Eran las 11:57 pm de una fría noche de diciembre, una camioneta negra transportaba al pequeño Erick Olsen quien; a sus escasos 6 años de edad, acababa de presenciar la muerte de su querida, bondadosa y abnegada madre Susana. Su pobre madre había sido consumida por una enfermedad fatal, Cáncer, ella se había enterado de su enfermedad cuando su único y amado hijo tenía apenas 4 años de edad, había intentado ser fuerte por el pero el engaño de su esposo había sido devastador para ella y su condición había empeorado tanto que había acelerado su muerte. Durante el tiempo que ella estuvo enferma Erick fue criado por su padre James Olsen, un hombre duro, frío, sin una pisca de sentimientos, dueño de la corporación nacional bancaria más grande de Estados Unidos y con la idea de que las mujeres solo servían para satisfacer las necesidades de los hombres, el solo era movido por el dinero y la lujuria. Susana quería que su hijo creciera lleno de amor y que fuera un hombre de buen corazón pero al enfermar ella James educó a su hijo para ser un hombre cruel, frío, sin sentimientos ni compasión y ahora que ella estaba muerta Erick había desarrollado un odio intenso por las mujeres ya que su madre había empeorado su enfermedad a causa de la amante de su padre, y era por esa misma mujer frívola que ahora Erick iba de camino hacia un internado, llorando la muerte de su madre y abandonado por su padre.
Los años habían pasado y James ahora era demasiado mayor y había caído enfermo cosa que le impedía seguir haciendose cargo de las empresas, por otro lado aquel pequeño niño había crecido hasta convertirse en un adulto, arrogante, malhumorado, descortés, frívolo, sin corazón, que estaba acostumbrado a que todos se rindieran a sus pies y con un pésimo carácter que hacía temblar a las personas que por mala suerte se atravesaban en su camino y que odiaba aún más a las mujeres. Erick había sido enviado a los mejores internados en Inglaterra y donde se había graduado en administración de empresas y manejo empresarial y que, por orden de su padre; había aprendido todo lo que se necesitaba saber acerca del negocio familiar, así que cuando se hubo graduado su padre lo mando a llamar de regreso a Estados Unidos para que fuese su sucesor. Erikc no quería regresar, odiaba a su padre por haberse casado con Roxana su amante a las pocas horas después de que había muerto su madre, Roxana era una mujer horrible, sumamente ambiciosa que había comenzado como una de las secretarias de James y poco a poco lo había ido envolviendo hasta que se había convertido en su esposa y no sólo eso, si no que James había reconocido como su hijo a Jake quien era hijo de Roxana y quien sabe que hombre ya que ella era madre soltera. Pero Erick había accedido a regresar ya que se había enterado que Jake quería convertirse en el sucesor de su padre y Erick estaba decidido a impedirlo, así que emprendió su camino de regreso a su país natal sin imaginarse si quiera que su vida cambiaría radicalmente.
Erick
Estaba sentado con un cigarrillo encendido en mi mano viendo hacia afuera por el amplio ventanal de mi oficina mientras mi teléfono celular sonaba por doceava vez, había intentado demasiadas veces dejar de fumar y ahora lo habría conseguido pero estaba muy nervioso a causa de la persona que no dejaba de llamar... mi padre.
Habían pasado 25 años desde que mi padre me había mandado a vivir a Inglaterra por deseos de su amante, esa mujer que había llegado a nuestras vidas para destruirlas, mi padre y ella habían escondido su relación por tres años hasta que ella se entero que mi madre estaba enferma de cáncer, fue entonces cuando vio la oportunidad de convertirse en la señora Olsen y, movida por la avaricia, habló con mi madre para informarle de la relación que llevaba con mi padre, esa noticia devastó a mi madre por completo. Mi madre sabía que mi padre tenía varios amorios, ella no era ajena al hecho de que mi padre la engañara con cuanta mujer joven y de buen cuerpo se le cruzara por enfrente, pero; nunca nadie se había atrevido tan descaradamente a presentarse en la cara de mi madre como la amante de mi padre. Mis padres no se querían, eso era un hecho, ellos se habían casado a causa de un matrimonio arreglado entre mis abuelos, la familia de mi mamá era rica, poseían una cadena de bancos en la ciudad de New York y tenían una única hija, Susana Jones, por otro parte los padres de mi padre solo tenían una pequeña empresa que realizaba préstamos con pagos a redito que les dejaba para vivir cómodamente pero no al grado de la familia de mi madre. El papa de mi mamá y el papá de mi papá eran primos lejanos que habían crecido juntos y, por lo tanto, se llevaban de maravilla; un dia de copas había llegado a la grandiosa idea de unir los dos negocios para formar una empresa más fuerte y que mejor forma de cerrar el pacto que uniendo en un matrimonio de sus únicos hijos a las dos familias, como quien dice "que todo quedara en familia".
Al principio mi papa estaba renuente a casarse con mi mamá ya que a él le gustaban las mujeres frívolas con cuerpos exuberantes y mi madre, a pesar de ser hermosa de cara; no tenía un cuerpo que llamara demasiado la atención de los hombres, pero al enterarse mi padre que ella sería la única heredera de la riqueza y la empresa de mis abuelos, hizo a un lado sus gustos exóticos y se caso con mi mamá. Yo nací cuando mis padres tenía aproximadamente ocho años de casados, fui hijo único ya que mi madre desde niña tuvo problemas de salud y eso impidió que quedara embarazada justo después de haberse casado con mi padre y que tuvieran más hijos, mi padre claro está quería tomar eso como escusa para buscar mujeres que lo satisfajeran como no podía hacerlo mi madre, pero no podía divorciarse ya que una de las condiciones que pusieron mis abuelos para dejar que mi padre manejara el negocio era que tuvieran un nieto, así que mi padre tuvo que aguantarse hasta que yo nací para poder realizar sus fechorías; y posteriormente con la muerte de mi madre, mi padre por fin pudo casarse con una mujer como a él le gustaban.
-¿De nuevo tu padre?- me dice David sacándome de mis pensamientos. David es mi mejor amigo y socio, lo conocí en el internado en el que estudie aquí en Inglaterra, nos hicimos tan cercanos que lo considero como el hermano que nunca tuve; crecimos juntos y cuando terminamos nuestros estudios universitarios decidimos montar juntos un negocio de turismo nacional e internacional.
-Si, otra vez ese viejo que no entiende- se puede notar la molestia en mi respuesta.
David me da una ligera sonrisa mientras mueve la cabeza en desaprobación, claro está que por ser mi mejor amigo, el esta enterado de todo lo sucedido desde la enfermedad de mi madre
-Deberias darle una oportunidad a tu padre, es la primera vez que te llama con tanta insistencia, debe ser algo importante- me dice mi amigo intentando que le responda el teléfono a mi padre ya que es el tercer día que llama con tanta desesperación, a lo que yo le respondo con una mueca de incomodidad. David es huérfano, lo dejaron en la puerta del internado cuando era apenas un recién nacido, por eso comprendo que quiera que arregle las cosas con mi padre, pero pienso que si el hubiese pasado por lo mismo, odiaría a mi padre aun más que yo.
-Seguramente esta en las últimas y quiere que lo perdone para poder morir en paz- solo me mueve la cabeza en respuesta ya que sabe que no podrá hacerme cambiar de opinión.
-Me tope con Amanda en la recepción cuando venia hacia acá- me dice cambiando abruptamente de tema.
-Santo cielo, esa mujer no entiende, le deje muy claro que solo seria algo de una noche, ella sabe perfecto que nunca me acuesto dos veces con la misma mujer- le contesto
-Para ser alguien que odia a las mujeres estas demasiado relacionado con ellas ¿no lo crees?- me dice David divertido.
-Hermano no lo puedo evitar, tengo necesidades, lo que me recuerda que tengo que ver a Monica Moran en una hora- le digo viendo mi relog de muñeca.
-Tu nunca vas a cambiar- me dice David mientras se pellizca el puente de la nariz en señal de frustración. -Minimo avísame si no vas a llegar a dormir para que me pueda quedar tranquilo-.
Le ruedo los ojos a mi amigo, tomó mi saco y mi maletín y me dirijo hacia la puerta de la oficina, -Si papa no te preocupes que yo te aviso- le digo a David divertido para burlarme de el y salgo de la oficina entre risas sin darle tiempo a de que me reprenda.
Erick
Estoy en la habitación de mi madre tomando su mano, a pesar de lo débil que esta no deja de acariciar mi rostro y me da esa hermosa sonrisa que siempre la caracterizó, la escucho tararear con dulzura la nana con la que siempre me hacía dormir, comienzo a relajarme; la voz de mamá es hermosa, de repente me susura con un tono apenas perceptible "mi bebé recuerda que te amo con todo mi corazón y que siempre estaré cuidando de ti", levanto la mirada y es entonces cuando veo como mi madre deja caer una última lágrima y cierra los ojos para no volver a abrirlos. -¿mamá?- le muevo la mano pero no despierta, -¡MAMÁ!- le hablo más fuerte como si pensara que no me escucha, -¡mami!, ¡mamá!- comienzan a salir mis lagrimas al ver que no responde a mis palabras -¡mamaaaaaa!- le grito desesperado pero ella sigue sin despertar, siento como unas manos intentan alejarme de mi madre, es mi padre el que tira de mi cintura para darle paso al medico, veo como la revisa y después de un momento voltea para decirnos que mi mamá ha muerto, siento como mi mundo se desploma, ¡nonononono! mi mamá no puede haberse ido, no puede dejarme, siento como las piernas me comienzan a temblar, quiero acercarme a mi madre pero mi padre no me deja, el comienza a jalarme hacia la salida de la habitación -¡no papá! ¿que haces?, ¡déjame con mi mamá!- le digo a mi padre llorando con desesperación pero este no responde, comienzo a patalear e intento safarme del agarre de mi padre pero no puedo, -¡mami no, no dejes que me lleven!- grito llorando pero mi mamá no responde, no viene a salvarme de las manos de mi padre, dejo de caminar como si eso evitará que mi padre me lleve, pero el me levanta en brazos, -¡mami, mamaaaaaaaaaa, nooooooooo!- despierto abruptamente, estoy sudando y con la respiración acelerada, ¡otra vez ese maldito sueño!; desde que llegué al internado ese sueño me atormentaba todos los días, los primeros años me despertaba llorando por la impotencia de no poder regresar con mi mamá pero con el tiempo pude superar esa parte y me acostumbré a soñar lo mismo todos los días, sin embargo, un día poco después de que me gradué de la universidad, el sueño se fue, así nada más desapareció.
Me llevo dos de mis dedos a los ojos para acostumbrarme a la luz ténue que emana de la lámpara de noche, desde que murió mi madre no puedo dormir en total oscuridad pero eso es algo que solo David sabe, miro el reloj en la mesa junto a mi cama, son las dos de la madrugada, me volteo en la cama y me topo con una perfecta silueta femenina, Monica Morán, debimos quedarnos dormidos después de la sesión extrema de sexo que tuvimos esta noche, regularmente evito que mis acompañantes nocturnas se queden a dormir en mi departamento, no quiero que se hagan una idea errónea y tonta de una relación, odio esas cosas de los ojitos tiernos y los amaneceres cursis y amorosos, algo que aprendí muy bien a causa de mi padre esque el amor no existe; así que siempre que estoy con una chica le dejo muy en claro que solo quiero un encuentro de una noche, ellas sabrán si lo toman o lo dejan, así evito que me reclamen que solo juego con ellas o cosas por el estilo, ja! como si ellas no lo quisieran.
Me levanto de la cama y me pongo un pantalón de pijama que esta en el taburete, me acerco a Monica para despertarla, la idea original era pasar la noche con ella, ya se que les dije que nunca dejo pasar una noche a una mujer en mi departamento pero... Monica es una rica heredera a la que quería convencer para que invirtiera en el negocio que tenemos David y yo, pero con el sueño que acabo de tener prefiero estar solo.
-Mony despierta- intento ser lo más contés posible.
-Muñeca es hora de irte- ella hace un sonido de puchero que apenas es audible y se tapa el rostro con la sábanas, diablos por eso evito enfrascarme con las mujeres, me molesta demasiado tener que estarles haciendo mimos, soy muy poco tolerante con ese tipo de cosas y más con el sueño que acabo de tener, me paso la mano por la cabeza en señal de frustración, se que perderé una muy buena oportunidad pero en este momento no estoy de humor.
-Monica- la remuevo de una forma un poco tosca para que por fin se despierte.
-¿Que pasa?- me dice ella somnolienta.
-Pasa que te quedaste dormida y es tarde, debes regresar a tu casa- le digo con un tono serio.
Ella levanta un poco el dorso para tomar su letefono, ve la hora y habré los ojos como platos, -¿acaso estas loco?, ¡son las dos y media de la madrugada! ¿como crees que voy a llegar a mi casa a esta hora?, me dice sin creerse aún que le halla pedido que se fuera a esta hora.
-Te advertí como eran las cosas conmigo y que no podías dormir aquí- le digo serio, ahora si empiezo a molestarme.
-Pero por Dios Erick pensé que lo habías dicho en broma- hace sonar su voz como si se estuviese riendo, -vamos deja de jugar y regresa a la cama, es tarde -, esta mujer va a hacer que pierda la poca paciencia que me queda.
-No estoy jugando Monica, y no me importa la hora que es, quiero que te ballas- le digo apretando la mandíbula intentando calmarme, solo espero que esta mujer no haga algo que me enfurezca aún más.
-¿Es en serio Erick?- me dice con una cara de boba y ya no me contengo más.
-Mira Monica no estoy de humor para tus niñerías, sabias perfectamente a lo que veníamos, ahora toma tus cosas y márchate-, ella se levanta furiosa de la cama y comienza a vestirse.
-Eres un idiota insensible y arrogante, nunca creí que me fueras a tratar de esa manera, pero la culpa es mía, no debí enredarme contigo si ya varias personas me habían advertido que eres una Bestia-, bla bla bla me encierro en el baño porque lo que menos quiero en este momento es escuchar el mismo sermón de siempre, mínimo no lloró, odio cuando las mujeres lloran y piensan que con derramar unas cuantas lágrimas solucionan las cosas y debemos complacerlas en todo. Así pasan unos cuantos minutos y salgo del baño hasta que escucho como es azotada la puerta de la entrada con tanta fuerza que hasta retumban las ventanas, camino por el departamento y no veo rastro de Monica, solo me encuentro tirada en la sala la tanga rota que le arranque hace unas horas, lastima Monica no solo era un excelente partido, también tenía un cuerpo magnífico y se movía muy bien en la cama.
Enciendo un cigarrillo y me quedo un rato en la ventana, siento el viento frío sobre mi pero en lugar de resguardarme cierro los ojos y disfruto de la noche, es como si quisiera que el viento que se llevara consigo mi sufrimiento, después de un rato y tres cigarrillos regreso a la cama, el reloj marca un poco menos de las tres de la madrugada me acuesto y trato de dormir pero me es imposible, casi en seguida me doy cuenta que no podré hacerlo, hoy será una noche más de desvelo.
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