Era una noche muy fría, tan fría como mi corazón, llevaba un abrigo largo que me cubría hasta los pies, eran al rededor de las 11 de la noche, cuando estaba a punto de acabar con mi vida.
La luna era tan redonda como un gran queso, iluminaba tan resplandeciente, miré a mi alrededor, con mis ojos húmedos, quería contemplar el mundo por última ves , observé mi entorno y sólo había soledad, se podía escuchar los silbidos del viento golpeando mi ser con ímpetu.
Con tan solo 17 años soy la más experimentada en el dolor, soy la única heredera de MACARTUR LIVE, la compañía más grande del país pero me importa un bledo, esa maldita riqueza es el ladrón que más odio, me quitó a mis padres, para ellos su fortuna es más importante que yo, desde que tengo uso de razón, sólo recuerdo verlos 2 a 3 veces al año, siempre a sido así. Paran fuera de casa todo el tiempo por el trabajo.
A veces me preguntó si en verdad soy su hija biología, porque les importa un rábano mis sentimientos, ni siquiera tuvieron la gentileza de pedir mi opinión cuando me comprometieron con un hombre que no amo.
Con los ojos hinchados, me aproximé a subir a la baranda del puente, voté mi abrigo al piso con mucha rabia, al fin y al cabo a nadie haría falta, podría por fin terminar con mi eterno sufrimiento,
Cerré los ojos con mucha fuerza, y sin dudarlo me lancé .
Las frías y crueles aguas del salado mar me abrazaron con fuerza, ese era el mejor abrazo que recibí en toda mi vida, quería que mi muerte fuera instantánea e indolora, pero ¡no!, mi cuerpo inconscientemente luchaba por sobrevivir, ya cuando estaba a punto de cerrar los ojos para siempre, vi una figura masculina acercarse, nadando con agilidad, tomó mis manos en medio de las heladas aguas, entonces pude sentir el calor impregnante de sus manos quemando mi interior. Cerré los ojos, despidiéndome de este mundo cruel que nunca me acogió, bueno eso pensé hasta que desperté en un hospital.
Cuando abrí los ojos vi a mi salvador, sentado al borde de mi cama, era un chico muy guapo, de rasgos bien definidos , de aproximadamente unos 20 años, el color de sus cabellos eran de un tono rubio, que combinaba a la perfección con el color de su piel, era tan blanco como un vampiro. ¿Oh es que de verdad es un vampiro?, bueno, bueno , había un pequeño detallito, su ropa era horrible, llevaba unos jeans baratos y una sudadera fuera de moda.
Me acerqué sigilosamente, quería tocarlo, cuando de repente el abrió los ojos, ¡Santo cielo! que ojos, eran tan azules, como el cielo de primavera, me quedé en shock, contemplando su hermosura, cuando de pronto él me volvió en si.
-Señorita, que bueno que haya despertado, me asusté mucho, pensé que ya estaba muerta. ¿En que pensaba para cometer tal burrada?.
No sabia de que estaba hablando, me toqué la cabeza y tenía un vendaje, entonces recién comencé a sentir dolor al darme cuenta de la situación, el cuerpo me dolia cómo si un tren me hubiera pasado encima, miré vagamente a mi alrededor y en efecto estaba hospitalizada...
-¿Qué me pasó? -Pregunté muy asustada-.
-¿Qué no lo recuerdas?, ayer tu te lanzase al mar, al parecer querías suicidarte.
Estaba muy confundida, no podía recordar nada.
De pronto el doctor entró, con unas tomografías en mano, me dijo que había recibido un golpe en la cabeza, pero que estuviera tranquila, no había daño cerebral, sólo tenía amnesia temporal.
Eso lo explicaba todo, agradecí al doctor y me quedé muy asustada, pues tenía idea de quien era yo estaba completamente sola, estaba vagando en mis pensamientos sobre que iba a hacer de mi vida, cuando un estornudo me volvió a la realidad, era aquel bello joven, al parecer la ropa se había secado en su cuerpo y había cogido un resfriado, el había cuidado de mi toda aquella noche...
Achisss. -Dijo sobándose la nariz-
-Bueno señorita, me alegro de que esté sana y salva, yo cumpli con mi deber, espero que pronto recupere la memoria, ¡suerte!.
Cuando estuvo a punto de irse, salté de la cama, y lo abracé por detrás , suplicándole que no se vaya, era mi única esperanza, solo confiaba en el, no tenía a nadie más.
El volteó a mi suavemente y tomó mis manos.
-Lo siento, no puedo ayudarte, me encantaría poder hacerlo, pero yo no puedo...
El salió muy rápido, pero yo no me di por vencida, escapé del hospital y lo seguí con mucha cautela, 3 cuadras después, él se detuvo frente a una vieja casa, en ese momento lo entendí todo, el pobre ¿como podría cargar conmigo? si apenas tenía para vivir, por eso se negó. Estaba muy perdida en mis pensamientos cuando de pronto el volteó y me descubrió, tenía la cabeza inmovil, por un costado del poste que me camuflaba.
Quise huir a toda prisa, pero era inútil, él se apresuró a venir a mi, pensé que estaría enojado por seguirlo, pero no, él era un verdadero pan del cielo.
-Señorita, que hace aquí, tiene que volver al hospital, sus heridas no han sanado todavia. -Dijo muy preocupado-.
A lo que respondí tan lamentable.
-Yo.... yo... yo no tengo a nadie más, tengo miedo, además no tengo dinero, ¿cómo iba a pagar la cuenta del hospital?, es por eso que huí, sólo le tengo a usted, por favor no me deje, permíteme quedarme en su casa, te lo imploro, cuando me haya recuperado me marcharé. -Dije llorando desconsolada-.
Al parecer eso conmovió aun más su dulce corazón, le di tanta lástima que accedió, con la condición de que no me metiera en sus asuntos.
Al cabo de unos segundos ya estábamos dentro, era una humilde morada, pero bien acogedor y muy limpia, ni bien entramos una mujer gordita de aproximadamente unos 48 años nos recibió con mucha calidéz.
-Jonna mijo, pásale justo el desayuno está servido, veo que trajiste visita, mucho gusto jovencita, soy Isabela, pero dime Chabe.
Aquella señora era muy buena, me atendió como una verdadera madre, mientras desayunabamos, aquel bello joven, que al parecer se llamaba Jonna, dijo que yo me quedaría, él comenzó a contarle toda mi situación.
-Pobre criaturita, no te preocupes, puedes quedarte el tiempo que quieras.
Me dijo tomando mis manos con mucha dulzura, no pude evitar derramar algunas lágrimas, pues esa sensación era tan hermosa, comí aquella comida desconocida, con mucho gusto, el sabor era nuevo a mi paladar. Cuando ya habíamos terminado, la señora se levantó muy alegre para preparar mi habitación.
***Pronto cayó la noche, ya me había instalado en aquella rústica habitación, era muy pequeña, a pesar de lucir tan vieja, a mi me parecia super acogedor, tenia una pequeña ventana que daba a la calle, ya habíamos cenado , y yo estaba apunto de dormir cuando alguien tocó la puerta.
Me apresuré a abrir, y era Jonna, tenía consigo unas viejas sábanas, lo noté un poco nervioso, no se porqué , ¿tal ves le gustaba? .
Bueno bueno, fea no era, yo era muy atractiva, no es por alardear, pero tenía un cuerpazo envidiable, y ni que decir de mi rostro, era perfecto, como una muñeca de porcelana, tenía el mentón partido, que me hacía lucir aún más sexy, y mis ojos eran como el de Jonna, a diferencia que yo tenía unas pestañas largas y rizadas.
¿Sería que mi hermosura lo ponía nervioso?¿O sería que su hogar lo avergonzaba?...
Bueno no lo se, sólo recibí muy amablemente las sábanas que me dió, pero ni bien terminé de agradecer el se dió la vuelta con rapidez y sin voltear se fue. A veces me dada la impresión de que era un rarito, bueno no importaba, seguía siendo un adonis, me recosté para dormir, eso quería yo, pero miles de pensamientos invadieron mi mente, impidiéndome dormir, tenía tantas preguntas en mi interior, ¿Quién era yo en realidad? ¿por qué salté al mar?.
Debo confesarlo, tenía mucho miedo de descubrir mi pasado, sospechaba que algo malo había en ello, ahora me sentía muy felíz y plena, siendo parte de esta cálida familia de 2. Quería olvidar el pasado viniendo el presente....
Después de darle tantas vueltas al asunto me dormí.
Ya era de mañana, cuando unos suaves golpes en la puerta me despertaron, era la dulce señora Chabe, quien me llamaba a desayunar, me arreglé rápido el cabello y baje a toda prisa, en la mesa habían intestinos fritos y arroz , me senté y empecé a tomar de ello, era tan raro ver eso, eran unas cositas pegajosas, me daban unas cositas raras en el cuerpo. Mientras tanto ellos me observaban como un bicho raro, me imagino que sin darme cuenta puse una reacción desagradable en mi rostro, así que me atreví a llevarlo a la boca, porque no quería hacerlos sentir mal.
Tan pronto empecé a degustar, un sabor inexplicable invadia mis papilas gustativas, a lo que dije ¡Delicioso!. Me gustó mucho los intestinos fritos. Ellos me miraban muy contentos...
Ni bien terminamos, la señora se levantó, recogió los platos y lo lavó, tenía mucha prisa, pues ella trabajaba en un pequeño puesto de carnes en el mercado, Jonna la ayudaba haciendo las entregas, en sus ratos libres, pues estudiaba muy duro, tenía que mantener sus altas calificaciones, para no perder la beca. Los dos salieron a prisa, quería acompañarlos pero no me dejaron, dijeron que tenía que descansar para recuperarme rápido.
Me aburrí mucho encerrada, sin hacer nada, me aproximé a ver el reloj y vi que marcaban las 12 del medio día. Yo no quería ser una carga para ellos, queria contribuir de alguna manera, por lo que decidí hacerles el almuerzo.
Pero no sabia por donde empezar, no tenía idea de cómo cocinar, así que por intuición puse agua en la cocina, me costó mucho encender la cocina, que casi me incendio, pero después de lucharla ésta dio fuego, cuando ya hervía el agua, eché arroz, y sal, espere durante un tiempo y luego pase a probar.
¡Santo cielo!, el arroz era como un puré, rápido procedí a quitarle el agua, pero era tan torpe que me quemé la mano. Estaba gimiendo de dolor, cuando de pronto Jonna entró, al verme tan adolorida, corrió a toda prisa.
-¿Estas bien? ¿que te pasó? - preguntó muy angustiado tomando mi mano.
-Yo... Yo sólo quería cocinar algo para ustedes, pero soy una inútil, no puedo hacer un simple arroz, dije muy molesta conmigo. Pero el sólo mostró una tierna sonrisa, erróneamente pensé que se burlaba de mi.
-Tranquila ven, siéntate, voy a curar tu mano.
De un pequeño y viejo botiquín sacó una crema, gasa y esparadrapo, y con mucha delicadeza curó mi mano, se veía tan adorable, no pude evitar suspirar por el, sin darme cuenta el ya había terminado, y yo toda boba seguía viéndolo como una idiota.
-¿Estas mejor? ¿Te duele algo?.
A lo que muy avergonzada respondí , que no, no había dolor, el se quedó mirándome y después de un momento se rió dulcemente, yo le pregunté si se estaba burlando de mi, el respondió que no, sólo que era muy dulce torpe al querer cocinar. Yo sólo me reí.
De pronto, preguntó.
-¿No recuerdas tu nombre?,
-No
El se quedó muy pensativo por un segundo.
-Ya que no tiene un nombre, que te parece si te llamamos Zoe, que significa vida, ¿Te gusta?
- ¡¡¡si!! es hermoso, y el significado es como regalo de vida para mi.
-Zoe, tienes hambre verdad, espérame un momento, te haré de comer.
El se fue muy rápido a la cocina, yo me quedé observándolo, se veía tan dulce cocinando, era muy cautivador verlo con su sartén en mano...
A los pocos minutos, ya estaba la comida, él se apresuró a servirme y comimos juntos, platicando muy a gusto, debo confesar que ese platillo que a simple vista parecía una sustancia inapetecible, sabía a los manjares de los dioses...
El con la timidez que le caracteriza me invitó a salir, yo acepté con mucha emoción. Como más ropa para la ocasión, salí avergonzada con la ropa de hospital que no me había quitado por nada, tomamos el bus que pasaba justo a tiempo, y en un abrir y cerrar de ojos estábamos en un extraño lugar llamado mercado.
Nunca había visto algo así en toda mi vida, todo era muy raro ahí, habian muchas personas que hacían mucho ruido, me quedé estupefacta explorando el lugar.
-Pruébatelo, está muy bonita, te traje aquí para comprarte algo de ropa. -Dijo mostrándome una prenda, que había cogido de un pequeño puesto callejero.
No me atreví a rechazar su buena intención, aunque la ropa no me gustaba accedi a probarme, cuando me lo puse me encantó, parecía muy corriente, pero me quedaba genial, era un enterizo color turquesa, con unos bonitos detalles***...
***Después de pasar un buen rato paseando volvimos a casa, debo confesar, estoy muy contenta, fue un dia maravilloso, me llevó a pasear por muchos lugares extraños, tomamos un delicioso helado, y estuvimos charlando mucho, en serio ¡el me encanta!...Sabe cómo hacer sentir como una reina a una mujer.
Solo con recordar su trato tan gentil y caballeroso, hace que mi corazón se derrita, como un helado expuesto a un fuerte calor.
De pronto alguien toca la puerta era Jonna, traía consigo el botiquín.
-Pasa, Jonna, la puerta está abierta.
-Ohh, Zoé, lamento molestar pero tengo que cambiar tus apósitos.
Yo sonreí muy contenta, mantuve mi mirada en él todo el tiempo, el tan guapérrimo limpiaba mis heridas con devoción, en serio, esa acción enloquecería a cualquier chica, era tan dulce que quería comerlo a besos.
Cuando ya hubo terminado no pude aguantarme más y le dí un beso en la boca, pero me arrepentí al instante, pensé que el se iba a enojar y me iba a correr. Así que me separé a prisa.
El me miró fijamente, con seriedad, cosa que me aterró, pero luego sonrió y me devolvió el beso, nos estuvimos besando intensamente. Cuando de pronto yo me detuve.
-Me encantas, desde que te vi por primera ves me robaste el corazón, no pude evitar caer rendido a tus pies, no me atreví a confesarme, tenía miedo de ser rechazado, tu eres tan hermosa y delicada, me sentí poca cosa.
Mi corazón latía a toda prisa con cada palabra, el corazón me amenazaba con un paro cardíaco, era tan agradable la sensación de mariposas en mi estómago.
-Me gustas, y mucho, pero no deberías de tener pensamientos de inferiodad, para mí tu eres la persona más asombrosa y noble. - Agregué mientras acaricio su hermoso rostro.
El tomó mi mano y me miró con dulzura.
- Quieres ser mi novia?.
-Por supuesto que si.
Los días pasaron volando, ya había pasado 1 mes desde aquel trágico incidente, ya me habia acoplado a mi nueva vida y la felicidad me envolvía, ya no soy tan torpe con los quehaceres del hogar, debo confesar que me costó mucho aprender, mis manos están llenas de cortes y quemaduras, pero ya me sale bien el arroz, por las mañanas ayudo a Doña Chabe en el mercado, soy muy buena llamando gente, ella está muy contenta con mi desempeño.
Y mi amado se está esforzando mucho en sus estudios, ya cursa el 9° ciclo en la facultad de administración de empresas, de una prestigiosa Universidad, que se ganó con su esfuerzo.
Todo marcha viento en popa, cuando de repente tengo un dolor fuertísimo de cabeza, me siento mareada, me apoyo en la pared y camino a duras penas hacia mi habitación, entro cierro la puerta con seguro y me acuesto en la cama intentando calmar el dolor, pero es en vano, de pronto imágenes vagas pasan por mi mente, del incidente de ese día, respiro profundo, asimilo que el dolor es porque estoy recuperando mis recuerdos, poco a poco el dolor me abandona, me quedo perpleja, pues tengo miedo de recuperar mis recuerdos, decido mantenerlo en secreto y actuo con total normalidad.
Me apresuro a bajar, porque Jonna y mi adorada suegrita acaban de llegar...
-Zoe mi niña, vamos tenemos una cita en el cine.
Yo estaba muy feliz, me encanta el cine, tomé mi pequeño bolso azul y salimos a toda prisa.
Llegamos muy temprano, estábamos a punto de entrar, cuando alguien se nos acercó muy a prisa...
-Mía, mi amor ¡eres tu!.
El extraño me abrazó con mucha fuerza, yo estaba en shock, no sabia porque el guapo joven tenía ese comportamiento desvergonzado.-¡Mía! ¡Mia! te estuvimos buscando por todos sitios, tus padres están destrozados. -Agregó con desespero.
Me solté con fuerza y lo empujé con confusión.
-¿Estas loco? ¡que te pasa pervertido!, no te conozco me confundes.
Pude ver su conmoción, estaba impactado, su rostro exquisitamente cuidado, mostraba asombro y confusión.
Giré para ver a Jonna y a Doña Chabe, estaban igual de confundidos, no entendían lo que estaba pasando.
Los tomé de las manos y los conduje a toda prisa hacia afuera.
-De seguro es un pervertido, volvamos a casa es muy peligroso. Dije casi temblando.
Cuando me percaté que el extraño se avecinaba, paré un taxi y los forcé a subir, ya en el auto, Doña Chabe me dirigió la palabra
-Bella Zoe, que pasa si aquel joven tenía razón?, yo cometí un error al no reportarte. Debemos encontrar a tus padres.
Por un momento me detuve a pensar en las posibilidades. Si era cierto, ese jóven atractivo quizás sería mi novio, prometido o esposo por que? me llamó "MI AMOR". La sola idea me aterraba.
-Absurdo Doña Chabe, hombres, pervertidos, estafadores y secuestradores abundan cómo larvas.
-Me siento tan mal mi niña, soy muy egoísta y mala persona, no pensé en tus padres.
Sus lágrimas encojieron mi corazón.
-Mamá Chabe, no es su culpa fui yo quien no quiso hacerlo, ¡no quiero irme!.
Exclamé, llena de lágrimas, luego fijé mi mirada hacia Jonna quien yacía serio, perdido en sus pensamientos .
No mucho después, ya estábamos en casa, yo me apresuré a preparar unas sopas instantáneas para la cena, al fin y al cabo eran lo único que me salían sabroso, quería animarlos, pues se encontraban muy deprimidos, al parecer tenían un mal presentimiento.
Les serví y comimos juntos como de costumbre, pero está ves todo era diferente, las bromas y risas se habían esfumado, a cambio solo unas caras tristes me hacían compañía. Jonna pronto terminó y se retiró a su habitación, sin decir palabra alguna. Me apresuré a darle el alcance y entré junto a él a su habitación. Me paré en frente de él para confrontarlo...
-Bebé, ¿por que estas asi?.
Al instante él me abrazó con mucha fuerza y entre lágrimas susurró.
-Tengo miedo de perderte, todo este tiempo nunca me puse a pensar en ¿qué pasaría si recuperas la memoria?, no me atreví a enfrentar la realidad, me encerré en mi burbuja fantasiosa, no quiero que te vayas.
Me dolió tanto verlo llorar, era la primera que lo veia tan dolido, sequé sus bellas y blancas mejillas con mis manos.
-Zoe, si la historia fuera cierto ese jóven, vendría a ser..
Lo interrumpí antes de acabar la frases, la posibilidad estremecía mis entrañas.
-Tonterías, te amo solo a ti, sea que recupere la memoria o no, jamás te dejaré, eres mi sol, no me importa quién sea o de donde venga, te pertenezco eternamente, yo domino mi presente y futuro.
Le dí un cálido beso, en la boca, y lo abracé aún más fuerte.
Un Maybach se detuvo a pocos metros, y la sonrisa de triunfo se dibujó en el rostro bien cuidado de un hombre bien parecido, quien observaba la humilde casa con desprecio.
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