La habitación estaba completamente oscura.
Claudia se encontraba tirada en la cama, y no se movía, como si estuviera bajo un embrujo.
¡Esta noche... se comprometía a matrimonio con un hombre de mayor edad!
Cuando escuchó que la puerta se abría, aterrada por lo que iba a suceder, cerró sus ojos del miedo.
Dicen los rumores que el tercer hijo de la familia Santos es extremadamente feo, tiene mal humor y también mala fama. Ninguna mujer quiere estar a su lado por tener todos estos defectos.
Todos en la ciudad quisieran hacerse cargo del negocio familiar de los Santos, y aun así nadie se atrevía a casarse con él.
Pero la familia Rosas, sí se atrevía.
La familia Rosas necesitaba dinero y estaban al borde de la ruina. El padre debía dinero prestado y lo estaban presionando para pagar su deuda o si no lo mataban.
Su padre no encontraba otra opción, no quería sacrificar a su hermana, y al final fue ella a quien entregó.
Dijeron que querían inspeccionar la mercancía.
¿Inspeccionar la mercancía? Eso suena muy feo. Será examinar el cuerpo. Para él, yo solo soy un objeto y nada más.
Ella sentía que él estaba entre los cuarenta y cincuenta años de edad, no se había casado ni tenía hijos. Pero eso no era ningún problema. El problema es que tiene unos pasatiempos muy especiales.
Como... ¡abusar!
Se estremeció aún más pensando en eso.
La sabana se levantó y sintió una gran mano áspera y fría, como si fuera la de un demonio salido del infierno.
¡AH!
Ella gritó del miedo.
Él se quedó en silencio por un momento, y preguntó: “¿Tienes miedo?”
La voz de él era ronca y profunda. Ella, estando en un estado de tensión, no sabía si estaba siendo cortés o no.
Al escuchar su voz, sentía que no estaba contento, así que pensó que estaba enojado.
Sabiendo que necesitaba el dinero para salvar a su padre, rechinó los dientes, tragó aire y dijo con temor: “Sí... un poco de miedo, pero puedo soportarlo...”
“Encendamos la luz, tal vez así tengas un poco más de confianza.”
Él era muy caballeroso y no demandaba nada.
Él levantó la mano tratando de encontrar el interruptor en la pared, pero Claudia lo detuvo.
“No lo hagas.”
Su voz parecía suplicarle no hacerlo.
¡Las personas decían que Miguel tiene en el rostro una herida que lo hace ver muy desagradable y horrible!
¿Si al encender la luz se desmaya del miedo al ver tan horrible rostro?
¡Por lo que más quieras no la enciendas!
Miguel se quedó callado y parecía darse cuenta de lo que estaba pasando.
Ella quiso detenerlo cuando le acarició la mejilla con sus enormes manos.
“Señor... esta es mi primera vez... ¿Puedes ser un poco cariñoso?”
Lo dijo con timidez.
Sus dedos acariciaron sus cejas, llegando a su nariz, labios y luego su delgado cuello, hombros y clavícula...
Y más abajo hasta los bustos.
El cuerpo de Claudia se puso más rígido y sus manos pequeñas agarraban la sabana, estaba a punto de romperlas por los nervios.
El hombre sabía que estaba asustada, por eso la tomó con calma y dejó que ella siguiera a su voluntad.
“¿Sabes lo que significa que estés aquí esta noche?”
“Eso... significa que soy tuya de aquí en adelante.”
“Sí, veo que estás muy consciente de la situación. Necesito una esposa, y tú necesitas dinero. Eso nos conviene a los dos.” Mientras decía esto, sus manos acariciaban la piel blanca de Claudia.
A Claudia no le había pasado algo tan vergonzoso como esto. Sintió que su rostro se sonrojaba y deseaba que la mataran.
Obviamente ella lo rechazaba, pero esta noche tenía que ser su mujer, y después su esposa para toda la vida.
Él tenía más de cuarenta, y ella solo dieciocho…
¡A esa edad sí que tenía agallas!
Quizás este sea su destino...
“Me imagino que sabes lo que es inspeccionar.”
Lo dijo seriamente como si fuera una orden.
Ella tembló al escuchar esto, sabía que él estaba impaciente.
Ayer fue su celebración por ser mayor de edad.
Ahora, el fruto maduro estaba enfrente de este hombre mayor, lista para ser recogida.
Ella no tenía derecho a pedir nada. Solo quería que fuera delicado y no le hiciera nada asqueroso.
Soltó sus manos y dejó de resistirse. Pensó que ya estaba en la posesión de aquel hombre, pero inesperadamente, la sabana cubrió su cuerpo.
Ella quedó un poco impactada y lo escuchó alejarse: “Ya estás inspeccionada. Estás limpia. Esperaré que estés lista y allí serás mía.”
Sorprendida, abrió los ojos, pero el hombre ya se había marchado.
Apresuradamente encendió la luz, preguntándose si se había arrepentido o ya había aceptado el intercambio.
Ella no se atrevía a salir.
Mirando alrededor, se dio cuenta de que el hombre no había dejado nada, solo un olor a tabaco que no era abrumado sino de buen aroma.
Ella esperó más de diez minutos para asegurarse de que aquel hombre no volviera. Se vistió y salió.
No se esperaba que en la puerta se encontrará una ola de periodistas.
Los destellos de las cámaras estaban encima de ella y un micrófono casi golpeaba su cara.
Los reporteros la cuestionaban agresivamente: “Recibimos una llamada del público diciendo que usted se comprometió con Miguel, ¿eso es cierto?”
“¿Y Miguel? ¿Por qué salieron por separado?”
“Disculpe, ¿puede confirmar los rumores acerca de Miguel?”
“Salieron tan rápido, ¿acaso Miguel no pudo complacerla?”
Todos saben que Miguel es feo y odioso, y no le gustan las mujeres. Dicen los rumores que tiene defectos y es inhumano.
Claudia nunca había sido expuesta a este tipo de confrontación y se vio obligada a retirarse.
Al final se golpeó contra un pilar y no pudo escaparse.
La familia Santos es la superpotencia de la capital y los reporteros no se atrevían a ofenderlos.
Pero hay personas que hablaban a las espaldas de Miguel, ósea de la familia Santos. Parece que alguien los estaba traicionando.
Miguel prometió ayudarla, y ella no podía dejar que hablarán injustamente de él.
¿Qué tengo que hacer?
En el otro lado de la calle estaba alguien en un coche lujoso, y la veían en medio de esa inquietud.
La cara de ese hombre no se reconocía por la oscuridad.
Conductor: “Señor, parece que quieren sacarle información acerca de su familia, ¿desea que me encargue?”
“Adelante, pero no la asustes.”
Una voz sin emoción sonaba indiferente.
Justo cuando el conductor se iba a bajar del coche para ocuparse de la situación, Claudia hizo un movimiento.
Su cara pálida se volvió a una sonriente y un resplandor salió de su rostro, pero con una mezcla de timidez y miedo.
“Miguel se fue primero porque estaba ocupado, así que me dejó descansar antes de irse. Después de todo, si no podía ni levantarme de la cama, ¿cómo iba a caminar?”
Ella no dio ningún detalle, solo que no podía levantarse de la cama, demostrando el don que tenía este hombre sobre ella.
Los reporteros no se esperaban tal respuesta. ¡Se miraban sorprendidos entre ellos!
“Jovencita… se rumora que la apariencia de Miguel es…”
“Mi hombre es naturalmente el hombre más guapo del mundo, ¿alguna vez vieron su rostro? Mi hombre es discreto, no le gusta la fama. ¡Pero por los rumores lo pusieron de feo y repugnante! Solo sé que mi hombre tiene un gran corazón y no me interesa lo que me digan los demás. Por lo tanto, mujeres, encuentren a alguien como Miguel. Que te dé generosidad, te haga sentir segura, pero lo más importante… ¡es la diversión entre sabanas!”
Ella hablaba con mucha confianza, y cada vez que decía “mi hombre”, parecía que lo decía con sinceridad.
¡De todos modos, nadie ha visto el rostro de Miguel, y nadie sabía si lo que decía era verdad!
Ella estaba orgullosa de sí misma y elogiaba su inteligencia.
Los reporteros no sabían cómo responder.
Alguien les indicó que la entrevistarán deliberadamente. El propósito era que dijera todo lo malo de él, pero ahora… no tenían ninguna frase mala, ¿qué podían hacer?
“Eso es todo por hoy. No tengo más tiempo para hablar. Mi hombre vendrá a recogerme para ir a cenar. ¡Hasta luego!”
Sonrió y se despidió con la mano.
No esperaba que un reportero la detuviera.
“Dado que Miguel es tan admirable y ama tanto a las mujeres, ¿por qué se fue primero y no te encargó ningún coche para recogerte?
Tan pronto como dijo eso, su espalda se congeló.
”Sus ojos se pusieron en blanco y luego dijo: “¿Quién dijo que no? El chofer vendrá en cinco minutos. ¿No puedo estar en la puerta esperando? ¡Yo le insistía que no necesitaba a nadie que me recogiera, pero él era muy insistente y no escuchaba!”
“¡Esperemos cinco minutos para ver sí lo que dices es verdad!” Este reportero no la soltaba, insistiendo en esperar.
El corazón de Claudia palpito fuertemente y se enfureció por la mentira que dijo.
En esos cinco minutos, ¿Adónde iba a encontrar un coche?
Claudia se excusó diciendo que quería ir al baño y rápidamente hizo una llamada de rescate.
Le pidió a su mejor amiga que sacará su Audi A6 para rescatarla.
Después de salir del baño, se encontró con un Rolls-Royce negro en la puerta, y allí estaba un hombre con saco.
Se acercó a ella, abrió la puerta del asiento trasero y dijo: “Señorita Claudia, por favor, entre al coche. Su esposo ya está en la villa esperando para cenar con usted.”
Claudia miró alrededor. Pensó que Miguel le había puesto un micrófono, de lo contrario como sabía lo que estaba pasando.
Y sin duda alguna, subió al coche.
¡Ella estaba muy ansiosa de escaparse de ese sitio!
Cuando el coche se puso en marcha, puso la mano en el pecho y dio un gran suspiro de alivio.
En ese momento, en el coche, el conductor exclamó: “El señor no se esperaba que la señorita fuera tan inteligente y lo ayudara a tener menos problemas innecesarios. Yo me desharé de esos reporteros de inmediato, y no dejaré que las recientes noticias lleguen a la mano del cabecilla.”
“No es necesario.”
El conductor se detuvo y una sonrisa juguetona se dibujó en su rostro.
Sus ojos se veían algo agresivo en la oscuridad.
Cuando esa chica dijo “mi hombre”, ¿por qué Miguel de repente se sintió tan orgulloso?
Él se tocó la nariz, esa era una señal habitual de la familia del señor de que ya adquirieron a su presa.
Parece que el señor no solo trata a esta persona como un objeto, sino que también tenía otros planes para ella.
“Quiero toda la información que encuentres de ella, también qué tipo de hombres le gusta.”
“Sí, señor.”
“¡Vámonos!”
La noticia cayó enseguida en manos de la cabeza de la familia Santos, que tenía sesenta años y seguía sano.
El padre se reía mirando el video, señalando a Claudia, dijo: “¡Quiero que esta muchacha sea mi nuera! ¡La quiero! ¡Dile a Miguel que la traiga enseguida a esta casa! ¡Me gustaría conocerla!”
……
Finalmente, Claudia estaba parada enfrente de la villa, asombrada.
El mayordomo abrió la puerta, y respetuosamente le dijo: “Señorita Claudia, yo soy el encargado de esta familia. Puedes llamarme señor David. El señor tiene asuntos por terminar, y muy pronto volverá para acompañarla a cenar.”
Claudia se quejaba en su interior. ¡No quería tener ninguna cena con Miguel!
¡Ella realmente lo había dicho solo por decir!
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