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Juro Nunca Amarte

El Roche más grande de mi vida.

" ¡Katty Velásquez!."

Gritó furioso mi docente de literatura mientras me arrebataba mi blog de notas. Su frente pelada estaba sudorosa mientras que su rostro gringo estaba tan rojo como un tomate.

Ustedes se preguntarán el porque de su actitud irrazonable al gritarme. Bueno tiene mucha razón en enojarse ya que no estaba prestando atención a su clase, toda mi atención lo robaba mi compañero de clase, Daniel Frost el chico más guapo de mi preparatoria. Desde que lo vi por primera vez el año pasado quede impactada por su apariencia tan impecable y sexy y desde entonces lo amo en secreto. En su clase me tomé el atrevimiento de dibujarlo junto a una confesión de amor que plasmé con toda la sinceridad de mi corazón, lo que no esperé es que mi profesor Lemuel del Pino me quitará el bendito cuaderno y echara un ojo a mis tonterías. Aterrada y sudando de vergüenza me puse de pie como un resorte.

"Lo lo siento mucho" Susurré con vergüenza sin atreverme a mirarlo a la cara, mi voz temblaba que me era difícil seguir hablando, sintiendo a la vez las miradas de mis compañeros. "Por favor ¿podría devolverme mis apuntes " supliqué lamentable mientras estiraba las manos sin atreverme a levantar la vista.

Pero el me ignoró por completo y se dirigió al frente del pizarrón y empezó a escudriñar mi blog, después de un minuto mostró mi dibujo.

"¿Conocen de quien es el rostro?" Preguntó de lo más tranquilo mientras se paseaba por los asientos.

Como era una capa dibujando, el rostro de Daniel, quedó impecable haciendo más fácil adivinar de quien se trataba.

"Es Daniel Frost" Gritaron haciendo un gran puchero.

Mi rostro empezó a quemar hasta sentir que mis orejas se hacian cenizas de tanto fuego. La crueldad del profesor no paró hasta leer mi confesión absurda en voz alta.

 

♡Desde que te vi robaste mi corazón, eres el chico más hermoso del mundo, sería un sueño hecho realidad estar con un papacito como tu, podría morir feliz con un beso tuyo. TE AMO MI GOTITA DE MIEL.♡

'tierra trágame y escúpeme en china' Grité con todas mis fuerzas en mi interior. Estaba tan avergonzada que si hubiese un agujero justo ahi, sin importarme que fuera un buzón de desagüe no dudaría y me metería como una rata.

Las burlas y miradas empezaron a llenar el salón de clases y yo como una avestruz empecé a meter mi cabeza. Con el rabillo del ojo miré en dirección de Daniel y nuestros ojos hicieron contacto, una sonrisa divertida se dibujó en rosados labios y yo sin demoras miré al piso, sintiendo que mi corazón se subía a mi garganta.

"No estamos en clase de arte y menos en clase de romanticismo, ¡Señorita Velásquez fuera!" Gritó mi profesor indicándome la salida.

Maldije a ese viejo por hacerme pasar la mayor vergüenza de mi vida, a la vez me sentí agradecida por votarme de su clase ya que no aguantaba ni un segundo más ahi, la vergüenza que sentí era tan inmensa como su si estuviera desnuda frente a todos.

Me dirigí al patio y fustrada me senté en una de las bancas dando unos suspiros profundos.

"Torpe" mientras me revolvia el cabello con enojo. "Estoy acabada".

Sabía muy bien que Daniel era mi amor platónico y jamás tendría una posibilidad con el, me conformaba fantaseando con el pero no imaginé ser descubierta un viernes 13. Razón tenían al decir que ese dia estaba maldito.

Pasé una hora torturándome cuando de pronto una voz profunda sonó a mis espaldas sobresaltándome.

"Con que soy tu gotita de miel".

Me puse de pie al instante y giré de inmediato sólo para encontrarme con mi amor imposible. Mi cuerpo se tensó mientras abría la boca con sorpresa, mis gafas estaban por deslizarse por mi nariz sintiendo que mi cara se había empequeñecito de la vergüenza.

"Yo, yo lo siento" Balbucié con los ojos puestos en la tierra mientras cogía el dobladillo de mi falda con mis manos sudorosas.

"Tranquila" esas palabras salieron de sus hermosos labios con un tono de dulzura, sus zapatos de cuero negro de edición limitada se acercaban más y más a mi, haciéndome retroceder inconscientemente hasta chocar con el extremo de la otra banca, estaba resignada a caer con torpeza cuando sentí su mano rodear mi cintura impidiendo que me estrelle de cerebro en el piso. Su rostro era mucho más cautivador teniéndolo tan cerca.

 

Intimidada.

Sus profundos ojos verdes escudriñaban mi rostro, mientras me sostenía en el aire. Como una completa idiota al borde de babear me estaba perdiendo en el mar de sus ojos, descendí hacia sus labios, buscando escapar de sus ojos, pero ese pedazo de músculo liso era más peligroso, eran realmente seductores gritándome que los muerda, trague saliva sintiendo sofocarme por tenerlo a un centímetro de mi.

"También me gustas" susurró mi príncipe azul devolviendome a la tierra.

"Q......ue" Balbucié con incredulidad mientras abría los ojos como platos. Pensé que era un sueño así que me pellizqué la mejilla. "Auch", gemí al sentir el dolor latente.

Pero esta situación parecía divertirle, ya que una exquisita sonrisa se formaba en sus lindos labios.

Entonces ¿era cierto?. 'Imposible debo de estar sorda'. Sacudi la cabeza sintiendo enloquecer.

"En serio me gustas" volvió a repetírmelo, mientras acariciaba mi mejilla roja, por el buen pellizco que me di.

Me solté de su agarre y me planté firme en el suelo.

"¿Estás jugando conmigo?". Mi rostro se llenó de seriedad, era imposible que un chico super guapo y popular se fijara en una nerd como yo.

En realidad no era guapa, más parecía a Betty la fea. Todos me llaman cerebrus y por lo único que se acercan a mi es porque soy la estudiante más destacada de la prepa.

"Claro que estoy hablando muy serio Katty Velásquez", habló con bastante seriedad, mientras colocaba un mechón rebelde de cabellos tras mi oreja.

Santo cielo, sabe hasta mi nombre, ya que era invisible para todos, claro cuando les convenía.

Mi corazón se aceleró como burro sin mecate al oír su confesión, amenazandome con un infarto al miocardio.

"Este ¿A caso me mori?" Pregunté, no podía procesar esa bomba de noticia, pensé que partí al más allá y San Pedro me estaba haciendo un gran favor al cumplir con mis más locas fantasías.

El sólo sonrió de manera hechizante mientras se pasaba la mano por su alborotado cabello.

"¿Quieres ser mi novia?.

'Santa madre, que hice para merecer a tremendo lomo' susurré en mis adentros mientras dejaba caer mi mandíbula, miles de mariposas revoloteaban en mi estómago queriendo subir por mi garganta.

"¿Dónde están las cámaras?", empecé a buscar por todo sitio con mis ojos, como una loca, de seguro que esto se trataba de un pésima broma.

Cuando estaba distraída mirando para todo extremo sentí sus labios en mi cachete, quitándome el aliento. Mamita mia, el besó mi mejia. Se sintió tan suave y caliente.

"Te lo preguntaré por última vez ¿aceptas ser mi novia?". Su aliento caliente de filtro por mi oído, calentando mis mejillas.

Sería una estúpida si dejo pasar está gran oportunidad, así que sin pensarlo dos veces acepte.

"Si quiero". Grité emocionaba sin dejar de verlo.

"Muy bien, entonces a partir de hoy somos novios".

Estaba tan contenta que quería brincar de felicidad, pronto nos dirijimos hasta el salón de clases para la siguiente materia.

Toda la clase estaba distraída riendome como loca, volteando a cada instante para verlo, el sólo sonreía con discreción y me hacia señas para volverme y prestar atención a las clases.

Ya era hora de salida y estaba llenando mis libros con mi santa paciencia, para esperar a Daniel, quien había sido llamado a la dirección, no porque había echo algo malo, sino que era el capitán del equipo de natación y pronto se acercaba una competencia, cuando de pronto un grupo de 3 chicas se acercaron a molestarme.

"Que ilusa fantasear con nuestro Daniel" escupió su veneno Milka, la chica más linda y popular de la clase.

"¿Cómo te atreves? ¿a caso no te viste en un espejo?, con esa cara horrorosa sólo asustas".

Dijo Kimmy, la segunda divina, mientras arrojaba mi mochila al suelo.

"Oh My Good" Murmuró por último Mildred con cara de asco, me quitó mis gafas y los aventó al suelo. "Yo que tu no volvía después de tremenda escena, eres el hazmereir de toda la escuela".

Como no tenía mucha visión, solo vi muchas caras borrosas rodeándome mientras se reían de mi, me incline al piso para buscar mis lentes, estirando mi mano por el lugar con desesperación, cuando escuché que alguien pisó mis lentes a propósito provocando un ruido de cristales crujiendo, apreté los dientes conteniendo mis lágrimas, de pronto sentí una cálida mano coger mi mano.

"¡Qué diablos creen que hacen!", esa voz profunda sólo pertenecía a Daniel. Por el timbre de su voz estaba realmente molesto.

Me levantó de piso y recogió mis lentes para luego dármelo.

"Gracias" balbucié al borde de romper en llanto, limpie mis lentes en mi suéter y me los puse.

Los lentes eran de un buen material así que sólo se partieron los cristales, me permitieron ver aunque fuera sólo un poco.

Entonces vi que sus ojos se clavaron en los míos, con una profunda compasión. "¿Estás bien?, lo siento demoré en la dirección".

Preguntó tomando mi mano, juro que me sentí como un polluelo bajo las alas de mamá.

"Estoy bien", murmuré mientras una lágrima se me escapaba.

El dirigió su mirada de Halcón hacia el grupo de revoltosos, y con voz de arcángel dijo:

"¡No se atrevan a molestarla de lo contrario les irá muy mal!"

Todos estaban desconcertados recogiendo sus mandíbulas, mi Príncipe Daniel era un chico muy popular y respetado, el que se metía con los suyos se estaba metiendo directamente con el y era hombre o mujer muerta.

"Desde hoy Katty Velásquez es oficialmente mi novia".

Cita.

La noticia fue como una gran bomba explorando en el aula, Milka puso los ojos en blanco y fingió desmayo, sus dos mugres amigas la sostuvieron dándole aire y chillando. Era de esperarse ya que esa resbaloza siempre estaba de ofrecida.

El cogio mi mochila con una mano, y con la otra apretó mi mano y me sacó de en medio de la multitud, sonreí en cámara lenta sin dejar de ver su apuesto rostro mientras era llevada por el, en verdad era un excelente superhombre.

' Llévame al mismo infierno que gustosa te seguiré con los ojos cerrados'.

Nos detuvimos en la entrada principal y yo como una tonta estaba perdida en su belleza.

"Katt ¿Estás bien?".

'Que dulzura me llamó Katt' susurré para mi poniendo cara de cachorrito.

Mi vista se plantó en sus sexys labios, imaginando un gran beso ardiente justo ahi, apretándome la cintura con sus fuertes brazos y acorralándome contra la pared.

"¿Katt?" agitó su mano frente a mi rostro "¿En qué estás pensando?" su pregunta me volvió en si.

"¿He? ó...... ¿que decías?.., ahhh no pienso en nada". Respondi con rapidez sintiendo que mis mejillas se ruborizaban. No podía decirle que tenía pensamientos lujuriosos, que vergüenza.

"He brother" 2 chicos se acercaron hacia nosotros, no eran más que Pol y Frank, nuestros compañeros de clase, estaban en el mismo equipo de natación.

"Que onda", saludó Daniel, mientras metía las manos a sus bolsillos.

"Si que eres un papi" agregó Pol, un chico moreno y crespo mas bueno que el pan "Vimos como defendiste a capa y espada a la cerebrus, con que es tu novia ¿He?".

Dijo en tono burlon haciendo que me incomode y me muerda los labios.

"Su nombre es Katty" respondió mi gotita de miel en tono molesto.

"Bueno hombre no te esponjes", dijo Frank, sin dejar de rumear su goma de mascar como una vaca. "Sólo venimos a avisarte que tenemos entrenamiento a las 4".

"Ok" Respondió el inexpresivo y me tomó de la mano y caminando juntos. "No les hagas caso".

"Claro que no". Me acompañó a mi casa ya que vivo sólo a 2 cuadras del colegio. Antes de marcharse me dijo:

"Katt, quiero invitarte a mi casa, tengo una sopresa sorpresa para ti".

Con esa sonrisa perfecta, mi corazón se aceleró aún más.

"De acuerdo".

"Perfecto, nos vemos mañana a las 4 de la tarde, paso a recogerte".

"Mejor te espero en ese parque", dije mientras apuntaba al parque que estaba a 1 cuadra de mi casa.

Mis papás eran muy sobreprotectores y si me veían con Daniel se armaría el interrogatorio. Para ellos aún era su bebé, los chicos eran distracción según ellos y sólo debía de enfocarme en mis estudios.

"Ok, hasta mañana". Se despidió dándome un dulce beso en la mejia.

Entré a casa flotando en el aire, dispuesta a no lavarme la cara por una semana, menos mal sólo la empleada estaba en la mansión viéndome con rareza, de seguro pensando en que me fumé algo.

Ya quería que fuera sábado para volver a ver a mi Amor, retorciéndome bajo las sábanas sin dejar de emocionarme por nuestra primera cita.

Ya era el bendito día, toda la mañana me pasé poniendo patas arriba mi armario buscando algo hermoso con que lucirme. Pero toda mi ropa era horroroza, solo sudaderas, suéter's holgados, joggers y tennis, ningún hermoso vestido.

"¡Maldición!"

Corrí hacia una galería de ropa cercana, y me probé muchos vestidos, después de un rato encontré un vestido rosa palo hasta mis rodillas, todo cerrado. No soy una chica que le gustaba mostrar carne, combine mi vestido con unas balerinas negras con un moño grande como adorno.

Ya estaba lista frente al espejo, me recojí el cabello en media cola y me puse labial rosado. A mi gusto estaba un poco más bonita. Mamá y papá estaban en una reunión en la Empresa así que no se me complicó las cosas, ellos llegarían a las 8 de la noche.

Con el corazón en la garganta esperaba en la banca del parque, mis manos estaban sudorosas por los nervios.

"Ya estoy aquí" Su voz profunda sonó a mis espaldas estremeciendome. El estaba ahí, tan celestial como siempre, con una casaca jeans celeste muy rasgado y un pantalón negro que se ajustaba a la perfección mostrando sus músculos muy jugosos y trabajados y yo estaba babeando otra vez.

"Ho-hola" saludé sin dejar de agitar mis manos mientras me paraba como un resorte.

El me recorrió con la mirada de pies a cabeza.

"Estas preciosa".

Ese cumplido hizo fluir mi sangre a todo ritmo, mis mejias estaban quemando.

"Gracias".

"Bueno vamos".

Su chofer nos estaba esperando, nos subimos al coche y nos dirijimos dirigimos a su casa. Al llegar una sirvienta nos recibió.

"¿Tus padres no estan en casa?"

Pregunté, tenía la ilusión de conocer a mis suegros.

"Están de viaje" Respondió mientras me conducía a la cocina. El hizo una ceña y la empleada se retiró.

Me sentó a la mesa y sacó de la refri una torta helada de frutas.

"Que delicioso se ve", exclamé, sintiendo salivar.

"Lo hice yo mismo, para mi linda novia".

Mientras cortaba dos rebanadas y lo ponía en la mesa.

'Santo Dios que ricurita'. Estaba tan emocionada por ese hermoso detalle, jamás en mi vida me había sentido tan feliz.

"Gracias, eres lo maximo" Agradecí, y sin demoras me metí un trozo en la boca. "Santa madre, que exquisitez, esta muy bueno".

"Quién ¿yo o el pastel?"

Una sonrisa pícara se formaba en su prefecto rostro ruborizandome por su pregunta.

"El pastel, aunque tu eres todo una obra de arte, no puedo decir delicioso ya que no te he probado".

"Entonces pruébame para saber que tan delicioso soy".

Sus palabras hicieron que soltara la cuchara, estaba tan roja que mi cerebro dejó de conectar.

"He...yo. ¡No!".

"Sólo bromeo", dijo el con una sonrisa, haciendo que el aire vuelva a mi cerebro.

Después del postre me llevó a conocer su habitación, dentro de ella había olvidado un obsequio para mi.

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