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Amante Por Contrato

Presentación

Hola, mi nombre es Loreley Cáceres, tengo 28 años soy alta pero curvilínea, rubia y de ojos cafés. Tengo dos trabajos ya que soy el sostén de mi familia que solo somos mi madre y yo, ya que mi padre falleció cuando yo aún era muy pequeña. Mi madre fue diagnosticada con cáncer de seno hace algunos años, tengo que trabajar para pagar sus medicamentos, internaciones y quimioterapia. Casi no tengo vida social, la única amiga que tengo es Lola quien trabaja conmigo en el hotel, uno de mis trabajos donde soy recepcionista y el otro es como secretaria de una mujer rica, vanidosa, egoísta, ególatra y malvada a quien no le importa nadie más que ella. Mi vida era aburrida y melancólica hasta que una noche mi amiga me llevó a distraer a una discoteca, y ahí lo conocí a él, el hombre más guapo que había visto en mi vida, pero sabía que no era para mí, él era rico y guapo y yo pues solo era yo, pero esa noche quise tener el control de mi vida después de dedicar todo mi tiempo y energía a mi madre, estuvimos juntos, pensé que no lo volvería a ver hasta que apareció un día en mi casa con una propuesta que no pude resistir.

Hola, mi nombre es Christopher Matiz, tengo 32 años, soy un empresario muy famoso, tengo la tez blanca, el cabello castaño, los ojos marrones y estoy en buen estado físico. Soy hijo de quien fue uno de los mafiosos más poderoso del país, él quiso que yo siguiera sus pasos, pero le dejé muy en claro desde los 15 años que esa no sería mi vida, yo tenía otros planes, quería formar mi propio imperio, sin negocios torcidos, sin tener sangre en mis manos y sin enemigos, bueno no de los tipos mafiosos; porque como sabrán siempre se tiene enemigos cuando uno es exitoso. En fin, mi padre respeto mis deseos, hizo un trato con los jefes de la mafia, yo estaría fuera de este mundo y a cambio dejaría sus negocios repartido entre ellos, mi empresa la hice desde abajo y sin ninguna ayuda de él, estoy orgulloso de ello. En cuanto a las mujeres, bueno, digamos que estoy muy enfocado en mi trabajo y casi no me interesan, si tengo unas cuantas a las que llamo cuando deseo satisfacer mis necesidades, pero no diría que salgo con una cada noche, ningúna me interesaba en particular hasta que la conocí a ella una noche en que mi primo me obligó a ir a una discoteca, al instante que la vi quede prendido de esa mujer, era distinta a mi tipo, su cuerpo curvilíneo, sus ojos cafés y su cabello rubio me llamaron la atención de inmediato y lo que pense sería sólo una noche más de sexo, terminó convirtiendose en mi obsesión, no pude resistirme a buscarla y ofrecerle un trato que ella no pudo rechazar, lo que ni ella ni yo sabiamos es que ese sería un pacto mas allá del papel.

Un día de mi vida

Loreley

Me levanté como todas las mañanas, agotada, la noche anterior había sido difícil con mi madre, ella no quería estar en el hospital por los malos recuerdos que tenía de él, así que estaba instalada en su cuarto con todo lo necesario y una enfermera que la cuidaba mientras trabajaba.

-Buenos días mamá- dije entrando a su cuarto y dándole un beso en la frente

-Buenos días hija- respondió ella con su voz débil

-Cómo estás hoy?

-Tan bien como se puede hija

-Me gustaría poder hacer más por tí mamá

-Y a mí me gustaría que tú hicieras tu vida y no tuvieras que estar pendiente de mí todo el tiempo

-Mamá tú hiciste lo mismo por mí cuando era pequeña, ahora me toca a mí- le sonreí tiernamente

-Sí, pero cuando vas a conocer a alguien?

-Mamá ya habrá tiempo para eso, bueno ahora tengo que irme, te dejo con Angélica- ella era la enfermera

-Angélica por favor cuidala mucho, sí?

-Claro señorita

-Ya te he dicho qué me llames Lore o Loreley al menos

-Está bien Loreley

Salí de la casa y me dirigí a mi primer trabajo, el peor de todos, el de secretaria de la bruja de Emilia Acevedo, la peor mujer que conocí en toda mi vida, era tan sexi y guapa como malvada y perversa, tenía mi edad y aunque se jactaba de tener una educación privilegiada parecía no tenerla.

-¡Llegas tarde!

-Yo...- la miré por un segundo, analizando si de verdad valdría la pena defenderse- lo siento señorita Acevedo no volverá a...

-Sabes? No tengo tiempo para tus estupideces, tráeme los informes

- Aquí están señorita- se los entregué

Terminé mi jornada con ella, caminé hasta la casa de Lola, esa era mi rutina, toqué el timbre y su hermana Ana me atendió.

-Hola Lore

-Hola Ana

-Pasa, cómo te fué hoy?

-Ya sabes

-¿La bruja de tu jefa otra vez?

-Ajá

Después de una charla de unos segundos, entré al cuarto de Lola y me dí una ducha rápida, me cambié el uniforme, salí y me dirigí a mi otro trabajo, recepcionista del hotel "Placeres", releve a la recepcionista anterior y me acomodé en mi lugar.

-Hola amiga, ¿cómo estás?

-Agotada, y tú?

-igual

Lola tenía casi el mismo problema que yo, ayudaba a su familia, con la diferencia de que su padre la ayudaba, pero él era un alcohólico en recuperación, así que no le era muy fácil conseguir trabajo. Es la encargada de las reuniones del hotel, se encargaba de que todo estuviera en orden para los huéspedes, además, era muy, muy inteligente tenía un IQ de 130, podría haber sido alguien importante, pero su destino se truncó.

-No olvides lo de mañana amiga

-¿En serio tenemos que ir? Sabes que no soy buena en público, además, estoy cansada y soy aburrida

-Si, tenemos que ir, las dos merecemos despejarnos y, además, ya está todo planeado, no puedes echarte atrás

-Uhm- bufé

El día siguió rutinariamente hasta la hora de la salida, cuando volví a casa, saludé a mi madre, luego me dirigí a mi cuarto y dormí, el sábado era mi día favorito, podría dormir hasta tarde.

Y en la noche iré a ese club con mi amiga, aunque no estaba muy segura de hacerlo, de verdad no tenía ganas de dejar a mi mamá sola, bueno, no sola, con la enfermera pero aún así yo no estaría aquí si pasara algo, aunque mi mamá insistió mucho que lo hiciera sólo por eso accedí hacerlo, poco sabía yo que ese día todo cambiaría al conocer a ese apuesto y galante hombre.

Christopher

Me desperté, desayuné, hice ejercicios durante una hora y luego fuí a mi empresa, al verme llegar todos me saludaron con respeto y yo sólo caminé con frialdad hasta llegar a mi oficina.

-Buenos días señor Matiz, estos son los pendientes del día

-Buenos días Lina, gracias- respondí aceptando los papeles que me ofrecía

Entre en la oficina y me senté detrás del escritorio, estaba revisando los papeles cuando oí una voz familiar detrás de la puerta, era Alberto hablando con mi secretaria.

-Y cuándo vas a aceptar mi invitación Lina?

-Ya le dije que es mejor mantener las cosas así señor Ibáñez

-Llámame Alberto

-No, así está bien

-Vas a pasar de una vez o te vas a quedar ahí hablando con mi secretaria

-Lo siento linda me llaman

Él entró, me dió una sonrisa amistosa, yo sólo lo observé y le dí mi mirada sería

-Sabes? Sonreír de vez en cuando no te caería mal

-Estoy ocupado, ¿qué quieres?

-Sólo quería avisarte que en dos semanas llega Ignacio

-Tu hermano, lo sé

-También es tu primo, lo recuerdas?

-Sabes que no nos llevamos muy bien

-Eso es porque siempre te ha tenido envidia, pero tal vez si se tratan las cosas entre ustedes mejoren

-Mmm ya veremos

-Buenos sobre lo de mañana

-Sigues con esa idea? Ya te dije que no tengo ganas de salir

-Vamos sólo está noche Christopher

-Uhm

-Mira, si te niegas lo tomaré como un insulto

-Está bien, iremos pero está será la última vez, ¿escuchaste?

-Claro, claro, lo que tú digas primo

Alberto había estado insistiendo en que salgamos, como mañana era sábado me invitó a una discoteca, la verdad es que la idea no me emocionaba para nada, ir a ese tipos de lugares no era mi estilo, pero no me quedaría mucho tiempo, en cuánto pudiera me escaparía de ahí, sabía que era una mala idea ir a ese tipo de lugares con Alberto, no medía las consecuencias de sus actos y no le importaba nada, pero yo era alguien respetable, alguien que tenía que guardar las apariencias. Poco me podía imaginar que esa noche mi vida daría media vuelta y cambiaría por completo al conocerla.

Sólo una noche

Advertencia: este capítulo tiene contenido explícito que puede incomodar a algunas personas

Loreley

El día empezó muy bien, había dormido hasta tarde y mi madre no tenía problemas, este día había despertado con mucha energía y feliz, al parecer el que yo saliera le causaba esa emoción, me atrevería a decir que incluso ella estaba más emocionada que yo pero, bueno, lo que sea por verla feliz. Estuve toda la mañana con ella desayunamos y comimos juntos, luego en la tarde empecé a preparar la ropa que llevaría al antro, me decidí por un vestido negro que se ajustaba a mi cuerpo, llevaría el cabello suelto, lacio y unas sandalias de tacón alto, sabía que no iba a divertirme o eso pensaba.

📲 Hola amiga ¿cómo estás?

📲Hola Lola, bien ¿y tú?

📲Bien, paso por tí en una hora, así que espero estés lista

📲Si claro

Me bañé, me puse la ropa y me maquillé lo más linda que pude.

-Estas hermosa mi niña

-Gracias mamá

-Ella tiene razón, se ve, o bueno más bien dicho, te ves hermosa

-Gracias Angélica

-Quizás está sea la noche donde lo conozcas hija

-Ehm… a quién mamá?

-Pues al amor de tu vida

-Ja claro mami lo que tú digas

El timbre sonó y fuí a atender, en cuánto abrí, ví a mi amiga parada allí, se veía hermosa con una blusa roja y una falda negra, era muy linda, tenía la tez blanca, pero el cabello negro oscuro, ojos verdes muy lindos, era de talla grande como yo y algo bajita.

-Te ves hermosa Lore

-Gracias amiga tú también

-Hola Angélica, hola señora Cristina

-Hola Lola- saludaron al unísono

-Vamos?

-Claro

Subimos a su auto y nos dirigimos hasta el antro, la verdad no mentiré diciendo que estaba muy animada, pero por lo menos lo intentaba. Entramos al lugar, tomamos asiento en uno de los lugares y pedimos unos tragos mientras hablábamos, cuando de pronto se acercó un chico guapo y le pidió a Lola bailar, ella me miró pidiendo aprobación y yo asentí con la cabeza.

Estaba perdida en mis pensamientos bebiendo, escuchando la música, cuando dirigí mi vista a la puerta y entonces lo ví entrar, era el hombre más apuesto que haya visto, estaba con otro sujeto guapo, pero no tanto como él, era alto, fornido, de tez blanca y cabello castaño, llevaba una camisa negra, desabotonada en los primeros dos botones y unos jeans azules, era realmente sexi. Me le quedé viendo por un segundo, pero de inmediato desvíe mi mirada a mi vaso, sabía que un hombre como ese no le prestaría atención a alguien como yo, así que seguí en lo mío. Estaba observando bailar a mi amiga cuando una voz fuerte y profunda que erizo mi piel llamó mi atención.

-Vienes sola?-voltee e hice conexión con esos hermosos ojos marrones, era el hombre que había visto hace un rato

-No, bueno, con mi amiga pero ella está bailando

-Ah entiendo, te gustaría bailar a ti también?

-Si claro

Tomé la mano que me estaba ofreciendo, en ese momento una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo, fuimos a la pista, Lola me miró con una sonrisita pícara y yo le hice un gesto de no me lo puedo creer, bailamos un rato, este hombre era increíble, me hacía sentir bella, fantástica y con mariposas en el estómago, pero no iba a ilusionarme.

-Y... cómo te llamas?!- dijo él casi gritando, ya que la música está realmente alta

-Loreley y tú?- hablé en el mismo tono

-Christopher, oye no te gustaría ir a un lugar más tranquilo?

-Mmm bueno

Pero que estaba haciendo? Realmente iba a irme con un desconocido? Es que de verdad me gustaba y sólo por una noche quería hacer y ser alguien distinto, me acerqué a mi amiga que seguía bailando con el chico.

-Lola voy a salir con Christopher- ella me miró confundida y yo se lo señalé

-Oh está bien- me sonrió

Salimos de ahí y me guió al auto, manejó por unos segundos hasta que me preguntó

-¿A dónde quieres ir?

-No lo sé, ¿ vives lejos?

-No, de hecho, no

-Bien podemos ir ahí- él me miró un segundo

-Si claro

-Espera, no eres un asesino o algo así verdad?

-Jaja claro que no

Llegamos a su casa, era hermosa y enorme, más que una casa parecía una mansión, había varios agentes de seguridad que me miraban extrañados, tal vez nos era el tipo de mujer al que estaban acostumbrados ver con su jefe, pero no importó, entramos y me preguntó si quería algo de beber, mientras me ofrecía sentarme en el sofá de la sala de estar, yo acepté y él volvió con dos copas de vino, bebimos un poco.

-Tu casa es hermosa

-Gracias

Dejé mi copa en la mesa y él la suya, nos miramos por unos segundos mientras nos acercamos más y entonces nuestros labios se unieron en un apasionado beso, que se fue intensificando mientras nos acariciamos, me subí encima de él sin dejar de besarlo y pude sentir su erección, me entregue por él y dejé escapar un leve gemido, él gruñó y se levantó conmigo aún encima, me llevó hasta la habitación, desprendió mi vestido, dejándome solo con las bragas y el brasier, le quité la camisa y pantalones, dejando al descubierto su perfecto cuerpo y su bulto que se notaba enorme, aún con el boxer puesto. Me dejó caer suavemente sobre la cama, se colocó arriba de mí y comenzó a besar mi cuello, mientras con sus manos comenzó a contornear mi cuerpo, cuando llegó a mis senos se detuvo en ello y me quitó la prenda que los cubría, se llevó uno lo boca lo lamió, mordisqueo y succionó haciéndome gemir. Me giré quedando encima de él y está vez fuí yo quien lo besó y acarició.

-Sólo por esta noche déjame tener el control a mí, sí?

Él sólo asintió, sus ojos chispeaban de lujuria y eso me hizo sentir tan bien.Volví a besar su cuello, lo mordí y succione, dejando marcas en él, bajé mis manos hasta llegar a sus boxers y se los quité, me deshice de mi tanga y lo coloqué en el lugar indicado, comencé a subir y bajar, haciéndonos gemir a ambos de puro placer.

-Mmm Loreley esto es tan delicioso mmmm

-Christopher me encantas mmm

Llegamos juntos a nuestro límite, algo que jamás había sentido, era fascinante, me dormí placenteramente entre sus brazos. Cuándo desperté a la mañana siguiente, observé al magnífico hombre acostado a mi lado, dormido plácidamente y aún más sexi, levanté las sábanas y su miembro aún en ese estado se veía enorme, me levanté y fuí al baño, me dí una ducha, me coloqué la ropa, tomé mi bolso, busqué en su mesa de luz, tomé un bloc de notas y un bolígrafo, escribí algo y salí de allí de inmediato. Tomé mi celular y llamé a Lola para avisarle que estaba bien, luego a mi madre, mientras caminaba, pensé que no nos habíamos cuidado, así que entré a una farmacia, compré la pastilla del día después y una botella de agua y la tomé. Regresé a casa, saludé a mi madre y Angélica, que se quedó toda la noche y me fuí a dormir, fue una noche fantástica sin dudas.

Christopher

El día comenzó como de costumbre para mí, desayuné, hice ejercicios, trabajé, almorcé y cuando llegó la noche me preparé para salir con Alberto. Me puse unos jeans azules, una camisa negra y unos zapatos, me dirigí a mi auto, llegué a la casa de Alberto y se subió a mi auto.

-Hola primo

-Hola

-Podrías parecer más animado, no?

Lo fulminé con la mirada y él sólo rió, llegamos al boliche que él me indicó, de entrada no me agradó, era un lugar donde había muchísima gente, pero sólo lo soportaría unos minutos y luego me escaparía de mi primo.

Cuando entramos recorrí el lugar con la mirada, hasta que mis ojos se detuvieron en una bellísima mujer sentada en una de las mesas del lugar, su cara era angelical, era rubia y algo gordita, pero de ese tipo con curvas, nunca me había fijado en una mujer así, pero tampoco tenía un tipo de mujer.

-Ves algo que te gusta primo?

-Deja de hablar estupideces, vamos a la barra

Nos sentamos y ordenamos las bebidas, yo no podía dejar de observar a esa mujer. Varías mujeres se me acercaron, pero yo las rechazaba gentilmente, hasta que una chica se acercó a mi primo y él la sacó a bailar, aproveché para ir con esa mujer e invitarla a bailar.

Ella tomó mi mano y de inmediato sentí como la corriente eléctrica pasando por todo mi cuerpo, no puede entender por qué sucedía eso, nunca me había pasado, cuando se levantó observé su cuerpo, se veía preciosa y sexi con ese vestido negro, que se pegaba a su cuerpo. Bailamos un largo rato hasta que le pregunté su nombre, Loreley bonito nombre y algo extraño, pensé, pero no dije nada. Salimos de ahí, no tenía idea de a dónde ir, pero quería un lugar más tranquilo, sin tanta gente, ni ruido. En un momento ella preguntó si podíamos ir a mi casa, lo dudé un minuto, pues nunca había llevado una mujer a mi casa, pero no sé porque ella despertaba algo en mí, no me importaba donde, sólo quería estar con ella. Fuimos para allá y todos mis guardias la miraban raro, ya que era la primera mujer que veían en casa, bebimos un poco de vino y luego nos dimos un beso, terminamos teniendo sexo en mi cama, ninguna mujer había conocido mi cama, ella tuvo todo el control, eso me pareció extraño porque siempre había sido yo el dominante, pero me encantó que lo hiciera y y me fascinó hacerlo con ella, nunca había tenido esa sensación con nadie antes. Está mañana al despertar, estiré mi brazo para tocar a esa mujer, pero no encontré a nadie, me levanté y ella ya no estaba ahí, está bien es lo mejor, ¿no? Entonces por qué diablos me siento tan mal de que ella no esté? Miré mi mesita de noche y allí había una nota.

"Gracias por esta maravillosa noche, la pasé increíble, no te preocupes prometo no volver a buscarte.

Con cariño Loreley"

Su nota me hizo sonreír un poco, quien dejaba notas después de tener sexo? Aún así me pareció... tierno? Me levanté y fuí al baño, me miré al espejo y pude ver las marcas en mi cuello y eso me hizo sonreír de nuevo, no le había permitido nunca a ninguna mujer dejarme marcas, ¿qué diablos hizo esta mujer con el gran y frío Christopher Matiz? Eso no importa, sólo fue una noche nada más eso, verdad?

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