pero que demuestra seriedad ante el hombre malvado.
De repente, el joven de cabello negro habla.
― Entendido, en ese caso, deberás morir. Una escoria como tú, no merece vivir.
El hombre malo se pone serio, toma su espada, y lanza una estocada hacia el joven.
― Veamos qué puede hacer un patético muchacho como tú.
Exclama el villano.
Rápidamente, y sin poder ser capaz de ver cómo lo hizo, el joven esquiva el ataque del bandido.
― ¿Eso es todo? Eres demasiado lento.
Dijo el joven, en tono burlón.
― ¡Ya verás, mocoso!
Exclamó el hombre malo con furia, y lanza una nueva estocada hacia el joven, pero el resultado es el mismo.
Con una mirada llena de confusión, el hombre malo observa con incredulidad al joven.
― Supongo… que es mi turno.
Dijo el joven, el cual prosiguió a correr velozmente hacia el bandido, al cual le proporcionó un seco, pero poderoso golpe en el estómago, para que este caiga arrodillado al suelo, escupiendo sangre.
Es increíble…
Al mirar a mi alrededor, todos los aldeanos observan con sorpresa lo ocurrido.
Es que… es realmente increíble… es demasiado fuerte.
Y eso que ni siquiera desenvainó la espalda que lleva amarrada a su cintura.
― Dime, ¿Qué se siente ser doblegado por alguien a quien creías superar en fuerza?
Preguntó el joven.
― ¡Maldito!
El matón exclama con furia, se pone de pie, y con sus puños intenta golpear al muchacho, pero todos sus golpes son esquivados.
El joven suspira, y habla.
― Ya lo he dicho, eres demasiado lento.
Con sus puños, comienza a golpear al hombre, haciendo que este retroceda, y caiga de espaldas al suelo.
El bandido, con lágrimas en sus ojos, habla.
― ¡Lo siento! ¡Perdóname la vida, por favor! ¡No lo volveré a hacer! ¡Me iré de aquí, lo juro!
¡¿Cómo demonios se atreve a rogar misericordia luego de matar al abuelito?!
El rostro del joven cambia, este se torna sombrío, y observa fijamente al matón.
― ¿Acaso le perdonaste la vida a ese pobre anciano? Él rogó por su vida, te pidió que te fueras, y no lo hiciste. Tuviste que matarlo, ¿No? ¡Pues, ahora esta niña sufre por la pérdida de su abuelo! ¡Mírala! ¡Mira bien a la niña que has lastimado!
El joven me señala al decir eso.
El hombre malo me observa, y con lágrimas en sus ojos habla.
― ¡Lo siento, lo siento!
Una profunda, y gigantesca ira brota desde lo más profundo de mí.
― ¡Vete al demonio, maldito matón!
Exclamé con toda mi furia.
― ¡Jamás te perdonaré! ¡Me arrebataste a mi abuelo!
Añadí.
El joven de largo cabello, camina lentamente hacia el hombre malo, tomando su espada con su mano derecha.
― Siempre que lucho contra alguien, aún si este es un bandido, intento no matarlos. Porque siento que, de esa manera, sus pecados no van a ser perdonados… Así que, a escoria como tú… Sabes lo que le espera, ¿No?
Al decir eso, el joven apunta su espada hacia el malo.
En reacción a eso, el bandido llora.
― ¡Por favor, no! ¡Detente!
Con un rápido y limpio movimiento, el joven corta la cabeza del bandido, el cual cae sin vida al suelo.
Te lo merecías… imbécil…
Todos los aldeanos, incluida yo, nos sorprendemos al ver lo sucedido.
El muchacho voltea, y se acerca hacia mí.
Con lágrimas en mis ojos, veo al joven.
― No llores, niñita. Tu abuelo está en un mejor lugar ahora. Él te amó, y te protegió hasta su último momento.
Dijo el joven, el cual secaba mis lágrimas con su mano.
Es tan cálido…
― Pero… sin mi abuelo… estoy sola… No tengo familia…
El joven se agacha, toma una de las flores que crecen en el suelo, y me la entrega.
― Todo estará bien, niña. Estoy seguro de que alguna de las personas de este pueblo, cuidará muy bien de ti.
Uno de mis vecinos de la aldea, se acerca.
― ¡Nosotros cuidaremos de ti, Maya! ¡Serás bienvenida en nuestra familia!
Dijo mi vecino.
Lágrimas vuelven a caer de mis ojos.
― Señor…
Respondí, mientras lloraba.
― ¿Lo ves? No estarás sola. Ya nadie les hará daño, debes estar feliz de ser la nieta de un hombre tan valiente. Debes ser fuerte, Maya.
Dijo, con una sonrisa en su rostro.
Ah… esa sonrisa… es tan radiante…
Siento que me ilumina el alma…
Asentía a lo que el joven dijo.
― ¡Sí! Seré fuerte… ¡Lo prometo!
Dije, aún con lágrimas en mis ojos.
El joven vuelve a sonreír, y se pone de pie.
― Muy bien, debo continuar mi viaje.
Ah… ya se irá…
Los aldeanos comienzan a agradecerle al muchacho…
El joven niega con su cabeza.
― No deben agradecer.
Dijo.
Yo también quiero agradecerle… Quiero saber más de él…
Me acerco hacia él.
― Señor…
Al oírme, él voltea, y me observa.
― ¿Sí? ¿Qué ocurre, Maya?
Tímidamente, le pregunto.
― ¿Puede decirme su nombre?
El joven sonríe, y habla.
― Mi nombre es Azazel.
Así que se llama Azazel…
― Azazel-san… mi héroe… muchas gracias por haberme salvado.
Le respondo con una sonrisa.
Él vuelve a sonreír, y acaricia mi cabeza.
― No es necesario agradecer. Ahora, debo continuar mi viaje, espero verte nuevamente algún día, Maya.
Dijo Azazel-san.
Asentí a lo que dijo.
― ¡Sí! ¡Nos volveremos a ver, lo prometo!
Azazel-san sonríe, y se va caminando del pueblo.
Con tristeza, observo el cuerpo de mi abuelo, el cual está siendo atendido por los aldeanos…
No debo llorar… no debo llorar… debo ser fuerte… volverme fuerte… para poder proteger a todos aquellos que no puedan defenderse… Y para que algún día, pueda poder luchar al lado de Azazel-san, y devolverle el favor que hoy nos hizo a todos.
Capítulo extra 1 – Fin.
Hoy es mi segundo día en esta ciudad desde que decidí acompañar a Aza luego de que me salvó.
Debo admitir que la posada fue mucho más acogedora de lo que pensaba, y que la comida también resultó una delicia pese al bajo costo; pienso que deberían cobrar un poco más por el alojamiento y comida en donde me hospedo.
Pese a que tengo unas pequeñas reservas de dinero, decidí aprovechar que me uní al gremio de aventureros, y comenzar haciendo mi primera misión hoy.
Así que, ¡Vamos hacia el gremio!
Luego de vestirme, y tomar el desayuno en la posada, partí hacia el edificio del gremio.
Las calles de esta ciudad son muy limpias, además de que veo a los niños jugar y correr alegremente y sin preocupaciones; eso es algo bueno, en el pueblo donde yo crecí no eran así las cosas.
Es un muy bonito sitio para vivir.
Quizás luego de regresar de la misión que haré hoy, recorra un poco más el mercado, a ver si encuentro algo interesante, además de algunos víveres que sean necesarios.
Mientras continuaba mi camino hacia el gremio, a lo lejos se podía observar el enorme y majestuoso castillo.
Ah… me pregunto qué estará haciendo Aza. Me hubiera gustado que él me acompañara en mi primera misión, pero no sé cómo ir a hablar con él… ya que vive en el castillo, y no creo que me permitan entrar por ser una completa desconocida.
Además, me da vergüenza… jeje…
Durante la noche anterior, recuerdo que tardé horas en dormirme, porque no podía quitarme de la mente el haberlo besado… ¿Por qué hice eso?... No es que me arrepienta, pero… realmente, ¿Por qué lo hice? Es como si esa persona, hiciera que, desde muy el fondo de mi corazón, surjan sentimientos y emociones que jamás creí tener…
Pero bueno…
Supongo que el tiempo dirá por qué es que siento todo esto…
Suspiré, y continué mi camino hacia el gremio.
Luego de varios minutos, por fin llegué. No está muy lejos de la posada, lo más seguro es que se deba a que muchos de los aventureros, se hospedan allí, ya que no poseen su propia casa.
Una vez allí, entro en el edificio.
Wooow…
Me sorprende la cantidad de gente que hay aquí.
Hay personas de todo tipo.
Desde adultos mayores, musculosos, barbudos, hasta jóvenes de mi edad o menores que son aventureros.
También me sorprende la gran cantidad de mujeres que hay aquí, así como también el número de semihumanos que hay.
Dejando de lado la cantidad variada de personas que hay aquí, me dirijo hacia el tablón de anuncios.
Mmm… Hay demasiadas misiones…
En cada pergamino pegado allí, hay un símbolo distintivo que sirve para clasificar a las misiones según su rango. Como el mío es cobre, el más bajo de todos, debo ver sólo las misiones que se me permiten hacer.
A ver…
Recolección de hierbas…
Cacería de Uninejos… Según recuerdo, son unos pequeños y regordetes conejos que poseen un cuerno en su cabeza.
También hay algunas misiones de encontrar cosas perdidas en la ciudad…
Mmm… La cacería de Uninejos es la que más dinero y experiencia da… además de que si cazas alguno extra, te lo puedes quedar o vender… Me han dicho que la carne de este animal es una delicia y muy nutritiva.
¡Bien! Tomaré esta misión.
Retiro el pergamino de la misión correspondiente del tablero, y me dirijo hacia la recepción, donde se encuentra Lucrecia-san, la recepcionista.
Al verme, ella sonríe.
― Buenos días, Yasuhika-san, veo que ya decidiste cuál será tu primera misión.
Ella extiende sus manos para tomar el pergamino.
― ¡Sí! Será esta, cacería de Uninejos.
Le entrego el papel.
― Oww, son unos animales tan lindos… pero bueno, muchos de los comercios los solicitan ya que su carne es deliciosa, y sus cuernos se utilizan para pócimas; además de que el pelaje sirve para fabricar ropa.
Mientras decía eso, ella llenó unos documentos, luego selló el pergamino, y me lo devolvió.
― Aquí tienes, detrás de este pergamino se encuentra toda la información que necesitas para llevar a cabo la misión, como el sitio donde más Uninejos abundan, así como también algunos tips que te ayudarán. No debería serte de mucha dificultad el cazarlos, pero tampoco te confíes.
Dijo ella con una gran sonrisa en su rostro.
Tomé el pergamino, y le devolví la sonrisa.
― Muchísimas gracias, la cumpliré lo antes posible, espero volver para el almuerzo, y poder comer aquí. ¿Te gustaría que almorzáramos juntas?
Ella asintió a lo que dije.
― Claro, sería divertido, además tomaría un descanso del trabajo. Esperaré con ansias que regreses.
Ambas nos despedimos con un saludo, y partí hacia los campos que rodean a la ciudad.
He caminado alrededor de media hora… comienzo a cansarme.
Según este mapa señalado en el pergamino… debería estar ya en el área donde más abundan los Uninejos… pero… ¡No veo a ninguno!
Comencé a buscar entre los arbustos, detrás de los árboles, e incluso hasta debajo de las rocas…
¡¿Cómo es posible que no logre encontrar a ninguno?!
¡Me estoy desesperando!
Más de quince minutos han pasado.
El número de Uninejos que he cazado es cero.
¿Acaso me he equivocado de sitio?
¿El mapa está mal?...
Hmmm…. No entiendo nada…
Esto es desesperante…
¡Ahhhh!
Revoloteo un poco mi cabello, y pateo una roca esférica parecida a un balón que estaba junto a mí.
Al patearla, no sentí peso ni dureza alguna, es más, la “roca” salió disparada por los aires haciendo ruidos que parecían quejidos de dolor.
¿Eh?
¿No era una roca?
La esfera chocó contra el suelo, se quedó quieta unos momentos, y luego comenzó a moverse. De la bola salieron patas, una pequeña cola, y una cabeza con grandes orejas, y un cuerno.
¡Es tan lindo!
Espera…
¡Es un Uninejo! ¡El bastardo se estaba ocultando!
El animal me mira con furia, se pone en cuatro patas, y exclama un chillido que parecía enfurecido.
De la nada, muchas más de esas esferas felpudas aparecieron a su alrededor, son más de diez…
Y obviamente, todas esas esferas eran Uninejos…
Todos me observan con una mirada burlona como si dijeran “Qué piensas hacer, ¿Eh?”
Esto… Supongo que será fácil cazarlos… Por algo serán unas bestias de nivel cobre…
Tomo mi arco junto con una flecha, apunto hacia uno de los Uninejos que me hacía una burla con su mirada, y disparé hacia él.
Pero el animal, de repente, saltó y esquivó la flecha, luego con su cola, se burló de mí.
Los demás Uninejos que lo rodean parece que se estuvieran riendo de mí, y también se burlan...
Me siento estúpida…
Bien, he decidido que mi almuerzo de hoy será estofado de Uninejo…
Ya verán, pequeños y bellos pero malvados roedores…
Tomé otra flecha, y corrí hacia ellos.
Mi ardua cacería comenzó.
Más de dos horas pasaron… ¡Dos horas! Me encuentro tirada en el suelo, y junto a mí los Uninejos cazados… fueron doce en total… doce bestias de nivel cobre… que me costaron más de dos horas cazar…
Dioses, ¿Soy tan inútil?...
Eran muy escurridizos… muy rápidos, y demasiado burlones y malos…
Luego de lagrimear un poco, me levanto, y comienzo a recoger los cuerpos de los animales.
Tenía que cazar diez, así que dos son los extras que utilizaré hoy para el estofado…
Y ya sé cuál será el primero que pediré que cocinen.
Este… el que se burló de mí al principio. Recordaría este rostro burlón en cualquier sitio…
Cuando lo tomé para guardarlo en el saco, el Uninejo volvió a moverse, me miró con ese rostro burlón una vez más, y me escupió en el rostro, para luego dejar de moverse…
Bastardo… Ya verás lo mucho que disfrutaré comerte hoy… No te imaginas cuánto lo disfrutaré.
Terminé de recoger los demás cuerpos, y los guardé en el saco.
Ah… estoy toda sucia…
Entregaré esto en el gremio, y mientras preparan el almuerzo, iré a tomar una ducha…
La próxima vez… juro que haré que Aza me acompañe en una misión, no quiero volver a tener que pasar por esto sola… Me siento humillada…
La cacería no fue complicada, y los golpes que daban no dolían… pero sí me dolió lo burlones que estos animales eran… hirieron a mi corazoncito…
Pero eso sanará, cuando coma a este pequeño bribón en el almuerzo.
Puse una sonrisa malvada, y comencé a caminar hacia la ciudad.
¡Primer misión completada!
Capítulo extra 2 – Fin.
Parte 1
Hana, Edward, y yo, nos encontramos en la taberna de la ciudad. Ni bien regresamos de la misión, y nos separamos de Aza, y la nueva chica, Yasuhika, decidimos venir hacia aquí para gastar el dinero que le arrebatamos a esos bandidos.
Al principio me pareció malo el gastarnos el dinero, sin darle su parte a Aza, pero cuando se lo dije a Hana, ella simplemente dijo que yo era un cobarde, y que luego se arreglaría ella misma con Aza si es que este se enojaba.
Si este fuera un día normal, me hubiera molestado por la actitud “creída” de esta chica, pero no puedo enojarme con ella. Lo que hoy vimos en el pueblo de Mifer, ni siquiera yo puedo quitarlo de mi mente.
No puedo imaginar el infierno de pensamientos y recuerdos que debe estar pasando Hana en este momento, debido a su pasado, y a lo que vimos hoy…
Han transcurrido al menos dos horas desde que entramos en la taberna, lo normal sería que ya a esta hora, Hana estuviera muy ebria, y armando un escándalo en el local; pero, ahora sólo se encuentra bebiendo en silencio, sin decir nada.
Su rostro refleja una profunda tristeza, es como si el brillo de sus ojos ha desaparecido.
Sinceramente, no sé qué decir en este momento… además, cuando Ed y yo intentamos hablarle, ella simplemente respondió: “Necesito pensar un momento.”, y no volvió a hablar desde entonces.
Sé perfectamente lo que ella está pensando… Porque, he pasado toda mi vida a su lado, peleando y bromeando siempre, pero también… cuidando de ella sin que lo note.
La verdad es que, nosotros dos no nacimos en esta ciudad, sino que somos de un pueblo lejano, el cual fue arrasado por un culto demoníaco… mis padres fueron asesinados por dicha secta al no obedecerlos, pero los de Hana, al igual que sus hermanitos menores, fueron utilizados como sacrificio u ofrenda en un ritual de esa maldita secta…
Lo que nos ocurrió en ese pueblo, nos traumó y marcó de por vida… pero más a ella, ya que su familia entera fue masacrada frente a sus ojos… y de no ser porque los caballeros llegaron de repente por un llamado de emergencia que los pueblerinos hicieron, ella también habría sido asesinada ese día…
Luego de eso, ambos fuimos traídos a Thiaden por los caballeros del reino, y terminamos viviendo en el orfanato hasta que tuvimos la edad suficiente para volvernos aventureros, y poder pagarnos un hospedaje propio.
Desde que llegamos aquí, y luego de lo que nos ocurrió en nuestra infancia, me prometí a mí mismo el protegerla y cuidarla siempre, pese a tener que soportar sus burlas y peleas constantes, sé que ella no lo hace por ser mala, sino para olvidar ese trágico día… Por eso mismo, he decidido pasar el resto de mi vida ayudándola a olvidar, y que en su rostro siempre haya una sonrisa, además de oír su bella risa.
Mientras continuaba bebiendo, y observando a Hana en silencio, de sus ojos, comienzan a salir lágrimas, ella baja su cabeza, y la apoya junto a la mesa de madera.
Ed, al notarlo, me mira, y luego se levanta de su lugar, para salir de la taberna.
Cuando por fin estuvimos solos, me acerqué a ella, y con una de mis manos, palmeé su hombro derecho.
― Vamos, no llores. ¿Acaso eres una pequeña niña llorona?
Dije, en un tono burlón.
En respuesta a mi comentario, recibo un fuerte golpe en el estómago.
― ¿Quién te crees que eres para hablarme así, Tenma?
Dijo ella, aún con su cabeza apoyada en la mesa.
Respondiendo su golpe, y fingiendo que estoy molesto, le “devuelvo” el golpe.
― ¡Siempre tienes que ser una ebria peleadora! ¿No? ¡Pues pelea!
Exclamé en un tono desafiante.
― No comiences una pelea, si luego no puedes terminarla, mocoso.
Dijo ella, mientras devolvía los golpes.
Sabía que ella se pondría así si comenzaba a “molestarla”.
Sé que no es correcto o no es la mejor manera de ayudarla, pero… es lo único que puedo hacer por ahora para al menos aliviar un poco su dolor…
Mientras peleamos, y ella continúa con su cabeza apoyada en la mesa, sin dejar que vea su rostro; sólo deseo que ella esté sonriendo… con esa sonrisa tan bella, que juré proteger durante el resto de mi vida…
Cuánto deseo que ella esté sonriendo ahora mismo…
Parte 2
Este idiota… sabe que estoy llorando… sabe que estoy mal, y también sabe bien el por qué estoy así…
Pero, pese a que siempre lo moleste, o que siempre me burle de él…
Él nunca se ha apartado de mi lado…
Incluso al verme tan lamentable como ahora… él no se aparta de mi lado… sólo se queda allí, en silencio, o “peleando”, pero se queda aquí, no me deja sola…
Y, aunque no lo demuestre, estoy muy agradecida con él, por haber estado siempre para mí…
En especial en momentos como este… cuando soy un mar de lágrimas… llena de tristeza, y dolor, pero que, pese a estar así… él logra hacerme sonreír…
Quisiera agradecérselo… pero no sé por qué razón no puedo… lo único que puedo hacer, es seguirle el juego, y disfrutar este momento… donde sólo él puede hacerme sonreír…
Capítulo extra 3 – Fin.
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