Mateo Montez y Javier Aguirre,amigos desde la infancia, soñadores, aventureros, chicos que deseaban comerse el mundo, sus padres, hombres y mujeres de muy buena posición social y económica, personas influyentes en el mundo de la política y los negocios, familias amigas desde hace algunas generaciones atrás.
Mateo Montez era el segundo hijo de los 3 que tenía el matrimonio de los Montez, tenía 19 años y estaba en la universidad, estudiaba ingeniería ambiental, amaba la naturaleza y era un defensor de todos los ecosistemas, siempre se destacó en la escuela, luego en la universidad por todos sus grandes proyectos y logros.
Javier Aguirre por su lado era el mejor de los cinco hijos del matrimonio Aguirre, también estaba en la universidad con Mateo, pero en una facultad distinta, pero que trabajaban de la mano, era ingeniería agrónoma, ambos amaban en campo, la naturaleza y les encantaba todo eso de los boys scout, y cuánto plan campestre hubiera, así la amistad de estos dos, cada día se fortaleció más y más.
Pero, como nada en esta vida suele ser perfecto, sus padres pusieron algo de presión sobre sus hombros, querían que ambos se fueran involucrando en los negocios de la familia, que también fueran adoptando obligaciones, y aquello les hacía dejar un poco de lado sus pasiones y aficiones, cosas que los chicos se negaban a soltar.
— Perdóname papá, pero no quiero esto, quiero vivir mi propia vida, hacer lo que me gusta, y si para lograrlo tengo que renunciar a todo, pues lo haré. —
— Mateo, eres consciente de los que estás diciendo? Te queda claro que me estás desafiando y que estás renunciando a todo por vívir una vida que no te traerá ningún beneficio?. —
—Claro que lo tengo claro papá, tan claro como que soy tu hijo y que nunca dejaré de serlo aunque rompas ahora con nuestra relación. —
El muchacho con toda convicción decidió salir de su casa, solo llevo una mochila con unos cuantos cambios de ropa, todo lo que necesitaba para seguir su carrera, y así fue como se marchó de su casa.
Por otro lado...
— Escucha una cosa Javier, dónde tú sigas ayudando a Mateo, te voy a cortar todas las tarjetas, y voy a limitarte si me toca, él se peleó con su familia, no quieras tú pelearte con la tuya también, porque si tú decides llevarme la contraria, y un día decides irte, lo mejor será que no vuelvas. —
Javier Aguirre no era tan fuerte como Mateo, era un poco más cobarde y al final si accedia a complacer a su padre, también vivía bastante sometido por sus hermanos que a menudo lo maltrataban y se burlaban de él, pues Javier era delgado, usaba lentes y siempre fue un tipo de nerds, a diferencia de Mateo, que era un chico fuerte, con buena forma y con una presencia agradable, pero ruda a la vez.
— Oye mate no puedo seguir ayudándote, mi papá me regaño, me dijo que me prohíbe seguirlo haciendo, que no me atreva a llevarle la contraria porque me deshereda y quién sabe cuántas cosas más. —
— ¿Porque te lo aguantas? ya te dije que te vengas conmigo, vámonos de aquí, tenemos ahorros y podemos irnos lejos a comenzar una nueva vida.
— No lo sé Mateo, a mi no me parece buena idea. —
— Pues va a tener que parecerte, porque de aquí no me voy sin tí. —
Después de mucho pensarlo, Javier accedió, él se fué una noche sigilosamente de su casa, también se llevó unas cuantas mudas de ropa y sus cosas importantes, así ambos amigos, con solo unos cuantos trapos y con sus tesoros que consideraban invaluables, emprendieron viaje a una nueva aventura.
Así fué como Mateo Montez y Javier Aguirre, amigos desde la infancia, un poco locos y con mucha energía, empezaron una nueva vida. Ellos salieron un día de sus casas muy jóvenes a recorrer el mundo, no querían seguir las tradiciones familiares. Ellos querían vivir su propia vida, ser libres, explorar el mundo, ese era su anhelo.
Sin rumbo partieron y sin mirar atrás, no pensaron en todas las comodidades que dejaban, ellos estaban firmes en su decisión.
Viajaron por el mundo, aprendieron diferentes maneras de ganarse la vida, vivieron demasiadas experiencias, conocieron lugares impensados, hicieron grandes amistades, tuvieron aventuras amorosas, pero jamás volvieron a casa. Nadie de sus familias supo jamás de ellos, fue como si se los hubiese tragado la tierra, como si jamás fuesen existido.
En algún lugar del planeta había un lugar apartado, alejado de las grandes urbes, muy tranquilo y pacífico.
Sus tierras eran fértiles, las cuales eran aprovechadas para la agricultura y ganadería por las pocas personas que allí habitan, también tenía extensas hectáreas llenas de pinos y algodón, tabaco y flores de todo tipo.
Contaba además con suelos ricos en oro y esmeraldas, que daban paso a grandes minas artesanales, que a pesar de lo prósperas que podían ser, siempre sus moradores hacían lo posible por no impactar tanto en el medio ambiente, haciendo que los daños no fueran tan grandes e irreversibles.
Estas actividades sin duda aseguraban el trabajo y la economía de todos los lugareños y también de los extranjeros que venían en busca de oportunidad para mejorar su calidad de vida. Este pueblo en verdad lo que parecía es una pequeña ciudad, sus calles estaban todas pavimentadas,tenía 3 hospitales uno de ellos con dotación de primera, y con personal altamente calificado, la atención médica hospitalaria en estos centros era de calidad.
Contaba con dos supermercados, un centro comercial gigante, 2 cines, 1 Ángeles-parque de diversiones, varias boutiques de marcas reconocidas y la gran plaza del centro que era una atracción tanto para propios como para visitantes por su imponente diseño y la excelente vista del paisaje montañoso. Tenía 5 escuelas y el colegio superior era una sede de la universidad más prestigiosa del país, dónde las principales carreras elegidas por los estudiantes eran agronomía, ingeniería industrial y química, entre otras, que eran todas afines con las actividades económicas de San Ignacio.
Sus habitantes en su mayoría eran de clase media, no eran ricos pero tampoco vivían mal, de hecho las personas más pobres de San Ignacio tenían casa propia y podían llegar a final de mes tranquilamente, el dinero realmente alcanzaba para todo lo necesario.
Hace muchos años atrás este lugar conocido hoy como San Ignacio, solo era un valle lleno de pastos y praderas, con riachuelos y rodeado de montañas majestuosas. Solo contaba con 2 familias pequeñas, que se dedicaban a la cría de ovejas, algunas vacas y gallinas, mientras que la otra familia se dedicaba a la agricultura, cosechaban todo tipo de frutas y verduras, también algodón, tabaco y flores para sacar tintas y decorar sus artesanías hechas de barro por ellos mismos, también practicaban la minería artesanal y el oro obtenido lo usaban para hacer sus propias joyas, las cuales vendían en los pueblos lejanos.
Así era como sobrevivían estas personas que no eran más de 30 entre todas. Hasta ese día que llegaron 2 viajeros desconocidos y fueron recibidos en el seno de ese lugar por esas personas, las cuales los acogieron y de paso les mostraron con el paso de los días todas sus actividades, atrayendo así el interés y la curiosidad de estos dos hombres desconocidos. No se trataba de otros más que de Mateo Montez y Javier Aguirre, quienes después de casi 15 años recorriendo el mundo, vinieron a parar allí, en ese lugar que parecía un pedazo del paraíso celestial, así lo describían ellos y fue tal su asombro que terminaron no solo enamorados del paisaje si no también de 2 señoritas hermosas.
Mateo y Javier decidieron quedarse allí, después de conocer todo el lugar e interactuar con las personas ellos sintieron que allí pertenecían, y más aún cuando sus corazones fueron robados por tan inocentes señoritas que a pesar de la timidez pudieron dar a conocer sus sentimientos por estos 2 hombres, lo curioso es que ellas eran mejores amigas también y eran las jovencitas de cada familia.
Esto hizo que cada uno quedará en una familia diferente. Mateo Montez quedó con la familia agricultora y artesana, mientras que Javier Aguirre quedó con la familia ganadera y textilera. Fué así como se dió inicio a las 2 familias más poderosas de San Ignacio después de 8 generaciones. No fue fácil lograr el renombre ni hacerse poderosos, fue solo en la 3 generación que las cosas se dieron y fue Augusto Montez al emparentarse con los Narváez que consiguió el despegue a la gloria convirtiéndose en un poderoso hacendado reconocido a nivel nacional e internacional aprovechando las conexiones de su suegro quien era el ministro de hacienda del país.
Por otro lado César Aguirre también logro excelentes conexiones a través de su cuñado quien era ciudadano estadounidense, este lo ayudó a incursionar en la exportación cárnica, haciendo de los Aguirre la potencia ganadera y lechera del país y del exterior también, sin contar la industria textilera, que también fue impulsada exitosamente, volviéndose una de las mejores nacionalmente al contar con sus propias marcas.
Así fué como los Montez y los Aguirre se convirtieron en las super potencias del momento en ese lugar, siempre respetando el código de familia, manteniendo la tradición familiar.
Solo que los Aguirre dejaron de hacer el trabajo ellos mismos, y contrataron gente para el trabajo duro, solo se ocuparon de los cargos ejecutivos pero sin tocarse en el campo. Todo lo contrario a los Montez, que siempre lo hicieron ellos mismos, la familia se dividió entre ejecutivos y obreros, aunque también contrataban personal, la mayor mano de obra en todas las empresas eran de ellos mismos, guardando así la tradición de cuidar de sus propios intereses y jamás olvidar como se hacían las cosas.
El trabajo duro del campo como la agricultura y la minería, hizo que los hombres de la familia Montez fueran de cuerpos fuertes y desarrollados, eran hombres musculosos y de muy buena apariencia, los Montez eran el sueño de todas las mujeres que los veían, ya fueran lugareñas o foereñas. La ropa siempre les quedaba ajustada, y verlos en un día de trabajo en el campo, era sensacional para las chicas.
Los Aguirre también eran de apariencia hermosa, con sus pieles bien claras y sus ojos de colores hermosos, pues la familia Aguirre casi toda la 3 generación se casaron con americanos, ocasionando así que la 4 generación fuera una mezcla genética que dió como resultado hombres y mujeres hermosos, con cabellos rubios y ojos lindos que hacían suspirar.
Por eso se decía que los Montez eran fuertes, rudos y la fuerza salvaje, mientras que los Aguirre eran la elegancia y delicadeza en persona.
En la actualidad los Montez y los Aguirre, ya van en la novena generación, los Montez tienen por patriarcas a Ernesto Montez y su esposa Susana Figueroa. Esta última era una mujer humilde, proveniente de una familia de clase media y ella era la menor de sus hermanas. Se casó con Ernesto cuando tenía 19 años, y un año después dió a luz a Sebastián, el hijo mayor, y 4 años más tarde dió a luz a los trillizos, los cuales eran Mariano, Manuel y Martin.
Luego de ese parto difícil, decidieron no tener más hijos, quedando así está generación a cargo de 4 hombres, quienes cargaban en sus espaldas el peso de su apellido y las obligaciones que eso conllevaba. Sebastián Montez ya tiene 22 años, mientras que los trillizos tienen 18 recién cumplidos, están en la universidad actualmente cursando carreras similares, todas relacionadas con el mundo de la robótica y las máquinas, son los primeros en querer hacer algo distinto, pero al final relacionado con los intereses de la familia.
Sebastián estudio agronomía, ese mundo le apasionaba y se pasaba la mayor parte del tiempo en el campo, entre los sembradíos y las cosechas. A él solo le importaba la familia y el trabajo, aparte de sus estudios que a pesar de haber terminado la universidad, aún seguía especializándose en diferentes postgrados.
Era un joven lindo, de una apariencia tan varonil y salvaje, digna de su familia, cosa que compartía con los trillizos, que a pesar de ser tan jóvenes, tenían todas las proporciones en su punto, altura y musculos perfectos, sin contar que los trillizos poseían una belleza masculina única, lo que los hacía diferentes, pues sus rasgos faciales fueron heredados de su madre. Teniendo rostros perfilados y algo delicados a pesar de la barba y el abundante vello corporal característico de los Montez.
Sebastián y sus hermanos son muy unidos, no le toman importancia a la diferencia de edades, ni a los roles diferentes que desempeñan, pues Sebastián estudia y trabaja al lado de su padre, mientras que los trillizos pasan el día entre sus obligaciones académicas y actividades lúdicas, porque así su mamá lo habia dispuesto. Susana Figueroa quiere que sus trillizos tengan una vida diferente, quiere que viajen y conozcan el mundo, no sé queja de la tradición de los Montez, pero al menos quiere que sus hijos aprovechen su juventud para hacer otras cosas antes de casarse y tomar responsabilidad en la familia, ya que con Sebastián no pudo, ella espera que sus trillizos si lo hagan.
El asunto es que no sabe cómo convencerlos y más importante, es como obtener la aprobación de Ernesto para que sus hijos salgan del país o por lo menos de San Ignacio. La tarea parece difícil, pero Susana no descansará hasta lograrlo, así le lleve quien le traiga, ella logrará su objetivo.
Mientras tanto los trillizos son muy obedientes, y solo tienen un amigo en común los 3, Heladio Páez, hijo del presidente municipal, quien a la vez es el novio de la prima de los trillizos, Gloria Montez Gil, así los trillizos llevan una vida tranquila sin ningúna preocupación más que sus obligaciones estudiantiles. La excepción es que los 3 están perdidamente enamorados de un trío de hermanas, pero ellos se han prometido entre sí esperar, porque la costumbre familiar dice que un Montez, primero estudia, luego toma una posición en el negocio familiar, y luego se busca una compañera de vida.
Los Montez no se meten en relaciones sin futuro o aventuras, deben elegir una mujer en toda su vida y esa será quien los acompañe hasta que Dios así lo quiera.
Los trillizos eso lo saben bien, y sus planes son hacerlo todo al pie de la letra, por eso se esfuerzan por ser los primeros de su clase y así culminar pronto sus estudios, y ya asegurar su futuro, para así poder declarar su amor a aquellas hermosas chicas.
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El patriarcado de los Aguirre, estaba a cargo de Eusebio Aguirre y Helena Brown, está era la madre de Gustavo, Julieta, Muñeca y Ángeles Aguirre Brown. Era una mujer frívola y superficial, le encantaba cuidar de su físico y mantener las apariencias. Pero tenía un deseo profundo, y era emparentar con los Montez, por tal razón había predispuesto a sus hijas desde niñas sobre el tipo de hombre que debían elegir, y aunque nunca les dijo abiertamente que quería Montez para ellas, no hizo falta, porque eran los únicos con esas descripciones en todo San Ignacio.
—Mis amores,una mujer debe saber elegir bien el tipo de hombre con el cual va a pasar el resto de sus días, y sobre todo el que será el padre de sus hijos, ese hombre debe ser fuerte, bien parecido, tener solvencia económica, que no sea un mujeriego y que no tenga demasiados amigos con los cuales pierda el tiempo, que sepa trabajar y que su presencia te haga sentir segura. — Helena les describía a sus hijas el prototipo de hombre.
—Mama, ¿Así fue como elegiste a nuestro padre? — Julieta preguntó.
— Si mama, desde hace mucho nos dices lo mismo, pero nunca nos has contado como fue que supiste que papá era el indicado. — Angeles también quería saber.
—Anda mami, cuéntanos que queremos saber cómo fue que te conociste con papá. —
Helena se vio en apuros. — Mis amores, mi caso fue distinto, porque fue su papá quien me eligió a mí, y aunque al principio yo no estaba muy segura, el me convenció con sus detalles y con la paciencia que me tuvo, y miren, ahora somos felices. Pero no hablemos de mi, vamos a enfocarnos ahora en uds. ¿Hay algún chico que les guste? recuerden que pueden contarle todo a mamá... —
Las hermanas se miraron entre sí, ellas querían indagar a su madre sobre el porqué había dicho no estar convencida de estar con su padre en el pasado, pero Helena las corto de tajo, y además las interrogó. Dudaron un poco, pero al final decidieron contárselo.
— De hecho nosotras si estamos interesadas en unos chicos, ellos son exactamente el tipo de hombres que tú nos has descrito siempre, pero no sabemos si ellos tengan el mismo interés en nosotras. — Julieta le cinto a su madre.
En este punto el corazón de Helena golpeaba tan fuerte en su pecho, que sentía como si se le iba a salir, pero debió calmarse para no parecer pretenciosa ante sus hijas, así que decidió actuar normal y preguntarles quienes eran los afortunados.
La respuesta no se hizo esperar, y eso fue como un evento de fuegos artificiales en la cabeza de Helena, quien en un minuto se imagino el más maravilloso escenario al convertirse en la consuegra de Ernesto Montez.
— Son los trillizos Montez, a mí me gusta Mariano, a muñe le gusta Manuel y a Angi le gusta Martin, pero ellos ni caso nos hacen, jamás hemos pasado del saludo, y que sean tan indiferentes solo los hace ver más lindos😋. —
—Oh por Dios mis amores, que emoción, esos chicos son unos muy buenos prospectos, eso sin contar que jamás un Aguirre ha tenido que ver con un Montez, sería está la primera vez, oh estoy tan emocionada por uds mis niñas, van a ver qué si, ellos van a estar interesados en uds, ¿Quien no lo estaría? Son hermosas y son las únicas en este lugar con el mismo nivel que ellos, asi que no será difícil para uds conquistar a ese trío. —
Ángeles — Mami ¿Cómo haremos para saber si ellos gustan de nosotras también?
Muñeca — Eso, estoy de acuerdo con Angi, ¿Cómo lo sabremos?
Helena — Será en la fiesta patronal este fin de semana, solo tendrán que acercarse a ellos, buscar un tema de conversación casual, y asi averiguaran si hay interés. —
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