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Amor En La Estación

Capítulo 1

Martina

Mi nombre es Martina Johnson, bueno ese nombre solo lleva unos años. Soy la menor de cinco hermanos tengo 25 años, mi hermano mayor se llama Sergio el es agente del FBI, el que le sigue se llama Rayan, Valeria es la tercera y después está Jude y por último yo.

Mi padre es un gran arquitecto y mi mamá es abogada, vivo en Miami mi ciudad natal y en dónde termine también de estudiar.

Al igual que mi hermano mayor soy agente del FBI, me incline por esta carrera debido a una situación que me sucedió.

HACE CINCO AÑOS

- Hola pulga cómo estás. - Hay está mi adorado hermano y el hermoso sobrenombre que me coloco, soy la más bajita de todos.

- Hola, cuando vas a dejar de decirme así.

- Sabes que te amo tanto que nunca lo haré. - Le saco la lengua pero eso lo hace reír más. - Quería decirte que hoy va a venir Axel y quiere conocerte.

- Tu amigo de estudio.

- Si, me tiene cardíaco de que te presente. - Lo e visto por fotos y se ve muy guapo y la verdad no e tenido novio.

- Está bien.

- Llega dentro de una hora.

Subo a mi habitación para alistarme, no me gusta mucho utilizar maquillaje, pero si me gustan los vestidos.

Antes de terminar mi adorado hermano me envía un mensaje de texto avisándome que su amigo ya llegó.

Bajo en silencio y voy hasta la sala en donde los encuentro a los dos, cómo mi hermano está terminando de estudiar para entrar al FBI.

- Pulga sal, ya se que estás hay.

- Cómo lo sabes.

- Soy muy bueno en eso. - Salgo de dónde estoy y me acerco lentamente. - Catalina el es Axel, Axel está es mi hermana Catalina.

- Mucho gusto. - Le doy muy educadamente la mano, pero algo en su mirada cambia se oscurecen sus ojos.

- Encantado de conocerte. - El tono en el que lo dice me deja helada, me siento incómoda.

- Ya esa ahora sí nos podemos ir. - Dice mi hermano puedo ver qué nota mi cambio.

- Si. - Responde Axel.

Nunca pensé que desde ese día mi vida cambiaría, nunca imaginé vivir en esa situación.

Los días después de que mi hermano me presentará a Axel, el me esperaba a la afueras del instituto, no lo veía a mal pero al pasar de los días todo se iba complicando.

Todos los días encontraba un paquete en la puerta de la casa, eran chocolates, flores, joyas y hasta ropa.

No quería decirle a nadie así que todo lo tiraba a la basura.

Pero después ya no era solo eso también empezaron a llegar mensajes de un número desconocido, aunque los bloqueará siempre llegaban de otro número.

No quería alertar a nadie así que lo que hice fue cambiar de número, pero no pasó mucho tiempo en que comenzarán a llegar nuevos mensajes.

Axel se la pasaba más tiempo en nuestra casa, aveces llegaba y trataba de entrar sabiendo que mi hermano no estaba.

Cada día yo tenía miedo de salir, y cuando lo hacía sentía que alguien me estaba vigilando y más que eso siguiendo

Después de casi un año de silencio, ya no soportaba está situación asi que decidí hablar con la única persona a la que le tenía confianza.

- Sergio puedo hablar con Tigo. - Si mi hermano mayor, aunque confiaba en mis padres se que el podía ayudarme en mi problema.

- Claro pulga que pasa.

- Hay algo que tengo que decirte.

- Es algo referente a tu cambio de actitud verdad.

- Si.

- Que pasa pulga. - Tomé aire se que tengo que ir con cuidado puede que no le crea como pueda que si.

- Desde hace mucho, e estado recibiendo regalos, llamadas mensajes de tu amigo.

- De quien.

- De Axel.

- No te entiendo, el que tiene que ver.

- Desde que nos presentaste el me a estado siguiendo, me espera a la salida del instituto, me envía regalos entre ellos lencería. Todo lo bote pero no contento con eso comenzó a enviar mensajes de texto y a hacer llamadas, en el día eras casi doscientas llamadas.

- Por eso cambiaste tu número.

- Si, pero consiguió mi nuevo número y no para, me dice que deje de ignorarlo que me va a llevar con el y que solo soy de el y de nadie más.

- Porque no me lo habías dicho.

- No quería que creyeras que estaba mintiendo.

- Sabes que siempre te voy a creer, vamos a ver qué hacemos y gracias por decírmelo.

Me acerco a el y le doy un gran abrazo, pero nunca pensé que decirle a mi hermano empeoraría las cosas. Las llamadas se hicieron más insistentes al igual que los mensajes, nunca salía sola pero sabía que el estaba cerca.

Llegó el punto que me dejaba notas en mi habitación, encontraba mi ropa en la cama, seguía llevándome lencería, escribía que era un regalo y que me vería muy hermosa.

Mi hermano al ver está situación tuvo que actuar. Cambié de instituto, me hice un nuevo corte de pelo ya no me quedaba en la casa de mis padres si no en el apartamento de seguridad de mi hermano cambié mi nombre.

Me sentía un poco más segura con esos cambios, ya habían pasado tres meses y no recibía ni mensajes ni nada.

Y para celebrar que ya estaba libre decidí salir de compras, le había enviado un mensaje a mi hermano para que no se preocupara.

Pero no todo puede ser felicidad, en el momento en que me estaba midiendo un vestido alguien entro al vestier y no era otra persona que Axel.

No pude hacer nada el me coloco un paño en la boca y todo se oscureció. Al despertar me encontraba atada a una cama, tenía puesto uno de los conjuntos de lencería que había votado ala basura.

- Hola princesa, ya despertaste.

- Que quiere. - Trate de hablar de una forma ruda pero sabía que el sentía mi miedo.

- A ti, desde el momento en que tú hermano me mostró tu foto quedé hechizado, te amo mucho y ahora este será tu lugar al lado mío.

Estaba aterrada mi vida no podía terminar hay, con este psicópata.

- Entonces tu idea es dejarme acá amarrada.

- Si supiera que no vas a intentar escaparte te soltaría, pero no confío en ti.

Giro mi cabeza y veo al rededor, no hay ventanas y todo parece estar construido a prueba de ruido.

- Has preparado todo muy bien.

- Si, me llevo tiempo, cuando me di cuenta que te habían llevado a otro lugar y que ya no irías al mismo instituto me enloquecí, pero sabía cómo buscarte y acá estamos.

Todo lo había planeado muy bien este hombre, solo tenía que esperar mi final.

Los días pasaban y yo seguía hay en aquella habitación, Axel me llevaba comida no se que era lo que esperaba de mi, o bueno eso creía hasta hoy.

- Está noche serás mía, en cuerpo y alma. - Entre con una gran sonrisa Axel

- No lo pienses.

- Que me lo impide, ya e esperado mucho ver ese cuerpo me excita mucho y a demás el tocarte y no poder poseerte me tiene loco, no aguanto más.

- Me vas a violar.

- Puedes llamarlo como quieras, yo voy a hacer el amor con tigo.

Poco a poco el se acerca y yo grito aunque se que nadie me puede ayudar, así que me resigno a lo que venga y cierro los ojos.

Espero a que pase lo que tenga que pasar pero lo único que escucho es un estruendo, abro rápidamente mis ojos y veo a varios agentes.

- Suelta la Axel. - Y reconozco esa voz.

- Porque dañas mi momento intimo con tu hermana.

- Aléjate de ella, no quiero repetirtelo.

Antes de que me dé cuenta Axel saca un cuchillo y se abalanza sobre mi y escucho una detonación, veo atónita como Axel cae.

Mi hermano corre al lado de la cama y comienza a soltar las cuerdas de mis pies y de mis manos.

- Pulga estás bien. - Puedo ver preocupación en sus ojos.

- Si..si. - Me tiembla la voz.

- Ya estás a salvo el no te va a molestar más.

- Cómo.. cómo me encontraste.

- Estaba tratando de rastrear tu celular pero no lo conseguí, así que empecé a buscar a Axel y a rastrearlo, perdoname por la demora.

- Me acabas de salvar. - Lo abrazo y me pongo a llorar como una gran magdalena. - Que va a pasar con el.

- Va a ir a la cárcel por acoso, secuestro intento de violación.

Respiro profundamente, por fin voy a tener una vida tranquila.

A los pocos minutos me sacan de hay y mi hermano me lleva a a su apartamento.

Capítulo 2

Perdona por llegar tan tarde.

- Llegaste justo a tiempo antes de que.. - Las palabras se quedan atoradas en mi garganta.

- Ya se terminó pulga el va a estar en la cárcel durante mucho tiempo. - Abrazo a mi hermano. - Ya puedes volver atener tu nombre.

El solo recordar el hecho de que con ese nombre empezó toda esta pesadilla me pone enferma así que le respondo.

- Gracias pero me gusta mi nombre de ahora.

- Cómo quieras.

Ahora

Y esa es mi pequeña historia, a partir de ese momento decidí entrar al FBI cómo mi hermano, tenía que proteger a los demás tanto de hombres abusivos como de toda la maldad que nos rodea.

Llevo dos años en el FBI en la sede de Miami pero hoy eso va a cambiar o bueno mi vida, tengo que viajar a New York, hace un mes habían pedido mi traslado pero no lo había podido hacer porque no había terminado un caso.

- Hija ya tienes todo listo. - Mi padre entra en mi habitación, el no está muy convencido de lo que voy a hacer pero es mi destino.

- Si papá, ya tengo todo listo y mi hermano me va a llevar al aeropuerto.

- Te voy a extrañar, debes de cuidarte este mundo está muy loco y no quiero que vivas lo que... - No lo dejo terminar de hablar.

- Eso está en el pasado nada me va a pasar. Yo también te voy a echar de menos, los amo mucho a los dos.

- Cualquier cosa que necesites acá vamos a estar. - Dice mi padre.

- Debería decirlo yo, cualquier cosa que necesiten estaré a solo una llamada.

Las despedidas son muy dolorosas, pero esto es una gran oportunidad para mi carrera, una oportunidad que no se ve todos los días.

Dejo atrás un capítulo de mi vida, para empezar otro mi hermano está muy orgulloso de mi y eso se nota en el momento en que lo veo por última vez.

Mi viaje no es muy largo y es bastante tranquilo, días antes de mi viaje ya había conseguido un apartamento pequeño y amoblado.

Bajo del avión dispuesta a emprender un nuevo viaje, pero no todo puede empezar bien antes de tomar el taxi alguien me arrebata el bolso de mano.

Dejo mi maleta con el vigilante y salgo a correr, la verdad el bolso es más bien económico lo que hay dentro es lo importante y es nada más y nada menos que mi placa y mi arma.

Cuando llegó hasta donde el ladrón me doy cuenta que es un callejón sin salida y esto solo puede significar que es una emboscada.

- Devuélveme el bolso.

- No pensé que me siguiera por algo tan insignificante, debe tener algo realmente importante. - Me dice aquel hombre con aspecto desagradable. Abre el bolso y comienza a buscar encontrando la identificación y el arma. - Pero que tenemos acá una joven agente del FBI.

- Devuélveme eso y no presentaré cargos. - Antes de continuar escucho un ruido a mis espaldas, miro por encima de mi hombro sin perder de vista al que tiene mis cosas y lo que veo no me gusta nada. Son dos hombres más.

- Pero mira lo que nos trajeron una linda ovejita. - Dice uno de los hombres que acaba de llegar.

- Hoy nos vamos a divertir de lo lindo.

- No les aconsejo que se vayan a meter con migo. - Les digo muy seriamente.

- Y que nos puede hacer una chiquilla como tú, que al parecer no a soltado el hotel mamá. - Dice el que me robo, y poco a poco se van acercando, y por instinto yo voy retrocediendo, hasta cuándo me doy cuenta que estoy contra la pared.

- Que linda y sexy te ves. - Uno delos hombres lo dice y trata de acercar su mano a mi cara.

Y esa es mi señal para atacar, m entrene muy bien en combate cuerpo a cuerpo al igual que con diferentes tipos de armas.

Con mucha facilidad acabo con los tres hombres, recupero las cosas y llamo a la policía y espero a que lleguen me toca ya que hay que hacer un informe.

Cuando ya hemos terminado con todo el proceso, vuelvo al aeropuerto a recoger mis cosas.

Al llegar a mi apartamento estoy bastante agotada, asi que me ducho y me acuerdo a descansar, no pensé que me recibirían así en esta ciudad.

Me duermo pensando en lo que de hoy en adelante me depara el futuro, en este trabajo puedes hacer unos cuántos enemigos.

A la mañana siguiente me levanto llena de energía, pero al mismo tiempo nerviosa.

Al llegar a la oficina del FBI me asombró al ver qué es un edificio bastante grande, entro con paso seguro.

- Bien día. - Saludo a la señorita de recepcionista.

- Si, en que pudo ayudarla.

- vengo buscando a la capitana Alice Ross.

- Y su nombre es.

- Martina Johnson.

- Así que tú eres la famosa Martina.

- ¿Famosa?.

- Por favor sube al séptimo piso, hay está la unidad de crimenes mayores. - Y que cambio tan radical de tema. - Traes algún arma con tigo.

- Si, la mía.

- Por favor anotala en este registro. - La señorita me pasa una carpeta y hago lo que ella me dice, al terminar me retiro y voy hasta el ascensor.

Ya estoy adentro cuando un hombre mete la mano, al abrirse la puerta nuevamente me doy cuenta que es bastante guapo, antes de que yo pueda oprimir el botón de mi piso el lo hace y que coincidencia va también para el mismo piso.

- A donde va. - Pero que bicho le pico o se levantó por el lado equivocado de la cama.

- Al mismo. - Y como ni me puedo quedar atrás le respondo en el mismo tono que el pregunto.

Al llegar al piso y las puertas abrirse el hombre sale disparado y con cara de pocos amigos, que lástima y es tan guapo.

En cuanto a mi, camino con paso seguro y me acerco a uno de los escritorios.

- Buen día estoy buscando a la capitana Alice Ross.

- Tu debes de ser la agente Johnson, la que viene de Miami.

- Si esa soy yo.

- Por favor toma asiento y ya le aviso a la capitana que estás acá.

Me siento en un pequeño sofá que hay y me pongo a observar todo el piso, al parecer son muy pocas las mujeres que trabajan en este piso.

A lo lejos me llama la atención una pared en la que hay varias fotos cuando estoy a punto de levantarme y acercarme la señorita que me había atendido me llama.

- Ya puedes entrar.

- Muchas gracias.

Camino hasta una gran oficina, y mientras camino todos se quedan mirándome. Entro con mucho cuidado.

- Siéntese por favor señorita. - Me acerco a las silla que está en frente de su escritorio y me siento. - Te enviaron de Miami según tu curriculum eres una persona que trabaja sola, has resuelto varios casos te sabes infiltrar muy bien, sabes pelear pero también veo que tienes quejas por no seguir órdenes. - Maldita sea.- Puede que eso te traiga problemas, y acá tendrás que trabajar con un compañero.

- Puede que sea importante trabajar con alguien pero en el campo solo tendría que preocuparme por mi vida no por la de alguien más.

- Puede que tu respuesta sea buena, pero esa otra persona puede salvarte la vida.

Mis nervios están a tope, solo espero que no me vaya a tocar el hombre con el que me encontré en el ascensor. Ella toma el teléfono y marca una extensión.

- Alexandra avísale a Thiago que lo necesito en mi oficina inmediatamente. - Se ve que la capitana tiene mucho carácter, cuando cuelga se vuelve a dirigir a mi.- Pronto conocerás a tu nuevo compañero espero que se puedan llevar bien juntos.

- Yo también lo espero. - Es lo único que se me ocurre en este momento decir.

- Tus trabajos de incógnito han terminado bien.

- Si señora, sin ningún problema.

- Te has metido sentimentalmente con alguno de tus objetivos.

- No, nunca mezcló lo laboral con lo personal.

- Pero puede pasar.

- Estoy segura de que si pero..- Mis palabras quedan a mitad de camino porque la puerta se abre de golpe, y como siempre estoy a la defensiva desenfundo mi arma y apunto al personaje que acaba de entrar.

- Me vas a matar o solo la tienes de juguete. - Dice el hombre que acaba de entrar, y para mí sorpresa es el mismo del ascensor.

- Nunca te enseñaron a tocar Thiago, eso podría provocar un accidente.

- Perdón por entrar de esa manera pero Alexandra me dijo que me necesitaba con urgencia.

- Si pero eso no significa que entre de esa manera, por favor siga y se sienta. - En mi rostro se dibuja una pequeña sonrisa.

Y como un buen perrito al que acaban de regañar el hace caso sin decir una sola palabra, cuando se acerca a mi se queda mirándome como si hubiera visto algún fantasma.

Capítulo 3

Thiago Adams

La verdad no tengo mucho que decir sobre mi. Mi nombre es Thiago Adams tengo treinta años, me uni al FBI hace más de ocho años.

Mi madre la mataron hace unos meses y mi padre murió hace años, hermanos no sé si tenga aunque mi padre dijo que había uno o dos pero no me dio mayor información ya que falleció.

en mi último año e trabajado solo, no siempre fue así, mi compañera murió haciendo su trabajo. El ver cómo la habían dejado me trastorno mucho, no hemos parado de buscar al culpable pero nada a salido.

Se que puedo llegar a ser una mierda y parecer que mantengo de mal genio a toda hora, cómo está mañana con la mujer que estaba en el ascensor no es que tuviera nada contra ella si no que así me volví y al parecer a ella no le gusto tampoco y me respondió en el mismo tono.

- Thiago la capitana te necesita de carácter urgente. - Alexandra va hasta mi escritorio aunque se sabe mi extensión siempre hace lo mismo.

- Ya mismo voy.

Y como me dijeron que de urgencia no me tomé la molestia de golpear y no me esperaba que me apuntarán con un arma.

Solo pude mostrar mi lado sarcástico y la capitana me regaño, pude notar que la mujer se había reído.

Cuando me senté y la mire me quedé de piedra, mis cuerpo temblaba era como ver a un fantasma.

- Thiago te sientes bien.

- Quien es ella. - Mi voz temblaba.

- Tu nueva compañera, porque la miras como si hubieras visto un fantasma.

- No lo ve capitana, mi antigua compañera cuando la encontramos tenía el mismo rostro que ella, nunca hemos encontrado a la dueña. - Al terminar pude ver qué ella se puso pálida también.

- Hace cuanto.

- Hace un año.

Veo como ella comienza a hiperventilar, su cuerpo está temblando y de la nada se desmaya.

- Acuestala en el sofá y ve a traer un vaso de agua.

Algo lo que me dicen y voy rápido en el camino me encuentro con Sebastián.

- Ya terminó la capitana con tigo.

- No. - Respondo duro.

- Pero desarma tu corazón que pasó.

- Pronto lo verás. - No digo más y vuelvo a la oficina de la capitana.

A los pocos minutos ella comienza a abrir los ojos, y yo respiro pero la verdad no puedo quedarme hay al verla a ella me acuerda de mí compañera.

- Capitana no creo que pueda hacer pareja con ella.

- Puede que ella sepa el porque tu compañera tenía la misma cara.

- No creo. - Del mismo nerviosismo me río.

- Nunca te rías de mis decisiones te guste o no ella va a trabajar con tigo. Así que por favor muestrales las instalaciones para que se vaya familiarizando.

Furioso me levanto y salgo de la oficina golpeando la puerta, me importa una mierda lo que haya dicho no pienso trabajar con esa niña.

Voy directo a las duchas en cuanto el agua fría toca mi cuerpo, mis músculos comienzan a relajarse, le quedo por más de 20 minutos.

- Maldita sea. - Grito golpeando fuertemente la pared.

En todo este año que e tratado de buscar pistas de l persona que hizo eso no había encontrado nada y ahora aparece ella.

Al llegar a la sala principal nuevamente después de que logré calmarme veo que ella está mirando la pared en donde tengo lo de mi compañera.

Par evitar enfadarme nuevamente le hago una señal a Sebastián para que se acerque a mi.

- Ya se lo que pasó. - Me dice el.

- Por eso la gran mayoría de los de acá la están viendo.

- Eso parece es como ver aún fantasma.

- Sabes cómo se llama. - Le pregunto ya que lo vi hablando con ella antes de que hablara con migo.

- Se llama Martina.

- Muy bien enséñale las instalaciones no voy a ser capaz de esto y háblale del caso en el que estamos trabajando.

- El de microtrafico.

- Ese mismo.

- Vas a hablar del de. - Sebastián me señala mi pared.

- Nunca, solo espero que se aburra y se vaya.

Me giro y veo que ella me está mirando y tiene una pequeña sonrisa en sus labios, menos mal estamos lejos y no pudo escuchar lo que dije.

- Nos vemos mañana.

Salgo sin decirle ni una palabra más a Sebastián, tengo pereza de llegar a la casa a si que voy al bar de siempre.

- Hola amor. - Me saluda Trina. - A que debemos el honor de verte tan temprano el día de hoy.

- Tuve un mal día y quiero saber si me tienes alguna información.

Ella es una de mis informantes en el caso de microtrafico.

- Lástima que hoy solo vengas por negocios, me hubiera gustado divertirme con tigo.

- Créeme hoy no estoy de humor para juegos.

- Si, de eso me doy cuenta, al parecer te paso algo verdaderamente malo. Estás de un humor de perros.

A parte de ser mi informante ella es muy buena en la cama, aunque solo la tengo para el sexo no más.

Trina se aleja y yo la sigo hasta una de las habitaciones.

- Me tienes algo.

- Nada nuevo. - Eso no tiene mucho sentido ya que ella fue la que me habló en un principio sobre la nueva droga que estaban vendiendo y en las últimas semanas no tiene nada que decirme. - Ya no vienen acá.

- Eso solo puede significar que saben que tú me estás informando.

- Estoy en peligro.

- No te preocupes por nada, toda esta bien.

Ella da un suspiro y puedo ver claramente que está preocupada, y para poder calmarla la tomo y ella se alegra y yo termino por relajarme.

Al terminar en su cara hay una gran sonrisa, yo no digo nada recojo mis cosas me visto y salgo del bar. Al llegar a casa y en mi soledad solo hay una persona en la que no puedo dejar de pensar.

Me ducho y me acuesto pensado en ella en su rostro, a pesa de que me recuerda algo difícil el saber que ella si existe me pone nervioso, que putas me pasa con eso no lo sé.

Trato de dejar estos pensamientos lejos para poder dormir y poco a poco lo voy logrando. A la mañana siguiente llegó como si nada y directo al gimnasio.

Hago mi rutina y vuelvo al escritorio, solo me encuentro con Sebastián.

- Ya se aburrió y se fue.

- Buenos días y estás hablando de tu compañera.

- De quien más.

- Yo no diría eso. - El hace un gesto hacia donde queda el polígono y ella sale de hay.

- Va a tocar hacerle la vida miserable para que se largué y no verle su cara.

- Porque la quieres fuera, hasta ahorita es su segundo día es muy agradable.

- No quiero ver ese rostro, sabe lo que me recuerda.

- Solo por eso la quieres fuera, no deberías de darle una oportunidad.

- No, ella debe de tener la culpa de lo que le pasó a ella .

- No lo creo, pero te deseo lo mejor si llegas a sacarla de acá.

Doy un golpe en la mesa cuando veo que ella se va acercando a Sebastián. Y salgo tengo bastantes sentimientos me imagino que por ella me quitaron lo que yo amaba, pero al mismo tiempo me encuentro algo atraído.

Salgo si decir una sola palabra a nadie, los días pasan y las semanas también, hace más de un mes que no la veo, y el caso de tráfico de drogas no avanza.

Así que para ahogar mis penas, voy al gimnasio después salgo para el polígono después de un rato alguien llega.

- Tenemos noticias del caso.

- De que me hablas Sebastián.

- La nueva acaba de arrestar Alejandro Santorini. - No puede ser eso cierto.

- Con que pruebas. Ya sabes que siempre sale libre.

- Está vez no, la capitana te está esperando en la sala de interrogatorio con Martina.

- Ella va a estar hay.

- Claro que sí, que esperabas ella tiene las pruebas.

Dejo el campo de tiro y salgo para la sala de interrogatorio en la cual efectivamente está la capitana y Martina.

Y por educación golpeó, no me quiero ganar otro regaño y menos delante de este hombre.

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