Tengo miedo.
Mientras me arrastran por la grava pienso en los acontecimientos que ocurrieron en el transcurso de los últimos cinco años. Pienso en la gente en la que deposité mi confianza y que me ha traicionado y, en los que al igual que yo han sido difamados falsamente.
Toda mi vida se la dediqué a él, al punto de volverse en el motivo por el cual me levantaba en las mañanas y me desvelaba por las noches. Estudie hasta que no pude más, practiqué hasta que me salieron ampollas. Repetí mi rutina de torturas día y noche, para ser la dama más noble de todo el imperio de Yssyl, hasta que no hubo hombre o mujer que no hablara de mi, la prometida del principe heredero. Ser perfecta era mi deber y razón de existir.
Era insuperable.
Ni en inteligencia.
Ni en belleza.
¿Amor? Puede que halla habido un poco de eso... Pero inició por la obligación que se nos impuso a ambos por la conveniencia y honor de los que se hacen llamar "familia ". Aunque vender niños por algunas tierras o favores no me parece muy noble , eso es lo que los adultos se ensañaron en hacer sin culpa.
Desde pequeña todo lo que debía y quería hacer. fue decidido por otros. Mis padres habían fallecido en mi undécimo cumpleaños en un misterioso accidente y de mi se encargaron mis parientes. Tomando el mando del ducado con la escusa de ayudarme, poco a poco lo destruyeron todo. El territorio de mis padres. Su fortuna. Los recursos naturales que habían en abundancia. Y en lo que más pusieron esfuerzo, fue en destruir mi vida, decidiendo lo que me convenía y lo que no, eligiendo desde mi color favorito hasta que comida debía gustarme. todo fue hecho a imagen y semejanza de los gustos del príncipe. Tanto así que parecía forzado y obsesivo.
Difundieron historias de a poco para que el príncipe se interesara en mi. Pues aunque estábamos comprometidos nunca me prestó atención y eso a ellos no les convenía, sin importar que debían ganarse su favor a través de mi, una muñeca viviente.
Llego el momento en el que pareciera que la gente supiera más de mis sentimientos que yo misma. Pronto nació el rumor de que estaba locamente enamorada del príncipe y que haría lo que fuera por llamar su atención. Por eso cuando Brinna apareció en nuestras vidas, nadie puso en duda que el acoso que ella recibió fue nada menos que mi culpa. Cuando apareció con heridas todos afirmaron que yo había sido. Y cuando fue envenenada, el Principe que solo tenía ojos para ella no lo dejó pasar.
Fui encerrada por 15 noches en una celda oscura. Pruebas falsas fueron presentadas en el juicio, y mi sentencia fue echa. Muerte en la guillotina. Esos familiares rápidamente se pusieron de parte de su alteza el príncipe heredero, diciéndome con lágrimas en los ojos que "como había podido actuar así" ó "no te criamos para que te convirtieras en esto". Sin embargo permanecí en silencio. no dije ni una palabra a nadie, ni a los que me torturaron violentamente durante mis 15 noches en prisión ni a los jueces durante el juicio. ¿Por qué? bueno, pues porque no hacía falta. no importaba lo que dijera ellos no iban a creerme nunca lo hacían. Sinceramente estaba agotada, esta vida fue dolorosa, cada día desde que perdí a mis padres fue una tortura y solo quería que acabara ya.
El día indicado llegó y trajo consigo nubes de tormenta y un viento gélido que anunciaba que el invierno estaba cerca. Los guardias se acercaron burlándose de mi, tocándome asquerosamente diciendo que era su regalo de despedida darme un buen momento antes de mi muerte. Intente patear los y gritar, pero nadie vino en mi ayuda. lo único que pude hacer fue llevar mi mente a los recuerdos felices de mi infancia. Estaba muerta por dentro. No importa todo acabará pronto. al terminar me agarraron del pelo y me arrastraron por los pasillos hasta la carreta con barrotes.
El pueblo formaba un corredor hasta la plaza de la guillotina. algunos miraban con horror, otros se reían y festejaban como si estuvieran en un festival maravilloso, tirándome con piedras o comida podrida, uno incluso lanzó excremento de animal. Yo solo estaba sentada allí, muerta en vida esperando que todo acabe, mientras el dolor en mi cuerpo crecía mi mente se apagaba de a poco. al llegar a destino los guardias me empujaron hasta quedar frente al balcón donde se asomaba la familia real. El príncipe me miraba con odio abrazando a Brinna y ésta desde su abrazo me miraba con una sonrisa imperceptible a sus ojos. al llegar allí el príncipe habló:
- Marquesa Callia Arisa Essel Rimola de la Casa Essel, puede decir sus últimas palabras - Espeto el príncipe heredero con ira en sus ojos.
- Dediqué mi vida entera a ti y tu gente pero, ¿Me pagas de esta manera? ¡Tú no me mereces! hombre estúpido, que poco durará tu reinado si confías ciegamente en lo que te dicen sin siquiera dudar. ¡Ay del pueblo que debe seguirte! Pobres infelices terminarán todos muertos por tu incompetencia - Al terminar mi discurso le di la espalda y camine con la frente en alto a la guillotina.
La plaza quedó completamente en silencio por mis palabras. un hombre se acercó a mi y sin mediar palabra tomó mi pelo y lo corto con una daga y me colocó en posición en el aparato que tomaría mi miserable vida. Mi corazón latía tan rápido que creí que se saldría de su lugar, mis tripas se revolvían en mi interior y una sola lágrima rodó por mi mejilla. Las aves negras volaban sobre el lugar haciendo círculos sobre mi.
Mientras la filosa hoja caía sobre mi, vi el mundo girar ante mi lentamente.
"Si hay algún dios ahí escuchándome, permítame regresar, permítame comenzar de nuevo. Esta vez no seré tan estúpida . Esta vez los que se metan conmigo terminarán mal. Esta vez quiero ser yo quien tome las decisiones. y si no es posible al menos déjenme vengarme de aquellos que nos dañaron tanto" Dije mi último pensamiento como una oración.
Mientras los cuervos graznaban mi cabeza rodó por la plaza y los vítores de la gente indicaban que la fiesta recién estaba comenzando.
Mi consciencia se apago de a poco mientras la lluvia caía sobre mi cuerpo mutilado. lo último que oí antes de perder el conocimiento fue una voz que me susurró: "Interesante, veamos que tan lejos llegas. Tienes hasta tus 25 años para prepararte"
No sabía quién era ni de que hablaba. No podía pensar bien y todo se envolvió de un negro intenso, pero de pronto sentí la necesidad de abrir mis ojos. Al hacerlo una luz intensa y brillante como el sol me deslumbró. Me encontraba en un lugar extraño, objetos plateados, gente con atuendos que nunca ví y sobre todo me aterrorizaron sus cuerpos gigantes. Mi confusión fue mayor al ver el rostro de una mujer que me veía directamente a los ojos, mientras lloraba y reía a la vez, hablándome en un idioma que no entendía.
Tarde un par de días en entender que había reencarnado y que en ese momento era tan solo un bebé. La mujer morocha que al verme sonríe, deduje que era mi nueva madre, y junto a ella siempre estaba un pelirrojo con pecas, posiblemente mi padre.
Una semana después me di cuenta que al verme siempre repiten la misma palabra así que asumí que era mi nuevo nombre: "Ciel".
Al principio fue incómodo y doloroso para mi corazón. En las noches me despertaban las pesadillas sobre mi mundo anterior. Todos los eventos que me hicieron infeliz venían de a uno a mí. Reviví mi muerte tantas veces, que llegué a creer que esto era el infierno mismo. Pero los dos jóvenes e inexperientes padres, estuvieron siempre allí para consolarme. Hasta de a poco ganarse mi confianza y volverse mi refugio del peligro de la noche.
Los años pasaron y me convertí en una preciosa niña de pelo rojo como el fuego (más intenso que el de papá) y ojos verde esmeralda (heredados de mamá). Mi espíritu curioso empezó a florecer a la edad de cuatro años, ya que estas extrañas tierras ofrecían tantos misterios para descubrir, que me permitían olvidar por momentos mis horrendos traumas.
Aprender aquí fue divertido, este era un mundo completamente distinto al otro, no había magia ni nobles. Incluso una mujer plebeya como yo podía asistir a la escuela y lo más sorprendente, ¡a la universidad! yo misma podía elegir que ser y que no. Aquí no había compromisos arreglados y si tenía una opinión podía darla. Incluso podía votar por quien quisiera que estuviera al poder.
Mi capacidad de entender lo que me enseñaban era grande, después de todo yo ya era una mujer de 16 años al morir y había estudiado desde pequeña varias asignaturas. No podía explicar por qué aprendía tan rápido a nadie, así que mis padres comenzaron a creer que era una niña prodigio. Por lo que siempre intentaron darme la mejor educación posible. Mandarme a los mejores colegios y comprarme todos los libros que pedí, alentandome en mis estudios pero cuidando que no me auto exija más de lo debido, y fomentando que lleve una sana vida social para disminuir el estrés.
La tecnología de este mundo me apasionaba de tal manera que me recibí de la facultad de ingeniería con tan solo 23 años y a mis 24 ya estaba haciendo un posgrado en programación.
Aunque la pasión más grande que tenía en este mundo y que compartía con mis padres, era viajar. Juntos recorrimos todos los rincones que pudimos permitirnos visitar una vez por año. Playas y bosques, montañas y planicies, ciudades tecnológicas y pueblos a los que no le llegaban las necesidades básicas. Vivimos aventuras increíbles y memorias graciosas. Esto fue lo que realmente me ayudó a superar el trauma que sufrí en mi vida pasada.
Los años pasaron demasiado rápido para mi gusto, siempre tuve un sentimiento de que solo estaría allí poco tiempo. La voz que me habló antes de venir a este mundo se me quedó grabada a fuego y sentía que mi tiempo se agotaba. Intente todos los días previos a mi cumpleaños número 25 abrazar a mis padres y decirles lo mucho que los quería y estaba agradecida con ellos. Este feo sentimiento no desaparecía y temía nunca más verlos.
la mañana de mi cumpleaños llegó nublado y tormentoso como cierto día. Tuve una agradable reunión con mis amigos al mediodía y a la noche lo festeje con mis padres. Reímos y hablamos de las anécdotas que más nos gustaban de nuestros viajes. Comí la torta de zanahoria que amaba de mi madre y jugué con la consola contra mi padre. Les dije que los amaba antes de subirme a mi coche y emprender el viaje de regreso a la universidad. lo último que recuerdo como Ciel fueron los enormes focos del camión acercándose a toda velocidad hacia mi.
Otra vez oscuridad.
Una voz conocida estaba llamándome desde lo más profundo de mi consciencia. "Hola niña, nos volvemos a encontrar. Espero que no hallas olvidado mi advertencia y te hallas preparado para regresar"
Un frío helado me recorrió por la nuca. Era hora de volver. Estaba aterrada pues no sabía sí podría lograrlo. Debía enfrentar mis traumas si quería salir victorioso de allí. Debía enfrentar a la gente que me dañó, la que me vendió, la que me traicionó e incluso la que me torturó. No tenía cuerpo físico en ese momento pero sentí como si mis manos y piernas temblaran.
Rece por mis padres, para que mi prematura muerte no los destrocé. Para qué puedan volver a reír y ser felices. Tomé un momento para respirar hondo y entonces le contesté al dios:
"Yo nunca recuerdo, pero no olvido. Es hora de mi venganza" y por segunda vez abrí mis ojos después de morir. Esta vez las cosas van a cambiar.
Una sirvienta entró a toda velocidad por la puerta, abrió las cortinas de par en par y me llamó ansiosa:
- ¡Vamos princesa! No es hora de dormir, debe aprontarse para su cumpleaños. ¿qué dirá su padre si sigue comportándose como una malagradecida?
Al acercarse a la cama con dosel tiro fuertemente de las sabanas, pero un segundo despues miro extrañada la situación, pues la pequeña y dormilona princesa estaba ya sentada en su cama y con una expresión de adulto le replicó.
- Buenos días vanessa - no pude evitar que una pequeña y disimulada sonrisa saliera de mi boca "¿debería empezar contigo?"
Vanessa me miró sorprendida. Después de todo desde pequeña siempre agaché la cabeza ante ella. La sirvienta siempre me miró con reproche y me hacía saber a cada día que era una desgracia para mis padres que no hubiera nacido hombre, y que mi madre era rechazada por la familia del Marqués por ser una bailarina de tierras lejanas y ni siquiera había podido dar a luz a un hombre.
Me recordaba constantemente, que si algún día el deseado heredero llegaba, mis padres pronto se deshacerían de mi. Por lo que debía ser una niña perfecta y no molestaros. Según ella cuanto más callada estuviera mejor, porque "nadie quiere a chiquillas ruidosas y maleducadas" y "lo más seguro es que manden a la señorita como novia de algún conde viejo, de esa manera conseguirán buenos inversionistas para el negocio del Marqués, después de todo su abuelo ha dejado de enviar ayuda económica".
Si estaba enferma debía permanecer en silencio como si nada pasara. Una vez, durante un encuentro con mi padre por el jardin este mencionó que me veía muy pálida, quise decirle como me sentía pero recibí un fuerte pellizco en el brazo por parte de Vanessa que sonrió en mi lugar y dejo en claro que me encontraba perfectamente.
Cuando mis padres murieron, sus acosos empeoraron. Mis tíos, que se acercaron para controlar mi vida, le dieron la autoridad para "diciplinarme como es debido", sus golpes tímidos al principio terminaron convirtiéndose en latigazos sobre el final de mi primera vida.
Pero ya no soy esa niña con miedo al rechazo. Luego de mi vida pasada entendí muchas cosas. Mis padres de esta vida siempre se preocuparon por mí, mi madre siempre venía a mi cada vez que podía, y mi padre a pesar de ser un hombre ocupado siempre pasaba casualmente por el jardin cada vez que yo estaba allí.Nada de eso era coincidencia. Mis padres siempre me amaron y yo nunca dije nada sobre este abuso. Quizás sólo pensaron en mi como una niña tímida y a su manera trataron de acercarse a mi. Estoy completamente segura de que si hablo, Vanessa no saldrá impune ante sus maltratos psicológicos ni físicos, pero eso sería un castigo leve.
Así que decidí torcer las cosas un poquito a mi favor. Se muy bien que la sopa que trajo consigo son sobras de los sirvientes y que ella, descaradamente roba del dinero destinado a mi cuidado, reduciendo la calidad tanto de la comida como ahorrando en vestidos. Por supuesto yo no necesitaba nada de eso, pero aquí era inconcebible que una joven noble no tenga estas "necesidades básicas".
Por el pasillo se escuchaban los pasos de unos tacones de aguja. Seguro que mi madre venía a desearme un hermoso cumpleaños y llenarme de amor como todos los años. Era el momento perfecto.
Sonrriendole a Vanessa maliciosamente, tome el plato de sopa y me lo tire en la cabeza. Mi piel ardía como si se prendiera fuego, pero no se comparaba en nada a las torturas que ya había recibido. De todas maneras grité tan fuerte como pude.
Los pasos de mi madre aceleraron como si estuviera corriendo a toda velocidad, mientras Vanessa me quitaba el plato de las manos y me gritaba enfurecida preguntándome por qué había echo eso.
- Estas muerta - Sentencie sonriendo despacio.
- ¿Estás loca? Más te vale callarte la boca y confesar lo que has echo. Nadie va a creer en una niña mentirosa. ¡Tus padres te enviarán al convento cuando se enteren de esto!
- ¿Quieres apostar?
Con un golpe sordo la puerta se abrió de par en par y automáticamente dejé caer mis lágrimas, no veía a mi primera madre desde hacía muchos años. Estaba tan feliz que casi olvido mi cometido y simplemente me lancé sobre ella y la abracé tan fuerte como pude, como si fuera a desaparecer en cualquier momento.
Mi madre era una bella mujer de piel color Canela, ojos verdes y cabello largo, enrulado y negro como la noche. Su figura esbelta me devolvió el abrazo preguntando que me había pasado mientras intentaba limpiar mi piel y piyamas con su propio vestido. Sus ojos preocupados estaban al borde del llanto también.
Cuando recupere la compostura y recordé mi objetivo, comencé a pedirle perdón a Vanessa una y otra vez. Mi madre horrorizada preguntó que estaba pasando. Pero antes que la sirvienta pudiera decir nada empecé mi acto.
- Lo siento madre, no quería enojar a Vanessa, yo solo pregunté si podía comer otra cosa porque he comido la misma sopa de habas desde el lunes, como era mi cumpleaños pensé que estaba bien pedir otra cosa, como la carne que comimos en el cumpleaños de padre. Pero me equivoqué, es natural que Vanessa se enoje. Si no soy una niña buena y silenciosa papa y mama me odiarán aún más. Realmente lo siento, comeré la sopa, ¡así que no te enojes con migo por favor!- termine mis sollozos con la cara más inocente que pude y suplique perdón una y otra vez.
La cara de mi madre pasó del blanco al rojo en tan solo unos segundos.
- ¿Que le haz hecho a mi hija? ¿Que significa esto?
- Señora, la niña no sabe lo que dice. Esto solo fue un accidente. La joven señorita estaba tan dormida que chocó con el plato que le alcancé. Debe entender... - Comenzó a decir la mujer quitando importancia a mis palabras.
- Cariño, dile a mamá como es que estas cubierta de sopa- dijo dándole la espalda a la mujer
- Yo fui castigada por ser una niña mala. No debí pedir otra comida, realmente lo siento mucho. ¡Es mi culpa!- Dije entre sollozos
- No cariño no es tu culpa. Tu puedes comer lo que quieras y cuando quieras, ¡no solo en tu cumpleaños!
- ¿Puedo comer carne entonces? ¿Aunque no sea una ocasión especial?
Ese fue el límite de mi madre. Tomándome de la mano fue hasta el pasillo, donde pidió a una sirvienta de aspecto joven que pasaba por allí cargando con un cesto de lavandería, que me llevara a bañar y que mandara a traer a mi padre allí. Mientras la puerta se cerraba tras de mi escuché un gran golpe y las súplicas de Vanessa entre llantos.
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