Era la noche antes de navidad, en unos de los vecindarios más exclusivos y costosos de la ciudad se encuentra Amy Higgins muy ilusionada, esperando a su prometido para darle las buenas noticias; esa mañana se enteró que una vida crecía dentro de ella, estaba muy feliz tocando su vientre y pensaba que era el mejor regalo de navidad que había recibido en sus 25 años.
Pasada la medianoche lo vio entrar, estos últimos meses a su prometido se le volvió costumbre llegar casi al amanecer, su excusa siempre era la misma “La empresa está a punto de expandirse a nuevos mercados y él tenía mucho trabajo”.
-Es bueno que este despierta necesitamos hablar- El hombre no se molestó en saludar, arrojó su saco en el sofá y comenzó a desatar el nudo de su corbata.
-Parece que estamos en la misma sintonía, tengo algo que decirte por eso te espere hasta esta hora- Menciona Amy con una sonrisa mientras se acerca para dejar un beso en los labios de su prometido, pero el chico se aparta y termina besando su mejilla.
- ¿Sucede algo? – Pregunta arrugando su nariz.
-Amy de verdad lo siento, pero nuestra relación debe terminar. Yo no te amo, sé que desde que éramos unos niños prometí amarte y cuidarte hasta el final de mi vida, pero era demasiado joven y creo que confundí la costumbre con el amor. Soy consciente de que tus padres te desheredaron y rompieron toda relación contigo cuando te negaste a terminar conmigo; lamento que hayas dejado tantas cosas para que ahora te salga con todo esto, pero no puedo seguir aparentando algo que de verdad no siento- el hombre hablo tan rápido que Amy tardo unos minutos en asimilar la bomba que este acababa de soltar.
- Conociste a alguien más ¿Cierto? –pregunta para confirmar sus sospechas, su ahora ex-prometido aún tenía la vista fijada en el suelo, el muy cobarde no fue capaz de mirarla a los ojos para decirle que sus sentimientos por ella habían cambiado.
-sí, desde hace unos meses estoy saliendo con otra persona, ella me enseñó a descubrir lo que es el amor, ahora queremos casarnos y formar una familia, espero y me entiendas-confiesa el hombre.
-Eduardo, estoy embarazada- le suelta la chica logrando que su ex quite los ojos del piso y la mire furioso.
-No puedo creer que te bases en un truco tan bajo para que no te deje- Explota Eduardo- Pensé que habías cambiando, pero sigues siendo la misma niña caprichosa con complejo de princesita, a la cual todos deben cumplirle sus antojos y sucumbir a sus deseos…-Amy no aguanta más y lo calla con una bofetada.
-Un día hiciste mil promesas y hoy decides irte, está bien lo puedo entender las relaciones amorosas no siempre tienen un final feliz. Que nunca me has amado lo comprendo y respetare tu decisión de acabar con lo nuestro, no te voy a negar que estoy dolida porque yo si te quiero y mucho, pero no creas que al decirte que estoy embarazada fue para rogarte que no me dejes, eso no va a pasar hoy ni nunca. Espero y de corazón deseo que seas muy feliz con la persona que has elegido. - Asegura con decisión la pelinegra, mientras se muerde las mejillas para contener su llanto- No te preocupes, después de empacar me iré de tu casa y de tu vida; si algún día quieres conocer al “truco tan bajo” como le dijiste a tu hijo me llamas tú tienes mi número.
Él no dice nada y sale dando un portazo, Amy empaca sus maletas y se marcha de la que había sido su casa los últimos años, con el corazón lleno de dolor.
Al poner un pie en la calle se sintió tan desorientada, volver con sus padres no era una opción… no fue consciente de que estaba cruzando la carretera hasta que el chillido de las ruedas de un auto que freno de golpe la hicieron volver a la realidad. De la impresión Amy cayó al suelo y comenzó a derramar las lágrimas que había estado reteniendo, mientras que un hombre asustado se bajó del auto y corrió hacia ella.
- ¿Estas bien? – Pregunta preocupado- ¡Carajo! Saliste de la nada y si no es porque vengo concentrado en el camino te hubiese atropellado.
Amy esta tan alterada que no es capaz de pronunciar palabra, solo llora desconsoladamente, mientras su subconsciente le repite varias veces la misma frase “pudiste perder al bebé por imprudente”.
El desconocido al ver que la mujer no deja de llorar, la estrecha contra su pecho y pasa su mano una y otra vez en el cabello de Amy para tratar de calmarla mientras susurra en su oído – Todo estará bien –
Poco a poco el llanto de Amy va cesando, y cuando el hombre noto que la chica dejó de llorar se separó un poco de ella para preguntarle - ¿Quieres que te lleve al hospital? -Ella niega.
- ¿Te duele algo? - Amy asiente y señala su corazón.
-Déjame adivinar ¿Te rompieron el corazón? - Ella asiente otra vez, ante su respuesta el chico suelta un suspiro.
-Hey no vale la pena arriesgar tu vida por una relación fallida, sabes es triste amar sin ser amado, pero es más triste irse a dormir sin haber cenado- bromea el chico, haciendo que Amy se le dibuje una sonrisa en la cara.
Cuando el nudo de su garganta desapareció y pudo hablar, Amy preguntó- ¿Puedes llevarme a un hotel? – El chico asiente y le tiende una mano para ayudarla a levantarse, y llevarla al asiento de copiloto.
Todo el recorrido lo hicieron en total silencio, media hora más tarde, llegan al lugar, Amy le agradeció al desconocido y se apresuró a bajarse del auto.
Unos minutos despues de haberla dejado, el hombre se arrepintió de no preguntar el nombre de la pelinegra, a pesar de que no la detalló bien y no pudo gravarse su rostro, la sonrisa hermosa que causo su broma jamás se le olvidaría.
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Te doy la bienvenida a esta historia, espero sea de tu agrado.
Este es un borrador, así que es probable que te topes con errores de redacción, ortográficos, de contexto y demás.
Sus lágrimas corrieron libremente y no hizo nada para impedirlo, le dolía el alma. Hacía unos minutos, su ex le había mostrado su verdadero rostro. No le bastó con haberla engañado, también hizo que la despidieran de su trabajo. Sintió como la bilis subía por su garganta cuando a su mente llegaron los recuerdos de lo que había pasado.
Flashback
Amy estaba que mataba y comía de muerto, ni la secretaria pudo detenerla para que no entrara abruptamente en la oficina de su ex.
- ¿Por qué? – preguntó conteniendo las ganas que tenia de agarrarlo a golpes.
-No te quiero cerca- Eduardo no dudo ni un segundo en responder.
Amy no pudo evitar soltar una carcajada amarga.-Somos adultos, deberías aprender a separar lo personal de lo laboral- Amy tomó aire por unos segundos para controlarse, y que la fiera que llevaba por dentro no se saliera de control - Si no me querías volver a ver solo debías pedir cambiar al represéntate, no tenías que presionar a mi jefe para que me despidiera. –
-Eso fue tu culpa, incumpliste la cláusula de no embarazarte hasta después de un año de firmar el contrato con la compañía- Amy maldijo por lo bajo, ayer había hablado con su jefe y él no tuvo problemas con que estuviera embarazada, ella era una excelente colaboradora y solo faltaban unos días para que el plazo se cumpliera, pero hoy cuando llegó a su oficina la recibió con la noticia de su despido. Él no quería hacerlo, pero Eduardo amenazo con cancelar todos los tratos que tenía con su empresa si sacaba de su empresa a su ex–prometida.
- ¿Sabes lo difícil que es para una mujer embarazada conseguir trabajo? – Amy reclamó indignada.
La sonrisa que se formó en el rostro de Eduardo le causo escalofríos a la pelinegra. - Eso tiene solución - Mencionó con malicia el hombre mientras le extendía un cheque a Amy, quien no dudo en devolvérselo- No te hagas la digna, toma el dinero, arregla el problema y desaparece de mi vida. No quiero ser el padre de lo que es un error- Lo que dijo el bastardo la hizo salir de sus casillas, en cuestión de segundos su mano se estampa contra la mejilla de la escoria de Eduardo, dejándole una marca. ¿Qué clase de persona era su ex? ¿Cómo pudo haber tenido sentimientos por alguien como él?
-Jamás llames a mi hijo un error- Explota Amy enojada - ¡Solo hay una cosa que nunca me perdonaré! Y es que mi bebé tenga un padre como tú, a partir de este momento tú ya no existe para mí, ¡estas muerto! Recuerda muy bien tus palabras, solo espero que no llegue el día en que te las tengas que tragar. - Amy se dio media vuelta y se fue tan rápido como sus piernas se lo permitieron.
Fin del Flashback
Eran las 6 de la mañana y Amy seguía dando vueltas en la cama, hace tres semanas que había perdido su trabajo, y desde ese día le resultaba difícil conciliar el sueño. Sus ojos estaban rojos e hinchando de tanto llorar, lloraba por la impotencia y la desesperación. Era cuestión de tiempo para que sus ahorros se terminaran y su embarazo se comenzara a notar, y ella seguía sin conseguir trabajo. El maldito de Eduardo se había encargado de cerrarle las puertas, a todos los lados que iba siempre le daba la misma respuesta, no querían problemas con uno de los conglomerados más grandes del país.
Presa del desespero busco la tarjeta que días atrás le había dado una vieja amiga de su madre con quien casualmente se encontró.
Hizo la llamada, pero apenas escucho la voz al otro lado del teléfono, no fue capaz de pronunciar una palabra. Se llevó una mano a su vientre para llenarse de valor y se repitió así misma que por su bebé haría cualquier cosa.
📱-Aceptó- dijo mordiéndose el labio inferior, y una risa se escuchó del otro lado.
📲 -Sabía que lo harías, por un mensaje te pasaré la dirección donde nos veremos mañana. - Sin esperar la respuesta de Amy, la mujer que estaba del otro lado de la línea colgó la llamada.
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Amy Higgins
Edad: 25 años.
Amy se miró una vez más en el espejo, sin poder creer que ese fuera su reflejo. Tenía sus labios pintados de un rojo llamativo, su vestido negro era al cuerpo y con un escote en la espalda que le daba un toque sensual, sin duda se veía hermosa, pero ese nunca fue su estilo.
- ¿No es demasiado? – Preguntó insegura Amy.
-Cariño, debes ser el centro de atención. Recuerda que los hombres se enamoran de lo que ven y si quieres llamar la atención del objetivo, todo esto es necesario--dijo la mujer mayor mientras señalaba el vestido y maquillaje de Amy.
Al ver a Amy dudar la mujer volvió a hablar.
-Todo saldrá bien, solo debes llevarlo a la barra y mis hombres se encargarán del resto, te aseguro que es un mal hombre y estas salvando a alguien. – La voz de la mujer se escuchaba tan lastimera que Amy por pena asintió, ambas mujeres salieron de la casa para luego subirse en el auto.
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La mirada del castaño estaba fija en la pista de baile buscando una mujer que lograra robar su atención, soltó un respiro de frustración al no encontrar nada.
-Al parecer hoy no has tenido suerte. – Dice Gabriel mientras lleva a sus labios un vaso de vodka- Ya tienes casi 30 ¿Cuándo piensas dejar tu vida de mujeriego? ¿Sabes que esto no es vida? -
-Nunca, sabes bien que una vez me entregue en cuerpo y alma, y me fallaron. Desde ese momento decidí solo entregar el cuerpo-Se burla Gus y su gemelo vuelca los ojos.
- ¿No puedes tomar nada en serio? O es que…- Gabo prefiero callar, no quería recordar el pasado de su hermano.
-Tranquilo, ese tema ya esta superado. Solo que no he encontrado a alguien que me envicie con cada beso y me enamore hasta los huesos. - A Gabo se le dibujó una sonrisa en la cara, que se borró de inmediato cuando su gemelo agregó- Así que mientras llega la indicada, tengo que disfrutar con las equivocadas. -
Gabo se toca el puente de la nariz – Sabes cuando pienso que estas a punto de decir algo inteligente o profundo, a los segundos sales con tus pendejadas- Ambos hermanos comienza a reír.
-Si no lo hago, no sería yo- Asegura Gus.
-En eso tienes razón. Jamás cambies tu esencia- Gabriel se tomó el último trago de vodka y se despide de su hermano.
- ¿Te vas tan pronto? Vine a este bar por ti – Hace un puchero como si fuera un niño pequeño.
-Debo madrugar, mañana regresa Violeta de su viaje y tengo que recogerla en el aeropuerto-
-Así que mañana harás la propuesta. ¿Por qué no lo piensas un poco más? Si tengo una suegra como la tuya, preferiría no casarme-
- La mujer no es tan mala-
-Te odia, y dijo que haría lo necesario para que su hija termine contigo-
-Quiero ver que lo intente. Ahora si me voy. Suerte con tu cazaría, solo espero que no te convierta en presa. –
Gustavo dio una última mirada a la pista de baile, estaba decido a marcharse a su bar habitual, pero su vista se cruza con una despampanante pelinegra quien iba entrado al lugar.
Esa mujer era el pecado hecho persona, espabilo un par de veces para comprobar que los tragos no le estaban haciendo ver cosas, confirmó que no se trataba de una alucinación cuando la mujer pasó por su lado y sus fosas nasales fueron invadidas por una fragancia achocolatada, a Gus le resultó difícil resistirse al aroma y siguió con la mirada a la chica.
Al ver que se sentó en la barra, no dudo ni un minuto en seguirla.
- ¿Me permite hacerle una entrevista? – preguntó cuando se acercó a Amy.
-Dis… Disculpa- respondió la mujer confundida y un poco nerviosa, mientras detallaba al desconocido de pies a cabeza. No podía creer que tenia al frente al hombre que había ido a buscar, lo único que no concordaba con la fotografía era el largo del cabello del tipo.
-Si es que pareces que hubieras salido de una revista- le guiño el ojo haciendo que Amy sonriera, a Gus se le hizo familiar esa sonrisa.
-Esa fue una forma extraña de coquetear- dice Amy, mientras el barman le sirve un cóctel sin alcohol.
-Veras no soy como los demás tipos. Disculpa mi falta de modales soy Gustavo- Le tiende la mano a la mujer y esta imita su gesto, mientras en su mente lo llamaba mentiroso.
-Soy Amy- Dice al fin para soltar su mano.
--Amy, un nombre bonito para una mujer bonita-
-No eres el primero que lo dice-Amy mueve sus manos para restarle importancia.
-Te digo algo, experimente una sensación tan linda cuando te vi entrar al bar y quedé en hechizado al verte sonreír- Al escucharlo Amy solo se empezó a reír.
-Me imagino que eso le dices a todas tus conquistas-
-Claro que no, tú eres la única que con solo mirar sus ojos me derrite el alma y tienes la sonrisa más bonita que jamás había visto- Las palabras escaparon de la boca de Gus, sin que este las pudiera detener. ¿Qué le pasaba? Desde cuando usaba tanta labia para conquistar a una chica.
-Ya deja de hablar, yo no sé, quien te haya dicho que tu estrategia funciona. - Amy le dedica una sonrisa burlona y agrega- pero definitivamente tus libretos no sirven conmigo.
-Wuao, así me gustan bravas para que me peguen- Bromea Gus, ganándose una mala mirada de Amy.
Amy se levantó para marcharse, pero antes de que pudiera llegar a la entrada el hombre la tomó del brazo.
-Lo siento, déjame invitarte un trago como disculpa- Amy sonrió antes de voltearse, lo había logrado. Caminaron otra vez hasta la barra y pidieron los tragos.
Ese fue el último recuerdo que tuvieron ambos de esa noche, al día siguiente despertaron por el bullicio que se escuchaba alrededor, al abrir los ojos se dieron cuenta que estaban desnudo en un cuarto de hotel y para complicar las cosas la habitación estaba llena de reporteros ¿Cómo habían entrado?
-Gustavo Toloza ¿Este es su nuevo romance? - Amy palideció al escuchar el nombre del hombre ¿Sería posible que cometió un error? , pero su mayor duda era ¿Cómo fue que ella termino en un hotel con él? Si aquella mujer le dijo que su trabajo terminaba cuando Gabriel cayera dormido. ¿La habían engañado?
-¿Quién es la chica? ¿Cuántos años tiene? ¿Cómo se conocieron? – Los periodistas no dejaban de hacer preguntas y tomar fotografías, hasta que un grito desgarrador llamo su atención. La mujer que estaba con uno de los herederos de los Toloza se retorcía de dolor mientras tocaba su vientre.
-Mi bebé- se quejó Amy.
- ¿Su novia está embarazada?-preguntó otro periodista.
-Largo- grito Gustavo preocupado al ver el estado de Amy – Desaparezcan de mi vista si no quieren que los demande por invasión de la privacidad- el cuarto quedó completamente vacío, pero era demasiado tarde las noticias ya estaban por toda la ciudad.
Gus se vistió como un rayo, antes de tomar a Amy en sus brazos le puso una bata del hotel, Gus no podía creer como había terminado un encuentro casual.
Minutos después, ya estaban en un taxi camino al hospital, pero antes llegar Amy perdió el conocimiento.
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Gustavo y Gabriel Toloza.
Gus.
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