Roberta se embarazo y tuvo una hermosa hija junto a su esposo a los dos años de conocerse, esta se embarazo muy joven así que se casó, su marido que era ocho años mayor que ella, siempre las procuraba a ella y a su hija, las trataba con mucho amor.
-¡Ven mi amor! - comentó Roberta tomando a su hija de cinco años en brazos. - Es hora de levantarse.
- ¿Y papá?
-Ya sabes que se fue a trabajar ,en la tarde llega mi amor, así que tu y yo vamos a vestirnos que vamos a almorzar.
-Vamos a ver a Angie y a Mía....y a... a- Roberta solo sonreía al ver lo emocionada que se ponía su hija cada vez que se encontraba con sus amigas y sus hijos , las cuales conoció en la escuela de su hija, con el tiempo entablaron una buena amistad y dos o tres veces a la semana se reunían para que sus hijos jugarán y ellas poder platicar.
- Si mi vida, si, pero primero te tienes que arreglar y lavar la boquita.
Su hija era muy inteligente y a los cuatro años le enseñó asearse ella sola, aunque aún le ayudaba y la supervisaba. Roberta recogió el cuarto de su hija y saco la ropa que usaría, siempre que iba a jugar ella era muy juguetona así que por más que quisiera ponerle un hermoso vestido, tuvo que vestirla con ropa más cómoda para jugar.
Una vez que su hija estuvo lista la llevo a su cuarto, la acomodó en la cama con sus juguetes y le puso su caricatura favorita para que así ella pudiera asearse más tranquila.
cuando terminó se puso unos jeans negros y una playera blanca, se vio en su espejo para arreglarse el cabello y comenzó a recordar...
después del embarazo se acostumbro a comer mucho y no subir de peso, pero al cumplir el año su bebé, su cuerpo comenzó a retener todo lo que comía y sin darse cuenta en solo año y medio subió hasta más de ochenta kilos.
Era mentira que un día te levantas y ya comienzas a cuidar de ti, duró una semana haciendo ejercicio y comer más saludable cuando se comió media pizza, una soda y papas fritas, otra vez fue un mes y comenzó a comer todo lo que pudo cuando a su hija la invitaron a una fiesta infantil, así supo que ella no podría seguir una dieta rigurosa, ni pesadas rutinas en el gimnasio, ella amaba la comida, y no dejaría de comer definitivamente y mucho menos de golpe así que poco a poco fue bajando raciones, y en lugar de ir al pesado gimnasio, se levantaba todas las mañana a correr, subir y bajar escaleras, siempre que salía usaba la bicicleta que adapto para poder cargar a su hija. cuando llegaba a su casa hacía algunos ejercicios, cuando terminaba ya eran las ocho, hora en la que su marido se despedía para ir al trabajo.
Roberta seguía peinando su larga cabellera negra sumida sus pensamientos cuando la fuerte risa de hija la despertó de su trance.
se apresuró a peinarse, hizo una trenza que le llegaba hasta las caderas por lo largo de su cabello, tomó su enorme bolsa que ya tenía alistada con las cosas que podría necesitar, se puso unos tenis al igual que su hija y se dirigió al lugar en que se reuniría con sus amigas.
- ¿Ya llegaron Mónica y karla? - pregunto Roberta en cuanto llego a la casa de su amiga Carmen.
-Hay no, me acaba de hablar Mónica que va a tardar un poco. Pero pasa que en la cocina está Jovani
Ellos eran un matrimonio muy unido, tenían un pequeño restaurante en medio de la ciudad que ellos mismos atendían por las noches, así que siempre estaban juntos a cualquier lugar que iban, el cocina en casa y ella en su restaurante, ella era de estatura baja, piel morena y rellenita y el era alto complexión gruesa y una abundante barba desaliñada.
- ¡¡Yovis!! Así te ves bonito, apúrate que ya tengo tengo hambre - bromeó Roberta mientras lo saludaba
- Cállate mendiga y mejor ayúdame a sacar las cosas al patio trasero.
- Ok, ok ... Madeline, ve a jugar con Yazmin y su hermanito y en cuanto esté todo listo te llamo- apenas y la escucho su hija salió corriendo a buscar a sus amigos de juego.
después de arreglar todo y dejar listo el patio trasero llegó Mónica con sus dos hija de cinco y seis años y Karla con su hija de siete que era la más grande de los niños, Mónica era muy delgada a pesar de comer mucho, tenía un carácter fuerte y siempre decía las cosas que pensaba tal cual, siempre estába cansada por qué trabajaba mucho ya que su marido apenas y ganaba para sustentar a su familia, así que ella siempre trabajaba par ayudar en los gastos de su casa.
Karla era igual que Carmen solo que de tés clara, largas pestañas y muy alegre. siempre andaba bien vestida y arreglada ya que su marido era un militar de alto mando, así que ella no se preocupaba en trabajar y siempre le gustaba convivir.
-Oigan chicas - comentó Karla entusiasmada - en unos días abra un carnaval que están celebrando un aniversario... algo así, y la invitación es abierta que les párese si vamos.
-¿A qué hora será?- pregunto Roberta
esperó que sus amigas saludaran y se acomodarán en la mesa que pusieron en el patio.
-Creo que empezará a las tres de la tarde, dicen que los organizadores lo están preparando en grande , ¡vamos chicas!
-Yo ya dije que si - comentó Mónica - Así que no estén de mamonas ustedes y vamos ,te llevas a Jovani para que sea conductor designado y dejas a tus niños con tu suegra
- ¡Si! - dijo Karla emocionada
- ¿Y tú Roberta? - le pregunto Mónica - No me digas que no te dejan, dale una buena revolcada a tu marido un día antes y verás que luego luego te dice que si.
-¡MÓNICA! - todos rieron - Ya sabes que a mí solo me dicen cuando y donde, pero ¿como le vas hacer con tus hijas?
- se quedan con su papá, que de algo sirva ese inútil- Comentó despectiva Mónica, todos ya conocían su situación de como siempre estaba peleando con su marido, pero jamás se dejaban, así que simplemente ignoraban ese tipo de comentarios de ella.
- ¿Y tu? - pregunto Carmen mirando a Roberta
-¿con mi hija? - Asintió Carmen - Pues con mi marido, el fin de semana descansa así que no abra problema.
Así acordaron el lugar y la hora en que se verían, pasaron el día en charla trivial, en la escuela de sus hijos, rumores y demás. Mientras ellos platicaban y se divertían y los niños jugaban.
Esa misma noche Roberta acostó temprano a su hija, ya que estaba muy exhausta después de un día de juegos.
termino de recoger algunos juguetes, y como pasaron el día completo fuera, su casa esta ordenada, así que tomo una ducha y bajo a la sala para ver alguna película o serie.
justo estaba bajando las escaleras cuando escucho el auto de su marido llegar.
una enorme sonrisa se le dibujo en el rostro y corrió a la puerta antes de que el la abriera.
- ¡Amor! - la llamo su marido cuando de la nada apareció Roberta Gritando.
- ¡SEBASTIÁN! - Cuando vio la reacción de su marido, comenzó a reír fuerte y sin poder controlarse
- ¿¡Me quieres matar de un infarto!? ¡loca!
Aún entre carcajadas se acercó a su marido para colgarse de su cuello y besarlo.
Eran casi de la misma estatura apenas y media cinco centímetros más que ella, no era muy delgado ni de cuerpo atlético,tés como caramelo y ojos café oscuro.
Ella sabía que su marido no era el hombre más apuesto, pero desde que lo conoció le atrajo su forma de ser, tan calmado y respetuoso, era muy inteligente y siempre que ella tenía un duda el le explicaba las cosas, tenía una abundante cabellera, lacio y sedoso que siempre le gustaba enredar en sus manos, sus labios que eran delgados, en forma de corazón y suaves, cosa que ella siempre comprobaba cuando lo besaba y mordía su labio inferior.
-Deja me cambio que vengo muy cansado
- Ok ... ¿ Vas a cenar?
- No amor - Contesto mientras subía las escaleras
mientras su marido se vestía más cómodamente, se dirigió a la cocina a preparase un té, después buscó una manta, se acomodó en el sillón para buscar algo que llamara su atención.
unos minutos después bajo su marido sacudiéndose el cabello mojado.
- ¿Te bañaste?
- Si, es que hoy fui a casa de mi jefe y están remodelando si casa, así que estaba lleno de polvo y cemento.
- Aah
- ¿que estás viendo? - pregunto mientras tomaba asiento junto a ella y se cubría con la misma manta.
- Aún nada, no encuentro algo que me interese
- Ya se - Dijo mientras tomaba la tablet de su mano y seleccionaba una serie- Vi algunas reseñas de está serie y me llamo la atención.
Su marido comenzó a buscar mientras ella se acerco para recostarse en su pecho y comenzó a jugar con su cabello aún húmedo.
- No te secaste bien el cabello, te va hacer daño.
- No... ya que estás jugando con mi cabello ayúdame a qué se seque- Le pidió mientras inclinaba un poco la cabeza
Roberta se enderezó y con su mano comenzó agitar el cabello, pero no están cómoda, así que hizo las manos de su marido a un lado, para poder sentarse a horcajadas y así con las dos manos comenzó a secar, agitando el cabello.
-mmmm...Amor- Ronroneaba su marido mientras comenzaba a juguetear su nariz entre el escote de su bata.
- Espérate... aún tienes ...- No pudo terminar la oración, justo en ese momento su marido comenzó a meter sus manos bajo su pijama - ¡¡Sebastián!!
- mmmmm
Roberta olvidó lo que estaba haciendo mientras disfrutaba de las caricias de su marido, de sus besos, de como su miembro poco a poco comenzaba a rozar su parte íntima y cada vez sentía palpitar ese punto tan sensible, enredaba sus manos en su cabello para atraerlo más hacia ella, el comenzó a bajar las manos hasta sus caderas aferrándose y enseñándole su gran excitación, subió su rostro hasta encontrar los labios de su mujer, le tomo los labios suavemente, mientras tomaba el dobladillo de su bata hasta subirlo a la altura de sus glúteos, le bajó los tirantes hasta dejar al descubierto sus pechos, Roberta se deshizo de la playera de su marido y recorrió su cuerpo con sus manos, un cuerpo que conocía a la perfección pero jamás se cansaba de tocar, tener, recorrer, poco a poco fue bajando una de sus manos, hasta encontrar lo que buscaba...
-... amor .... es... espera - Sebastián apenas podía hablar de la excitación.
-No, ahora... Sebas....
Sin esperar respuesta y sin saber cómo su marido se deshizo de su ropa interior ella se amoldó hasta estar completamente llena de el, hasta calmar esa ansia y ese ardor, comenzó a montar despacio subiendo poco a poco el ritmo, enredando sus manos en el cabellos de el, aferrándose a sus hombros, arañando su espalda, gimiendo en su oído, mientras el la llenaba de besos en el cuello, sus pechos, apretaba su caderas para ir subiendo el ritmo, masajeando su glúteos o recorrer su espalda y pasar sus dedos por la enorme cabellera de su mujer, disfrutarla, gozarlo, mimarla,perderse en ella hasta que en el mundo fueran ellos dos, y así lo hicieron hasta terminar los dos agitados y tendidos en la alfombra cubiertos con solo una manta.
Era como media noche cuando sintió que su marido la despertaba, sentía los párpados cansados y mucho sueño.
-Amor... despierta - le dijo su marido mientras le besaba el hombro- tenemos que subir y cambiarnos por si despierta la nena.
- Ujumm
Así sin más recogieron sus prendas se asearon y se fueron a dormir, como padres siempre tenían cuidado y eran muy precavidos.
Al día siguiente, como en algunas ocasiones su hija los despertó, cuando emocionada subía la cama de los dos solo para abrazar a su padre y sonreírle a su mamá.
Roberta bajo a preparar el desayuno, ya que desayunaron los tres juntos y mientras comían le contó los pormenores del día anterior a su marido y de los planeas que tenía.
Su marido solo asintió, y se pusieron de acuerdo, ya que a él no le gustaba convivir, ni ir a fiesta nada por el estilo, todo lo contrario de ella que le encantaba bailar, festejar y demás, pero no impedía que ella disfrutara.
Muchos desconocían el verdadero carácter de su mujer, ella era muy amigable y fácil de tratar pero si alguna vez alguien impedía que ella hiciera algo que amara, aprendería por las malas que eso jamás sucedería tal como le sucedió a el.
Durante la semana siguiente Roberta hizo su rutina como de costumbre, por las mañana llevaba a su hija a la escuela, se reunía con sus amigas para desayunar y platicar, después recogía a su hija y se dirigía hacer las compras para el día, cada día se sentía plena, había llegado a su peso ideal, tenía un marido y una hija a los que amaba.
En ese momento está a platicando con Mónica que era con quién era más afín.
- Ya no se que hacer, a veces quisiera dejar a mi esposo, pero cuando decidí casarme con el prometí que solo me casaría una vez de por vida. - Comentaba Mónica mientras caminaba por el pasillo del pequeño supermercado.
-Si, pero no por eso vas a estar con alguien con quién peleas todo el tiempo, siempre están peleando y gritándo.
- No se, en verdad no sé que hacer
- Yo no te puedo decir nada, es tu vida y tu decisión, ya sabes que siempre puedes contar conmigo.
Mónica solo suspiro, así que prefirió cambiar de tema
- Por cierto ya en dos días será el carnaval, y quedaste en ir con nosotras.
- Sí..., no te preocupes, Madeleine se quedará con su papá, por qué no la puedo llevar, me imagino que irán muchas personas y será muy escandaloso.
- No sabría decirte, pero si están anunciando lo por todos lados así que estará a reventar, nos vemos en la plaza principal y de ahí nos vamos al lugar donde saldrán los del carnaval.
Roberta asintió entusiasmada, desde que supo que estaba embarazada dejo de salir a fiesta, antros o lugares que no fue aptos para su hija, ella estaba sola su mamá había muerto hace muchos años y nunca conoció a su papá y su único hermano menor se encontraba estudiando en otro país, así que siempre que salía su hija iba con ella, era la primera vez que saldría sola sin preocuparse, ya que se sabía que su hija estaría perfecta y más que feliz por pasar el tiempo sola con su papá.
El día llegó, así que Roberta dejo todo en orden en su casa, dejo preparada la comida para su hija y su marido, no quiso vestirse exuberante, así que optó por ponerse una blusa negra, pantalón holgado verde militar, botas negras de uso rudo, y un cinturón de cuero a la cadera, la caricatura en la que se baso era de cabello rojizo, pero decidió dejarlo así suelto y sin peinar para que se viera rebelde y sobresaliente. su cabello era largo y abundante, no le gustaba maquillarse y la verdad nunca le llamo la atención aprender, así que solo se puso humectante en el rostros, un poco de máscara en sus largar y rosadas pestañas, un delineado grueso y largo, sus cejas eran abundantes y negras así que solo las cepillo para darles forma y un labial apenas perceptible.
-¡Estoy lista! ¿Como me veo? - Le pregunto a su marido cuando bajo las escaleras y lo vio en el sillón viendo las caricaturas con su hija.
-Woooow ¡Me conseguí la flor más hermosa!- Le dijo su marido, quien se quiso poner de pie para admirar a su mujer, pero su hija lo abrazo y no lo dejo parar.
Asi que ambos solo sonrieron, Roberta se acercó y se despidió de ambos.
- Amor ¿llevas todo?, llaves, dinero, teléfono...
-Si amor- Dijo dando golpecitos al cinturón, el cual tenía un par de pequeñas bolsas en la la cuales metió sus cosas.
Su marido le dijo que la llevaría, pero le dijo que no ya que estando en el lugar seguramente su hija iba diría que se quedaría con ella. Así que tomo un taxi para que el lugar estaba a unos cuantos minutos.
cuando llegó sus amigos ya están en el lugar esperándola.
-¡Al fin!
- Ya vamos que ya es tarde - les dijo el esposo de Carmen dirigiéndose a las cuatro amigas.
Roberta se admiro de como sus amigas llevaban vestidos coloridos o de tul, con deademas llenas de brillantes, plumas o flores como era de esperarse.
-¿Tu te vas a ir a enlistar, o que madres? - Le pregunto Mónica a Roberta
- No, solo quise traer algo simple, además sigue siendo un disfraz.- le contesto mientras la empujaba al auto y la metía a empujones en la parte trasera.
llegaron al lugar y ya había comenzado el gran desfile, los bailarines llevaban grandes coronas, plumas, pompones, listones todo lleno de color y brillo
por otro lado se encontraban regalando pequeñas copas, bebidas y aperitivos.
listones y cosas que hicieran juego con el festejo, se podía presenciar en su mayoría los tonos vino, rojizos y el blanco, que por lo que averiguaron después era un cadena de restaurantes y esos eran sus colores representativos.
- ¡Hey chicas!- grito por lo alto Karla mientras agitaba unos termos, pero que ahora estaban llenos de cócteles que ella preparo para sus amigas
- No manches Karla ¿a qué hora hiciste esto? - le pregunto Carmen mientras tomaba uno de los termos.
-En la mañana, así traemos nuestra propia fiesta .... - e hizo un pequeño grito que los que estaban a su alrededor al oírla la imitaron alzando sus copas que traían en la mano.
Roberta entorno los ojos con simpatía y simplemente tomo el termo, pero no quería tomar de el, siempre le gustaba disfrutar de las fiestas a lo máximo pero en sus cinco sentidos.
La música comenzó a sonar por lo alto y todo empezaron a moverse, bailar y brincar mientras comenzaba el recorrido, sus amigas comenzaron a tomar de los termos cada una, bailaban y brincaban al ritmo de la música por horas, así que Roberta se dejó llevar y por un momento se olvidó de todo y dejo que su cuerpo simplemente siguiera el ritmo de la música.
-Hey.... chicas hey...necesito una baño - Grito por lo alto de la música Karla.
-¡Hay Karla, ¿en dónde carajos vamos a encontrar un baño por aquí?- le reclamo Mónica
- Hay nena, vamos a buscarte un baño - Carmen era muy comprensiva y amorosa todo el tiempo.
- Si, pero por culpa de nos van a dejar - Seguía reprochando Mónica.
-¡Bueno ya! - comentó Roberta ya exaltada - Vamos rápido para volver rápido al festejo.
Así que las cuatro buscaron rápidamente con la mirada a su alrededor, a unos metros vieron una gasolinera, así que se abrieron paso rápidamente entre la gente para poder salir de la fila, en la carrera Roberta chocó con otra mujer que apenas y le prestó atención, entonces se percató que se le cayó un objeto y Roberta lo recogió.
- Disculpa ... oye ... se te cayó ... hey, te hablo - Pero ni siquiera se detuvo por más que le hablo.
Roberta retomó su camino antes de perder de vista a sus amigas
- ¿Por qué te quédate? - no prestó atención a quien pregunto.
- Es ... que- Levanto lo que traía en la mano- sin querer tropecé con una chica, y le tire estos, pero cuando se lo quise devolver ni siquiera prestó atención, solo siguió caminando muy apresurada y la perdí cuando entro el gentío del carnaval.
le mostró a sus amigas la hermosa deadema, que parecía representar al océano, tenía muchos detalle de conchas y caracoles, pintados en blanco y dorado, con cuentas y piedras, que brillaban como joyas o diamantes, toda la deadema estaba adornada así, algunas cadenas que parecían oro, colgaban de ella y justo en medio de todo tenía una piedra azul muy hermosa y brillante, que más que deadema parecía la corona de la princesa del mar
- ¡!!Woow!!! - comentaron las cuatro admiradas por la belleza de la deadema
-¿Como alguien puede dejar así, sin más, algo como esto?- pregunto Karla
- ¡Hay no seas exagerada!, a de ser solo vidrio o platico... pero aún si es muy bonita.- Respondió Mónica
-¡¡¡PRUÉBALA!!! - Le sugirió muy emocionada Carmen
- ¡¡SI!! - Animaron su otras amigas
-¿Que? !No! ¡están locas!, esto no es mío.
Mónica le arrebató la deadema sin más y entre las tres se la colocaron a la fuerza
- ¡Bueno! ¿que no ustedes se estaban mojando por ir al baño?
- ¡Hay si! - Recordó Karla y comenzó a correr en dirección a los baños, seguida de las otras dos.
Roberta las siguió a paso lento mientras sacaba su teléfono para hablar con su marido y su hija.
Una vez que terminó de hablar se encamino a seguir a sus amigas, de pronto sintió que la tomaban de la cintura, cuando reaccionó vio a dos hombres altos, vestidos de negro,con mirada severa, lo cual la aterró y sintió que algo muy malo estaba por sucederle y sin más la metieron a una camioneta negra, trato de forcejear pero sintió un fuerte golpe en la cabeza y de pronto todo de volvió borroso y negro.
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