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Los Reyes De La Mafia

Mi historia

⚠️Esta novela no es apta para menores debido a que contiene Violencia, Mal vocabulario, Asesinatos, Etc 🔞Sin más que decir comenzamos ;)

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Características de los personajes..

Nombre: Stephanie Bianco

Ocupación: Mafiosa/Gangster

Características: Pelinegra, ojos avellana, buena figura, mide 1,70,

Edad: 19 años

Especialidad: Una chica intrépida, sin miedo al éxito, muy ágil en su trabajo, mata cuando, como y donde quiere sin escrúpulos, Ella utiliza armas ,cuchillos, martillos o lo que tenga en mano, han querido despojarla docenas de veces, pero ellas no se deja domar, es la única mujer gánsters y mafiosa que sigue el trabajo familiar, por ello es tan deseada por los hombres, muchas mujeres intentaron imitarla, ser mejor que ella, pero se rinden el mismo día por falta de experiencia o por impresión, para los hombres ella es única.

Su marca: Es hacerle un corte en la muñeca y con la sangre que se derramo, ponérsela en los labios y de allí darle un beso en la frente o en la mejilla, para que la víctima descance en paz, como hace una madre al dormir a sus hijos.

Apodo: Carita de Ángel, debido a que lo único angelical en ella es la cara.

.....

En realidad yo era alguien incapaz de hacer eso pero, en mi infancia me cambiaron y no hay vuelta atrás.

Está es mi historia...

Yo era una niña feliz e inocente, no sabía nada de lo que hacía mi papá, yo pensaba que era empresario o algo por el estilo, porque siempre me decía "El negocio va a ser tuyo".

Mi madre le molestaba demasiado que dijera eso, pero nunca se puso a la defensiva con papá, siempre se mantuvo sumisa a él, por ese motivo es que nunca me gusto serle sumisa a alguien, veía como mi madre se veía tan inútil cuando la hacía, tan vulnerable que me hacía nunca querer verme de ese modo.

Tampoco entendia por qué el miedo a mi padre, el era la mejor persona para mi, nunca me levanto la voz, nunca me golpeó, ni a ella la golpeaba.

Pero cuando entras a la madurez te das cuanta de todo. A mi me forzaron a entrar antes de tiempo...

El dia en que mi madre exploto, tantos años de sumisión acumulados hicieron sacar a su fiera escondida, el día en que deje de ser la chica inocente que amaba sin barreras a sus padre, el día en que me compartí en mi mejor versión o al menos eso decían... Yo nunca lo sentí así y nunca lo haré.

Cuando cumplí diez años, mi papá me compro un perrito era un caniche. Lo amaba, se llamaba Boby, era muy travieso, agarraba todo lo que encontraba, eso era un problema porque mi papá, siempre le terminaba pegando o gritando y eso me dolía demasiado, le terminaba después curando sus heridas, me daba demasiada impresión la sangre en ese entonces.

...

Un año después.

Mis padres tuvieron bastantes peleas era algo constante, la verdad ya me había acostumbrado, así que cuando mi papá venía yo me encerraba en mi cuarto.

Unos días después mi papá no vino a la hora de siempre, no cemamos con él, esa noche solo fuimos mi madre y yo junto con el irritable silencio. Hacía mucho que mi madre no me dirigía palabra.

El fuerte portazo de la puerta me hizo pegar un brinco igual que a mí madre, pero en ningún momento levantó la cabeza de su plato sin tocar.

Vi a Boby empezar a ladrarle a mi padre sin parar, alarmada y asustada de que mi padre le pegue, me levantó rápidamente de la silla y lo alzó para llevarlo a mi cuarto.

Allí nos enterramos los dos, mientras yo trataba de mantener su hocico cerrado. No quiero que le peguen.

Los gritos comenzaron y solo me encogí sentada sobre el frío piso queriendo calmar a mi perro.

Estaba harta de no saber porque mis padres peleaban, estaba cansada de que se peleaban todos los malditos días.

Abrí un poco la puerta otra escuchar.

─ Estoy harta de que trabajes de mafioso, deja eso─ Su voz muestra su fuerte enojo.

─ No lo voy a dejar, es algo que mi padre me heredó y yo se lo voy a heredar a mi hija y mi hija a sus hijos y así de generación en generación, es algo sin fin─ Le responde mi padre.

─ No, mi hija no va a ser eso, me la voy a llevar─

Veo como mis madre enojada se dispone a ir a mi cuarto pero de un rápido movimiento mi padre la agarra fuertemente de los brazos frenando sus pasos.

—¡Nunca te llevarás a mi hija!— La voz de mi padre tan decidido, mientras mi madre lucha para sacar de su agarre. — ¿Para qué te la llevara?. ¡Para que sea una ramera como vos!— Una fuerte cachetada frena por completo a lo padre.

No podía entender nada de lo que sucedía, nunca habían llegado a la agresión física y lágrimas empezaron a arder en mis ojos.

Salgo corriendo sin importar que después sea a mi a la que griten, solo quería que pararan ya.

─ ¡BASTA!—Desesperada al borde de largar el llanto.

Cuando olvide por completo a Boby y el salió conmigo, ya era demasiado tarde, había atacado el pie de mi padre ya que el vio a mi padre como un agresor.

Mi padre soltó un quejido y le dió una patada provocando un chillido de él. Rápidamente camino hacía Boby y lo cargo, las lágrimas salían de mis ojos sin que yo pudiera detenerlas.

─ ¡¿En serio la estas defendiendo?!, si supieras lo que te hizo. ¡Lo que nos hizo!─ El odio de mi padre no solo se refleja en su voz. Si no que también en sus ojos.

─ ¡Cállate!— Se safa finalmente del agarre de mi padre aprovechando que se distrajo.— Hija no lo escuches─ Por primera vez mi madre me dirije palabra después de meses de ignorarme como si no existiera.

─¿Qué querés decir papá?— Mi voz quiebra queriendo entender la situación.— ¿Qué hizo mi madre?─ Pregunto con miedo a la respuesta. Mientras intento aclarar mi vista, ya que se encuentra nublada por las lágrimas.

─ Tu querida madre tiene otra familia, tiene otro esposo. Otra hija, la cual parece querer más que a vos, la muy pu..─ Decide guardar silencio por lo que estaba a punto de decir. Se toca con frustración su cabello, parece querer controlar sus impulsos al tenerme enfrente.

No lo podía creer, esa dos palabra me retumbaban en la cabeza «Otra familia» «Otra hija» «Quiere más que a vos»

─ No le hagas caso hija─ Mi madre habla y las dudas mi me mente callar, ella iba a decir que era mentira. Que todo era un invento de papá estoy segura..

— Yo las quiero a las dos por igual— Suelta no solo era bomba para mí, sino que también lágrimas. Era la primera vez que lloraba mi madre o más bien la primera vez que yo la veía llorar y no sabía como interpretarlas.

Todo en mi mundo empezó a dar vueltas

"Tiene que ser mentira".

No.

"Debe ser mentira".

Empecé a respirar con fuerza ya que me estaba constando hacerlo con normalidad.

— ¿A que no sabes cuántos años tiene tu querida hermanita?— Mi padre no me da tregua y sigue soltando veneno para mi madre, pero me hiere más a mí.

Veo la intención de mi madre de correr hacia mí, pero no solo yo lo noté, también lo hacía hecho papá.

Se apresura y la agarra de los pelos haciendo que retroceda del susto y mi mamá por el jalón.

Más lágrimas nublan mi vista mientras escuchaba a mi madre quedarse, quería ayudarla pero no sabía como y a la vez me dolía más querer ayudarla, ella lo había arruinado todo. Traicionó a mi padre. me traicionó a mi. A la familia.

Tras los reclamos de mi madre, finalmente la suelta y a la vez suelta lo que tenia tantas ganas de decir.

— Tiene 10 años—

De la sorpresa Boby cae de mis brazos al estos alojarse, no lo note, ignore por completo todo lo que me rodeaba mientras sentía mi garganta y pecho cerrase a la vez que un llanto se extendía en mi, sin poder liberarse al tener el bloqueo en mi.

Baje mi cabeza para observar a mi madre mientras mi mirada se volvía a nublar por las lágrimas.

Quería que me diera una explicación a lo que ella sola agachó la cabeza.

─ Te odio— Las lágrimas salen— ¡TE ODIO! ¡TE ODIO! ¡TE ODIO MALDITA SEA!─ Le soltaba con rabia, mientras soltaba gran cantidad de lágrimas y el fuerte sollozo que cerraba mi garganta solio.

Levanté la vista cuando un extraño sonido me tenso.

Mi papá llevaba un arma en la mano, el arma fue llevada hasta la cabeza de mi mamá y yo solo observaba con total espanto.

—¡PAPÁ PARA!— Otro sollozo raspa mi garganta— No lo hagas— Suelto como puedo rota en llanto.

─ Dijiste que la odiabas─ La voz de mi padre me da un fuerte escalofrío. —¡Debes odiarla!— Su expresión me aterro, nunca lo había visto así.

— Si la-la odi-o, pe- pero es mi-mi madre─ Logro calmar mis lágrimas pero no mi respiración, sigo con los sollozos que hace que tartamuedee como una niña regañada.

Veo como el dolor consume la oscuridad en los ojos de mi padre, que me miran con suma lastima.

─ Papi po-por favor suelta-tala— Sigo sin poder hablar con claridad— déjala ir. Yo-yo me voy a-a queda-dar con vos— Lo miro y el también me mira, ahora observó una pizca del padre que conocía, en sus ojos estaba queriendo reaparecer de entre su nublina.

—Tendrás que hacerte cargo del trabajo familiar— Su voz se escucha firme pero no fría.

—Lo haré— Sorbo mi nariz.

—No se si firmar tan rápido. No se si termines siendo como tu madre— El agarre del arma vuelve a hacer firme y eso me asusta.

Veo sus ojos, vuelven a oscurecerse, a perderse mi padre ellos.

—Confía en mí— Lágrimas vuelven a acumularse y salen sin que pudiera sostenerlas.

Mi papá me observa sin saber qué hacer, la duda lo invade.

─En el trabajo familia, tenés que matar gente y si es debido torturarlas hasta morir─ Obliga a mi madre entre sollozos que gire la cabeza para verla y colocar su arma entre ceja y ceja.

Aprieto fuertemente los ojos, lágrimas continúan saliendo.

No sabía que los mafiosos mataban, solo sabía que vendían drogas y hacian limpia de dinero. Lo había oído por la tele, decían que estaban por arrestar a un mafioso, pero no lo hicieron por falta de pruebas.

─ Si papi, te lo juro, voy a aprender y a obedecerte, solo sueltala y déjala ir ─ Dije aquello sin en ningún momento abrir los ojos por miedo a lo que fuera a ver.

─ Esta bien, aprende ahora─ Del asombro a lo que mi papá dijo abro los ojos rápidamente sin comprender.

─ ¿Cómo?─ Le pregunto.

─ Vas a tener que ver cómo mato a tu madre— Todo mi cuerpo se tensa y a la vez se debilita, nunca había sentido algo como eso— Solo así voy a poder estar tranquilo─.

Mi madre suelta un quejido de horror que me provoco un aceleramiento descontrolable en el corazón.

Por un impulso que no sabía que podía llegar a tener, corro rápidamente hacia donde se encuentra mi padre y pego un salto quitándole el arma de las manos.

Él al parecer pensaba que nadie le quitaría el arma por ello lo agarro con livianes, lo cual provoco que sea fácil de arrebatarselo.

Vuelvo rápidamente a mi lugar y allí es cuando me doy cuenta lo que había hecho, veo el arma con miedo, pero la sostengo con firmeza, mientras mi mano no dejaba de temblar; veo las expresiones de mis padres, mi padre estaba entre confundido y molesto mientras que en la expresión de mi madre notaba una sorpresa y alivio.

─ Stephania, dame eso de inmediato─ Dice mi padre firme, con una expresión de enojo la cual provoco que tragara saliva arrepintiendome de lo que acababa de hacer.

─ N-no─

─ Stepha...─ Suelta mi padre con ira, pero mi madre lo interrumpe.

─ Hija sálvame, mata a tu padre─ Con lágrimas en los ojos mi madre finalmente habla y me deja completamente sorprendida por lo que acaba de decir.

─ Cerra la puta boca─ Le agarra fuertemente las mejillas apretandolas con fuerza, dejando escapar un grito ahogado de ella.

─ Stephania dame eso─ Intenta controlar su tono, mientras estira la mano para que se lo de.

Mire su mano para después recorrerla con la mirada hasta llegar a su rostro que expresaba su gran ira.

No sabia que hacer. Solo quería huir.

─ No sé lo des hija, matalo, matalo de un vez así me libro de él ─ Mi madre aprovechando que no tenía a mi padre callandola.

Mi padre le empezó a gritar insultos y maldiciones, mientras que mi madre aprovechaba que este no tenía el arma para responderle de igual forma.

Ya estaba cansada, no podía aguantar más. Ahora la ira me invadía hacia la situación que estaba viviendo, me estaba consumiendo por completo, siempre seria lo mismo en mi vida. Pensé que este tema terminaría, pero solo termino empeorando.

Pensé que se arreglaría las cosas, que volveríamos a ser una familia feliz. Ya no teníamos arreglo y aunque cuente decirlo, nunca fuimos una familia feliz... Yo era la única ilusa que lo imaginaba.

Su discusión se secaba y sus gritos comenzaron a hacer eco en mi cabeza que empezó a doler como si tuviera treinta años y solo tenía once. Mi primera experiencia tuvo que ser tan fuerte.

Grite con todas mis fuerzas que se callarán, la ira me había consumido a tal punto que olvide por completo que llevaba un arma en mi mano.

Un disparo resonó en toda la sala, retumbando en toda la mansión y un fuerte chillido seguido que soltó madre.

Ambos se callan finalmente dejando un silencio sombrío en el ambiente. Me miraban con tanta sorpresa, pero no se si es tanto como la mía había pegado un tiro a el aire y no me había movido ni un poco, me quedé totalmente estática, ni siquiera respiraba.

Observe como ambos bajaban la cabeza y sus ojos se abrían con mayor sorpresa. Mi madre tapa su boca con tal impacto, a diferencia de mi padre que solo suelta un pesado suspiro y baja la cabeza soltando una maldición.

Un escalofrío recorre mi espalda, trago el nudo del sollozo que estaba queriendo salir.

"Por favor Dios, no"

"No"

Con un profundo miedo observó el lugar en el que ambos miraban, queriendo no pensar lo peor.

La peor imagen que pude hacer visto.

Mi pequeño Boby estaba tirado en el suelo con sangre en la cabeza, aquel no se movía, no respiraba...

Dejo caer el arma, para luego dejarme caer yo al no servir estabilidad en mis piernas.

Cai de rodillas al piso y veo con pánico y tristeza el cuerpo ya sin vida de mi pequeño perrito de tan solo un año y medio. Vuelvo a tragar el nudo de dolor que se expandía en mi garganta.

Me acerque a él y lo toque lentamente comprobando que este no tenía respiración ni signos vitales, Dejo finalmente salir mi dolor con un desgarrador grito que hace arder hasta mi pecho.

Lo agarro para sostener su cuerpo ya sin vida en mis brazos, "es mi culpa, todo esto es mi culpa" me digo a mi misma mientras mis lágrimas no cesaban.

Mi padre se acerca a mi olvidándose completamente de mi madre y se pone de rodillas y me abraza con fuerza.

─ Es mi culpa─ Suelto en un susurro con la voz completamente rota, mientras me costaba respirar.

Mi padre me abraza con más fuerza y me acurruca entre sus brazos, mientras tenía el cuerpo de mi pobre e indefensa mascota en brazos.

Mi madre contemplaba la escena pero se quedó inmóvil, pude ver cómo intento acercarse a mi, pero se lo impedí.

─ Vete, no quiero verte, ni tenerte en mi vida─ En mi voz se nota mi dolor, en ella se notaba lo rota que tenía tenía alma.

No podía ni mirarla, solo observaba a mi perrito con una mirada sería y sin expresión.

─ Hi-Hija─ Intenta mi madre comunicarse conmigo.

Ni aunque quisiera podía olvidar lo que había hecho, tenía una hija un año más chica que yo.

"¿¡Como era aquello ser posible!?"

─¡VETE!─ Le digo está vez mirandola, viendo como mi grito la había hecho sobresaltar y retroceder.

Pero al verla, no había, no existia rastros de dolor en sus ojos, no había ni una pizca de arrepentimiento en su mirada.

"Esa era la mujer con la que había intentado conectar toda mi corta vida"

─ Vete mamá─ Le suelto con odio en la voz, para después apartar el rostro de ella y esconderme en los brazos de mi padre los cuales me acurrucaban.

Puedo sentir todavía su presencia en la habitación y mi padre decide hablar.

─ Quiero que te vayas y que no te acerques más a mi hija─ Le dirige la palabra con asco.

─ Élla también es mi hija y se va conmigo─ Suelta mi madre avanzando dos pasos hacia mi, pero mi padre la interrumpe.

─ No te importó MI hija cuando la dejaste con tan solo un año y medio con la niñera, para revolcar te con ese estúpido─ Mi padre escupe con odio, mientras a mi me provoca un impulso de abrazarlo más fuerte al escuchar aquello.

El sollozo se escapa de mis labios.

Mi madre se queda callada unos segundos hasta que habla torpemente.

─ N-no te la vas a quedar, va-vamos Stephi ─ Veo su intención de acercarse a mi.

─ Puedes lárgate Elizabeth─ Mi voz estaba totalmente neutra, mientras soltaba su nombre sin ningún tipo de respeto.

Al estar escondida entre los brazos de mi papá no pude ver su reacción.

Él solo me abraza con más fuerza.

Élla se enoja conmigo, lo noto al escuchar un refunfuño

─ Sos una malcriada— Me grita herida— Nunca te quise, solo te tuve porque tu padre quería un maldito heredero y si no se lo daba me iba a abandonar. Me iba a dejar sin su fortuna— Empieza a contar sin ningún tipo de descaro— A la única que amo es a Victoria. Mi única hija— En la voz notas con el odio que me lo contaba, pero mi padre le suelta un grito para callarla que me asusto hasta a mi.

Para sorpresa mía, sus palabras no me hirieron, estaba en un estado de shock tan fuerte que ni siquiera era capaz de pestañas siquiera.

─ ¿Por qué piensas que tú padre y yo nunca nos abrazamos o nos besamos?— Despiedada, asi se quería escuchar y lo estaba logrando— Porque yo nunca lo ame, yo solamente me case con él por su dinero. Pero me enamore de mi actual esposo y el también quería un heredero, no lo dude ni un segundo, le di un heredero y nació Victoria el amor de mi vida─ Suelta una risa que provoco que mi padre soltara un gruñido, se que esta tratando de controlarse.

Me quedé escuchado sus palabras una tras otra, pero solo abrazaba a mi perrito sin vida, mientras con la otra mano abrazaba a mi padre.

─ BASTA─ Grita mi padre haciendo que pegue finalmente un brinco que me hizo notar que estaba viva. El noto que me asusto entonces me abrazo con mucha más fuerza como si eso fuera posible─ Mañana te quiero en mi oficina, será mejor que firmes los papeles del divorcio─

Ella vuelve a reir y se va.

Suelto a mi padre y con ambas manos abrazo a Boby, queriendo que solo sea una pesadilla, queriendo despertar de este mal sueño.

Me odia y todavía me odio. Yo lo mate, lo mate...

Mi papá dijo que me calmase

─ Veni, no le hagas caso a lo que dice esa estúpida─ Intenta borrar mis lágrimas secas que dejaron líneas en mis ojos.

─ Anda a buscar una de las cajas de madera que están arriba de el armario así enterramos a Boby— Me dio unas palmaditas en la espalda para luego hacerme unas caricias.

Mi padre agarra a Boby de mi regazo y lo tiene en sus brazos, me levanté y fui a buscar aquella caja de madera.

Mientras me dirigía a buscarla me fue inevitable no ver mi remera completamente mancha de la sangre de la que alguna vez había sido mi compañero.

Seguí llorando hasta encontrarla y llore más fuerte al hacerlo, la agarre y la lleve hasta donde se encontraba mi padre, él con mucha delicadeza metió su pequeño cuerpito peludo a la caja y yo lloraba sin césar mientras observa la horrible escena que ni en mis peores pesadillas podría interpretar.

Enterramos a Boby en el patio de atrás, mi papá al otro día firmo los papeles del divorcio y nunca más ví a esa mujer desde aquel suceso, desde entonces mi padre me entreno para ser la mejor y eso soy.

Soy el orgullo de la familia, pero él quiere ser el número uno, eso le juro a su padre y va a ser todo lo posible para lograrlo y yo lo voy a ayudar.

Siempre se me vino esta pregunta a la cabeza ¿Si yo no hubiese agarrado aquella arma? Mi respuesta era más que obvia, pero nunca pude responderme si de ser posible cambiaría aquel suceso.

Pase noches sin dormir, hasta que me fui acostumbrando a la tristeza y el odio interior que llevaba, ahora esas dos emociones son mis mejores amigos.

Cuando cumplí los 17 años

Mi primer asesinato o mejor dicho segundo fue cuando caminaba por la calle y ví a un nombre queriendo violar a una chica, fue inevitable no salir corriendo a socorrerla y así fue, la chica logró escapar y salió corriendo a llamar a la policía, cuando la chica se fue yo lo mate con el arma que mi padre me dió por protección, le di un tiro en el pecho pero no sé murió, así que le corté muy profundamente su muñeca para que se desangrara lentamente, la sangre que salía me la puse en los labios como un bálsamo y le di un beso en la frente y tenía un papel en el bolsillo, en el escribí "El beso de buenas noches" lo doble y se lo guarde en el bolsillo de la campera.

Cuando le di ese beso el dejo de luchar por su vida, allí me di cuenta de que esa sería mi marca. Lo mire por un rato más deleitando mi obra de arte y después me fui al escuchar las sirenas de la policía. Tuve suerte de que la chica no me vio la cara así que no tengo ningún problema

Al otro día estábamos desayunado mientras veíamos el noticiero y de repente salió la foto del hombre y la reportera contaba lo que este quiso hacer y como fue encontrado.

Mi padre se quedó asombrado y me mira, al darse cuenta que estaba con una sonrisa, me preguntó

─ ¿Vos sabés algo de esto?─ Levanta una ceja mientras sonríe con diversión.

─ Puede ser─ Digo con picardía.

A lo que él se emociona y me felicita, le empieza a decir a todos sus amigos alardeando de su hija, ya que ellos tienen hijas a las que ni locas se atreverían a hacer lo que yo hice.

Les hizo prender la tele y poner el canal nueve, donde estaban diciendo la información del los forenses, diiendo todos las heridas del cuerpo y sobre el beso que hallaron en su frente, después dijieron que encontraron el papelito y lo que decía en el.

─ Dicen los forenses que en el beso que encontraron en la frente de la victima no contiene el ADN del asesino ,solo saben que el asesino es ella porque en el papelito había perfume de mujer.

Los amigos de mi padre lo felicitaron por la hija que tenían y después le contaron a sus otros amigos y así se enteró todos los mafiosos.

Así empezó mi vida en la mafia, cuando en una fiesta me presento, me empezaron a decir Carita de ángel, yo les pregunté el porque y al saberlo me empeze a reír.

Muchos quisieron ser mis “amigos”, sabía cuáles eran sus verdaderas intenciones, pero yo prefiero estar sola.

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Stephanie Bianco

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...•Ojos: Verdes...

...Altura: 1,69....

Alexander Russo

¿A qué te refieres?

Stephanie

Me levanto un poca cansada, estoy días no estuve durmiendo bien, va como siempre.

Me voy a bañar para después ponerme un pantalón corto y un buzo holgado, que utilizaba mucho cuando estaba entre casa ,porque me sentía cómoda así.

Al bajar, mi padre me estaba esperando para desayunar en la gran mesa.

─Hola pa─ Le digo dándole un abrazo por la espalda y dándole un beso en la mejilla.

—Hola princesa─ Me dice mientras leía el diario.

Cuando me siento en la silla que se encontraba enfrente suyo me mira y se ríe.

─Otra vez con ese buzo─ Se rie mas fuerte al ver mi reacción.

─ Si... es cómodo─ Mi cara reflejaba lo poco que me importaba.

Tome un sorbo de café.

—¿Te acordás que te estuve diciendo que tendría algo que contarte, solo que tenía que confirmarlo primero?— Mi padre concentra su mirada en su dedo girando alrededor de su taza.

—Aja— Sigo con mi café observando de igual manera su dedo alrededor de su taza.

─ Bueno.. Mañana muy temprano va a venir la familia Russo a casa─ Lo suelta sin pausa y eso provoca que me ahogue con el café que quería deslizarse en mi garganta.

─ ¿¡La familia Russo!?─ Suelto la tos que contuve para hablar.

─ Si, la familia Russo─ Me vuele a decir lo más tranquilo, tomando un sorbo de café.

La familia Russo es la familia más poderosa del mundo, mi abuelo como mi padre siempre quisieron robarle el puesto pero les fue imposible. Él ahora jefe de la familia tiene un hijo, con el que yo siempre luche por robarle el atributo a mejor asesino, pero él maldito siempre me termina ganando.

—¡¿Por qué van a venir?!— Le pregunto asaltada— Si quieres hacer una matanza hazlo solo— Molesta por solo escuchar de su presencia.

—No digas tonterías Stephi. Ellós vienen al país por negocios y yo les ofrecí nuestro hogar para que se quedarán─ Sigue la tranquilidad en su voz.

─ Claro. Siempre tan generoso ─Enojada─ De paso también ofrecele nuestro dinero y cocaina— Me burlo sin dejar el enojo de lado. —¿Qué estas tremendo?─ Lo miro pensativa.

─ No entiendes, ellos nos están dando una oportunidad de ser los mejores, los número uno ─ Dice mí padre todo contento y ilusionado, ignorando mi pregunta.

─ Pero la única que va a poder cumplir el sueño de tu abuelo y mío sos vos ─ Dice mí padre apuntando me con el dedo.

─ ¡¿Yo que?!─ Sorprendida.

─ Si hija, vos sos la única que va a poder cumplir ese sueño, porque no tengo otra hija─ Dice mi padre.

─ ¡Te podes dar a entender bien!— Este tema ya me estaba irritando.

─ Mañana lo sabrás, solo no me odies─ Pide con una seriedad que me deja estática, su mirada no me expresaba nada dejándome todavía más confundida.

"¿A qué se refiere con todo esto?"

Yo soy la única que puede cumplir su sueño. No tiene otra hija. Qué no lo odie. Estoy muy confundida.

Mi papá me quita de mis pensamientos

─ ¿Iras hoy a matar al que nos debe cincuenta mil dólares?- Pregunta dándome a entender que la anterior conversación ya había terminado.

─ Si, te iba a preguntar eso y me olvide─ Le respondo─ ¿Lo mato o lo asustó?─ Pregunto siguiendo con mi café, intentando apagar mis dudas del tema anterior.

─ ¿Segura que querés ir?— Vueve a centrar su mirada en mi— Saber que no es tu obligación y podemos enviar a otra persona del servicio─ Me suelta la misma frase de siempre.

─ Si, me divierte hacerlo y además no tengo otra cosa que hacer─ Le respondí indiferente, ya que era la misma frase que siempre le respondia.

─ Bueno si es lo que quieres─ Dice para después dar un sorbo a su café ─ Y respondiendo a tu pregunta.. mátalo. Ya le dimos muchos oportunidad─ Indiferente─ Ten cuidado de no dejar pistas─ Me advierte.

─ Si papi lo sé. Sabes que uso pasamontañas para que no caiga pelo en el cuerpo y no vean mi rostro─ Le recuerdo para que no se preocupe.

─ Bueno pero eso no es suficiente, ten cuidado ─ Preocupado.

─ Si pa no exageres, sabes que mejor que yo. nadie─ Le sonrío mostrándolo mi dentadura brillante.

─Ya te lo diré, no soy exagerado solo me preocupo ángel— Me sonríe ahora él con su típica sonrisa de labios.

─Esta bien no sos exagerado─ Giro los ojos con diversión y me levanto de la silla para dirigirme al piso de arriba. A mi habitación.

─¿Qué fue ese gesto? ─Escucho que me reclama y solo río.

Al llegar a mi habitación, busco las cosas que me pondría esta noche, preparare la funda de la pistola y las recargas para el arma.

Prepare el pasamontañas, porque el último asesinato que cometí se me cayó un pelo en el cuerpo de la víctima, pero gracias a mi maldita suerte no tenía raíz, así que no encontraron mi ADN.

Será mejor que tenga más cuidado.

Busque la ropa, que era un top negro demasiado corto y una apretada calza negra que resaltaría mi moldeada y fuertes piernas que logre con tanto entrenamiento al igual que el culo, ese era el favorito de mis víctimas.

Después de aquella vez que observe la escena del callejón, la de aquella chica indefensa me fui imposible no usarla.

Era todo un plan siniestro que había planeado mi ingeniosa cabeza.

Vestirme así era como ponerle miel a las abejas o atraer con azúcar a las hormigas. Facilitaría mucho mi trabajo y dependiendo si intentan algo o no es si sufren a no sus consecuencias.

Si intentan aprovecharse de mí serán torturados. Pero si no es así, tendrán una muerte rápida.

Nadie en mis pocos años de hacer este trabajo tuvo su muerte rápida.

Suelto un suspiro pesado al recordar la cantidad de basuras que hay por ahí dando vueltas.

Me tiro en la cama al acomodar todo en los pies de esta y agarro el arma para empezar a ponerle las balas.

...

A la noche..

Cuando por fin se hizo de noche me levante por el sonido del despertador que programe antes de acostarme a hacer una siesta.

—Malditos. ¡Por qué no devuelven lo que piden!— Me levante de mal humor, quería seguir dormido.

Con mucha pereza me dirijo al baño y lavo mi cara con agua fría para despertarme por completo.

"¡Mierda!"

Estaba helada. Pero logro su cometido. Ya estaba despierta y activa.

Había olvidado lavar mis dientes en el desayuno así que aproveche que ya estaba allí y los lave rápidamente.

Vuelvo a ingresar al cuarto y me voy quitando en el corto camino mi buzo holgado quedando del torso para arriba completamente desnuda. No acostumbraba a usar sostén en casa, en sí nunca, ya que lo odiaba, era muy apretado y soy bendecida con bastante busto, no diría que tanto, pero si el suficiente como para que el sostén sea un fastidio.

Agarro el top que deje en la cama y me los pongo, este tenía una abertura en la parte baja de mis senos que los hacía estar un poco al aire, pero sin dejar todo a propia imaginación.

Me saco el pantalón, para luego colocarme la calza que repasaba en mi cama.

Voy hacia mi espejo de pie y observó cómo estaba vestida, contemplando mi figura. Abdomen pequeño. Piernas firmes y ejercitadas. Un trasero de infarto. Y todo gracias al arduo entrenamiento que estuve haciendo y a la vez evitando toda esta semana.

Mi busto se veía más levantado gracias al top lo que le hacían ver un poco más grandes de lo que eran.

Suelto un suspiro y vuelvo a lo que debería estar haciendo.

Camino hacía mi tocador y abriendo el cajón encuentro todo tipo de navajas. Agarro mi favorita. La que tenía el apellido de mi familia. El mío.

Trazado en una hermosa y perfecta cursiva "Bianco"

La guardo con su estuche mi cintura, entre el elástico de la calza.

Ya preparada mi pistola recuerdo el pasamontañas y termino por guardar ambas cosas en ella. Tendría que terminar con este experimento y comenzar a usar la ropa adecuada para el trabajo.

Si fuera a la psicóloga me diría que usaba el vestirme asi como un método de defensa para encontrarle un buen propósito a lo que estaba haciendo. Pero como no voy a la psicóloga mejor lo ignoro y pienso en mi comodidad a la hora de trabajar.

Me pongo mis zapatos de ejercicio, así aparentaba que estaba entrenando. Estaba completamente lista

Salgo por la ventana, si salia por la puerta principal escucharía el discurso de mi padre con sus cuidados y me retrasaría.

Sabía a donde estaba el hombre, nuestros hombres lo estuvieron espiando y siempre paraba a esta hora en la misma bodega abandona.

...

Al llegar lo veo rondando por ahi riendo mientras cuanta un fajo de dinero.

Desgraciado.

Me acerco sigilosamente sin que el notara mi presencia. No tenía que hacer ruido, al menos por ahora.

Me voy acercando más cerca a él y guardo nuevamente mi navaja en la cintura de la parte de atrás. Dejando en un rincón no muy apartado el pasamontañas con el arma adentro.

No me preocuparía en tapar mi rostro, total iba a morir y en este lugar no habría una cámara, de suerte se mantenía firme.

Es hora de actuar.

—¡Señor!. ¡Señor!— Lo llamo con desespero mientras fingía tragar saliva como si viniera corriendo una maratón.

El pega un brinco del susto y gira sobre su eje al verme guardando rapidamente el dinero en su espalda.

─ Disculpe señor. ¿Sabe dónde estoy?— Le pregunto mirando a mi alrededor, fingiendo miedo—Es que me perdí y no encuentro mi calle─ Actuando indefensa.

El señor me mira y hace una mueca pícara, mirandome de arriba abajo.

— Si hermosa, dime dónde vives y con gusto te llevo— Se va acercando mientras habla.

Cuando está lo suficientemente cerca me agarra con ambas manos los laterales de mis piernas, pegándome a su asqueroso cuerpo.

Lo miré queriendo contener mi impulso de romperle los brazos.

—Vivo en…— No sabía qué inventar ahora, no conozco mucho las calles de esta zona.

Desliza suavemente su mano hasta mi trasero y aprieta fuertemente provocando que agrande los ojos por la sorpresa.

"¡Iba a matarlo!"

Ya habiendo aguantado suficiente le sonrío con picardía y él hace lo mismo. Lo que no sabía es que solo uno se divertirá como quiere.

Deslizó suavemente mi mano hacia atrás para agarrar mi navaja. Pero ambos nos vemos detenidos a lo que estábamos haciendo por un fuerte retumbó de bala que hace eco en todo el lugar.

Aquel hijo de puta pega un fuerte grito y se tira al piso. No entendía nada de lo que estaba pasando.

Corro rápidamente cabizbaja sin poder comprender todavía lo que ocurría. Solo fui hacia donde había quedado mi pasamontañas, allí saqué el arma y la coloque junto a mi navaja, así pude ponerme en la cabeza el pasamontañas que solo dejaba ver mis ojos.

Giro alerta sin bajar la guardia ningún momento viendo ya con arma en mano mi perímetro. Pero vi únicamente al hombre tirado en el suelo con una herida de bala en la rodilla izquierda, la aprieta con ambas manos mientras no deja de soltar quejidos de dolor.

Juraría que ya estaba generando mocos ya.

Él también veía a los alrededores, mucho más en el piso de arriba, pero tampoco veía nada. Gritaba con miedo en la voz quien había sido, pero parecía que hablaba solo.

Miro desde mi lugar el perímetro, pero no había nadie.

"¿¡Quién mierda esta aquí!?"

Otras dos balas salen a la vez retumbando el lugar haciendo que retroceda rápidamente, no por miedo, sino porque no sabía a donde estaba y enfrentarlo sería una muerte fácil.

Esas dos son incrustadas en ambas manos del estúpido que no dejaba de lloriquear en el suelo.

Me sorprendo y miro rápidamente al lugar donde salió la bala, era en una esquina muy oscura, trato de ver sin moverme de dónde estoy, pero ruidos de pasos acercándose me dejan más atenta.

Agarro con firmeza mi arma y le quitó el seguro preparándome para cuando aquella persona salga de allí.

—Ellá es mía— Su gruesa y firme voz me estremece.

"¿Élla?" Habla de mí.

"¡Mía!" ¿¡Quién es este idiota!?

Un hombre muy alto revelo su oculta presencia en el lugar, digo oculta ya que llevaba un maldito pasamontañas, lo cual me daba a entender que venía por lo mismo.

—¡Hijo de puta!— Le grita el hombre herido mientras no sabía que herida cubrir.

"Lo sabía, ya estaba generando mocos"

El hombre intento levantarse, pero le fue imposible, las balas que le dio en las manos terminaron por incrustarse en sus piernas generando más dolor.

El desconocido desde que llegó no aparto la mirada de mí, y yo tampoco lo hice.

En sus ojos veía desafío y en los míos también los verá.

Seguía apuntando mi arma a su dirección, en cambio, él nunca había apuntado la suya hacia mí.

—¿Quién eres?— Le pregunto con firmeza al igual que mi agarre en el arma.

Me ignora y aparta su mirada de mí para acercarse al hombre llorón del piso.

Veo como apunta su arma a su cabeza y antes de que hiciera cualquier cosa me apresuro y le apunto el arma en la cien.

—Él es mío, consigue otro—

En vez de alejarse se queda allí estático, logro que baje él arma y con la mano libre se levantó un poco el pasamontañas provocando que tragara saliva a pesar de tener poca que tragar. Mi boca está seca y se seco aún más al ver su sonrisa, esa sonrisa que te demostraba lo pícaro que era al igual que su sonrisa.

Tenía una dentadura tan perfecta y brillosa que era imposible de ignorar.

—Wow. Me hieres Stephanie— Suelta divertido y mi cara reflejaba mi gran sorpresa, mi cuerpo templo con un poco de miedo — Ojalá seas así de posesiva conmigo— Me vuelve a mostrar su dentadura perfecta antes de volver a ponerse correctamente el pasamontañas.

Por simple impulso reaccionó con lo primero que mi cuerpo atina a hacer. Le doy un fuerte golpe con mi puño en la nariz.

—¿¡Como sabes quien soy!?— Enojada.

Vuelve a incorporar su cabeza que se fue para atrás por el fuerte golpe. Toca su nariz con la mano libre.

—Hija de pu..— Se queja mientras no deja de tocar su nariz —Mierda está sangrando— Se saca completamente el pasamontañas y como si fuera posible mi boca pierde toral rastro de saliva y aliento. Era el hombre más hermoso que pude haber visto nunca, tenía todo lo que me podría llegar a gustar en un hombre y más.

Pelo Castaño. Nariz respingada sin sacarle para nada su masculino. Cejas gruesas. Labio superior fino, labio inferior grueso. Mandíbula marcada al igual que las mejillas.

Unos ojos que ¡Dios!, son unos ojos oscuros como la misma noche que hacían que su piel se vea aún más blanca, decoradas con unas grandes y largas pestañas.

"¿Quién mierda eres y porque nunca te había conocido antes?"

Tira su pasamontañas a un costado de él y con el toso de su mano izquierda presiona su nariz.

—Digna hija de un Bianco— Empieza a hablar nuevamente al comprobar por su dorso que la nariz seguía sangrando— Solo sabes actuar por impulso y eso les juega en contra— Se burla y eso hace que mis dientes rechinen.

No era secreto para nadie la estupidez que había hecho mi abuelo por escapar de la policía. Por simple impulso salto de ocho pisos para huir y fue claro su final.

Tal vez sea alguien que conoce a mi familia pero sea de rango bajo. No hay porque ser paranoica, si soy conocida, seguro y haya viendo mi rostro antes.

—Mira nene, no se quien seas pero vete y déjame trabajar— Empujó un poco su torso que para sorpresa mía es demasiado duro.

—¿Nene?— Me mira indignado quitando su mano de la nariz al esta dejar de sangrar —Soy más grande que tu— Me mira de arriba a abajo —Y no hablando solo de edad— Ríe.

Lo miro totalmente indignada y eso lo hace sonreír.

"¿¡Quién se cree este idiota!?".

—Soy más grande de intelecto y eso es más que suficiente— Me acerco hasta estar frente a él y tener que levantar de mas la cabeza para verlo a los ojos era muy humillante, ahí es cuando decido agarrarlo de la campera de cuero que llevaba para agacharlo hasta mi altura y hablarle muy cerca del 12rostro, de cerca era más hermoso, lastima que sea tan estúpido—No sabes nada de mi— Le doy una última mirada antes de dame la vuelta y ver como el idiota baleado callo inconsciente en el suelo.

—¡Mierda!— Me quejo y tiro mi cabeza hacia atrás por la frustración que estaba sintiendo.

—Stephanie Bianco. Veinte años. Padres divociados. Mami abondonica. O preguntas más especificas. Cincuenta kilos. Uno setenta de altura.. gran expediente criminal— Tuve un pequeño escalofrío con todo lo que me estaba contando. Otra vez atine en darle otro puñetazo pero el agarro mi mano antes de que esta chocara con su rostro.

—Tienes que controlar esos impulsos tuyos— Me sonríe al inclinar un poco si cabeza.

—¿¡Quién eres!?— Ya no podía ocultar mi enojo, ya me había invadido y no era capaz de disimularlo— Y más te vale que de tu boca salga una respuesta— Mis ojos caen en sus labios y hago una gran inhalación.

—Lo que te tendría que importar no es quien soy..— Sus ojos también caen en mis labios y se detiene para tragar saliva, lo note por su movimiento en el cuello— Si no, que soy yo para ti nena— Me mira a los ojos con desafío al decir la última palabra tirándome la misma palabra que yo use para él.

—Que libro te comiste— Respondo y el solo ríe.

No comprendía nada y no tener respuesta claras me estaba irritando.

El repentino grito del hombre que callo inconsciente interrumpe la tensión que se formo en el aire, pero no nuestra guerra de miradas. Esa la detuve al girar al verlo completamente eufórico al volver a despertar.

—Idiota— Mi voz demostraba mi enojo, había salido gruesa y fuerte.

Le doy una fuerte patada que causó que el otro cayera en el piso soltando un quejido.

─ Con razón todos mueren por meterte en la cama─ Tira el comentario para tirar su típica sonrisa que causa algo extraño en mi vientre, claro no lo demostré y solo lo miré mal— Que suerte que voy a ser el único en tenerte asi─ Lo miro sorprendida y esta vez en sus ojos se encuentra su picardia.

Descarado.

—Tu ni nadie va a tenerme así— Giro los ojos y me dispongo a agarrar los pies del inconsciente.

— ¿Quieres apostar?— En su voz salio diversión y no de la buena.

—No apuesto con desconocidos. idiotas y mucho menos si es obvio quien va a ganar— Ladeo una sonrisa en su cara— Me gusta ser justa— Miro su oscura mirada.

—Quién lo diría. Un Bianco siendo justo— Bufeo— Es para pedir un deseo— Ríe.

—Será mejor que dejes de tirar esos comentarios como si me conocerás a mi o a mi familia— Mis ojos le expresan mi ira— Revisar mi expediente medico o lo que sea, no te hace ser un conocedor de nada. Es más, te hace ver como un acosador— Mi sonrisa sale totalmente falsa.

—No sabía qué ahora querer estar informado se le decía acosar..— Lo interrumpo antes de que siga hablando.

—Hay muchas cosas que no sabes nenito— Le hablo en diminutivo para después arrastrar el cuerpo inconsciente del sujeto.

—Igual que vos nenita— Se burla mientras me sigue detrás del inconsciente.

Me detengo y lo miro fijamente. Mis ojos reflejaban molestia y advertencia. En los suyos veía diversión y picardia.

—Te torturaré hasta sacarte la verdad— Le advierto molesta.

—Y como piensas torturarme— La picardía sale junto a la frase mientras lentamente agarra con los dientes una pequeña carne de su labio inferior.

Me puse completamente roja, soltando sin pensar las piernas del hombre.

—Mira no estoy para escuchar tus comentarios sexistas. ¡Vete!— Le termino levantando la voz

Vuelvo a agarrar las piernas de aquel y las arrastro con mucha más fuerza mientras escuchaba al otro idiota reír sin parar.

—Espera. Espera— La diversión no salió de él— Él es mi trabajo, yo tengo que matarlo— Lo observó con fastidio— Como es posible que te veas tan hermosa molesta— Mis facciones se suavizan y rápidamente bajo la mirada.

"¿Quién se cree este idiota?"

—Esa técnica no funciona conmigo, deciselas a otras— Le digo con indiferencia cuando en realidad mi estomago estaba revoloteando por toda clase de sentimientos que pensé que no sentía.

—Sería tan fácil para mí que haya otras, pero no, tuviste que ser tú— Lo dice en un susurro que creyo que no escucharía, pero tenía un muy buen oído.

Lo miré completamente en bobada, quería comprender que sucedía. Quien era y porque sabía tantas cosas de mi.

—¿Cuánto te debe?— Sueno indiferente y mi cara se encuentra seria, no quería mostrar ninguna emoción.

—Cincuenta mil dólares— Me observa con seriedad, al parecer su cerebrito si asimila cuando la compensación se torna sería.

—Es la misma cantidad que nos debe a nosotros— Le comento pensativa.

—¿Entonces?— Pregunta.

Mi mente empezó a ingeniar un plan y a ver que era lo que me favorecería y la lámpara no tardo en brillar.

—Si te dejo acabarlo me dirás quien eres y como me conoces— Le propongo sin cambiar mi actitud.

—Me pides mucho por solo un tiro en la cabeza— Ladea la cabeza con una sonrisa de labios medio falsa.— Pero te la responderé— Afirma con la cabeza al terminar.

Algo olía mal.

—¿Cuál es la trampa?— Me cruzó de brazos y fue evidente su rápido ojeo fugas hacia mis pechos. Suelto una pequeña y corta risa.

—Te aplaudo Stephi. No eres ingenua—

—No me conoces tanto como dices entonces—

Me sonríe.

—La sabrás si aceptas— Su sonrisa no se borro de sus labios— ¿Te arriesgaras Bianco?— La diversión en su voz me estaba irritando.

—Si no acepto tú cambien pierdes— Le intento rematar apuntando al sujeto del piso que ya no sabía si había caído muerto o no.

—Ya no me importa él. Tu oferta me parece más tentadora que acabar con el dolor de un deudor— Me mira tan fijamente que siento como si me estuviera retando.

Nuestra pequeña guerra de miradas volvió a comenzar, ambas miradas intentando rebajar al otro a pesar de que ambos tuviéramos tan alto el ego.

—Bien— Le respondo irritada— Pero el mínimo jueguito y el tiro no lo recibirá solo él— La ira invade mis ojos.

Se acerca y se pone al lado mío sin en ningún momento romper con la conexión de miradas que nos manda odio, más mío que suyo.

El hombre inconsciente vuelve a levantarse totalmente afónico con un grito que nos alerto a ambos.

Del asombro nos tiramos para atrás. El posiciono su mano en mi cintura y me corrió para que este tras suyo, como queriendo protegerme del lunático que al parecer tenia más vidas que un gato.

Completamente sorprendida asomo mi cabeza para verlo, pero él solo está viendo con ira al adicto.

Saca su arma que se posicionaba en su cintura, sostenida por el cinturón del pantalón y le apunta.

"Cuanta cocaína consumo este hijo de.."

—Por favor no me maten. Tengo esposa, hijos que mantener— Él drogadicto deudor habla con mucha dificultad y sus ojos están por volver a cerrarse, pero los sostiene.

—¿Crees que somos estúpidos?— Se acerca a el hombre y le pida la rodilla herida.

─ No tienes esposa, ni hijos, eres un hombre de 37 años sin trabajo— Me meto en la conversacion si darme cuenta que seguía tras la espada de el hombre que quería parrcer misterioso— Nada más que un mantenido por su madre. Siendo capaz de robarle para después comprar cocaína y deberle cincuenta mil dólares a dos mafias distintas— Salgo finalmente de detrás de él para acercarme a él bastardo.

Saca el pie de la rodilla de el deudor cuando ve que me acercaba a este.

—Haz sido un muy mal niño Eduardo─ Apretando sus mejillas pálidas por la falta de sangre.

─Todo niño malo tiene su castigo─ Habla el hombre atrás mío quitando mi navaja de la cintura junto a él estuche. La observa con mucha atención y antes de que pudiera reprocharle vuelve a hablar— Lindo— Sonríe y miro su sonrisa como una estúpida.

—¿Que vamos a trabajar juntos?─ Le pregunto confundida.

─ Claro que no, yo me encargo, tu ve a casa─ Me dice sin mirarme.

─ No lo haré, además tenemos un trato─ Molesta.

Él me mira por un rato, al parecer estaba pensando.

─ Si quieres puedes hacerlo conmigo─ Termina por decir y yo me sorprendo. Mi boca se seco por un momento y mi corazón se aceleró ─ Al trabajo claro─ Me aclara y yo me golpeó mentalmente por entender cualquier cosa.

El me mira y se ríe.

─¿De qué te ríes idiota— Le pregunto molesta.

Niega con la cabeza mientras sigue riendo.

—Tienes la mente cochina eh— Se burla y yo me pongo roja

El sollozo del sujeto interrumpió antes de que pudiera defenderme.

—¡Mátalo de una vez!— Grito molesta, el sujeto ya me tenía harta. Aunque no sé cuál de los dos me irritó más

Se escucha un tiro de inmediato y aquel un silencio que me dio paz. El suspiro reflejo mi relajación.

—Bien. Trabajo realizado— Me sonríe y se agacha para realizar su marca.

La observe con mucha determinación.

"Esa marca yo la conozco"

"¿Pero de dónde?"

" ¡Por qué tengo tanta mala memoria mierda!"

Me quita de mis pensamientos.

─Él tuvo suerte. Va a ser bendecido por dos— Comenta a lo que yo niego y el lo nota a lo que, ya que me mira con mucha atención.

—Yo no hice nada, el es todo tuyo— Le tiro mi típica sonrisa falsa y el suelta un bufido.

—¿Y eso te molesta?— Pregunta.

—Para nada, eso tendría que preguntarte yo. Te molesta haber hecho el trabajo de un Bianco— Mi sonrisa genuina aparece y la divertida de el también.

—Para nada. Ya me tengo que ir dando la idea— Su dentadura perfecta me deslumbró y la mía se borró.

Ya estaba empezando a pensar que solo era un lunático que me estaba haciendo perder el tiempo

Ligero mi cabello atado con el lápiz que lo sostenía.

—¿Qué haces?— Me pregunta acercándose.

Prendo la linterna que se posicionaba en la punta de arriba del lápiz. Es luz ultravioleta.

— Así no vas a encontrar nada— Le respondo mientras alumbró el cuerpo del muerto.

No había marcas, solo que el la rodilla había quedado la planta del zapato de el, eso sería peligroso.

Lo miro, pero el ya había entendido.

Agarra un balde de agua sucia y se lo tira hasta borrar todo rastro, termino tirándome agua a todo el cuerpo.

Camina y agarra su pasamontañas del piso.

—Ahora cuéntame— Le digo al acordarme del tema y cruzó los brazos.

Él gira sobre su propio eje y me mira divertido.

Se acerca lentamente y juraría que me hizo sentir mucho más pequeña con su gran tamaño.

— Perdon mi amor, pero eso lo sabrás mañana— Me sonríe.

─ Pe...─ Me frena.

—Ese era tu truco— Acaricia mi mentón y mira fijamente mis labios haciéndome imposible hablar.

—Nos vemos luego nenita— Me da un suave y delicado beso en una de las comisuras de mis labios y mi estómago se tensó.

Su olor varonil invadió mi nariz y cuando se alejó seguía en mi nariz como si todavía lo tuviera cerca.

Me quedé parada como una idiota, cuando estaba por irse ya era muy tarde.

—¡Dime aunque sea tu maldito nombre!— Por primera vez supliqué.

—Eso arruinará la sorpresa, pero no podría estar tranquilo después de escuchar a mi esposa suplicar— Me quede estática.

"Esposa"

Si definitivamente era un lunático que me enredo en sus juegos, pero mierda que es hermoso.

Desaparece finalmente de mi vista.

Molesta por ser una idiota voy a agarrar mi pasamontañas y arma que no note que solté.

Esta noche si que fui una estúpida.

Guardo como antes mi arma en el pasamontañas, agarro de mi cintura mi navaja...

¡Mi navaja!

¡Dios!

Mi navaja se la llevo el lunático aquel.

Empiezo a patear con frustración el piso de tierra que tocaba mis pies.

Tenía que calmarme, solo era mi navaja favorita y la más cara que tenía. No pasa nada...

Iré a llorar con mi almohada.

...

Ya llegué a casa.

Todas las luces se encontraban apagadas y me dirijo directamente a mi habitación.

Mi mente recopilaba una y otra vez lo que había sucedido.

Ese chico sí que necesita revisión psiquiátrica y yo soy la que lo dice. Imagínate.

Me quedé allí parada completamente frustrada. Esta noche había sido completamente una locura.

No tenía apetito, así que me fui directamente a la ducha, tenía el cuerpo completamente tenso y necesitaba una buena dosis de agua caliente en el.

Agarro mi cabello haciéndome un rodete alto para no mojarlo. No me gustaba dormir con el pelo mojado, además ya lo había lavado este mañana.

Camino hacía mi baño y sin dar muchas vueltas me desvisto tirando la ropa al cesto de ropa sucia.

Gotas de agua caliente chocan en mi cuerpo provocando que toda la tensión se vaya. Mi cuerpo se suavizan.

Cerré los ojos disfrutando del momento, mientras enjabonaba mi cuerpo con la esponja de baño ya esparcida en jabón.

La paz no duró mucho.

Imágenes del lunático llegaron a mi mente.

Su sonrisa pícara.

Su risa resonó en mi cabeza.

Sus ojos, esos ojos tan oscuros que los hacía ver incluso más misteriosos de lo que ya parecían.

Imágenes detalladas de todo su rostro me invadieron.

Para finalizar con su mordida, la mordida que le dio a su labio inferior cuando hablo de torturarlo.

¡Dios!

Un desconocido. Es un desconocido y no deja de recorrer mi mente.

Si está lindo. Bueno lindo le queda corto, pero no. No puedo sentir nada. La vida me enseñó que yo no puedo querer a nadie. Todo lo que quiero me lo arrebatan.

Me quería quedar para siempre, pero ya no estaba de ánimos. Cierro la canilla de la ducha.

Sali y rodee mi cuerpo con la toalla que colgaba de un gancho.

Abro la puerta y veo mi cuerpo, oscuro solo alumbrado por la luna que entraba por la ventana. Como siempre me encontraba yo con mi triste soledad.

Me dirijo a mi armario y el primer conjunto de ropa interior que veo, no quería ponerme ropa, nadie venía a mi cuarto aparte de mí y hacía calor para dormir con ropa además de la manta y dormir sin manta no era opción.

Termine por elegir solo ropa interior y me acosté en mi cama.

Agarre mi teléfono que reposaba en mi mesita de luz, nunca tenía tiempo o ánimos de usarlo.

Al prenderlo veo la foto que ya venía colocada en el celular. No me saco fotos o al menos no con tanta frecuencia y si lo hacía no la pondría de fondo. Tampoco tenía algún artista o animación favorita entonces tampoco puedo poner algo parecido.

Soy tan divertida.

Desbloqueo el celular con un simple patrón.

Ningún mensaje. No era una sorpresa para mí. Mi vida social estaba más muerta que mi madre en mi vida.

Veo mis contactos y era mejor reír.

Mis únicos contactos son el de mi papá, el de Rosita la sirvienta y el chófer Alfredo.

Como dije "Soy tan divertida".

No tenía otra red social que mensajes así que volví a bloquear el celu para colocarlo nuevamente en la mesa de luz.

Me acomodo en la cama y me dispongo a dormir, pero no había rastro de sueño en mí y si había aunque sea un poco mi mente lo callaba.

"¿Por qué aquel hombre diria que soy su esposa?"

Después de un largo rato de pensar miles de cosas a las cuales no les encontraba sentido me quede dormida por el cansancio físico y mental.

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No sé qué hacer

Stephanie

Me despierto por ruidos que provienen de la sala.

Me levanto de la cama, me pongo las pantuflas y agarró mi arma que se encuentra en mi mesita de luz, estaba tan enojada que era capaz de matar al que se pusiera en mi camino.

Al llegar a la sala veo que hay dos hombres hablando con mi padre y varios hombres que los rodeaban, algunos los conocía porque eran los guardaespalda de mi padre los demás no los conocía, ellos no notan mi presencia.

Al estar lo más cerca posible, le quitó el seguro a mi arma y tiro dos tiros al aire

─ SE PUEDEN CALLAR ─ Gritó muy enojada, haciendo que los hombres que estaban hablando con mi padre y calculo que los guardaespalda de ellos, giraran rápidamente hacía mi dirección sacando sus armas. Mi padre me mira asombrado

Cuando puedo ver bien la cara de aquellas personas, me doy cuenta que uno de los hombres era el mismo hombre de noche, y el otro era el mismísimo Russo en persona.

Estaba tan sorprendida que deja caer mi arma.

El hombre de anoche me miraba de arriba a abajo muy sorprendido.

Miro al rededor y me doy cuenta que todos me miraban muy sorprendidos, hasta que me noto cuánta el motivo de su asombro cuando me miró me doy cuánta que ¡ESTABA EN ROPA INTERIOR!.

Me dirijo rápido al baño que estaba lo más cerca posible de la sala y me pongo una bata, de quién, no se.

Al salir del baño, vuelvo a la sala tratando de actuar lo más normal posible, todos me miraban literal todos.

─ Nunca vieron a una mujer en ropa interior ¿o que?─ Les respondo enojada, mientras me acerco a agarrar mi arma del suelo, sin dejar de mirar a aquel hombre de anoche, el al darse cuenta saca una risita, antes que pudiera pregúntale que hacía en mi casa, mi padre me interrumpe.

─ Disculpen la incompetencia de mi hija, no sabía que venían tan temprano─ Dice mi padre acercándose a mi con cara enojada, se me pone al lado dándome un codazo suave para que me disculpé.

─ Lo lamento─ Digo sin emoción alguna, dando una sonrisa falsa.

─ No tienen porque, debimos avisar que llegaríamos temprano, no es cierto hijo─ Dice el señor Russo, haciendo que yo me sorprenda y lo mirase rápidamente.

El sonríe ente mi reacción y le responde indiferente ─ Si padre debimos de avisar con anticipación─ .

Lo miro y me doy cuenta que si, el es Alexander Russo, como no me cuenta antes, aunque sea haber reconocido su marca, soy una idiota, pero tampoco debería de castigarme tanto, nunca nos habíamos visto en persona y menos tan cerca, el señor Russo me quita de mis pensamientos.

─ Bueno a lo que venimos señor Bianco─ Le dice el señor Russo a mi padre.

─ Si claro, vayamos a mi oficina a conversar mejor─ Dice mi padre a lo que me enfado.

─ Claro ahora van a hablar en la oficina, cuándo ya despertaron─ Molesta

Mi padre me mira muy serio y a Alexander se le escapa una risa ante mi comentario, haciendo que el padre lo mire de igual forma que mi padre lo hacía conmigo.

-EMILIAAAA- Grita mi padre llamando a la empleada.

Emilia llega lo más rápido posible.

─ Si señor─

─ Traiga café para los cuadro, el mío que sea Americano con poca azúcar y el de Stephanie con leche─

─ Si claro señor, ¿Y a ustedes como les apetece?─ Pregunta Emi muy cordialmente a los Russo.

─ Que sean los mismo─ Dice el señor Russo.

─ Si claro, hay les traigo─ Dice Emi, para después irse a la cocina.

─ Mientras que Emilia hace los cafés, anda a cambiarte─ Dice mi padre mirándome.

─ No hace falta así estoy cómoda, solo quiero saber la razón de su visita y porque el va a ser mi supuesto esposo─ Digo a lo que mi padre y el señor Russo agrandan los ojos del asombro.

-¿Qui-Quién te dijo eso?- Pregunta mi padre muy sorprendido ante mi respuesta.

Justo cuando iba a responder, uno de los guardaespaldas recibe una llamada.

─ Señor debe ver ésto─ Dice el agarrando el control remoto de la televisión, para luego prenderlo y poner las noticias.

Las noticias

Hoy encontraron en una bodega un hombre brutalmente asesinado y torturado por las mismas personas que dejan marcas en los cuerpos de sus víctimas llamandolas "bendiciones" para ellas. Hay muchas marcas en este mundo pero hay dos marcas que son las más famosas, los cuales son un beso manchado con la misma sangre de este y una cruz en la frente.

Bueno en este caso la víctima tiene ambas, si escucharon bien ambas, este hombre fue asesinado por las dos figuras muy buscadas en esta cuidad, Tiene un beso en la mejilla y una cruz en la frente, muchos lo llamarán desafortunado ellos lo llamas suerte.

Se estarán preguntando, tiene el cuerpo pistas de quienes pueden llegar a ser los los asesinos.

No el cuerpo no tiene ni una pista de quienes son ellos, solo sabemos que son un hombre y una mujer, y que son muy ágiles e inteligentes en lo que hacen.

Bueno cambiando de tema, veamos el clima de hoy.

La tele es apagada

Mi padre y el señor Russo nos miran muy serios esperando una respuesta.

─ Me encantaría responderles, pero si no recuerdo mal, papá me mandaste a cambiarme ¿no? que lastima será para más tarde la respuesta─ Digo saliendo de la sala a pasos rápidos.

Mi padre me mira y me dice ─ Te esperamos en la oficina─ .

─ Si allí estaré─ Dije subiendo las escaleras.

Al llegar a mi cuarto respiro y voy a buscarme algo para ponerme, agarre lo primero que encontré.

Un pantalón corto negro y un buzo gris grande que tapa el pantalón corto, y me quedé descansa con unas medias, total estoy en mi casa no me pueden decir nada.

Me peino rápido, dejándome el pelo suelto y bajo para dirigirme a la oficina.

Golpeó la puerta despacio esperando un respuesta que rápidamente escuché.

Al entrar estaba mi padre sentado en su escritorio y el señor Russo y Alexander en la sillas de acompañante, y Emi poniendo los café en la mesita.

Se acerca y me trae el mío ─ Tome señorita su café ─ .

─ Gracias Emi─ Le digo con una sonrisa.

Voy y me dirijo al lado de mi padre.

Mi padre me mira y me dice

─ Ya tenemos una idea de cómo te enteraste pero nos gustaría escucharlo con tus palabras─ Dice mi padre mirándome esperando una respuesta.

─ No hay mucho que contar, ayer nos conocimos, el hombre que me dijiste que mate nos devia, también le día a la familia Russo y lo tuvimos que matar juntos─ Digo yo dando un sorbo a mi café.

─ No eso no era, la pregunta es de ¿Como te enteraste? ─ Dice mi padre sin dejar de mirarme a lo que claramente incomodaba.

─ Justo cuando yo estaba con el hombre el me toca el trasero y desp ─ Mi padre me interrumpe.

─ ¡¡Como que te toco el trasero!!- Dice mi padre molesto

─ Si pero Alexander justo cuando lo estaba haciendo le dió un tiro en la mano─ Digo a lo que mi padre lo mira rápidamente y le agradece como me hubiese salvado la vida.

─ Listo ya te imaginarás el resto─

─ Bueno ya pueden responder a mi pregunta─ Les digo mirándolos, mientras tomo un sorbo de café.

─ Si claro no tenemos que ocultar nada─ Dice el señor Russo.

─ Cuales son tus preguntás─ .

─ ¿Por que me haces casar con su hijo?─ Le pregunto, a lo que el me responde enseguida.

─ Queremos crecer nuestras empresa tanto la mafiosa como otras y que mejor que hacerlo con la segunda familia mafiosa más poderosa del mundo─ Muy seguro.

─ ¿Y Por qué tiene que ser mafiosa?─ Le pregunto

─ Como verás, no soy un hombre fuerte estoy envejeciendo y tengo cáncer de pulmón, quien sabe si mañana este, yo quiero que mi hijo tenga una esposa y hijos antes de que yo parta a otra vida─ Me dice provocando que me ahogara con el café.

─¿¡ Por qué yo y no otra mafiosa!?- Le pregunto sorprendida.

─ Por favor todos saben que no hay mafiosa como vos, yo quiero una que esté en el trabajo con mi hijo, que sepa del negocio, que sepa defenderse ante cualquier altercado, eras tan siniestra como mi hijo, no serás esa típica esposa molesta que te pide que salgas del negocio o que le asquea sobre aquellos temas del trabajo, tu eres la indicada para ese puesto eres la indicada para mi hijo─ .

─ Estoy halagada ente tantos cumplidos, pero ¿Qué le hace pensar que aceptaré su propuesta?─ .

─ Poder─ Me dice y yo arqueo una ceja.

─ Su familia a querido por generaciones ser número uno en este negocio, pero siempre estuvimos nosotros venciendo, usted ahora tiene la oportunidad de cumplir el sueño de sus antepasados y mucho más importante el de su padre─

─ Y si me niego─ Pregunto sacando una sonrisa.

─ Bueno en ese caso no tendré más opción que destruir a tu familia dejándolos en la miseria─ Dice el señor Russo indiferente.

─ Usted no puede hacer eso─ Digo muy segura

─ Uhh señorita Bianco, le aconsejo que no me tiente─ Dice el señor Russo, a lo que yo miro a mi padre y el agacha la cabeza, dandome a entender que lo que dice es verdad.

─ Por lo menos puedo pensarlo─ Le digo molesta.

─ Si por supuesto tienes hasta mañana para pensarlo─ Dice Alexander parándose al mismo tiempo que Russo.

─ Fue una placer conocernos─ Me dice el señor Russo saliendo de la oficina entes que Alexander.

Antes de cerrar se escucha un ─ Tik Tak─ calculo que proviene del señor Russo.

Cuando ellos se van me siento en la silla y le pregunto a mi padre.

─ ¿Por que no me dijiste que estábamos en quiebra?─

─ No estamos en quiebra hija, solo que si no aceptas los Russo nos querrán muertos ,y aunque somos casi igual de poderoso que ellos, nos van a derrotar y lo sabes muy bien─ Dice mi padre con mirada triste.

Miro al piso con la mirada triste, pensando en que mierda hacer, yo no me quiero casar y menos con Alexander Russo, no porque sea feo, solo no me quiero casar y ya, y que sea Russo lo empeora todo.

─ Hija al decirte esto no te estoy implorando o exigiendo que te cases, solo te estoy dando a entender como va a ser nuestro futuro si no te casas con el hijo de Russo─ Dice mi padre acercándose a mi para darme un abrazo.

─ Lo se papá─ Digo a lo que también abrazo.

─ Bueno mejor voy a afuera a pensar─ Digo, lo que hace que mi padre me deje de abrazar.

─ Esta bien hija pero ten cuidado─ Dice el acariciando mi hombro.

─ Si papá tendré cuidado─ Digo para luego levantarme y salir al patio.

Ya en el patio

No puedo dejar de pensar en esa estúpida propuesta de matrimonio, porque a mí.

Yo la mujer que menos quiere saber de esposo, iglesia, vestido de novia, la verdad hijos no, porque siempre quise ser madre, pero de una hombre que amase no de uno que no conozco.

Un ruido que proviene de los árboles me saca de mis pensamientos.

Rápidamente saco mi arma que siempre está conmigo y muy bien cargada.

─ ¿Quién anda ahí?─ Pregunto a lo que claramente no recibo respuesta.

Guardo el arma, seguro ya estoy enloqueciendo con todo esto de el matrimonio.

De repente escucho pasos dirigiéndose a mi dirección pero antes de que pudiera reaccionar este me arrincona a la pared dejandome sin movilidad.

Cuando puedo verle bien el rostro me doy cuenta que es Alexander Russo.

─ Estas loco o que te pasa ¿Por qué seguís en mi casa?- Le pregunto enojada.

Bienvenido al portapapeles de Gboard; todo texto que copies se guardará aquí.

─ Solo visito a mi esposa ¿Hay algún problema? ─ Dice el

─ ¿Qué te hace pensar que aceptaré tu propuesta?─ Digo yo seriamente mirándolo directamente a los ojos

─ La pregunta es ¿Qué te hace pensar a vos que la negaras?─

─ Muchas cosas te lo aseguro─

─ Y no sería increíble poder cumplir el sueño de toda tu generación incluyendo a tu padre─ Dice el tratando de convencerme.

─ Si sería increíble, pero sabes lo que no es increíble, casarme con un idiota─ Digo sonriendo.

─ Por favor, hay muchas mujeres que se morían por ser mi esposa, y vos te quejas─ .

─ Bueno cásate con una de esas mujer o con todas, a mi que me importa, pero la verdadera pregunta es ¿Por qué vos lo dejaste que me eligiera a mi?- Le pregunto.

-Porque como dijo mi padre no hay mujer como vos, no hay una mujer que pueda opacar tu belleza, tu inteligencia, tu hermosa sonrisa, tu increíble destreza, tus hermosos ojos marrones que sos capaz de enamorar está al más fuerte y muchas cosas más que si sigo diciendo pensarás que estoy loco por vos─ Me dice mientras nuestros están conectados ─ Sos la esposa que todos quieren, sos la esposa que yo quiero ─ Dice el mientras acaricia mi mejilla mirando sus movimientos para después mirar mis ojos haciendo que me sonroje.

Bajo la mirada porque estaba muy sonrojada tanto que la cara me ardía, el corazón me dolia de tanto bombear.

Justo cuando iba a decir algo, escucho los gritos de mi padre diciendo que entre.

─ Bueno será mejor que entre─ Le digo empujándolo lentamente y al poder hacerlo empezar a caminar para adentro de mi casa.

Justo cuando estoy caminado acercándome a la puerta de la casa, me agarra de la muñeca empujandome hacía el, haciendo que nuestro cuerpos se choquen, puso sus brazos en mi cadera haciéndome imposible salir, hice fuerza para liberarme pero lo único que lograba era que nuestros cuerpos se juntan más, haciéndome imposible salir de su agarre.

Después de intentar liberarme, me rindo y lo miro.

─ ¿Que quieres?─ Le pregunto mirándolo a los ojos.

─ Te ves linda en ropa interior─ Me dice sacando una sonrisa.

─ Vuelvo a luchar─ Le digo a lo que el ríe.

─ Esta bien te diré─ Dice el.

─ Sabes desde ayer a lo noche tengo una duda que no me deja dormir y tampoco me va a dejar dormir esta noche, ¿Quería saber si me la pones quitar?─ Lo miro confundida ante su pregunta.

─ Cuando tú besas a tu víctimas mueren ¿No?- Me pregunta el a lo que yo afirmo.

─ Si me das un beso también moriría?─ Dice acercando su rostro al mío, haciendo que nuestras ojos se cruzaran, el se va acercando a mis labios rozandonlo con los suyos, rápidamente le doy un abrazo para evitar que me vea la cara porque estaba roja como un tomate.

─ Hay que curioso, está bien te quitaré la duda─ Le digo haciendo que me libere.

El hace una trompita para que le dé una beso, le agarro la cartilla corriendole la cara para darle un beso en la mejilla.

─ Listo, al parecer no te moriste, chau─ Digo yo llendo a la puerta casi corriendo.

Cuando iba a entrar escucho que me dice algo

─ Algunos de estos días te voy a dar un beso y vas a ser vos la que ruega por más─ Dice el sonriendo.

─ Vamos a ver quién ruega por quién─ Digo sacando una risa

Al entrar a casa veo a mi padre dirigirse a mi dirección

─ Hija al fin entras me estaba preocupando─ Dice mi padre sacando un suspiro.

─ Me quede afuera tomando aire y pensando─ Le digo.

─ Y¿Ya tomaste una decisión?─ Me pregunta serio.

─ No todavía no, pero mañana te daré la respuesta─ Le digo sacando una sonrisa para que no se preocupe.

─ Esta bien hija la decisión que tomes la aceptare─ Dice el sonriendo.

─ Vamos a comer─ Me dice abrazándome por los hombros.

Después de comer fui a cepillarme los dientes y a bañarme, para después acostarme para dormir, lo que claramente fue imposible, ya que pase toda la noche pensando y imaginando como sería mi futuro si me casaba y como sería mi futuro si no lo hacía.

Ya tomé la decisión que puede ser la correcta.

Después seguia pensando si la decisión que tome era correcta, pero me termine durmiendo por el cansancio.

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*Me**nsaje de la autora*: Perdón por no subir capítulos estos meses.

Espero que les esté gustando tanto como a mí ♥️♥️♥️

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