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Serendipia: Desastre.

CAPÍTULO 01. «The sea and the man in a cap»

—¡Papi, papi!—llamaba Denis Anderson, un niño de cuatro años, de pelo negro y ojos grises.

 Entro a la cocina con una revista, que encontró en un cajón de la habitación del motel y se la alcanzó a su padre, un hombre castaño, de ojos grises y con un poco de barba.

—Una revista—afirmó Crowe Anderson, mientras bajaba su celular. 

—¿Que es...?—el niño miro la revista y señaló una imagen—. Eso.

—Ese es el mar—respondió Crowe, sin entender.

—¿Podemos ir a eso? ¿Siiii?—pidió Denis, apretando la revista emocionado.

—¿Estas loco?—Crowe lo miro confundido y Denis bajo su mirada desanimado—. Obvio que vamos a ir, justo ahora—le sonrió y su hijo lo miro emocionado—. Pero primero anda a empacar lo tuyo.

Denis obedeció rápidamente y Crowe suspiro resignado, mientras se levantaba e iba a su equipaje. Agarró un bolso negro, donde guardo sus armas y municiones, luego otro para su ropa, en el auto había comida. Le había enseñado muchas cosas a su hijo, más que nada a hacer sus cosas, al menos las más faciles por ahora, el mismo.

—¿Terminaste, bebé?—cuestionó Crowe, mientras miraba a su hijo buscar algo.

—Si, ¿Pero y esto?—señaló la ropa de playa en la revista, junto a algunos artículos para niños y Crowe se agachó frente a él.

—Eso es para la playa, vamos a conseguir algo de eso en el camino—le acarició el pelo con uan pequeña sonrisa cansada y junto el bolso de Denis, luego lo cargo en brazos, ni loco lo dejaba sólo si estaban afuera.

—Puedo caminar solito—aseguro Denis, viendo como su papá sacaba las maderas que protegían la puerta.

—No…shhh—cargo su arma por si acaso y salió cautelosamente, caminando hacia el auto con pasó suave, Denis simplemente se prendió de la camisa a cuadros de su papá.

Crowe subió a Denis en el asiento trasero, en su sillita de seguridad, cerró la puerta y se subió el, poniendo el seguro.

—¿Y la abuela? ¿Hablo?—cuestiono Denis curioso y Crowe asintió con su cabeza.

—Me mandó un mensaje, ella y el abuelo están bien, ¿Te gustaría hacer una videollamada antes de salir? Si es que la señal alcanza—le ofreció Crowe y Denis asintió emocionado.

Crowe llamo a su madre y está respondió a la segunda vez.

—Hola, mamá—saludo Crowe al instante, con seriedad.

—¡Crowe!—saludo la mujer alegre, Lilian Anderson y le sonrió—. ¿Cómo están? ¿Y Denis? ¿Cuando me lo vas a traer?

—Estamos bien y Denis quería hablarte antes de irnos—le aviso Crowe sin rodeos—. Y lo voy a llevar, lo prometo.

—Llevas diciendo lo mismo desde hace casi tres años, quiero ver a mi nieto de una vez—se quejaba su madre molesta y Crowe suspiro con cansancio.

—Estamos al otro lado del continente, mamá. Las aerolíneas no sirven, si mandaras uno de tus Jets privados de todas formas no habría en donde aterrizar por el desastre, mi hijo no va a correr ese peligro y bueno…ya sabes lo otro, es complicado—le explico Crowe, lo mismo de siempre.

—Crowe is right, honey—intervino su padre, un hombre castaño, Noah Anderson—. Good morning, son.

Su papá entendía español, pero todavía le costaba hablarlo, así que Crowe y su madre prefirieron aprender inglés.

—Good morning, Dad—saludo Crowe divertido.

—Si, ya se...ojalá pudiera, podrías ir a un lugar desierto y ahí veo si alguien me hace el favor de ir, es complicado que alguien me haga el favor de ir hasta ahí...simplemente me preocupan mucho, suerte—se rindió su madre—. Me alegro de que estés bien, ¿Me pasas con Denis?

Obedeció de inmediato y Denis hablo con sus abuelos un buen rato.

—Papi—Denis jalo su pantalón y le mostró un peluche de unicornio multicolor—. ¿Puedo quedarme con él?

—Eso...—se encogió de hombros—. Esta bien—Crowe cargo las bolsas en el auto y luego subió a Denis.

Habían ido a un centro comercial abandonado a buscar algunas cosas.

Crowe estaba sentado sobre la arena, con unos lentes de sol, mirando las olas con un cigarro en su boca y sosteniendo una palita entre sus manos, Denis, el estaba enterrado en la arena hasta el cuello y también miraba las olas con unos lentes de sol.  

—¿Puedo mojarme?—cuestiono Denis, rompiendo el cómodo silenció, pero Crowe no sacó su mirada del mar.

—No.

—¿Ni un poquito? Al menos agua en esos cositos—Denis miro las cubetas de juguete, Crowe negó con su cabeza y Denis suspiro molesto—. ¿Entonces para que vinismos?

—Vinimos—corrigió Crowe seriamente, mientras expulsaba el humo y Denis inflo sus mejillas molesto.

—¡Papi, que malo!—se quejó Denis impaciente.

—No grites—Crowe sacó su celular y le hizo una foto enterrado en la arena, todavía mejor, haciendo berrinches—. Después le voy a mostrar a todos como haces berrinches siendo un nene de cuatro años, que vergüenza. Después te lo voy a mostrar cuando seas más grande para que te dé más vergüenza.

—¡Papi malo, no!—lloriqueo Denis molesto.

—Je—soltó Crowe divertido y le hizo mas fotos—. Entonces no hagas berrinche y hace caso.

—¡Bien!—Denis resoplaba, viendo nuevamente el mar, está vez molesto.

—Bien—repitió Crowe y ambos miraron el mar en silencio nuevamente.

—Imanduro—susurro Denis, arrugando su nariz.

—Inmaduro—le corrigió Crowe y Denis chilló exasperado—. Ni siquiera sabes que significa inmaduro...aunque admito que a veces soy un poquito infantil e inmaduro, pero no siempre.

—¿Que es infentil?—Denis lo vio curioso.

—Infantil—volvió a corregir—. Por ejemplo, acabo de jugar con juguetes en la arena por voluntad propia y enterrarte en ella por pura diversión.

—Ah—soltó Denis procesando todo—. ¿Como haría yo? ¿Jugar?—Crowe asintió con su cabeza y suspiró cansado, apagando el cigarro.

Al final, Crowe decidió sacar a Denis de la arena e ir a lavarlo con una cubeta de juguete.

—¿Ves? Ya te mojaste—Crowe puso sus manos en sus caderas, después de cubrir con la toalla a Denis y lo observó envuelto como burrito.

—¿Papi?—Denis lo miro curioso—. ¿Por qué no tengo mamá?

—Porque no me gustan las mamás—Crowe se encogió de hombros.

—¿Por qué?

—Porque no me gustan las mujeres—no había otra forma de explicarle y que mejor que ahora que preguntaba.

—¿Pero y la abuela? Es tu mamá y es mujer, ¿No te gusta?

—Es un tipo de gustar diferente, por ejemplo ese libro de princesas que leíste el otro dia. A mamá si la quiero, pero no de esa forma como en el libro—le explicó Crowe.

—Ah...No te gusta una niña para casar y vivir felices para siempre, la abuela es diferente. Ella tiene al abuelo para eso, ¿No?—Crowe asintió con su cabeza. 

Iban saliendo por el sendero entre los árboles, directo hacia el auto para irse, mientras charlaban. 

—¡Cuidado!—escucharon exclamar a alguien, Crowe no alcanzó a darse vuelta, sólo pudo lanzar lejos a Denis para salvarlo.

—¡Aléjate, Denis!

Crowe trató de sacarse de encima al zombie, mientras buscaba su arma. Sintió un fuerte ardor en su muñeca y lo último que escucho antes de perder el conocimiento fue un disparo.

—¡Mierda, mierda!—decía el hombre, cargando a Denis para protegerlo, quien lloraba un poco por el susto y apuntando todavía al zombie.

Era un hombre pelirrojo oscuro, de ojos verdes, llevaba una gorra negra y ropa del mismo color.

Le dio una patada al zombie para sacarlo de encima de Crowe y quedó pálido al reconocerlo, estático en su lugar. 

—No, no, no—se agachó a tomarle el pulso y suspiro aliviado al ver que seguía vivo, pero sus ojos se cristalizaron al volver a ver qué lo mordieron—. Ey, no llores, escúchame—hizo que Denis lo mire, todavía no dejaba que vea a Crowe y le limpio las lágrimas—. ¿Como te llamas?

—Denis—respondió sin dejar de llorar—. ¿Que le pasa a mi papi?

—¿Es tu papá?—el hombre lo miro sorprendido y pasó saliva con dificultad cuando el otro asintió con su cabeza—. Bueno, tu papá va a estar bien, lo...prometo. Pero tengo que cargarlo, ¿Caminarías a mi lado sin soltarte?—Denis asintió con su cabeza algo confundido. 

El pelirrojo cargo a Crowe en brazos e hizo que Denis se sostenga de su pantalón y ambos caminaron hasta una cabaña, rodeada de alambres y protección.

—¿Como se llama, señor?—pregunto Denis curioso, ya se había calmado en el transcurso del camino.

—Me llamo Levi Quinn—cerro la puerta donde dejo a Crowe con llave, después de haberle curado la mordida y alejó a Denis, caminando a la cocina.

—Yo soy Denis Anderson y no tengo mamá—Levi lo miro confundido.

—¿Ah, no? ¿Por qué?

—A mi papá no le gustan las mamás—le explico sin rodeos y le tomó la mano por puro impulsó.

—No le gustan las mamás, ¿Eh?

—No, pero a mi abuela si la quiere. Pero no le gustan la niñas para casar y vivir felices para siempre—repitió Denis.

Levi sonrió divertido. Que cosas, ¿No? Denis y Crowe eran muy parecidos o al menos así lo veía él.

—¿Mi papi está bien?—Levi hizo una pequeña mueca y al final suspiro.

—El está bien, sólo hay que esperar—respondió Levi y Denis asintió con su cabeza para seguir comiendo.

 Su papá le dijo que no acepte comida de un extraño, pero Levi le transmitía mucha confianza y amabilidad. Además los había salvado y curado a su papá, los dejo quedarse también, no podía ser malo, ¿O si?

—¿Puedo ver a mi papá?—pidió Denis, ya extrañando mucho a su papá, jamás se había separado tanto de el, había pasado como una hora.

—Dale un tiempo más—por suerte, Levi pudo entretenerlo con unos libros.

Se sorprendió al ver que Denis tenía muy buena comprensión para su edad, pero al fin y al cabo seguía siendo un niño. Crowe había hecho un buen trabajo.

Media hora después, Levi fue a ver si Crowe estaba bien, rogaba porque si. Aunque lo habían mordido, tenía la pequeña esperanza de que estuviera bien.

CAPÍTULO 02. «Ghost»

Felix Ramos, un hombre pelinegro, de ojos azules y algo de barba, levanto un cuadro y lo miro unos segundos.

—Buenos días—saludo, dejándolo en su mesita con una pequeña sonrisa.

—Buenos días, cariño—respondió Aaron Blanco, un hombre castaño, de ojos ámbar, desde la silla de enfrente, mientras ojeaba una revista que había en la mesa. 

Felix se levantó para cambiarse y Aaron lo miro con una sonrisa, al otro le dió un escalofrío.

—Por cierto, ¿Cómo estas? Espero que bien—opino Felix, sentándose para calzarse.

—De hecho...estoy mejor que nunca, esa vista mañanera era increíble...No podría pedir nada más—susurro Aaron y suspiro algo cansado, mientras se levantaba, para sentarse junto a el.

—Te amo, ¿Lo sabías? Incluso después de que te hayas ido, te seguiría amando—miro una foto donde se encontraban Aaron, Miki y el.

—Si, yo también te amo…y no sabes cuanto—Aaron pasó saliva con dificultad y suspiro cansado.

—Y debería haberte dicho eso todos los días—susurro Felix, mientras apoyaba su codo en su pierna y luego su frente en la palma de su mano—. Lo siento—sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Aunque no me lo digas todos los días, yo se que me amas, no te preocupes—pidió Aaron y lo rodeo por los hombros—. Por favor, no sufras. Realmente odio verte así.

—Si vas a quedarte con nosotros, ¿No?—cuestiono con voz temblorosa.

—Me voy a quedar a tu lado y voy a amarte Incluso después de que me haya ido, lo prometo—aseguro Aaron, mientras que por su mejilla caían un par de lágrimas.

—Dios—Felix llevo sus manos a su rostro con frustración, mientras lloraba en silencio—. ¿Que estoy haciendo? Hablando solo, es obvio que ya no esta.

Aaron simplemente se quedó a su lado impotente. Felix limpio sus lágrimas y se levantó a hacer mantenimiento a sus armas, tal vez así se olvidaría un poco de todo.

—¡Buenos días, papá!—Felix se giró hacia su hija de seis años, Miki, con una sonrisa.

Miki era una niña rubia, de ojos castaños.

—Buenos días, reina—respondió Felix alegre, Miki era su felicidad de todos los días.

—¡Buenos días, papi!—Miki miro con una sonrisa a Aaron, quien estaba apoyado en la mesita, viendo su foto algo disgustado, había salido horrible ahí, pero le devolvió a su hija la sonrisa, gustoso—. Te ves bien.

—Buenos días. Y gracias, también vos, bebé—Aaron se apoyo en su brazo divertido, Miki era su única salvación de no aburrirse eternamente.

Felix simplemente pensó que le hablaba al cuadro o algo así. Creyó que Miki podría estar tan loca como el, pero no en realidad.

—¿No vamos ya a buscar más gente y sin comer, papá?—Miki miro a Felix algo triste y este sonrió divertido.

—No, ya voy a hacer algo, tranquila—Felix guardo sus armas en el bolso y se llevó a Miki a la cocina.

Miki puso tres platos en la mesa y se sentó a esperar que Felix llegue con la comida.

—Ay, Miki...—Felix pasó saliva con dificultad al ver el tercer plato y se agachó frente a su hija, aguantando las ganas de llorar—. Somos sólo dos, hija… no tres—le explico, tratando de que su voz se escuche firme.

—Pero...—Miki miro a Aaron y este negó.

—Tranquila, vas a hacer llorar a papá. Yo no voy a comer, no te preocupes por mi—aseguro Aaron con una pequeña sonrisa y Miki suspiro algo resignada.

—Esta bien, no llores—Miki miro preocupada a Felix y fue a llevar el plato nuevamente al bolso.

¿Por que su papá no podía ver a Aaron? Ojalá pudiera, ojalá supiera todo lo que Aaron le dice.

Comieron en silencio, después guardaron lo que faltaba y salieron del apartamento.

—Chau, señora Lily. Fue un gusto conocerla, pero me tengo que ir para siempre—Miki saludo a la mujer de al lado que siempre se sentaba en en balcón y está le devolvió el saludo con una sonrisa.

Felix se dió vuelta y vio hacia donde veía Miki, no había nada. Se acercó curioso y le tomó la mano.

—Vamos, no te quedes atrás—ordeno Felix y Miki asintió rápidamente.

Miki se inclinaba a ver a su papi en el asiento de atrás a cada rato, a ver si estaba bien y Felix movió el retrovisor para saber qué veía, no había nada.

—Papá se va a asustar, Miki. Al menos disimula—pidió Aaron divertido, mientras se cruzaba de piernas con una sonrisa de lado y Miki inflo sus mejillas molesta.

—¿Que te pasa?—Felix miro curioso a Miki, quien parecía molesta.

Lo estaba, quería que sus papás pudieran verse y estar felices otra vez. Aunque al menos Aaron seguía con ellos, pero lo malo era que sólo ella lo veía.

—Nada, simplemente extraño a papi...mas bien que ustedes estén juntos y puedan verse—susurro triste y suspiró, mirando por la ventana, Felix la miraba desanimado.

—Yo también...—musitó con tristeza y miro el camino.

Iban caminando por una ciudad abandonada, habían dejado el auto cerca, ya que las calles no eran tan aptas para conducir seguido. Miki daba pequeños saltitos, Felix iba atento a cada centímetro de su alrededor y a los movimientos de la niña.

Escuchó un ruido y apuntó con su rifle rápidamente, con expresión sería, lleno de concentración.

—Que sexy—susurro Aaron y mordió su labio, Miki lo vio disgustada, había olvidado que podía escucharlo—. ¿Qué? ¿Como sabes que es eso?—Miki miro hacia otro lado haciéndose la inocente—. Niña astuta, si sabes cosas—como se notaba que era su bebé.

Felix vio salir a una rata y levantó a Miki, esquivando al animal, luego siguió caminando. Iban cruzando por una vieja heladería cuando un zombie corrió hasta él para atacarlo, se paró detrás de Miki y le disparó rápidamente al zombie, enviándole al piso.

—Que suerte que no estamos en el centro, sería una catástrofe—susurro Felix y soltó un largo suspiro de cansancio.

En el centro, al estar mas concentrada la contaminación de las fábricas y el alimento que provocó el virus, los zombies tenían una mutación diferente, era más peligroso. Sabía esto por la televisión, ahora, después de tanto tiempo, no tenía idea de como eran las cosas, pero seguía siendo peligroso.

Pasaron por un centro comercial y Miki le pidió entrar, así que por las dudas fueron. En un centro comercial había varias posibilidades de que hubiera sobrevivientes, además tenía que reponer algunas cosas.

Felix busco si había algunas balas para reponer y las encontró, al menos algunas para su rifle, Miki simplemente veía a Aaron atravesar paredes y ver las cosas curioso. Aaron encontró una katana que le resultó muy llamativa.

—¡Siempre quise una katana!—exclamo Aaron desanimado, Felix recordaba eso completamente y Miki se acercó a él.

—¡Mira, papá, una katana!—hablo Miki, señalando el objeto y Felix se acercó con curiosidad.

—Mira, es muy buena—la levanto y busco la vaina—. La voy a llevar—la colgó en su espalda y ambos caminaron fuera de la tienda.

Felix, quien siempre iba adelante, se escondió rápidamente en una esquina, deteniendo a Miki. Había tres zombies ahí.

  Le indicó a su hija con una seña, que se mantengan ahí y le dió un arma de fuego, Miki sabía manejar un arma, también le enseñó a pelear. Cualquiera diría que estaba súper mal que un niño sepa de esas cosas tan temprano, pero teniendo en cuenta la condición en la que vivían, era todo un privilegio saber defenderse sólo. Trataba de que su hija no dependiera tanto de él.

Cargó su arma, mientras Miki se alejaba un poco de el, para no correr mucho peligro. Felix salto de detrás de la esquina, alertando a los zombies y comenzó a dispararles, esquivando a uno, dándole directo en la cabeza. En unos segundos ya estaban totalmente muertos, así que busco a Miki, quien estaba pegada a la pared como apoyo y le había disparado de lejos a un zombie que iba a atacarla.

—Bien hecho—la felicito Felix y la niña sonrió ampliamente, devolviéndole el arma—. Mejor quedatela, por si acaso no puedo llegar a dártela—se sacó la funda del arma que tenía en su muslo y se la dió a Miki—. Y esto también—le dió una navaja—. Por si acaso.

—¡Gracias!—le sonrió a su papá y acomodó todo.

Miki encontró un peluche muy lindo, de un osito pirata y lo conservo. Felix simplemente la esperó a que elija lo que quiera.

—Al parecer no hay nadie, el disparo hubiera llamado la atención de cualquiera...Y la de muchos zombies también—hablo Felix y Miki asintió con su cabeza.

—¿Entonces nos vamos a otro lugar?

—Si, hay que volver al auto—respondió Felix y caminaron de regreso a donde vinieron.

Manejo hasta una carretera y por curiosidad, giró en un camino, llegando hasta un pueblo en buen estado, pero vacío o eso parecía a simple vista. 

—Quiero ir al baño y de paso voy a explorar un poco—dejo el auto detrás de una casa y por un presentimiento, bajó todo y dejó a Miki dentro de la casa—. No salgas por nada, ni aunque algo exploté y no te olvides del arma, ¿Me oíste? Ya vuelvo, te amo—le dejo un beso en la frente y se fue rápidamente.

—Yo también...—susurró Miki y apretó su peluche, junto a su arma, contra su pecho con fuerza. No estaba asustada, sino que tenía un mal presentimiento.

Busco a Aaron, pero este no estaba con ella. Había pasado mucho y escuchó unos ruidos afuera, dándole un pequeño susto. Se asomó despacio por una abertura y vio a unos tipos destrozar el auto, así que fue a esconderse de inmediato. Comenzaba a desesperarse, había pasado mucho y quería a sus papás de vuelta. Comenzó a llorar en silencio y cerró sus ojos fuerte, respirando hondo, pero no servía. Ella sola no podía contra tantos hombres, así que prefirió quedarse escondida en la casa.

CAPÍTULO 03. «Reunion of old friends»

—¿El está bien?—Denis vio a su papá preocupado, mientras un Levi muy aliviado curaba nuevamente la herida y la cubría con vendas.

—Si, dejemos que descanse—Levi se levantó de la silla, mientras apartaba el pelo de Crowe de su rostro y Denis lo siguió, mirando curioso la forma en la que el "extrañó" observaba y trataba a su papá, luego de dejar un beso en la mejilla de Crowe.

No saben en qué momento sucedió, pero Levi tenía la punta de un arma pegada en la frente, mientras estaba parado delante de Denis.

—¿Papi?—preguntó Denis confundido.

—Tranquilo...ugh—Crowe llevó una mano a su cabeza, mientras cerraba un poco sus ojos, veía borroso y el sonido era levemente lejano—. Devolveme a mi hijo.

—Crowe, tranquilo, él está bien—Levi levanto su mano lentamente para no alertarlo.

Por un momento Crowe pensó que deliraba al escucharlo hablar, había cambiado, pero podría reconocer esa voz de cualquier forma.

—¿Que? Cállate, Quinn—Crowe pasó su mano por todo su rostro tratando de sacarse esa sensación y cuando su vista se enfoco se sorprendió bastante—. ¿Levi…?—se acerco y lo tomo de las mejillas—. ¡Quinn!—se colgó del cuello de Levi fuertemente y el otro correspondió el abrazo algo nervioso, un poco encorvado, ya que sino Crowe quedaría colgando—. ¡Estás enorme y más musculoso, gorila!

Levi realmente había extrañado ese apodo. Hace mucho que Crowe no veía a alguien vivo y mucho menos espero encontrar vivo a alguien tan importante para el, una preocupación menos. Levi no podía creer que lo tenía entre sus brazos, no quería soltarlo mas, pero se sentía culpable, después de tantos años sin verlo y preguntarse si estaba bien.

—Ah...mm…Hola—se puso algo nervioso cuando Crowe no respondió y se le quedó viendo, todavía abrazándolo, seguro estaba procesando todo.

Al darse cuenta, Crowe se separó rápidamente, con sus orejas rojas.

—¡Por Dios, estas vivo y yo casi te disparo, idiota!—exclamó sin salir de su sorpresa y Levi soltó una risita divertido.

—Tranquilo, ¿Como te sentís?—cuestiono Levi más tranquilo y Crowe negó con su cabeza.

—Estoy bien—miro su mano y se alarmó—. Me mordieron, ¡¿Que hacen acá? Me mordieron, Quinn. Alejense!—retrocedió y Levi lo siguió—. ¡¿Que estas haciendo?!

—¡Tranquilo, pasó más de una hora!

Crowe se quedó estático de sorpresa y Levi lo acerco de a poco a ellos, Denis se colgó de la pierna de Levi.

—¿Que? ¿Y no me convertí?

Levi negó con su cabeza y lo sentó en la cama.

—No, vas a vivir—Levi bromeó un poco.

Crowe salió de su sorpresa cuando vio a Denis treparse de el para abrazarlo.

—¿Estas bien, mi vida?—Crowe lo agarró de las mejillas para ver si estaba bien.

—Si, el señor Quinn es muy bueno—le contó Denis.

—Lo se. Carajo, estás bien. Papá te ama, ¿Si?—susurro Crowe con cansancio y abrazo a Denis nuevamente, luego le dejó un largo beso en la frente, Denis simplemente asintió con su cabeza y una pequeña sonrisa.

—Yo también, papi—respondió alegre. 

Levi camino a la puerta para darles privacidad, pero Crowe lo Interrumpió.

—¿Ya te vas? Gracias, Quinn, por cuidarnos—expreso Crowe y Levi sonrió un poco.

—No me des las gracias. Por cierto, pueden tomar una ducha y puedo traerte algo para comer, Denis ya comió algo—le aviso Levi, se había olvidado de ofrecer eso.

—Mm...Bueno, pero primero quiero buscar unas cosas en mi auto—Crowe se levantó y se tambaleó un poco, Levi lo atrapó—. Yo puedo, esta bien.

—No, no seas terco, quédate ahí—Levi lo volvió a sentar y Crowe hizo una mueca, lo último que quería era pelear con Levi después de tantos años sin verse, así que se quedó callado—. Te presto ropa mía y ya traías un bolso con ropa de Denis, ¿O no? Al menos hasta que mejores un poco más.

Crowe suspiro un poco y aceptó. Levi lo acompañó hasta el baño y los dejó ahí.

—Si necesitan algo me llaman—Levi cerro a la mitad la puerta y volvió a abrirla—. Solo quiero que sepas que realmente me alegra un montón volver a verte y yo quie...lo siento, ya me voy—cerro la puerta rápidamente y Crowe no pudo evitar sonreír un poco, Denis lo miro curioso.

—¿Ya conocías al señor Quinn, papá?—cuestiono Denis, mientras jugaba con el agua y Crowe le lavaba el pelo con una mano.

—Si, desde primaria, el era...mi mejor amigo, pero papá la cago con el y bueno, ya no volvimos a hablar...seguro me odia un poco. Aunque no creo que haya sido mi culpa que se fuera de la ciudad y cortara comunicación con todos—susurro eso último.

—No parece odiarte, te cuido mucho, limpió ese coso rojo y te curó con esa cosa que tenía—le contaba Denis.

—Sangre, querrás decir—afirmo Crowe con una pequeña sonrisa.

De todas formas se tenía que ir si no quería salir con el corazón todavía más destrozado que antes. Se quedarían esa noche ahí, ya que salir de noche por el bosque era muy peligroso, en la mañana a primera hora se irían. 

Crowe expulsó el humo de su cigarro con aburrimiento y cansancio, mientras miraba los árboles y las estrellas desde las escaleras de la cabaña, hacia un poco de frío. Estaba sentado, con sus piernas extendidas en casi todo el escalón. No llevaba pantalón, sólo una sudadera ligera, de color negro, que Levi le había prestado, le llegaba hasta un poco mas arriba de las rodillas y unas pantuflas.

Denis ya se había dormido, Levi quien sabe donde estaba y el no tenía ganas de dormir, pero tampoco de buscarlo para hablar.

La sudadera estaba, obviamente, impregnada con el aroma de Levi y eso le formaba un nudo en la garganta. Se sentía realmente horrible, tenía muchas ganas de llorar, creyó que había superado todo después de casi siete años.

Escuchó un quejido y el sonido del marco de la puerta, aguantando las ganas de reir. Al menos las desgracias de Levi seguían siendo tan graciosas. Levi era tan alto que tenía que agacharse para cruzar una puerta. Ja Ja...Ah...pobre.

—¿Puedo?—la voz un poco adolorida de “su serendipia” lo saco de sus pensamientos y simplemente asintió con su cabeza, levantando un poco sus piernas para que el otro se siente.

Levi se sentó en el escalón junto a él, no tan cerca, las piernas del otro se lo impedían, Levi penso que Crowe lo hacai a propósito y era cierto.

—El pantalón te quedó grande—afirmo Levi, sin mirarlo mucho.

—Ajá—hablo después de respirar hondo—. Sos incluso mas grande que un gorila gigante, ¿Sabes? Supongo que jamás voy a poder alcanzarte físicamente, aunque lo prefiero asi...—caló su cigarro y lo llevo a su boca nuevamente.

—Si, bueno...prefiero ser así a ser un enano bipolar—susurró Levi, Crowe abrió su boca fingiendo indignación y le dio un "golpecito" en el hombro—. Auch—musito, tocando la zona afectada.

—Al menos no tengo que agacharme para cruzar una puerta. Bueno...últimamente no soy tan bipolar—Crowe se encogió de hombros y suspiro resignado.

—Me alegro—quedaron en un silencio algo incómodo.

Después de todo no le sorprendía, bueno, un poquito si. Crowe recuerda, lo que la borrachera de ese día le permitía, que Levi lo había rechazado con la peor y más dolorosa frialdad que él había visto. Pero ahora lo veía y el hombre no se veía para nada enojado o asqueado con el, hasta le hablaba como si la confianza estuviera ahi todavía. Aunque parecía más nervioso y un poco incómodo, obviamente, no se habían visto en años después de todo...y lo había besado.... técnicamente ¿Quien no se sentiría incómodo con eso?

Tal vez lo del rechazo sólo fue por culpa del alcohol que lo recordaba de esa forma, pero cada vez que lo hacía, dolía más.

De un día para el otro perder todo lo que tenía, porque si, Levi lo había sido todo para él, su único compañero ¡Pero no, el tenía que cagarla como siempre! Había quedado devastado, jamás pensó que un simple rechazo pudiera doler tanto. Pero ahora entendía que realmente se había enamorado y que Levi era el amor de su vida, era muy doloroso. Eso le aterraba un montón, no tenía ni idea de que hacer.

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