Hola me llamo Tatiana Oliveira, acabo de graduarme en diseño de modas. Actualmente vivo con mí amigo Danilo Miller quien estudió diseño de interiores y también organización de eventos.
Somos un gran equipo y planeamos crear nuestro propio emprendimiento en Formosa, mí provincia natal. En este momento estamos ultimando detalles para volver, aunque Danilo tiene algunos compromisos, por lo que yo viajare antes.
Estoy tan ansiosa por regresar a mí hogar después de tanto tiempo y visitar al chico de mis sueños, a quien con suerte he visto por videollamadas solo algunas veces al año.
Se preguntarán quien es mí amor secreto, porque si, el no sabe lo que siento hace tantos años por el y a menos que el se de cuenta yo no pienso declararme porque temo perder su amistad. Porque claro estoy en la friendzone aunque guardo la esperanza de algún día ser algo más para él.
Su nombre es Ramiro Rivera, nos conocemos desde niños, él era amigo de Emanuel Casado mí vecino y ex amigo. Así que comprenderán que jugábamos juntos y en la escuela éramos inseparables.
A los 12 años Ramiro me gustaba, él era perfecto. Rubio, ojos verdes, simpático, gracioso, generoso y mil cualidades más que toda chica adora. Pero a esa edad éramos apenas unos niños y nadie sabe que desea en ese momento. Claro que yo en aquella etapa soñaba casarme con él, tener una familia y un futuro a su lado y en la actualidad aún sueño con ello.
A mis 13 años Ramiro ya estaba en cada uno de mis sueños, mis ojos brillaban con solo verlo, pero aquel año fue el comienzo del fin de mí amistad con Emanuel. Aún no se los motivos de ello pero tampoco me interesan tantos años después y quizás en otro momento les cuente esa historia.
Siempre fui la chica de la mala suerte y supongo que siempre lo seré. Todos mis intentos de llamar la atención de Ramiro fueron desastrosos y humillantes, pero jamás dejé de intentarlo mientras estudiamos juntos. Si, era demasiado insistente, jamás me rendía pero fracasaba una y otra vez. Me apegaba al dicho popular "persevera y triunfarás"
Mi vida amorosa hasta la fecha sigue siendo inexistente, ¿Por qué? Porque luego de tantos años y de hasta tomar distancia sigo enamorada de Ramiro. Más de 1100 kilómetros nos separaron y años transcurrieron pero mis sentimientos por el sigue intactos como el primer día.
Intenté olvidarlo pero fracasé miserablemente. ¿Y que podría hacer? Absolutamente nada porque como dice el dicho "el corazón tiene razones que la razón no entiende"
Dada mí inexistente vida amorosa no tenía demasiadas distracciones y me concentré en mí futuro. Conocí a Danilo cuando comencé la universidad y acabamos siendo compañeros de piso. Él es una persona hermosa por dentro y por fuera, un gran rompecorazones por naturaleza. No hay persona a quien le caiga mal porque es adorable. Donde quiera que va contagia su alegría y como siempre le digo, es un ser que brilla con luz propia.
Es hermoso, musculoso, sexy, alto, fuerte, cabello castaño ondulado que lleva siempre perfectamente peinado, ojos celestes, piel bronceada. El sueño de toda chica pero para desgracia de todas el es gay, un desperdicio de belleza.
Decidimos vivir en casa de mis padres hasta que encontremos un lugar allí donde mudarnos solos. Ahora nos queda organizar la mudanza y empacar todo. Queríamos viajar juntos pero el tiene aún unos pendientes, pero en pocos días nos veremos. Sin exagerar les digo que no podría vivir sin él. Es la única persona en quien puedo confiar plenamente sin ser juzgada y quién me anima en mis días malos.
En avión fue imposible volver a Formosa, por los próximos cuatro días estaba todo agotado y como deseaba tanto llegar a casa recurrí a mí segunda opción, viajar en micro.
¿Qué es peor que viajar doce largas horas en un asiento incómodo? Ah sí, no conseguir ningún asiento que se hiciera cama por lo cual viajaría sentada medio día. Necesitaré un masaje y analgésicos al llegar, estoy segura. Pero, ¿Mí viaje podía ser peor? Mucho! Una madre con un pequeño bebé subió al transporte y como era de esperarse, si el bebé no dormía nadie podía hacerlo, a menos que sea sordo lo cual no era mí caso.
Mí situación aún podría empeorar y lo hizo, cuando otra madre con un niño de alrededor de dos años se sentó a mí lado. Que no se malinterprete, me encantan los niños pero no cuando van pegándome por horas, llorando y pataleando e invadiendo mí reducido espacio personal. Me daba ganas de saltar por la ventanilla y acampar en el medio de la carretera con tal de obtener paz.
Luego de por fin no escuchar al niño creí, por fin silencio, podré dormir. Pero la madre del pequeño me hablaba de todo lo que se le ocurría, por ejemplo las plantas de su vecina que ni siquiera conozco.
Luego del fatídico viaje llegue agotada física y mentalmente a mí destino. Tomé un remis y me dirigí finalmente a mí tan amado hogar. Mis padres sabían que regresaba por lo cual seguro todo el pueblo se había enterado y es que como única hija soy su adoración.
Me es imposible describir cuánto extrañé mí hogar, jamás me había alejado pero necesitaba hacerlo. Habían universidades más cercanas pero apliqué para esa y me admitieron.
Lo que me llevó a irme lo más lejos que mis padres me permitieran fue querer olvidar.
Volvamos unos años en el tiempo para que me puedan comprender.
Cuando Emanuel Casado, mí vecino se empezó a alejar de mí no comprendí, pero tampoco me importó demasiado porque mientras Ramiro no se alejara yo estaría bien. En el instituto ellos dos eran populares y con los años cambiaron la Playstation por el gimnasio. No sé con exactitud cuánto entrenaban pero era mucho.
Los chicos cambiaron mucho físicamente y eso para las chicas fue demasiado notorio, por lo cual admiradoras no les faltaban. Ellos eran los playboys, aquellos que podían dormir con chicas diferentes cada semana.
Perdí toda esperanza de que Ramiro me notara porque le gustaban las chicas rubias, pequeñas, delgadas e idiotas y yo en esos parámetros no encajaba. Yo mido 1.70 así que muy pequeña no soy, y mis padres son de descendencia brasilera así que como imaginarán tengo abundantes curvas, caderas anchas. Aún así soy delgada. Mí cabello es castaño oscuro y rizado, piel clara, ojos color miel, labios carnosos, grandes pechos y trasero.
Ramiro siempre me vería como su amiga o hermana. Consideré cambiar mí color de cabello pero todo lo demás no podía modificarlo así que desistí de la idea.
Sufrí por sentirme invisible y por eso me fui lejos pero ni el tiempo ni la distancia cambiaron lo que siento por el.
Las chicas con las cuales Ramiro salía eran delgadas, ojos celestes, rubias y el coeficiente intelectual de una piedra. Sus profesiones a futuro eran limarse las uñas o cosas así que no implicaran ningún tipo de esfuerzo. Lo único que sabían hacer era vestirse con ropa tallas más pequeñas para resaltar sus atributos y llamar la atención, maquillarse y ser crueles con quienes no encajaran en su grupo de "populares"
Debí tener una idea clara desde el minuto uno de que tipo de mujer a Ramiro le atraía pero entre mis cualidades o defectos está ser despistada. No me di cuenta hasta que hable con él y le pregunté que tipo de mujer le gustaba y me lo dijo. Todo esto en mí último año de curso, ese día al matar mis posibilidades de ganar su corazón comencé a buscar universidades lejanas y acabé a más de mil kilómetros de casa. Lo que no sabía es que ni viajando a China lo olvidaría, mí amor permaneció igual.
Ver a mis padres luego de tanto tiempo fue emocionante y al entrar a casa pude ver qué poco había cambiado, a diferencia de mí habitación que estaba tal cual hacía años.
Desayuné con ellos y me fui a mí querida habitación a desempacar y a descansar porque lo necesitaba con desesperación. Luego de seis horas de sueño y analgésicos estaba como nueva.
Miré mí teléfono y tenía quince llamadas perdidas de Danilo, veinte mensajes dónde preguntaba como llegué, como se encontraban mis padres, que tal el viaje, etcétera. Era mí amigo pero se preocupaba más que mí propia madre por mí.
Lo llame y estaba enojado tal como creía pero al contarle todo lo ocurrido en mí viaje solo se rió de mí desgracia y su humor mejoró. Dijo que al viajar lo haría en avión así debiera esperar una semana. Nos despedimos yo con un te quiero y el con su "te quiero amore"
Me di una ducha y mí clóset aún guardaba algunas prendas que usaba antes, mis paredes y escritorio llenos de fotografías, la mayoría de Ramiro y yo, en otras éramos tres aún. Recordé el momento preciso de cada fotografía y derramé algunas lágrimas de nostalgia.
El día que use tacones por primera vez y vi a mis amigos, caminaba fatal y me suponía un gran esfuerzo no romperme una pierna en el proceso. Quise sentirme bonita y llamar la atención de Ramiro pero no lo logré. Emanuel se burlaba de mí y se reía tanto que al momento de caer y torcerme el tobillo Ramiro me ayudó a levantar regañandome. Lloré ese día y le dije a mis amigos que era debido al dolor y que deseaba estar sola. Más me dolió sentirme humillada.
La primera vez que me maquillé, otro desastre a gran escala. Un payaso era más sutil que yo claramente. Con el delineador casi pierdo un ojo y me lo apliqué con un pulso fatal. Quise resaltar mis cejas, error! El labial rojo de mamá con el cual al sonreír también se fue a mis dientes, el rubor oscuro y la sombra en los párpados color azul, mala combinación. Hasta para el carnaval estaba mal. Hice un gran esfuerzo y recibí a mis amigos quienes se burlaron y lloraron de risa. Luego de un rato Emanuel estaba muy molesto mientras que Ramiro seguía riendo y preguntándome si estaba lista para Halloween.
Le inventé a los chicos un malestar y les pedí sutilmente que se retiraran para así lavar mí rostro y llorar en paz encerrada en mí habitación.
Mamá tomo una foto de mí primera cita con Mateo, un chico de mí colegio. Fui sin emoción y solo por tener una vida normal como toda adolescente. La cita fue un fiasco, ¿Quien lleva a su primera cita a ver la película del payaso asesino? y para colmo me besó. Mis amigos espiaban todo y Emanuel se enfadó mucho mientras que Ramiro se burlaba diciendo que Mateo era mí novio.
Luego de eso Emanuel se fue alejando de mí y el primer tiempo me preocupe y lo confronte pero comenzó a evitarme y yo me rendi. Dejé de insistir y así nos alejamos. Me miraba con odio y yo más lo ignoraba. Poco a poco lo odié también porque tiró la amistad a la basura y fue cruel varias veces.
En mí despedida sufrí demasiado. Ramiro jamás llegó a casa, nos despedimos el día anterior con un abrazo donde creí que me diría que me iba a extrañar o que volviera pronto pero solo me deseó suerte y buen viaje. Más amigos no tenía así que abracé a mis padres quienes lloraban en lo que esperaba el remis y cuando al fin llegó subí. Miré hacia atrás y lo vi a Emanuel con una expresión que no supe descifrar agitando su mano a forma de despedida. Lo mire con odio y pensé "Ahora se despide de mí cuando me ignoró por años. Seguro estará feliz ahora que me voy"
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