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Corazones En La Sombra

Capítulo 1

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...¡¡AVISOS!!:...

...***La historia tiene contenido homosexual, leer bajo su responsabilidad....

...Por otra parte, si ya la leíste con anterioridad, tal vez ya te diste cuenta que ha sido modificada y ahora cuenta con más capítulos, no te preocupes, es la misma, pero por algunos motivos surgió la necesidad de modificarla. Espero esto no cree problema alguno y si es así, lo siento muchísimo, en verdad. ***...

...***...

La primera vez que miré sangre correr por mis manos tenía seis años y fue porque mi padre, Ander, me llevó a observar cómo le disparaban a la cabeza a un hombre. Ese hombre lloró y lloró por varios minutos pidiendo clemencia, hasta que Rito se acercó y le disparo en la nuca provocando que salpicara sobre mí. Sentía mi cuerpo temblar por la necesidad de esconderme detrás de papá, pero él se enojaría, por lo que, apreté fuertemente mis puños mientras miraba el hombre a mis pies con un charco de sangre rodeándolo.

— ¿Entiendes por qué está muerto, Einar? —Mi padre me preguntó mientras se ponía de cuclillas junto a mí.

—Yo… no estoy seguro —Lo miré temblando — ¿Hizo enojar al… al jefe?

Sonrió orgulloso.

—Exacto. Este hombre quiso traicionarlo y algo así se paga con la vida. Nunca olvides eso —Se enderezó.

Desde ese día entendí que nunca debía decepcionarlo, a mi padre y al jefe. Así que me entrené, entrené todos los días junto con papá hasta que fui capaz de pelear con los otros hombres. Tenía 10 años para ese momento y vaya que recibí muchos huesos rotos.

Dejé de hacer preguntas estúpidas, como por qué era el único niño que estaba en esa gran finca. Dejé de cuestionar a mi padre por los gritos y lamentos que escuchaba en las noches. Dejé de curiosear querer saber más y más de su trabajo. Dejé de hablar para dedicarme a observar y entonces entendí cuál era mi puesto. Una sombra, una sombra que escucha órdenes y llevarlas a cabo. Aprendí tanto a lo largo de los años que por eso había logrado mi apodo de fantasma hoy en día, a mis 26 años. En el fondo me parecía un poco gracioso. Podía ver cómo me tenían miedo la mayoría de los hombres aquí; y entendía su necesidad por ponerme un apodo, ya que pocos conocían mi verdadero nombre, Einar, así que los dejé, los dejé divertirse con trivialidades mientras yo me dedicaba a hacer lo que mejor hacía. Ejecutar sin parpadear.

—Fantasma, hay un nuevo hombre que dice ser el mejor en el karate —Escuché a Armando hablar a mi espalda —Aclama por el mejor, así que… podrías callar su estúpida boca.

No paré de golpear el saco mientras me decía su discurso. Realmente cuando venía al gimnasio prefería entrenar en privado y alejado de los demás. Me gustaba el silencio. Pero por supuesto estaban estos momentos en los que deseaba recibir la adrenalina de una pelea, entonces me aventuraba en el ring. La mayoría aquí eran miembros conocidos, por lo que, sabían de mi flexibilidad y velocidad para reaccionar en una pelea. Muchos podían ser fuertes, pero siempre terminaba derribándolos por mejores estrategias.

Contemplé unos segundos ir a golpear a alguien nuevo, no porque me importara callar su boca, sino porque realmente llevada días enojado conmigo mismo por no lograr hacer que el chico hablara en cuanto a la ubicación. Era la primera vez que sucedía, así que definitivamente estaba molesto.

Me giré hacia Armando y lo observé un segundo. Se movió un tanto incómodo.

—Él está por allá —señaló el área de pesas.

Miré a algunos hombres hacer ejercicio, pero solo uno era al que no conocía. Mantenía una conversación amena con Nestor y me pareció que Armando estaba en lo correcto. Su manera de moverse era demasiado pretenciosa. Definitivamente estaba poniendo todo de sí para dejar a todos impresionados. Era tan patético.

— ¿Lo harás? —Preguntó de nuevo Armando junto a mí, así que solté un suspiro y me quité los guantes de boxeo mientras caminaba hacia el ring — ¡Genial!

Lo miré caminar hacia donde estaba el chico, entonces subí de un salto al cuadrilátero y me fui a una de las esquinas para estirar mis músculos.

— ¿Él? Pero si es un niño. Mira su estatura —Se rio. Seguí sin voltearlos a mirar mientras escuchaba que se acercaban. Continué con mis ojos cerrados relajándome — ¿En verdad él es el mejor? ¿A caso es un jardín de infantes este lugar, que nadie puede con él? Solo míralo y mírame.

Me enderece en el preciso momento en el que Nestor llegó corriendo a mí para poner una venda en mis manos.

sabía perfectamente que no era alto ni tan musculoso, pero precisamente ese era mi punto fuerte.

—En verdad espero que ganes —Murmuro despacio para que el otro hombre no lo escuchara. Lo observé un segundo, entonces me dediqué a contemplar su trabajo, pero estaban demasiado flojas.

—Más —murmuré.

— ¿Hablaste? —Pregunto sorprendido.

Lo miré.

—Más fuerte.

Miro rápidamente mis manos y empezó a hacerlo de nuevo.

—Listo. Patea su trasero.

No lo miré mientras me giraba para ver al chico alto, que ya me observaba. Me lanzó una sonrisa pretenciosa mientras se acercaba, por lo que me acerqué también.

—Puedes arrepentirte amiguito. Puedes irte antes de que un hueso tuyo se rompa. Tal vez ni siquiera sabes que se siente, ¿cierto?

Ladee levemente mi rostro sin mostrarle ninguna emoción.

—Fantasma nunca se echa para atrás. Más vale que cuides tu boca —Dijo Sergio.

— ¿Con que fantasma? —Levanto las cejas entonces se flexionó en posición para empezar la pelea, así que hice lo mismo — Veamos lo que tienes… Gasparin —Se rio.

No sabía a lo que se refería, pero supuse que era algo despectivo para él. No me importó. Solo quería que tirara su primer golpe, entonces lo hizo. Mandó su brazo derecho directo a mi rostro, pero era ágil, así que lo esquivé y golpeé su estómago desde abajo. Por un segundo se quedó paralizado sin oxígeno, entonces aproveché para dar una patada directo a su rostro haciendo que se tambaleara hacia atrás. Volví a caer en la plataforma esperando que se acercara. Por primera vez me miró molesto, entonces le sonreí. Se acercó intentando darme una patada en el estómago, pero me moví así que la recibí en la pierna. Desafortunadamente hizo que perdiera brevemente el equilibrio, ya que definitivamente era un hombre pesado. Sentí el golpe en mi espalda haciendo que mi rostro golpeara el piso, pero me giré rápidamente, por lo que cayó encima de mí y empezó a golpear mi rostro con todas sus fuerzas. Sentí el sabor metálico de la sangre en mi boca y por primera vez empecé a disfrutar el día.

Levanté mis piernas logrando alcanzar su cuello y metí presión, así que me soltó. Supe cuando estaba empezando a marearse, así que lo solté. No quería que pararan la pelea tan pronto.

— ¡Vamos! ¡Arriba! —Gritó Joss, uno de los entrenadores.

Los dos nos pusimos de pie y nos paramos frente a frente mientras yo escupía la sangre. Esta vez me acerqué a atacarlo, porque al parecer él ya no tenía ganas de hacerlo. Patee su pierna y el golpeó mis costillas. Dolió como el carajo, pero no me detuve. Volví a golpearlo rápidamente en el estómago y antes de que el intentara algo, yo ya había pasado por en medio de sus dos piernas y lo aventé al suelo al golpear su espalda con mis pies. Esta vez le costó más ponerse de pie.

— ¡Maldito hijo de puta! —Arremetió contra mí, pero volví a esquivarlo y golpee sus costillas, después su rostro y finalmente escale por su pierna y rodee su cuello con las mis brazos mientras caíamos al suelo, pero no lo solté y en cambio jalee y jalee su brazo derecho hasta que empezó a golpear el piso en modo de rendición.

— ¡El ganador es… fantasma! —Los chicos vitorearon en señal de mi victoria, pero no hice lo mismo. En cambio, brinqué del ring y fui a mi casillero. Me puse la sudadera, tomé mi mochila y caminé hacia la salida.

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No olviden que ahora pueden comentar un párrafo en específico, solo deben seleccionar y les aparecerá la opción.

***Gracias por darle una oportunidad a mi historia :) ****💚*

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Capítulo 2

— ¡Oye! —Era la voz del tipo, así que no me detuve —Oye tú, fantasma —Apareció frente a mí, provocando que me detuviera de golpe. Entrecerré mis ojos esperando que digiera lo que quería entonces me pudiese ir del lugar —Quiero preséntame. Soy Erick —Me tendió la mano para que la estrechara, pero en cambio lo rodee y seguí caminando —Oye, perdón por llamarte gasparin, pero en verdad me sorprende tu destreza. ¿Desde cuándo entrenas?

 

*Desde que tengo memoria*

 

Lo observé sin darle una respuesta, por lo que finalmente levantó las manos en modo de rendición y dio un paso atrás.

—Entiendo. No vas a hablarme. Tienes una mirada demasiado intimidante y después de mirar cómo eres capaz de derribar un hombre, lo mejor será que me aleje.

 

Acomodé la capucha de mi sudadera, entonces me fui. Conduje por las calles menos transitadas para tener mayor velocidad, entonces después de 40 minutos finalmente llegué a la finca, la rodee y pase a los guardias de la puerta trasera después de bajar mi ventanilla y comprobaran quién era y si venia solo. Me estacioné delante del edificio de cuatro niveles y subí hasta mi departamento en el último piso.

Mi cuerpo empezaba a sentirse acalambrado, por lo que tomé un baño de agua fría. Entonces me preparé para la gran noche que tenía por delante. Si uno de los dos chicos no había hablado y murió desangrado, definitivamente el otro lo haría.

Me puse uno de los tantos trajes negros que conmemoraban la ocasión. Tomé mi arma y la puse en mi cinturón, entonces coloque los ocho cuchillos en distintas partes de mi traje y salí de nuevo al frío aire de la noche.

Mire a Ander y a Cesar estar frente al muchacho, quién ya estaba con el rostro hinchado por tantos golpes. Mi padre me miró sobre su hombro y sonrió volteándose hacia el chico de nuevo.

—Mencione que si no hablabas tu verdadero sufrimiento empezaría —Dijo emocionado.

 

Caminé hacia la mesa metálica que estaba a unos metros, entonces empecé a limpiar las distintas herramientas que ahí se situaban. Había desde un escalpelo, unas pinzas, hasta un serrucho de costilla.

 

— ¿Estás listo, fantasma?

 

— ¿Fantasma? —Chillo el hombre y esta vez empezó a llorar de verdad. Me sentí un poco halagado de que verdad me conociera.

 

Miré a mi padre y asentí, entonces se alejaron unos pasos y me acerqué con una de las pinzas.

 

—Al parecer has escuchado de mi —Le dije mientras lo observaba retorcerse en la camilla —Me siento halagado que mi trabajo llegara a tus oídos —Tome su mano derecha y agarre la uña del dedo pulgar con las pinzas.

 

—Por favor, por favor, tengan piedad —Lloro.

 

—La tuviste, eso que llamas piedad, ellos te la dieron —Señale brevemente a mi padre y a Cesar, quien ya empezaba a hacer una mueca. Él tenía menos estomago para esto, de igual forma sabía que los dos no soportarían mucho tiempo —Ahora tu piedad se ha terminado —Tire de las pinzas y arranque su uña. Se mordió la lengua para no gritar y sonreí —Puedes resistirte. Aun tienes 19 uñas más y por supuesto. Unos cuantos huesos que puedo sacar sin anestesia. Tú decides salir sin uñas de este lugar o simplemente quedarte sin vida, pero tenlo por seguro, primero nos vamos a divertir por mucho tiempo.

Escuché las rápidas pisadas de alguien saliendo y no necesite voltear para saber que sería Cesar. Antes era un incrédulo al pensar lo que podía hacer sin ninguna expresión, entonces una ocasión años atrás se quedó solo tres horas, y cuando empecé a cortar los dedos de los pies salió corriendo.

 

— ¿Qué te parece si me dices en dónde esconden la mercancía? —Volví a tomar una de sus uñas.

 

Después de dos horas y al darse cuenta que no me detendría y que estaba a punto de cortar los dedos de su otra mano también, me hablo detalladamente la manera de llegar al almacén en las montañas. Lo escuché atentamente, entonces puse una bala en su frente.

Él nunca tuvo una posibilidad de salir, pero al menos pudo mentirse a sí mismo con la esperanza de lograrlo. ¿Por qué los demás me consideraban despiadado?

 

— ¿Al fin Habló? —Pregunto sorprendido Cesar —Pensé que pasaría la noche entera escuchando sus gritos.

 

—Tengo la información.

 

—Bien, ¿Cuál es?

 

—Se la diere al jefe, entonces él te la dirá en la reunión —Los pase de largo y me dirigí a mi departamento para poder bañarme y sacar el montón de sangre que tenía encima.

 

De nuevo en mi habitación a las 1 de la madrugada tome un baño con agua fría. Entonces caminé por mi austero departamento y llegué a mi cama con sábanas blancas. Solté un suspiró y cerré brevemente mis ojos, después me giré y alcance el cajo de mi mesita de noche, saque la fotografía que ahí guardaba y la alce para mirarla con la luz de la luna. Mi madre, Sonia, había muerto al darme a luz y esta foto era el único recuerdo que él había conservado para mí, ya que dijo que podía conocerla a través de una foto, pero no debía conservarla, porque crear lazos emocionales te debilitaba, motivo por el que él se había desecho de todo lo demás.

 

Lo engañé haciéndole pensar que lo había quedamos días después de que me la entregó, la verdad era que mi madre era la única persona pura que conocía, al menos la imagen que Rito me contó de ella. Una simple chica de la limpieza que se había enamorado de mi padre, entonces empezaron un amorío secreto, donde ella insistió en conservarme a pesar de las objeciones de mi padre. Mi madre era el único ser que me había amado realmente y aunque sabía que era un sentimiento desconocido más allá de su significado en el diccionario, sabía que era fuerte. Ella merecía que no quemara la foto, ella merecía no haber muerto por mí, pero lo hizo, entonces lo mínimo era observarla unos segundos antes de que yo cerrara mis propios ojos.

 

 

 

 

Capítulo 3

Abrí mis ojos a las 5:00 a.m. Así que me levanté y me preparé un té verde, posteriormente empecé a entrenar. Durante una hora realicé distintos ejercicios y después me bañé. Preparé rápidamente mi desayuno, entonces a las 6: 44 a.m. Bajé las escaleras para dirigirme a la casa grande.

Miré a los tres hombres que siempre custodiaban la puerta observarme mientras me acercaba, pero al saber a qué venía, se hicieron a un lado para poder pasar. Entre si girarme a verlos y me encontré rodeado de las excentridades que al jefe le gustaba coleccionar. Como ese montón de pieles de animales o las esculturas que misteriosamente habían desaparecido al trasladarse de un museo a otro. Camine por el pasillo derecho y pase a cinco hombres más antes de mirar la gran puerta de madera oscura que me llevaba a su oficina.

—¿El jefe ha llegado? —Le pregunté a Leo, quien siempre custodiaba la puerta de la oficina y sabia todas las claves.

—No, aun no baja de su dormitorio. Está teniendo su desayuno en la cama.

Sabia perfectamente a lo que se refería con el desayuno y eso implicaba a mujeres.

—Bien —Me hice a un lado y me pare en posición para custodiar la puerta igual que él, mientras miraba al frente.

Minutos después de un largo silencio por parte de los dos, se escucharon las fuertes pisadas acercarse. El jefe se aproximó caminando mientras acomodaba su reloj de oro en su muñeca izquierda.

—Siempre tan puntual —Sonrió al verme —Vamos, pasemos a la oficina —Leo se apresuró a abrirla para él, entonces lo seguí dentro. Escuche la puerta volver a cerrarse a mi espalda mientras el jefe se giraba con una gran sonrisa en su rostro —He visto la gran creación que has hecho anoche —Desabrocho su saco y se acercó a su escritorio de madera —Me encanta tu manera de trabajar. Me siento orgulloso. Vamos, siéntate —Lo hice después que él —Te escucho, estoy listo para tan magnificas noticias. Mi mañana hasta ahora ha ido genial, solo espero que la vuelvas maravillosa.

—Como se sospechó, la mercancía robada está escondida en las altas montañas —Empecé a explicarle detalle a detalle todo lo que se tenía que tomar en cuenta para lograr llegar y cuando terminé se volvió a poner de pie con su gran sonrisa impregnada a su rostro.

—Me encanta que tu si sabes cómo ganar tu dinero —Me señalo, entonces se giró y quito su pintura de una mujer desnuda y mostro una de las tantas cajas fuertes que tenía en la casa —Definitivamente Ander ha criado a un excelente hijo.

—Gracias, jefe —Se giró con un fajo de billetes y los puso frente a mí —Es solo la mitad de tu ganancia. La otra parte la recibirás una vez que tenga en mis manos esa mercancía —Caminó hacia el jardín interior que tenía en la oficina. Una de sus más grandes joyas, porque ahí criaba un montón de arácnidos y plantas extremadamente raras o venenosas —Aunque puedo estar cien por ciento seguro que me has dado la información que has logrado obtener, la duda estaría en ese chico, que por tu bien, esperemos sea la correcta —Me sonrió, entonces abrió la puerta de vidrio y entro a su pequeña jungla —¡Ven aquí!

Me puse de pie y caminé hacia su jardín. Pise con el cuidado de no tocar nada que no estuviese vivo.

—¿Has conocido mi más reciente adquisición? —Preguntó orgulloso. Él sabía perfectamente que no la conocía, pero siempre hacia la misma pregunta antes de mostrarme su más reciente adquisición.

—No, señor.

—Ven aquí, acércate —Me hizo señas con la mano.

Observe una vitrina de vidrio que se encontraba llena de orquídeas.

—¿La ves?

Me esforcé por mirar más allá de las simples orquídeas, pero sabía que no era solo eso. Entonces lo escuche reír fuertemente a mi lado.

—¿Cuál es tu apodo? Y no hablo de esa estupidez de fantasma, sino mi maravilloso apodo para ti.

—Mantis —Dije firmemente —Mantis orquídea.

—Exacto. ¿Sabes por qué te he nombrado así? —Lo sabía —La matis orquídea es una especie tan exquisita que pude resultar fascinante —Destapo una vasija de vidrio y tomo unas pequeñas pinzas —Es hermoso el cómo capturan a su presa. Ellas aman comer los bichos voladores —Se rio —Esta es una hembra, porque es la que puede llegar a ser más letal —Miré como atrapo una polilla y después la metió por uno de los orificios de la vitrina donde estaban las orquídeas. Noté un pequeño movimiento en una de las flores y capté que esa era la mantis orquídea, era el cazador esperando por su presa —Solo observa cómo se camuflajea entre la naturaleza esperando a que se acerquen a ella. Observa como estudia a su oponente y cuando este se cree seguro de seguir volando, ella simplemente ataca —Se rio —Ella y tu son uno mismo.

Observe al hermoso insecto moverse a una velocidad inigualable y atrapar la polilla, entonces se lo comió de un solo bocado. Ella era fascinante.

—Tú siempre me recuerdas a ella —Soltó un suspiro y me miro —Una especie letal —Sonrió y golpeo mi hombro derecho —Afortunadamente tu eres único, ella —Señalo al insecto —No lo es. Es extremadamente difícil de conseguir y una fortuna también, pero no es única —Me miro a los ojos —Tu eres especial, mi pequeña Mantis. No lo olvides.

Baje levemente los ojos, porque el jefe era al único al que no me atrevía ver a los ojos, era la única persona que podía tener mi total respeto y lealtad.

—Ahora quiero que vayas a esas montañas y traigas mi mercancía. —sonrió —Tráeme mi mercancía para antes del anochecer —Dejo de sonreír.

—Sí, señor.

—Bien. Organiza todo, dile a Leo.

Me incliné levemente y di media vuelta para salir de la oficina.

Afuera le explique rápidamente a Leo que debía reunir a todos en una sesión de emergencia, en la cual, después de dialogar por poco más de una hora el plan fue determinado, asi que solo faltaba llevarlo a cabo y ahí entraba yo.

Me dirigí directo al almacén, dónde los hombres solían entrenar. Miré a Víctor, nuestro mejor francotirador.

—¡Saldremos en 20! —grité fuertemente llamando la atención de todos —¡Quiero cinco todo terreno y dos camiones de carga! ¡seis hombres en cada todo terreno y dos en cada uno de los camiones! —Señalé a Víctor —Iras conmigo —Los miré de nuevo ya empezando a correr. Algunos a ponerse la camisa, otros por sus armas —¡Vamos, vamos, estamos contra reloj!

Di media vuelta y caminé rápidamente hacia mi departamento. Tomé dos armas extras y mi peculiar collar de caza. En él se escondía una pequeña navaja que me había salvado de muchas. Me quité el traje y me puse mis pantalones de combate, al igual que unas botas, una playera negra, entonces volví con paso rápido hacía la puerta trasera. Miré los autos en fila esperando salir, por lo que corrí al primero y me subí detrás del volante.

Víctor estaba a mi derecha y cuando encendí la camioneta, saco al brazo por la ventana para señalarles nuestra partida.

—¿Cinco todo terreno son suficientes?

—¿Acaso quieres anunciarles nuestra entrada? —Conduje por la carretera que rodeaba la ciudad mientras me aseguraba que vinieran tomando las mismas calles por las que venía.

—Por supuesto que no, pero ¿Qué te hace pensar que no nos esperan?

—Creme, se perfectamente que ellos lo hacen.

La noche anterior y parte de la mañana había ideado un plan en mi cabeza y aunque era arriesgado, era lo único que podíamos hacer, porque ese lugar estaría protegido y llegar a tocarles la puerta tal vez era la única opción.

—¿Qué haremos?

Lo mire rápidamente y se acomodó rectamente en su asiento.

—Es un cargamento de América del norte, pero lo tienen resguardado aquí y es nuestra única oportunidad antes de que lo saquen del país. Ellos apenas se enteraron de que teníamos a sus hombres ayer por la noche. Nadie podía saber, tal vez sospechar, pero esos hombres debían llegar a América del norte ayer por la noche, así que ellos protegerán la mercancía, pero los refuerzos llegarán por más temprano, hoy en la tarde.

—Ya —Asintió mientras se acomodaba de nuevo.

—Necesitare que reacciones rápido cuando lleguemos. Dos todoterrenos y uno de carga ira directo a su puerta y atacaran de frente. Las camionetas son blindadas, así que estarán bien por siete minutos, no más. Los demás deberán aguardar hasta que lo indique yo.

—¿Debo dispararles a los guardias?

—Nosotros tomaremos un desvío. Se puede llegar por detrás, y mientras los todos terrenos se encargan de la distracción eliminaras a los que se queden en sus lugares, mientras los demás me seguirán para entrar.

—Bien —Asintió y no volvimos a hablar en todo el camino. Sabía que los hombres de atrás de la camioneta me habían entendido, así que abrí la comunicación de la radio que conectaba todos los autos y empecé a dar las instrucciones con lujo de detalle, porque odiaba que preguntaran. Víctor era el único que se atrevía a eso.

 

 

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