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La Luz De Mi Luna.

Flamita.

...Cada vez que miro la luna, imagino a lo lejos tu hermoso pelaje y tú enorme postura, jamás me olvides, amor, pues yo prometo ser por siempre tu luna.......

Jocelyn.

- ¡Amaris!, ¡apresurate cariño o tú padre se va a enfadar!.

- Si mami.

Amaris bajaba las escaleras emocionada, hoy su padre los llevaría a la gran reunión de la empresa Fenris.

Hace poco se mudaron a la ciudad, dejaron todo en el país americano, pues su padre fue despedido.

En busca de mejorar la vida de su familia se mudaron a un pueblo cerca de la capital francesa.

Amaris es una hermosa niña con cabello rojizo, ojos grises, ella siempre ha sido una niña mimada por su padre.

- ¡Ya estoy lista mami!

- Te ves hermosa amor.

- Se mira horrible, decía su hermano Isaac.

- ¡Mamá escuchaste!

- No le hagas caso cariño

Su padre tocaba el claxon.

- Vamos, niños corran, decía su madre.

- ¡Suban rápido niños!, gritaba su padre.

- ¿Listos?

- Si padre, contestaron los niños emocionados.

- Por favor traten de portarse bien, recuerden que es la primera fiesta a la que asistimos de mi nuevo jefe, no quiero problemas.

- Sí papá, decían los niños en coro.

- Tranquilo cariño, todo saldrá bien.

- Eso espero, no quiero tener problemas.

Mientras el auto avanzaba, Amaris miraba por la ventana el hermoso paisaje, el auto entraba por un camino lleno de árboles y pinos, era una vista increíble.

- ¿Su mansión, está dentro del bosque?, decía la madre un poco asustada.

- Si amor, dicen que es hermosa.

- Aburrido, decía Isaac.

- A mí me gusta, es hermoso como los cuentos que me lees mami.

- Es verdad cariño.

Por fin llegaron a la entrada de la gran mansión, era una especie de castillo un lugar muy hermoso.

La entrada estaba llena de autos, los empleados se saludaban entre ellos y caminaban al gran jardín que se encontraba atrás de la mansión.

En la entrada del jardín se encontraba un hombre de edad madura, era muy guapo y su esposa era una hermosa mujer rubia.

Ellos saludaban a sus empleados y les daban la bienvenida.

- Señor Foster, bienvenido

- Muchas gracias señor Badrudeen.

- Vamos amigo solo Badru.

- Les presento a mi familia mi esposa Sofía, mi hijo Isaac y mi pequeña Amaris.

- ¡Es hermosa!, decía la esposa del señor Bradu.

- Gracias señora, decía Amaris.

- Ella es mi esposa Lua.

- Mucho gusto, decía Sofía.

- Bienvenidos a nuestra casa, pasen y disfruten de la comida por favor.

- Gracias.

Al entrar al jardín trasero, el lugar era enorme, los empleados se sentaban con sus familias y los niños corrían por los grandes y extensos campos.

 

- ¿Podemos ir a jugar?

- Con cuidado, niños; decía su padre.

- ¡Odio este lugar!, decía Isaac

- No seas odioso, Amaris corría feliz por el campo.

- ¡Cuídala!, decía su madre.

- ¡Si mamá!

El padre saludaba a otro compañero de la empresa, su hermano la tomaba de la mano y caminaba al área de juegos, los niños los miraban de manera extraña.

Una niña se les acercó .

- Hola soy Irina, ¿quieren jugar?

- Si, dijo emocionada Amaris; soltó la mano de su hermano y corría con Irina.

- ¡Vamos niña!, gritaba Irina

Ellas se detuvieron en los inflables del castillo.

- ¿Y como te llamas?, decía amigable.

- Soy Amaris.

- Amaris me encanta tu cabello, es raro ver a una pelirroja en este lugar, ¿de dónde eres?

- De Oregón.

- No se dónde queda eso, pero bienvenida.

- Muchas gracias.

Jugaron por un gran rato en el inflable, entonces Amaris vio a su hermano caminando hacia el bosque con un chico.

- ¿A dónde irá este tonto?, decía Irina. ¡Ven vamos a ver!, Irina tomó de la mano a Amaris y corrían al bosque.

El hermano y el chico desconocido caminaban en lo profundo del bosque.

Irina y Amaris se escondieron detrás de los árboles como si fueran unas espías.

De pronto el hermano y el chico se detuvieron.

- Mirá, es hermoso, exclamó.

- Si es una hermosa cascada.

De pronto se escuchó un ruido que provenía de los árboles, se movía desde el tronco como si fueran golpeados por algo.

- ¡Aquí viene!, gritaba el chico.

Mi hermano estaba inmóvil.

- ¡Leltxu!,!que haces, le diré a mi tío!, gritó Irina.

Los chicos se giraron y las miraron.

- ¡¿Qué haces aquí tonta?!, gritó Leltxu.

De pronto se escuchó un gruñido feroz.

Amaris brinco de miedo.

- ¡Vamos a correr!, gritaba leltxu.

Irina tomo la mano de Isaac y Leltxu la de Amaris

- ¡Rápido ahí viene!, gritaba leltxu.

- Debemos escondernos, gritaba Irina.

- ¡En la cabaña!, gritó Leltxu.

Entraron a una cabaña pequeña y vieja.

Leltxu cerro la puerta.

Todos recuperaban el aliento.

Irina miraba molesta a Leltxu.

- ¡Cállate!, decía el.

Yo abrazaba a mi hermano.

- ¡Lo arruinaste tonta!, gritaba leltxu.

- ¡Esto lo sabrá mi tío!.

- Isaac, papá nos va a castigar.

- Tranquila no le diremos nada.

- Ella es tu hermana, decía leltxu.

- Si Amaris te presento a Leltxu es el hijo del jefe de papá.

- Hola, dije aferrada a Isaac.

- ¿Qué fue eso?, le pregunté a Leltxu.

- Nada, solo le dije a tu hermano que hay una bestia en mi jardín trasero.

- ¡Qué gracioso!, decía Irina.

- Vamos, fue divertido.

- No lo fue tonto sabes en el problema que me acabas de meter.

- Relájate primita.Saldré a ver si es seguro para regresar a casa.

- Ok

- Hola soy Irina, decía saludando a mi hermano.

- Hola Irina, ¿es verdad lo que dice de que tiene una bestia?

- No le creas solo lo inventa para hacer amigos.

- Listo, podemos salír, decía leltxu.

Irina salió primero.

Mi hermano me tomo de la mano y camino.

- ¡Tu cabello parece fuego!, me jalo el cabello leltxu.

- ¡Oye tonto! grite.

Mi hermano lo miro molesto.

- Lo siento es que me dio curiosidad.

- Y que opinas Isaac, es aburrida mi casa.

- Casi me hago en los pantalones, me hubiera encantado ver a la bestia.

- Será en otra ocasión amigo.

- ¡No!, gritó Irina.

- Ya relájate primita. ¡¿Escucharon eso?!, gritó Leltxu.

Todos nos quedamos parados, inmóviles.

Se escuchaban ramas quebrandose en el suelo.

- ¡Corran!, gritó Leltxu.

Isaac dejó atrás a su hermana.

Leltxu, jalo de la mano a Amaris

- ¡Vamos Flamita!

Corrían como locos.

Issac e Irina corrieron tan rápido, que los perdieron.

Leltxu y Amaris entraron a una especie de bodega, era un lugar con herramientas para el jardín.

- ¡Aquí no vendrá!, decía el cerrando la puerta.

Amaris estaba aterrada y comencé a llorar, coloque sus manos en su rostro.

- Tranquila, no te va pasar nada la abrazo.

Ella lo miró enojada y lo empujó.

- ¡Tu niño tonto, como te atreves a decirme Flamita! y llevar a mi hermano a la casa de ese monstruo, ¡que estás loco!

El se reía.

- Un poco.

- Un poco eres un ….

El besó su mejilla.

Ella se quedó callada.

- Hueles muy rico, decia mirándome raro.

- ¿Qué te pasa loco?

El se acercó a ella

- Flamita, ¿te gustaría ser mi novia?

- Claro que no niño tonto, jamás sería la novia de un gordo odioso, como tú. ¡Mírate!, que niña va a querer salir con un gordo.

Lo empujó, el se quedó callado.

Salio corriendo a los brazos de su madre.

- ¿Qué sucede amorcito?

- Mami, ya quiero irme.

Isaac caminaba con Irina y se reían.

- ¡Isaac!, gritaba mi mamá.

El se acercó.

- Te dije que cuidarás a tu hermana, mira como tiene su rostro.

Yo estaba roja y llena de tierra.

- ¿Qué pasó?, pensé que leltxu te iba a proteger.

- ¡Ese niño gordo es un tonto!, grite.

Mi papá nos miró enojado.

-¿Qué sucede?

- Nada papá, decía Isaac.

Isaac abrazo y la alejo de sus padres.

- Lo siento, pero leltxu no dejaba de mirarte en el inflable, le dije que si me enseñaba algo divertido, los presentaría, Issac se reía.

Mientras caminamos al bosque me dijo: tu hermana es hermosa, me gusta, pensé que bromeaba.

- No bromeó y me dijo hueles rico, es un depravado, dije molesta.

- Ya relájate, no voy a dejar que se te acerque.

Amaris se sentó a un lado de su madre.

Irina y Isaac no dejaban de hablar y reírse.

Nos subimos al auto, el padre se despedía de su jefe.

Leltxu me miró serio.

Amaris giro su rostro y miraba a su mamá.

En la noche comenzó a tener pesadillas, soñaba que corría por el bosque y escuchaba gruñidos feroces.

Hola a todos los lectores, espero les guste está historia, seré honesta me costó mucho trabajo escribirla y creo que es por qué amo las historias de lobos, quería hacer algo diferente a todas las demás historias que he leído, espero les agrade mucho, dejen sus comentarios y sus me gusta, si les agrado, les mando un abrazo y un feliz navidad y año nuevo que esté año este lleno de salud y prosperidad para todos ustedes y su familia, los estimo mucho aunque no los conozco pero el que lean mis historias y me dejen sus comentarios me hace muy feliz, me gusta que lloren a mis personajes y que rían con ellos. Saludos y que continúe la historia....

Todas las imágenes expuestas en esta novela son tomadas sin los derechos de autor, ya que están de manera libre en la web para ser tomadas.

Pesadillas.

Amaris recordaba con miedo ese suceso que la dejo marcada a ella y a su familia.

Ella se encontraba sentada frente a la gran ventana de su habitación mientras en la mano sostenía unas pastillas.

A la semana mi padre fue despedido, lo acusaron de robo, el era uno de los contadores de la empresa, el decía que alguien le tendió una trampa, pero nadie le creía. Los siguientes días expulsaron a mi hermano Isaac de la escuela, un niño se burló de él por qué decía que nuestro padre era una rata, que lo mejor era regresarnos a nuestro país, Isaac estaba tan furioso que le rompió la nariz al niño.

Mi padre lo castigó, las cosas en casa estaban tensas, cuando mi madre y yo salíamos de comprás al súper mercado la gente nos miraba con odio, algunas veces nos prohibieron el acceso a las tiendas.

Mis padres tomaron la decisión de regresar a Oregon, pero el problema que tuvimos en ese lugar, nos seguía, mi padre no pudo conseguir trabajo, mi madre era la que trabajaba en una empresa como secretaria, todos estos problemas nos afectaron a todos, mi padre se volvió alcohólico, aunque mi madre trato de ayudarlo, el no pudo superar que su esposa se hiciera cargo de los gastos, el no soporto más y se quitó la vida.

Isaac y yo nos dedicamos a cuidar de mi madre, ella estaba tan dolida que la mayoría del tiempo se la pasaba fuera de casa, trabajaba en dos lugares para que viviéramos cómodos, cuando Isaac cumplió 16 años entro a trabajar a un centro comercial para ayudar a mi madre, ella enfermó de tanto trabajo, yo tenía 14 años me encargaba de la casa, de sus medicinas y estudiaba mucho para mantener mi beca. La verdad es que nunca tuve tiempo de salir con las chicas de mi salón, la mayoría del tiempo estaba en casa.

Cuando Isaac salió de la universidad el junto con su mejor amigo Wálter crearon una pequeña empresa, mi madre ya estaba mejor de salud, yo estaba a la mitad de mi carrera, invertí mis ahorros de mis trabajos de verano en la empresa de mi hermano, era un gran proyecto, su empresa se encargaba de la venta de productos de pequeñas fábricas o tiendas que no contaban con el presupuesto para exportar y promocionar sus productos, nuestro fuerte eran las redes sociales, Walter, Isaac y yo trabajamos día y noche para lograr que creciera en dos años.

Somos un gran equipo, en los siguentes años crecimos mucho que compramos algunas empresas que se encontraban en quiebra y las hicimos crecer.

Por fin nuestro apellido dejaba de ser repudiado. Pasaron casi 17 años desde el día que mi padre fue acusado por robo.

- Hola hermosa, me abrazo Walter.

- Hola, lo abrace y lo bese.

- Nuestro vuelo sale mañana a las 9 de la mañana.

- ¿Es necesario que yo esté ahí?.

Walter me abrazaba y besaba mi hombro.

- Tu hermano está de luna de miel amor y necesito tu apoyo, se que odias ese lugar pero ya pasó mucho tiempo, nadie va reconocerte.

Yo lo miraba con duda.

- Te prometo que solo llegamos cerramos el trato y regresamos.

- Si, por favor.

- Te lo prometo mi amor.

Hace tres semanas mi hermano se casó con una hermosa mujer, fue una hermosa boda, ella es hija de un importante empresario en Oregon, se conocieron en una reunión y se enamoraron.

Walter y yo comenzamos a salir hace seis meses, estábamos reunidos en casa celebrando navidad, el y yo comenzamos a beber vino mientras discutíamos sobre algunos contratos, después de tres botellas el tenía sus brazos en mi cintura y me besó, en la mañana me encontraba desnuda a su lado, ninguno de los dos recordamos que pasó, no sabemos si tuvimos sexo, pero desde ese día nos miramos diferente comenzamos con una relación, aunque tenemos seis meses, nuestra relación es muy tierna, nos abrazamos y nos besamos, a veces nos tocamos pero justo cuando estamos apunto de tener sexo algo nos interrumpe, así que decidimos llevarlo con calma, ambos creemos que tal vez el sexo arruinaría nuestra relación, ya que en estos seis meses no hemos podido hacerlo.

- ¿Hoy te quedarás conmigo?, decía susurrando en mi oído

- Sabes que si, tenemos que salir juntos al aeropuerto.

El besaba mi cuello.

- ¡Basta Walter!

- Amor, estoy algo estresado.

Yo me reía, cerré la puerta de mi oficina.

Nos besamos, caminamos hacia el sillón de piel que tenía en mi oficina.

El se sentó, yo estaba encima de el, el se reía mientras desabotonaba mi camisa.

Yo bajé mis manos y bajaba el cierre de su pantalón.Nos besamos con pasión.

Nuestros celulares comenzaron a sonar.

- ¡Carajo!, gritaba el.

- Bebé deja que suenen, decía mientras el besaba mis pechos.

Mi secretaria tocaba la puerta.

- ¡Señorita Amaris ya llegó el abogado!.

- Pensé que lo verías en una hora, decía Walter.

- Se supone.

- ¡Señorita!, gritaba, nuestros celulares no dejaban de sonar.

- ¡Es increíble!, me levanté enojada.

Walter se carcajeaba.

- Vamos hermosa ya sabes que esto siempre ocurre. Lo dejamos para la noche, el caminaba acomodando su pantalón.

- ¿Quién te llama?.

El miró su celular.

- Tu hermano.

- ¿Y a ti?

- Del banco.

Nos reímos juntos.

Me abrazo y nos besamos.

- Nos vemos en un rato amor.

- ¿Cenaremos con mi madre?

- Claro hermosa.

La tarde se fue rápida, salía de la junta cansada, termine de revisar unos contratos.

- ¿Comiste princesa?, decía Walter entrando a mi oficina.

- Si una ensalada.

- ¿Me lo juras?, me abrazo y acomodo mi cabello.

- Si pregúntale a celeste.

- Ok, vamos a casa.

Walter es un caballero, siempre me cuida y está al pendiente de mi, ninguno de los dos nos hemos dicho que nos amamos, pero sabemos que esto que sentimos es algo lindo, los," te quiero" no han faltado. Todo se debe a qué nuestras relaciones pasadas fueron algo complicadas, a el su novia de años lo engaño con su tío, a mi, mi ex resultó ser casado, me engaño por un año.

Teníamos casi dos años solteros, jamás imaginamos que una noche de copas terminaríamos juntos.

Cuando iniciamos la relación, hablamos de llevar las cosas tranquilas, de conocernos mejor, nos encanta salir a comprar y cenar con mi familia, él dejó de visitar a la suya por lo sucedido con su ex.

Más que una pareja somos grandes amigos.

Walter estacionó el auto frente a mi casa.

- Compré unas tartas de frutas para tu madre nena, las puedes bajar.

- Si claro.

El caminaba con una botella de vino.

- Walter, mañana viajaremos.

- Solo una copa, además tu madre me llamó y me la pidió.

- A veces parece que tú y mi madre fueran más pareja, que tú y yo.

El me abrazaba.

- ¿Celosa?

- Mucho, decía sonriendo.

Algo que nos gusta de estar juntos es que ninguno de los dos somos celosos, si yo estoy platicando con un socio o el con una chica linda, lo ignoramos.

Solo bromeamos sobre los celos pero en realidad tenemos tan buena comunicación que no sentimos celos.

- Hola mami

Mi mamá me abrazo.

- Pensé que me dejarían plantada

- Claro que no mami.

- Hola Sofía.

- Hola hijo, gracias por el vino.

- De nada

Cenamos con mi madre, mi mamá estaba preocupada por el viaje que haríamos, la verdad es que ella odia ese lugar tanto como yo.

- Cuida a mi nena Walter, en ese pueblo la gente es muy rara.

- Es lo que le digo madre y no me cree.

- Amaris, sabes que es un gran contrato amor.

- Si lo sé Walter.

- Espero que todo salga bien, decía mi madre preocupada.

- Claro que así será, yo cuídare a mi novia de esa bestia, me abrazaba.

- ¡Que gracioso!, decía enojada.

Walter sabe de nuestra historia que vivimos Isaac y yo de niños, tuvimos que contarle por qué tomó pastillas para dormir y siempre llegaba cansada a la oficina, el pensaba que estaba enferma de gravedad y que iba morir.

Pero todo es culpa de las pesadillas aún están presentes después de tantos años, esa es otra de las razones por las que creo que Walter y yo no tenemos acción, siempre estoy cansada, por no dormir bien y necesito las pastillas para descansar, así que duermo muy profundo por culpa de las pastillas.

Aún no le conté que está última semana las pesadillas son más fuertes y que tuve que aumentar la dosis de mi medicina.

Sueño que estoy frente a una bestia peluda con ojos rojos que me sigue una y otra vez.

Ayer el sueño fue diferente, estaba en la cascada vestida de blanco y un hermoso lobo blanco se me acercó, después escuche los árboles moverse y todo se oscureció, el agua se volvía roja y yo corría por el bosque, de pronto sentí una mordida en mi brazo que quemaba mi cuerpo por dentro.

Gritaba tan feo, que mamá entro y me abrazo.

En la mañana hablé con mi terapeuta solo me dijo que aumentará la dosis. Las odio, todo el día estoy cansada y en ocasiones me atraso en el trabajo, la verdad es que Walter siempre está ahí para ayudarme. Cuando me quedo a dormir con el, veo a la bestia arrancándole la cabeza a Walter, es otra razón por la que no me gusta quedarme con él, me levantó llorando y gritando como loca.

Claro que odio ese estupido pueblo, es el causante de que mi padre se quitará la vida, y que yo tenga pesadillas todas las noches, solo el alcohol en exceso me ayuda, pero no puedo vivir borracha todo el tiempo, así que las pastillas son mi única opción para no arruinar mi vida.

Enfrentando los miedos.

Walter y yo subimos las escaleras para llegar a su departamento.

- Amaris, segura que llevas ropa, está maleta no pesa.

- Solo es ropa para dos días y regresamos, no necesito gran cosa.

El se reía.

Entramos a su departamento, el encendía las luces.

- Me voy a duchar, el me abrazo y me besaba el cuello.

- Te acompaño.

Nos besamos con pasión y de pronto comenzó a sonar su celular.

- Apagalo, dije sonriendo.

- Lo siento, es el contador.

- ¿A esta hora?

- Voy a contestar.

- Si amor, me adelantó.

- Si nena.

Walter se alejaba con el teléfono en la mano.

Solo escuchaba sus gritos. A pesar de que es un hombre muy lindo, para los negocios es muy exigente, creo que gracias a el, nuestra empresa ha crecido.

Termine de bañarme, lo espere pero escuché que seguía en el teléfono. Mire la hora ya era tarde y me sentía muy nerviosa y cansada.

Me acerque a el.

- Lo siento princesa, susurraba.

Tome un vaso de agua de la cocina, entre a la habitación y tome dos pastillas. No quiero soñar como asesinan a Walter.

Cerré los ojos y todo se oscureció.

- Ya es hora, decía Walter acariciando mi mejilla.

- ¿Es tarde?.

- Si amor.

Me levanté cansada.

- ¿Te sientes bien?

- Si por qué.

- Anoche te movías mucho, pensé que te ibas a despertar.

- Pero no soñé nada.

- Pues que bueno, dijo dándome un beso.

- Te espero en la cocina, voy a preparar café.

- Si, gracias.

Me cambié de ropa y mire mi rostro tenía ojeras, pero dormí bien, pensaba.

Walter y yo tomábamos café.

Me acerque a el y lo abrace.

- ¿Qué pasa?.

- Estoy nerviosa.

- Tranquila amor.

El me beso con pasión.

- Deberíamos intentar algo rápido, decía el en mi oído.

Yo me reía. El bajo el tirante de mi blusa y besaba mi hombro .

El timbre de la puerta sonó.

- ¿Es el chofer?

- No es el contador, tenía que traerme unos contratos.

- Y justo hoy.

- Si, dijo sonriendo.

Era increíble como siempre que Walter y yo teníamos las intenciones de tener sexo algo lo impedía.

Nos subimos al avión, yo me recosté en su hombro.

- No te duermas, decía el.

- No lo haré.

No tarde mucho y me quedé dormida

- ¡Noooooo!, comencé a gritar como loca

- ¡Tranquila, mi amor!

- ¿Se encuentra bien?, decía la aeromoza.

- Si, está bien gracias, decía Walter

- ¿Quiere agua?

- Si, sería buena idea, contesto Walter yo estaba en shock.

- Lo siento Walter.

El se reía.

- Te dije que no te durmieras.

- No pude evitarlo.

- Tomé, decía la chica.

- Gracias.

- Y mejor guarde silencio, por favor, asusta a los demás pasajeros.

- Disculpe, que vergüenza Walter, estaba muy avergonzada.

- Tranquila, no les prestes atención. ¿Que soñaste?

- La bestia aplastaba a mi madre.

- Hay amor, en verdad que tienes pesadillas muy feas.

- Las odio.

- Tranquila igual y al estar en ese lugar superes tus miedos.

- No lo creo, solo quiero llegar, salir de ahí y regresar a casa.

Bajamos tomados de la mano, subimos a un auto rentado.

Llegamos al hotel, nos quedaríamos esa noche, mañana temprano veríamos a los clientes.

Revisaba los contratos que nos entregó temprano el contador.

- Traje hamburguesas, decía Walter.

- Muero de hambre.

- Te ves hermosa con esos lentes, me besaba Walter.

- ¡Basta, amor!

Comimos hamburguesas.

- ¿Y que piensas?, decía mirando los contratos.

- No me gusta esta cláusula, y por qué de pronto quisieron cambiar el contrato, no entiendo pensé que solo llegaríamos, discutimos algunas cosas y firmarían.

- Tranquila, la dueña de la empresa solo quiere proteger su negocio.

- Si lo entiendo, pero es poco porcentaje de ganancia.

- Oye es un producto de buena calidad, tiene futuro, lo que va a darnos grandes ganancias, así el porcentaje sea pequeño.

- No sé, aún no me gusta nada.

El me abrazo.

- A ti no te gusta nada que venga de este pueblo amor.

Nos besamos.

El me quitó la blusa y yo me reía.

- Hermosa, me besaba.

Yo le quite la suya.

Nos besamos, justo cuando iba a tocar su miembro, el celular comenzó a sonar.

El se carcajeaba.

- Es broma esto, cierto, me reía con el.

- ¿Y ahora quién es?.

- El abogado del cliente.

- Bueno, se levantó Walter con el teléfono.

Me coloque mi blusa, levanté los contratos y tome mis pastillas.

Cuando desperté estaba sudando, Walter estaba a mi lado durmiendo profundamente.

Mire la hora, aún estaba oscuro.

No se que soñé pero imagino que mi subconsciente está tan asustado que el efecto de las pastillas se terminó.

Me levanté, fui al baño y tome agua.

- Ya quiero que esto termine, decía tocando mi rostro.

Me acoste de nuevo en la cama, miraba mis correos electrónicos.

No supe en qué momento me quedé dormida, comencé a soñar como era consumida por el fuego, mi cabello ardía, eran grandes flamas y de pronto se volvió todo polvo y después mire un lobo marrón aullando a la luna.

- ¿estás bien?, decía Walter.

- si una pesadilla, le dije asustada.

El sudor empapó mi ropa, no podía creer que sentí el dolor de ser quemada, era tan real.

- voy a ducharme, le dije a Walter

- voy hacer las maletas, para regresar y marcharnos

- si gracias.

Salí del baño, Walter entró a la ducha, mientras me vestía, hablaba con mi terapeuta, le dije que las pastillas ya no estaban funcionando, que regresando del viaje necesitaba medicamento nuevo, el decía que lo mejor era enfrentar mis miedos, que si ya estaba aquí que fuera al lugar donde inició, pero esto inicio en la mansión del ex jefe de mi papá, no puedo llegar y entrar al patio trasero.

Buscaba en Internet alguna forma de entrar al bosque, estoy dispuesta a enfrentar mis miedos, quiero tener una vida normal y dormir sin ayuda del medicamento.

- ¿que haces hermosa?, decía Walter

- Hable con el Doctor Taba y me dijo que necesito enfrentar mis miedos, quiere que entre al tonto bosque y que mira a mi alrededor, que repita "la bestia no existe", ¿puedes creerlo?.

Walter se carcajeaba.

- puede, que si funcione.

- Estoy dispuesta a ir, lo único que quiero es que estás pesadillas se terminen.

- Muy bien, yo te acompaño amor, saliendo de la junta iremos directo al bosque.

- Gracias wal.

Terminamos de arreglarnos y subimos al auto.

- Espero la junta sea rápida, decía mirando el reloj.

- En verdad que te altera este pueblo Amaris, jamás te había visto tan nerviosa.

- ¡lo odio!.

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