Esto debe de ser una broma…
Fue el primer pensamiento que tuvo cuando despertó en ese lugar, sabía que se encontraba en peligro desde el momento en el que abrió los ojos; no recuerda mucho sobre lo que pasó por lo que tiene el peor de los pensamientos, es increíble que su mejor amiga la obligará a tomar, sabía desde el inicio que ella no toleraba el alcohol, por lo que, cuando tomó el primer sorbo fue el final de todo.
Todos sus recuerdos se remontan a días antes, cuando Danna decidía junto a sus amigas el sitio que visitarían al finalizar el año. Sabían que debían de pensarlo muy bien, pues un sitio equivocado podría costarles mucho más que solo un viaje arruinado.
- Pero recuerden que este lugar es conocido por tener muchos Alpha… - dijo Tania mientras observaban las fotografías de un paraje sumamente elegante y bastante caro al parecer, sin embargo, por cuestiones de negocios, los Omegas, como ellas eran más que bienvenidas a ese lugar, además tendrían la oportunidad de conocer gente de un rango más elevado.
- Pero eso es perfecto, si tenemos suerte encontraremos a unos Alpha jóvenes con quien unirnos.
Era algo obvio que después de permanecer tres años en un instituto donde exclusivamente asistían Omegas, tener algo de feromonas sería una buena experiencia, sin embargo, el miedo seguía recorriendo sus pensamientos, había historias realmente crueles, muchos de los cuales incluían a un Alpha en ellas.
Quedarse con un Beta tampoco era una opción; era normal ver que Alpha y Beta se junten para tener algo de diversión, sin embargo, cuando un Alpha quiere tener una familia utilizará cualquier medio para conseguirlo, desde la renta de un vientre joven de Omega hasta forzar la unión en matrimonio con una familia necesitada.
Danna no deseaba seguir aceptando ese destino tan oscuro, deseaba poder escoger a su pareja, por lo que al terminar las clases se dirigió a la tienda local para comprar lo necesario para evitar que cualquier Alpha intente aprovecharse de ella o de sus amigas; compró cuatro collares que evitaban la exposición a las feromonas de los Alpha, además de algunos repelentes y supresores; las malas lenguas aseguraban que ellos podían no solo dominar su mente, sino inducir el celo, cosa que sería extremadamente peligroso.
El collar que le había regalado su padre estaba por perder su efecto, pero estaba segura de que podía resistir hasta el día del viaje, el mismo que se llevaría a cabo dentro de los próximos dos días; debía de tener listo todo para ese entonces; Danna sabía que él realmente no era su padre y que deseaba protegerla del mismo destino que tuvo su madre.
Mario ayudó a su madre cuando más lo necesitó y lo seguía haciendo en la actualidad, tomando un rol de padre para una pequeña niña que no pudo disfrutar del cariño paternal. Mario sabía que la vida de un Omega no era sencilla, a pesar de que tenían la ley a su favor, había muchas cosas en contra, especialmente las que no se podían controlar con una simple ley o mandato; no hay ley ni poder humano que pueda hacer algo contra el instinto y si ese instinto te dice que hagas algo en contra de tu propia convicción o seguridad, no había mucho que se pudiera hacer.
Danna prefería no creer que la gente era malvada como todos lo hacían creer; en la escuela se rumoreaba de Betas que salían con Omegas simplemente porque no podrían salir embarazadas o casos en los que eran utilizadas en la trata de personas o como presta vientres en contra de su voluntad; la vida les había enseñado a que nada estaba de su lado; podían confundir a la naturaleza, pero tarde o temprano, esta llegaría para reclamar lo que era suyo.
A pesar de todo lo que habían hablado en la escuela y de lo que harían si se encontraban en una situación de peligro que implicara Alpha de por medio, ni Danna ni sus amigas estaban preparadas para lo que les esperaba al llegar el ansiado día de sus vacaciones.
Las maletas se hicieron con días de antelación, metiendo entre las prendas, no solo ropa interior o algunas prendas para lucir, sino también algunos aditamentos que ayudaban a disimular su propio aroma o algunos que producían picazón en la nariz del contrario, todo esto para evitar una situación peligrosa. Danna creía que todos los días que se preparó fueron suficientes para poder liberarse de una situación desagradable.
- Recuerda que en tu mochila hay un celular oculto… si están en problemas… Actívalo… haré todo lo posible por ayudarles. – dijo Mario tomando por los hombros a Danna, sabía que tenía miedo y si por ella fuera se quedaría a su lado para no preocuparlo, pero si ella no estaba, no sabía qué podría ayudarles a sus amigas.
- Claro\, lo tendré en mente. No te preocupes demasiado\, sabes que nadie se fijaría en un Omega oscuro.
La sonrisa de Danna no era sincera, era cierto que gracias a que su cabello era oscuro la confundían con un Beta y casi nadie la molestaba por ello; sin embargo, el olor de sus feromonas era más intenso si se encontraba en celo, por lo que antes de salir de casa, se tomó el doble de la dosis que el médico había recomendado, solo para estar segura.
- Hola chicas… ¿Listas para las mejores vacaciones de su vida? – la sonrisa amplia de Danna hizo que todos en el camión sonrieran junto a ella\, una vez sentada\, en la ventana como era costumbre\, observó a Mario una última vez antes de despedirse con una sonrisa\, intentando con eso tranquilizarlo un poco.
- Mario\, no tienes que estar tan preocupado\, estará bien. – le aseguro Anaís\, la madre de Danna\, abrazando al hombre por la espalda.
- Eso espero\, querida\, eso espero.
El camino era largo y tenían que pasar mucho de su tiempo sentados en el autobús, por lo que los chicos idearon la forma de pasar el rato; comenzaron contando historias interesantes, leyendas o anécdotas que habían vivido. Muchos eran Omegas por lo que la mayoría de las historias tenían que ver con sus ciclos de celo y con un alfa cerca.
- Fue sumamente incómodo. Pero no se puede esperar mucho, ¿Cuántos Omegas hombres has visto?
- Eso sí, pero, ¿En serio? Se me hace impresionante que haya intentado marcarte.
- Dímelo a mí, cómo crees que me sentí, era muy incómodo, lo bueno es que no pasó a mayores, realmente creo que son unas bestias, no sé por qué no les ponen bozal todavía.
- Pues se supone que para eso nosotros tenemos los collares.
- Los collares solo son para que no te vincules con alguien que no quieras, supongo que es lo único que podemos elegir. – Tania se sentía completamente incómoda con la conversación.
Hace poco más de medio año que ella misma había caído en las redes de un alfa y siguió ciegamente sus palabras hasta el punto que ahora tenía una marca en su cuello y no podría deshacerse de ella hasta que su pareja muera.
Danna sabía de todas las cosas que hacían los alfas para engañar a los demás, tenía que prestar mucha atención a todo su entorno, no podía simplemente dejar las cosas por sentado, era necesario desconfiar hasta de su propia sombra.
- Danna, ¿A ti no te ha pasado nada igual? – le preguntó una compañera y todas las miradas se volcaron en su persona, Danna sonrió de lado un poco incómodo por la pregunta, sabían que lo hacían para denigrarla.
- Por suerte no, nadie se fijaría en un Omega oscuro.
- Pero tus ojos te delatan; apuesto a que más de un alfa se ha visto atrapado en ellos cuando te miran.
Danna era un tipo especial de Omega, un caso que se veía poco y resulta muy interesante, un Omega oscuro, con el cabello tan oscuro como la misma noche y la piel tan blanca como la nieve, sus ojos con tonos grises, azules o verdes. Danna tenía un caso de heterocromía por lo que un ojo era de color gris y el otro de un azul tan claro como el agua de una playa cristalina.
- No\, hasta ahora no. Todos creen que soy Beta y eso me ayuda bastante. – Danna no mentía\, muchos hombres\, incluyendo a la persona que hizo su examen de clasificación\, tenían la idea de que era un Beta más.
- No te has dado cuenta. Danna siempre llama la atención por su forma de ser, yo pienso que sin importar lo que fuera, Danna seguiría llamando la atención. – Tania la abrazó, segura de sus palabras, su amiga era la mejor persona que conocía y quien dijera lo contrario era porque no se había dado el tiempo de hablar con ella tan solo cinco minutos.
El conductor del autobús, charlaba amenamente con uno de los chicos, pues a pesar de su apariencia era bastante joven y su charla amena; el conductor colocó entre las pantallas del camión una película que aún se encontraba en transmisión en el cine, los chicos sacaron una bolsa con papas fritas y comenzaron a repartirla por el lugar mientras veían la película. Danna no desea ver la película, decidió por la ventana, perdiendo sus pensamientos en el paisaje que le daba la bienvenida.
Sin planearlo, Danna cayó dormida, como la mayoría de las personas dentro del autobús, la noche se hizo presente y el viaje continúo, las luces se apagaron y todos se sumergieron en un profundo sueño, Kevin, que se encontraba sentado un asiento delante de Danna se le queda viendo; no puede evitarlo, le gusta desde hace mucho, pero sabía que sus sentimientos no eran correspondidos, ella solo lo veía como un buen amigo, así que se resignó hace bastantes años a solo ser un viejo amigo que la conoce. Sonríe al verla acurrucarse en su asiento, es tan baja que no puede evitar querer protegerla y jura en silencio que eso hará como lo ha hecho hasta ahora.
El conductor va por su cuarta taza de café de la noche, necesita mantenerse despierto; la carretera vacía le está arrullando, no tarda mucho tiempo en cerrar los ojos un instante, vuelve a abrirlos para girar deprisa el volante, se desvió un poco del camino, regresa únicamente para tener la sensación de haber golpeado algo.
Se orilla en un lugar seguro para observar los daños, el camión no tiene daños de consideración, pero tal parece que le han pegado a un ciervo. Los chicos dentro del autobús se despertaron alarmados, era la primera vez en su vida que formaban parte de un accidente similar.
- Descuiden, solo fue el susto. ¿Se encuentran bien? – preguntó una vez que apagó el motor, necesitaba ver si el daño por el golpe fue considerable para llamar a un reemplazo, el viaje debía de continuar.
Algunos de los chicos se habían golpeado la cabeza con el asiento que se encuentra adelante, pero nada serio, por lo que a pesar del susto inicial no sucedió nada relevante, el camión tampoco tuvo mayores problemas, nada más una pequeña abolladura en la parte delantera.
- ¿Alguien vio mi celular? – preguntó Danna después de unos minutos infructuosos buscando su celular para saber la hora; en ese momento todos comenzaron a buscar sus pertenencias, fueron pocas las cosas que se extraviaron, algunas simplemente volaron de su lugar por el golpe, pero fueron recuperadas, no obstante, aparte del celular de Danna hubo dos celulares más que desaparecieron, había un ladrón entre ellos.
A pesar de buscar por todo el lugar Danna no pudo encontrar su celular, le desactivaron el sonido o lo apagaron, pues a pesar de que sus amigas llamaron con insistencia a su celular no se pudo escuchar ningún sonido. Danna sonrió para no molestar a nadie, ese pequeño incidente había logrado bajar un poco los ánimos.
- Creo que lo deje en la mochila porque no tenía batería, no se preocupen. – sabía que era mentira, pues su celular fue el único que no se encontró en el autobús.
Con los ánimos ya más calmados tras la conmoción del choque y el susto del aparente robo de varios celulares que se encontraron después entre los asientos, el viaje continuo, todos intentaron dormir nuevamente, el camino aún era largo.
Danna abrazó su mochila, sintiendo que algo no estaba del todo bien, esto no era algo normal, buscaba con cuidado de no ser vista por sus compañeros el celular en su mochila o en los asientos más no tuvo resultado.
Le fue imposible conciliar el sueño nuevamente, permaneció el resto del viaje mirando por la ventana, pensando en dónde pudo llegar su celular, quién podría tenerlo y para qué lo querían; más no obtuvo las respuestas que deseaba; suspiró cuando la línea frágil y delgada del horizonte comenzaba a vislumbrarse en tonos rosados.
Lamenta no tener su celular a la mano para grabarlo, no quiso cargar consigo la cámara que le dio Mario, ya que el celular tenía mejor resolución, ahora necesitaba inventar alguna excusa para no ser regañada por extraviar el móvil.
Dentro del pequeño compartimiento del baño, una persona se encuentra hurgando en el contenido de un celular que no le pertenece, nervioso y un poco asustado por lo que ocurriría si era descubierto, sabía que Danna era querida por muchas personas, por lo que si lo descubrían estaría perdido.
Copio las fotografías que Danna se había tomado a ella misma y las que sus amigas le tomaron cuando salían y las mando a un correo, borrando posteriormente el borrador para no dejar rastro. Eso era traición, pero su futuro estaba en juego.
- Oye... llevas mucho tiempo dentro\, yo también quiero entrar. – dijo un chico apretando las piernas\, después de la parada en una gasolinera para recargar combustible y de pasada comprar algo para comer en el camino\, las bebidas hicieron efecto y el viaje no podía parar nuevamente hasta que llegaran a su destino.
- Ah\, lo siento\, ya salgo. – bloqueo la pantalla\, se lavó las manos y salió del servicio del camión pidiendo una disculpa; el celular mal acomodado en su bolsillo cayó deslizándose suavemente por su pantalón\, por los nervios no sintió que ya no estaba hasta que estaba sentado nuevamente en su asiento.
- Oye Danna\, ¿Este no es tu celular?
- Si\, ¿Dónde estaba? – Danna tuvo que recorrer todo el camino desde la mitad del camión hasta la parte de atrás\, cuando finalmente lo tuvo entre sus manos no pudo evitar abrazar a su compañero a manera de agradecimiento\, la había salvado de una buena reprimenda cuando regresara.
- Estaba tirado en las escaleras junto al baño…
- Gracias, me salvaste la vida. – Danna revisó su celular para ver si no se había estropeado al momento de caer, pero todo parecía bien.
El usurpador comprobó sus bolsillos y apretó los puños cuando observó que el celular regresó a manos de su dueña, no pudo terminar de copiar la información que le pidieron, esperaba que lo que copió fuera más que suficiente, además los tipos los venían siguiendo.
Con la playa, cambió el ánimo de todos, ansiosos por llegar a su destino, el registro del hotel y la entrega de las llaves que, sin importar el orden, no respetarían, pues en estas vacaciones la única regla era no tener relaciones sin protección.
- Llegan tarde, chicos, las habitaciones ya las he organizado… aquí están los grupos y las habitaciones que les corresponden, dejen sus cosas, tomen una ducha si quieren, descansen un rato y nos vemos aquí en una hora, iremos a comer. – repartió las llaves, Danna quedó con una Marisa, la chica que siempre le estaba hostigando.
- ¿Si quieres te cambio? Me tocó con Tania.
- No te preocupes, no creo que nos encontremos mucho de todas formas. – tomó sus cosas, necesita con urgencia una ducha.
En la habitación se da cuenta de que el baño ya se encuentra ocupado, suspira, observa las camas, sabe que Marisa tomará la cama grande, sus cosas ya se encuentran ahí, por lo que sin complicaciones se va a la cama pequeña; se sienta en el mullido colchón a esperar el baño, mientras revisa su celular, sonríe al ver las fotografías que ha tomado hasta el momento que lo extravió; fue una suerte que lo encontraran antes de bajar del autobús.
Al observar las fotografías con detenimiento notó algo que hasta ese momento no había percibido, un coche de color negro aparecía en todas las fotografías, sintió un escalofrío recorrer su espalda, alguien las estaba siguiendo, foto tras foto estaba el mismo coche; cubrió su boca para evitar soltar un grito, cuando llegó a la última fotografía, la que se tomaron a la entrada del hotel antes de que les repartieran su llave, el coche estaba estacionado detrás del autobús.
- ¿Vas a entrar? Ya casi tenemos que bajar… ¿Estás bien? – Marisa salió finalmente del baño luciendo una ropa bastante provocativa\, se consternó al ver el rostro pálido de Danna.
- No es nada, ya voy. – tomó sus cosas y se metió en la ducha; Marisa alzó los hombros, restándole importancia. Esa noche ella sería la protagonista.
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