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Mitológico Amor

Padre

Los gritos en la casa Connor habían incrementado en el último año y medio, y una sola persona era quien recibía tan horrible atención.

-Cuantas veces debo decirte que debes acompañar a tu hermana cada vez que te necesite- El sonido de una mano estrellándose en el rostro delicado de una joven, hacia erizar la piel de la mucama, que dolorosamente presenciaba la escena sin poder hacer nada.

-¡¡No sirves para nada, o me equivoque, tu solo sirve para abrirte de piernas con cualquiera, eres exactamente como tu madre!!- Otro golpe impacto, pero esta vez fue al estómago.

-No por favor papá, no lo volveré hacer, pero ya no me golpees, por favor. Las rodillas dolían al impactar sobre el suelo de la cocina, las lágrimas caían como cascadas en el hermoso rostro rojo que aun lado tenía la marca de cinco dedos perfectamente marcados.

Las manos grandes se apoderaron del largo cabello y de un jalón obligo a la joven a encontrarse a pocos centímetros del rostro de su verdugo.

-Vuelves a molestar a Sara y te saco de esta casa con tu pequeño bastardo- soltó con fuerza el cabello y el joven cayó al suelo. Sollozando sin parar.

El hombre mayor abandono la cocina, furioso, pateando todo a su paso.

-Cariño ven ponte de pie, una mujer de unos sesenta años la ayudo a sentarse en una de las sillas junto a la isla.

- ¡¡Anita deja mirar como ciervo asustado y trae una compresa con hielo!!\, corre muchacha. La mujer ordeno a la joven mucama que aún seguía paralizada por tan espantosa escena. Otro grito la despertó y corrió al refrigerador color plata\, para sacar la compresa de hilo y pasársela a la mujer.

- Déjame ver cielo\, levanta ese precioso rostro\, - las manos cálidas tomaron con sumo cuidado el rostro de la joven que lloraba sin parar.

-Fénix- la voz salió con dolor al ver como un hilo de sangre corrió al costado de la comisura de los labios. El color rojo se comenzaba a tornar ligeramente azulado.

-Estaré bien Nancy, no te preocupes- la voz dulce entre sollozos buscaba calmar a la mujer que con dulzura aplico el hielo.

SCH- un brinco fue suficiente para notar el dolor que atravesaba a tan preciosa criatura. A pesar de los golpes, el hermoso rostro de Fénix no tenía comparación.

-Señorita porque se empeña en disgustar a su hermana, usted sabe mejor que cualquiera en esta casa el poder que ella tiene sobre su padre. Anita se sentó junto a ella y sujeto la pequeña mano, el acento latino, aun después de vivir muchos años en Nueva York seguía anclado.

-No podía Anita, mi pequeño sigue con fiebre, logre con mucho esfuerzo que se durmiera.

-Tranquila, esta noche te ayudare con el niño debes dormir aun amamantas y si no duermes suficiente podrías dejar de producir leche- Nancy limpio la sangre al costado del labio herido y en su corazón rezaba porque esta niña por fin pudiera encontrar un minuto de paz.

Con mucho cuidado sujetando un costado de su abdomen, se puso de pie y cada paso le recordaba la golpiza que recibió solo por negarse a acompañar a su hermana de compras y arrastrar todos los bolsos.

El golpe fuerte de una puerta cerrándose llamo la atención de la mujer elegante que sentada frente al espejo en una perfecta bata de seda blanca, masajeaba sus manos con crema.

-Supongo que le diste una lección a la descarada de tu hija- el tono de voz era desafiante y altanero. -

El hombre camino de un lado a otro como un león enjaulado. Aún seguía sumergido en sus pensamientos.

¿Por qué debe parecerse tanto a ella?, ¿Por qué?

La habitación de la pareja destellaba lujo en cada rincón, completamente alfombrada, con una enorme araña central de cristales, una cama súper King en el centro cubierta por sabanas de algodón egipcio, aun costado cerca de un gran ventanal que permitía el ingreso de la luz natural durante el día, se encontraba un `precioso sillón azul acompañado de una pequeña mesa haciendo juego en donde descansaban unos cuantos libros-

-Tu qué crees, agh, solo logra enfurecerme. Tiro sus cabellos hacia atrás

-Tal vez deberías aceptar la oferta de Thomas Anderson, nos beneficiaria.

-¡¡Estás loca!!- el hombre se detuvo en seco, sus ojos rojos destilaban ira, pero la mujer frente a él, lejos de asustarse camino coqueto hasta llegar a su lado y acaricio el rostro sintiendo como la filosa barba raspaba sus delicadas manos.

- Ronald\, cariño\, ese viejo quiere casar a su nieto\, podemos asociarnos con él\, tu y yo sabemos que la empresa no está muy bien de números y esta unión no beneficiaria.

- Débora tu misma dijiste que debía rechazar una oferta tan estúpida- mascullo molesto\, pero aun así sostuvo la cintura jalándola contra su cuerpo.

- Por supuesto jamás dejaría que ese mujeriego\, fiestero bueno para nada se case con mi hija- se alejó molesta hasta uno de los vestidores.

- Débora\, te recuerdo que ese fiestero bueno para nada\, es dueño de una de las empresas más importantes dedicadas a la moda\, aun así\, no puedo obligar a Fénix.

- ¿Porque no?\, esa bastarda no es tu hija. - Escupió su veneno sin remordimiento

-¡¡No digas eso!!- grito molesto, odiaba escuchar esa triste verdad,

Cariño, lo lamento sé cuánto dolió enterarte de la verdad, pero eso fue hace mucho, me tienes a mí y Sara que sabes que es sangre de tu sangre. Volvió a los brazos de su marido y rodeo con sus brazos el cuello de aquel hombre, lo jalo con dulzura para abrazarlo y que este se calmara.

-A menos que tomes su fideicomiso, es bastante y con eso podríamos saldar la deuda o al menos conseguir tiempo.

-Eso no Debo, ese dinero es de Fénix, lo que su madre le dejo y no me corresponde tocarlo, en un año será suyo y respetare eso.

Débora rodo los ojos y mordió sus labios para no gritar. Con caricias falsa volvió hablar

-Sara merece un gran hombre, no puede casarse con el nieto de Thomas su vida sería un infierno, sin embargo, esa chiquilla, quien querrá estar con ella, ya es mercadería vencida.

Ronald soltó el abrazo aun no podía aceptar lo que sucedió hace dos años atrás.

-No digas más, hablare con Thomas, tal vez tienes razón, en necesario que Fénix encuentre un hombre que se ocupe de ella y su hijo.

-Alto ahí, no podemos decirle del niño, el viejo no lo aceptara.

-Pero Débora, como voy a ocultar semejante cosa.

-Shhh, - la mujer beso la mejilla y susurro al odio- Tu haz lo que digo, con el tiempo la mocosa y su hijo se irán de aquí y tú, Sara y yo, por fin seremos una familia prefecta, como debe ser.

Ronald asintió dudoso, aun dolía, aun dolía demasiado la traición de la mujer que amaba después de tantos años, aun después de destrozar su corazón, pero esa jovencita seguía atada a él, como un hilo invisible que no podía entender, no podía odiarla, por alguna razón cada vez que su enojo lo invadía era por recordar la traición y el vivo retrato de esa mujer caminaba por los pasillos de la enorme casa desde hace veinte años, evitando que él pudiera olvidar.

Inseparables

Fénix camino por  el pasillo de la casa, los pisos de madera brillaban dejando ver su figura traslucida , ella sonrió, hizo un gran trabajo en ellos, uno de los tantos castigos recibidos por su padre o- frunció el ceño- fue su madrasta, no importo sacudió la cabeza y continuo hasta chocarse con un bello cuadro que decoraba el lugar, a decir verdad toda la casa parecía una obra de arte eso era lo único que hablaba de su madre y lo que su padre prohibió retirar, no había fotos de aquella mujer que le dio la vida, solo sus obras de arte.

Fénix tenía guardada en una pequeña caja aquella imagen sonriente de su madre sosteniendo su barriga con amor, un regalo que Nancy le dio a sus dieciocho. Lo único que tenia de aquella mujer que la amo incondicionalmente según su nana.

Continuo su viaje hasta la última puerta abrió lentamente sin hacer ruido, la habitación a diferencia de las demás era muy sencilla, una pequeña cama, una mesa de luz y un pequeño velador, pero lo que más amaba de ese lugar era aquel moisés ubicado al otro lado de la cama, allí dormía su pequeño Bastián de tan solo un año de edad.

-Buenas noches dulzura- su mano cálida cubrió la pequeña cabecita, el negro azabache de los finos cabellos parecían la noche más oscura.

-Parece que la fiebre seso, estoy feliz de que este mejor mi pequeño. -

Bastián arrugo su naricita, como si sintiera ese aroma que lo hacía profundamente feliz, y con gran esfuerzo abrió sus redondos ojitos. El gris radiante de la mirada del niño hizo temblar el corazón de aquella joven mujer que olvido todo su dolor para tomarlo en brazos.

-Ven aquí corazón, mamá te extraño-

Las pequeñas manos sujetaron el rostro de su madre, camino con el niño en brazos y sentándose el borde de la cama tomo las manitos para dejar dulce besos en ellas.

Bastián soltó una risilla que hizo eco en la habitación-

- Te hace cosquillas, no – Fénix volvió a besarlas juguetonamente y el pequeño reía feliz. No había duda él era todo lo que necesitaba.

- -Mamá te ama mucho, nunca olvides cuanto te amo, amor.

- Nunca- escúchame bien- Ella miro fijamente a los ojos del niño y este parecía entender la importancia de lo que su mami iba a decir- Nunca, nunca olvides que te amo, eres lo mejor del mundo para mí, mi corazón te pertenece, siempre estaré aquí, - dijo tocando el pequeño pecho de su bebe, este volvió a reír al contacto

Fénix se había prometido que su hijo se sentiría amado, tanto o más de los que ella deseaba ser amada, quería que ese niño recuerde aun cuando la muerte decida llevarla, que ella lo amaría incondicionalmente, sin importar como el llego a su vida.

- ¿Tienes hambre belleza? - pregunto cuando Bastián daba pequeños cabezazos en su pecho buscando alimentarse.

Con cuidado llevo a su niño en brazos hasta estar completamente acostados, saco su delicado seno y el pequeño apresurado comenzó alimentarse.

- Tranquilo, podrías atorarte. Acariciaba la tierna mejilla, los hermosos ojos grises la miraban fascinados mientras las pequeñas manitas se aferraban al pecho se su madre.

Aun no podía creer que era madre de tan hermosa criatura, esos ojos eran el recordatorio de esa noche, y aunque no fue la mejor, algo bueno había salidos de tan traumática experiencia.

Dos años atrás.

Los golpes en la puerta de su habitación obligaron a Fénix a levantarse de la cama, amaba su cuarto allí evitaba los malos tratos de su madrastra y la fiera mirada de su padre. El gran ventanal daba al jardín principal, lleno de flores, ese rico aroma se filtraba al igual que los rayos de sol, todo era simplemente hermoso.

Los cálidos tonos rosa en la pared hacían más luminoso el lugar, y los osos desperdigados por la habitación le daban un toque infantil

Ahí voy- rápidamente coloco las pantuflas peludas y abrió la puerta.

Sus ojos se abrieron asombrados, aun no podía creer quien estaba frente a ella.

-Sara ¿Qué necesitas?

-Hola hermanita, déjame pasar- antes de que Fénix dijere algo está la empujo y recorrió la habitación. Sara odiaba en lo más profundo de su ser como Fénix sin ser hija de su padre gozaba de mejores beneficios y ese cuarto sin duda alimentaba su ambición.

Todos en una tonalidad rosa, ligeramente elegante, la alfombra bajo sus pies parecía ser más suave que la de su habitación.

La cama redonda con sabanas de seda blancas que caían delicadamente a un costado y ni hablar del enorme vestidor que parecía otra habitación.

-¿Qué quieres? Fénix tenía sus brazos cruzados, estaba aún parada la puerta, y se veía molesta,

-Tu querida hermana serás mi regalo de cumpleaños- Sara sonrió coqueta y se arrojó de un salto a la cama.

-Fénix entrecerró los ojos confusa- ¿de qué hablas?

- Ven aquí- golpeo la cama\, su hermana- te lo explicare claro y fuerte\, solo déjame decirte que después de hoy tu y yo seremos inseparables. -Sonrió con malicia.

Condena

Los golpecitos en la puerta despertaron a Fénix de aquel triste recuerdo donde todo comenzó, poco a poco se levantó con el pequeño Bastián en brazos para abrir.

- ¿Aun no duerme? - pregunto Nancy\, acariciando la pancita del niño que sonrió aun con el pecho de su madre en la boca.

-Acaba de despertase, pasa –Fénix se hizo a un lado y dejo pasar a la mujer mayor, que dejo una pequeña fuente sobre la mesa.

-Traje algo para que comas-

-Gracias Nancy, pero no tengo apetito, Fénix nuevamente se ubicó en la cama junto con su pequeño-

-No pregunte, debes comer muñeca este niño te devora, sonrió y acaricio las piernitas de Bastián, que dejo soltar una risilla aun alimentándose.

-Toma. Una compresa de hilo fue entregada en las manos de Fénix.

-Gracias, esto ayudara con la hinchazón - Fénix intento sonreír, pero el dolor que produjo el corte en los labios le recordó que era mejor no hacerlo.

- Aun no logro entender que poder tiene esa mujer en tu padre. Negó con la cabeza y en los ojos de la cocinera solo apareció angustia.

-Hace mucho deje de echarle la culpa a Débora o a Sara, mi padre es quien me rechaza y maltrata, no son ellas, o si ya no importa. Miró con sumo amor a Bastián y acarició las hebras negras que caían sobre su frentecita, este comenzaba a cerrar sus ojitos nuevamente cayendo en un profundo sueño.

-Ese niño, sí que es bueno – volvió acariciar las pequeñas piernitas.

Nancy observó con ternura esa hermosa imagen, esa niña que vio crecer, tan joven, tan inocente, miraba con un amor incondicional a su hijo, así como tiempo atrás lo hizo Victoria con esa niña.

-Lo es, siempre lo ha sido- Fénix dejo escapar una lagrima

- Dime Nancy ¿mi error fue nacer? -

- No mi niña\, no digas eso\, eras la bebé más esperada en esta casa\, tu madre y tu padre eran tan felices\, solo se respiraba amor aquí. Nancy recordó con alegría los viejos tiempos.

-¿Entonces por qué mi condena? –Fénix no recuerda cuando fue tratada con cariño por su padre, los pocos recuerdos que tiene de su madre son de tristeza profunda en su mirada, aunque la amaba incondicionalmente no era feliz, no podía creer las palabras de la mujer frente a ella.

-Quisiera responderte, cariño, pero no lo sé, de un día para otro todo cambio, tu padre se volvió frio y distante con madre, ella lloraba siempre y poco a poco ambos se alejaron. La oscuridad termino por caer en esa casa cuando Débora apareció con Sara, el corazón de tu madre ya no resistió.

-Lo odio Nancy, no sabes cuánto, siempre busque comprenderlo, pero cuando más necesite de él- miro a su bebé dormido profundamente junto a ella- simplemente me arrojo como basura a este cuarto y dejo que su esposa me tratara como un trapeador. No merezco esto, no lo merezco- Fénix dejo salir la angustia, una de sus manos cubrió sus sollozos para no despertar al niño.

-Solo un año princesa-

- ¿Qué? -preguntó hipeando.

-Aguanta un año más y podrás cobrar el fideicomiso que dejo tu madre, para ti, sé que algo más hay, pero no puedo asegurarlo- dijo Nancy.

- ¿De qué hablas Nancy? - la curiosidad fue más fuerte que el dolor\, y lentamente se sentó en la cama.

-Escuche sin querer a tu padre  y a su abogado haces unos días, hablar de un fideicomiso que debían entregarte, en tu cumpleaños número veintidós- Nancy sonrió- esa era la edad que Victoria tenía cuando tu naciste.

-Mi madre, dejo eso para mí- sus ojos se llenaron de esperanza por fin podría escapar de tanta tortura.

-Si cariño, solo un año. Ahora come y duerme, no te preocupes por el pequeño príncipe, lo cuidare para que descanses.

-Gracias Nancy no sabes lo que significas para mí. Fénix abrazo con fuerza a la mujer que la recibió con ternura, aun sus costillas dolían, pero no tanto como su corazón.

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La noche paso, dando lugar a un nuevo día, Fénix despertó más tranquila, los calmantes ayudaron con el dolor y el maquillaje con las marcas, se colocó un precioso vestido rosa con flores blancas que ella misma diseño y dejando a su pequeño al cuidado de Nancy apuro el paso a la casa de su profesora.

- Dios voy a llegar tarde-  corrió desesperada por la acera y como cada día, debía ir sorteando obstáculos desesperada.

- -Tu sí que tienes suerte, esa morena de anoche esta para el infarto- un joven hablaba entusiasmado con su amigo, ambos llevaban sus tasas de café e iban elegantemente vestidos

El sonido de dos cuerpos impactando a pocos metros del cruce de calles llamo la atención del que animadamente miraba para cruzar.

-¡¡Oye!! por que no ves por donde caminas- la voz gruesa y profunda, resonó en los oídos de Fénix que juntaba los diseños del suelo, y los sacudía tratando de limpiar el café.

-Me oyes- la mano firme sujeto uno de sus delgados brazos y la obligo a levantar la vista. Esos cortos segundos fueron eternos para Joshua, el océano que se vislumbraba es esos grandes ojos asustados lo paralizaron, observo detenidamente el perfecto rostro y como el rojo fuego de aquel sedoso cabello caí despreocupadamente sobre la mejilla

-Lo siento… lo siento mucho- Fénix alejo su brazo y cruzo corriendo la calle seguida por la mirada hambrienta de Joshua.

-Hey, cierra la boca- escucho decir detrás.

-he? Dijo volviendo en si- aun sus manos tenían ese hormigueo que el contacto con la suave piel le provocó, entrecerró sus ojos siguiendo la hermosa figura femenina perdiéndose entre la gente y por una extraña razón le parecía familiar.

-Joshua, es hermosa, pero por favor, debemos volver a la oficina podrías cambiar ese rostro de idiota- la carcajada de Dorian su amigo, lo trajo a la realidad.

-Deja de decir estupideces, esa niña volcó mi café – Molesto saco el pañuelo azul del bolsillo de su traje y limpio sus manos aun mirando hacia donde Fénix corrió.

-Tú y tu obsesión por las pelirrojas, me preocupas amigo- Dorian presiono la alarma de su Lamborghini Urus color negro.

-No sé de donde sacas tantas ideas ridículas, para mí, todas las mujeres son una noche de sexo y nada más. Subió al coche y su amigo lo acompaño.

-Pues digas lo que digas, hace un tiempo buscas a alguien, no lo niegues. Dorian aseguro el cinturón y encendió el auto.

-Llegaremos tarde a la reunión no tengo tiempo para tus tontos análisis. Vamos- Dorian sonrió negando y aceleró. Pero Joshua por unos segundos recordó la suavidad de la piel de esa bella mujer y sus ojos, esos ojos que lo dejaron impactado-¿Sera ella?-

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