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365 Razones Para Enamorarte.

Episode 1.

...LILY...

—Lamento informarles que no le queda mucho tiempo de vida —las palabras del doctor forman un inimaginable nudo en mi garganta, hasta un grito es capaz de atorarse en mi interior.

—¿Qué tanto tiempo? —mamá con su voz en un hilo se atreve a preguntar cuidadosamente, tal vez con la intención de querer escuchar una mentira.

—Para ser exacto, un año —sin más, responde cabizbajo.

Las lágrimas ocupan un amplio lugar en mis pómulos. Mis manos estrujan los bordes de mi falda, me niego a seguir escuchando.

—El cáncer ha avanzado demasiado, ocupando una etapa terminal. Si hubiesen seguido un tratamiento a tiempo...

—No se gana nada con hablar del pasado —lo freno. Me pongo de pie para observarlo largos segundos en los que se siente el pesar de mi respiración—. Voy a morirme, sé que nada ni nadie cambiará lo que me depara el destino.

Cierro la puerta detrás de mí, huyendo momentáneamente de los malditos problemas que me persiguen.

Doloroso... doloroso es imaginar que dejaré a la mujer que me dió a luz, ¿cuándo seré feliz? El cáncer es un karma en esta vida de porquería, un karma que me atosiga tarde y noche.

Desde mis catorce años he lidiado con una enfermedad peligrosa; cáncer. El divorcio de mis padres fué un golpe que arrasó con la poca felicidad que quedaba en mi corazón. Por situaciones obvias, papá tuvo que dejarme con mamá. El descuido en mí misma era demasiado que ahora en mis dieciséis años, he descubierto esta mortal enfermedad.

Por lo menos cuento con la mayor atención de mis padres que se negaban a recibir malas noticias de mis últimos exámenes, pero como se dice: "Las cosas no salen siempre como las esperamos".

El celular vibra en el bolsillo de mi abrigo.

—Papá —respiro profundo, preparo mi voz para contestar la llamada—. Papá, no esperaba tu respuesta ahora.

—No he dormido de solo pensar en tí. ¿Cómo estás, Lily?

—Yo... solo tengo un año de vida, el doctor acaba de informarmelo —la noticia ocupaba un lugar en la punta de mi lengua. Aunque fué sin anestesia, era preferible ser sincera de una vez por todas—. ¿Te das cuenta, papá? No soy tan fuerte como creías, el cáncer terminó ganando la batalla.

—Organizaré todo para regresar a Boston...

—No papá, a tu mujer no le agradará la idea.

—Es que mi prioridad eres tú, Lily. Viajaré esta tarde. Corazón, te amo.

—Yo te amo más, papá.

...LANDER...

—¡Mierda! —tiro el control del videojuego a la cama, una vez más perdí la partida.

—Lander —me incorporo, observando a mi padrastro entrando a la habitación—, ¿has visto a tu madre?

—Salió hace un par de horas, dijo que iría al centro comercial. ¿Sucede algo? ¿Te puedo ayudar?

—Regresaré a Boston. La salud de mi hija está en riesgo, tengo que atenderla y estar con ella en lo que necesite.

—Una hija... no sabía que tenías una —varios meses viviendo en la misma casa con Jordan y acabo de enterarme que es padre. No es de sorprenderte, Lander, tu mundo siempre ha sido estar en unas cuatro paredes.

—Su nombre es Lily. Si ves a tu madre dile que estoy buscándola, con permiso —desaparece por el pasillo.

—Bien...

Por eso me pregunto: ¿Qué haces con tu vida Lander?

Jugar por extensas horas en mi habitación despertó el hambre en mí.

Entre silbidos camino por las escaleras, con ganas de ir directo a la cocina. Por respeto freno a raya, dándoles privacidad a Jordan y a mi madre que conversan en la antesala.

—Lily ha empeorado, tengo miedo de que se vaya y no pueda estar con ella cuando suceda eso. Necesito disfrutar mis días a su lado. Quiero saber si estás dispuesta a realizar este viaje conmigo —toma de sus manos—. ¿Vas donde yo voy o te quedas, Silvia?

—La pregunta ofende, Jordan. Cuando prometí estar en las buenas y en las malas contigo, lo dije de verdad.

—Te lo preguntaba por Lander, él es un chico que tiene muchos amigos aquí...

—Mi hijo sabrá entender. Realizaremos el viaje los tres, ya está dicho.

Bien, ahora se supone que debo abandonar a mis amigos de siempre por una niña que ni conozco. Sea quien sea esa tal Lily, se ha convertido en mi peor dolor de cabeza. Esto es demasiado para mí.

Episode 2.

...LANDER...

Con el miedo corriendo por mis venas, presencio como el avión aterriza. ¡Gracias a los cielos! Juro que si seguía trepado me vomitaba encima, odio las alturas desde niño, es una fobia que no supero.

Desciendo del avión sano y salvo, creo que aún no es mi hora de morir.

—Así que esto es Boston —contemplo la bella ciudad. Los edificios juegan a la perfección con los carros que pasan de un lado a otro.

—Lander; sé que nunca antes habíamos salido de Los Ángeles pero mírale el lado bueno al asunto, es para hacerle compañía a la pequeña Lily.

—¿Cómo que compañía?

—Debí decírtelo antes...

—¿Una nenita vivirá con nosotros?

—No la llames de esa manera, su nombre es Lily, hija de Jordan. Su madre trabaja y ella necesita de atenciones que le podemos brindar ambos.

—No mamá, no nací para ser niñero de ninguna niña.

—Sea como sea; te llevarás bien con ella, en la casa y en el colegio. Tienes dieciocho años, es hora de que madures y aprendas a ser responsable. Es tu hermanastra y tendrás que cuidarla con tu vida.

—¿Y cuántos años tiene la nenita hija de Jordan?

—Lily, se llama Lily. Tiene dieciséis años, ¿ves? no es tanta la diferencia que se tienen —sonríe, planchando con sus manos mi camisa—. Será como tu hermana menor, siempre me decías que querías tener una.

—No es lo mismo.

—Lo es y ya cierra la boca, mocoso.

Niñero de una niña, no, ni que lo sueñe. No me da la gana de soportar a una mujercita que capaz y es de esas mimadas de papi y mami, además, ni yo mismo sé cuidarme como para ahora estar detrás de la desconocida hija de Jordan.

—¡Lander, ven!

No hay nada peor que escuchar el timbre de voz desesperado de mi madre cada que me llama, más si sabe lo ocupado que estoy bajando las pesadas maletas de la cajuela del coche.

—¡Enseguida! —me pregunto si estas maletas tienen piedras dentro—. Ya no queda nada más en la cajuela, aquí están todas las maletas...— Miro a una chica que seca sus ojos como si hubiese estado llorando.

Por quedarme de idiota mirándola me golpeé en el dedo del pie contra la pata de una pequeña mesa.

—¡Mierda!

—Lander, controla esa boca —toma de la mano a la chica—. Lily él es Lander, mi hijo; Lander ella es Lily, la hija de Jordan.

Mis expectativas al escuchar su nombre eran de una niñita rica, rubia y con expresiones de arrogante, sí, no entiendo razones precisas pero me la imaginé de tal forma.

—Hola —tardo en saludarla.

No se digna en devolverme el saludo y solo a menear su cabeza en señal de aprobación, ¿será es muda?

—Lander, ¿qué tal si te llevas a Lily para que conozca su nueva habitación?

—Claro —es mejor no negarme, conociendo su facilidad y velocidad para explotar...

Le indico las escaleras a Lily, como un caballero dejo que pase primero para subir detrás de ella.

A sus 16 años es demasiado enana, tal vez eso la haga lucir tan tierna. Su cabello castaño está despeinado, ¿alguna vez un cepillo pasó por su cabeza?

—Tu habitación —le enseño una de las habitaciones que mi madre preparó especialmente para ella—. Subiré tus maletas. Si necesitas de algo no dudes en llamarme. Viviremos juntos y lo mejor es que seamos buenos amigos.

—Creo que eso no es lo que quieres, ¿por qué no eres sincero? —me estudia con una profunda mirada—. Pude notar que no te agrada mi presencia, lo siento, mi padre fué el que insistió. Estoy al tanto de que estudiaremos en el mismo colegio, déjame decirte que no quiero que mis compañeros se enteren que habitamos en la misma casa. No quiero que empiecen con especulaciones. Lo mejor para ambos es tener un digno espacio. Tú en tu vida y, yo en la mía. ¿Entiendes?

Sonrío, dándole un agitado de cabeza como aprobación. Es lo mejor que he escuchado desde que llegué a esta ciudad—. Como quieras, nenita —frunce el ceño—. Descansa, lo necesitarás.

Que manera maravillosa de decirme que no le interesa conocerme, por lo menos no estaré de niñero. ¿Ves, Lander? La vida te sigue amando.

Episode 3.

...LILY...

«Dejame hacer tus días felices...déjate amar Lily...»

Con una mano en mi pecho me despierto. El sentarme bruscamente en la cama me marea. De nuevo aquel sueño en el que un hombre me susurraba al oído, pero al cual no podía ver a la cara. Sentía una de sus grandes manos tomando mi cintura y otra enredandose en mi cabello al acariciarlo...Pero solo es un sueño, que bobada, como si eso me fuera a pasar.

Recojo las cortinas viendo desde mi ventana a Lander trotando y deteniéndose en cada extremo del patio trasero. Sigo la gota de sudor que se desliza por sus mejillas y como riega la bendita agua en su rostro, por eso es que el mundo está como está, desperdicia el agua en vez de tomarsela.

Verlo quitar su camisa es mucho para mis puros ojitos y para este corazón tan limpio. Los ejercicios le caen de maravilla, sus fuertes piernas lo muestran, y sus brazos ni que se digan, me pregunto si son los suficientemente fuertes para tomarme en sus brazos— Madre mía.

— ¿Qué cosa?— Me vió, me oyó y ahora me sonríe.

— Madre mía, que calor hace no?

— Si, hace demasiada calor. Deberías tomarte un baño de agua fría, nenita. No vaya a ser que te mojes— Arqueo la ceja— por la calor— Vuelve a sonreír tomando un poco de agua.

— ¿Corazón, que ves?— Corro de inmediato las cortinas, no quiero que la Sra. Silvia piense que soy una pervertida que mira a su hijo casi desnudo.

— El maravilloso día que hace hoy, nada más— claro, el día tiene cara y nombre de Lander.

— El desayuno está listo. Baja, no quiero que se te haga tarde para llegar al colegio.

Bajo acompañada de ella topandome con Lander.

— Lander lárgate a bañar, se te hará tarde para ir al colegio con Lily.

— ¿Colegio? Pensé que estábamos sábado.

— Para tí todos los días son sábados. Vé a ducharte, por mientras iré a ocuparme de la ropa que la dejé en la lavadora.

Desaparece del comedor. Acerco mi taza de café a la boca, pero, ¿Por qué ese idiota no para de mirarme? ¿Algo se le perdió en mi cara? ¿Por qué siempre mantiene una sonrisa en su rostro?

«Dejame hacer tus días felices...déjate amar Lily...»

¿Será posible ver el futuro a través de un sueño? Desde que me mudé a la casa de mi padre eh tenido el mismo sueño en el que me encuentro en el agua con un hombre. Su voz masculina es ronca pero al mismo tiempo sensual, habla seguro como si sabe lo que quiere, cómo si lo único que quisiera es amarme y hacerme feliz.

— De nuevo estás llorando— Paso los dedos por debajo de mis ojos al ver que Lander lo notó— ¿Por qué siempre el agua se escurre por tus mejillas? Pareciera como si tuvieras más agua en tu cuerpo que en todo el planeta Tierra.

— ¿Podrías callarte?

— Discúlpeme Srta. Silencio, no quería molestarla.

— ¿Podrías dejar de caminar a mi lado? Conoces a la perfección el colegio. Te dije que no quería que nos vieran juntos.

— Pero si somos hermanos...

— Hermanastros— Corrijo al instante.

— ¿Tan mal te caigo, nenita?

— Digamos que si en este instante pasara un camión te lanzaría a la calle. Deja de seguirme pervertido, y ya deja de mirarme y sonreírme de esa manera.

— ¿Pervertido yo? ¿Quién es la que esta mañana me estaba violando con la mirada? Sí, tú— Logró sonrojarme.

— ¿Sabes qué? Púdrete, estúpido.

Tomo de la mano a mi salvación más hermosa, Kim.

— ¿Me presentas a tu hermano?

— Te eh dicho mil veces que no es mi hermano, es mi hermanastro.

— Pero sí está guapo, no?

— Es un idiota. Un pervertido que no para de mirarme y...

«¿Pervertido yo? ¿Quién es la que esta mañana me estaba violando con la mirada?»

— Tengo que irme. Hay mucha tarea por hacer y no quiero desvelarme— Mi bolso se resbala cuando mi visión es borrosa.

— ¿Te sientes mal Lily?— Las manos de Kim sosteniendome son de gran ayuda.

— No estoy bien— Al estar encerrada en el baño solo con ella, es hora de que le hable con la verdad— Nunca lo eh estado. Hace un año descubrí que tengo cáncer, Kim— Miro su reflejo en el espejo, no puedo darle la cara— Y...el doctor dijo que no me queda mucho tiempo de vida.

— Shuuu, ya no hables más. Tú eres esa fuerte Lily con la que crecí, nada te pasará porque yo te cuidaré.

...LANDER...

Con la oreja en la puerta escucho a Lily hablar. El pesar de mis párpados me hace cerrarlos.

...Tiene cáncer...

¿Por qué nadie me dijo nada?

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