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Soy Solo Tuyo (Omegaverse)

La propuesta de la bestia.

En el amor las cosas pueden empezar mal y terminar bien

o empezar bien y terminar mal....

El amor es esa belleza impredecible.

... ...

Juliano miraba con terror el camino principal de su pequeño pueblo, a poca distancia de este, en las afueras del poblado avanzaba una bestia. Un Alfa, que a comienzos de las invasiones de los lobos de Norteamérica y a finales de la guerra entre los lobos y los Runa emergió como el gran salvador  del sur. Todos los lobos y Runa Utucuru lo consideraban un héroe y un mesías. Sin embargo era más que eso: era una bestia sedienta de sangre, un tirano a punto de destruir todo a su paso si su voluntad no se cumplía.

Juliano tembló al ver a poca distancia  semejante lobo, era tres veces más grande que él y otras dos más ancho. Decidió esperar la reacción de la atroz bestia, él solo era un Omega, un estúpido Omega que creyó por un segundo poder defender a su pueblo de las garras de cualquier fuerza enemiga. 

— ¡Omega!-gruñó la bestia.

— ¡Alfa!- Juliano levantó la mirada. Era un acto de insolencia, Un Omega jamás podía mirar a los ojos a un Alfa, a no ser que esté se lo haya pedido o sea su esposo. Está falta de educación despertó en la bestia una furia casi incontrolable. Sin embargo era una gran estratega y sabía contenerse.

— ¿acaso tú me vas a enfrentar?- preguntó entre risas la bestia. Ahora yacía en el cuerpo de un hombre. Un joven de cabellos castaños y tez tostada. Seguía siendo más alto y robusto que Juliano.

— sí, si te metes con estás personas inocentes- trató de sonar intimidante  pero lo cierto era que él estaba intimidado por la  mirada fría y sensual de su oponente. El Omega en su interior soltó un Gemido, un ardor se encendió en su vientre.

—¡Eres a penas un chico!- exclamó el alfa. Juliano no apartaba la mirada del rostro del alfa, no se atrevía a bajar la mirada para no ver más allá de su desnudez- incluso veo que intentas no mirarme el pene.

— ¡no dejaré que los lastimes!- Juliano se transformó a medias y le arrojó una dentada. El alfa ni se inmutó.

— te ofrezco un trato-  El alfa era una bestia pero, a diferencia de cualquier bestia común estaba dotado con una fría inteligencia- no quiero matar a ninguna persona de tu pueblo, aunque ellos me deben su respeto ya que les proporciono protección y este año no pagaron su tributo. Dame tú algún tributo y los dejaré en paz. 

— ¿qué clase de tributo?- Juliano volvió a su forma humana- la cosecha fue mala este año.

— ¡eres tan inocente!- rió cínico el alfa- me refería a vos, te quiero a vos. 

— ¿a... mí?- Juliano retrocedió inconscientemente. Deseaba poner la mayor distancia posible de aquel sucio estafador- ¿y si me niego?.

— mi jauría está a las afueras del pueblo esperando mi llamado, no dejarán ni un ser vivo en ésta tierra y te tomaré a ti sobre sus cadáveres. Cuándo esté satisfecho de vos te contaré el cuello.

— ¿acaso no harás lo mismo si acepto?- lo desafío el Omega.

 

— no, si aceptas mi propuesta te llevaré a la capital de Las Manadas Libres y Unidas del Sur, y te convertiré en mi compañero y consorte- El alfa reconoció la inteligencia del Omega, sin embargo su objetivo no era el tributo del pueblo… había ido a ese lugar en busca de aquel Omega. Sus espías estaban en lo cierto… el único Omega Varón existía.

— jajajajaj- Juliano no logró contener su risa- ¿esperas que me crea eso?.

— si no he destruido el pueblo antes fue porque tu olor evitaba que quisiera hacerlo. Sabía que mi compañero estaba en ésta pocilga...  Hueles a menta y río. No puedo evitarlo, es demasiado fuerte.

— si digo  que no, no podrás matar a tu compañero- Juliano sabía que lo haría igual, ese alfa era capaz de cualquier cosa. Su crueldad se había convertido en leyenda, todo el continente había oído de sus actos atroces.

— tengo la fuerza suficiente para llevarte a rastras si es necesario- los ojos de la bestia brillaron rojos- no tienes a nadie que te defienda… es mejor para vos vivir por las buenas.

— acepto- gimió Juliano y le mostró el cuello- pero si intentas algo contra ellos- miró hacia las casas, las personas los observaban desde sus ventanas- tenlo por seguro que voy a  vengarme.

— tienes mi palabra- prometió el alfa- ¡Muchachos!- dos lobos aparecieron detrás de Juliano, dos betas- lleven al Omega a mi territorio, a partir de ahora lo  escoltarán a dónde vaya- ambos hombres asintieron, tomaron al Omega de los brazos y se lo llevaron fuera del pueblo.

 

****

 

El viaje a Pucará, el pueblo donde la manada reinante eligió como capital de Las Manadas Libres y Unidas del Sur, fue relativamente corto. Así lo vio Juliano, que se pasó todo el trayecto en silencio, pensando que había hecho lo correcto y que su sacrificio valía la pena. Mientras más pensaba más recordaba al Alfa, debía reconocer que verlo desnudo había encendido algo en su interior que no podía descifrar, pero no debía enamorarse ni tener ningún sentimiento hacia el hombre, que muy probablemente lo usase solo para la cama. Él debía complacerlo hasta que la bestia se cansara y lo dejara, le estaba dando tiempo a su pueblo de organizarse y pelear mientras él sacrificaba su virtud.

— ¡bienvenido a Pucará, Omega!- uno de los betas le dió la bienvenida con una sonrisa- de seguro vivir entre humanos debe ser cansador, sobre todo en luna llena. No te podés liberar del todo.

—¡ellos me adoraban!- murmuró Juliano con desconfianza.

— ¡de seguro!- habló el otro Beta- pero aquí será tu dulce infierno y el Alfa de Alfas te va a  adorar con su entrepierna. 

Él otro Beta  retó a su compañero por ser descortés y empezaron una pelea hasta llegar a las puertas de una inmensa casa cruzando todo el pueblo. De dicho lugar no vamos a hablar mucho ya que no posee gran encanto, es un pueblo de unos trescientos habitantes, todos lobos o Runas, con casitas rosadas de barro, tejas, calles empedradas y abundante vegetación.

Al final del asentamiento, antes de sumergirse en la selva misionera, se alza una mansión inmensa, de siete pisos y un espacioso patio lleno de fuentes, árboles de todo tipo y flores.

En la mansión dejaron a Juliano los Betas, al cuidado de una ama de llaves algo malhumorada y chillona.

— se me avisó que venías- dijo al verlo- pensé que serías más delicado y un poco más frágil. No te juzgo eres un Omega Varón, el único del Alfato a decir verdad. Ya creía que mi alfa se quedaría sin pareja. Él siempre prefirió los hombres antes que las mujeres y los Omegas varones son difíciles de encontrar. Es una verdadera lástima que no encontró algo mejor. ¡En fin... Es posible Camila venga para el verano!.

La anciana lo llevó hacia una de las habitaciones, le indico que se bañara y se colocara la ropa que había dejado en la cama para él. Juliano obedeció sin decir una palabra. Una vez listo le ganó la curiosidad por aquella inmensa casa y se dispuso recorrerla.

Recorrió gran parte de las habitaciones hasta que llegó a un pequeño y corto pasillo que daba a una inmensa puerta. Su curiosidad le ganó y entró a la habitación sin siquiera mirar si había alguien dentro. Al entrar de  forma atropellada sobresaltó a los dos alfa que estaban conversando dentro. Ambos lo miraron con dureza, pero la mirada de uno de los algas lo puso en alerta. La bestia.

— Alfa Gómez- ordenó la bestia- puede retirarse. Mañana seguiremos con el asunto- el alfa inclinó la cabeza a su superior en señal de respeto y salió regalando una mirada divertida al Omega mientras en voz baja murmuraba "esos Omegas, siempre detrás del pene de su alfa". A Juliano no le gustó mucho aquel comentario pero tenía otras cosas de que ocuparse.

— me alegra ver que llegaste bien- celebró con fría voz la bestia- no deberías estar aquí. 

— yo, solo estaba observando el lugar- se excusó entre tartamudeos- es una casa muy grande.

— ven aquí- lo llamó el alfa señalando sus piernas. Si desnudo le había parecido el hombre más sexy del mundo, vestido lo era más. La tela ocultaba un cuerpo tallado por los dioses pero le daba cierta distinción a su perfil. Obedeció más por excitación que por miedo. Él le pasó una mano por la cintura- ¿Cómo te llamas?- preguntó mientras le acariciaba la cintura. Juliano casi se olvidó de su nombre al sentir las manos ásperas del alfa sobre su piel.

— Ju..Juliano, alfa- apenas puedo hablar.

— Juliano, un lindo nombre- el alfa dejó su cintura para tomar su mentón y hacer que lo mirara directamente a los ojos- ¿no me vas a preguntar mi nombre?.

— sé tú nombre- se aventuró- todos lo saben... Eres Victorio, el alfa de alfas.

— ¿entonces porque no me llamas por mi nombre?- Victorio comenzó a acariciar los carnosos labios del Omega- a partir de ahora me llamarás Victorio. Y si te escucho llamarme otro nombre te castigare.

— Victorio, ¿el pueblo está bien?- preguntó Juliano con turbación, no sabía si por la respuesta o por los dedos del alfa que quería lamer.

— ¿te preguntas si los asesiné a todos?, dicen que soy una bestia… Verás que no es del todo cierto, siempre cumplo con mi palabra.

— ¿entonces cuál es mi papel aquí?.

— ¡Eres muy preguntón!- se quejó el alfa- ¡detesto tantas preguntas!. Tú trabajo es tenerme contento, darme un heredero y fingir cordialidad cuando venga algún cabeza de estado.

— ¿me estás jodiendo?

— a partir de ahora eres un príncipe. Debes comportarte como tal. 

— ¿para eso no deberíamos estar casados?.

— eso sucederá cuando yo lo disponga, ahora me haces caso y listo- hizo sonar una campana, apareció en minutos una Omega- lleva a mi compañero a su clase  personal con Lucas. Se perdió.

— ¿a dónde?- preguntó Juliano con miedo a ser alguna clase de trampa.

— Lucas es un Runa Utucuru, te enseñará las cosas importantes- lo bajo de su pierna y lo llevó de las muñecas hacia la Omega- has lo que te dice o lo lamentaras. No te pongas mal por mí- agregó con tono meloso- está noche cenaremos y dormiremos juntos.

¿Aprender a ser Omega?

"A está historia ya le llegó el amor"

Mientras Juliano seguía a la Omega, a más de cien kilómetros de ahí un beta entraba apresuradamente a un despacho elegante.

— ¡alfa!- llamó agitado entrando precipitadamente al lugar- ¡el alfa de alfas encontró un Omega!- habló en un portugués alborotado.

El joven musculoso y moreno dejó lo que estaba haciendo y levantó la vista unos segundos, observó al beta sin entenderle.

— repite- ordenó en un portugués perfecto.

— disculpe la intromisión alfa- el beta agachó la cabeza- no volverá a suceder. Le decía que el alfa de alfas encontró un Omega.

— así que encontraron un Omega hombre.

—¡Si señor!- el alfa de la manada más poderosa el sur de Brasil sonrió. Después de tanto tiempo, después de tantas humillaciones, su familia volvería al control del Gran Alfato. 

— prepara mi Jet privado. Viajaré ya mismo hacía Argentina- el magnate del petróleo, un hombre lobo de una familia centenaria del Brasil sonrió- llama a la Confederación Mágica del Brasil, necesito a sus mejores brujos.

La revancha que tanto estaba esperando por fin había llegado, su perfecto plan no podía fallar.

*****

Lucas lo esperaba impaciente, el Runa Utucuru había sido sacado de la comodidad de su hogar y llevado a la Residencia Oficial del Alfa de Alfas con suma urgencia. Su presencia había sido requerida por el mismísimo Alfa y su misión era entrenar a un joven Omega lo más rápido posible. ¡Lucas no se creía merecedor de tanto privilegio!.

¡Educar al que dará a el heredero supremo de Las Manadas Libres y Unidas del Sur!. ¡Aquél que unirá en igualdad a los pueblos de lobos y Yaguareté!. Rindió un acalorado homenaje a su amigo Maledón, Gracias a él gozaba de la confianza de todos los Alfas del continente.

Sintió la puerta abrirse y vio a dos omegas entrar. La primera era una sirvienta y el segundo era un pequeño joven curioso, bajito y muy flaquito. Juliano sin duda había cautivado al Runa, que creyó que ese hermoso Omega sería sin duda un buen consorte del alfa y predijo que los hijos de ambos saldrían fuentes y sanos.

— puedes retirarte- despidió a la Omega- tú debes ser Juliano- dijo frío. Estallaba de admiración por el Omega pero debía ser fuerte y cumplir con su tarea: ¡Ser un instructor severo y eficiente!, cómo su Alfa lo había pedido.

— si, soy Juliano. Usted debe ser Lucas.

— el mismo, siéntate- ordenó.

Juliano obedeció y se sentó en una butaca. Habían acondicionado una habitación con dos butacas y un pizarrón. El alfa se tomaba en serio su educación, aunque el supiera leer y escribir correctamente. Al parecer los estándares de los Alfas iban más allá.

— estás aquí para aprender a comportarte como un Omega. Eres único chico, debes entender que bajo tus delicados hombros llevarás el peso de muchas responsabilidades.

— no quiero este trabajo- interrumpió cortante el Omega- La bestia llegó a mi pueblo y amenazó con destruirlo si no me convertía en su Omega.

— eres el único Omega hombre nacido en cuanto...¿20 mil lunas?. Eres el único que puede dar a todas las manadas un alfa híbrido. ¿Crees que si el Alfa de Alfas no aparecía en tu pueblo seguirías feliz en el?. Muchos alfas te desean y te están buscando. Algunos no son tan bondadosos como “la bestia”- hizo comillas cuando pronunció lo último.

— soy una persona no la demostración de poder de ningún alfa- contestó el menor enojado.

— tienes un don en tu vientre. ¡Eres el elegido de la profecía!. ¿Crees que tienes otra opción?, si lo crees déjame decirte que no, no la tienes. Lo siento pero no puedes elegir. La política de más de mil manadas dependen de ti.

— ¿al menos puedo elegir el alfa?- desafío el muchacho.

— puedes- dijo malicioso Lucas- pero te aseguro que Victorio al menos te dará una caricia cuando te dé su pene. Los otros te usarán como si fueras un simple agujero.

—¿ por qué estás tan seguro?

— lo conozco Juliano… Por eso. Además no me abría pedido que te dé clases, estarías encerrado en una habitación. Si él quiere que aprendas todo sobre tu rol de consorte es que está dispuesto a darte más que un revolcón- lo último sorprendió a Juliano y lo hizo pensar si los demás alfas lo trataría igual. Quizás lo de la bestia eran pura habladurías.

Desde niño Juliano fue ocultado del mundo. Su madre dijo que habían tenido una manada pero debieron irse, a vivir entre los humanos, solos contra el mundo. Ahora entendía el porqué, lo estaba protegiendo de esto: del poder que su vientre le podía dar a un alfa.  Se mordió el labio. Su madre murió por ocultarlo y ahora él se dejó atrapar por jugar al héroe.

— ¿y que debo aprender?, sé leer y escribir- dijo resignado.

— historia... Defensa personal y modales. 

— somos lobos latinoamericanos, no estirados lobos ingleses.

— con modales me refería a lenguaje corporal de cambiaforma. Ya sabes los chuchos leen emociones por tu postura.

— okey- accedió de mala gana- pero no seas muy pesado.

— vi en tu cara que eras caprichoso, no pensé que tanto- Juliano se sobresaltó al oír la voz de un alfa. Victorio los observaba desde la puerta- tendrás mucho trabajo con él Lucas.

— alfa- hizo una reverencia el Runa- es un joven muy impertinente, con un poco de disciplina creo que lo logrará.

— será un consorte estupendo. ¡Además de bello!. Si me disculpas, ¿nos dejas unos minutos a solas?.

— como guste alfa- Lucas salió apresurado del salón aula.

— ¡que lindo es verte así!- susurró el alfa al oído del Omega. Juliano se sobresaltó al verlo acercarse tan rápido.

—¿sentado o aburrido?- se atrevió a bromear el menor, su voz insegura  delató que estaba nervioso.

— sentado... No puedo esperar a verte sentado sobre mí- las mejillas del Omega se colorearon de rojo.

— ¿Qué quieres?- intentó sonar descortés pero le salió como una súplica. Tal vez la excitación y el deseo que le provocaba ese alfa.

— te compré esto- le entregó una caja de terciopelo negro- no sé si te gustará, lo traje desde Buenos Aires en avión. Es lo mejor de lo mejor.

Juliano abrió la caja y encontró en su interior una pulsera de forma de cadena dorada, en el medio llevaba una piedra Rosa, como los ojos de un Omega. 

— ¡es hermosa!- logró decir mientras apreciaba la joya- yo... No puedo recibirla... Debió costar muy caro.

— costo cara pero te lo mereces. Serás alguien muy importante para mí y para las manadas. Deja que te ayude- abrió el pequeño gancho y se lo colocó en las muñecas. Le quedaba hermoso. Levantó la mirada y se encontró con los ojos del Omega. Victorio sintió una punzada fuerte en su pecho, que se expandió hasta su vientre. A Juliano una terrible sensación lo sacudió, recorrió su espina dorsal y se alojó en su pecho. Ambos se sintieron incómodos y muy confusos.

— ¿ya puedo entrar?- preguntó Lucas desde la puerta. Ambos le agradecieron en silencio. 

—sí, Juliano debe seguir con sus clases- se recompuso el alfa y salió sin despedirse. Juliano se le quedó viendo.

— creo que a está historia ya le llegó el amor- rió Lucas. Juliano enrojeció.

Visitante Inesperado

Luego de despedir a Lucas, Juliano fue conducido por una Omega al comedor. Al entrar se quedó sorprendido de lo inmenso que era. Parecía un salón de fiestas medieval, con estandartes y largos ventanales.

— ¿en serio voy a comer aquí?- preguntó.

— si lo desea podemos llevarle la comida a su habitación- ofreció, con respecto, la Omega.

— ¡no lo desea!- dijo una voz detrás de ellos- sirve la comida que cenaremos aquí- ordenó Victorio entrando, imponente, al comedor- ¡y que sea rápido!... ¡me muero hambre!.

— alfa- saludó la Omega y salió en busca de más sirvientes para servir la comida.

— ¿no debería estar yo con la servidumbre?- preguntó Juliano retador, quiso decir si solo soy un Omega pero miró la pulsera carísima en su muñeca y se calló.

— ¡eres especial Juliano!- habló el alfa con impaciencia mientras se sentaba en la cabeza de la mesa- ¡por eso estás aquí!

— creí que estaba aquí para que no asesinaras a mí pueblo.

— era parte del trato.

— sin embargo te olvidaste de comentar que soy el ÚNICO Omega varón que pude dar un heredero híbrido, terminar una guerra y darle el poder casi supremo a un alfa.

— ¡detalles!- aparecieron los sirvientes y sirvieron todo tipo de manjares, desde empanadas, tartas de arándanos y dulce de zapallo.

— detalles de vital importancia para todas las manadas del sur. ¡que, oh, casualidad sos el alfa de alfas!.

— ¿por qué no te sientas a comer?- Victorio señaló su falda- y discutimos los detalles de nuestro acuerdo.

Juliano miró los muslos musculosos del alfa y se odio por ser tan débil. ¡ Quería sentarse sobre él. Su Omega interior quería sentir el roce de la piel de ese alfa.

— tomaré una silla- dijo nervioso. La idea lo volvía loco, tanto que ya se imaginaba sentarse sobre sus muslos, sentir tu torso viril detrás suyo y enloquecer por tener su respiración sobre su cuello. Por un instante, y pese al hambre que sentía, la comida dejó de importar.

— ¡creo que no!- habló el alfa autoritario- ¡te sentararás en mí falda o lo lamentarás!.

— ¡para ser un alfa eres insufrible!- se quejó sentándose tímidamente sobre él. Al hacerlo el calor del alfa y la dureza de sus piernas lo hicieron temblar. Una corriente eléctrica lo atravesó. En ese instante comprendió lo que sucedía, el maldito Alfa sabía que se sentía atraído por él y usaba eso en su contra. Le demostraría que con Juliano no se juega. Más tarde pensaría que hacer. Ahora se permitiría el lujo de ser débil y caer en sus garras.

— ¿que quieres comer?- preguntó Victorio rodeándolo con sus brazos.

— ¡puedo alimentarme solo, gracias!- intentó sonar irónico pero no sucedió. Su voz estaba afectada por el extraño sentimiento que le provocaba la cercanía del alfa.

— ¡pero yo quiero alimentarte!- se quejó Victorio. El Omega se dió la vuelta y lo miro a los ojos, percibió que estaba haciendo cara de enojado pero no lograba ocultar la ternura de sus ojos.

— ¡está bien!- dijo indeciso y se dejó alimentar bajo la risueña sonrisa del alfa.

****

Al caer la noche Juliano se encontraba en un extraño éxtasis. La cena con Victorio le había dejado un sabor raro en la boca del estómago. Había algo en ese alfa que lo atraía. Sabía que era una bestia y lo había secuestrado bajo la amenaza de destruir su pueblo y todos esos humanos inocentes pero no podía odiarlo. Simplemente no podía, había un no se qué en ese Lobo que se lo impedía.

Entró a la habitación confundido. Se quitó la ropa y quedó solo en bóxers. dió una última ojeada a su alrededor y se acostó en la inmensa cama que tenía la habitación.

No logró dormir. Unos fuertes brazos lo sujetaron por detrás, mientras un inmenso cuerpo se metía entre las sábanas.

— ¿qué haces?- preguntó intentado quitárselo de encima.

— ¿Dormir?- preguntó con inocencia el alfa.

— ¡esta es mí habitación!- se quejó el Omega.

— ¡mientes, esta es mí habitación!, ¡yo dormía antes que tú aquí!.

— ¿me estás diciendo que estoy en tu habitación?, ¿hiciste que me acomodarán en tu habitación?... ¡estás loco!.

— me cansé de dormir solo- bromeó el alfa.

— estoy seguro que ninguna de las noches dormiste solo. Un sinfín de Omegas pasaron por esta cama.

— eso no es cierto- Victorio fingió enfado. Lo cierto era que la situación lo divertía.

— ¡puedo olerlas!- Juliano sintió una oleada de celos pero los reprimió a tiempo.

— te prometo que serás el último- dijo meloso el alfa.

— ¡más te vale!- al instante que lo dijo cerró la boca y maldijo por lo bajo. Le acaba de dar al alfa una muestra de que estaba ganando la batalla.

— ¿que dijiste?- preguntó el alfa sonriendo.

—¡nada!- gritó.

— ¡dijiste algo!- insistió.

— ¡solo déjame dormir!- se quejó Juliano.

— está bien.

— ¿que haces?- Juliano reprimió un gemido al hacer la pregunta. las manos de Victorio comenzaron a recorrerlo. subían de su ombligo y se cerraban en su garganta.

— no sabes las cosas que te haría- murmuró el alfa a su oído.

— no creo que debamos- Juliano tuvo que ir contra todo su cuerpo para decir esas cuatro palabras.

— no te tocaré hasta estar seguro que todo esté en orden. Pero eso no quiere decir que no pueda hacer algo al respecto- Mientras Victorio trabajaba en su cuerpo como si fuera un juego vil. Juliano cerraba los ojos y se transportaba hacía otra dimensión. Un nuevo mundo que hasta ahora le era desconocido.

Juliano se vio rodeado de un placer que no conocía. Trató de respirar normalmente pero no lo logró, los cantos de deseo salían solos de sus labios. Victorio había echado sobre él un hechizo que lo volvió loco, tanto que explotó a más no poder entre sus brazos.

— ¡me vas a dejar marcas!- jadeó Juliano.

— eso quiero, para que sepan que eres mío- le susurró con un tono sensual el alfa.

Juliano no soporto la voz sensual del alfa y se dió vuelta para abrazarlo. Victorio sonrió y se lamió los labios antes de darle un beso en la frente.

— Dulce de Omega. ohhh. Juliano- El Omega quiso devolver el gesto y torpemente decidió transportar al Alfa al lugar donde antes él había estado. A Victorio le sorprendió la reacción del menor, pero se dejó guiar. Había algo que aquél delicado chico hacía hervir en su pecho, aún no sabía que era, pero le gustaba dicha sensación.

— descansa Juliano- dijo el alfa mientras lo atraía hacía su pecho luego de alcanzar las estrellas por el gesto del Omega- mañana será un día largo.

*****

mientras desayunaban entró una criada y se dirigió al alfa en silencio. Al cabo de un rato salió corriendo hacia afuera del comedor.

— ¿que sucede?- preguntó Juliano.

— ya lo verás- dijo el alfa.

La sirvienta apareció con Lucas y un extraño sujeto de cabellos verdes y vestido muy extravagante.

— alfa Victorio- saludó con respecto Lucas- El terror el sur ya está aquí.

— ¡no me llames así!- río fríamente él de cabello verde. Juliano reconoció por su aroma que era un brujo- llámame Maledón, el señor del sur. ¡O simplemente Álvaro!. ¡valla, alfa!- dijo acercándose a Juliano- si que es un hermoso Omega.

— Maledón- saludó Victorio con una sonrisa- mí casa es tu casa. ¡siempre es bueno volver a ver a un viejo amigo!.

— a si es mí sexy y ardiente alfa. Siempre es bueno volver a ver a un viejo amigo.

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