Filadelfia.
29 de noviembre.
19:43 pm.
Sangre.
Ese rojo color carmesí que es característico en los animales, mancha mi vestido blanco y deja rastro en la nieve del bosque, intentando limpiar mi boca con mi antebrazo, me levanto con ayuda de un árbol dejando atrás a ese ciervo con el estómago abierto.
Me adentro más en el bosque sin siquiera saber hacia dónde estoy yendo, desde que tengo memoria he estado divagando sin rumbo y la verdad ¡Me gusta! Sentir el frío pasando por todo mi cuerpo hasta la punta de mi capa junto con ese cosquilleo es simplemente gratificante.
Miró al cielo y veo a una preciosa luna menguante, no ilumina mucho, pero es relajante observarla, detengo mi paso y me acuesto en la nieve para apreciarla mejor, respiro profundo y sonrió débilmente.
Es una noche maravillosa.
Pude comer, el frío está del horror, pero me conformó y además tengo a una hermosa luna que mira como mi sed de sangre aumenta cada día que pasa. Me permito darme un respiro mientras me restriego en la nieve.
Sí que está fría.
Soplo un poco y el humo que sale de mi boca me entretiene un rato, no es hasta que siento un hormigueo por todo mi cuerpo. Nuevamente, me pongo de pie con todo temblando ¿Qué esperaba? ¿Qué la nieve se vuelva calentita y que pudiera dormir en paz? ¡Ja! Ni en mis sueños más preciados pasaría eso.
A lo lejos veo que hay una cueva, aceleró mi paso para verificar y efectivamente lo es, ingreso en esta y la oscuridad me envuelve por completo, en el momento en el que llego al final, desato la capa que está amarrada a mi cuello y me acuesto, arropándome con la misma. Quedo mirando al frente mientras intento dormir.
¿Cuándo se va a terminar este infierno?
El frío, la comida, el sentimiento de soledad… Es horrible.
¿De verdad me lo merezco como dijeron ellas?
Y si me lo mereciera ¿Por qué justamente tengo que ser yo? ¿Por qué no alguien más?
Y ahí van esas preguntas sin respuestas que de repente aparecen en mi cabeza, dejando que el cansancio y el dolor me consuman cierro los ojos mientras quedo profundamente dormida.
[El sueño]
Coloreo un dibujo acostada en el piso tranquilamente, pero cuando escucho que alguien me llama me quedo quieta, sin renegar me levanto con cuidado y me paro atrás de ella, parece que sintió mi presencia porque se da la vuelta con una sonrisa que por alguna razón da miedo, bajo mi mirada y veo una canasta llena de pan, dulces entre otras cosas en sus manos.
—Lleva esto mi niña —ya sabía a donde se refería. Asiento con la cabeza y lo agarro para irme, pero me detiene con su mano en mi pequeño hombro. Mis manos comienzan a temblar, volteo lentamente la cabeza—, recuerda abrigarte —repito la acción anterior.
Dejo la cesta con cuidado en el suelo y me dirijo a mi habitación para agarrar la capa que me regalaron, agarro la cesta de prisa, pero empieza hablar de nuevo.
—Toma el camino largo, en los atajos siempre hay extraños —no entendí lo que quiso decir, pero decido ignorarlo—. Te amo mi niña o más bien mi Caperucita roja —ese apodo y esa frase hacen que tiemble todo mi cuerpo.
[Fin]
Despierto abruptamente por ese sueño, o tal vez pesadilla, recordar todo eso hacen que la presión en mi pecho aumente, me levanto del suelo y por la luz supongo que ya está amaneciendo.
Me coloco mi capa de nuevo y salgo de la cueva, es increíble que después de tanto tiempo sigan esos recuerdos en mi cabeza, con un líquido en mis ojos, sigo mi caminata dispuesta a buscar un río, me siento sucia, en el camino veo a un ciervo yendo a quien sabe dónde, la boca se me hace agua, pero decido apartar la mirada.
No quiero más carne cruda.
¿No habrá otra forma de comerla?
Tuerzo mis labios lista para ir a atacar, pero mi oído capta el ruido de una cascada, sonrío con emoción y me desvío corriendo hacia allá, ¡al fin podré lavarme! Al llegar me quito la ropa con rapidez y me lanzó haciendo que salpique un poco, nado a la superficie y doy un chillido por lo fría que está.
¿Por qué no lo tome en cuenta? Creo que la palabra error es mi segundo nombre.
Nado un rato y poco a poco entró en calor, no sé cómo, teniendo en cuenta de que estoy rodeada de pura nieve. Me restriego la cara y el cuerpo para quitar los restos de suciedad y sangre, cuando ya estoy lista, agarro mi ropa y lavo las partes que están más manchadas, no queda igual de limpia que mi cuerpo, pero es mejor así, la pongo en una roca para que se seque con el sol mientras nado otro rato.
Me siento relajada por alguna razón, es refrescante poder lavarse después de un tiempo largo.
En ese preciso momento en el que el agua da mi reflejo me paralizó.
Mi felicidad no puede durar mucho, al parecer.
Me sorprendo de cuanto he crecido, mi cabello color castaño está largo, pero sumamente enredado, tengo algo que está alrededor de mi ojo que es negro ¿Qué será? Mi piel está con algunos rasguños y moretones, aún duelen algunos y eso que son de hace días, pero otros son bastante recientes.
Me sigo viendo cada cambio que he tenido, pero, de nada, la imagen cambia, ya no es esa chica que tiene la esperanza de que tendrá algún día paz, sino que se transforma en una niña.
¿Y cómo no reconocerla?
Por desgracia soy yo solo que más pequeña, una versión adorable, esta vez su cabello se ve hermoso, brillante, suave, ya no hay ese color característico alrededor de sus ojos color verdes, esa niña tiene una mirada inocente y una sonrisa de alegría, tiene una capa roja y un osito de peluche en su brazo izquierdo, el fondo es aún más hermoso hay una cabaña que parece estar situada en una montaña y el cielo azul brillando.
Y de nuevo el cambio, aunque más oscuro.
En la imagen ya no hay felicidad, sino sangre, la mirada es tan aterradora que podría atravesar tu alma sin piedad, el osito de peluche está sin cabeza, el atuendo está roto y su cabello está desorganizado.
—No, no, no —repito una y otra vez saliendo del río lo más rápido que puedo.
Siento que la cosa en mi pecho se saldrá en cualquier momento, el agua en mis ojos se acumula y mi respiración va demasiado rápido, me tiembla el cuerpo por el miedo y cuando no quiero pensar en nada los recuerdos empiezan a pasar por mi cabeza tan rápido que duelen.
—¡Eres un monstruo! —gritan mientras el golpe se estampa contra mi cachete.
Otro recuerdo.
—Déjame ir, por favor —el miedo reflejado en sus ojos era increíblemente satisfactorio.
Otro.
—¡¿Por qué no pudiste ser normal?! —El ardor en mi cachete es demasiado doloroso.
¡YA BASTA! ¡Tengo que parar esto!
Tengo que recuperarme, si no se apoderara de mí, como lo hizo aquella vez, de nuevo se está repitiendo la pesadilla.
Con mis manos trato de producirme dolor, jalándome el pelo, rasguñándome los brazos para no tener que recaer en su juego, pero es en vano, ya que siento mis uñas más largas. Oh no, si ellas están así, ¿Cómo estarán mis ojos? Me acerco a la orilla del río y están de color dorado muy fuerte.
— No, no, ¡No! —Mis dientes empiezan a doler y jadeo.
Tengo que recuperar fuerzas y por desgracia, eso se hace comiendo.
Sin dejar que pase más tiempo, me pongo solo mi capa y corro hacia el bosque en busca de algún animal antes de que la transformación se complete, dejo de correr y miro a todos lados desesperados, el sonido de una rama rota llama mi atención.
Un zorro rojo.
Camina lento, pero con su vista justo en mí, me agachó y nos acercamos entre sí, no es hasta que él se me lanza encima y me intenta morder el cuello para poder tener ventaja sobre mí, pero lo pateó y se choca contra un árbol dejándolo desorientado esta vez soy yo la que ataca para agarrar sus cuatro patas e inmovilizarlo, muerdo su panza arrancando su piel. El animal agoniza del dolor y da su último respiro, lo suelto con cuidado y comienzo a devorar su estómago.
No sabe nada bien la carne así, pequeñas gotas salen de mis ojos mientras sangre salpica en mi cara.
—Soy alguien despreciable... Soy alguien despreciable... —Repito cada que trago cada pedazo.
Cuando ya me termino todo, mis uñas, mis dientes y lo más seguro que mis ojos volvieron a la normalidad.
—¿Por qué tengo que ser un monstruo? ¿Por qué? ¡¿Por qué?! —Sollozo fuerte tapándome la cara con mis manos.
El hecho de que me lo hayan dicho hace bastante tiempo no quita la presión en el pecho cuando lo recuerdo.
Me levanto sin siquiera levantar la cabeza, me siento asqueada de mí misma, no miro al zorro por vergüenza y me dirijo al río para lavarme de nuevo, gracias al maldito ser que tengo. Cuando llego, todo sigue igual como si lo que acabará de pasar no fuera nada.
En el momento en que estoy a punto de meterme en agua mi oído detecta pisadas dirigiéndose aquí.
¿Un oso?
No, están hibernando.
¿Otro zorro?
Tampoco lo creo.
¿Qué es?
Me meto al agua para esconderme y poder ver de qué se trata, está un poco lejano, pero lo que puedo observar es que es una figura pequeña, delgada y camina en dos patas.
Cuando ya está cerca es...
¿Una mujer?
No.
Tiene cabello corto aunque fácilmente se lo hubiera cortado, trae una camiseta con mangas largas, algo en sus ojos, pero ¿y sus bolitas? Yo tengo unas bolitas en mi pecho y esa cosa no, qué raro, también trae ¿unos shorts? No, son más largos entre el medio, parece tener un bulto, miro la mía y no tengo algo así.
¿Qué es eso?
Esa cosa mira hacia los lados y se sienta en un árbol, en sus manos lleva lo que parece ser un libro, parece concentrado; salgo del agua sin hacer el más mínimo ruido y me acerco lentamente, cuando estoy lo suficientemente cerca él nota mi presencia y me mira asustado, baja su mirada y el color rojo se apodera de su cara.
¿Qué pasa?
—¿Q-quién eres? —Pregunta. Tiene una voz linda, relajante y no solo eso.
También tiene algo atrayente, una vibra, algo que me hace querer estar a su lado, ¿felicidad? No, deje de sentirlo desde hace mucho tiempo, aunque, a pesar de que su mirada transmita miedo, hay algo, un brillo, un hermoso brillo, pero de nuevo me desvié del tema. Pienso que soy yo la que debería preguntar eso.
****************
LeirianaFer
Capítulo 2
Filadelfia
30 de noviembre
6:30 am
Blake POV
Abro mis ojos debido a la alarma que puse en mi celular ayer en la noche, me siento en la cama estirandome para agarrar mis lentes, hoy es un día espectacular para ir al bosque a leer un poco antes de ir a la Universidad.
Agarro mi toalla y salgo de mi habitación para darme una ducha, en el pasillo me encuentro a mi mamá.
— Buenos días cariño — Me saluda con una sonrisa.
— Buenos días ma ¿Cómo amaneciste? — Le pregunto dándole un beso en la frente.
—Pues con poco de tos pero lo más seguro es que sea el frío — Se abriga más con su suéter de lana.
—Espero que te mejores, iré a leer un rato antes de ir a la Uní ¿Vale? — Asiente con la cabeza y sigo mi camino al baño.
Al entrar, me dispongo a quitarme la pijama e ir a la ducha, en el momento en que abro la llave siento como todo mi cuerpo se relaja.
—Mmm agua caliente — Murmuró mientras me lavo.
Al pasar los minutos salgo del baño con una toalla en la cintura, y otra en mi cuello, llego a mi habitación y me pongo un suéter color negro, mis pantalones azules, y mis zapatillas, esta nevando, así que también llevaré una bufanda.
Cuando ya estoy listo miro mi pequeña estantería, no tengo muchos libros pero me encantan releerlos.
—Vamos a ver ¿Que libro puedo llevar? ¿Orgullo y Prejuicio? O ¿Mujercitas? — Sintiéndome indeciso hago lo que cualquier persona normal haría — De tin Marín de do pinguie, cucarama cara títere fue, yo no fui fue tete pegale pegale que ella fue — Mi dedo cae en Mujercitas y sonrió.
Busco mi celular y salgo con prisa de mi habitación, bajo las escaleras con sumo cuidado, no tengo hambre y los mas seguro es que si mi mamá me ve, me obligará a comer, cuando estoy a punto de abrir la puerta escucho su voz.
— Blake Müller, a la cocina ¡Ahora! — Carajo.
Sin decir nada mis pies cambian su destino a la cocina, veo a mi mamá sirviendo el desayuno.
—Ya te he dicho que no me llames por ese apellido — Mantengo mi seriedad.
—Y ¿Porqué apellido quieres que te diga Blake? — dice con algo de ironía en sus palabras.
—No lose, por el tuyo supongo — Cruzó mis brazos.
—Sabes que tu padre.... — la interrumpo.
—Ese hombre, jamás fue, ni es, ni será mi padre.
Ella suspira pero no dice nada solo sirve el desayuno y se sienta al frente de mi. Todo la comida nos la pasamos en silencio, es un tema tanto incómodo como delicado para nosotros dos. Doy el último bocado dando las gracias y salgo de la casa no sin antes darle un beso en la frente.
Empiezo mi caminata hacia el gran bosque del pueblo, de niño siempre me hacían tener miedo diciendo que había espíritus u otras tonterías pero ahora que tengo 17 solo lo veo como cuentos de hadas.
Entre el medio del bosque hay una cerca que separa la gran parte del el y nadie va ahi así que es perfecto para mí, nunca me a gustado las multitudes o los ruidos fuertes prefiero el silencio y la soledad.
Llegó a la cerca y y salto agarrando fuertemente el libro en mis manos, caigo de pie en la nieve aunque siento más frío de lo normal. Empiezo a observar todo.
Es hermoso.
Es un lugar frío pero relajante, me adentro mas en el bosque con una sonrisa en mi cara. A pesar de ser la primera vez que vengo, camino como si lo conociera de toda la vida aunque si me pierdo seria un problema porque lo mas seguro es que no haya señal aquí.
Instinto no me falles ahora.
30 minutos después.
Benditas sean las mujeres que tienen ese sexto sentido a la hora de ir hacia donde van porque obvia y lógicamente saben por donde regresar y ¿que e hecho yo?
Perderme como el tonto que soy.
Gracias naturaleza, sabía que me odiabas pero no tanto. Checo mi teléfono por quinta vez y no hay ni una rayita de señal. Bufo.
—Vida cruel ¿porque me haces esto? —Es inútil preguntar a la nada pero bueno.
Por mí odio, escucho el sonido de un río, vaya, tal vez no me perdí del todo, camino en dirección al sonido y cuando llego, la sorpresa que me llevó al ver que es un lugar precioso, miro hacia los lados y al ver que no hay nadie me recuesto sobre un árbol.
Ahora si, relajación total.
Nose como carajos volveré pero tengo fe.
Me concentró tanto en mi lectura que no me doy cuenta que algo está frente a mi y al hacerlo me asustó, una chica con una capa roja, bajo la mirada y...
Oh por Dios.
¡Esta desnuda!
— ¿Q-quién eres? — tartamudeo al hablar pero es que.... Es que.... Estoy en shock.
Si, he visto a mujeres desnudas lo admito no soy virgen pero que se te aparezca una enfrente de la nada literalmente quedas sin palabras.
Trago saliva, su cercanía me afecta, es super linda a pesar de que sus ojeras destaquen, esperen....
¿Eso es sangre?
Nononono ¿Una asesina? ¿Un vampiro? ¿Una asesina vampiro?
Cuando las cosas no pueden ir peor ella empieza a tocar mi pecho ¿Pero que....? Agarro su muñeca y me vuelve a mirar pero esta vez desafiante.
—Te pregunté ¿Quién eres? — ¡Bien! Lo dije firme.
— ¿Que eres? — Frunzo el seño ¿No sabe que responder una pregunta con otra pregunta es de mala educación?
—Amm ¿Un humano? — Ok soy un mal ejemplo para esto.
— ¿Y tus bolitas? ¿Porque tienes un bulto ahí abajo? — Señala mi entrepierna.
—Será ¿Porque no soy una mujer? — Digo irónicamente.
—Pero... Pero... Entonces ¿Que eres? — Pregunta, ¿esto es una broma? Examinó su rostro y su cara de verdad está confundida.
—¿Cómo que "que soy"? Soy un hombre pues — La obviedad no pasa desapersividad en mis palabras.
—¿Un Hom... Bre? ¡¿Existe otra especie?! — Esta loca, enserio.
Es la única explicación que tengo, porque si me pongo a pensar a fondo definitivamente quedaré peor que ella.
—Escucha no se quien eres pero enserio nesecitas ir a un psiquiátrico — Digo intentado alejarme pero ella me tiene acorralado entre el árbol.
—Pero.... Yo nunca e visto a alguien de tu especie — Lo último lo dice bajo pero logró escucharlo.
Ella se separa de mí y se arrima en el árbol de al lado con sus rodillas en el pecho, parece triste, ok loca y bipolar ¿algo más?
—Siempre e estado divulgando en el bosque y solo e visto mujeres y animales.
—Oh eso lo explica — ¡Eso no explica nada! Si a estado en el bosque ¿Que comió? ¿Con qué sobrevivió? ¿No tiene frío? ¿Cómo no a muerto?
No dice más nada solo nos quedamos en un silencio incómodo.
—Y ¿Que hacen los de su especie? — Pregunta como intentando romper el hielo.
—En primera no digas "especie" se escucha mal — Hago una mueca — y en segunda hacemos casi lo mismo que las mujeres.
—¿También se desangran?
—Si... Espera ¡No! — Otra razón más para no ser maestro — Los hombres no tenemos lo mismo que ustedes, tu tienes vagina y yo tengo miembro — Le explico.
— ¿Puedo ver? — Niego rápidamente sintiendo el ardor en mis mejillas.
Ahorita que me doy cuenta, la chica sigue desnuda, si antes estaba rojo les juro que me desmayare de vergüenza en cualquier momento.
—Oye... ¿No tienes ropa? O algo que ponerte ademas de esa capa — Ella se mira y asiente pero no se mueve de donde esta — ¿Te la puedes poner? Por favor.
Frunce el seño pero esta vez si se levanta y se dirije hacia una roca, parece que la lavo, agarra un vestido blanco aunque tiene estampado un mandil rojo que lo hace ver sumamente bonito a pesar de que este sucio.
—Está mojado y tendré frío — Expresa a lo lejos.
—¡Solo pontela! — Ella se asusta pero hace caso, suspiro del alivio.
Otra cosa de la que me doy cuenta es que la chica sigue manchada de sangre.
Maldición.
Se me olvido ese pequeño detalle, tal vez la chica este tan loca que quiera matarme.
Nonononono.
¡Me niego a morir sin una estantería de libros!
Blake, respira, no es momento para que te pongas modo drama; puede ser tinta roja, aunque ella dijo que siempre estuvo en el bosque ¿Como sabría que es tinta roja?
Nervioso, busco algo para que pueda herírla por si me ataca pero desgraciadamente no hay mas que nieve, miro mi celular como último recurso y no hay señal aún. Este es mi fin, si, ya lo vi en los periódicos.
Chico universitario de 17 años muere en manos de una loca en el bosque.
No suena nada mal, aunque yo le pondría...
¡Concéntrate en la situación!
Sacudo mi cabeza y mi mirada se fija en cada minúsculo movimiento que haga. Se quita la capa y quiero cerrar los ojos para darle privacidad pero si lo hago en cualquier momento me estara asando a fuego lento.
Dios, se que no fui tú mejor creación pero te lo pido y te lo suplico ¡No quiero morir! ¡Nesecito una señal de que es solo un sueño!
Se termina de vestir y se pone frente a mi.
—¿Más cómodo? — Subo mi pulgar en señal de si — Entonces.....¿Me puedes hablar sobre tu especie? ¡Digo! ¿Los hombres? — Se sienta en el mismo árbol de antes.
—Antes de que te hable sobre eso, quiero preguntarte algo ¿Porqué...tienes sangre en la cara? — Se limpia y ve.
—Oh bueno, antes de que aparecieras me comí un zorro — Abro los ojos sorprendido ¡Lo dice como si nada! Bueno, al menos come.
Empiezo a relatarle las diferencias entre el hombre y la mujer, que vivimos entre nosotros y muchas cosas más, ella presta atención a cada palabra que digo. Tal vez solo empezamos algo mal y solo es una chica que vive sola en el bosque sin saber nada.... Ok tengo mucho que investigar.
...****************...
...Continuara. ...
Capítulo 3
Filadelfia
30 de noviembre
8:37am
Que lindo mi día ¿no?
Vine al bosque para relajarme y leer, me pierdo en el mismo, me consigo a una chica extraña llena de sangre animal que no sabía de la existencia los hombres ¡Que genial! Por favor que se note el sarcasmo.
Le e estado contando a esta chica casi todo de los hombres evitando algunas cosas claro esta, también le dije algunas cosas sobre las mujeres, ella está muy atenta a lo que digo y parece entender.
—Entonces ¿Todos conviven juntos? — Yo asiento a su pregunta.
—Si, convivimos en un lugar llamado casa, cada quien tiene a su familia — Cuando digo lo último su mirada parece perderse.
—Familia.... — Murmura.
— ¿Pasa algo? — Me acerco para checar si sigue viva o algo.
Levanta la mirada y sus ojos color verde conectan con los míos.
Su mirada...
Se ve apagada pero no le quita lo hermosa ¿Qué habrá pasado para que todo en ella sea así? ¿Qué paso en su infancia? nos quedamos mirando un par de segundos y ella corta la conexión mirando hacia otro lado, lentamente me regreso a mi lugar.
—Oye y ¿Cómo te llamas? — pregunta pero esta vez sin mirarme.
—Oh, cierto que no hemos dicho como nos llamábamos — Tonto — Soy Blake ¿Y tu?
—Mi nombre es Neivel — Sonríe.
—Bueno Neivel, quisiera quedarme pero tengo que estudiar y no me quiero retrasar — Su sonrisa desaparece y algo en sus ojos trasmite miedo — Hey ¿Que pasa? — Preocupado me acerco.
—No, nada, vuelve a tu lugar — Su mirada me evita pero con mis dedos agarro su barbilla con delicadeza y la obligó a que me mire — Lo siento pero tengo que irme.
Se levanta apresuradamente y sale corriendo hacia el bosque, dejandome ahí, confundido, en el nano segundo que vi su mirada había lágrimas.
Mañana vendré.
Quiero verla de nuevo, no quiero dejarla sola. En la mañana vendré a este mismo lugar memorizandome el camino....
El camino...
¡Carajo el camino! ¿Ahora como regresaré a casa? ¿Y si me pierdo de nuevo? ¿Y si un oso me come? No me mató la chica pero es muy probable que un oso si. Ok Blake, relajate, respira y avanza, no puede ser muy difícil. Con paso confiado me adentro en el bosque dejando pasar el hecho de que puedo ser la cena de cualquiera.
25 minutos más tarde.
Quiero llorar.
Estoy aún más perdido que antes ¡Ni siquiera se donde estoy! Tampoco lo sabía antes pero ese no es el punto. Camino y camino pero sigo sin ver la cerca, Dios ¿tu no me quieres verdad? Osea tuve fe en que podría regresar ¡Pero parece que eso no bastó! Estoy perdido, faltan veinte minutos para que empiece mi clase y además...
Detengo mi reclamo por el ruido de un auto pasando por una carretera, una pizca de esperanza crece en mi pecho, corro hacia donde proviene el ruido y en efectiva es la carretera de mi pueblo.
¡Gracias Dios! ¡Nunca dude de ti!
Salto la cerca con emoción, apuró mi paso para ir a mi casa y poder buscar mi mochila, tengo que llegar a la Universidad rápido, cuando logro ver mi casa noto que al frente de ella hay un auto azul ¡Bien! No tendré que ir caminando. Abro la puerta y agarro la mochila que estaba en la sala, reviso que tengo todo y salgo de inmediato para subirme al carro, al hacerlo Jean Carlos se asusta y me mira mal.
—Vaya, miren quien se digno a aparecer — Enciende el motor — Me explicas ¿Que hacías corriendo como loco?
Le digo todo lo que paso mientras vamos a la Uni, Jean Carlos a sido mi mejor amigo desde la secundaria, es famoso por ir a fiestas pero no es mujeriego, el es alto, fornido, sus ojos son color marrón y esta rapado, en su vestimenta solo nesecito una palabra para describirlo: negro.
Tanto sus jeans como su suéter y su gorro de lana es negro, no le queda nada mal es más tiene estilo, también tiene ese relog que le caracteriza muy bien.
¿Y yo?
Pues soy normal, con lentes, mis ojos negros, mi cabello color marron, un poco largo, no soy fuerte físicamente, no tengo tanto estilo a la hora de vestirme y ya.
—Entonces me estas diciendo ¿que fuiste al bosque a leer un rato pero todo eso cambió porque viste a una sexy chica desnuda ensangrentada que no sabía de la existencia de los hombres y que casi te toca? — Expresa todo eso cuando termino de contarle lo que sucedió.
—Yo no diría sexy yo diría....
—Blake me da lo mismo lo que dirías ahorita — Abro la boca pero la cierro inmediatamente — Lo que importa es que consiguiste a alguien que creía que todos éramos mujeres — Estaciona el carro y lo apaga — No se, todo esto me suena muy fantasioso.
Abre la puerta para bajarse y yo le sigo el paso.
—¡Pero es verdad Jean! ¡Tienes que creerme! — Me apuro para estar a su lado.
—No me malentiendas Blake te creo, pero como dice el dicho "ver para creer".
Vamos por los pasillos de la Uni y cada persona que pasa va saludando a mi amigo mientras que a mi me ignoran. Suspiro y de nuevo ella regresa a mi mente.
Neivel.
Muy lindo y original nombre, lo raro es que no sabia de la existencia de los hombres ¿Porqué? ¿Y su padre? O más bien ¿Y su familia? ¿Qué le pasó en el pasado? Es una chica extraña y me gusta de alguna forma, siempre e sido fanático del misterio y este es el momento de lucirme.
Llegamos al aula y me despido de Jean porque el estudia contabilidad en cambio yo estudio literatura, desde hace mucho tiempo e soñado con tener mi libro propio, solo me falta un poco de inspiración. Al entrar veo que hay algunas personas en sus asientos estudiando o usado el celular, en el momento en que me siento suena el timbre dando a entender que ya comienza la clase, poco a poco el aula se llena y entre la multitud está el profesor.
Una hora más tarde.
—Y bien alumnos esa es la tarea recuerde entregarla a tiempo y hasta luego — Agarro mis cosas al terminar de escribir y salgo.
Solo 10 minutos tengo de descanso así que lo aprovecho para ir al baño, siento mi celular sonar y lo saco de mi bolsillo, al prenderlo me sale la notificación de un mensaje, es mamá, abro la aplicación y me meto en su chat.
Mama: Hoy llegare tarde, la señora Laila no está en casa y tengo que cuidar a su niño y limpiar, hay comida en la nevera, te quiero.
—Así que hoy no llegara de nuevo — Murmuró mientras le contesto.
Mi mamá trabaja en limpiar casas y ser niñera, con eso nos hemos mantenido todo este tiempo, lo bueno es que de la universidad no nos preocupamos ya que es pública, ella quería pagarme una privada pero me negué rotundamente, no quería darle otro peso en los hombros, desde que ese hombre desapareció ella cayó en un estado de depresión horrible y aveces tenía ataques de ansiedad, tuve que internarla en un hospital publicó para que puedan ayudarla ya que solo tenía 14 años, mi mamá al ver todo lo que estaba pasando decidió buscar ayuda para salir de ese oyó en el que cayó, recibió terapia y citas con el psicólogo, tuve que trabajar para pagarle las citas, lamentablemente no había muchos trabajos por ser menor de edad, así que hacia mini obras, limpiaba las casas, cortaba los patios, lavaba piscinas etc; mi mamá actualmente está tomando anti-depresivos y le está funcionando.
Entró al baño y sólo veo a dos chicos charlando, nunca me a gustado que me vean así que me encierro en un cubículo para poder hacer lo que tanto anhelo. Terminó y me aseo antes de salir, vuelvo a mi aula y el profesor que me toca ya esta escribiendo en la pizarra la actividad de hoy, me siento y saco un libro para distraerme.
—¿No te cansas de leer? — Escucho que preguntan y sin mirar le respondo.
—Ni que lo hiciera corriendo — Paso la página y acomodo mis lentes.
—Pero existe la película — Esta vez si la miro pero con cara de "Wtf".
—Escucha, no me voy a poner a discutir contigo algo que ya deberías saber ya que estudias literatura así que si me disculpas — Mi vista regresa a mi libro.
—Yo no quise estudiar literatura, me obligaron.
—Si.... Aunque eso a mi no me importa.
—Grosero — Escucho que agarra sus cosas y se va.
Suspiro.
¡Por fin! No quería, ni quiero mantener otra conversación con ella ¿Quien en su sano juicio dice eso? Si creí que Neivel estaba loca en definitiva esta chica le ganó.
...****************...
......Continuara......
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