Augusto: Jefe, emos intentado cobrarle al señor Masseratti de mil maneras, el no piensa pagar.
Dante: Demonios, actuaré.
Augusto: jefe, usted en persona?.
Augusto: Al parecer tengo a mi servicio a una bola de inútiles, no tengo más opción, averigua todo sobre el, le daremos dónde más le duele.......
Narra Dante......
Mi vida no tenía ni un solo pelo de tranquilidad, a los 23 años, termine mi 2da carrera y vine a controlar la empresa petrolera de mi padre en Madrid España, por las mañanas son el magnate Russo, el más respetado de todos, pero por las noches puedo ser la peor pesadilla de las personas, actualmente llevo 5 años viviendo en este lugar, para nada soy el orgullo de la familia, mi madre me educó para ser otra persona, la cual no soy, siempre todo en esta vida se basa en el dinero y es así como soy el mayor matón de Madrid, soy jefe de la orden y tengo a mi Merced a la mujer que más desee.
Tenía 19 años cuando probé el amor, aquella chica pelinegra me había dejado por tener mayor deseo por mi hermano gemelo que por mi, ella siempre lo miraba con mayor deseo, y yo lo supe, mi hermano es mi sangre y nacimos del mismo vientre, así que por su puesto la rechazó, es así como supe que el era mi mayor cómplice en la vida, actualmente el continua viviendo en Italia, siendo jefe de la empresa de ahí, papá y mamá estan retirados y se encuentran viviendo en una isla, mientras mi pequeña hermana, se encuentra estudiando siendo cuidada por muchos hombres de la orden, sin ella saberlo.
Hoy me desperté, camine hacia la ducha y abrí la regadera, me sumergí en el agua y sentí la tranquilidad de los latidos de mi corazón, era mi único descanso, la ducha, solo ahí no sentía nada, más que Paz.
Salí y me coloque una de las Miles de ropa del closet, me puse los zapatos y me perfume.
Augusto: Señor.
La puerta sonó y la voz de Augusto me hizo abrir la puerta de mi habitación.
Dante: Dime.
Augusto: Tenemos un problema.
Entonces abrí la puerta de mi habitación y camine hacia el balcón que adornaba toda la mansión.
Y si, para los que se lo preguntan, Matteo y yo somos idénticos a Enzo Russo, parecíamos más bien sus hermanos gemelos, lo único que me diferencia de ellos es la maldad de mi interior.
Augusto: Jefe, emos intentado cobrarle al señor Masseratti de mil maneras, el no piensa pagar.
Dante: Demonios, actuaré.
Augusto: jefe, usted en persona?.
Augusto: Al parecer tengo a mi servicio a una bola de inútiles, no tengo más opción, averigua todo sobre el, le daremos dónde más le duele.......
Agusto comenzó a caminar, y yo por supuesto lo hice delante de él, entonces la puerta de la mansión sonó y el camino para ver de quién se trataba.
Mariana: Hola guapos.
Dijo la despampanante mujer mientras caminaba hacia mi contorneando sus caderas.
Mariana: Está es la mansión más hermosa que tienes, es impresionante.
Dijo mientras me besaba en los labios y acariciaba mi pecho.
Mariana Rosetti, era hija de una de las familias más acaudaladas del lugar, por su puesto estaban buscando la manera de que ella se convirtiera en mi esposa, pero eso nunca iba a pasar.
Dante: Buenos días Mariana, cómo estás.
Mariana: Bien, solo quise venir a verte.
Entonces ella se apoyo en mi y mordió sus carnosos labios.
Dante: Bien, te invito a mi despacho.
Ella me tomo del brazo y juntos caminamos hacia mi despacho, enseguida cerré la puerta la aparrague en la pared y le arranque aquella blusa que le estorbaba demasiado.
Mariana: Dante....
Dijo entre jadeos aquella plástica mujer.
Dante: Si quieres puedo detenerme.
Dije con mi voz seductora.
Mariana: No porfavor.
Entonces le di la vuelta y le bese el cuello, embarrando le mi erección justo en su trasero, le quite aquella falda y de bajo de ella había un hermoso biquini, el cual le quite con los dientes.
Mariana: Eres único.
La tomé de la mano y la dirigí al sofá completamente desnuda, me senté y ella me bajo el pantalón y los boxers, estaba a punto de sentarse en mi, cuando la puerta sonó.
Augusto: Señor, tengo la información.
Entonces la empuje y me puse de pie para subirme los boxers y los pantalones, no podía poner en segundo plano mi trabajo, eso era lo que me hacía el hombre más millonario del lugar.
Mariana: Dante.
Dijo muy molesta mientras me miraba.
Dante: Lo terminaremos después cielo.
Le dije mientras le daba un beso en el aire, y después sali de ahí para encontrarme con Augusto.
Augusto: Señor, está es la información, es viudo, adicto a las apuestas y tiene una pequeña hija de 20 años, a un año de ser mayor de edad.
Entonces lo supe, eso último era con lo que me desquitaría.
Dante: Ahora mismo vamos a su casa.
Salí de la mansión y subí a la camioneta, no sin antes ordenar le a los de seguridad que sacarán a Mariana de mi mansión, el chófer manejo por un largo rato y después llegó a una pequeña casona apartada de todo. Baje de la camioneta y Augusto y mis hombres lo hicieron conmigo, toque la puerta y una empleada bastante mayor nos abrió.
Tona: Buenos días señores, en que los ayudo.
Augusto: El señor Maseratti, es urgente.
La anciana camino lo más rápido que pudo y tocó una puerta, de la cual salió aquel señor que por su puesto era don Maseratti, camino hacia nosotros y hablo.
Maseratti: Puedo ayudarlos en algo?.
Pero al mirarme simplemente no dijo nada más.
Dante: Claro que sí hermano.
Le dije mientras lo empujaba y lo agarraba muy fuerte del cuello.
Dante: Recuerdas aquel millón de pesos que te preste hace un año?. juraste darme los 6 meses después, aún los sigo esperando.
Maseratti: Señor, yo ahora no los tengo.
Entonces rei, lo hice demasiado fuerte, tanto que supe que el se espanto.
Dante: Esto nos es un juego, ahora mismo podría matarte y olvidarnos eternamente de esa deuda, pero eso no me sirve para un demonio, así que te doy hasta la noche de hoy para devolverlos, si no, te atiendes a las consecuencias.
Entonces saque mi arma y le dispare en el pie, el se quedó tirado gritando del dolor, mientras yo subía a mi camioneta y me alejaba de ese lugar.
Augusto: El no tiene ni un solo peso para pagarle señor.
Dante: Entonces preparalo todo, por qué hoy mismo actuaremos.
Augusto asintió con la cabeza y yo solo sonreí por la ventana de la camioneta.
Unas horas después........
Lo noche llegó, el dinero no estaba en mi cuenta, era más que obvio lo que tenía que hacer, no era la primera vez que hacía algo de esa magnitud, pero esta vez para mí era diferente, era algo más serio, se trataba de un millón de pesos, la mayor deuda que alguien había tenido conmigo, por lo tanto tendría que hacer algo que valiera ese dinero.
Augusto: Estamos listos.
Tome mi arma y la coloque en mi pantalón, camine hacia la camioneta y subí, unos minutos después está llegó a la pequeña feria del lugar, había Miles de adolescentes, pero Augusto conocía a la pequeña, Entonces el murmuró.
Augusto: Es aquella peliroja.
La jovencita que estaba de espaldas, bailaba contorneando sus caderas, brincaba y disfrutaba, era tan feliz que me quedé de pie sin hacer nada, simplemente la miraba.
Augusto: Señor, es ahora o nunca.
Entonces los disparos se comenzaron a escuchar, al parecer don Maseratti había mandado a sus hombres a atacarnos, yo saque mi arma y corri hacia la pequeña y la tomé de la cintura, la cargue en mi mientras recibía un disparo en el brazo, sin rendirme dispare hacia aquel hombre que me atacó, le di directo en el pecho y comenze a correr con la chiquilla en brazos, abrí la puerta de la camioneta y la subí.
Dante: Llevenla a mi mansión, arreglaré esto.
Entonces corrí y continue disparando, unos minutos después éramos más los de la orden que los hambres de Maseratti, ellos se rendían, soltaron sus armas y alzaron los brazos, entonces baje el arma y les grite.
Dante: Díganle a su jefe, que espero mi dinero, su pequeña es solo la garantía de que lo obtendre, lo esperaré el tiempo que él quiera, pero hasta entonces la pequeña es mía.
Entonces Augusto y yo subimos a la camioneta y está acelero de inmediato, mire mi brazo, la sangre caía de ella, tape para impedir que siguiera saliendo, mientras el revisaba la herida.
Augusto: Solo le rozo la bala jefe, el doctor lo espera en la mansión.
Al llegar baje y sentía debilidad por la perdida de sangre, ya había olvidado lo que se sentía. Me tire en el mueble de la mansión y en seguida el doctor se acercó a curarme, la puerta de la mansión se abrió de golpe y Augusto apunto con su arma a esa dirección.
Marco: Que diablos pasa contigo, se que tú protagonisaste aquel escena en la feria.
Yo solo sonreí a su dirección e intenté ponerme de pie pero el doctor me lo impidió. Entonces Augusto bajo el arma.
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