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Enamorada Del Multimillonario

Capítulo 1

Alana era una mujer casada con uno de los hombres más conocidos de la ciudad, pero no todo era felicidad en su matrimonio ya que ella no se sentía amada como los primeros años de su matrimonio con él.

Justin se la pasaba demasiadas horas metido en su oficina dedicando cada segundo a su trabajo olvidándose de que afuera en el trabajo tenía una vida, una mujer que le esperaba todas las noches.

-¿Alana? - me giro encontrándome con Rosalía la mujer que se encargaba de tener la mansión recogida y limpia.

-¿Sí? - le digo dudosa, estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta de su presencia.

-No comiste nada de la comida – miro mi plato viéndole con toda la comida es verdad no había comido nada.

Hago una mueca retirando el plato para después levantarme de la silla.

Un día más en que me encontraba comiendo sola, sin mi marido porque estaba demasiado ocupado con la empresa.

-Lo siento Rosalía no tengo hambre mejor me subo a mi cuarto – la digo pasando por su lado.

Ella levanta su dedo con intención de decime algo, pero deja estarlo cuando lo baja y asiente con su cabeza.

Subo las escaleras que dan arriba para ir a mi cuarto, digo mi cuarto porque parecía más el mío que el de Justin ya que el solo la pisaba para dormir por las noches.

Cuando abro la puerta del cuarto siento el vacío en ella, aunque este llena de muebles y fotos de nuestro matrimonio.

¿Cuándo había cambiado tanto nuestro matrimonio?

Llevaba con el cuatro años de casamiento y todo cambio de la noche a la mañana sin ninguna explicación alguna.

Mi móvil comienza a sonar en la encimera.

En la pantalla ponía Justin, suspiro quedándome unos segundos mirando la pantalla.

Decido por cogérselo porque si no seguirá insistiendo hasta que lo termine cogiendo.

-Alana no me esperes para cenar me salió una reunión a última hora llegare muy tarde a casa, te quiero – suspiro, abro la boca para contestarle, pero no me da tiempo cuando ya él había colgado la llamada.

¿Lo ven?

A esto me refería, no teníamos apenas comunicación, cuando llegaba a casa su mítica frase era:

Alana estoy demasiado cansado hablamos mañana

Y así era todos los días, nada cambiaba al igual que mi rutina que desde hace unos años cambio para ser también la misma.

Solo salía para ayudar a Rosalía a hacer las compras, hacía gimnasio dentro de casa ya que si no tendría discusiones con Justin.

Estudie una carrera en la cual a día de hoy no me vale de nada porque no puedo cumplir mi sueño.

"No tienes por qué trabajar cuando yo te doy todo"

Justin no era así cuando lo conocí pero con el paso de los años fue cambiando demasiado, no salíamos al cine, ni de paseo como antes lo hacíamos.

No podía quejarme en la parte económica, pero si me quejaba en que extrañaba a mi verdadero esposo.

Decido por tomarme un baño relajante con geles que te dejaban la piel suave y te relajaban los músculos.

Cuando comienzo por quitarme la ropa un mensaje de mi mejor amiga llega a mi móvil.

Lili

¿Acaso te olvidaste de tu mejor amiga?

Sonrió porque llevaba dos semanas sin hacer ninguna video llamada con ella porque casi siempre ella estaba de viaje por motivos de trabajo.

Alana

Claro que no me olvide de ti boba, siempre serás mi mejor amiga si quieres esta noche hablamos si tienes un rato

Con eso deje el móvil encima del lavamanos para meterme dentro de la bañera y relajarme.

El tiempo paso, cuando vi que ya era hora de salir de la bañera me lavé el pelo para después al salir secármelo y dejármelo liso.

Me cambie de ropa poniéndome una más cómoda para dormir cómoda.

Abrí mi portátil metiéndome en Skype esperando a que Lili se conectara ya que era más o menos la hora en la que solíamos hacer las videollamadas.

Llaman a la puerta y me puedo imaginar que se trataba de Rosalía.

-Adelante... - medio grito a los segundos Rosalía abre la puerta.

-Alana tu cena esta casi lista... - me informa ella asiento justo cuando Lili empieza a llamarme.

-Gracias Rosalía luego bajo voy a hablar con Lili – ella asiente para cerrar la puerta dejándome a solas de nuevo.

Me siento en la silla aceptando la videollamada donde no tardo en aparecer el rostro de mi mejor amiga.

-¡Mi vida! - grita ella emocionada.

-Hola Lili, ¿Cómo te va? - la pregunto con una gran sonrisa.

-Genial amiga hace poco llegue de trabajar esta noche quede con un compañero de trabajo para cenar – niego con mi cabeza porque con ella no había más remedio.

-¿Con Jason de nuevo? - la pregunto recordando nuestra última conversación.

-Si amiga al parecer nuestra relación es más que un rollo – sonrió, me alegro mucho por ella. - Pero bueno no hablemos tanto de mi cuéntame, ¿Qué tal con Justin? - mi cara cambia drásticamente cuando mi mejor amiga me saca el tema de Justin. - ¿Alana? - pregunta ella dudosa.

-Todo bien amiga, nada nuevo – la contesto rápido.

-Ese es el problema Alana que no pasa nada nuevo entre vosotros, ¿intentaste hablar con él? - asiento.

-Si, todo termino en una fuerte discusión por más que le digo las cosas no me escucha - había intentado mil maneras de llamar su atención, pero nada servía, hable con el de diferentes maneras, pero tampoco servía de nada.

-¿Desde hace cuánto no te toca? - me pregunta ella.

-Perdí la cuenta del tiempo, llega de trabajar y solo sube al cuarto para quitarse la ropa y luego dormir, hasta me compré un conjunto nuevo que me lo puse la otra noche cuando llego, pero él estaba más entretenido viendo el partido de futbol que había en la televisión - mi amiga me mira impresionada sin creerse lo que la estoy contando.

-Amiga mía no podría tener una vida sin diversión, el sexo es lo mejor – me rio cuando ella levanta ambas cejas para arriba y abajo.

-Tu estas soltera vives la vida a lo máximo lo mío es completamente distinto pero bueno – ella niega como si yo no tuviera remedio.

-Me encanto hablar contigo cariño, pero me tengo que preparar para la cena con Jason – suelto una carcajada.

-Mas te vale que uses protección no quiero ser tía antes de tiempo – ella comienza a reírse conmigo.

Me despedí de ella entre risas y bromas, cada vez que hablaba con ella, aunque fuera por un pequeño rato mi felicidad volvía a mí la echaba mucho de menos esperaba verla dentro de poco.

Bajo al gran comedor donde la mesa larga y vacía me espera de nuevo, Rosalía estaba dejando el plato de Justin.

-Rosalía solo deja la cena para mí, Justin tiene una reunión importante y llegara muy tarde – ella me mira triste para después asentir quitando el plato poniéndolo en su carrito para llevárselo.

¿Qué reunión tan importante tendría para llegar tan tarde y no cenar con su mujer?

A veces por mi cabeza se me paso la idea de que el bueno... me esté engañando, pero luego veo con todo el papeleo que llega y rápido esa idea desaparece de mi cabeza.

El me sigue diciendo que me ama con toda su alma.

¿Por qué el me mentiría si me ama?

Me siento en la silla esperando a que Rosalía traiga la cena, cuando regresa con el carrito y me la deja comienzo a cenar en completo silencio por comer algo e irme a la cama lo antes posible, solo quería que otro día terminara.

Cuando estoy casi por terminar la cena Rosalía vuelve a aparecer con una carta en sus manos.

-Señorita Alana llego un cartero con una carta – frunzo mi ceño.

¿El cartero tan tarde trayendo una carta?

-¿Un cartero? Qué raro... - la contesto cogiendo la carta cuando ella me la da.

Se retira y yo no pierdo más el tiempo abriéndola encontrándome con que está escrita a mano con una pluma, la letra se me hacía conocida no me acorde de quien era hasta que no vi el nombre de la persona escrita arriba.

Tayler

Se trataba del hermano de mi esposo.

Querida Alana te escrito esta carta para informarte de que se aproxima un evento muy importante en la empresa familiar.

Veo que mi hermano está demasiado ocupado esta semana ya que no contesta ningún mensaje ni llamadas por eso decidí escribirte a ti de esta forma ya que no tenía otra manera de comunicarme contigo.

Espero que Justin y tu acudan a ese evento juntos la familia estarían muy felices de volveros a ver de nuevo a los dos.

Atentamente tu cuñado Tayler.

Dios mío llevaba demasiado tiempo sin ver al hermano de Justin...

La última vez que le vi fue en la boda de Justin y la mía.

Los años pasaron y por más que los padres de Justin insistían en irlos a visitar mi marido siempre ponía por delante el trabajo a la familia.

La empresa era muy grande ya que era una empresa familiar desde hace muchos años, pero mi marido con el tiempo no solo se distancio de mi a pesar de que vivimos en el mismo techo, sino que también cerro toda relación con sus padres y demás menos con su hermano Tayler que hablaba algunas veces, pero no muchas.

Me pregunto cómo habrá cambiado en estos años Tayler a simple vista parece un hombre apuesto y sobre todo muy amable con su gente con los demás era un poco más frio.

Aunque sea hermano de Justin los dos son completamente diferentes en la manera de ser.

Dejo la carta a un lado para terminar con mi cena, cuando termino por comer cojo de nuevo la carta volviéndola a leer.

A los pocos minutos la puerta principal se abre apareciendo Justin por la puerta con uno de sus muchos trajes que se le pegaba mucho a su cuerpo trabajado, porque a pesar de dedicar mucho tiempo a la empresa familiar se cuidaba.

-Buenas noches cariño - me saluda el cuándo me ve aparecer por la entrada principal, llevaba su maletín en una de sus manos y en la otra revisando el móvil.

Se acerca hasta a mí para dejarme un beso en la frente, no solía darme besos en la frente por eso frunzo mi ceño, pero lo dejo estar.

-Tu hermano mando una carta ya que no contestas sus mensajes – eso es suficiente para llamar su atención cuando de nuevo estaban sus ojos puestos en la pantalla de su móvil.

Guarda su móvil para después mirarme fijamente.

-¿Mi hermano Tayler? - me pregunta él.

-¿Tienes algun otro hermano escondido acaso? - digo como si de verdad me lo preguntara enserio.

-No, estuve muy ocupado mira las horas que son las reuniones me quitan demasiado tiempo – asiento sin contestarle porque era lo mismo de siempre.

Sin más le doy la carta para que la lea el mismo no pienso decirle que ponía.

Camino a nuestro cuarto dirigiéndome al baño para lavarme la boca.

Cuando me tumbo en la cama y enciendo la tele de plasma Justin entra.

Deja la carta en la mesilla para quitarse el saco y después se quita la corbata.

Se pone unos pantalones cortos dejándose el pecho al descubierto metiéndose después conmigo en la cama.

Por lo menos hoy le vi llegar a casa porque otros días me dormía por el cansancio y el no acudía todavía hasta la madrugada.

Me quita el mando cambiando de canal a un partido de futbol suelto un suspiro acomodándome más en la cama arropándome.

Dejo un beso en su pecho y el pasa su mano por mi cintura pegándome más a él.

-¿No vas a cenar ni si quiera? - le pregunto levantando mi mirada mirándole a los ojos.

Pero él ni si quiera me mira esta entretenido mirando el partido.

-Ya cené en la empresa – es su única respuesta.

Decido por intentar tocarle a ver si nuestro tiempo sin hacerlo cambia.

Comienzo por besos por su cuello, pero el sigue con su mirada en la televisión por eso bajo mi mano hasta sus pantalones cortos dejándola en su miembro.

-Alana ahora no estoy cansado... - me aparta el con cuidado.

Le miro haciendo una mueca, pero él ni si quiera me mira.

Cabreada estiro mi mano abriendo mi cajón sacando uno de los vibradores, cuando lo cojo me levanto de malas maneras de la cama.

-¿Dónde vas? - al ver que me dirijo a la puerta me pregunta quitando la vista de la puta tele de una vez.

-¿Ahora sí que me miras? - le casi grito cabreada.

El frunce su ceño sin entender lo que le dije.

-Vuelve a la cama Alana – niego cerrando la puerta fuerte.

Me dirijo al cuarto de invitados que tenemos que nadie entra solo yo cuando no quiero dormir con Justin por haber discutido.

Él no me tocaba más de una vez lo hacíamos y como si nada tenía que terminar por mí misma, por eso empecé a comprarme juguetitos también Lili tenía la culpa de eso porque me lo recomendó.

Me lo pasaba más bien sola, aunque fuese tocándome yo misma.

Ni si quiera se dio cuenta de que cogí el vibrador por estar más atento del maldito futbol, para eso sí que no estaba cansado...

¿Que pasará?

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Alana

Justin

Tayler

Capítulo 2

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Después de divertirme sola por un rato me quede dormida en el cuarto de los invitados sin la presencia de mi marido.

Al día siguiente me desperté por los rayos que traspasaban por la ventana, me restregué los ojos girándome para ver el reloj digital que había encima de la mesilla.

Las 9:15 de la mañana lo más seguro Justin estaría ya en su trabajo, se levantaba temprano para salir a correr luego se duchaba se vestía para irse a la empresa, no desayunaba tampoco conmigo siempre lo hacía en la empresa.

Me levanto cogiendo el vibrador me voy a mi cuarto encontrándome con que la cama estaba vacía, Rosalía sale del baño con su cubo con los productos.

-Alana, ¿No dormiste aquí? - niego con mi cabeza.

-¿Justin ya se fue? - la pregunto, aunque me imagino la respuesta.

-Si señorita hace un buen rato que se fue para la empresa – asiento caminando al baño para darme una ducha.

Cuando termine baje a desayunar algo, había todo tipos de frutas, me encantaba el desayuno así.

Ayude a Rosalía en la cocina, aunque ella al principio me decía que no era necesario, pero no tenía otra cosa mejor que hacer.

Fuimos de compras juntas para comprar todo lo que se necesitaba en la mansión, así pase casi toda mi mañana hasta que un numero desconocido comenzó a llamarme.

Me detuve mirando el numero dudando si cogerlo o no.

-¿Señorita Alana pasa algo? - me pregunta Rosalía al ver que me detuve con la bolsa.

-No, espéreme dentro del coche con el chofer ahora voy – le quito importancia para después coger la llamada.

Llamada entrante:

-¿Hola? - digo dudosa.

-Alana – su voz se hace presente a través de la llamada y de repente me quedo helada cuando lo escucho.

Su voz siempre fue ronca y varonil.

Era Tayler el hermano de Justin.

-¿Tayler? - digo impresionada de que me esté llamando a mí.

-El mismo – suena un carraspeo por su parte. - Pude conseguir tu número espero que hayas recibido mi carta para el evento ya que todavía no tuve respuesta de mi hermano – asiento, aunque él no me esté viendo.

-Si ayer por la noche me llego y se la entregue a Justin supongo que te dirá algo hoy – como siempre Justin contestaba cuando él quería, aunque fuera importante.

-Repíteselo cuando le veas Alana es muy importante este evento sobre todo para mis padres echan de menos a su hijo, eres la única que puede convencer a mi hermano – suspiro porque las cosas con Justin no eran tan fáciles, había intentado mil veces hacerle ver que nuestro matrimonio no es igual y el siempre hace oídos sordos.

-Lo intentare Tayler pero no puedo prometerte nada, gracias por avisar de todas maneras – le digo sincera.

-Está bien gracias Alana espero vernos pronto

Me despido de él y camino hasta el coche, pensándolo decido por presentarme en la empresa de mi marido.

Por intentarlo no perdía nada supongo...

- Déjeme en la empresa de mi marido – le habló al chofer.

Recibo la mirada de Rosalía pero no dice nada se vuelve a acomodar como si nada.

- Claro señorita – el chofer llevaba unos cuantos años con nosotros, era de confianza por eso no hacia falta decirle la dirección porque ya lo sabía.

En el camino todo fue en silencio pasaron como doce minutos hasta que lleguemos a la empresa.

Había mucha gente andando de un lado a otro y en la entrada había mujeres bien vestidas con su falda de tubo como los hombres con sus trajes y maletines.

- ¿Vendrá a cenar señorita Alana? – me pregunta Rosalía cuando abro la puerta del coche.

- Espero que si Rosalía – dejó un beso en su mejilla, me despido del chofer y con eso salgo cerrando la puerta comenzando a caminar hacia la entrada de la gran empresa.

La gente al verme no tardan nada en quedarse mirándome como si hubieran visto a un fantasma, en parte los entendía porque vine muy pocas veces pero hoy es un día más, en el que decidí pisar la empresa para intentar tener una conversación con mi marido.

Las dos chicas de la entrada me saludan con una gran sonrisa las devuelvo el saludo de la misma manera, me meto en el ascensor marcando el piso que quiero que me lleve donde estaba el despacho de Justin.

La musiquita suena de fondo hasta que las puertas se abren terminado de sonar.

Salgo recibiendo más miradas por parte de los trabajadores uno de los que eran de mayor confianza de Justin se detiene delante de mi, impidiéndome el paso.

- Alana vaya que sorpresa verte por aquí – dice el emocionado pero a la vez sorprendido.

- Hola me alegra verte Dani, ¿esta Justin en su despacho? – le preguntó yendo al grano.

- ¿Justin? Esta reunido – mmm había algo aquí que no me parecía bien.

Sin más paso por su lado comenzando a caminar hacia el despacho de Justin pero Dani se pone en medio antes de que llegue a la puerta.

- Alana es mejor que espere a que termine la reunión puede esperar en la sala mientras, te invitó a un café – no, quería ver a mi marido ahora, me daba igual si luego tenía una discusión con él por interrumpirle, parecía que Dani estaba intentando ocultar algo.

- No, gracias quiero verle ahora – me muevo rápido abriéndola puerta sin tan ni si quiera llamar, Dani hace un gesto con su garganta llamando la atención de Justin.

Estaba sentado y enfrente de el se encontraba su secretaria Yolanda.

- ¿Así que reunido no? Pensé que era con más personas – le digo a Dani mirándole molesta con el para después cerrar la puerta dejándole afuera.

- Alana cariño, ¿Qué haces aquí? – dice mi marido sorprendido de verme.

En cada momento que entre por la puerta tenía la mirada de Yolanda encima de mí.

- Tengo que hablarte de una cosa importante, ¿no puedo ver a mi marido? – le digo recalcando más la palabra “marido”.

- Yolanda retírate mi esposa y yo tenemos que hablar luego seguimos rellenando el papeleo – finjo una sonrisa falsa cuando ella se levanta y me mira mal.

Ella y yo no nos llevamos nada bien desde un principio, no tuve ninguna discusión con ella, pero desde el principio ella me miraba mal cuando estaba cerca de mi esposo.

Espero a que ella cierre la puerta saliendo para acercarme a Justin que se levantó sirviéndose una copa de vino del mini bar que tenía en su propio despacho.

El toma un sorbo para segundos después poner su mano en mi cintura y dejarme un pequeño beso, yo como siempre me esperaba otra cosa por lo menos que fuera más apasionado por eso me atrevo a besarle yo haciendo que ese beso sea más profundo.

Saboreó el sabor del vino cuando me separo.

- Alana sabes que no me gusta que vengas – me dice él mirándome a los ojos profundamente.

- Soy tu mujer tengo el derecho a venir a verte y más cuando todavía no diste señales de vida con tu hermano – le lanzo haciendo que el suelte un fuerte suspiro para después tocarse el puente de su nariz.

- No tuve tiempo – ahora soy yo la que suspiro y comienzo a estar molesta.

- Nunca tienes tiempo ni si quiera para tu familia que te dijeron de mil maneras que te echan de menos, ¿Cuándo llegará el día en que viajes y los visites? Porque tampoco quieres que ellos vengan Justin, se aproxima un evento y es muy importante ya que tu perteneces también a la empresa te lo recuerdo – le digo molesta.

- No empieces Alana, ¿solo viniste para discutir? – alza un poco la voz.

- Ese es tu gran problema Justin que siempre te piensas que quiero discutir, solo te estoy diciendo lo que opinó, responde a tu hermano aunque sea para decirle que no te presentaras pero responde sus llamadas y mensajes – cada día estaba más cansada de la misma situación de siempre.

- Solo por no escucharte lo haré ahora mismo delante de ti le responderé – me dice de malas maneras.

Se acerca a su mesa cogiendo su móvil marcando estaba claro que era a su hermano.

Me quedo en silencio escuchando los primeros tonos hasta que Tayler responde la llamada.

- Hermano al fin das señales de vida – dice un Tayler feliz porque le haya llamado.

- Solo te llamó para decirte que iré al evento con mi esposa – dice Justin mirándome enfadado.

- Que buena noticia hermano entonces te recibiremos con los brazos abiertos – cuando termina Tayler de decirlo Justin cuelga.

- ¿Contenta? – me dice alzando ambas cejas.

- Da igual como te diga las cosas Justin siempre te parecerá mal todo, tus padres se están haciendo mayor te lo recuerdo y cuando ya no estén te arrepentirás por el tiempo perdido con ellos – le advierto.

- Deja ya el tema y ven aquí – tira de mi brazo pegándome contra su pecho.

Alzó mi ceja cuando su mano se posa en mi vestido levantándolo tocando mis nalgas.

- ¿Qué haces? – le preguntó confundida.

- Tocar a mi mujer, ¿Acaso no puedo?

- No es eso pero llevamos tiempo sin hacerlo – le recuerdo.

- Solo voy a cumplir tus fantasías – cuando suelta eso por su boca me apartó de el bruscamente.

- ¿Justin estuviste mirando mis escritos que tengo en mi portátil? – le digo más que sorprendida.

- ¿Si y que? No es mi culpa que le dejes encendido – vuelve a tirar de mi dándome la vuelta para después pegarme contra su mesa.

- Justin eso no está bien son mis cosas personales – me giro regañándole.

- Lo que tu digas pero ahora quiero follarte como quieres tanto en tus escritos – escucho la cremallera de su pantalón.

Cuando quiero reaccionar me baja el tanga y se adentra en mi de una sola estocada.

- Pueden pillarnos Justin… - le advierto recordando que el seguro en la puerta no está echado mientras me muerdo el labio.

Se sentía bien después de tanto tiempo sin sentirle dentro de mí.

Justin al escucharme marca un botón en su fijo que había encima de la mesa.

- Dani que nadie entre a mi despacho – le ordena.

- Si señor – se escucha al cabo de unos segundos.

Deja de dar al botón para salir de mi y darme la vuelta.

Comienza a besarme profundamente como yo quería y lo echaba tanto de menos.

- Si hubiera sabido antes que mis escritos te encendían te hubiera dejado leerlos – el me sonríe para entrar de nuevo en mi haciendo que suelte un gemido fuerte.

Disfrutó de cada momento aprovechó para dejar besos por su cara y cuello.

Me fastidiaba que al principio hubiera leído mis escritos sin mi permiso pero gracias a eso estaba tocándome de nuevo.

Terminó tirada en la mesa con algunos papeles tirados por el suelo, hasta que los dos llegamos al orgasmo.

Menos mal que me tomaba la píldora aunque no lo hiciéramos porque con protección llevábamos mucho tiempo sin hacerlo también.

Cuando terminamos de hacerlo el rápido se coloca sus pantalones y yo me subo el tanga colocándome el vestido.

Como puedo me peino un poco mi pelo, mi cuerpo estaba lleno de adrenalina después de haber tenido un buen sexo.

Un buen sexo que hacía mucho que no teníamos.

Este Justin que me decía cosas cumpliendo por así decirlo mis deseos en el sexo me gustaba mucho más.

Me gustaba probar nuevas cosas y nunca lo habíamos echo en su despacho.

Escribí una vez de hacerlo en el despacho y estaba claro que era uno de los que había leído él.

- Cariño voy a seguir con el papeleo llamaré al chofer para que venga a por ti – asiento porque sabía que seguiría con su trabajo después de todo le quedaba un buen rato para que llegará la hora de su salida.

Como dijo cogió su móvil llamándole para que viniera.

Se acercó a mí dejándome un beso que le correspondí.

La conversación no salió tan bien como yo quería pero al menos había conseguido que llamara a su hermano para que fuera al evento.

Me despido de Justin saliendo de su despacho, rápido recibo la mirada rabiosa de su secretaria y yo no puedo aguantarme las ganas de guiñarla un ojo consiguiendo que su cara se ponga más sería aún.

Me dirijo al ascensor pulsando el botón de planta baja.

Justo cuando las puertas se cierran recibo un mensaje en mi móvil.

Tayler

Gracias por hablar con mi hermano ya les dije a mis padres que vendrán y están muy felices.

Nos vemos pronto Alana 😉

Por algún motivo que desconozco mi respiración se corta.

Y por mi cabeza se pasa…

¿Cuánto abra cambiado Tayler desde la última vez que le ví?

Con solo mirarme me producía timidez.

Aunque fuera el hermano de mi marido tenía que admitir que era bien apuesto.

Justin

Alana

Tayler

Capítulo 3

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Después de que el chofer me dejara en casa Rosalía estaba en la cocina preparando la cena.

- Mmmm huele genial – la sorprendo, me río cuando veo su cara de susto.

- Alana mi vida me asustaste – me dice ella sonriéndome.

- ¿Lo siento? – digo sonriendo.

- ¿Y esa cara de felicidad que me traes? – me cruzó de hombros quitándole importancia.

- Nada Rosalía – me siento en la silla.

- ¿Arreglaste las cosas con Justin? – me pregunta ella interesada.

- Bueno hablemos, la carta que te dieron la otra noche era el hermano de Justin invitándonos a un evento importante, ya sabes como es él que no se apunta aunque sea importante – vuelvo a cruzarme de hombros. – Al final termine convenciendo a Justin e iremos al evento hasta llamó a su hermano para confirmárselo que iremos – Rosalía sonríe dejando un plato encima de la mesa para luego servir la cena que era lasaña.

- Me alegro mucho mi niña, Justin tiene que salir no es bueno que siempre tenga esa rutina de despacho a casa y nada más – asiento dándola la razón.

- Si bueno, echo de menos muchas salidas – hago una mueca cogiendo el tenedor.

- ¿Alana y porque no abres tu propio estudio? – me pregunta ella.

- Ya sabes Rosalía serían problemas con Justin de verdad que me gustaría poder exponer mis propios cuadros y que la gente lo puedan ver y hasta comprar si se puede, pero bueno me conformó con pintar en mi tiempo libre que es bastante – Rosalía retira la silla que había a mi lado sentándose para después mirarme.

- Alana te e visto dibujar y créeme cariño tienes un talento increíble, se que el matrimonio va de cosa de dos pero Justin no tiene porque decidir por ti, lucha por tus sueños otras personas no pueden hacerlo porque no tiene las herramientas necesarias para comenzar – mis ojos se humedecen cuando la escucho porque tenía toda la razón.

- Lo se, pero es tan difícil cuando tu propio marido no te apoya en lo que verdaderamente quieres… - las lágrimas comienzan a deslizarse por mis mejillas sin poder detenerlas.

Dejó el tener en el plato cuando Rosalía me abraza fuerte, no aguanto más y la presión que llevaba guardada de hace tiempo explota.

Comienzo a llorar fuerte pero esta vez no estoy sola, esta vez tenía un hombro para llorar que en este caso era él de Rosalía que para mi era como mi madre.

Se que dolor se siente cuando pierdes a tu madre por eso le decía a Justin que disfrutara de sus padres antes de que fuera tarde porque luego, no había vuelta atrás.

El tiempo perdido no se recupera nunca más.

- Desahógate mi niña sabes que siempre me tendrás para lo que sea, no dejes desperdiciar tu gran talento, todos nacemos en esta vida con un propósito y lo tuyo es dibujar aparte de escribir – sonrió entre lágrimas porque ella y mi mejor amiga eran las únicas que me levantaban un poco más los ánimos y me daban motivos para seguir hacía adelante.

Me paso unos minutos más abrazada a ella mientras que ella acaricia mi cabeza dejando besos, no es mi madre de sangre pero lo siento como si lo fuera, en estos momentos sentía el calor de una madre cuando estaba hay en tus peores momentos.

Apartó mis lágrimas separándome de ella sonriéndola cuando ella me sonríe.

- Gracias Rosalía no se que haría sin ti – la agradezco ella niega posando sus manos en mi rostro quitando más lágrimas.

- No me las des mi vida yo solo digo la verdad, lucha por lo que verdaderamente quieres y nunca te detengas porque siempre va a ver alguien que quiera detenerte, la envidia existe mi vida es muy mala, solo piénsalo – asiento.

Con eso se da por finalizada la conversación y sigo con mi cena sintiéndome más desahogada después de haber llorado.

Rosalía se entretiene recogiendo la cocina cuando al cabo de los minutos término de cenar la puerta principal de la casa se escucha.

Seguro que ya había llegado Justin de trabajar.

Me levanto dejando el plato en el fregadero para comenzar a limpiarlo pero Rosalía como de costumbre no me deja.

- ¡Alana! – Justin me llama desde la entrada camino asomándome encontrándome con sus ojos mirándome fijamente.

- Hola cariño – le saludo amable.

- Me voy a dar una ducha – rápido mí sonrisa se borra cuando lo escucho.

¿Enserio todo iba a volver a ser como siempre tan rápido?

- ¿Me llamas solo para decirme que te vas a duchar? – el niega.

- No, solo quería saber que estabas en casa – le miro molesta.

Había sonado sus palabras tan mal.

- Vete a la mierda Justin – le suelto comenzando a subir las escaleras rápido.

- ¡Alana ahora que hice! – me grita yendo detrás de mi.

- ¡Estoy cansada de tus tonterías Justin no puedo más! – abro la puerta de nuestro cuarto cerrándola.

Pero no se cierra del todo porque Justin pone su pie impidiendo a que pegue el portazo.

- ¿De que estas hablando ahora Alana? ¿Acaso te volviste loca? – no era la primera vez que me llamaba loca, se había vuelto algo habitual en él.

- ¡Según tu estoy loca porque te digo las cosas! ¡Es que no lo entiendes! – le grito más que molesta, estaba furiosa con él porque llegaba a casa como si nada hubiera pasado hoy en su despacho. - ¡Me follas en tu despacho cuando llevabas mucho tiempo sin tocarme y vuelves a casa actuando como si nada hubiera pasado entre nosotros! – abro uno de los cajones cogiendo mi portátil.

- Solo follamos – antes de que siga le detengo.

- Ese es el problema contigo para ti solo es eso un simple polvo más, solo te pido que cuando llegues a casa no me trates como un simple mueble más, ¡MALDITA SEA JUSTIN SOY TU MUJER! Yo creo que me merezco respeto, juramos ante la iglesia que nos amaríamos en las buenas y en las malas que nos daríamos cariño – de nuevo mis ojos se humedecen.

- Si, sin duda se te fue la cabeza por completo – niego porque eso no era cierto. – Te doy todo, más de una mujer la gustaría tener tu vida, trabajo para que nunca te falte nada y así me lo pagas – alza su voz acercándose a mí.

- ¡ESE ES EL PUTO PROBLEMA TENGO TODO MENOS EL AMOR DE MI MARIDO! ¿Ya no me amas es eso? – le preguntó sintiendo de nuevo lágrimas correr por mi rostro.

- No es eso Alana mi amor yo te amo pero llegó demasiado cansado a casa, estar todo el día entre papeleos y pantallas cansa aunque no lo parezca – bla bla bla, siempre eran las mismas palabrerías.

- Cansado para lo que quieres – parece que lo que le suelto, le ofende demasiado cuando me grita furioso.

- ¡Y TU QUE! ¡TE LA PASAS METIDA EN ESE PUTO PORTÁTIL ESCRIBIENDO RELATOS ERÓTICOS, HABLANDO DE ALGUIEN QUE NO SOY YO! ¿¡ACASO NO ME ESTARÁS PONIENDO LOS CUERNOS!? – sin más mi mano va directa a su rostro soltándole una gran cachetada.

Él me mira impresionado por mi atrevimiento, pero lo que me dijo me dolió más que mi propia alma, no me lo esperaba de Justin era otra cosa nueva por parte de él.

Parece que él ve el dolor en mis ojos cuando abre su boca para decir algo, pero al instante la cierra endureciendo su rostro mirándome serio.

Levanta su mano posándola en uno de mis brazos flotándolo.

- Perdón cariño no quise decir eso – sin más soltando un gran sollozo lo empujó fuerte aunque no consigo moverle mucho, pero salgo del cuarto. - ¡ALANA!

Sus gritos llamándome se hacen presentes pero corro al cuarto de invitados y cierro la puerta de un gran portazo para después echar el seguro y que el no pudiera entrar.

Tiro el portátil encima de la cama para después tirarme yo y comenzar a llorar contra la almohada.

¡Porque maldita sea!

¡Porque las cosas tuvieron que cambiar de esta manera!

Al cabo de unos segundos más los toques en la puerta se hacen presentes.

- Alana porfavor ábreme, quiero hablar contigo no quiero que duermas otra noche más sin mí – habla Justin afuera.

- ¡DEJAME JUSTIN! ¡AHORA SOY YO LA QUE NO QUIERO HABLAR CONTIGO! – le grito aún dolida con sus palabras.

Él no insiste más ya que el tiempo pasa y no vuelve a llamar a la puerta.

Después de llorar no se cuanto tiempo me arrastró por la cama para coger el portátil.

Le enciendo para después ponerle una contraseña así Justin no podría ver mis cosas al menos que este encendido, si se apaga la pantalla luego le pedirá la contraseña.

Cuando término con la contraseña me meto en Google para después meterme en Word.

Comienzo a escribir como me siento porque era también como mi diario personal.

Descargo todo mi dolor y rabia entre palabras.

Me sentía mucho mejor por eso comienzo a escribir otro pequeño relato.

Mis dedos son los que se mueven cuando mi cabeza se desconecta de todo menos de mi relato.

El sonido de las teclas es lo único que se escucha en todo el cuarto.

Una chica tímida que nunca había experimentando nada con hombres, sus alocadas amigas la llevaron a una fiesta donde había hombres con poca ropa haciendo bailes sexuales.

En todo momento ella estaba sonrojada en cuanto sus ojos empezaron a ver uno de los espectáculos.

La música resonaba en todo el sitio haciendo más llamativo el ambiente.

Sus amigas gritaban como locas cuando veían a los chicos moverse y quitarse la ropa de la parte de arriba.

Los ojos de aquella chica se posaron en uno de los chicos, al parecer ese le había llamado más la atención.

El chico no se quedaba tampoco corto porque no despegaba los ojos de aquella chica, que supo desde el momento que la vio que era diferente a todas las mujeres que había en ese sitio.

No sólo porque tenía sus mejillas sonrojadas si no porque en su mirada vio algo más allá.

Se acercó lentamente hacia ella consiguiendo por parte de la chica que se pusiera nerviosa a tal punto de que casi se la cae la copa que tenía entre sus manos.

El chico al ser tan atrevido cogió la mano libre de la chica para posarla en el pecho desnudo de el, guiándola en todo momento para que le tocará.

Al sentir los dedos suaves de la chica contra su pecho desnudo noto una corriente eléctrica extraña que nunca había sentido en su vida, pero a la vez se sentía muy bien.

La chica entreabrió sus labios sorprendida sin creerse que estuviera tocando el pecho desnudo de aquel chico, pero ella también había sentido esa corriente bajo sus dedos cuando tocaba la piel desnuda.

Sus amigas se volvieron aún más locas cuando se dieron cuenta que su amiga la tímida estaba pasando los limites.

Ella era virgen y nunca se había atrevido a tocar un cuerpo masculino.

Él chico la sonrió mirándola a los ojos, la chica también le sonrió pero aún con timidez.

Desde ese día la chica tenía más que claro que su vida iba a cambiar drásticamente.

No se explicaba como pero así lo sentía ella.

Cuando me quise dar cuenta ya era muy tarde y mis ojos me pesaban ya que había escrito varios relatos.

Sin más cerré todas las ventanas de Internet para apagar el portátil.

Me acomode más y termine al poco tiempo dormida en un profundo sueño sumergía en mis relatos que me hacían que me olvidará de todo lo que había a mi alrededor.

A veces me preguntaba si hubiese sido más atrevida en la vida a lo mejor no me hubiera casado tan pronto.

Tenía veinticuatro años solo, la decisión de casarme fue muy rápida ya que para esos tiempos estaba muy enamorada de Justin.

Le amaba, aún le amaba.

O eso creo yo…

Pero ya no sentía esa corriente o electricidad que supuestamente tu sientes cuando estas enamorada hasta las trancas.

Las cosas sin duda cambiaron mucho.

¿Algún día volvería a sentir esa electricidad o la adrenalina que sentías cuando hacías cosas por así prohibidas?

No tenía la menos idea sinceramente, pero sabía que me faltaba emoción a mi vida.

Me sentía cada vez más apagada como si se tratara de una vela.

Una vela que al cabo del tiempo cada vez se apagaba más rápido y que le faltaba muy poco para terminarse de consumirse por completo.

Alana

Justin

Tayler

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