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TOMA MI MANO

Capítulo 1. Cumpleaños

Capítulo 1. Cumpleaños

Hace una semana que mi madre y yo regresamos de Louisville Kentucky, había aprovechado las vacaciones de verano para visitar a mis abuelos maternos. Vivimos durante mucho tiempo ahí, pero hace un poco más de tres años que nos mudamos a Virginia Beach, donde papá expandió los negocios.

Me había negado a mudarme de la ciudad donde crecí, de esa hermosa casa donde creamos tan bellos recuerdos y de alejarme de mis amigos de la infancia; pero papá insistió. En Virginia, vivimos en una linda zona residencial en Haywards Heath.

La alarma ha sonado un par de veces pero solo extiendo mi mano para seguir retrasando lo que se supone debía haber hecho hace más de media hora. Escucho el sonido de la manija de la puerta y me escondo bajo el edredón, ocultando mis hinchados ojos y la última travesura que hice anoche.

- Happy birthday to you\, happy birthday to you\, happy birthday querida Krysten\, happy birthday to you. – Es mi madre invadiendo mi espacio para aturdirme con los graznidos que salen de su boca.  – Tienes que apagar las velas cariño. – Dice con ternura.

- Basta mamá\, ya no soy una niña. – Veo a mi padre junto a ella cuando asomo el rostro. -No tienen que hacer esto. – Reclamo enfadada cubriéndome de nuevo bajo el edredón.

Es  miércoles 15 de abril y cumplo veintiún años, cierro los ojos exasperada, me están tomando con la guardia baja, ahora no estoy en condiciones de defenderme, en cuanto me vean asomar la cabeza sé que tendrán muchos reclamos qué hacerme.

- Vamos cariño\, tenemos que ir a trabajar. Baja para desayunar y cortar el pastel. – Dice mi madre\, estoy segura de que papá luce desesperado observando impaciente el reloj en su mano.

- Bien\, ahora bajo\, solo déjenme entrar al baño a asearme. – ‘¿Pastel? Acaso no ven que lo que menos necesito son más calorías en mi cuerpo’. - Me quejo en mi mente.

En cuanto escucho que salen de mi habitación, me pongo de pie y corro directo al baño. He tomado una ducha rápida, limpio con mi mano el espejo empañado a causa del vapor y me observo unos instantes mientras sonrío divertida. Me pongo unos jeans ajustados de corte alto y un suéter color rosa pastel, tennis blancos, peino mi cabello y aplico un poco de gloss en mis labios y máscara para pestañas.

- Bien, llegó el momento. – Murmuro.

Bajo la escalera, puedo ver a mis padres esperando en el comedor, ambos están de espaldas, mi madre está ayudando a Anna a poner la mesa para servir el desayuno y mi padre está perdido en su teléfono móvil, seguramente leyendo su correo electrónico. Escucho el timbre de la puerta, Anna, la chica de servicio sale de la cocina para abrir, pero antes de llegar me observa con curiosidad y sonríe.

- Buenos días familia. – Es la voz de mi tío Edmund, papá consideró conveniente vivir en Virginia, pues nos permite estar más cerca de su hermano menor, tío Edmund es un General de la Fuerza Militar de Virginia Beach; un guapo solterón de treinta y siete años entregado al amor por servir a su nación;  luce tan genial con su uniforme de general. Abre los ojos en cuanto me ve al pie de la escalera y se acerca para abrazarme.

- Mi pequeña, ¿sabes que tus padres se pondrán furiosos? – Entrecierra los ojos, mientras sonrío cínicamente.- Debo decir que te luce genial, aunque… me gusta tu cabello natural. – Alborota mi colorido cabello y sostiene mis hombros por atrás mientras me empuja hacia el comedor, pero antes de llegar, vemos entrar a Kevin, mi hermano mayor.

- Buenos días. – Saluda Kevin, observándome con los ojos entrecerrados, con cierta pizca de desprecio.

- Qué bueno que llegaron… - Mi padre me observa\, puedo ver esa expresión de reproche en sus ojos. - ¿Qué carajos le hiciste a tú cabello Krysten? – Pregunta molesto.

- No exageres. – Interviene mi tío. – ¡Luce angelical! – Sonríe.

- Sí\, por supuesto. Creo que… bueno\, mi linda y angelical hija siempre está pensando en las tantas formas que puede hacerme enfadar.

- Papá\, obsérvame bien\, ¿qué es lo primero que notas cuando lo haces?

- Tu cabello ahora es demasiado colorido. – Responde mi padre con indiferencia.

- Exacto\, ahora la gente se concentrará en mi cabello y no en el volumen de mi cuerpo. - Me burlé.

- Krysten\, no sé qué piensen los chicos cuando te ven cariño\, pero en lo que a mí respecta\, eres una chica hermosa\, con hermosas curvas. Todo depende del criterio de una persona\, no te dejes llevar por lo que veas en internet o en las revistas\, los estándares de belleza no deberían de basarse en cuán delgada es la cintura de una chica. – Dice mi madre.

- Y… no a todos los hombres nos gustan las chicas de piernas largas. – Agregó mi tío. – Eres hermosa y quien diga lo contrario no aprecia la verdadera belleza. – Mi padre y hermano permanecen en silencio.

- Bien\, desayunemos antes de que se enfríe. – Dijo mi madre poniendo una bandeja de pan frente a nosotros.  - ¿Qué planes tienes para hoy Krysten? – Pregunta fijando su mirada en mí\, odio ser el tema de conversación\, sobre todo cuando mi hermano me observa con cierto desprecio en sus ojos\, haciéndome sentir incómoda.

- Ahh\, pues no lo sé mamá. Ya que ustedes irán a trabajar y hoy es mi cumpleaños\, planeo divertirme sola. Ya saben\, ir al centro comercial y perder el tiempo en tantas tiendas me sea posible para después regresar a mi habitación y seguir durmiendo. – Me burlo sabiendo que mi madre no soporta el sarcasmo\, cuando veo la expresión en su rostro pongo los ojos en blanco. – Iré al centro comercial a comprar algunas cosas que necesito y luego me reuniré con los chicos.

- Organizaremos algo el fin de semana cariño\, ya lo habíamos hablado. Papá y Kevin están ocupados en el trabajo.

- Lo sé mamá\, no me he quejado por eso. – Me concentro en continuar con mi desayuno\, evitando la mirada de Kevin.

Kevin es el hijo que mi padre tuvo en su primer matrimonio, cuatro años después de su divorcio, conoció a mamá y tan solo un año después se casaron. Para cuando yo nací, Kevin tenía nueve años, conforme fui creciendo me di cuenta que no éramos muy afines, supongo que la diferencia de edad tampoco ayudó, en realidad no tengo idea de qué pase por su mente, cada quien lidia con sus propios demonios internos y solo intento no prestarle demasiada importancia aunque no siempre es fácil, nos vemos con mucha frecuencia. Mi padre, Edward Ghant es el director de la compañía naviera EGN- Group en Virginia Beach, desde que extendió sus negocios a esta zona, Kevin ha estado a su lado trabajando con él y es común verlo en la casa.

Después de desayunar y de partir el pastel, tío Edmund se puso de pie y puso frente a mis ojos, un estuche que sacó del bolsillo de su traje.

- Esto es para ti cariño\, yo… espero que te guste\, debo retirarme ahora\, tengo que volver al cuartel. - Mi tío se acercó a mí y me dio un beso en la cabeza.

-  ¡Tío, esto no era necesario! – Mi tío sonrió, por supuesto que yo estaba mintiendo, amaba recibir regalos y quién no. Mis ojos brillaron cuando abrí el estuche, era la nueva línea de maquillaje de La Prairie, mi tío había gastado algunos miles de dólares en él. – Es… esto es demasiado tío, pero gracias, me encanta. – Me puse de pie y me lancé a sus brazos.

- Bien, ya suelta a tu tío que debe ir a trabajar. – Intervino mi padre. – Y nosotros también, ¿quieres que te dejemos en la plaza?

- Ustedes váyanse, me queda de paso. – Dijo mi tío.

Después de que mis padres y Kevin se fueran, subí a mi habitación para cepillar mis dientes y bajé de prisa para no atrasar más a mi tío.

- Bien\, vámonos pequeña. – Corro hacia él y tomo su mano jalándolo hacia la puerta principal. Cerca del porche de la entrada estacionó su Hummer H1\, uno de los autos más icónicos de uso militar.

Mi tío desactiva la alarma y me ayuda a subir a su camioneta, cierra la puerta y lo veo rodearlo para subirse.

- ¿Me vas a contar qué planeas hacer realmente? – Pregunta sonriendo con los labios apretados, mientras mantiene la mirada fija en la carretera.

- Lo que dije es cierto tío\, mis amigos me encontraran en la plaza Lynnhaven y luego iremos a la playa. – Con mi tío podía hablar libremente\, confiaba en él porque siempre me escuchaba\, si era necesario me daba un consejo. Me trataba con delicadeza y ternura por ser la única niña de la familia\, era muy diferente a mi padre\, él siempre estaba ocupado en el trabajo y no era tan afectuoso conmigo\, su personalidad fría y distante siempre me hacía mantenerme al margen.

Me puse el cinturón de seguridad, mi tío conducía su camioneta hasta Lynnhaven Mall, uno de los centros comerciales más grandes al suroeste de Virginia Beach.

- Eh… ¿qué tal va todo con Kevin? – Pregunta mi tío\, probablemente se dio cuenta de su apatía durante el desayuno\, ni siquiera me había  felicitado.

- Bueno, intento mantenerme al margen de sus asuntos y… completamente alejada de él. – Sonreí dejando escapar un suave suspiro. - Ni siquiera sé por qué es así conmigo. – De algo estaba segura, ni mi madre ni yo teníamos la culpa de lo que había pasado entre papá y su madre.

- Kevin ha crecido cariño, tuvo que madurar a muy temprana edad, ahora sus asuntos están enfocados a los negocios. No pienses demasiado en eso, estoy seguro de que te quiere, solo que no sabe cómo demostrártelo. – Tío acarició mi cabello mientras conducía.

- Sí\, supongo que es como papá. – Se hizo un silencio en el interior de la camioneta\, mi tío sabía de qué estaba hablando\, sabía que papá no era el tipo más emocional y expresivo del mundo.

- No debo decirte que te portes bien\, ¿cierto? – Pregunta mi tío cuando estaciona la camioneta en el centro comercial\, algo llama su atención en el estacionamiento pero no le tomo demasiada importancia. Me acerco para despedirme de él y bajo de un solo salto de la camioneta.

Una vez dentro, me dirijo al Starbucks para pedir un mango dragonfruit, una bebida refrescante que siempre suelo pedir cuando entro al establecimiento. Una vez que pago y me entregan mi pedido, decido dar algunas vueltas por las tiendas que siempre visito solo para checar las novedades. Entro al área de accesorios y cosméticos de J.C. Penney, es donde siempre pierdo el tiempo, colecciono labiales de las marcas Chanel y Mac. Observo los aparadores y solicito a la chica la barra de labios rouge coco, una línea de hidratación para los labios. Nunca me detengo a comprar ropa, es un fastidio probarme prendas que al final no me sientan bien y sé que es estúpido gastar en más maquillaje ya que mi tío acaba de hacer una gran inversión en ese capricho mío, pero supongo que solo es un impulso.

Estoy a punto de pagar en caja cuando escucho que llega un nuevo mensaje a mi teléfono móvil, reviso mi celular, es un mensaje de mis amigos. Están en el estacionamiento, así es que apresuro un poco a la cajera hasta que tengo en mis manos la pequeña cajita que guardo en mi bolso.

Corro hacia la salida, tengo que caminar algunos tramos más largos antes de poder llegar al estacionamiento, me distraigo leyendo un nuevo mensaje que Lizzy ha enviado a nuestro chat de grupo de amigos cuando siento un fuerte golpe en la frente. Creí haber golpeado contra alguna pared, pero mientras estoy sobando mi frente con la cabeza abajo, veo un par de tennis blancos. Levanto la vista, con quien acabo de chocar es un guapo chico de ojos verdes.

- Perdón\, estaba distraída. –Me disculpo.

- ¿Estás bien? – Pregunta\, mientras me observa fijamente.

- Sí, yo… estoy bien. – Pongo los ojos en blanco al notar que su mirada se concentraba en mi cabello. - Perdón, debo irme. – Intento moverme, me siento avergonzada por la forma en que me ha observado, aunque deba ser todo lo contrario.

El asiente con la cabeza, hay una sonrisa en su rostro que lo hace lucir extremadamente atractivo, sacudo la cabeza intentando aclarar mis pensamientos, levanto la mano brevemente para despedirme y asiento con la cabeza para saludar al hombre a su lado, quien supongo debe ser su padre.

Continúo corriendo, esta vez con la cabeza arriba, viendo directamente hacia el frente para evitar chocar con alguien más hasta que salgo del centro comercial hacia el estacionamiento, donde mis amigos me esperan.

Capítulo 2. Sandbridge Beach

Capítulo 2. Sandbridge Beach

 

 

- ¡Krysten! – Escucho la voz de mis amigos\, Brandon está de pie\, fuera de la camioneta; mientras Mike\, Lizzy y Betty gritan desde el interior de ella.

 

- ¡Oh por Dios! Mujer, ¿qué te has hecho? – Pregunta Lizzy en cuanto me acerco.

 

- Yo… bueno\, lo vi en internet y quise intentarlo. – Me excuso un poco tímida.

 

- Se te ve genial amiga. – Afirma Betty.

 

Noches anteriores, mientras navegaba por internet, vi a una chica pintarse el cabello de varios colores y me fascinó, quise intentarlo en mi largo cabello; así es que fui a un salón de belleza para que me hicieran algo parecido, pero con mi propio estilo. Había cambiado mi cabello color castaño claro por negro azabache con tonos violetas y rosa en las puntas. Por suerte mis padres no estaban en casa cuando llegué y para cuando lo hicieron me hice la dormida. Corro hacia Brandon, el me abraza y me felicita, los chicos bajan de la camioneta y hacen lo mismo.

 

- Vienes preparada, ¿cierto? – Me pregunta Lizzy en cuanto subimos a la camioneta.

 

Asiento con la cabeza mientras levanto ligeramente mi blusa para mostrarle mi traje de baño, Brandon conduce su camioneta hasta Sandbridge Beach, una de las playas más tranquilas de Virginia Beach, en cuanto llegamos, ayudamos a bajar las cosas que están en la parte trasera de la camioneta. Desde sillas plegables, neveras con algunas bebidas alcohólicas, refrescos, bolsas de papas fritas, golosinas y un balón para voleibol. No tardamos mucho en dejar las cosas, cuando todos comenzamos a quitarnos la ropa para quedar en traje de baño y corrimos hacia el mar. La temperatura del agua era perfecta, ni muy fría ni caliente. Brandon y Mike comenzaron a hacerse bromas entre ellos, todos nos quedamos a cierta distancia de la orilla. Fue un gran día, me sentía feliz de poder compartir este día con mis amigos.

 

Había pasado cerca de dos horas, estábamos agotados por estar jugando voleibol, todos estábamos cubiertos de arena y me ardían los antebrazos por golpear la pelota, además de que ese deporte no era mi fuerte y no sabía cómo recibir el balón. Al poco tiempo, después de que todos estábamos sentados tomándonos un descanso, llegaron dos camionetas Traverse con un grupo de chicos y chicas. Por último, vimos que se les unieron dos chicos en una pick up negra 4x4 Shelby raptor que tenía un par de motos KTM 250 SX-F para motocross.

 

En cuanto todos bajaron de sus camionetas, se nos quedaron viendo, yo simplemente me di la vuelta y me senté en una de las sillas. Mis amigos hicieron lo mismo y comenzamos a platicar, intentando no prestarles atención, pero uno de ellos se acercó para invitarnos a jugar futbol americano, las chicas y yo nos negamos, no nos apetecía ese tipo de juegos y los chicos al ver nuestra incomodidad decidieron quedarse junto a nosotras.

 

- Lo siento amigo\, no somos buenos en futbol americano. – Se excusó Mike.

 

El chico se alejó y pronto los vimos corriendo con el balón en mano, yo estaba distraída tomándome fotos con las chicas, cuando sentí un fuerte golpe en la cabeza, me habían golpeado con el balón.

 

- Perdón\, ¿estás bien? – Preguntó uno de los chicos.

 

Tenía los ojos nublados, el golpe había sido demasiado fuerte, giré mi rostro al escuchar las risitas que se escuchaban tras de mí, las chicas sonreían burlonamente y murmuraban entre ellas sin importarles que yo las estuviese observando.

 

- Ella está bien. – Dijo Brandon poniéndose en cuclillas frente a mí. – Es mejor que nos vayamos. – Yo asentí con la cabeza\, mientras él me ayudaba a ponerme de pie.

 

- ¿Acaso eres su novio? – Preguntó el tipo enfadado por la reacción de Brandon. – Oye\, solo intento discúlpame con ella\, en verdad no fue nuestra intención. – Insistió el tipo.

 

- Solo aléjate\, mientras tú finges preocupación\, tus amigas parecen estar disfrutando de esto. – Estaba molesta\, él simplemente levantó las manos intentando excusarse y se alejó de nosotros.

 

Mientras nosotros recogíamos las cosas para subirlas a la camioneta, los dos chicos que se les unieron a lo último, comenzaron a andar en sus motos a lo largo de la playa, en otro momento hubiese sido divertido, pero ahora tenía un fuerte dolor de cabeza a causa del golpe y el ruido no ayudaba.

 

- No sé ustedes chicas, pero yo ya tengo hambre. ¿Qué les parece si vamos a comer a Chesapeake Bay? – Dijo Brandon, cuando terminamos de recoger las cosas.

 

- ¿Se van tan pronto? – Se detuvo frente a nosotros uno de los chicos que estaba conduciendo una moto.

 

- Llegamos desde temprano\, iremos a comer algo antes de volver a casa. – Respondió amigablemente Mike.

 

- Bien\, bien\, pero… ¡No deberían regresar a la morsa a la playa! – Gritó el chico\, haciendo que las chicas se rieran a carcajadas.

 

- Déjala en paz imbécil. – Dijo Brandon tomando mi mano y poniéndome detrás de él. – No le hagas caso Krysten\, vamos a enjuagarnos y a cambiarnos para irnos de aquí.

 

Los cinco nos acercamos a las regaderas que estaban instaladas cerca de la playa, después de enjuagarnos, Brandon puso una toalla sobre mí para que me secara; mientras él iba a buscar la camioneta y la estacionó frente a nosotros. Brandon bajó de la camioneta y me ayudó a subir, Mike hizo lo mismo con Lizzy y Betty. Nuestra visita a la playa no había terminado como hubiésemos querido, decidimos irnos antes de que los otros chicos intentaran buscar problemas.

 

- No le hagas caso Krysten\, solo es un imbécil sin cerebro. – Mis amigas intentaron consolarme\, hacía tanto tiempo que me había acostumbrado a este tipo de burlas\, que una más no significaba nada\, o al menos eso intentaba demostrar. Mis padres siempre insistían en que mis curvas eran hermosas\, pero hacia tanto que mi peso me molestaba\, que afectaba mi autoestima\, aunque siempre intentara ocultar mis verdaderas emociones con una sonrisa.

 

- ¿Estás bien? – Preguntó Brandon en cuanto subió a su camioneta.

 

- Estoy bien chicos\, no se preocupen\, ¿sí? – Respondí.

 

- Bien\, al menos nos divertimos un poco. – Gruñó Mike\, obviamente también le había molestado la actitud de ese tipo.

 

- Ya chicos\, no vale la pena molestarse por culpa de ellos. Vamos a comer. – Dije intentando calmar los ánimos de Brandon y Mike.

 

Después de disfrutar de un festín de cangrejos azules y algunos otros platillos con mariscos, salimos del restaurante Crab Claw alrededor de las siete de la noche, cuando recibí una llamada.

 

- ¡Hola cariño! ¿Dónde estás? – Preguntó mi madre en cuanto atendí su llamada.

 

-  Ahora estamos a punto de salir de Chesapeake Bay, nos pondremos en camino pronto mamá.

 

- Bien cariño\, dile a Brandon que conduzca con cuidado. ¡Te amo! – Se despidió mamá antes de colgar.

 

Todos subimos a la camioneta de Brandon esperando a que él terminara de ajustar el cinturón de seguridad para conducir hacia casa.

 

- Entonces\, ¿estás segura de que tu padre no se molestará si nos ve llegar el sábado a tu casa? – Preguntó Brandon.

 

- Es mi cumpleaños\, sería el colmo que no pudiera invitar a mis amigos.

 

Conocí  a los chicos en la universidad, los cuatro siempre fueron muy amables y amigables conmigo y eso hizo mucho más fácil mi transición en Virginia Beach, logré adaptarme fácilmente a la ciudad y a los nuevos cambios.

 

Brandon encendió la radio, las estaciones parecían haberse puesto de acuerdo para poner únicamente canciones románticas, Mike cambió las estaciones mientras Brandon se concentraba en conducir hasta que encontró una de las canciones que solíamos escuchar cuando nos reuníamos en su casa.

 

‘Los análisis dan alcohol, dicen que ha bebido nuestro conductor. Debido a su mal estado, al final hemos chocado. Después de tanto ruido hemos salido como hemos podido. El coche destrozado, no entiendo nada estoy tan atontado. No ha habido graves heridos, de esta hemos salido vivos. Y es que siempre estamos viviendo de noche, siempre tomando cosas, viajando en coche. Siempre acompañando a la madrugada, que a veces nos enseña su mala cara’.

 

Todos comenzamos a cantar, no importaba qué tan buenos o malos éramos en ello, nuestros gritos llamaban la atención de algunos conductores que pasaban cerca de nosotros, apostaba lo que fuera a que pensaban que estábamos bajo los efectos del alcohol.

 

Para llegar a Haywards Heath donde estaba nuestra villa, Brandon tomó la avenida principal Lynnhaven Pkwy, estábamos pasando el cruzamiento de Centerville Turnpike cuando vimos una pick up negra 4x4 Shelby raptor, igualita a la que conducía el imbécil de la playa que se burló de mí justo antes de que nos fuéramos. La camioneta comenzó a acercarse demasiado a nosotros, ellos sonreían pero para nosotros no era un juego, al menos no le veíamos lo divertido.

 

- ¿Qué intentan estos imbéciles? – Se quejó Brandon mientras continuaba evitándolos.

 

Escuchamos la sirena de una patrulla de tránsito, la pick up frenó de golpe, Brandon por el contrario, en lugar de pisar el freno, aceleró, supongo que estaba aún más nervioso que cualquiera de los que estábamos con él, quizás simplemente intentaba alejarse de ese par de imbéciles y no prestó atención a la sirena. Para cuando reaccionó, acababa de pasarse un semáforo y estuvimos a escasos centímetros de chocar contra otro automóvil. Brandon dio un volantazo haciéndonos quedar a mitad de camino de Indian River Rd.

 

- ¡Demonios! – Gritó Brandon con las manos aferradas al volante.

 

 

Capítulo 3. Enfrentando a papá.

Capítulo 3. Enfrentando a papá.

 

En Indian River RD, hay una pequeña intersección de subida en la que los vehículos se pueden desviar para avanzar hacia Lynnhaven Pkwy, nosotros quedamos atravesados en esa calle. Para nuestra buena fortuna, no chocamos con nadie más, pero el policía de tránsito nos había alcanzado y había visto absolutamente todo, al menos la parte en la que nos volamos un semáforo.

 

- ¿Están todos bien? – Preguntó, desviando su mirada de los chicos y observando hacia los asientos traseros donde estábamos nosotras.

 

- Nosotros… sí, creo que todos estamos bien. – Respondió Brandon nervioso.

 

- Sus documentos por favor. – Pidió el oficial.

 

- Maldita sea\, estamos en problemas. – Se quejó Mike en voz baja.

 

- Bajen del auto por favor. – Dijo el segundo oficial cuando se acercó del lado de Mike.

 

Los cinco bajamos de la camioneta con cuidado, estábamos nerviosos, el oficial nos observó detenidamente y luego nos explicó que procedería a hacer una inspección del vehículo, mientras su compañero nos revisaba. Escuchamos hablar al oficial que revisaba la camioneta por radio.

 

- Bien\, esperaremos a la grúa para que se lleve la camioneta y luego nos acompañaran a la estación de policía. – Dijo el primer oficial cuando terminó de revisarnos.

 

- Tienen a los otros. – Escuchamos al segundo oficial informarle.

 

Era mi segunda vez en la estación de policías, tras dar nuestra declaración de los hechos, nos pusieron juntos en una celda. Para nuestra mala suerte la estábamos compartiendo con los dos tipos de la pick up negra de la playa.

 

- ¿Esperaran a que sus papis vengan a rescatarlos? – Se burló uno de ellos\, Brandon había perdido la paciencia\, estábamos ahí por su imprudencia; cuando lo vimos acercarse al tipo con intenciones de golpearlo\, Mike y yo lo detuvimos.

 

Después de tranquilizarlo, Brandon y yo nos quedamos sentados en el piso mientras yo apoyaba mi cabeza en su pecho, todos estábamos preocupados, habían pasado dos horas desde que nos llevaron a la estación y aún no habían llegado nuestros familiares.

 

- Nadie sabrá lo mucho que amé\, nadie verá mi llanto… - Tan pronto como empecé a cantar\, Brandon comenzó a reír.

 

- ¿En serio Krysten? Estamos en una celda y se te ocurre cantar la canción de Zazú. – Se burló mientras pellizcaba ligeramente mi barbilla.

 

- ¿Qué esperas que haga? Estoy aburrida y aún más nerviosa\, no tengo idea de cómo va a reaccionar el energúmeno de mi padre. – Dije en voz baja.

 

- Podrías haberle hablado a tu tío\, pero decidiste no hacerlo.

 

- Da igual\, si papá se entera es seguro de que mi tío también. ¡Uff\, qué vergüenza! – Me quejé.

 

- Pueden salir. – Escuchamos a un oficial al tiempo que abría la celda. – Ustedes dos, esperaran aquí un poco más. – Le dijo a los chicos de la pick up.

 

Después de pasar el pasillo tomada de la mano de Brandon, nos encontramos con las miradas furiosas de nuestros padres, los chicos bajaron la cabeza, yo en cambio fijé la mirada en mi padre, que tampoco lucía contento. Papá caminó hacia la salida sin dirigirme la palabra, yo giré mi rostro para ver a mis amigos, solo hicimos un gesto de despedida antes de que cada uno se fuera.

 

- ¡Krysten! – Escuché la voz de Brandon tras de mí.

 

- ¿Qué pasa? – Le pregunté tan pronto me detuve.

 

- Quería dártelo desde que llegamos a la playa, pero no tuve oportunidad, lamento que las cosas hayan terminado así este día. – Brandon puso en mi mano una pulsera de color negro, hecha a mano, parecía paracord, un tipo de cuerda de nylon trenzado en diferentes estilos, pero lo que me encantó, es que en medio, había un corazón con la palabra ‘bitch 1’ inscrita.

 

Lo abracé cariñosamente, Brandon era uno de mis mejores amigos, después de separarnos, movió frente a mí su mano, en su muñeca, había una pulsera idéntica a la mía que tenía inscrita la palabra ‘bitch 2’. Me reí a carcajadas olvidando por completo que mi padre esperaba furioso por mí junto a su auto.

 

- ¡Krysten! – Escuché a mi padre gritar tras de mí.

 

- Yo igual lo lamento. – Susurré antes de que él se fuera.

 

- No tuvimos la culpa. – Me excusé con mi padre tan pronto me acerqué a su auto.

 

- Será mejor que no digas nada Krysten. – Advirtió mi padre entrando al auto y cerrando de un portazo.

 

El camino a casa fue tan incómodo, él me observaba de repente, y yo simplemente me mantuve en silencio para evitar decir algo que lo hiciera enfurecer más, con papá las cosas funcionaban así, él conocía su carácter y por eso siempre esperaba a calmarse para hablar conmigo.

 

Cuando entré a la casa, mamá me esperaba en la sala acompañada de Kevin, no entendía por qué tenía que estar ahí, mi expresión cambió por completo en cuanto lo vi sentado con una pequeña sonrisa en la comisura de sus labios, casi imposible de distinguir. Cualquiera que lo viera pensaría que estaba realmente preocupado por mí, pero yo sabía que solo quería ver como papá me regañaba.

 

- ¿Qué pasó Krysten? – Preguntó mamá en cuanto me acerqué a la sala\, pero antes de poder responder\, papá intervino.

 

- Olvídate de la fiesta del fin de semana\, estarás castigada. – Dijo molesto\, se había estado conteniendo en la estación de policías.

 

- Yo sonreí con los labios apretados. – Bien\, como tú digas papá. – Me puse de pie y caminé para ir a mi habitación.

 

- No he terminado Krysten\, nadie te ha dicho que puedes irte. – Me detuve a mitad del camino y giré mi cuerpo para quedar frente a él. – No puedes dejar de causar problemas ni siquiera el día de tu cumpleaños\, pareciera que siempre andas buscando la forma de fastidiarnos. – Se quejó mi padre.

 

- No fue nuestra culpa papá\, no es que yo ande por ahí buscando cómo fastidiarte la existencia\, tengo mejores cosas qué hacer. Pero ni siquiera me voy a detener a explicarte lo que realmente pasó\, es una completa pérdida de tiempo.

 

- ¡Krysten! – Intervino mi madre.

 

- No mamá\, estoy segura de que le explicaron lo que había pasado en la estación de policías\, pero no le importa\, solo está buscando una estúpida excusa para castigarme y así zafarse de la fiesta.

 

- Sí\, me explicaron en la estación lo que pasó\, se salvaron únicamente por que la patrulla que los detuvo vio lo que había pasado y se comprobó todo gracias a las cámaras que había en el lugar. Pero eso no justifica el por qué habían envases de cervezas en la camioneta de tú amiguito.

 

- Solo tomamos un par de cervezas cuando estuvimos en la playa\, ninguno de los cinco estaba ebrio y Brandon jamás hubiese actuado así si no hubiese sido por esos dos imbéciles que nos molestaron.

 

- Ya es hora de que dejes de actuar como una niña\, estoy harto de tu comportamiento\, no saldrás de tu habitación hasta que empiecen las clases en la universidad. – Advirtió mi padre\, haciendo que me burlara pues aún faltaban tres semanas para hacerlo

 

Papá siempre sacaba a relucir mis errores pasados, sí, últimamente no era la chica bien portada que él esperaba, no comparada a mi perfecto hermano mayor, soy caprichosa, voluntariosa, obstinada y muy directa al hablar, a veces más de lo que él podía soportar. No podía excusarme diciendo que solo era una chica de veintiún años viviendo mi vida como mejor me parecía; estaba a punto de terminar la carrera y seguía viviendo en casa con mis padres y viviendo de su dinero, él solo estaba aprovechando esta situación para sacar todo lo que tenía guardado y que se calló solo para hacer feliz a mi madre.

 

Debía darle la razón, debía de mantenerme callada, pero siempre tenía ese incontrolable impulso por responder, pero seamos sinceros, qué adolescente no lo hace. Hoy nos clasifican por generaciones, desde los millennials o generación y, generación z o también llamados generación de cristal. Ahí es donde estamos todos los que nos sentimos inseguros, inestables, con poca paciencia e intolerantes a la crítica, a los que nos dimos por vencidos según las opiniones de muchos, pero desde mi punto de vista, creo que hay una razón por la cual nos sentimos de esa manera, pueden haber muchas cosas que nos provoquen sentirnos así y sí, puede ser que solo estemos gritando en silencio, queriendo llamar la atención, aunque suene estúpido, aunque hayan muchas formas de hacerlo, aunque podamos sentarnos y hablar como gente civilizada, pero no siempre es posible, no todos están abiertos a hablar sobre las cosas que nos afectan, y yo me siento así, no me siento cómoda ni capaz de poder sentarme frente a mi padre, sin sentir como me quema con su mirada de reproche, juiciosa, haciéndome sentir en una especie de interrogatorio y no en un círculo de confianza.

Es como si nuestros padres hubiesen olvidado su adolescencia, cuando ésta llega, siempre viene acompañada por crisis existencialistas, problemas de identidad, donde se supone que debemos forjar nuestro carácter pero en vez de eso somos como una pequeña de bomba de tiempo, siempre intentamos autodestruirnos en nuestro afán por experimentar y probar nuevas cosas, por muy estúpidas que parezcan.

 

Yo constantemente discuto con mi padre, mi abuela decía que somos muy parecidos y que por eso no nos soportamos, nuestra relación empezó a ir en picada desde que me convertí en una adolescente. Primero, no soportaba el hecho de que me hubiera negado a estudiar algo que él quería, lo hizo con Kevin y pensó que yo sería tan manipulable como él, pero no, tan pronto como supe que me había inscrito en la carrera de finanzas fui a darme de baja y a inscribirme en psicología, específicamente en psicología clínica. No estaba interesada en el negocio familiar, si bien vivía de él por ahora, no pensaba estar bajo la sombra de mi padre solo para obtener una rebanada de pastel cuando él estuviese viejo. Y si sumamos a eso, que mis constantes cambios de humor, mis arranques de ira, mis constantes acciones impulsivas me llevaron a visitar por primera vez la estación de policías, cuando me volé un semáforo y arruiné el camaro zl1 en color rojo que mi padre le había regalado a Kevin, el auto sufrió algunos arañazos, por decirlo de una forma, yo terminé con dos costillas rotas, una fisura en el mentón que me hizo comer papillas por alrededor de tres meses y una operación en mi rodilla izquierda.

 

- Bien papá\, me quedaré en mi habitación solo para no tener que verte. – Dije con la barbilla levantada. - ¿Estás satisfecho con el espectáculo querido hermano? – Fijé la mirada en Kevin y solté un ligero bufido.

 

- Regresa aquí Krysten\, no he terminado contigo. – Respondió molesto papá.

 

Me di la vuelta ignorando a mi padre, pero antes de salir de la sala, vi a mi tío Edmund entrar de prisa, seguramente papá le había avisado sobre mi última fechoría, pero lo que llamó mi atención, fue la persona con la que llegó acompañado.

 

 

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