Todo comenzó un día cualquiera, la vista de la playa era
hermosa en el atardecer, me
encontraba recostada en la cálida arena cuando escuche que
alguien pronunciaba
mi nombre.
-Xóchilt.
Se escuchaba a lo lejos, era mi padre el Emperador
Cuitláhuac.
-Vez rápido a ver a tu madre, está a punto de dar a luz,
yo iré a buscar a la partera y te alcanzo allá,
también avísale a tu abuela Yoltzin.
-De acuerdo padre voy enseguida.
Me levante me sacudí la arena y salí corriendo lo más rápido
que pude, llegue a la
casa de mi abuela y toque a la puerta, era la única que
seguía con vida, ya que
mis abuelos maternos y el esposo de mi abuela Yoltzin habían
fallecido años
atrás.
-Abuela mi madre está a punto de dar a luz, date prisa.
-Claro hija voy contigo deja cierro bien y nos vamos.
Mientras seguimos el camino no pude evitar sentirme un poco
angustiada, ya que mi madre
había estado un poco enferma estos días, solo espero que todo
salga bien.
-Ya llegamos madre.
-Bienvenida hija.
Esto no está bien, se ve demasiado pálida y tiene fiebre, ojalá
y mi padre llegue pronto con la
partera.
-Abuela quédate con mamá, voy a ver si ya viene papá.
-Claro ve, yo espero aquí.
Salí hasta el comienzo de la calle, solo espero que mi padre
ya no tarde mucho, sé que
ya soy mayor tengo 16 años ya en la edad de empezar a buscar
matrimonio de
acuerdo a las tradiciones familiares, pero como mi madre se enfermó,
mi padre ha
estado muy al pendiente de ella y por esa razón ya no me ha
buscado prometido.
Y la verdad no estoy lista para casarme en estos momentos
solo quiero cuidar de ella, aun no quiero perder a mi madre… No estoy lista.
-Xóchilt, ya estamos aquí.
-Padre bienvenido, Señora Hortensia, buenas noches.
-Que haces aquí, ¡niña!, anda toma estas hiervas y ponlas a
hervir, también agua y trae todas las toallas que tengan,
rápido.
-Si señora.
Tomé las hiervas y me dispuse a realizar lo que me habían
pedido,
lleve las toallas mientras que se calentaba el
agua y hervían las hierbas.
Espero que todo salga bien.
Mientras estaba hundida en mis pensamientos escuche que
alguien
me hablo, era mi abuela.
-Hija no te preocupes, todo va a salir bien.
Me dijo eso mientras me abrasaba.
-Lo se abuela, lo sé.
Una vez que todo estuvo listo me dispuse a ir al cuarto de con
madre.
-Señora Hortensia aquí están las cosas.
-Qué bueno que ya estás aquí, dale de tomar el té en
pequeños
sorbos a tu madre, también toma una toalla y mójala con el
agua tibia y colócala
en su vientre.
¡Esta será una larga noche!
Dijo la partera mientras suspiraba con evidente preocupación
en sus ojos.
-Hija por favor acércate, tengo que decirte algo.
Me dijo mi madre con una voz muy suave mientras extendía su
mano hacia mí, mirándola a los ojos me acerque y tome su mano.
-Escucha con atención.
Me dijo mi madre con una respiración entre cortada.
-Si algo me llegara a suceder, por favor prométeme que
cuidaras muy bien al bebé, dale todo el amor que yo le
hubiera dado.
-No pienses en eso madre, ya verás que todo saldrá muy bien,
pero de igual manera te prometo que cuidare muy bien al
bebé, seré la mejor
hermana que podrá tener.
-Muchas gracias hija, siempre pensé que eras una bendición
en
mi vida, siempre tan amable, tan atenta con los demás y muy
aparte de todo eso
te has convertido en una hermosa mujer. Por favor elije muy
bien al que será tu
esposo. Por último, recuerda que te amo muchísimo y que
dondequiera
que este, siempre cuidare de ti y de tu hermano.
Me dijo todo esto mientras me acariciaba la mejilla.
-Claro que si mamá, yo también te amo muchísimo, te prometo
que escogeré muy bien mi futuro esposo.
-Como me gustaría verte en tu traje de novia, ver el hombre
con él que te casaras, conocer a mis nietos, pero… Me temo que no será así, me siento muy débil y
no creo soportar mucho más.
-Madre te prometo que el día en que yo tenga a una hija
llevará el mismo nombre que tu (Meztli)
-Gracias hija, y como ese nombre significa (luna), siempre
que te sientas sola, mira el firmamento, que desde allí yo
te estaré cuidando y
bendiciendo. Ahora llámale a tu padre.
-Claro mamá.
Mientras mi madre hablaba con mi padre, Salí un rato a tomar
aire fresco,
-! Xóchilt ¡
Una voz conocida me llamaba, era mi mejor amiga Yaretzi,
-Hola Yaretzi, como estas.
-Xóchilt, lamento mucho llegar tan tarde, apenas regrese de
la cosecha, y en cuanto llegué a mi casa mi madre me contó
todo y vine tan rápido
como pude.
-No te preocupes amiga, muchas gracias por estar aquí.
-Y cómo va el parto,
-La está pasando muy mal, ha estado enferma con fiebre desde
hace más de una semana, y ya lleva 4 horas de parto.
- No me puedo imaginar por lo que estás pasando\, pero no te
preocupes todo estará bien
ya verás.
-Xóchilt, entra, tu madre está a punto de dar a luz.
Me dijo mi abuela con una voz entre cortada, entramos junto
con mi amiga, pero antes de llegar al cuarto de mi madre nos
detuvo la partera.
-Xóchilt, debes de ser fuerte, tu madre no va a soportar el
parto, pero por favor no muestres tristeza, que no se lleve
ese recuerdo tu
madre.
Respire profundo, lagrimas comenzaron a salir de mis ojos,
mi amiga Yaretzi me abrazo, no sé cómo lo haría, pero debía de ser fuerte por
mi madre, seque mis lagrimas y le respondí a doña Hortensia.
-Claro tiene razón.
Entramos al cuarto, me coloqué a un lado de mi madre, le
sostuve
la mano con delicadeza, ella solo me dio una dulce mirada.
-Estas listas, 1, 2, 3 puja, otra vez, de nuevo.
Y de pronto un silencio inundo la habitación, seguido de un fino,
pero notorio llanto que rompió el silencio.
Por fin había nacido, mi pequeño y lindo hermanito, el
heredero al trono.
La señora Hortensia baño y cambio al niño, con una gran
delicadeza, como si este fuera a romperse. Una vez listo se
lo llevo a mi madre
quien esperaba con ansias poder verlo, lo sostuvo entre sus
brazos y sonrió,
con una gran felicidad en su rostro, le dio un beso en la
frente y dijo…
-Mi pequeño (Tonatiuh) ese será tu nombre, porque para mí
eres como el sol que sale por las mañanas, una nueva
esperanza.
En ese momento mi padre lo sostuvo entre sus brazos y dijo…
-Tal y como lo ha dicho tu madre, tú serás (Tonatiuh) un
gran
guerrero.
Mi padre abrazo fuertemente a mamá, le dio un beso, ella le
correspondió
y dando su último suspiro dijo…
-Los amo a todos.
Como si solo hubiera soportado tanto dolor para otorgarle la
vida a mi hermano, ella nos miro y dedico una cálida sonrisa, cerro los ojos y
sus brazos cayeron alrededor de ella. No hacia falta preguntar, mi madre había fallecido,
no soporte mucho y mis lagrimas comenzaron a salir, mi abuela me abrazo fuerte
y me dijo:
-No llores, mira su rostro, ella se fue muy feliz al potro
mundo y dudo que te quisiera ver en este estado, prometiste ser fuerte por ella
¿Lo recuerdas?
Mi abuela tenia razón, ella no podría haber sido más feliz,
se despidió de todos, además de que pudo ver nacer a su hijo.
Después de eso mi padre me entrego al bebé y se marchó.
Tome al pequeño en brazos, lo coloque en la hamaca para
arrullarlo, aunque se
lo había prometido a mi madre, no tenía ni idea de cómo
cuidar al niño.
Mientras pensaba en eso se me acerco la señora Hortensia y
me dio las instrucciones de cómo hacer.
-No te preocupes amiga, yo también te ayudare a cuidar al
pequeño Tonatiuh, ya sabes que cuentas con mi apoyo.
-Así es hija también cuenta con mi apoyo.
- Muchas gracias abuela\, igual tú Yaretzi.
Al día siguiente fue la ceremonia de entierro de mi
madre, mi padre se le veía fuerte, sin una sola lagrima,
podía engañar a los
demás pero no a mí, yo veía en sus ojos la tristeza que esto
le provocaba.
Después de la ceremonia todos los conocidos se fueron a sus
casas, dejándome
sola con mi pequeño hermanito.
-No te preocupes Tonatiuh yo cuidare muy bien de ti, tal
y cómo se lo prometí a nuestra madre, que tomo un
lugar junto de
la luna y nos protege desde haya.
-Xóchilt, vamos hay un asunto importante que hay que
tratar con el chamán.
-Claro padre ya voy.
Tome a mi hermano y nos dirigimos hacia la pirámide
sagrada, dónde viven los chamanes. Al llegar a ese lugar dos
de ellos nos
esperaban afuera del templo.
-Pasen el chamán supremo espera por ustedes.
Nos adentramos al sitio, a decir verdad, era la primera
vez que iba a ese lugar así que todo me
parecía desconocido. El chamán supremo nos esperaba en la
parte más alta, dónde
consultaba el oráculo, con el cual hablaban con los dioses,
una vez que
terminamos de subir las escaleras, me di cuenta de que por
alguna razón no era
bienvenida ahí, pero en realidad no era yo si no mi hermano.
-Te dije que solo usted mi señor y su hija, el niño no
tiene por qué estar aquí.
-Pero no podía dejarlo solo, ahora solo me tiene a mí y a
su hermana para cuidarlo.
-Eso lo entiendo, pero me temo que él no es bienvenido aquí.
-A qué se refiere con eso, no entiendo.
-Me temo que por ahora solo debemos sacarlo de aquí,
¡jovencita!
pásale el niño al chaman que esta junto a la puerta él lo
cuidara por ti.
-Está bien, pero por favor cumpla con lo dicho.
Una vez que se llevaron a mi hermanito el chamán prosiguió.
-Me temo que no le tengo muy buenas noticias, le hablare
sin rodeos. La llegada de ese niño no trae muy buenos
presagios, veo nubes de
desgracia aproximándose, comenzando por la muerte de su
esposa.
-A qué se refiere con que la llegada de mi hijo trae
desgracias, como es
eso posible. Y que tiene que ver con la muerte de mi esposa.
-Seré breve, ayer en la noche tuve una visión, en la cual
enormes bestias que se dividen en dos, llegarán a la playa y
serán los causantes
de terminar con todos nuestros recursos, y nuestra vida tal
como la conocemos ahora,
me temo que tendremos que preparar más a los guerreros y
formar alianza con la
tribu de las montañas.
¿Tu hija aún no tiene prometido verdad?
-A ver un momento gran chaman, aun no entiendo que tiene
que ver todo esto con mi hijo, no entiendo.
-Bueno vera, todas las predicciones iban bien, hasta el
día de ayer y tengo entendido que el único
niño que llego fue el de usted, no hubo ningún otro
nacimiento solo el de su
hijo.
No puede venir nada bueno de los que nacen bajo nubes de
desgracia.
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