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Pensar En Sexo No Te Hace Una Mala Persona.

Libertad

—¡Jessica!, ¿ya terminaste de subir la última caja?—

—Si madre. No te preocupes más—

—El apartamento se ve espacioso y cómodo. Lástima que te queda muy arriba y tendrás que subir las escaleras hasta que arreglen el ascensor—

—No te preocupes mamá. Solo será hasta la siguiente semana. Además eso me ayudará a hacer ejercicio—

—Espero que tus vecinos sean amigables—

Justo en ese momento, un hombre de unos 40 o 50 años paso al lado de mi madre y yo, era excesivamente guapo, no llevaba la camisa abotonada y tenía un cigarrillo en su mano derecha y una bolsa con cervezas en su mano izquierda. Él no volteo a vernos ni un segundo, pero verlo me causo tanta exitacion que mis pezones lo sentían, era jodidamente atractivo.

*Tranquila Jess, piensa en la biblia*

—No puedo creer que vayas a tener que vivir con tremendo hombre enfrente— dijo mi madre con mucha desaprobación.

—Si... Ni yo— tenía la mente embobada de felicidad. Cuando de repente, me di cuenta que mi madre me esta viendo, en ese momento trato de rectificarme —cof cof, digo... Si, ni yo— lo dije de una forma más seria y en desaprobación como la de mi madre, pero por dentro yo quería meterme en su apartamento en mitad de la noche y hacer travesuras.

—Cierra bien tu puerta y ponle doble llave. No quiero que ese dejenerado piense en entrar a tu apartamento—

*Ay no mamá, por favor no me sales, que si entre, que si entre*

—No te preocupes mamá, cerraré bien, no tiene que preocuparte—

—Espero que sea así. Y recuerda, nada de hombres en tu apartamento, no puedes acostarte con alguien a menos que sea tu esposo. Ya viste lo que le pasó a la hija de la vecina, se embarazo y el hombre no se hizo cargo—

—Si mamá—

—Le diré a tu padre que te traiga el resto de tu ropa después. Además pueden ir a comer juntos talvez así se lleven un poco...—

—Lo pensaré mamá. Y no lo llames mi padre, yo ya tengo uno, el es solo un padrastro para mi nada mas—

—Pues gracias a él pudiste estudiar tu carrera universitaria y tener el apartamento que tanto querias. ¿Que ha hecho el otro por ti?—

—Perderás tu almuerzo con tus amigas mamá. Ya vete—

—Me voy hija, cuidate, Mónica vendrá a verte en la noche—

—Bien—

Vi a mi mamá salir del edificio y por fin pude dar un suspiro de tranquilidad. Me dirigía a mi nuevo departamento. Estaba tan emocionada, por fin. Había soñado con este día más de lo que ustedes creen. Llegué a mí habitación y me cambié totalmente. No más camisas sin escote, faldas largas, ni vestido aburridos. Me quite los zapatos que llevaba y me puse unos tacones que mi madre nunca aprobaría, me cambié mi camisa de mangas largas conservadora y pantalones aburridos por un vestido corto con un gran escote. Y por ultimo me puse mis extensiones largas, pestañas postizas y todo el maquillaje que quería. Porque esta es la Jessica que realmente soy.

Toda mi vida desde que era pequeña mi madre siempre trato de crear a su hija perfecta, de excelentes calificaciones, que no va de fiestas, ni le gusta beber, que cada domingo va a la iglesia a aparentar ser una buena creyente, que no es una mujer facilona no tiene que andar mostrando su cuerpo para llamar la atención, ni tampoco es vulgar, y habla correctamente con elegancia y buenos modales. Pero este día, todo eso cambiará, pues ya cumplí 28 años y desde hoy viviré sin seguir aparentando.

~¡Din dong!~

Escucho el sonido del timbre y me asustó como no tiene idea, me acerco a ver por el ojo de la puerta y... ¡Oh Dios Mio! Lo olvidé por completo, el esposo de mi mamá iba a venir, yo ya estaba vestida para ir a un bar a celebrar con mis amigas. Corro con desesperación para ir a mi habitación a cambiarme mientras el timbre seguía sonando.

*¡Oh Dios, mi maquillaje!*

Mientras batallaba con quitarme el maquillaje se me ocurrió la brillante idea de ponerme harina en la cara. Así que corrí a la cocina y abrí una bolsa de harina me tire harina, en la cara y luego de eso fue abrir la puerta.

—Hola James. Perdona estaba buscando la llave. Con este desorden me falta mucho por ordenar—

El parecía un poco asustado por ver mi cara blanca llena de harina.

—¿Tienes...?— el hizo un ademán con su mano rodeando su cara.

—¿Ah esto? Jajaja, no es nada, solo una nueva mascarilla para suavizar mi cara. No te preocupes, lo tengo todo controlado—

Se que dije eso, pero la verdad tenia un asco inmenso, quería lavarme mi cara y ademas rascarmela porque me estaba empezando a picar.

—Si tu lo dices. Solo vine a dejar algunas cosas que quedaban en tu habitación—

—Gracias, déjalas en la sala—

Vi mi celular y me di cuenta que ya era las once de la mañana, es temprano.

*Bueno, en México esto es temprano*

En ese momento la puerta de enfrente en el que vive el hombre guapo se abrió. Parecía que iba para su trabajo, llevaba traje y un café en su mano derecha junto con un maletin en la otra. Se veía tan atractivo, verlo en ese traje me volvía loca. Y el era mi vecino de enfrente.

*Agradecida con el de arriba*

Pero yo no parecía gustarle mucho porque en cuanto el me vio puso una cara aterrada que terminó botando su café.

—Lo que hacen las mujeres por la belleza es sorprendente, pero da miedo—

No dijo más que eso y se fue. Y mi vergüenza ante esta situación era que yo me quería morir. Genial lo último que quieres es que cuando te mudes a un edificio nuevo, el chico guapo del lugar te mire aterrado.

*Pobrecito, si supiera que existen cosas más horribles como la depilación en el área de bikini, se traumaria*

Los hombres no aguantarían cosas así, les falta odio.

—¿Era tu vecino?—

—Ah si, parece que lo asuste igual que a ti. Si te parece, quiero organizar mis cosas, así que ya puedes irte—

—Tu madre quería que almorzaramos—

—Estoy un poco cansada, ordenare un poco, pediré comida y me dormiré temprano—

—Esta bien será la promixa vez—

—Esta bien, la próxima vez. Adiós—

*Que no haya próxima vez*

Él se fue después de despedirnos, y yo corrí directamente a lavarme la cara. Todo mi maquillaje estaba arruinado y tardaría bastante en repararlo. Me sentía un poco mal por mentirle a mi mamá y a él así. Me gustaría decirles lo que soy realmente pero tengo miedo de que no me quieran aceptar tal y como soy. Sobre todo a mi mamá, ella siempre ha estado presumiendo a sus amigas que su hija, la estudiante de derecho, que se graduó con honores y ahora trabaja justamente en el sector público, con un trabajo honrado y ganándose la vida justamente, como su hija perfecta.

Pero la verdad es que eso es una mentira también. Si me gradué y si trabaje un tiempo pero la verdad no me pagaban lo suficiente como si lo hacían en mi otro trabajo secreto. Y es que yo abri una cuenta en un canal con contenido explícito cuando cumpli 25 años y sorprendentemente me alcanzaba para vivir todo un año entero sola. Pero mi mamá nunca iba a creer que ganara tanto dinero siendo abogada así que antes de que sospechara me dispuse a mudarme con la excusa de que me movieron de sector. Llevo 3 años con el mismo trabajo, la verdad no es que me moleste mi trabajo, me divertí conociendo mi cuerpo y ganaba bastante bien. En ningún momento mostré mi cara en el canal, para que asi, si mi mamá lo descubriera, no se daría cuenta de que esa era su hija. Aun así, yo me siento bien de aceptar quien soy y no quiero mentirme ni un día mas.

Por ahora como mi mamá cree que gano un salario normal, le pidió a mi padrastro que me ayudara a pagar mi renta. Si tan solo ella supiera que puedo pagar la mía y la de su casa a la vez. Bueno no hay más de que hablar. Está es Jessica, 28 años, soltera, independiente y que al fin tiene su libertad deseada. Me volví a poner la ropa que llevaba antes. Y logré volver a tener el maquillaje que tenia luego de tanto limpiar el anterior. Ahora si estaba lista para disfrutar mi vida. Salí de mi apartamento y como toda una mujer empoderada luciendo el gran outfit con el que siempre quise salir de mi hogar, y por fin di mi grito de felicidad.

—¡Libertad!—

Bienvenida.

Salí por primera vez con mis amigas con la ropa que yo quería vestir, y he estado tan feliz por ello. Ninguna mamá que me revisara como iba vestida, o me preguntara cuando regresaba, ni con quien saldría. Se que es lo que hacen las mamás, pero me siento feliz por no tener tanta presión por ello. Por primera vez llegue a mi hogar después de las 7:00 pm. Me dirigía a mi habitación para leer una rato en Wadpas o en Mangatoon. Es lo que se me daba por hacer al final de un día. Llegué y empecé a hacerme una sopa instantánea. Mi maruchancita querida, eres lo mejor que tengo en mi vida de no saber cocinar.

~Din dong~

Escucho el timbre mientras estoy organizando mis cosas, que bote un poco de la cerveza que llevaba, en mis sandalias.

*Cielos eso no saldrá facil*

Veo por el ojo de mi puerta y me encuentro con mi hermanastra Mónica. Estaba feliz de verla.

—¡Al fin!—

—Lo siento, compré comida para celebrar. Aunque parece que vienes de un bar. Me hubieras invitado—

—Lo siento Monic, festejamos y tomamos unos tragos, pero regrese temprano para ordenar mis cosas—

—Comprendo, aunque esperaba que te embriagaras más. Por fin saliste de esa casa. Yo no soporto a tu madre. Hubieras disfrutado más y ordenado luego—

—Si pero conociendo a mamá, ella me llamara en unos minutos para saber si estamos bien y si no estamos haciendo nada pecaminoso—

—Si, es lo más probable—

Justo en ese momento, oí mi teléfono sonar, con una llamada del rey de Roma, se la mostré a Monic y rio un poco, por la ironía.

—Hola mamá—

—¿Ya estas con Mónica?—

—Si acaba de llegar hace un minuto. Comeremos juntas en un momento—

—Recuerden no comer mucho o engordaran más de la cuenta por comer tan tarde—

—Esta bien mamá. Adiós—

—Adiós, saludos a Mónica—

—Bye—

Colgué sin más, esa corta llamada, aunque durará muy poco, yo sentía la presión de que me preguntara por ello. Y esa presión duro más de lo que esperaba. Me senté en mi sala que no tenía muchos muebles por ahora. Creo que comprare algunos poco a poco.

—Sabes, por lo menos comprate un sillón o al menos un televisor. No puedes solo estar con una manta en el piso—

—Lo siento, creo que comprare eso mañana. No quiero abusar de lo que gano. También quiero invertir en mis otras metas—

—Si, si, tu sueño ese de escribir guiones de dramas—

—Aunque gane lo suficiente, la habilidad de escribir no es algo que pueda comprar, debo practicar más—

—Lo bueno es que tu madre aun confía en ti, ¿que harás si te pide ir a tu trabajo u oficina?—

—En ese momento le diré que renuncie por un problema con algunos de la fiscalía, por un caso injusto o algo así—

—Tienes todo bajo control al parecer—

—Algunas cosas, tu sabes que ella es buena analizando todo, y ya sabes lo que dicen: de padres estrictos salen excelentes mentirosos—

—Todavía recuerdo cuando mentiste para salir con Tomás, cuando dijiste que saldrías con unas amigas y en la cita ella te pidió mandar una foto y tuviste que hacer como si no habías visto su mensaje hasta que te encontraste con una vieja amiga—

Ella estaba muriendo de risa, pero es verdad ese día casi me descubren. Yo no tenía permitido tener un novio o ir a citas. Porque mi mamá no ve correcto que dos chicos jóvenes finjan estar de novios sin ser serios. Por suerte mi compañera de la escuela se encontró conmigo en una cita con su novio y se tomó una foto conmigo para ayudarme. Mi madre no me preguntó nada después de ello, pero dijo que me iría a traer, así que en ese momento entre en pánico, pero mi amiga se ofreció a llevarme y ayudarme a cubrir mi mentira. Ese día me salve por Natasha, y después de eso se volvió mi mejor amiga gracias a ello.

—Oye, ¿tienes barniz o esmalte blanco?—

—En la mochila rosa, al lado de las cosas de mi Sr. Rufus—

Por cierto tengo un gatito lindo blanco llamado Sr. Rufus, lo tengo desde que entre a la universidad. Es mi precioso caballero de armadura. Me protege de todo y abrazarlo me da seguridad, el Sr. Rufus esta conmigo siempre. Es mi mejor compañero y por ahora el único hijo que pienso tener.

—¿Por cierto donde esta tu gato?—

—Tiene una operación en unas semanas, así que esta delicado, y lo puse en el cuarto para que duerma tranquilo—

—No me agrada ese gato, siempre me muerde y me mira feo—

—El Sr. Rufus es un ángel. Si te araña o muerde seguro le hiciste algo—

—Ese gato es malo Jess, creeme. Actúa como un ángel cuando tu estas pero si te vas, se vuelve un demonio—

—Exageras—

~ Din dong ~

Era la puerta otra vez. ¿Quién será? Me levante para ver y vi una señora anciana afuera. Abrí para ver que se le ofrecía.

—Bienvenida, eres la nueva del edificio. Soy tu vecina de al lado. Solo venía a invitarte el viernes a la habitación 506. Somos una comunidad unida y siempre le damos la bienvenida a los nuevos—

—¡Oh Dios! Gracias, iré—

Parecía una linda señora. Fue muy amable en molestarse. Aunque no esperaba una fiesta y me sorprende lo rápido que hagan una estoy feliz. Regreso feliz con Mónica y le habló sobre la fiesta. Ella estaba tan sorprendida como yo y como no quería ir sola la invitó a venir. Aunque ella lo niega al principio, ya que Mónica no es una persona que le gusten mucho las fiestas, termina aceptando.

Pasamos el resto de la noche hablando de tonterías y ella me ayudó a ordenar algunas cosas. Cuando eran las 10:30, ella se dispuso a irse en su auto a su apartamento. Lo bueno es que no le queda lejos, por lo que seguro vendrá seguido. Ella es 4 años mayor que yo, al principio no nos llevábamos bien pero después de algunas cosas, nos comenzamos a acercar mucho. Estoy orgullosa de que sea mi hermana. Es como una confidente muy leal que siempre me apoya. Por lo que tenerla cerca es un gran apoyo para mi.

—Te veré en la fiesta—

—Si, gracias. Llevaré vino para no llegar sin nada—

Abrí la puerta y ambas nos quedamos viendo al hombre que estaba tirado frente a la puerta de mi habitación, y la de mi vecino. Por lo que supuse que era él, pero me asuste, porque se veía muy diferente al de esta mañana.

—Oiga señor. ¿Se encuentra bien?–

Nos asustamos aun más cuando parecía voltear a vernos. Tenía unos ojos llenos de cansancio que daban tanto miedo.

—Co... Co...—

—¿Co?— dijimos Mónica y yo confundidas.

—Co... Mer... Quiero... Comer—

—¡Señor no se muera!— dijimos las dos al unísono.

Lo levantamos y llevamos a mi habitación. Le ofrecí una sopa instantánea y la comida que trajo Mónica. El parecía un total vagabundo al que le acababan de dar una comida en meses. Comía muy desalentadamente. Nosotras estábamos sin palabras. Era muy extraño y alarmante. Mónica decidió quedarse a dormir por la preocupación. En eso el solo comía y cuando acabó nos miró seriamente y dijo:

—¿Tienen más?—

*ª *

—Si claro— fui a la cocina a calentar mas agua para darle otra, aunque esta si era mi última.

—Oye, antes de pedir otro podrías agradecernos y explicarnos quién demonios eres— dijo Mónica algo molesta y sería.

—¿Eh? Ah si, claro. Me llamo Patrick. Vivo aquí hace mas de 5 años. Aunque nunca las había visto, supongo que se están mudando—

—Si, justo hoy, yo me mude aqui— me acerque para darle su otra sopa y el agradeció inmediatamente.

—Bienvenida, espero que te guste el lugar, lo siento no quise asustarte a ti o a tu novia, esto me tiende a pasar seguido—

Nos sorprendimos por el comentario. ¿Parecía mi novia? Pues espero lucir como la activa. Si es así yo quiero aparentar que soy la dominante en la relación.

* ¿Que idioteces estoy pensando? *

—No, te equivocas. Ella es mi hermana— dije entre risas.

Él nos miró atentamente a las dos, y se veía un poco sorprendido.

—No se parecen mucho, para ser hermanas— dijo sin cuidado y seguía comiendo.

—Pues lo somos y honestamente no me siento cómoda dejando a mi hermanita en un edificio con un hombre extraño, robando la comida de casas ajenas— dijo ella ya enojada.

—No pasa nada Monic. Además, las de ese sabor no me gustan—

—A mi tampoco, pero no puedo reclamarle a quien me da un alimento— dijo el un poco apenado.

—¡Oh Dios! Lo siento, ¿quiere que le prepare otra?—

—No se preocupe, esto está bien, además no soy muy bueno cocinando. Y normalmente como lo que pueda—

—Pará ser un hombre de 40 o 50 años es muy irresponsable— dijo Monic con su común tosca actitud.

—¿40 o 50? ¿Me veo tan viejo?— dijo el sorprendido.

—Honestamente un poco— dije yo tratando de no sonar muy cruel.

—Bastante– dijo Mónica siendo cruel.

*Grosera, dilo más sutil*

Aunque yo reía internamente con su comentario, para el parecía algo que ya se esperaba que le dijeran, talvez se lo dicen seguido.

—¿Ah si? Bueno, en realidad tengo 35 años—

¡¿Qué?! Miente. Ambas estábamos sorprendidas. No parecía de 35 a lo mínimo 39 pero parecía muy viejo. No me lo creía.

*Don le doy tips para su rostro reseco por favor, cuidese*

—Bueno supongo que tendremos fiesta el Viernes— dijo de repente.

—Si, ¿como lo supo?—

—Esta gente aquí solo quiere una excusa para hacer fiestas—

Ambas estábamos un poco impresionadas por ello aunque eso explica algunas cosas. El término de comer y se levanto dispuesto a irse. Se despidio de nosotras y regreso a su lado del pasillo. Parecía recuperado y eso me dejaba más tranquila. Ambas decidimos ir a dormir ya que sentíamos el cansancio. Fue un día algo movido aunque me siento feliz de estar aquí. Y los mejor es que me siento bienvenida.

Lo que tu me pidas

Desperté en mi cuarto al lado del Sr. Rufus, el es tan cálido que abrazarlo es tan reconfortante, aún así, no se porque me siento un poco deseosa de algo mas. Creo que me he vuelto más pervertida de lo normal. Talvez es el vecino nuevo que tengo que me hace sacar estos pensamientos o tal vez es el hecho se no haber sido tocada por alguien en casi un año o más. Ya perdí la cuenta.

*¿Cuánto cobrará un gigolo?*

Envidio a las chicas que pueden controlarse sin sentir esta sensación de deseos. Yo aquí queriendo que el primer hombre atractivo que me encuentre se interese en mi. Pero lo único que logro es que mi gato se acueste en mi pecho y lo amase. Eso no me ayuda, yo quiero acción por favor.

*Mi propósito de año nuevo será conseguir novio*

La verdad es que no soy nada fea. Mantengo mi cuerpo saludable para que mis fans sigan invirtiendo en mi.

*¿Debería escribirle a mi ex?*

Okey. Después de ese pensamiento horrible y desecharlo indudablemente y abofetearme por siquiera pensarlo, decidí que era hora de levantarme de mi cama. Fui a la cocina y evaluaba que comer, como no soy buena cocinando, no dude mucho en pedir comida. Así una tarea menos, ya que tengo el dinero a disfrutarlo. Aun así debo evaluar cuál será la nueva sorpresa para mis seguidores.

Mientras buscaba algo que podría impresionar a mis seguidores, pensaba en mi nuevo video sobre lo que podría hacer. La verdad es que es más complicado de lo que muchas creen, crecer es difícil para muchas si no tienen buenos recursos, sobretodo porque ya hay mucho contenido así gratis en internet, a veces la calidad vale mucho, desde tener un bonito cuerpo, hasta la calidad de la imagen al hacerlo. Soportar muchos comentarios machistas o discriminativos al llegar a tener sobrepeso, estrías, que algunos prefieran mujeres de piel bronceada u otros de piel blanca total, si no la tienes rosada es un problema, o que crean que para nosotras el dinero es lo que nos termina definiendo y no tengamos otras cosas que nos gusten. Es molesto, pero mi comunidad es bastante comprensiva conmigo. Y los aprecio por ello, algunas chicas que me siguen, incluso me apoyan dándome ideas y por eso empecé a tenerme más autoestima de la que creen. Eso es seguro si la persona no se siente cómoda con esto o tiene baja autoestima no le recomendaría intentar este trabajo.

Es molesto ver que muchas chicas terminen juzgando este tipo de trabajo solo porque ellas si se esforzaron más aunque talvez tengan razón, pero quiero que sepan que esto no es lo único que define a este tipo de personas, tengo mas sueños y es difícil lograrlos pero gracias a este trabajo me resulta mucho más fácil alcanzarlos. Mi pasado no me define, ni tampoco el tipo de trabajo que tenga. Siempre he pensado que las mujeres son mal vistas solo por demostrar que son pervertidas o que les guste tener sexo, si te acuestas con muchos eres una fácil, pero vaya un hombre a decir que durmio con 5 mujeres diferentes en una misma noche y lo que hacen es felicitarlo.

La vida tiene tantas ironías si una mujer queda embarazada y no puede cuidar al niño le dicen: ¿porque no te protegiste? Pero en el acto hay unos estúpidos que ni se quieren poner el condon porque "les aprieta", y si no tenemos pastillas somos descuidadas. Nos dicen putas, pero si, no lo hacemos no les "demostramos amor". Dicen: ¿para que abres las piernas?, pero se enojan si no estamos listas para hacerlo. Por esas y muchas cosas más, la vida está llena de ironías. Pero aceptar mi vida sexual con amor es lo mas lindo que pude hacerme a mi misma. Y agradezco tener seguidores tan comprensivos hasta ahora, que comprendan todas estas cosas y me apoyen.

~Din dong~

Me levante, ya que seguramente era mi comida.

*Benditos sean los servicios Delivery*

Abrí y mientras buscaba dinero en mi cartera para pagarle al chico del envío. Me di cuenta que la puerta de mi vecino de enfrente se veía abierta. Le pagué al chico para que se fuera y me quede viendo hacia la puerta. No parecía que alguien iba a salir. ¿Será que acaba de llegar y no cerró bien?

*¿Estará en casa?*

Me acerque para tocar el timbre de su lado. Espero unos minutos pero no parecía que alguien llegara. Volví a tocar el timbre repetidas veces y nadie aparecía. Me estaba preocupando. ¿Y si le robaron? No estaba segura de si entrar o no, pero oí un ruido que venía de adentro y me asustó mucho. Oh no, ¿y si si le llegaron a robar?, ¿que hago? Me regrese a mi cuarto llena de terror. Estaba asustada pensando lo que podía pasarle a ese lugar, así que con el mayor valor al que pude llegar, al estilo Rapunzel, tomé una sarten de mi cocina, ate mi cabello en trenza y con un gas pimienta que me sobraba, decidí revisar el lugar.

Salí al corredor, estaba entre ambas habitaciones, la 501 y la 502. Me acerque a su puerta y lentamente empecé a abrirla, sin hacer mucho escándalo me adentre. Mi plan era si veía a alguien si era solo uno le tiraría el gas pimienta y lo noquearia con la sarten. Si eran más de uno trataría de salir sigilosamente sin hacer ruido y pediría ayuda. Y si me descubrían gritaba, tengo una vos muy ruidosa sorprendentemente, ese era el único consuelo que tenía.

—Bueno Jessica, hora de hacerlo—

*Hola Dios, soy yo de nuevo*

Entre lentamente en el apartamento, el ruido parecía venir del cuarto, así que me acerque y logre divisar la silueta de alguien, el estaba en la habitación sacando cosas del gabetero. Oh no, seguro tiene cosas importantes. Me acerque lentamente y sin pensarlo mucho, como no vi a alguien más, empecé a darle cacerolazo tras cacerolazo al ladrón. Aunque para mí sorpresa, él no parecía un ladrón. Aún así, quedo tumbado en el piso y confundido con mi ataque sorpresivo.

—¡Eso te ganas por robar. Jajajajaja, super Jessica en acción!—

Lo lleve hasta la sala y con algunas de mis cuerdas, lo ate de manos y pies en una silla. Como lo haría mi gran Rapunzel. Por cierto es mi princesa favorita. Veía como el empezaba a moverse, pero yo ya estaba por llamar a la seguridad del hotel sin pensarlo dos veces.

—¡¿Pero que rayos?! ¡¿Y tu quien eres mujer?!—

—¡Callate, los delincuentes deben ser castigados!—

—¿Delincuente yo?—

—No finjas, te vi hurgar en las cosas del gabetero—

—¡Eso no me hace un ladrón!—

—Eso lo decidirán los de seguridad— dije muy decidida.

—¡Estúpida mujer! ¡Sueltame! ¡Ya veras lo que te espera cuando salga de esta!—

—Bla, bla, bla... Lo que digas— estaba esperando que atendieran la llamada cuando escucho una voz conocida.

—¿Que carajos pasa aquí?—

—¡Patrick! ¡Sueltame, que me desquitare con esta loca!— dijo el ladrón descarado.

—¿Otra vez te metiste sin mi permiso?—

—¡Ese no es el punto ahora!—

Así que si era un ladronzuelo después de todo. Yo sabía, ojo de loca nunca miente. Estaba regocijadome a mi misma y felicitandome por mi grandiosa hazaña, cuando veo que él me dice con indiferencia.

—¿Y tu que haces aquí?— me dijo a mi de forma grosera.

—¡¿Que?! ¡¿Eso es todo lo que dirás después de salvar tu departamento?!—

El parecía cansado de ambos, así que solo dijo.

—Bien gracias. Pero, ya váyanse ambos—

El lo dijo tan irritado, que era molesto siquiera haberme preocupado por el, me sentía ofendida pero lo deje pasar.

—Oye, que quede claro, que yo entre porque alguien dejó la puerta abierta, y me preocupe, pensaba que era un ladrón—

—¡Que no soy un ladrón!—

—Justin, ¿que hacías aquí?— dijo el con una cara sonriente que desbordaba un claro estrés, mientras se acercó para desatarlo.

—Es que iba a salir con Sonia...—

—Ya sabes que no me gusta que tomes mi ropa. Deja la que tomaste, y devuélveme la que me robaste.—

—No te la robe, es un préstamo. Me voy, Sonia debe esperarme abajo, adiós, adiós bruja, que sepas que me vengare por los golpes—

—¡Deja de usar mi ropa!—

Es parecía molesto y como ya no esperaba que me agradeciera adecuadamente, me dispuse a irme. Por lo menos un gracias por preocuparte, es que si no estuvieras en mis sueños nocturnos no me hubiera molestado en proteger tu casa. Me dirigía a la puerta, cuando me paro en seco al escuchar un ruido. El se había caído al piso, por lo que me asuste y fui a el inmediatamente.

—¡Ahhhh, Patrick! ¡Vamos responde! ¡Tu ibas a ser mi propósito de año nuevo!—

—¿Que?—

—¡Estas vivo!—

El se acercó lentamente a mi oreja que me puse más roja que un tomate.

—¿Oye, me haces un favor?—

—Claro lo que tu me pidas—

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