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La Vida Después Del Adiós

el viaje

comienzo mí viaje, hace años que no tomo vacaciones. ni compro ropa innecesaria, todo para comenzar mí viaje de toda la vida. hoy salgo de Madrid con destino a Buenos Aires, Argentina. no llevo mucho equipaje. sólo estaré un mes, el cambio me favorece y compraré allí lo que me haga falta. ya tengo todo, boletos de ida y vuelta, hotel, mapas. mis familiares me preguntan porque voy tan lejos y encima dónde no conozco a nadie, es que necesito encontrar conmigo misma, saber que puedo valerme sola, estuve mucho tiempo recuperándome de una enfermedad complicada. sufrí una depresión que no me dejaba salir de mí departamento, quince años encerrada, saliendo solo con mí hermana y una vez por mes. por suerte mí trabajo es por internet y no tengo que salir. y estando de viaje puedo seguir haciéndolo, no me lleva más que dos horas diarias. es todo perfecto, obviamente mí hermana está preocupada, pero confía en mí, es muy importante para mí recuperación total. tengo 32 años, a los 17 años viajaba con mis padres de Madrid a Málaga, queríamos ir a la playa, mí hermana no quiso venir, ella es tres años mayor y estaba de novio, mis padres le ofrecí llevarlo a él, pero no podía porque recién comenzaba a trabajar, yo estaba feliz, sería hija única por primera vez. el viaje fue genial, pasamos unos días únicos, compramos muchos regalos para mí hermana, estábamos los tres muy culpables pero felices. eran aproximadamente 415 kilómetros de distancia, mí padre estaba acostumbrado a manejar y decidió regresar al atardecer después de un día de playa extremo. mí madre no quería, prefería que el descansará, pero nos convenció que estaba perfecto, a mitad de camino empezó a adormecerse, con míadre empezamos a cantar, y él siguió nuestro juego, estábamos cantando "la carretera" de Julio Iglesias y de pronto en una curva se nos aparece un camión de contramano, papá maniobró rápidamente, pero la rueda tocó la banquina y dimos tres vueltas en el aire, mamá salió despedida de había sacado el cinturón para poder girar mejor para mirarme.

los recuerdos siempre vuelven

murió en el acto, su cuerpo quedó sobre el pasto, no sé cómo pude salir, el techo del coche estaba sobre el pasto, me arrastré hasta ella, la moví. Le grité, le susurré, lloré sobre su cuerpo ensangrentado. y reaccioné, "¿papá? ¿papá?, ¿dónde estás papá?" escuchaba mí voz, pero no era yo, me dolía el cuerpo, apenas me pude levantar, y el dolor en la pierna me hizo volver a caer. Me arrastré de nuevo hasta el coche dado vuelta, las ruedas estaban aún girando, ¿papá?¿papi? un silencio horrible, hasta los insectos del campo tenían sus bocas cerradas, los coches paraban, la gente empezaba a acercarse. llegué hasta el vehículo, papá estaba cabeza abajo, enganchado con el cinturón, lo toqué, apenas respiraba, abrió los ojos, me vio y dijo "las amo, perdón, no me dormí". cerró los ojos, su respiración era cada vez menos imperceptible ⁹ llegó la policía, dos.ambulancias, subieron a mí papá en una, y a mí en otra, pregunté dónde estaba mí madre, y los camilleros me dijeron que no me preocupe, que estaba todo bien. Me desperté en el hospital, me habían operado la pierna, dos fracturas expuestas, mí hermana estaba ahí, con los ojos rojos, no me soltaba la mano. fue asi como empezó mí depresión y mí aprehensión a subir a los vehículos, mí hermana y yo estábamos solas en el mundo, ella me cuido, me protegió y no se separaba de mí. Con los años ella reanudó su vida, se casó, tuvo tres hijos preciosos, ellos fueron cambiando mí vida de a poco. ahora te preguntarás ¿porque este viaje?, era un plan de mis padres, viajar a Argentina, llevarnos a mí hermana y su novio y a mí, era una sorpresa de Navidad. Pero yo necesite 15 años para tomar coraje, así que, allí voy

las vacaciones

el viaje en avión no me asustó, no me gustan las carreteras, eso no, pero el avión es perfecto. Dormí mucho en el viaje, leí, comí una carne muy rica, mí compañera de asiento me dijo que en Buenos Aires las había mucho mejores. Hicimos escala en San Pablo, Brasil. Y a la hora ya estaba de nuevo en viaje. llegué por fin, ya estoy en mí lugar de vacaciones, el problema es que me dijeron que tengo que viajar por una autopista por una hora aproximadamente, tengo opción a un vehículo de alquiler o un autobús, me parecen más seguros los últimos, así que espero los maletas y busco el autobús que me lleva a mí hotel en el centro de la ciudad en Maipú y Paraguay. El viaje fue casi tranquilo, unos camiones me asustaron al pasar rápido cerca del micro, pero saque la foto de mis padres de la cartera y la apreté a mí pecho, cosa habitual cuando me pongo nerviosa. cerré mis ojos recordé los últimos minutos con mis padres, pero me detuve justo antes del accidente, un recurso que me enseñó mí hermana para rememorar momentos felices, y así sin más llegue al Hotel Pulitzer Buenos Aires, me sorprendí con la modernidad de la recepción todo en blanco, negro y dorado, con pisos de madera clara, y la recepcionista de impecable traje negro con camisa blanca, extremadamente amable, con una sonrisa natural, no esas sonrisas fingidas de ciertas personas que te das cuenta que es una actuación, y por cierto bastante mediocre. Mientras esperaba que chequearan mí reserva, se acercó a mí lado un grupo de personas, parecían ser una familia, los atendió el otro recepcionista, eran cinco personas, pensé en el motivo de mí viaje, bien podríamos haber sido nosotros, mis padres, mí hermana, su novio y yo. había dos parejas, una joven y una mayor, y un hombre de unos 40 años, las parejas reían y hablaban entre ellas, pero él observaba todo en silencio, como quien quiere guardar las vistas del lugar en su mente. La recepcionista me saco de mí pensamiento. -señorita, el Bell boy la guiará a su habitación, que tenga una excelente estadía.- -muchas gracias- No tenía deseos de dejar el lugar, pero seguí al joven que llevaba mis maletas. La alfombra beige, roja y negra cerca del ascensor me hizo sentir que pisaba algodón, las puertas del elevador eran plateadas pulcras, mientras esperábamos que se abrieran me distrajo el ventanal que mostraba toda la ciudad, para ser sincera, no me imaginaba una ciudad tan moderna. llegué a mí habitación le ofrecí al muchacho diez euros cuando se estaba yendo y vi la sorpresa en sus ojos, su sonrisa que le iluminó el rostro. y repitió tres veces gracias. Cuando hice la cuenta le había dado al Bell boy más de 700 pesos de moneda argentina, tendré que ser menos generosa, pero su expresión fue inolvidable, como la habitación, tan cálida con una cama blanca con almohadas blancas y cojines azules, con espejos a los lados, la alfombra tan suave que enseguida me quite mis zapatillas para sentirla en mis pies, era negra con bordes finos blancos y unas franjas azules, las paredes en un gris-celeste adorable, me senté en la cama, miré el sillón beige que tenía enfrente, me levanté despacio, tenía miedo que todo desapareciera, que fuera un sueño, me acerque al sillón, el cuero se sentía frío y suave, camine unos pasos hacia la cómoda blanca, examine cada cajón y cada puerta, en el último cajón encontré prolijamente dispuesto el control remoto de la televisión, la encendí, pero baje completamente el volumen.

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