NovelToon NovelToon

UNA GOTA DE TU AMARGO VENENO.

RONNIE.

  Cuando los primeros rayos del amanecer y las frías bocanadas de viento se unificaron para entrar a su ventana, Verónica supo que comenzaba un nuevo día.

   Apagó de mala manera el despertador y aún medio dormida se dirigió al cuarto de baño. Después de darse una larga y relajante ducha, salió completamente despierta y lista para comenzar con su rutina diaria.

   Cojió de su guardarropa una falda plizada color verde que le daba hasta los tobillos y una camiseta Blanca tres tallas más allá de la suya. Se colocó las zapatillas y recogió su cabello en una coleta alta despeinada, agrandó y despeinó sus cejas y se dibujó esas pequeñas pecas a las que les había cogido cariño, se colocó una tiana del mismo color de la falda, tomó su bolsa y salió directamente al trabajo.

  - ¡Buenos días! - saludó alegremente su amiga, apenas se abrió la puerta. 

- ¿Como me veo? - dio una vuelta sobre su propio eje y Lizzie pone los ojos en blanco.

- Terrible. - Verónica sonríe orgullosa- Si sigues así, jamás vas a conseguir pareja.

  Verónica puso los ojos en blanco ante el comentario de su amiga. Lo que menos estaba en sus planes era tener pareja, nada más pensar en lo que había pasado la última vez le daba escalofríos.

  - No es como si quisiera hacerlo. - se acerca para dar un beso en su mejilla -. Además Lizzie, si no me pueden querer de esta manera, ¿qué me garantiza que de otra forma será sincero?. - Lizzie sonrió pesadamente. No tenia como objetar a su lógica. 

  - Solo digo que llevas tanto tiempo así, que talvez ya sea momento de ya sabes... - Verónica suspira.

  - Yo solo digo que estás muy pesada hoy... - sonrie- Ya me voy. ¡Que tengas un lindo día!, nos vemos en la cena.

    Pasó por su lado y la dejó con la palabra en la boca. Bajó las escaleras hasta el pequeño aparcamiento y se subió a su coche. Ya estando dentro, no pudo evitar mirarse al espejo y observar su desaliñado aspecto. Suspiró,  y se repitió a sí misma como cada mañana.

¡Estas Preciosa hoy!, no importa lo que digan, esto es lo mejor.

    Al llegar al enorme edificio donde trabajaba, nada más entrar se dio cuenta de que algo andaba mal. Los empleados cuchicheaban unos con otros, algunos preocupados y otros con burla, por lo que pudo intuir lo que estaba pasando.

   Saludó amablemente al vigilante, quien le correspondió con una espléndida sonrisa. Al ver que Kathie no se encontraba en su puesto en recepción,  se fue directo al elevador para llegar a su puesto en el último piso.

    Apenas las puertas del elevador se abrieron, supo que su corazonada era cierta. Una mujer alta, de esbelta figura y rasgos angelicales, gritaba efusivamente y rompía todo lo que encontraba a su paso.

- ¡ERES UN DESGRACIADO!. - Chillaba fuera de control. -

  Los empleados corrían de un lado a otro intentando detener el desastre, pero la mujer estaba completamente fuera de si.

- ¡ESTA ME LAS PAGAS CAPULLO! - Con cautela, Verónica se acercó a la fiera y se plantó frente a ella, justo en el momento en el que iba a destrozar su ordenador.

  - Entiendo que estés furiosa, pero mis cosas no tienen la culpa Franchesca. - la mujer volteó a verla con furia, pero inmediatamente lo dejó en su lugar y se le echó encima a llorar.

   Verónica quedó confundida ante esa situación tan incómoda. 

- ¿Como puede hacerme esto?, Íbamos tan bien, y de repente todo cambió... - levanta la cara para verla y Verónica sintió lástima por ella. - ¿Que he hecho mal?.

   Verónica negó con la cabeza. Los labios de la mujer temblaban por el coraje y su mirada decaída le hizo sentir fatal. Levanto su precioso rostro y sonrió pesadamente. 

  - Tu no has hecho nada... ¡Thomas es un imbécil! - su comentario pareció surtir efecto, puesto que en el rostro de la mujer se dibujó una pequeña sonrisa. 

- Yo lo quiero Vero, pero el es taan cambiante. - dice y sus ojos se llenan nuevamente de lágrimas.

  - ¿Y hacer todo esto es tu manera de mostrar amor? - niega - Mírate, ¡Eres hermosa!, No entiendo que haces acá, haciéndole un espectáculo a un hombre que no valoró todo eso, - la señala con el dedo - cuando lo tuvo.

   La mujer, complacida por las palabras de Verónica, hace un mohín y asiente. Luego de eso la abraza y se recompone con una rapidez impresionante. 

  - ¡Tienes razón!, Ese idiota no se merece mis lágrimas... - Verónica asiente -. Solo espero que pronto le llegue una que le haga pagar todas las que nos ha hecho a tantas... Ese día, estaré en primera fila para verlo caer... ¡Gracias Vero, eres la mejor!.

  Se dio la vuelta y se fue, dejando a su paso una pila de cosas rotas y empujando a todo el que se atravesaba en su camino. Verónica se quedó parada en silencio viéndola marchar. Sus palabras, aunque ciertas le habían dado escalofríos... Se dio la vuelta e irrumpió en la oficina de su jefe sin preguntar.

  Lo encontró sentado tranquilamente en su escritorio mientras revisaba algo en su móvil y bebía un vaso de whisky. 

  Verónica inmediatamente puso los ojos en blanco y se aclaró la garganta para hacer notar su presencia. El hombre levantó la vista del móvil y la miró con una descarada sonrisa. 

  - ¿Te he dicho alguna vez que eres Perfecta? - enarca una ceja con picardía y Verónica hizo una mueca.

- No, me faltan las medidas estándares y el rostro de revista... - luego sonríe con orgullo- Pero si, me considero bastante perfecta.

  Thomas se acomodó en su lugar y Verónica tomó asiento con tranquilidad. Él la miró con inocencia y dijo.

- No pensé que lo tomaría de esa manera... ¡Se puso como una loca!.  - da un sorbo a su bebida.

- Déjame adivinar...

"Lo intenté,  pero somos incompatibles... ¡Lo mejor es dejarlo antes de que sea más doloroso!. " - se mofa Verónica, intentando imitar su voz.

   Una sonrisa se dibujó en el rostro del descarado Thomas y Verónica negó con la cabeza, molesta.

- ¿Que tenia esta de malo?. Es hermosa, agradable, esbelta... ¡Todo lo que te gusta de una mujer!.

- Si, pero... ¡Es tan asfixiante!. - exhala profundamente. Verónica lo mira con mala cara. - De verdad. ¡Era insoportable!.

- Esta es asfixiante, la de la semana pasada posesiva y la anterior temperamental. - dice un poco molesta-. Siempre encuentras una excusa para dejarlas en cuanto te aburren. ¿No te has puesto a pensar en que quizás el del problema seas tú?.

  Thomas la miró confundido. En todos los años que llevaba trabajando a su lado, y de ser amigos. Nunca la había visto molesta o incómoda. Respiró profundamente antes de hablar

  - De verdad lo intento Ronnie, - dice con sinceridad- pero después de un par de citas me desanimo. Ninguna de esas mujeres tiene lo que estoy buscando. Al principio todo es rosa, pero luego me doy cuenta de que no tienen eso que me haga perder la cabeza, esa combinación perfecta que...

    BEP, BEP, BEP...

Suena el intercomunicador y Thomas contesta.

  - Señor, los ejecutivos de "Team'Models" están aquí. - dice Hector, el director de marketing-. Verónica se levanta.

- Creo que debería volver a mi puesto. - dice con un tinte de molestia en la voz. Aún en el teléfono, Thomas asiente y le hace seña con la mano para que salga.

  - Si, en un momento estoy con ellos.

  Dice y corta la comunicación.  Se queda sentado un momento mirando hacia el lugar donde acaba de salir Verónica y suspira.

  No tienen esa combinación perfecta que tienes tú... - pensó, pero al darse cuenta lo descabellado que  es su idea, sacude la cabeza y sonríe con sarcasmo. -

¿ Estás loco?, Verónica está a años luz de ser tu tipo, como ella misma dijo... Le faltan las medidas estándares y el rostro de revista...

  Se levanta, toma sus cosas y sale a la reunión.

"UNA MALA IDEA"

  La reunión con los ejecutivos marchó por el curso debido. Firmaron el contrato y luego fueron a almorzar con ellos.

  Thomas se mostró muy amable, pero Verónica, que aún seguía un poco molesta por su conversación de la mañana, casi no pronunció palabra durante la comida. Se limitó a intervenir solo cuando de trabajo se trataba y al término de esta, se despidió de su jefe y se fue a casa a descansar.

   Esto último no era del todo cierto, ya que antes tenía que preparar todo lo referente a la selección de las modelos que harían la campaña y resumirle una lista de las que fuesen más adecuadas para el trabajo. Además de que debido a las repentinas citas de Thomas, tenía que reorganizar su agenda, asignarle nuevas fechas y revisar la estrategia de marketing para así, poder darle una opinión objetiva y coherente si este le preguntaba.

Para cuando terminó, ya eran pasadas las dos de la madrugada y estaba hambrienta y enojada.

  Lizzie, que había venido a hacerle compañía, la miraba de reojo y no entendía por qué le enfadaba tanto algo, que hace poco no le causaba ningún problema.

  - ¿Estás bien? - pregunta Lizzie mientras prepara la cena. Verónica, que estaba sentada en la isla, tecleando en su ordenador, levanta la mirada enrojecida y niega.

- NO. - cierra el portátil con fuerza-. Ese capullo se va de juerga mientras yo tengo que pasar noches en vela para rehacer su agenda, no obstante, llego a la oficina y tengo un montón de trabajo, y cubrirle cuando alguna de sus ex novias quiere asesinarlo.

   Lizzie abrió unos ojos como platos ante la explosión de su amiga. Le pasó una cerveza e hizo una mueca, a la que Verónica respondió con un resoplido y se bebió casi toda la lata de un solo trago.

  Se sentaron a comer mientras que Verónica le contaba lo sucedido esta mañana y las incontables veces en las que había tenido que cubrir al mujeriego de su jefe con alguna de sus conquistas.  Lizzie no paraba de reír por lo embarazoso que debía haber resultado para ella toda esa situación, después de un rato de charla en la que Verónica no paraba de quejarse, Lizzie al fin tuvo una oportunidad de hablar.

  - Pensé que ustedes se llevaban bien. - dice Lizzie entre risas. Verónica suelta aire frustrada.

- Si, de hecho muy bien, pero ¡Joder, que no soy su niñera!. - Pega su frente en la isla de forma dramática -. Quizás Franchesca tenía razón...

- ¿En qué?.

- Debería llegar una mujer que le haga pagar todas las que les ha hecho a las pobres ingenuas... - su mirada se había vuelto de pronto oscura y Lizzie intuyó a que se refería. Esbozó una macabra sonrisa y la levantó el rostro de la mesa con la ceja enarcada.

  - ¿Que?... ¡No!.

- ¿No sería divertido?... - Lizzie negó con la cabeza. 

  - ¡No lo hagas! - dijo y puso e hizo un gesto dramático con las manos. Dio un sorbo a la cerveza antes de continuar. - ¡Es una locura!. No, definitivamente no.

   Verónica suspiró y la cojió por los hombros.

-  Thomas merece que alguien lo ponga en su lugar... Además, ¿Que podría salir mal?...

   Lizzie exhaló profundamente y la miró preocupada.

- ¡Estas jugando con fuego amiga...

    -------------------------------

  Al día siguiente, Verónica se levantó con un dolor de cabeza punzante y al ver el reloj se dio cuenta de que eran pasadas las nueve de la mañana.

¡Mierda!...

   Se duchó y arregló lo más rápido que pudo y salió como una bala al trabajo. Cuando llegó, Martha, la asistente de vicepresidencia le hace una mueca lastimera y la saluda.

- No está de buen humor hoy. - dice y le da una carpeta. - Esta es la propuesta para la campaña de automóviles. Los de diseño se han tardado un poco, pero aquí la tienes.

- ¿Me la va a liar, cierto? - Verónica se mordía el labio preocupada.

Thomas era un demonio cuando amanecía del lado incorrecto de la cama (de mal humor).

  Martha asintió y Verónica terminó de agarrar la carpeta y dirigirse a la oficina del jefe.

  Toco la puerta dos veces y al no escuchar respuesta, asomó la cabeza con timidez.

- ¿Se puede? - preguntó nerviosa. Thomas ni siquiera la miró.

- Ya estás adentro. - dijo de mala gana.

   Verónica se acercó al escritorio y puso la carpeta frente a él, que la tomó y levantó la mirada.

  - ¿Por qué llegas a esta hora? - tragó saliva.

- Tuve un pequeño inconveniente y se me hizo tarde - mintió. -. ¡No volverá a ocurrir!.

   Thomas la examinó con la mirada en silencio y luego dijo serio.

  - Eso espero... -

Puso los ojos en blanco, había aprendido a marcar distancia cuando los días no eran claros para Thomas, pero de igual manera no lo soportaba cuando estaba así.

- Si no se le ofrece nada más, me retiro. - se dio la media vuelta para salir, cuando estaba por abrir la puerta la llamó.

- Espera...

Verónica giró y sus miradas se cruzaron. Luego él añadió sin expresión alguna.

- ... La noche del viernes es la gala benéfica de la fundación "Caras". - Verónica asintió. -. Pero no tienes que ir si no quieres... Sé bien cuanto te incomoda.

  Verónica le dedicó una débil sonrisa de agradecimiento.

   En realidad no le incomodaban esos eventos, lo que le causaba conflicto era que para ellos debía arreglarse de más y si lo hacía... tendría muchas preguntas que responder. 

  - Gracias. - dijo sincera-. La verdad si preferiría quedarme en casa.

  Thomas asintió en respuesta y ella salió de la oficina. Apenas se quedó solo, pegó la frente del escritorio y se quedó ahí pensando.

"Encanto de mujer"

   [¿Estás contenta con lo que acaba de pasar?. -dice, mostrándome la sangre de mis pómulos magullados en sus nudillos. - ¡Estabas seduciendo a esos tipos, zorra!, ¿acaso crees que soy idiota?.

   No digo nada, mi mente está nublada por la confusión como Cada vez que pasa esto... Ya se ha vuelto una costumbre en él.

   Siempre es igual, me invita a algún lugar y jura que todo va a cambiar. No quiero ir, pero tampoco puedo negarme, así que accedo.

   Cualquier movimiento que haga lo enfurece y luego los golpes y el olor a húmedo de esta habitación... Ya he olvidado cómo se siente la libertad. Llevo muchos años de esta manera como para recordarlo.

  - ¡Yo no quiero hacerte daño muñeca!, ¿porque me provocas?... - dice y se acerca lentamente para abrazarme. Tiemblo en sus manos y comienza a besarme. Estoy paralizada del miedo, pero como él mismo ha dicho, soy su muñeca, si me resisto es peor. Pasa sus manos por mi adolorido cuerpo y se disculpa muchas veces, como si así apaciguara el dolor por el que acabo de pasar...

   Y yo sigo aquí, mientras las lágrimas se tiñen de la sangre de mi rostro, deseando despertar de este infierno. Pero es Real, y nadie me va a salvar...].

...

  El día de la gala había llegado y Thomas se preparaba para salir. Cojió su automóvil y se dirigió directo al Fenting's, un salón que estaba destinado, para eventos de este tipo de categoría.

   Una vez allí, permaneció un rato en la entrada pensando en si debía entrar.

   La verdad ese tipo de eventos solían ser muy aburridos, a pesar de la cantidad de mujeres hermosas que podía engatusar con sus encantos. Verónica había aceptado acompañarlo en una sola ocasión y esa había sido la única vez, que no se había desvanecido de aburrimiento.  Sonrió al recordar lo desgarbado de su apariencia y la expresión de miedo que le producía la multitud. Asimismo como sus comentarios sobre las clases y la manera tan graciosa que utilizaba para clasificar las mujeres por su manera de actuar, o como se defendía cuando intentaban intimidarla por verse diferente.

  

  De verdad quería que le acompañara cuando le insinuó del evento, pero debía respetar su opinión. Aunque en el fondo deseaba que cambiara de parecer.

  A pesar de ser un hombre de mundo, Thomas no era muy aficionado a las fiestas de esta índole. Un gran grupo de personas reunidos con el pretexto de la caridad para hacer alarde de sus magníficos e innecesariamente caros trajes y joyas, hablando de negocios y cazando clientes para los mismos.

  Este tipo de lugares le demandaban presencia debido a su posición en la sociedad, asimismo como le parecían extremadamente aburridos y acartonados.

   Estaba hundido en sus cavilaciones cuando la figura de una mujer captó por completo su atención.

  Se veía extremadamente hermosa con ese vestido rojo de lentejuelas que le daba hasta la más abajo de la rodilla. La manera en la que acentuaba su exquisita figura le dejó fuera de si y cuando por acto reflejo volteó a verle, quedó más que maravillado por su belleza. La simetría de su rostro, esos profundos y alucinantes ojos color ámbar y sus labios...

  Sin darse cuenta, sus pies hicieron todo el trabajo, y cuando pudo darse cuenta, ya estaba parado a su lado. La hermosa mujer se giró quedando frente a él con sorpresa.

  - Thomas... - comenzó a decir pero el la interrumpió de inmediato.

  - Phoenix. ¡Un placer! - dijo y estrechó su mano con la confundida chica. Pensó por un momento y luego asintió.

  - Alessandra... Cavas. - dijo con nerviosismo,  al ver que este le dedica una sonrisa seductora, estuvo completamente segura. - ¡Un placer!.

- ¿Porque nunca antes te había visto por acá?. Digo, suelo frecuentar este tipo de eventos y recordaría a una mujer tan hermosa...

   Alessandra pensó por un momento, no sabía cómo responder a esa pregunta, así que hizo uso de su astucia y se acercó con una sonrisa para susurrarle.

- La verdad... Me he colado. - se alejó y el sonrió con picardía.  - estaba aburrida en casa, escuché sobre este evento y bueno...

- ¿Y cómo fue que te dejaron entrar?, son muy estrictos con el tema de la exclusividad. 

  - Te sorprenderías de lo que puede hacer una mujer atractiva... - dijo con arrogancia, o más bien sarcasmo. Thomas asintió y se levantó su copa frente a ella.

- Pues, salud... ¡Por los atributos femeninos!.

  Chocaron sus copas y sonrieron. No se separaron más en toda la velada. Intercambiaron opiniones y Thomas notó, que la misteriosa mujer y él, tenían muchas cosas en común.

   La estaba pasando muy bien, a pesar de tener que hablar y relacionarse con los invitados en una que otra ocasión,  los comentarios y chistes de Alessandra lo distraían y hacía más llevadera la noche, que de otra manera habría sido lenta y llena de protocolos.

   - ¿Ya me tengo que ir?... - dijo la mujer luego de unas horas. Thomas asintió con pesar. A pesar de solo haber estado con ella un rato, no quería dejarla.

  - ¿Nos volveremos a ver? - dijo esperanzado. Ella ladeó la cabeza.

- Lo de hoy fue solo una coincidencia. No creo que vuelva a repetirse. - dice y notó la decepción en los ojos de su acompañante, que luego sacó una tarjeta de su bolsillo y se la entregó.

- ¡Podríamos fabricar esas coincidencias!... - le guiñó un ojo y Alessandra sonrió complacida. Tomó la tarjeta y se acercó a besar su mejilla.

  Thomas sonrió atontado y la miró alejarse a pasos rapidos. Unos segundos después, Fredrick se acercó a él y le extendió una copa que traía en su mano.

- ¿Quien era?. - dijo muy bajo, Thomas sonrió hechizado. - Se me hace conocida...

- ¡La mujer perfecta hermano! - dijo atontado y Fredrick puso los ojos en blanco. Puso su mano en el hombro de su amigo y dio dos palmaditas.

- ¿Que voy a hacer contigo Thom?.. - sonrió divertido y continuaron en la fiesta.

  

   Después de la gala de beneficencia , Thomas y su amigo se fueron al "Deluxe", un club nocturno que frecuentaban, en donde era socio y cliente VIP. Se bebieron un par de tragos y Thomas no pudo dejar de contarle a su amigo sobre los encantos de esa chica, que sin que se diera cuenta se había metido en su cabeza.

   Estaba extasiado por esa mujer. La encontraba increíblemente atractiva e interesante, lo que al mismo tiempo de encantarle, le desanimaba un poco.

   Sabia que eso era solo cosa del momento, como en anteriores ocasiones. Que después de unas cuantas salidas y cuando su libertad se viese peligrando, esa atraccion desaparecería, dejando a su paso una larga lista de defectos e imperfecciones que discutir con su pequeña asistente.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play