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En Cuatro Patas

Cómo me descubrí

Cuando cumplí los trece años y entre a la secundaria mis padres me dejaron por primera vez ir al borde del bosque a una fiesta con mis amigos y compañero de curso. Samuel, mi mejor amigo paso por mi en su motocicleta y nos fuimos. Ese día habia una luna llena hermosa, asique llegamos a la fogata y ya estaban todos tomando alcohol. Habia unos cursos más grandes que nosotros y eso animaba la fiesta, la música venía de las camionetas, nos pusimos a bailar en el claro.

Una de las chicas se acercó a mí

-Hola Kenia, creí que no vendriaa.- dijo Sara

-Mis padres ya aceptaron dejarme salir de vez en cuando, además Samuel es una buena compañía- dije sonriendo

-Si supieran que solo la llevo a casa, no confiaria tanto en mi- dijo Samuel dándome un vaso de vodka.

Cuando empezó a llegar la media noche me sentí mal y me senté en la motocicleta de Samuel, veía rojo y aveces blanco y negro. Él me vio y se acercó

-Princesa, ¿te sientes bien o quieres ir a casa ?

Era nuestra primera fiesta con los mayores y no quería irme antes de las os de la madrugada, me negué

-Estoy bien, solo estoy cansada. Déjame un poco más- dije con una cara de compasión-

-Vale, pero si empeoras nos vamos a casa. Tus padres me mataran si empeoras- se agachó frente a mi- ¿seguro estás bien?

-Gracias Samy, te prometo que si me siento peor te lo diré.-

Samuel se levantó y sigui bailando, como era guapo muchas chicas lo rodeaban.

Once y cuarenta de la noche me dio una puntada de dolor en la columna y me caí al suelo, sentí que en ves de quejas de dolor me salían jadeos como de perro. Samuel que estaba atento se acercó y lo mire de repente, el se asusto mucho

-Kenia, ¿estás bien?

Quiso tocarme y lo empuje, me sentía fuera de mí, el cayó de espaldas con mis garras le abri el abrigo de cuero.

-¡Garras!

Corrí al interior del bosque en cuanto patas y la ropa me molestaba, comencé a quitarmela mientras corría. Samuel me sigui gritando mi nombre.

-¡Kenia!

El cuerpo me ardía y sentía un calor insoportable, vi una laguna y me metí muy despacio, el agua fría me bajo la fiebre. La nube que tapaba la luna se apartó y en el agua vi el reflejo de un enorme lobo negro detrás de mí, me gire de inmediato y no había nadie, espere que el agua se calamara y ahí estaba de nuevo, moví mi cabeza y vi que era mi reflejo

-¡o no! ¿que le diré a mis papás?

-¡Kenia!-

Grito Samuel

-¿que le diré a Samy? no se si pueda conocerme o entenderme siquiera

Salí del agua y me sacudí como si lo hubiese hecho toda la vida. Samuel apareció y se quedó estático del susto. Me acercó muy lento y de repente le salte y la tire al suelo, el no se quejo y levanto las manos para mostrarme que no quería hacerme daño, la verdad no estaba segura porque había hecho eso. Hagache mis orejas y llore.

-¿Kenia? ¿De verdad eres tú?

me acaricio la cabeza y sentí como se movían mia pelos haciedome cosquillas y se sentía muy bien. Me aparte y el se sentó a mi lado

-Estoy si es difícil de explicar a tus papas-

-Tienes razón- pensé

-Aún son las doce esperemos a la una haber si te vuelves normal-

Nos sentamos al borde de la laguna en el claro, el me acariciaba y se sentía muy lindo. unas lágrimas se me escaparon y cayeron en su pecho ya que yo sentada era aún más grande que él. Me seco las lágrimas y nos quemos ahí un largo rato.

Un gran amigo

Antes que se hiciera la hora nos quedamos dormidos. Al alba sentí algo de frío y comencé a temblar, sentí que Samuel se movió y me tapo con su campera. Me senté y vi que mis piernas estaban desnudas.

-¡No me veas!- le dije mientras me cubría con su campera de cuero.

-Ya te he visto, por eso te cubrí -dijo algo avergonzado- hay que ir a casa, como no tienes zapatos te llevaré en brazos.

-¿Estás loco?- dije sin pensar, mire el bosque había ramas y espinas- ¡Ey ya no soy un bicho raro!

Samuel se paró y se cruso de brazos

Me tomo en sus brazos y me puse totalmente colorada.

Camino por el bosque, estaba lejos la fogata. De pronto sentí un dolor muy grande en la cabeza, vi rojo un momento y luego blanco y negro.

- ¿Pasa algo?- dijo Samuel

-Me duele la cabeza. Veo blanco y negro

-Llegaremos a casa y te llevaré al doctor para ver si no te has golpeado o algo.

Me dio un beso en la frente y le sonreí, su pecho estaba caliente. Mi cuerpo es pequeño asique no le cuesta trabajo llevarme.

Al llegar al borde del bosque había todavía gente, algunos nos vieron y comenzaron a gritarle a Samuel, pero el no hizo caso, lo que me alegro porque yo estaba totalmente avergonzada. Me sentó delante en la motocicleta y me cerró la campera, ya que era un poco corta. Arranco y nos fuimos por las rutas menos transitadas

-¿Tienes frío?

-No, estoy bien...solo un poco avergonzada.

-No deberías, tu y yo sabemos que pasó en realidad. Además no diré nada, sabes que puedes confiar en mi-

-Lo se, gracias Samuel-

Llegamos a mi casa y me llevo de nuevo en sus brazos, fue vergonzoso entrar así a mi casa. Por la puerta trasera subimos a mi habitación, el se tiró en mi cama y yo me fui al baño para ducharme y vestirme. Me puse un vestido rosa crema, mis zandalias y salí con una toalla en la cabeza.

-Sientate, te secare el cabello- dijo Samuel, era algo que le gustaba, era como su muñeca y aveces hasta me compraba ropa.

-¿No tienes nada que decirme?- dije pensando en lo que había pasado

-¿Como que?- respondió consentrado en mi cabello

-Soy un monstruo...-se me cayeron las lagrimas-

-Te diré quién ea un monstruo- se agachó frente a mi como siempre hacia- Jhon ese mal nacido que golpea a los más niños y les quita su comida, Sheila que a todas las niñas les dice feas y mancha sus ropas con lo que sea que tiene en la mano... pero tú mi princesa, no eres un monstruo. Estoy sorprendido y es todo- me sonrió- mírame y dame una sonrisa

-Me reí y seco mis lágrimas-

-Dejame ducharme e iremos al hospital- no hace falta decirle a nadie, ¿vale?

-vale- dije más tranquila

Samuel era mi amigo de toda la vida y mi familia confiaba en nosotros, aún nos veían como niños. Siempre se quedaba a dormir cuando volvíamos de alguna fiesta o yo me quedaba en su casa. Salió de la ducha con la toalla en su cintura, era realmente hermoso. Busco su ropa en mi armario y volvió al baño.

-Vamos- me abrió la puerta de la habitación y nos fuimos en su motocicleta al hospital.

Estuvimos unas horas haciendome análisis, Samuel estuvo conmigo cada momento tomando mi mano.

Cuando términos me invitó a almorzar y acepte. Su familia era muy rica, tenía un hermano mayor y un hermano menor, asiq prácticamente no existía en su casa y no le molestaba, tenía más libertad que sua hermanos.

-¿Te gusta tu almuerzo?-me preguntoientras comíamos unas papas fritas con mostaza y mayonesa, una carne azada-

-Si, está deliciosa- contesté, realmente tenía demasiada hambre y habían pasado muchas cosas. Se acercó a mí oído y me dijo pícaro

-¿O deseas un venado, auu?-

Lo empujé jugando y se sentó de nuevo riendo, me sonreí y le saque la lengua. Nos pasamos el almuerzo riendo y hablando de lo que había pasado. Mi celular comenzó a sonar, era mi madre

-Hija, te oí llegar e irte ¿Pasa algo?-,

-No, hemos venido a almorzar. En la tarde volveré, iré con Samuel al parque verde unas horas.-

-Esta bien, tengan cuidado. Dale mis saludos a Samy-

-Dice que te manda saludos- le dije a Samy que tenía la boca llena e hiso un gesto que le devuelva el saludo

-Dice que también te da saludos-

-Nos vemos en la tarde, bay-

-Bay- dije y corte.-

-¿Cuando dije eso?- tomo su gaseosa

-Ahora- dije riendo- vamos al parque un rato, no quiero volver a casa tan pronto, aún me dan puntadas en la cabeza-

-Prineo vamos a cargar gasolina- se levantó y dejo el dinero sobre la mesa, salió caminando tras de mi

De imprevisto

El lunes por la mañana me sentía mal, me di una ducha para refrescarme y calentarme y poco. Me puse mi falda negra, colgué mi cadena a la cintura, me puse un top negro, mis zandalias negras y tome mi bolso. Me solté el cabello y me delinee los ojos. Samuel me estaba esperando afuera como siempre.

-Buenos días princesa, ¿Que paso con el rosa?- dijo ríendo

-Buenos días Samy, ¿no te gusta?- dije dando una vuelta

-Me encanta- me saludos con un beso en la mejilla- ¿Cómo te sientes? hoy iremos por los análisis-

-Un poco mareada, solo espero no desmayarme en el cole-

-Eso sería lo de menos- dijo Samuel y arranco su motocicleta

Cuando llegamos a la escuela todos nos miraron y hablaban a nuestras espaldas. Sara apareció corriendo y me abrasó

-Kenia, ¿te busque toda la noche? ¿dónde estabas?- dijo ríendo y alterada como era siempre

-Yo...-me dejo sin palabras

-Estaba tan ebria que se perdió en el bosque y tuve que ir por ella- dijo Samuel

-O, ya entiendo las fotos- dijo algo celosa, pues le gustaba Samuel

-¿Cuáles fotos?- Dijo Samuel

Sara nos mostró las fotos que tomaron los chicos que nos gritaron esa mañana, se notaba que yo estaba desnuda y acurrucada en el pecho de Samuel. Me puse nerviosa, comencé a temblar y todo se puso blanco y negro, me aferre a la columna más próxima pero un dolor me recorri el cuerpo y antes que Samuel me agarre me caí la piso. Samuel me alzó en brazos y camino rápidamente a la motocicleta, todos sacaron sus celulares y filmaban, el temor me sobrepasó y gemía de dolor

-Shhhh...cálmate Kenia, estoy contigo- Samuel se sentó en la moto conmigo aún en brazos, arranco y le agarre del hombro el dolor era insoportable, él se quejo le estaba haciendo daño, pero eso no lo freno, salió a toda velocidad por la ruta y en diez minutos llegamos al borde del bosque. Mis ojos se pusieron azules y comencé a arrancarme la ropa, Samuel me llevo al bosque y allí corrí nuevamente a la laguna, estaba cansada, camine alrededor y me sumergí hasta dejar mi cabeza afuera.

Samuel llegó tiempo después y se quitó la camisa que ya no servía más. Se hecho agua en el hombro y se limpio la sangre, salí rápido y me senté a su lado, pase mi lengua por su herida

-.Moriré de infección si sigues con esto- se rió y me acosté a su lado, puse mi cabeza en sus piernas.

-No es tu culpa- me acaricio la cabeza como me gustaba- te ayudaré a controlarte y a buscar que pasa-

-¿que me pasa?-

Caían mis lágrimas, Samuel se quedó conmigo y nos quedamos dormidos de nuevo. Cuando desperté seguía siendo una loba, vi pasar un conejo y lo corrí, Samuel se quedó allí esperándome. Corrí lo más rápido que pude y lo alcance, era delicioso, cuando termine de comerlo volví a la laguna y me metía al agua para lavarme las patas.

-¿Estaba rico?- dijo Samuel sonriendo

-Lo estaba- pensé

Salí y me sacudí

-¿Cómo hacemos para que seas de nuevo mi princesa?-

Lo mire un momento y comencé a caminar en círculos, me senté y cerré mis ojos, pensé lo bonito que había sido esa noche con Samuel me sentia tranquila y en paz, él se acercó despacio y me acarició, me relaje y una tranquilidad inundó mi cuerpo.

-Ya estamos- dijo Samuel, saco un vestido de su mochila, abrí los ojos y estaba desnuda otra vez, al menos me alegraba saber que era Samuel. Me vistió y caminamos de nuevo a la ruta, volvimos a la ciudad y me llevo a mi casa.

-¿Dónde estaban?- dijo mi papá

-Señor, Kenia se sentía mal asique la traje a casa de nuevo- dijo Samuel convincentemente

-Kenia, ¿Estás bien hija?- se acercó y la abrazo-¿Que tienes?

-Estoy mejor papá, quiero ducharme y comer algo-

-Esta bien, yo me tengo que ir ya, Samuel te puede ayudar y llámame si pasa algo-

- Lo haré señor- dijo Samuel me acompaño a mi habitación y me di un baño, el fue a la cocina e hizo mucha comida, carne en su mayoría. Olía y sabía delicioso, comimos juntos.

Los cinco años que fuimos a la secundaria juntos íbamos cada día al bosque a practicar y relajarnos, nunca se alejo de mi lado y cada vez nos hicimos más cercanos. Cuando me enojaba o me entristecia tomaba mi mano y todo se calmaba, algunas fiestas tuvimos que salir antes porque me ponía nerviosa o en algunas peleas afuera de la escuela, pero cada año mejoraba mucho. Los análisis dijeron que sufría de una fiebre constante, con fisuras en los huesos y estos se posicionaban distinto a como debía ser.

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