Sus ojos se abrieron poco a poco, dejando que pasen tenues rayos
de luz por sus pupilas, aspirando el aire del mundo por primera vez, llenando
su corazón de vida, latiendo como si siempre lo hubiera hecho.
El ser se levantó de la capa de polvo que lo cubría
mientras miraba a los alrededores que se iluminaban solo por un par de débiles
antorchas, dejando todo lo demás en la oscuridad.
Al ser solo le llamo una luz en medio de la habitación, la más
hermosa, una luz a la cual ansiaba acercarse.
—Alégrate, la gran manström, Asora de Aled, te dio la oportunidad
de usar tu vida para servirle en todo momento —la pequeña criatura que había
surgido de en medio del polvo no sabía que estaba ocurriendo, en la oscuridad
solo distinguía a seis seres entre las sombras, que rodeaban a la luz hermosa
en medio de la habitación, una luz que se cubría con un velo, el ser de
inmediato supo que le llamaban Asora a aquella brillante figura.
—A...so...ra —, el ser balbuceo sus primeras palabras.
—Así es, Asora de Aled —, la persona que le daba toda esa explicación
no era Asora, sino un caballero, una de las seis personas en la habitación.
—Asora, Asora—, para el ser era la primera vez que escuchaba, y también
la primera vez que pronunciaba ese nombre, pero le sonaba tan familiar sin
haberlo escuchado antes.
—Por orden de tu creadora, la gran Maeström Asora de Aled, se te
concede el nombre de Maza —.
—Maza —, el pequeño ser no había captado completamente la explicación,
solo tenía en su mente ese nombre que le dio la luz para él.
—Oye, escúchame —, la queja delato al caballero, que por la voz
era una dama, avanzo hacia delante llena de enojo, pasando por encima de un
circulo mágico usado, borrando las líneas coloridas que apuntaban a Maza y el
polvo que lo cubría.
Maza fue tomado de los hombros, sacudiéndose un poco, y dejando
que la mayoría del polvo se caiga.
—Espera, ¡es un humano! —, de entre el polvo disipado, Maza había
surgido con el cuerpo de un humano joven, aparentando la edad de trece años,
con el cabello más negro que el polvo que lo cubría, y aunque no estaba limpio
del todo, se podía ver sus ojos resplandecientes como dos llamas, era lo único
que lo podría diferenciarlo de un humano cualquiera.
—Solo recuerda que no es un humano, ¿quién puede crear un humano
con magia de invocación de golems? —.
—Cierto, sería demasiado- la dama en armadura se tranquilizó con
las explicaciones de sus camaradas, pero aún tenía que vestir al humano frente
a él.
—Toma esto —, una sirvienta se adelantó, entregando unas prendas
de vestir muy sencillas.
—Gracias —, la dama en armadura tomo las vestiduras y se las puso
al escuálido ser que no parecía tener nada de gracia, parecía incluso más débil
que un gusano, lleno de polvo y carbón.
Maza por otra parte, siguió absorto a la habitación mientras lo vestían,
solo podía mirar figuras pálidas, pero entre todas ellas, la que más sobresalía
era la luz, escondiendo su figura en una capucha blanca, y aunque su cara era
imposible de ver por el velo, algunos mechones de cabello azulados caían en sus
hombros, para la mirada de Maza, era la presencia de un dios, no sabía quién
era, y ya la veneraba.
Aunque Maza no podía ver bien, en la habitación también se
encontraban dos sirvientas muy jóvenes, con su uniforme muy bien cuidado y
pulcro, sirviendo a su señora, la Maeström Asora de Aled, en todas sus
necesidades
—Yad, ¿estas segura que este chico servirá de algo?, se ve algo débil
—, la primera sirvienta, agitando su cabello corto, se dirigió a la dama en
armadura llamada Yad.
—No estoy segura, pero si Asora piensa que servirá, así será- La
dama en armadura Yad solo podía resignarse a los caprichos de su señora, y lo
demostraba dando un suspiro que sacudía toda la cueva.
La primera sirvienta se acercó hacia Maza, inspeccionándolo con
cuidado, buscando algo inusual en él.
—¿Puedes entender al menos lo que digo? —, Maza solo miro a la
sirvienta por un instante, después le dio una sonrisa como lo haría un niño cualquiera
—parece que vas a ser más problemático de lo que pensé —, Maza no entiende
nada, solo se limita a observar a su alrededor, y toda su atención están en
Asora.
—Maeström Asora, ¿está segura que el ritual se hizo correctamente?
—, Asora solo sacudió la cabeza en afirmación, sin pronunciar palabras o mirar
a otro lado.
—Sigo sin comprender por qué no apareció algún estilo de gran héroe
o un campeón que sea capaz de acabar con ejércitos —, la primera sirvienta
suspiro de la misma manera que el caballero, sacudiendo la cueva por segunda
vez.
—Ves muchas novelas Teriz —, La segunda sirvienta se dirigió a su
colega, llamándola por su nombre con un tono burlón.
—Puede ser, pero me pregunto qué va a hacer Yad para entrenarlo y
enseñarle técnicas de combate —.
—Eso es fácil, cualquier ser puede tomar una espada —, Yad estaba
confiada.
—Lo dice la chica que lloro en su primer día de entrenamiento —.
—¡Cállate!, al menos yo cumplo mis obligaciones con seriedad, no
como alguien que siempre se duerme en el trabajo —, la dama en armadura Yad dio
un paso al frente, retando a la primera sirvienta Teriz.
—Mira bien a quien señalas-
—Basta... —, todos callaron, Asora había dicho algunas palabras
con tonos muy débiles, pero con la sencilla orden, fue suficiente para poner
fin a su pelea matutina.
—Por favor,
no pelen por pequeñeces —la voz de Asora es muy pequeña, hay que poner atención
para llegar a escucharla, pero aun así es comprensible, y el eco de la cueva está
a su favor —, Yad se encargara de instruirlo en combate, por favor Teriz, enséñale
algo de sentido común y déjalo presentable —.
—Si Asora-
nadie replico ante la palabra de la poderosa Maeström, no solo por su poder, también
por lo que representa, muy pocas personas llegan a convertirse en Maeström,
pero Asora estaba más que calificada para ello.
Todos
volvieron a lo que sea que se estuvieran ocupando, no fue diferente para Maza,
fue arrastrado por Yad para su primera instrucción.
—Espero que
seas más prometedor de lo que pareces, sucio golem —, Yad lo arrastro por la
cueva, Maza no dio resistencia, solo miraba a Asora mientras se alejaba.
La cara de
Maza no cambio a ninguna expresión, no parecía tener emociones, parecía estar más
muerto que vivo, lo único que demostraba que estaba vivo, era su constante palpitación
del corazón.
—Quiero
aclarar que no me agradas, ¿cómo es posible que espere tanto de un ser como tú?,
espero que al menos entiendas mis órdenes — Yad no estaba contenta con la orden
de instruir a un golem —¿por qué un golem de carne?, era mejor uno de piedra,
esos tipos no necesitan comida —.
Maza siguió
siendo arrastrado por la cueva, hasta llegar a la entrada de esta, sin volear a
otro lado que no fuera donde está su creadora.
Maza llegó al exterior de la cueva, el sol le quemaba las retinas, nunca había visto el sol.
—Tonto, no lo observes directo o te quedaras ciego —, Maza sentía una suave brisa cálida proveniente de aquella luz, sentía como si pudiera alcanzarla para llegar a estar más cálido, la ceniza que lo cubría era fría, todo lo contrario, al astro luminoso que lo abrazaba.
Después de recibir el calor suficiente, Maza se acostó en el suelo, era caliente en su superficie, pero era fresco más abajo, era una sensación agradable, sentía mucha dicha al sentirse vivo, pero no conocía la forma de demostrarlo, su cara seguía sin expresarse.
El paisaje no era tan maravilloso, la cueva estaba rodeada de vegetación y árboles, sería imposible saber su ubicación si se sentía desde la lejanía, aun así, la vista al despejado cielo era asombrosa, el azul se reflejaba un poco en las pupilas llameantes de Maza.
—Tonto, levántate, es hora de trabajar —, Maza se levantó, no quería hacer enojar a Yad más de lo que ya estaba, no sabía el por qué, sin embargo sentía como si estuviera haciendo que no debe hacerse.
—Toma esto —, Yad le arrojo una espada de madera a Maza, obligándolo a agacharse para tomarla, la toco con su mano sintiendo la madera en la yema de sus dedos, era una sensación agradable —ahora, repite lo que yo hago —.
Yad tomo la postura estándar que todos los espadachines usaban, Maza la observó y tomo la postura sin ningún problema, sabía lo que debía hacer, estaba tratando de entender el mundo, y entendía de inmediato las órdenes que le daban.
—Genial, parece que empezamos bien, ahora repite esto —, Yad dio un corte al aire, uno muy normal, y Maza trato de repetirlo, pero la espada se resbaló de la mano y cayó en el suelo —era de esperarse, un Golem es incapaz de aprender el arte de la espada —, Maza recogió la espada que lanzo, volvió a tratar de cortar el aire, pero nuevamente la espada se resbalaba de su mano.
-—Esto será un problema, ¿no puedes aplicar algo de fuerza? —.
—¿Fuer...za? —.
—Sí, apretar, fuerza, sostén bien la espada —, Maza hizo exactamente lo que escucho, y aun con eso, la espada volvió a caer, sin embargo más lejos —creo que te he puesto algo muy difícil para ti desde el principio, pensé que tendrías habilidades de esgrimas ya contigo, tendremos que empezar desde el principio —.
—¿Principio? —.
—Así es, no me hagas repetir todo lo que digo, ahora corre alrededor de ese árbol —, Maza no lo entendía muy bien, no sabía que era un árbol, pero corrió en el objeto al cual Yad a punto con sus dedos.
—Yad, ¿cómo te va con la creación de Asora? — La segunda sirvienta entro en escena, caminando de forma pacífica y lenta, dejando que el aire refresque su cabellera larga.
—Es horrible, no parece ser lo que esperábamos, al menos yo, no sé qué es lo que Asora opine acerca de esto, pero estoy seguro de que también se siente un poco decepcionada —.
—¿Será que la magia utilizada no fue suficiente? —.
—No lo sé, la magia antigua es difícil de entender —.
Maza seguía corriendo alrededor del árbol, y poco a poco su cansancio aumento, obligándolo a ir más lento mientras su sudor se fundía con el carbón y el polvo que aún lo cubría.
—Aunque tengo que reconocer que sigue todas las órdenes que le doy —, Yad parecía satisfecha al menos en ese ámbito.
—Te aprovechas de un chico inocente, que mala —.
—No lo digas así o me harás ver como la mala, además no es un chico, es un golem, no se diferencia mucho con el comportamiento de su especie —.
Maza yo podía seguir corriendo, se paró en seco inhalando y exhalando con fuerza.
—¡Detente!, vuelve aquí —, Maza hizo justo como se le ordenó, aunque agotado, poco a poco recobro el aliento.
—Creo que es suficiente por hoy Yad, déjame atenderlo, recuerda que acaba de ser creado hoy, tengo esperanzas en que en serio será de mucha ayuda para la señorita Asora —.
—Desacuerdo, es tuyo, no puedo entrenar a alguien que está tan cansado- "y no pienso que un golem entienda la espada" Pensó Yad, — Ahora que recuerdo, ¿no tenía que ser Teriz la que lo cuide? —.
—Cierto, pero se quedó dormida —.
—Esa chica es un dolor de cabeza —, Yad se rascó la cabeza mostrando su malestar a la irresponsabilidad de Teriz con Asora —está bien, ya vete Esther, — la sirvienta Esther se llevó a Maza sosteniéndolo de un brazo, su cansancio no le permitía moverse de forma correcta.
—Ya verás Maza, estoy segura de que se te quitara la fatiga, te llevaré con Asora después de que te hayas recuperado —, esas palabras despertaron a Maza, no solo Asora, también la palabra "ir" lo despertó, aun así, su cara seguía sin expresiones, más fría que el barro que lo cubría.
Mientras tanto, los seres en la habitación de la cueva estaban discutiendo entre ellos, empezaron poco luego de que Maza se fuera, todo parecían ser pláticas alrededor de su creación.
—Pero Maeström Asora, ¿tiene algún beneficio haber creado un ser tan débil?, es sorprendente que pueda crear a un golem de carne y hueso, pero si su fuerza es mínima no vale la pena crearlo —.
—Sé que es débil, sin embargo no necesito su fuerza —.
—Entonces mi señora, ¿por qué lo creo? —.
Todo parecía apuntar a su desconfianza de si Maza sería de utilidad, no lo ven como alguien fuerte y poderoso, más bien como un escuálido golem que costo más magia de lo usual, y que hay que alimentarlo y darle de beber como cualquier ser vivo, no es lo que necesitan en la actual crisis.
—No necesito decirles por qué lo cree, pero me será de utilidad, ahora mismo es útil para mí, pero solo eso, solo considérenlo como mi caja de herramientas —.
—D.… de acuerdo, no obstante le pido por favor que no desperdicie su magia de esta manera —.
—No es como si pudiera usarla de todos modos —, nadie podía estar en contra de a Maeström, así que nada más aceptaron sus acciones, no tenían más opciones que confiar en su señora, y más ahora, que la muerte se acercaba cabalgando detrás de ellos, en persecución de sus cabezas.
Al adentrarse de vuelta a la cueva, Maza se sentía perdido tras pasar por un laberinto de pasillos.
—Es una suerte que hayamos encontrado esta mazmorra, ya está limpia de monstruos gracias a Yad y los demás se encargaron de destruir a todas las bestias que la habitaban —.
—¿Bestias?—, era la primera vez que Maza escuchaba tales conceptos dignos de cualquier historia de aventuras.
—Son solo criaturas subterráneas, no les hagas caso —, al fin, los dos descendieron de unos escalones improvisados hasta llegar a un pequeño claro —mira, ya llegamos al manantial dentro de la cueva —, frente a Maza, se mostraba solo un sitio poco iluminado, pero se lograba ver un cuerpo de agua cristalina que reflejaba la poca luz que entraba desde arriba.
—Bien, no creo que existan problemas si te metes ahora, el agua es fría así que prepárate —.
—¿Prepararme? —, Maza toco el agua con la punta de sus dedos, era lo más frío que había tocado.
—¡Al agua! —, la sirvienta Esther le dio una pequeña palmada a Maza para que se adentrara más, Maza no sabía cómo reaccionar a la sensación de frío que lo recorría, sus dientes empezaron a titiritar sin que él se diera cuenta.
—Es mejor si te sumerges por completo y vuelvas donde estoy para acabar más rápido con esto —, Esther sabía lo que decía, y algo recorrió la mente de Maza: hacerlo. Se sumergió al agua sin pensarlo demasiado.
Sin duda, el agua era fría, pero la sensación era agradable de alguna manera, Maza sentía que no podía seguir abajo por instinto, salió a la superficie respirando con fuerza.
—perdón por obligarte a sumergirte así, sin embargo sería malo para ti si no te bañas rápido. Te puedes resfriar —, era algo normal para los golems seguir las órdenes de sus amos, Esther no era su ama, no obstante estaba bajo el liderazgo de Asora, por lo que indirectamente afectaba en sus actos de lealtad, un atributo único de los golems que los obliga a seguir las órdenes de sus creadores y subordinados de forma inmediata y sin creerlo, al ser Maza una especie de golem, era normal seguir cualquier orden de Asora o sus subordinados por ridículas que sean, sin embargo un proceso de pensamiento se cruza antes de seguir la orden.
—Bien, acércate, te tallaré un poco la cabeza para quitarte esa capa de mugre —, Maza se acercó a Esther aun con el agua cubriendo sus tobillos, la ropa le pesaba y el frío se hacía más intenso comparado a cuando se sumergió al fondo.
——Sí que estás cubierto de barro —, la sirvienta Esther tallo a Maza en la cara y la cabeza, desprendiendo la ceniza y el polvo que lo recubría, dejando a la vista una cabellera negra, nada especial, al igual que una piel reluciente, pero lo que más llamaba la atención, seguían siendo sus intensos ojos rojos que parecían estar en llamas, en una cara que no es la más atractiva, pero está por encima del promedio, dando un aura de inocencia, pero sin ninguna expresión.
—Mira, no pareces ser la bestia fea que pensábamos que eras, para ser un golem eres más lindo que muchos humanos —, Maza no comprendía muchos términos, sin embargo sabía que se dirigían a él de forma positiva.
—Te gusta la comida, ¿verdad? —.
—Me gusta —, Maza comía por primera vez, nunca había sentido la sensación del sabor, sin embargo ahora sentía la gran dicha del paladar, y lo demostraba dando grandes bocanadas.
—Eso es bueno, me sentiría triste si no te gustara, tanto que me costó cocinarla —, la sirvienta Esther bromeaba, solo era la comida regular que le daban a los guardias, no obstante quería ver al menos una reacción en la cara de Maza.
—Pero me gusta —, Maza no mostró únicamente agradecimientos verbales.
—Está bien, no te atragantes —, la sirvienta Esther se divertía observando a Maza, era tan inocente que sentía la necesidad de protegerlo, aun cuando Maza no daba gestos de gustos o disgustos.
Maza comió hasta sentirse lleno, después de eso sentía como sus energías volvían a su cuerpo, puede que sea algo débil, sin embargo siente una gran fuerza en su interior que le haría hacer cualquier cosa que le ordenen. Es una lástima que su cuerpo sea lo único que lo limite a cumplir las órdenes, no sabe la razón por la cual quiere seguir las órdenes de los demás, sin embargo siente que debe hacerlo, sin saberlo, es lo único que justificaba su creación y existencia.
—Bien Maza, ahora te peinaré un poco, no peino a nadie más que a la maestra Asora o a Teriz, no obstante haré una excepción contigo, no quiero que la señorita Asora te vea en tan mal estado —, la sirvienta Esther paso el peine por el cabello de Maza seguidamente de mojarlo un poco, no era mucho, ni era muy detallado, pero al menos se veía más presentable que el pelo desordenado con el que nació.
—Listo, ahora vamos con Asora —, la cara de Maza se iluminó, abriendo un poco más los ojos de lo usual.
Volvieron a pasar por un laberinto de pasillos, la iluminación era escasa, nada comparado a la luz del sol en el exterior, lo único que iluminaba las paredes de la cueva eran algunas antorchas que se encontraban a cada tramo.
Después de caminar por un rato, llegaron al fondo, igual de iluminado que toda la cueva, sin embargo con una diferencia, alguien se encontraba dentro.
—Asora, he traído a Maza, le diré a Teriz que se encargue de él, por lo pronto lo dejo contigo, sé que quieres esclarecer algunas cosas —.
—De acuerdo, por favor, déjanos a solas —, La voz de Asora seguía siendo muy débil, pero el silencio en el interior ayudaba a escuchar cada palabra de su boca con claridad.
—Entendido, como lo desee —.
Esther salió de la habitación, dejando a Maza y a Asora a solas, Maza no dejaba de sentirse feliz, sin embargo, al igual que Maza, la cara de Asora no cambia, y no se notaría mucho si lo hace, el velo cubría su rostro, aunque tampoco Maza daba señal de hacer alguna expresión.
—¿Sabes quién soy? —, Asora preguntaba sin demostrar lo que quería hacer.
—Asora —.
—¿Me has visto antes? —.
—No —.
—¿Me recuerdas? —.
—Eres Asora —, Las preguntas parecían demasiado sencillas para Maza, pero para Asora
es importante confirmar cada una de las preguntas.
—Parece que no lo recuerdas —.
—Hare lo Asora me pida —, Asora no cambio su cara por tal declaración, es como si ya lo supiera, como si ya lo hubiera escuchado previamente, de todas formas, siguió procesando todo lo que tenía en mente.
—Maza, ¿sabes por qué te di vida? —.
—No —.
—Te traje a la vida, para ser mi herramienta, no puedo corresponderte con sentimientos ambiguos u otros propósitos, solo necesito que obedezcas todas mis órdenes y todos mis mandatos para mis fines —.
—Quiero hacer lo que Asora me diga —, Maza no mentía, no podía hacerlo frente a su creadora.
—No me odies por tratarte como un objeto —, La voz de Asora es inmutable
—No lo haré, no puedo odiar a Asora —.
Ante las frías palabras de Asora, Maza respondía de manera sincera e inocente, no le importaba otra cosa que seguir junto a Asora, verla, escucharla, no le importaba no recibir cariño a cambio, su existencia consistía en Asora y sus órdenes.
Una persona entró sin aviso a la habitación, rompiendo la conversación de golpe.
—Ya estoy aquí, vámonos Maza, no puedes interrumpir a Asora —, La primera sirvienta Teriz, tomo a Maza del brazo y lo arrastro.
—Nos vemos —, Asora solo pronuncio un par de palabras de despedida.
Asora no tenía sentimientos hacia Maza, los reprimía, en cambio solamente le daba el valor de una herramienta a sus ojos, no quería sentir nada, no era el momento indicado para eso, en su mente únicamente tenía problemas para lidiar, la situación en la que están todos no es nada buena, sería más tranquilizante si tan nada más se encontraran en el reino dragoniano, pero ahora estaban en el reino de los humanos extraviados en medio del camino, en medio de una persecución que pone en peligro el destino de las dos razas. No era momento para pensar en sentimientos, era momento de pensar en un plan para salir de ese lugar lo más pronto posible, y Asora era rápida comprendiendo en que situación estaba metida.
—Maza, espero que aprendas rápido —, Asora pronuncio un susurro, que apenas llegaron a los oídos de Maza.
—Lo haré —, Maza y Teriz salieron al exterior de la cueva.
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