_Puedo sentarme aquí?
Preguntó con su voz tan varonil
_ Por supuesto, no hay problema.
Respondió ella amablemente con su dulce voz.
Elizabeth era una mujer de 30 años, de 1.65 mt de altura, con un bello cuerpo, su tez clara y de ojos miel, Su semblante tranquilo, solo irradiaba tranquilidad, nadie podía siquiera imaginar las tormentas que había superado. Ese medio día estaba almorzando en su tiempo de descanso en aquel restaurante, cuando llegó Daniel, él venía de otra ciudad, cansado, con hambre, al ver que no había mesa desocupada, y ante la desesperación de saciar su hambre, miró a su alrededor, visualizó a esa mujer y decidió preguntar si podía sentarse allí para comer.
Ninguno de los dos imaginó jamás que éste sería el comienzo de una historia que marcaría la vida de ambos...
_Soy Daniel Linares
_Un placer, soy Elizabeth Morales.
Estrecharon sus manos y de inmediato recorrió en sus cuerpos una electricidad que jamás habían sentido.
Fue hasta el mes siguiente, septiembre para ser exactos que el regresó y buscó el mismo restaurante, a la misma hora, sus ojos se posaron en esa mujer, elegante, bella, tranquila.
Se reconocieron y compartieron un almuerzo más...
_Elizabeth, estoy en búsqueda de una acompañante, dijo con firmeza en su voz.
_Acompañante para qué?
_Para pasar una noche se sexo sin compromisos, me gustas demasiado, añadió, su rostro no tenía emoción alguna
_Pero yo no soy esa clase de mujer! No se que piensas que soy?? Respondió con enojo, Se levantó de la mesa y se fue.
Daniel Linares no aceptaba un no por respuesta, era poderoso, su empresa era multinacional, era el presidente de la compañía explotadora de Cobre más importante en latino América, tenía a la mujer que quisiera, además guapo, 1.90mt tes blanca y ojos verdes, pero frío, calculador, jamás se había enamorado. Solo tenía mujeres para satisfacer su necesidad viril.
Cómo una mujer se negaría a estar con él?
Fue su pensamiento por muchos días, no podía quitarse de su cabeza a esa mujer, no podía aceptar que por primera vez le dijeran NO.
Ring, Ring.
_Señor Linares, que necesita?
_investiga a esta persona...
llamó a su asistente y pidió que investiguen a Elizabeth Morales, quien es? A que se dedica? Cual es su profesión? quien integra su familia? Donde vive?
Solo bastó tres días para el informe del asistente.
_Mmmm con qué tiene hijos...
_Dos, pequeños, pero no tiene marido.
_quién es el padre de sus hijos?
_No hay registros
_Con quien vive?
_Sola con sus hijos, trabaja mucho para darles lo mejor, alquila una pequeña casa en la ciudad, es contadora de una tienda y solo hay registros de ella de los últimos 4 años. Nadie sabe nada antes de eso. Es muy solitaria y pude investigar que sólo vive para sus hijos.
_Bien, haz que la despidan de su trabajo.
Carlos no se atrevió a preguntar por qué, salió de su despacho a realizar el pedido de su jefe.
Al día siguiente, en la tienda
_Señora Elizabeth, aquí está su carta de despido inmediato, su paga correspondiente.
_por qué? No entiendo
_Necesidades de la empresa.
Necesidades de la empresa? Ella mejor que nadie sabía que a la empresa le iba de maravilla.
Elizabeth tomó su carta, el sobre con el dinero y salió de la tienda, sus ojos apenas podían ver el camino por sus lágrimas, como podía mantener a sus hijos ahora?
Como pagar el alquiler de su vivienda?
Desesperada recorrió calles buscando empleo, cada entrevista era una negativa.
Pasaron días y no pudo encontrar trabajo.
Ring, Ring
_Buen día!
_Hola, soy Carlos, necesito entrevistarla cuanto antes.
_Si, por supuesto, donde y cuando?
Carlos le dio una dirección, con un trabajo ficticio, terminó la llamada y dijo..
_Jefe, listo la señorita estará allí donde usted pidió.
_Buen trabajo. Le respondió fríamente.
Carlos no podía entender porqué su jefe hacía esto, le había pedido que la despidiera de su trabajo y que nadie le diera otro, se encargó de cerrar todas sus puertas laborales, solo por capricho. Él podía tener cualquier mujer, la más bella, o la más famosa.
Porqué perseguir a esta mujer que no es ni famosa, ni rica? No es la más bella, aunque tiene un aura angelical.
Carlos se sumergía en sus pensamientos buscando respuestas.
Ella era una mujer sola, lo había rechazado, podía ser eso la causa de su venganza?
Lo que no sabía Carlos es que para su jefe ella era distinta.
Daniel Linares el hombre poderoso, nunca había sentido amor, nunca una mujer le había provocado electricidad al tocar tan sólo su mano, en su mente tenía el recuerdo de su voz tan dulce y de sus ojos color miel. Y se decía a sí mismo... TUS OJOS SON UNA LUZ.
Llegó el día de la entrevista, Elizabeth estaba nerviosa, se vistió con elegancia como siempre, sus zapatos de tacón la hacía ver más estilizada, su vestido era sencillo, pero le quedaba perfecto. Su figura era hermosa.
Entró al despacho que fue citada, levantó su mirada y allí estaba él, Daniel Linares, con sus ojos fijos en ella...
La mirada de Daniel era fría, no tenía emociones, no tenía expresión alguna, pero en su interior su corazón palpitaba fuertemente, había esperado volver a ver a Elizabeth, quería encontrarse con su mirada.
Elizabeth al verlo simplemente bajó la mirada, se sintió observada mientras se acercaba. Hacía mucho tiempo que sólo se dedicaba a sus hijos y no se sentía atractiva para los hombres. Este hombre le había pedido una noche junto a él. Quiso escapar pero su necesidad era mayor, en su mente pasaban las las necesidades de sus hijos, el cumplimiento de sus pagos. Etc
_Señorita está aquí? Me parece muy despreocupada para venir a una entrevista..
Elizabeth fue interrumpida de sus pensamientos...
_si, quiero saber de que se trata el trabajo?
_Pasar la noche conmigo.
_Qué ? Cómo puede pedirme esto?
_ Por qué no pedirlo? Tengo necesidades de hombre y quiero pasar la noche con contigo, te daré lo que me pidas, solo quiero una noche.
-No, no lo haré.
Parándose, se retiraba, Daniel se apresuró a rodearla con sus brazos, le dijo en su oído
_esperaré lo que sea necesario.
Su voz era firme, varonil, como un locutor profesional, ella se estremeció, temblaba, no sabía que era lo que sentía en realidad. Era impotencia, Desagrado? O en realidad esos brazos rodeandola le despertaron sensaciones que hace mucho tiempo no sentía?
Sin importar, se salió de sus brazos, corrió fuera de la oficina, al salir se encontró con Carlos el asistente, que la vio huir de allí.
Pasaron días y días, ella seguía buscando trabajo, no podía entender como teniendo excelente desempeño y antecedentes laborales, nadie le abría una puerta. Sus cuentas se acomulaban, su despensa estaba vacía. Daniel la llamaba y le ofrecía un trato cada día.
Su pequeño le dijo...
_Mamá, tengo ganas de tomar una leche.
_El comercio ya cerró hijo, no puedo comprar a esta hora.
La verdad es que no tenía como comprar, sentia que su pecho se partía en dos al no poder saciar un deseo tan básico en sus hijos.
Ring, Ring
_Elizabeth? Esperaba tu llamado desde hace mucho tiempo.
_Acepto el trato, dime donde y cuando.
_Mañana mismo tomo vuelo, pagaré a una niñera para que cuiden tus hijos durante la noche y te espero en el restaurante donde nos conocimos a las 20:00 hs serás muy bien recompensada.
Llegó el día, 3 de diciembre, hacia calor en la ciudad, ella vestía de negro, con elegancia, sin maquillaje, muy casual, no parecía una cita, ella sentía que iba al matadero...
Cuando llegó al lugar paró un auto último modelo, el chófer bajó y le dijo
- Señorita, el señor la espera en otro lugar.
- Pero el me citó aquí...
- suba por favor, irá a un mejor lugar.
Subió casi impotente, su cabeza iba a estallar,
Como podía ella llegar a entregar su cuerpo por dinero?
Pensaba en sus hijos, con la mirada ausente, no sabía ni dónde se dirigía.
Llegó al lugar, un Restaurante de primer nivel, donde ella sentía que no encajaba con su sencillez, Daniel lo había reservado sólo para ellos dos, estaba ambientado para una cita, una mesa con velas y los mejores utensilios de mesa, una música que hacía el ambiente más cálido y las luces tenues. Hubiera sido perfecto para cualquier cita, cualquier mujer estaría feliz con tanto detalle, pero Elizabeth ni siquiera prestó atención a ellos.
- Buenas tardes Elizabeth, como estas?
-Bien gracias. Sin poder siquiera levantar la mirada.
-Siéntate, le dijo fríamente
- Gracias.
Daniel habia contratado al mejor chef para que ese día les cocine algo especial, algo que ella casi ni probó. Terminada la cena llegó el momento de ir a la habitación, Daniel no podía dejar de mirar a esa mujer, no sabía que le provocaba desearla tanto si habían mujeres más bellas, adineradas y con clase social más alta. Por su parte Elizabeth hablaba sólo monosílabos, respondía lo justo y necesario, casi no lo miraba, sería por eso que Daniel más anhelaba encontrarse con sus ojos color miel,? pero durante la velada no lo había logrado.
Aquel vestido negro, sencillo le quedaba tan perfecto, que su deseo aumentó más y más, su cuerpo era pequeño pero bien formado, sus curvas podían notarse, sus labios carnosos, su voz dulce, su tez firme, el largo del vestido era poco más arriba de la rodilla, pero podía ver que sus piernas eran torneadas, no pudo soportar más tenerla lejos de él, la acercó a él, podía sentir que ella temblaba, que su timidez era real, su respiración se agitaba, esto hizo que él ardiera en llamas, ella quería huir, pero también quería quedarse.
esos brazos fuertes le gustaban? El perfume de ese hombre le agradaba? Su voz le gustaba, quería oírla siempre, esos llamados que eran cortos ofreciéndole el trato durante este tiempo le habían hecho sentir que su voz ya no era de un extraño... Pero por qué ? No quería entregarse a él? Aún así, ya no tenía otra opción, sus hijos dependían de ella.
En un intento desesperado por qué el desistiera le dijo QUE QUIERES DE MI?
El le susurró al oído
-lo mismo que tu quieres en este momento.
Al despertar al día siguiente el sol les alumbraba en el rostro, ella de prisa fue a ducharse, le dolía su entre pierna, sus labios estaban enrojecidos de tantos besos apasionados que se habían entregado mutuamente, ella jamás había imaginado que tendría una noche cargada de placer, lujuria y desenfreno.
Él aún estaba extasiado, esa mujer era un sueño, recordaba que su timidez desapareció poco a poco, recordó que la noche anterior cuando la besó apenas sabia besar, el fue acariciando su cuerpo cuando, sus manos recorrieron cada centímetro, sus labios besaron su cuerpo entero y era una sensación que jamás había sentido. Recordó lo estrecha que era íntimamente.... De pronto miró las sábanas... Comprobó lo que habia sentido, ella era virgen.
Virgen? COMO TIENE HIJOS?
Como podía ser madre si era virgen?
para él la experiencia era única, había tenido muchas mujeres, de varias nacionalidades, de muchas edades diferentes pero nunca había estado con una mujer virgen.
Ella salió de la ducha cubierta con su toalla, avergonzada de mostrar su cuerpo buscaba su vestido entre las ropas en el piso, mientras el la seguía con la mirada, tenía marcas en su cuerpo, marcas de aquella noche sexual que habían vivido, ella se vistió en silencio y antes de irse le dijo.
-Cumplí, solo quiero mi paga.
-Te lo entregará Carlos mi asiste al salir.
Salió de la habitación, con dolor, con frustración, ella quería perder su virginidad siendo amada, y no siendo usada por un hombre que además ni siquiera se despidió con cariño.
Carlos la esperaba con un sobre, en el había más dinero que el acordado, ya que Daniel le pidió entregar más por su satisfacción al estar con ella.
Ella sin mirar el sobre lo guardó en su bolso y se fue. Pasó a pagar sus deudas a comprar cosas para "sus hijos" ellos estaban felices, su despensa estaba llena, y además les compró ropa, zapatos y salió con ellos a los juegos que más les gustaba, ella miraba a sus pequeños con tanto amor, en su corazón decía, valió la pena por verlos felices. Valió la pena...
A la distancia estaba alguien observandola, ella no se daba cuenta, era un hombre enviado por Daniel, que seguía cada uno de sus pasos, para informar de todo a su jefe. Tomaba fotos y las enviaba,.
Él, en su despacho a distancia esperaba las fotos, los informes de su enviado. Carlos lo obserbaba, nunca su jefe en los años de servicio había puesto tal interés en una mujer,
A decir verdad también a Carlos le interesó, desde que la vio y luego cuando su jefe le pidió que la despidiera de su trabajo y que nadie la recibiera en otro, tuvo una especial empatia por esa bella mujer, le pareció cruel por parte de su jefe ya que había crecido solo junto a su madre y sabía de los sacrificios que hacían las madres por sus hijos.
De pronto escuchó
-Carlos, baja de la nube
-Señor, disculpe...
-Dijiste que Elizabeth tiene dos hijos, por lo menos así dice tu informe.
-Si señor, dos varones de 4 y 5 años.
-Como explicas que la mujer que estuvo conmigo era virgen?
-Qué? Imposible, en los registros los niños aparecen como sus hijos!
-Averigua de quien son los hijos.
-si señor, lo haré.
Carlos quedó pensando aún más en esa mujer, dos hijos pero virgen? Y cómo una mujer que da todo por sus hijos no sería su madre?
Por qué pagó el precio de entregarse por darle a esos niños bienestar?
Pasaron los días y Daniel quería ver a Elizabeth, las fotos de su diario vivir no le bastaban, la necesitaba, necesitaba el aroma de su piel, el sabor de sus besos, y era tanto que no podía concentrarse en su trabajo, por su mente pasaba los momentos de aquella noche, y su deseo aumentaba más. Salió de la oficina y estaba esperándolo Sheila, ella era una famosa cantante, que salía con él sólo por sexo, siempre se satisfacían entre los dos, esa noche después de tomar unas copas de vino fueron a un apartamento, Daniel estaba pasado de copas, tuvo sexo desenfrenado pero en el momento del clímax le dijo Elizabeth te extraño...
Sheila no pudo evitar sorprenderse con esas palabras, creía que el podía solo tener sexo pero que jamás extrañaría a alguien, quien es Elizabeth? El no supo que responder.
A la mañana siguiente Sheila despertó, pero Daniel no estaba allí, ya era costumbre para ella que el pasara solo ratos con ella, lo único que le quedó en mente de aquella frívola noche fue el nombre Elizabeth...
Daniel fue a la oficina, no estaba de humor, cuando llegaba así nadie se atrevía ni a respirar cerca de él, se preguntaba porque tenía esa sensación de vacío, y en su mente sólo estaba Elizabeth, esa mujer misteriosa, que cada día que pasaba parecía que envenenaba su ser, se había metido en su mente como un demonio del cual no podía soltar.
Ring, Ring
-jefe?
-Carlos dile al piloto que prepare el avión, voy a la ciudad.
En tres horas estaba en la ciudad, solo quería ver y estar con Elizabeth, envío una niñera y mandó a buscarla... El chófer pasó por ella pero ella no fue al encuentro...
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