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La Emperatriz Es Una Ex-Actriz

Prólogo

"Todas las decisiones que tomes te llevarán a tu destino predestinado" eso fue lo que dijo un reconocido adivino en una revista que leí hace mucho tiempo atrás, en ese entonces no le tomé ni la más mínima importancia a sus palabras.

Pero aún no entiendo yo, Juliette Wen, una brillante mujer, hermosa y única, reconocida como una de las mejores actrices en todo mundo... ¡¿por qué tuve que terminar aquí de entre todo los lados posibles?! ¡esto debe ser una broma! ¿verdad?

Recuerdo que ayer después de terminar mi trabajo llegué a casa y me puse a tomar unas cuantas copas de vino, luego de eso me quedé dormida. ¡¿cómo es que terminé muerta?! ¡lo peor es que reencarne en una sacerdotisa pseudo santa malvada!

Sí, este es "mi destino predestinado" por favor dios, si me escuchas no dejes que muera como ella, una villana obsesionada por un loco hombre.

¡No, no puede ser! ¿tú hablas en serio? ¡quieres que actué como una villana! es solo fingir ser una chica mala, ¿verdad? tks... no me subestimes, eso es muy fácil y sencillo para mí quien era proclamada como "la emperatriz" en mi vida anterior.

Capítulo I

Juliette: Qué extraño...

Juliette: *¿por qué siento que alguien me está tocando el hombro?*

Juliette: mmm... aún no —murmurando

—¡No puede ser, mi señora!

—¡mi señora, aún no se levanta! —con una voz de preocupación

Juliette: ¡déjame dormir un rato más! —soñolienta y sin ganas de despertar

—¡No!

—¡ya debe despertar, mi señora!

Juliette: espera...

Juliette: ¡¿qué dijiste?!

Juliette: ¡¿señora?! —sorprendida

Juliette abrió los ojos rápidamente y se quedó unos minutos procesando el hecho de no encontrarse dentro de su casa, estaba en un lugar desconocido y diferente al acostumbrado.

La cama donde se encontraba era muy suave hecha de finos materiales mientras que toda la habitación era ostentosa además de ser excesivamente muy grande para una sola persona.

Suspiró muy fuerte antes de decir

Juliette: ¡¿esto debe ser una broma?!

Juliette: ¡le dije específicamente al director Yan que nunca participaría en sus estúpidas películas!

Juliette: además de no entender, ¡todavía tiene el descaro de secuestrarme! —indignada

—¡¿secuestrarla?!

—¡¿quién se atrevería en su sano juicio a ser semejante estupidez, mi señora?! —mientras repetía en su cabeza una y otra vez "¿director Yan?"

Juliette: Tú... —señalando a la mujer que estaba al lado de ella

Juliette: sabes que esto es un delito, ¿verdad?

—Y... yo n- no quise despertarla tan temprano por la mañana —temerosa

—¡pero por favor no me denuncie!

—los soldados no tendrán piedad de una mujer como yo —mientras lloraba

Juliette: ¿A eso llamas actuar?

Juliette: Todavía te falta mucho que aprender querida

Juliette: rápido ve a buscar a tu jefe —chasqueando los dedos

—Pero...

Juliette: pero... ¡¿qué?! —su molestia era tan evidente que se mostraba en su rostro

—Ust- Usted es... —nerviosa

—¡mi señora es mi jefa! —gritando aquellas palabras como si su vida dependiera de ello, aunque en cierta forma era así

Juliette: ¡Ja!

Juliette: ¡ya deja tu ridiculez!

Juliette: ¡no soy tu señora! —mientras se decidía a ponerse de pie

Al momento de hacer eso cerca de ella se encontraba un enorme espejo con bordes dorados y con muchas joyas brillantes incrustadas, se acercó y dirigió su mirada hacia allí, no podía creer lo que estaba viendo.

Juliette: Imposible...

Juliette: ¡esto es imposible! —movía su cabeza repetidas veces negando lo que estaba viendo

—Señora...

—¿Qué le sucede? —preocupada por la conmoción

Juliette: ¡No!

Juliette: ¡¿dónde está mi grandiosa copa C?!

—¿copa?

—M... mi señora las copas están en la cocina

Juliette: No, no hablo de esas.

Juliette: me refiero a mis melones —señalando sus pechos

—oh, habla de sus pechos

—ja, ja, ja mi señora es muy graciosa

Juliette: *¿yo, graciosa?*

Juliette: Olvídalo —suspirando

Juliette: Mmm... no creo que me hayan operado —aún negando el hecho de no ser ella

Juliette: ¡esto debe ser un sueño, un horrible sueño!

Juliette: ¿pero si no lo es? —murmurando

—Mi señora... es hora de prepararse

—¿me escuchó?

Juliette: *aunque esta chica apenas llega a ser copa b* —pellizcándose las mejillas

Juliette: *no... no, dejando eso a un lado esta chica tiene una muy buena apariencia.*

La doncella le agarro y comenzó a prepararla desde bañarla, vestirla y maquillarla aún estaba ida procesando su nueva apariencia.

—uff... pensé que no me alcanzaría el tiempo —aliviada

—pero... ¡Ya está lista!

Juliette: Espera...

Juliette: ¿lista para qué?

—Mi señora, desde hace rato está diciendo cosas raras

—¿será que ese golpe en la cabeza realmente tuvo algún efecto?

Juliette: ¡¿Eh?!

Juliette: ¿golpe?

Juliette: *no sé de qué está hablando*

Juliette: ¿Y a dónde vamos? —aún sin entender decidió seguir la corriente

—Mi señora Juliette, ¿no sabe a dónde nos dirigimos?

Juliette: No, en absoluto.

—Estamos yendo al templo

Juliette: ¿Al templo? —asombrada

—¿No se acuerda?

—*¡ese tonto doctor no dijo nada de una pérdida de memoria!* —murmurando

—Bueno, necesita ir al templo para recibir a la gente

—Después de todo, usted es la sacerdotisa principal.

Juliette: ¿qué?

Juliette: ¡¿Sacerdotisa... principal?!

Capítulo II

Se dice que desde el origen del imperio de Dalión existía un grupo de mujeres descendientes de una hermosa Diosa llamada Aphrodita.

Cada ciento cincuenta años exactos nace una sacerdotisa diferente que resalta más que las demás, con habilidades y belleza sin igual, considerada como un genio en la época moderna y hace diecinueve años se dio ese acontecimiento.

Pero dirán ¿qué tiene que ver esto con eso?, pues verán es debido a mi horrible karma, la dueña de este cuerpo sufrió "un accidente" es irónico, jamás acepte un papel de época y mucho menos uno con romance en toda mi vida y ahora estoy dentro de una novela romántica y soy... ¡una villana!

Juliette: Bueno, será mejor salir de la habitación

Juliette seguía recordando y pensando mientras salía de la habitación, estaba recorriendo un largo pasillo, la doncella de antes se había ido un par de minutos atrás

Juliette: Mmm... déjame recordar

Juliette Klai es una de las villanas de la novela "Yo seré la emperatriz" cabe destacar que no es ni la principal, pero es reconocida en todo el imperio, ella es una mujer caprichosa, malvada, perversa, calculadora, todas las cualidades malas que puede existir y que aún no existen.

En todo el imperio es odiada excepto en la Ciudad de Lyris donde me encuentro en este momento, los ciudadanos de allí la ven como una blanca paloma incapaz de hacerle daño a nadie.

Hasta donde leí la novela, ya que no suelo leer mucho debido a que prefiero cosas más "visuales". Ella se enamora del príncipe heredero, pero su amor no fue correspondido porque Maryam, la supuesta protagonista, se encuentra mucho antes con el príncipe heredero y se enamoran a primera vista.

Juliette: ¡Qué estupidez!

Juliette: ¿quién cree en el amor a primera vista?

Juliette: ¡esa clase de cosas no existe! —se reía mientras decía eso

Alguien se le acercaba desde atrás, pero ella aún seguía inmersa en sus pensamientos.

—Juli,

—¿de qué te estás riendo?

Juliette: De los idiotas que creen en el amor a primera vista.

Juliette: espera,

Juliette: ¿quién eres? —giró para ver de quien era esa voz

Al girar vio un montón de lágrimas que brotaban de un hermoso rostro, aquel rostro pertenecía al capitán más joven de los caballeros del Imperio de Dalión y el único amigo de Juliette, "Erick Absenber".

Erick: ¡Cómo puede decir eso Juli! —sus lágrimas seguían brotando como un grifo

Juliette: Oye no me digas que crees en esa ridic-

Juliette: *ejem* digo en eso.

Erick: ¡Tonta!

Erick: ¡¿cómo no creería en eso?!

Erick: eres una sacerdotisa, se supone que crees en el destino.

Juliette: ¿destino?, eso son puras... —riéndose nuevamente

antes de poder terminar esa frase Erick se le quedó fijamente viéndole.

Juliette: sí, sí, sí... creo en el destino, el amor a primera vista existe.

Juliette: "viva la paz mundial". —murmurando

Juliette: *~oh dios, como fue capaz de escupir tantas idioteces* —Erick no escucho la última frase.

Erick: Juli, sabía que solo estabas jugando —limpiándose las últimas lágrimas mientras sonreía

Juliette: ajá... lo que digas

Erick: ¿vas al templo?

Juliette: Sí, *ya que no me queda de otra*

Mientras transcurría aquella conversación bajaban las escaleras que conducía hacia el primer piso, se podía ver lo espectacular y lo bien cuidado que estaba el castillo donde Juliette vivía.

Una vez que salieron del castillo se veía la gran cantidad de gente que estaban pasando por la entrada de la ciudad.

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