Después de más de mil años desde la muerte del último portador del poder celestial Argus, los seis dioses por fin habían decidido desaparecer durante un periodo de tiempo de mil años, el tiempo suficiente para que el dios primigenio pudiera recuperar su poder.
El día de luna llena de sangre después de mil años de descanso, cinco mujeres dieron a luz a seis bebés con la marca celestial sobre su piel, está brillo y luego desapareció, los padres de los niños se aterrorizaron al ver aquella marca que más que celestial era una maldición para ellos y sus hijos.
Los más ancianos junto a los cabeza de familia de los pequeños hablaron claramente de la situación.
— Yo propongo que cuando cumplan dieciocho años como los antiguos portadores asistan a la academia Solum, no es fácil asimilar que eres un descendiente de un dios. — Carraspeó uno de los ancianos, otro que parecía mucho mayor lo interrumpió.
— No son descendientes, son dioses y que vayan a la academia no es para aprender, es para que sobrevivan y conozcan quienes son.—
— Ya sabes que el consejo de ancianos siempre piensa en el bienestar de los herederos de la marca, las manadas pueden sufrir bajas, pero no podemos perder a los niños antes de tiempo.— Stefan quien era uno de los padres de ambas niñas marcadas solo estudiaba la situación, hasta que lo nombraron.
— Y tú Stefan Redfield debes encargarte de que ambas niñas no se críen juntas, siempre han mantenido distancias hasta que se conocían en la academia o en el trayecto de esta.— Aquellas palabras se clavaron en él, salió de aquella reunión y se encaminó a su casa.
Ekaterina Redfield había dado a luz a sus dos hermosas y pequeñas niñas, la primera y la más mayor Mía y la segunda Rosemarie, el parto había sido tranquilo pero el momento más doloroso fue cuando volvió al cuarto donde sus pequeñas dormían y solo estaba Mía llorando desconsoladamente. Su marido se había marchado junto a Rosemarie sin ni siquiera decir una palabra.
— Me las pagarás Stefan Redfield, esto no quedará así.— Escupió con dolor la mujer mientras apretaba a su hija contra su pecho.
{Dieciocho años más tarde}
— Mamá, un señor que dice ser mi padre y huele familiar está aquí ¿ Qué hago? — Mía se encontraba cruzada de brazos tras el umbral de la puerta, esperando a las órdenes de su madre.
— Mía cariño, alejate puede que te hagamos daño si estás muy cerca. — Ekaterina estaba molesta, siempre había guardado rencor hacia su marido por haberla abandonado a ella y a Mía, sin contar que había robado también a la pequeña Rosemarie.
Ekaterina se convirtió en loba bajo la atenta mirada de su hija, quien ya no sé sorprendía de aquello, había aprendido tanto con su amada madre, el hombre la imitó solamente para protegerse de los fieros golpes que recibía por parte de la mujer.
— Tenías que haberme contado lo que ese grupo de vejestorios te había pedido, la profecía esto y la profecía lo otro... — Musitó deteniendo los golpes, una parte de ella había comprendido a qué se refería con la profecía.
— Hubieras reaccionado igual si te lo hubiera dicho, incluso peor porque me hubieras matado antes de salir con la niña por la puerta.— Ekaterina interrumpió a Stefan.
— Me quitaste a una de mis hijas y me privaste de verla crecer, se supone que por encima de ser un matrimonio, somos una familia. — Stefan se quedó callado al escucharla, ella tenía razón. — Tendría que divorciarme de ti y quitarte a la niña cómo las humanas del exterior de la niebla.
— No tenemos las mismas normas y filtrar cosas del exterior al interior es algo que está prohibido, pídelo a los ancianos, si no fueras reacia a la leyenda todo sería más fácil, nunca le negué verte, pero tampoco la traje. — Mía quien se había mantenido callada irrumpió la conversación de ambos progenitores.
— Es una conversación muy interesante, pero acabó se acabó el discutir por cosas del pasado, me separaste de mi hermana y me privaste de criarme contigo y mi hermana. ¿ Tan importante es para ti que todo siga como en el pasado? ¿No importa tu felicidad o la de tus hijas?— Mía estaba completamente molesta y fuera de sí, tanto que su cuerpo empezó a temblar, la temperatura corporal ascendió hasta que cambió de forma.
Se había transformado en varias ocasiones pero nunca había despertado sus poderes, el tamaño era mayor a los lobos normales, su pelaje también era especial, era de un tono color marrón y la pelambrera de esta de un color dorado.
— Dioses, Rosemarie ya los había despertado, pero verlos en mi hija mayor aún es igual de sorpréndete, eso quiere decir que la marca ya debe estar presente en tu pelaje.— Stefan se acercó con cautela a su hija, después de tantos años, la marca estaba en la paletilla derecha superior. — Bravo Ekaterina, nuestras hijas no solo son el orgullo de la familia, también son las elegidas como portadoras del poder de la montaña y el poder del bosque. — Mía gruñó, su sueño se había visto desmoronado por una profecía.
— No es como si Mía se sintiera cómoda con ella, solo deberías ver su cara de pocos amigos— Ekaterina conocía mejor a su hija que nadie, un olor familia se adentro en lo profundo de las fosas nasales de Ekaterina, algo se acercaba a gran velocidad hacia ellos.
Mía no tuvo tiempo a reaccionar, una loba gris con el lomo gris oscuro de abalanzó sobre ella y empezó a darle lametones.
— ¡ Rose, no puedes hacer ese tipo de cosas a gente que recién estás conociendo podrías salir herida ! — Decía Stefan mientras observaba a sus hijas.
— Es mi hermana mayor, sé que nunca me haría daño—
— En eso te doy toda la razón, jamás podría lastimarte. Ahora dejando de lado este reencuentro familiar ¿Porque estoy inscrita en una academia que lleva cerrada casi un siglo? Solum no es un lugar donde se pueda entrar y salir tan fácil, además tiene que estar en ruinas, no puedo ir allí.— Mía estaba preocupada por su propia salud.
— Tu hermana también asistirá, al igual que el resto de lobos celestiales. — Stefan intentó persuadir a su hija, pues ya había firmado en el momento que la marca apareció sobre las pequeñas.
— Es una maldita locura, dieciocho años separadas y ahora tenemos que aprender juntas a usar nuestras habilidades en una academia...— La ironía de Mía molesto a Rose, quien pensó que su hermana no quería compartir tiempo con ella.
— Si el problema es que debes pasar tiempo conmigo no te preocupes, no me gusta estar donde no me quieren cerca ...— Contestó Rose sintiéndose más herida aún.
— No quería decir eso, lo siento... Solamente veo innecesario aprender algo que nos saldrá naturalmente en una maldita academia. La escuela ordinaria es más importante...— Suspiro Mía quién sabía que había abierto una herida en su hermana.
— Aprender cosas y costumbres humanas son estúpidas e innecesarias, ¿acaso no eres una deidad? Qué importan los mortales ahora...— La forma de hablar de su padre hizo que la cólera de Mía despertase de nuevo.
— Aunque seamos lobos, deidades o lo que quieras creer, también tenemos humanidad, también somos como ellos — Respondió volviendo a su forma humana para entrar al interior de su hogar. — Vamos dentro Rose, te enseñaré cosas de cuando yo era pequeña.
Rose siguió a Mía al interior del hogar mientras sus padres seguían resolviendo sus problemas, Rose no solo estaba emocionada, también se sentía feliz de poder ver cosas que había hecho su hermana cuando era pequeña, eso la hacía sentirse mucho más cerca de ella.
— ¿ Mía me prometes una cosa? — Preguntó Rose mientras se abrazaba a su hermana.
—¿Claro que cosa debo prometer? — Mia estaba curiosa ante las palabras de su hermana que parecía preocupada ante una nueva separación.
— Nunca más dejaremos que nos separen, prometelo… — Susurro apretando con más fuerza a Mia.
— Lo prometo, pero afloja tu abrazo Rose o terminaré con las costillas rotas. — Mia no comprendía como Rose podía ser tan afectiva con ella, teniendo en cuenta que no hacía ni unas horas que se habían conocido.
Una voz resonó dentro de su cabeza como si aquello ayudará a la chica a entender un poco más los motivos de Rose “ Un vínculo sanguíneo e inquebrantable une a Celosía y Dirge” Mia no sabía bien a qué se refería esa voz pero volvió en sí cuando Rose le hizo aquella pregunta.
— Gracias Mia ¿Crees que mamá me aceptara después de tantos años de separación? — Mia conocia a su madre a la perfección sabía que Ekaterina no dejaría irse a su hija de nuevo y que eso podría causar una gran pelea entre su padre y madre.
— Mamá está feliz de volver a tenerte con nosotras, ella siempre soñaba con tener esa familia feliz que tanto había ansiado, pero es imposible al pertenecer a dos manadas diferentes… — Su suspiro fue pesado y lleno de tristeza, no entendía nada de la profecía y mucho menos porque tenían que vivir las mismas situaciones que sus antepasados.
Una semana habían podido convivir juntas tanto Mía como Rose y con ello el vínculo de hermanas se reforzó lo suficiente para que ahora pudieran gastarse bromas entre ellas.
— Guardar lo más importante en la maleta, las enviaremos por correo mágico a la academia, el conserje es quien se encarga de mandar una bolsa hechizada para meter dentro la maleta.— Ekaterina frunció el ceño, nunca entendería aquello de la mágica como método de envío, Mía escucho las palabras de su madre con atención, para ella no había nada más importante que su foto familiar, su hermana y la ropa que necesitaría.
— ¿ Podremos volver aquí cuando lo deseemos? — Rose lanzó la pregunta mientras miraba a su madre quien no pudo responder por unos segundos.
— Claro, pero sería conveniente que dejarais de pensar en esa idea, la academia será divertida.— Ekaterina era consciente de que no solo se les mandaba a la academia par aprender, también las estaba protegiendo de todo lo que vendría.
— Pero yo quiero pasar más tiempo en familia...— Rose se quejó como si fuera una niña pequeña a lo que hizo saltar a Stefan que se había mantenido callado todo el rato.
— No podemos permanecer mucho tiempo fuera de la manada del bosque Rose, pertenecemos allí por mucho que sean hermanas, durante siglos siempre se separó a Celosía de Dirge dios sabe porque.— Respondió exaltado.
— Hablas como si eso fuera lo más importante que tenías que decir, no importa nuestros propios sentimientos... Yo sinceramente prefiero irme ya, así evitare cualquier comentario hiriente hacia tu persona Stefan.— Mía no era alguien que aguantara con facilidad las palabras sin sentido, su madre le había enseñado a ser directa y no ocultar lo que pensaba.
Stefan se arrepentia en ese momento de haber descuidado tanto a su familia, si hubiera ignorado la petición de los ancianos su hija le tendría un poco de cariño, ahora entendía que la profecía no era tan importante como lo era su familia, el error ahora mismo era imperdonable hasta para el mismo.
— Pueden marcharse pero en su forma lupical, la senda prohibida no es para pasarla siendo humano...—
— ¿ Porque senda prohibida? — Pregunto Rose quien nunca había escuchado de ello.
— Dicen los ancianos que es una zona neutral y también comunica con el camino al resto de las manadas,está prohibido que los elegidos de diferentes manadas se encuentran con miembros de esa manada a excepción de su dios correspondiente.— Stefan suspiro y se revolvió el cabello— También tiene uno de los accesos al mundo mortal, no podéis desviaros del camino que no tiene niebla o tendréis problemas.
— Gracias por el consejo, no te preocupes Rose, nadie nos hará nada mientras estemos juntas, es momento de emprender nuestro viaje y cuando estemos allí ya tendremos tiempo de preocupaciones.— Rose se quitó su chaqueta y la coloco en la bolsa de ropa que tenía para cuando volviera a ser humana.
Mía imitó a su hermana de la misma forma y salió al jardín, ambas por los nervios tardaron unos segundos en poder transformarse pero cuando lo lograron comenzó su aventura.
— Vamos Rose, el sendero prohibido está por aquí, debe haber pasado alguien hace poco...— Mía usaba la telepatía para comunicarse con Rose.
En la distancia mientras ambas lobas corrían por el interior del bosque se escuchó un aullido, el aullido de su madre que decía “ Cuidaros y no dejéis que nadie os separe, estoy orgullosa de vosotras” Ekaterina sentía más que nadie el dolor de la separación y la sensación de que una parte de ella se iba con sus hijas, pues ella sabía que posiblemente sería la última vez que las vería.
Mía detuvo su zancada al ver el borde de un precipicio, estaban en la senda del elegido, el camino era estrecho, tanto que daba la sensación de que en algún momento el suelo se vendría abajo, tanto Rose como Mía pegaron su cuerpo al muro de piedra que les quedaba a la derecha, el miedo de caerse era real pues no se podía distinguir que es lo que había abajo del todo.
— Mira la niebla, se disipa en aquel tramo, se puede distinguir desde aquí una pequeña ciudad, algún día cuando la profecía termine quiero ir al mundo mortal contigo y conocer todo aquello que es desconocido para nosotras. — Susurro con melancolía Rose.
— Es una promesa Rose, vamos no te separes mucho, al parecer la niebla más adelante bloquea la visión, tenemos que tener cuidado con cada paso que demos o podremos caer al vacío.— Respondió Mía quien se había concentrado tanto en no caer que su sentido de la escucha había omitido el sonido de pisadas corriendo hacia la ubicación de ambas.
— Avanzar más rápido, el camino se cierra una vez el último lobo elegido entre en el camino de la senda.— Mía observo a un lobo blanco por encima de su cabeza, cayendo justo frente a ellas.
— ¿ Quien eres tu para darme órdenes a mi?— La soberbia utilizada por mía hizo reír al lobo blanco.
— Mi mayor sentido pésamen por quien tenga que aguantar tremenda mujer con carácter, pero lo decía por tu bien y por el de ella. — El lobo ladeó su cabeza observando a Rose con aquellos ojos azules claros. — El último lobo este un poco más retrasado que vosotras, pero avanza con rapidez, si al cerrarse el camino las pilla en este tramo caerá al vacío — Hizo una pausa mientras seguía corriendo al ritmo de ellas— Por cierto soy Raziel y soy el descendiente de Glaciel el dios del hielo. — Mía se quedó callada por unos instantes, era educado pero también era bastante astuto y Raziel no iba a desaprovechar la idea de tirar por tierra las virtudes de los demás.
— Soy Mía y ella es Rose, gracias por el consejo, ahora vuelve a centrarte en tus asuntos.— Respondió de mala forma acelerando sus pasos alcanzando la velocidad de Raziel.
Consiguieron pasar el tramo de niebla y divisaron un gran castillo, antiguo con cuatro torres, la última de la izquierda estaba en ruinas, lo que llamó la atención de Rose.
— Ese castillo está en ruinas ¿como se supone que vamos a convivir entrando aire por aquel torreón ? — Pregunto Rose mirando la estructura.
— Eso es estética visual para mantener a los lobos comunes alejados de la academia, el castillo se mantiene intacto en su interior por la magia que hay dentro de él. Cuando lleguemos deberías darte una vuelta por la gran biblioteca de la academia, así aprenderás un poco de ti misma y de todo lo que te rodea.— Aquellas palabras fueron escogidas por Raziel con la intención de herir a Rose sin que ella se diera por aludida.
— Y tu deberías cerrar ese hocico, eres demasiado molesto.— Mía si había pillado la doble intención del lobo blanco.
Raziel quien no esperaba ser descubierto mostró sus colmillos en forma de risa.
— Rose ignorale, solo lo hace por molestar, pero que no se preocupe mucho, nosotras ya teníamos en mente ir a saber sobre nuestro pasado. — Mía se mostró hostil hacia el lobo blanco.
Los tres lobos se giraron al ver como la niebla se disipaba y se podía ver a un lobo de pelaje plateado con la pelambrera negra correr a gran velocidad hacia ellos.
— Mira por donde, el huérfano es el último en llegar, no es nada nuevo... Como nadie en su tribu lo quiere lo mandan aquí también. — Mía odiaba las injusticias y en este momento era una situación de injusticias, Mia empujó al lobo blanco hasta hacerlo caer.
— Deja de criticar a los demás y mira tus propios problemas mentales, tienes mucho que callar.— El lobo plateado se paró delante de ambos lobos y meneo la pelambrera diciendo algo que solo entendió Raziel.
— No me preocupa lo que pueda decir alguien que no me conoce, aprendí a ignorar ese tipo de comentarios. —
— De nada...— Susurro Mía mientras volvía a ponerse en camino, ahora junto a su hermana, Raziel y el lobo misterioso hacia la cima donde se encontraba la academia.
El camino no estaba siendo nada gentil con los cuatro lobos que luchaban por no enredarse en las zarzas y no ser vencidos por el frio que hacía cada vez que avanzaban.
— Dirge, controla estás enredaderas con tus poderes y facilitamos el camino.— El lobo de ojos rojos miro a Rose.
— Señor sin nombre, mi hermana se llama Rose, no Dirge, no me interesan los nombres que tengamos por nuestros antepasados, mis padres escogieron un nombre hermoso para nosotras.— Mía estaba a la defensiva con el.
— ¿ No me digas? ¿Acaso te has presentado como para saber vuestros nombres? Ni una pizca de educación lobita. — El diminutivo con picardía hizo que Mía se lanzará a por el, pero fue interceptada por Raziel.
— Acabáis de tener el primer intercambio de palabras y ya estáis peleando como en la leyenda... Esperemos que esta vez Celosía no muera por culpa de Gaius. — Mía observo confusa a Raziel.
— De que estás hablando, yo no morire y menos por alguien que no conozco. — Mía volvió a lado de su hermana quién había logrado utilizo el poder del bosque para limpiar el camino de mola hierba.
— Mía ignora esas palabras, son desconocidos...— Rose estaba algo afligida por la situación.
— Mi gran consejo esque dejes de decir tonterías y que vosotras visitéis la biblioteca mágica de la academia, allí no solo aprenderás de ti misma, también a usar tus habilidades.— Fue el último comentario de Raziel antes de salir corriendo detrás de él lobo plateado.
— Mía, creo que deberíamos tomar las palabras de Raziel enserio y estudiar sobre nosotras mismas.— Mía negó mientras volvía a ponerse en marcha.
— Esos documentos no hablan de nosotras Rose, hablan del pasado, además no tiene nada que ver que yo discuta con uno de ellos para que la leyenda y el pasado sea igual que ahora. — Volvió a negar, ella no creí en la profecía, ni en las leyendas de los anteriores poseedores.
En la puerta del gran castillo Solum se encontraban un lobo de pelaje rojizo con reflejos blancos en el lomo y un lobo un poco más pequeño de color arena con ojos verdosos, Mía no pudo evitar quedarse mirando al lobo de pelaje rojizo, tenía un color de ojos un tanto peculiar, parecía un arcoiris, ambos estaban teniendo una conversación.
— El Ferai que custodia la entrada, no abrirá la puerta hasta que estemos todos y que el camino debe quedar sellado.— Suspiro el lobo rojizo volviendo a su forma humana dentro de un matorral de hierba alta.
— Solo tenemos que esperar, no es para tanto... Corrimos demasiado.— El lobo de pelaje arena imitó al otro.
Ambos estuvieron unos minutos en los matorrales vistiéndose hasta que escucharon el sonido de varias pisadas.
— Ya han llegado los cuatro malditos... Por fin se abre la puerta, hacía frío... — Alugsukat quién era el portador del lobo boreal era acompañado por un chico más bajo que el y rubio.
— Pueden cambiar de forma en aquellos matorrales, los Ferai no quieren que crucemos al interior en nuestra forma de bestia.— El chico rubio tenía una sonrisa cálida o eso pensaron Rose y Mía al ver que las recibía amistosamente.
Me llevo más tiempo de lo esperado pero es un boceto, no está terminado ya que ésta sería una versión de ellos sin sus poderes liberados.
El capítulo 3 pronto lo subiré ya que hubo un imprevisto (mi cachorro se comió la hoja donde tenía el capítulo y me tocó rehacer este ) así que pronto lo subiré :)
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