Capitulo 1
Un joven camina con sus escoltas acompañándolo a una reunión que tendrá pronto pero se detiene al ver a una chica pelear con un señor y varias personas observan también.
Él se detiene para observar lo que pasa con extrañeza al ver que una chica se enfrenta de ese modo con un hombre que sin duda podría derribarla en segundos pero eso a ella no parece importarle.
Madison mira con rabia al señor pelón frente a ella mientras la señora que está a su lado llora con su niño a su lado, ambos están asustados pero a su vez sorprendidos de que ella llegará a defenderlos.
— ¿No sabe que no debe tocar a una mujer ni con el pétalo de una rosa? — le preguntó con evidente enfado y señalando con su dedo acusador
— ¿Quién te crees que eres?, No seas metiche — le gritó molesto el señor calvo
— Por favor, ¡Basta! — le pide la señora a su exesposo — déjanos tranquilos
Todos miran sin hacer nada y algunos simplemente deciden pasar desapercibidos.
— Ya escucho a la señora, no quiere nada con usted — dice Madison en defensa, ella se acercó a ayudar cuando vió que él señor estaba por golpearla y no pudo evitar entrometerse al ver que necesitaba ayuda.
— ¡Vete de aquí niña! — le ordenó para empujarla y ella retrocede perdiendo el equilibrio pero choca con un alguien que la sostiene
Y Madison al girarse se encuentra con el joven que la estaba observando de lejos, lo primero que ve son sus ojos azul marino que la miran con preocupación, a sus ojos le parece un joven diferente debido a su elegancia.
— ¿Están bien señoritas? — preguntó él con amabilidad al ver cómo eran maltratadas. Madison sigue sin reaccionar pero pronto despierta dándose cuenta donde está parada
— No, ese señor no deja tranquila a la señora a pesar de que le pidió que la dejará en paz y su pobre hijo está asustado — mencionó la chica molesta
— ¿Es verdad eso? — le pregunta a la señora que sostiene a su hijo de los hombros y ella asiente enseguida
— Así es — respondió con miedo para ver a su esposo
Y eso es suficiente para decirle a su guardaespaldas que se encargue de él para llevarse a la señora y a Madison lejos de la multitud, toman asiento en una banca.
— Gracias por su gran ayuda, sobre todo a ti que fuiste muy valiente al ayudarme — le agradece a la chica de ojos oscuros
— Ese señor no volverá a molestarla si usted lo demanda — le aconseja él joven y ella asiente nuevamente
— De verdad gracias a los dos — dijo con una sonrisa para abrazar a su hijo
— No me agradezca señora, no soporto que traten así a los demás — dice la chica con una sonrisa amable para darse cuenta de que su hermano se acerca confundido y entonces se preocupa
— Gracias a usted también por ayudar, no todos los hombres lo hacen, ya me tengo que ir, nos vemos — dijo Madison en forma de despido sin darle chance a ninguno de los dos de decir nada pues tenía que irse.
(Madison).
Llegamos a casa con mis dos hermanos, fuimos al mercado a comprar verduras para mamá que los va a necesitar pero mi hermano mayor no para de preguntar en qué tanto perdía mi tiempo y yo sólo me excuso con que no era nada más que me entretuve con un helado.
— Mamá preguntará porque tardamos tanto — dijo mi hermano mayor, Jordán que tiene 21 años
— Si y eso fue porque madi siempre causa problemas — echa mi hermano menor (11 años), John que se cruza de brazos y sacudo mi cabeza molesta
— Eso es mentira — protestó
Mi hermano interfiere antes de que comience una pelea con mi hermano pequeño, entramos a casa viendo a mamá que se dirige enseguida a nosotros.
La casa es grande de dos pisos, con un jardín amplio pero en realidad los muebles ni las decoraciones son bonitas, algunas cosas ya están algo desgastadas pero es suficiente para nuestra gran familia. Sólo tenemos cuatro cuartos y un baño. Tengo dos hermanos, un primo que es mayor que yo y tres hermanas, una menor que yo, de quince años y mi otra hermana mayor Lidia de diecinueve años que tiene la misma edad que mi primo Thor y finalmente mi hermana Elizabeth de veintidós años, ella ya está casada con una hija que amo mucho, tiene una discapacidad y batallan por ello pero aún así es fuerte y por eso la admiro.
— Si que tardaron, pero lo importante es que llegaron — dice sin intenciones de escuchar nuestras explicaciones
Jonh se marcha mientras que Jordán y yo esperamos a que se debe su inquietud. Parece nerviosa y eso no es usual en ella.
— Hay algo que tengo que decirles y es muy importante — dice dejándome perpleja por su actitud
— ¿Todo bien? — pregunté y ella asiente con la cabeza
— Vayan por sus hermanos para reunirnos — nos pide a ambos que obedecemos enseguida para dejar la pequeña sala que está pegada a la cocina.
Subo los escalones y camino por el pasillo y antes de llegar a la puerta me encuentro con mi hermana Elizabeth que me mira al salir del cuarto, me acerco a ella que parece cansada
— Mamá nos está buscando a todos, quiere hablar de algo importante — le aviso pero prosigo — pero antes quiero ver a mi sobrina hermosa — le pido y sonríe mostrando sus grandes labios rojos
— Claro, entra ahí está Efrén — me dice refiriéndose a su esposo y asiento
Muevo mis pies a su cuarto donde está la bebé de apenas un año y le dijeron que había nacido con un problema de discapacidad intelectual. Me acerco a ella que está en la cama jugando con un muñeco que deja para verme emocionada.
La abrazo y le doy un beso en la mejilla que la pone feliz y puedo ver a Efrén recogiendo su ropa, él es su papá y me alegró mucho que se quedará al lado de su hija, al principio le costó asimilarlo pero lo acepto para quedarse con su familia.
— Hola hermosa — le digo a ella y él me mira
— No olvides saludar a tus mayores, Madison — pide y sonrío divertida
— Disculpa, estoy un poco distraída. Vine a saludar rápido a mi princesita — le digo para volver a besarla y salir del cuarto sin más que decir
Camino nuevamente a la sala y encuentro a todos reunidos.
Mis hermanos mayores y menores, hasta mi primo también lo está. Me quedo de pie esperando a que hablé mamá.
— Tengo que decir algo muy importante, yo necesito que todos sepamos lo que pasa porque ya no sé qué más hacer y quiero que sepan que todo estará bien mientras estemos juntos sin secretos — dice ella con tristeza tratando de no llorar, eso hace que me preocupe aún más, está muy angustiada.
— ¿qué ocurre mamá? — preguntó Elizabeth la mayor de todas
— Estamos en una crisis, tenemos una gran deuda que su papá no pudo pagar y justo ahora nos la están pidiendo, él señor va a venir a hablar conmigo para ver qué podemos arreglar pero no estoy segura de que eso sea posible — explica dejándome confundida, papá falleció hace 5 años
— ¿Cuánto tiempo te dio? — preguntó mi hermano Jordán mientras nosotros observamos
— Un mes pero ya pasaron dos semanas y no pude conseguir mucho dinero, si no les doy todo nos quitarán la casa y aún así no es suficiente para el pago, entonces puede que también vaya a la cárcel y ustedes se quedarán sin techo — dijo eso último con melancolía haciendo que quedemos boquiabiertos
— ¿Pero qué?, Mamá pudiste decirnos antes — exclamó Lidia y niego con la cabeza
— Ella no quería preocuparnos y lo importante es que ya lo hizo — digo molesta por la actitud de mi hermana — yo sólo decía…— intenta hablar Lidia pero mamá la interrumpe — por favor no peleen, debemos estar unidos en esto — aclara mamá — y lo estaremos mamá, lo resolveremos, me tienes a mi y a Efrén — dijo Elizabeth para abrazarla
Nos acercamos para hacer lo mismo, está situación nos supera, jamás pensé que algo así podría pasarnos. Me separó al ver que Jordán no se unió al abrazo si no que está pensativo.
— ¿Y cuándo vendrá ese señor? — preguntó Jordán
— Mañana temprano hijo — respondió mamá que me preocupa. Ella cuida de todos nosotros sola pero jamás la ví así de derrotada.
Capitulo 2.
Ya es él día que viene el señor a hablar con mi mamá de aquella dichosa deuda, en realidad espero que todo se pueda resolver, recé anoche al señor para que nos ayudará con esté problema, para saber que podemos hacer para ayudar a mamá con aquello. Me cepillo el cabello con mi peine pero no demasiado para que mis ondas naturales no se deshagan, mi cabello es largo, rubio castaño natural, lo heredé de papá y mis ojos oscuros como de mamá, mi piel es de color clara y soy delgada pero no tanto, tampoco soy muy alta ni muy enana si no termino medio. Llevo puesto un pantalón de mezclilla corto por mis muslos y una blusa grande color negra con mis tenis blancos.
Bajo nuevamente para saber si ya llegó aquél tipo y así es, están en el jardín hablando con mucha seriedad pues lo sé por la cara de mamá Cinthya, también está Elizabeth y Jordán que tiene una postura rígida.
Mi hermano pequeño John junto con Lidia y Clemency escuchan desde la casa, al oírme se giran asustados pero al saber que soy yo continúan escuchando. Yo observó desde la ventana.
— Ya están hablando — me avisa Lidia que pega la oreja en la puerta
— Yo no sé qué es lo que sucede, teniendo tanto dinero y quieren más — protesta Clemency y niego con la cabeza— y ni siquiera fuimos invitados a la conversación
— Esa conversación es de adultos — le recuerda Lidia recibiendo una mala mirada de Clemency — ¡Y yo que soy! — exclamó molesta Clemency — ya mamá nos contará que pasó, así que tranquilos, todo se solucionará — digo intentando sonar tranquila
— No lo creo — dijo Lidia al oír la voz de mamá alterarse
Entonces me acerco a la ventana y ellos me siguen, mamá está molesta y preocupada al ver que él señor no escucha, mis hermanos también parecen alterados y es ahí cuando no puedo evitar abrir la puerta y salir.
Todos me miran confundidos pero no me importa cuando estoy tan decidida.
— ¿Qué sucede? — pregunté viéndolos a todos
— No tenemos mucho tiempo cariño — explica mamá para abrazarme de lado y mirar al señor con enfado — ¡Eso no es justo!, ¡Usted debería entender que no somos adinerados como usted lo es!, Tenemos una gran familia y esto es muy difícil, si nos diera más tiempo
— Yo sólo hago mi trabajo, no puedo hacer más por ustedes — explica él señor con traje elegante.
Mi hermano Efrén se altera y veo sus intenciones de golpearlo pero Elizabeth lo detiene del brazo y lo tranquiliza con una mirada
— Hablé con él joven amo y sus abuelos — dijo el señor y frunzo el ceño porque no entiendo — él está dispuesto ayudar pero si no pueden pagar la deuda, pueden hacerlo de otro modo — todos miramos atentos y con esperanzas — él busca una esposa y que mejor de la familia Contreras, de su viejo amigo del abuelo.
¿Qué?. Ahora sí no entiendo nada, ahora siento como si hablara de un mundo pequeño.
— Por favor, vaya al grano — le pide Elizabeth impaciente como si supiera que él supuesto abuelo ya conoce a papá — él abuelo y él jovencito están dispuestos a perdonar su deuda si una de sus hijas acepta casarse con él joven amo
Lo miramos como si estuviera loco, lo que acaba de decir no tiene ningún sentido para mí, ¿Por qué querría despojarse de una de nosotras?.
— ¿Está demente?, Eso jamás va a pasar — exclamó Jordán al saber que lo que piden es algo muy fuerte
A mí me resulta algo ofensivo el echo de que quiera casarse con una de nosotras como si fuéramos objetos.
— Por favor no lo tomen a mal, es la única forma en que puede ayudarlos, no es mala persona — aseguró el señor pingüino y lo miro con cara de pocos amigos
— ¿Si quiera se está escuchando?, No tiene sentido lo que dice — protestó molesta cuando alguien más se hace presente frente a nosotros, alguien que ya había visto.
— Lamento que lo tomen de ese modo pero es la única forma en que puedo ayudarlos, así ustedes hacen lo mismo por mi, ambos ganamos — habló el mismo joven que me ayudó en la mañana con la señora y su hijo, no comprendo.
Parecía buena persona, alguien que no sería capaz de comprar a una esposa pero parece que las apariencias engañan a las personas
— ¿Disculpe? — dice Elizabeth a él joven que le dirige la mirada — ¿Pero a usted en qué lo ayuda?
— Mi madre quiere que me comprometa pronto, y no quiero que sea con las mujeres que ella escogió. Hoy observé a una chica — al decir eso voltea a verme y levanto la ceja — y comprendí que podía quizás casarme con alguien de buen corazón, por obra de suerte era la chica que tiene una deuda — cuando dijo eso la rabia me invadió y por lo que veo a todos también
— ¿Qué dices infeliz? — preguntó mi hermano sujetando la camisa de su cuello, él joven reacciona con tranquilidad empujándolo levemente
En realidad cuando lo vi parecía alguien diferente, guapo y amable, ahora es completamente otro.
Su cabello es ondulado pero en su lugar, color negro, ojos azules como de un príncipe, piel blanca, más alto que yo y delgado pero con brazos fuertes y cuerpo ejercitado. Su ropa es casual pero elegante.
— Él señor Gabriel sólo intenta ayudar, si cooperan será mejor para ustedes — explica él pingüino pero no quiero escucharlo más — pueden tomarse dos días para pensarlo pero no hay mucho tiempo, ya que la señora abuela vendrá a quitarles todas sus pertenencias
Todos estamos sorprendidos sin poder creer aquello pero también asustados porque no sabemos que hacer.
— Sólo quiero decirles que la chica ya está elegida, me gustaría que tú te lo pensarás más que nadie — dice viéndome exactamente a mi a los ojos, cosa que nos deja aún más confundidos
¿Yo?, ¿Por qué mierda me escogería a mi?, Sólo por él echo de que nos conocimos unos segundos.
— ¿Esto no puede ser? No venderé a ninguna de mis hijas y menos a las menores de edad — habló por primera vez mamá con firmeza cosa que hace que Gabriel me presté atención
— ¿Qué edad tienes? — preguntó confundido — tiene diecisiete, aún no tiene…— asegura Jordán molesto pero él joven le corta
— Seguro pronto cumplirá los dieciocho — y con eso se va dejándonos aquí sin esperar más de nosotros. No puedo evitar aniquilar su espalda, se dirige a la camioneta blanca que luce costosa
— Por favor piensen — pide él señor para ir tras él.
Estoy sentada en el sofá viendo cómo todos discuten sobre lo que acaba de pasar hasta Efrén está aquí, yo aún sigo anonadada que no quiero ni decir nada porque en el momento en que lo haga explotare.
— ¿Qué pasa con ese tipo? — preguntó Elizabeth cruzándose de brazos
— Está claro que es millonario — dijo burlón mi primo que recibe una mirada mortal de Jordán
— No pasará jamás, mamá — defendió Jordán
— sólo piénsenlo, lo necesitamos y ella está por cumplir los 18, es rico, guapo y joven, además ya lo conocía Madison — dijo Clemency y deteste que abriera la boca — ¿Me estás jodiendo?, ¡¡Ni loca me casare con un tipo como él!!, No me importa que sea guapo y con dinero, si lo conocí fue por un instante, no dirigimos ni dos palabras — solté molesta todo lo que estaba reteniendo — yo lo haría por mi familia, es un sacrificio aunque ni tanto — alabó Clemency, alzándose de hombros
— No digas esas cosas Clemency — le pide mamá pensativa — no lo apruebo — dice mi hermano Jordán y me alegra que esté de mi lado — podrían establecer un contrato — comentó Efrén y lo miró mal, Elizabeth le golpea el hombro — es lo mejor que tenemos o podría ir a la cárcel su mamá — siguió con insistencia y entonces me puse de pie con lágrimas en mis ojos y salí corriendo a mi cuarto
Me doy cuenta de que se están auto convenciendo y eso me molesta aún más. No sé porque creen que lo haría pero me hacen sentir culpable de algún modo. Abrazo con fuerza mi almohada cuando mamá entra en la habitación con expresión preocupante, toma asiento a mi lado con un plato de arroz con leche, mi favorito. Me acomodo en la cama, viéndola confundida por eso. Espero que no quiera convencerme.
— No te pido que hagas aquello, jamás lo haría y no tienes que hacerlo cariño — me dice haciéndome sentir mejor — tus hermanos no saben lo que dicen, no los escuches — pero entonces tú irás a prisión — digo preocupada — no importa, Yo estaré bien y encontraremos una solución — me sonríe con calidez — ahora come que no querrás dormir con el estómago vacío — me pide y asiento feliz de escuchar sus palabras.
Ella sale del cuarto y yo empiezo a comer pero mi mente no para de recrear esas imágenes de nosotros en la calle sin mamá. La verdad no hay mucho que hacer, nadie más que mamá trabaja en limpieza, y él esposo de Elizabeth también trabaja en un bar donde no recibe mucho dinero y no creo que quiera mantener muchas bocas. Trago saliva con dificultad para sacudir esas ideas de mi cabeza. La razón de que no trabajemos es porque unos estudian y otros no encuentran empleos.
Al día siguiente amanezco más tranquila, decidí no darle tantas vueltas al asunto pero eso no quiere decir que no esté preocupada por este asunto. Bajo las escaleras pero me detengo en medio camino al escuchar a mamá y Eliza hablar de algo que parece preocuparles.
— ¿Qué haremos si no tenemos más opciones? — preguntó Elizabeth y escucho a escondidas — no lo sé, tú hermano acaba de salir decidido a encontrar un trabajo para ayudar, tampoco quiere sacrificar a tú hermana — comentó mamá y sonrío porque él esté a mi favor
— ¿Crees que pueda resolver algo? — preguntó insistente Eliza
— No lo creo para ser sincera, aunque encuentre uno no le pagarían enseguida y su sueldo no bastaría, es una gran deuda — dijo mamá haciendo que recargue mi espalda con fuerza contra la pared — quizás podamos pedir un préstamo — dijo mi hermana pero decido no escuchar más y subo los escalones triste por todo esto.
Capitulo 3.
Acarició el cabello de mi sobrina Itzel que está a mi lado viendo la tele en la pequeña sala, le estoy contando mi historia en el supermercado, claro que evitando tanta violencia. Pero es un tanto imposible cuando Lidia y John están aquí discutiendo sobre cualquier cosa, les recrimino con la mirada pero es imposible hacerlos callar.
— ¿Por qué tanto ruido? — preguntó mamá y me alzó de hombros — ella empezó — señaló John causándome risa por sus cosas — por favor, no es momento, recojan todo — les pide y Eliza entra cansada para acercarse al sofá aún lado de nosotras y descansar como si hubiera corrido una maratón — ¿Lograron encontrar solución? — pregunté preocupada y en eso viene Clemency molesta — por supuesto que no, fuimos en busca de trabajo y no encontramos nada, eres una egoísta porque prefieres ver qué nos matemos trabajando — dice Clemency y bajo la cabeza pensando que aquí vamos de nuevo — ¡Basta!, Ya hablamos de eso — le advierte mamá — no mamá, no es justo cuando ella también puede trabajar y estudiar, yo también tengo que estudiar — protesta Clemency y la miró mal — ya cállate Clemency, entonces tú estás diciendo que Madison se case y se sacrifique por todo, ahora tú serías la que estudiaría, ¿No? — me defiende mi hermana mayor — ¡Dije que no quiero oír más del tema! — se quejó mamá y es entonces cuando decidí hablar.
Pero antes de hacerlo tomo aire en mis pulmones para armarme de valor, buscando las palabras adecuadas para decirlo pero conmigo nunca hay palabras adecuadas.
— Lo haré, me casaré con él — solté de repente haciendo que todas volteen a verme sorprendidas. Parecen largos minutos de tensión y es una tortura, hasta que hablan.
— ¿Qué haz dicho? — preguntó mamá e intento ser fuerte — lo haré mamá, ya tomé una decisión — no, no lo hagas por nosotras y piensa en tu futuro, no voy a permitir que te cases con un desconocido — dice con enfado — lo siento mamá — me disculpó porque es una decisión que ya tomé — ya hablé con él señor pingüino, así que está hecho — le comento a mamá, eso lo hice en la mañana temprano porque sabía que se enojarían — ¿Pero qué? — me pregunta con enfado — no tenías que hacerlo — me dice con tristeza Elizabeth así que me pongo de pie — eso es todo lo que tenía que decir y espero su apoyo — les comunico antes de marcharme a mi cuarto y llorar en silencio porque no puedo soportar esto.
No puedo creer que en éste día tan importante para una mujer esté triste, se supone que debería ser el mejor día de mi vida pero no es así, la boda es algo muy bonito cuando amas a la persona con la que estarás el resto de tú vida. Camino por la iglesia agarrada de mi hermano que es el que me va a entregar, ellos también están sufriendo al igual que yo, porque me quieren pero no les gustó para nada lo que hice. Llevo un vestido blanco de poco vuelo y ajustado de la cintura, es tipo corsé con mangas delgadas. Un vestido de ensueño y unas zapatillas de ensueño pero no como uno quisiera.
Levanto la cabeza al ver al hombre frente a mi, me mira sin ninguna expresión y pareciera como si se sintiese culpable
— Te amo hermanita, y nunca es tarde para escapar — me dice, Jordán al oído cosa que me hace sonreír — estoy bien — le digo para restarle dolor. Al llegar a su lado él toma mi mano con delicadeza y la besa como si de verdad me quisiera, lo observó con extrañeza y confundida pero ignoro aquello para ver al padre que empieza a hablar, mi mente está enfocada en otras cosas y es que pienso librarme de esto dentro de un año, no pienso durar por siempre. Y sólo eso me hace sonreír, siento la mirada de Gabriel y lo miro de reojo confundida
— ¿A qué debo tú sonrisa? — preguntó acercando su cara a mi oído — que me libraré de ti — me volteo hacia él con una sonrisa, a la vista de los demás parece que es una promesa de amor — lo prometo — le digo aquello con seguridad y él sonríe con sarcasmo pero pronto vuelve a verme — espero verlo — dice y él padre nos declara marido y mujer, nos concede el beso y es cuando entro en pánico, puedo notar a mi familia nerviosa.
Sus ojos azules me observan con intensidad y siento algo extraño, cierro los ojos para evitar soltar una lágrima. Él acerca su rostro al mío y puedo sentir su aliento muy cerca, sigo con los ojos cerrados esperando a que llegue. Me sorprende cuando sus labios tocan los míos con suavidad haciéndome sentir una extraña sensación en mi, pero me respeta porque no sé sobrepasa, sólo los mantiene ahí.
Reacciono cuando escuchó los aplausos de los demás. Me separó lentamente de él y veo que me observa con seriedad para luego ver a la multitud. En realidad ahora me doy cuenta de que no se ve nada mal con esa vestimenta, un traje negro y su cabello alineado pero sexy.
Después hacemos una pequeña fiesta para celebrar pero todo esto es sólo apariencia, estoy cerca de la mesa viendo los grandes platos de comida que se me antoja probar, todo está delicioso, mi familia están en una mesa sentados. Les dije que todo estaba bien, tuve que mentirles un poco y por lo que veo me creyeron sobre todo cuando vieron nuestro beso. Un beso dónde sólo rozamos nuestros labios.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó Gabriel apareciendo a mi lado — comiendo, ¿No ves? — dije tomando un poco de ello. Se ríe divertido para negar con la cabeza — ven, vamos a bailar, nos toca — dice él y protesto molesta porque no quiero hacer una demostración de amor falso — ¿Es necesario? — pregunté y él asiente — por supuesto, vamos a pasar mucho tiempo juntos, créeme — dice y sé que se refiere por la promesa que le hice, ahora él me quiere fastidiar a mi — no quiero, no iré. Sólo me quedaré aquí comiendo un poco más — le digo para picarle, me mira mal y sonrío pero no tanto al ver su reacción — ya tendrás tiempo para eso, vamos — insiste tomando mi muñeca jalándome pero resisto, él es más fuerte así que él gana nuestra pequeña pelea
A regañadientes camino hacia la pista de baile dónde ponen una canción lenta y romántica. Sostiene una de mis manos y la otra la posa en mi cintura cosa que me pone nerviosa, me obligó a poner mi mano en su hombro pero lo hago porque me acerca más a él, como siempre él gana y estamos muy cerca el uno del otro. Nos balanceamos de un lado a otro, comenzando a bailar está balada. Pero me molestó al ver cómo aparece una sonrisa en sus labios. — ¡Eres muy gruñona! — me dice y lo miro mal — no es mi culpa si terminas pisoteado — le advierto y asiente con la cabeza — por cierto, estás hermosa señorita Dickinson — dice y abro mis ojos dándome cuenta que ahora soy una Dickinson, lo hace a propósito — Te diviertes mucho, ¿Verdad? — le digo y él niega la cabeza — pues no te haré la vida fácil — le echo molesta y sonríe, lo miro molesta porque todo lo que digo le causa gracia — tengo una pregunta — digo y alza una ceja — ¿Por qué quisiste casarte conmigo? No creo que sea por ser amable y ayudar a mi familia — cuestiono y él evita mi mirada — quizás sea porque me pareces linda — dice y niego con la cabeza — tenías que casarte con una de nosotras, ¿Pero por qué? — insistí molesta y él arruga la frente — se acabó el baile y las preguntas también — dice para marcharse, me quedo viendo que se aleja y no entiendo porque se pone así.
¿Acaso él también es obligado a esto?.
La hora de despedida a llegado, la parte más triste donde te separas de tu familia, todos me miran y con sólo verlos me dan ganas de llorar. — los amo a todos, quiero que sepan que esto no es él fin, los voy a extrañar mucho y espero me visiten seguido — les pido y sonríen con tristeza, mi mamá suelta sus lágrimas. Me acerco a ella para abrazarla con fuerza como si no quisiera que me soltará nunca — eres mi niña y siempre lo serás, no dudes en llamarme por cualquier cosa — pide ella, sonrío feliz y más cuando mis hermanos se unen al abrazo, un abrazo familiar menos por mi hermano Jordán. Nos separamos y respiro hondo para acercarme a él. — siempre creí que en el cielo había una vaca, pero no crees que es un tanto imposible — le digo y me mira serio para después sonreír. Él y yo entendemos de lo que hablamos, él significado de que algún día seré libre, si una vaca puede durar mucho tiempo en el cielo, yo también puedo soportar estar casada con alguien que no amo, pero eso es falso como esté matrimonio. Significa que pronto acabará.
Subo al vehículo con el dolor de mi corazón al saber que es la primera vez que no estaré con mi familia, que viviré con un desconocido. Les digo adiós con la mano cuando estamos más lejos, miro a la persona que está a mi lado, Gabriel. No dice nada por suerte que es lo último que necesito, consuelo de su parte.
— ¿A dónde vamos? — pregunté confundida, él conduce muy tranquilamente mientras yo me muero de nervios por lo que sigue — a nuestra luna de miel, ¿No es lógico? — informó con sarcasmo, lo miro enfadada sobre todo porque creé que habrá luna de miel — habló enserio — protesté y sonríe de lado nuevamente — a nuestra casa —dice y eso incluso se escuchó raro para mí, él bajá del vehículo nada más aparcar y habla con un señor mientras otros se dirigen al cofre para sacar las maletas.
Sorprendida veo el lugar en el que estamos, es como un estacionamiento pero de helicópteros. ¿Debe estar bromeando?, Volteó a verlo y me hace una seña para que baje del auto y eso hago temerosa de no saber a dónde me quiere llevar.
— ¿Qué clase de espectáculo es esto? — pregunto molesta — tranquila, iremos a casa — informó como si nada, como si no estuviera confundida — confía en mí — me extiende su mano y la acepto porque aunque no confíe en él no tengo otra alternativa. Subo al helicóptero que hace mucho ruido y eso me pone muy nerviosa, nunca e subido a uno, pero cuando comenzamos a elevar sonrío feliz sin poder evitarlo. Noto su mirada en mi y no se cuál es su razón de esto.
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