NovelToon NovelToon

Bateria : Polo Positivo (Tomo 1)

P R O L O G O

No me considero una persona fuerte, a decir verdad, siempre he pensado que me faltan agallas para enfrentar las situaciones y a las personas. En muchas ocasiones he llegado a sentir que no solo me falta valor sino también la energía para hacerlo, sin embargo, hago lo que puedo con la fuerza que voy obteniendo de mí misma.

¡Una batería!

Si, una pila de constante alegría y positivismo es el que me gustaría tener encendido por siempre en mi corazón. Pero a veces esa batería no tiene tanta potencia y cuando llega al 1% necesito encontrar la forma de recuperar mi energía.

Cuando era niña, mi madre proveía esa energía, sus constantes atenciones, su preocupación y amor de madre desinteresado me ayudaban a ser una niña feliz que pesar de los sinsabores de mi familia, siempre mantenían un espíritu alegre e indomable que alentaba a las demás personas, incluso a aquellas que vivían en la oscuridad.

Sin embargo, el tiempo pasó, yo crecí y mas circunstancias me hicieron perder esa anhelada fuerza interior, Me convertí en una persona mas insegura, mas vacía y mas temerosa. Siempre con la ansiedad y con la necesidad de esa anhelada batería, de esa energía extra, de ese empujón que necesitaba para hacer las cosas.

Fue cuando en aquellos tiempos de estudiante mi único faro de luz se convirtió en Lucio. Porque en él recargaba mis frustraciones y sin sabores. Hoy, que no lo tengo conmigo y nunca más lo tendré, debo hallar otra forma, alguna otra, de volver a ser quien era … ¡no!. De ser alguien mejor, usando otra fuente.

Mi vida no puede considerarse una novela de ficción, ni de amor, ni siquiera de drama. Pero si un constante ir y venir de situaciones que me han hecho fuerte con el paso del tiempo.

Si Dios ha permitido mi existencia en este mundo y todos los sinsabores acontecidos, y que a pesar de todas las circunstancias no me hayan destrozado, es porque de verdad me cuida desde su forma divina de ser.

La vida preciosa que me ha otorgado y su compasión por mí son eternamente agradecidos por que aun sigo

de pie y buscando la mejor forma de vivir lo que sea que me toque vivir.

Hoy me propongo hacer todo aquello que me permita alcanzar mi felicidad, finalmente yo se lo prometí

a él cuando se despidió de mí, pero también me lo prometo a mí misma. Que ninguna circunstancia me va a derrotar y si hay algo por lo cual mi mundo se tambalee me aferrare a la fe de que como en el pasado, no me ocurrirá nada si confió lo suficiente en quien me ha mostrado su piedad anteriormente.

Hechos y desechos todos forman parte de mí, eso es lo que soy.

Tenía 17 años cuando entre a la universidad, bastante chica para mi gusto la verdad. Terminé la preparatoria sin pena ni gloria en poco tiempo. No tenía ningún plan B en dado caso de que no pudiera ingresar al último grado de estudios. Mi mamá siempre me había instado a terminar una carrera y alcanzar mis objetivos estudiando duro para lograrlo. Y ese había sido mi principal objetivo, no estaba en mi plan fracasar. Sin embargo, el primer obstáculo en obtener lo que quería parecía provenir de mi propio hogar.

Mis padres siempre tuvieron un matrimonio tormentoso, mi papa solía ser siempre el macho controlador y golpeador típico. Mi mamá siempre se comportó de forma sumisa y temerosa, pocas veces le hizo frente. Para mi esa era mi realidad, y no me era indiferente. Lo que si me era atípico eran esas familias felices con padres amorosos y niños de caras sonrientes.

No me mal entiendan, no es que en mi infancia no hubiesen sonrisas, es solo que la única que las procuraba era mi mamá y cuando ella se agotaba no tenía otra fuente de luz. Así que mi infancia fue por demás carente de una figura paterna amorosa. Creo que vengo rota desde el principio. Yo era un juguete con descuento por tener fallas en el corazón.

Como un juguete que viene con la leyenda "Baterías No Incluidas".

Recuerdo muchas de mis tardes de temprana infancia llorar detrás de la puerta de mi cuarto, asustada abrazando a mi hermano dos años menor. Consolando y limpiando sus lágrimas:

“Todo va a estar bien, no llores” le decía. "No llores"

Eso se lo decía en todas esas ocasiones, yo tampoco lloraba, me hacia la fuerte a pesar de que escuchaba los gritos, los insultos, los golpes, las lágrimas, la ira, el temor, los platos romperse.

Así pase muchos días, detrás de la puerta. Hoy en dia, todavía me pongo detrás:

“si me quedo atrás no veo, si no veo me hago la fuerte, si no veo, no duele” me decía a mí misma.

Mi papa se fue de la casa definitivamente en el otoño del año cuando cumplí 17, desde los 15 años las peleas se habían intensificado y vivimos 2 años de auténtico infierno entre gritos y desesperación. Ya de por si es una edad complicada. Con esas situaciones me sentía más abrumada.

Sin embargo, para mi sorpresa y a diferencia de cuando era niña, dejé de estar detrás de la puerta y empecé a

levantar la voz. Nunca supe de donde vino ese ímpetu o que lo provoco. Lo que nunca hice de niña lo hice de adolescente. Pueden decir que a partir de entonces me sentí aliviada, logré enfrentarme por primera vez a algo en mi vida, pero totalmente fue lo contrario. Me invadió un sentimiento de ahogo, realmente no sabía que hacer con este nuevo poder que encontré en mí.

¿De donde salió todo eso?, me pregunté.

Finalmente, después del dolor de la partida de mi papá nos convertimos en una pequeña familia de 3: mi mamá, mi hermano y yo. Mi mamá no tenía una instrucción superior. Mi hermano estaba aún estudiando la preparatoria (afortunadamente mi papa no dejo de apoyar la educación de mi hermano).

Y a mí solo me pago la inscripción de la universidad. A partir de entonces tuve que aprender a la fuerza el valor del dinero, el esfuerzo y el trabajo duro para conseguir mis metas. Lo que para otros podría ser una instrucción universitaria sencilla para mi significaba la vida o la muerte. No podía darme el lujo de perder mi beca ni mi trabajo por seguir estudiando y paradójicamente estudiar requería que siguiera trabajando.

Me sentía en una trampa, acorralada.

Mi tiempo de universidad ha sido el más pesado de mi vida.

Estaba demasiado delgada, casi no comía, corría desde las 7 am a mi primera clase. El resto de mis compañeros podrían poner una o dos horas de descanso, pero yo no. Corría de un edificio a otro una clase tras otra. Después de eso tenía que teletransportarme (eso hubiese sido muy útil) a mi trabajo, en una modesta firma de contadores dando servicio a una constructora.

No tenía tiempo para comer, mientras caminaba para llegar podía tomar agua, o comer el sándwich que mi mama tan afanosamente me había hecho. Yo trabajaba para pagar mis gastos, mi mama para pagar los gastos de la casa.

Todo lo que quería estaba tan lejano a mí, muchas veces me cuestione mi vida y quería dejarlo todo. Podía optar por dejar la escuela y empezar a trabajar para ganar más dinero y así poder ayudar a mi mamá. Pero ella se negaba y me insto muchas veces a seguir adelante con la universidad. En ese tiempo mi mama era mi faro.

Un faro de luz cálido y constante.

Mi batería era del 20%.

Así podemos hacer un resumen: una adolescente sin vida social, fuertes problemas económicos, un origen familiar fracturado y nula vida amorosa. No tenía verdaderos amigos. Mi único compañero era un libro o una serie: Jane Austen, Paulo Cohelo, Gabriel García Marquez, la poesía de Gustavo Adolfo Bequer, la novela de Kioko Mizuki, Oscar Wilde, Alejandro Dumas, Juan Rulfo, Victor Hugo, Caballeros del zodiaco, Dragon, Ball, Sailor Moon, X-Men,

Animaniacs, Simpsons, Evangelion, Ranma ½, me acompañaban en esta aventura.

Si, esa era yo. Hechos y desechos. Recuerdo que mi apariencia tampoco era diferente a mi interior.

Tenía el cabello negro largo y rizado, realmente nunca supe cómo lidiar con él así que la mayor parte del tiempo lo llevé en una coleta. Mi tez es bronceada clara, pero en ese tiempo siempre lucia muy pálida. Mi regla había llegado a mis tardíos 16 así que mi cuerpo nunca se desarrolló bien. No tenía curvas marcadas y en general el resto de mi cuerpo era igual de demacrado. Realmente no me sentía muy bonita. Me miraba al espejo y veía mis ojos grandes enmarcados por ojeras que contrastaban con una nariz pequeña. Mi boca era grande y mis dientes

parecían de conejo. Ahora que lo pienso bien me había ganado a pulso los apodos

que me referían con roedores.

¿No es adorable?

Una chica rota por dentro, sin gracia alguna, sin dinero, sin amigos, solitaria. Un alma triste con un solo objetivo: estudiar duro.

Batería 15%.

 

 

Si esto es una pesadilla, por favor, ¡ya quiero despertar!

Amigos y Villanos

Mi primer dia de clases fue terrible, dada mi personalidad distraída y retraída. No puse atención a las instrucciones iniciales y me encontraba perdida en un mar de chicos que parecían adultos. Yo parecía una niña perdida en un mundo maduro: mujeres usando maquillaje, tacones de punta y bolsos caros, caballeros con portafolios y traje sastre.  Todo ello debido a que la mayoría trabajaba ya activamente en despachos, oficinas o bancos. Yo ese día

llevaba tenis.

Batería 10%.

 

La escuela, los estudios y las tareas, para eso si me consideraba buena. Nunca dije abiertamente que era “ñoña” pero dentro de la descripción que la palabra engloba al parecer yo encajaba perfectamente en la representación.

Este era mi mundo ahora, mi oportunidad para alcanzar la felicidad.

¿Es eso realmente la felicidad?

Una punzada en mi corazón me advirtió del poder de esa pregunta: Realmente no lo sabía. Nunca me enseñaron a ser feliz, únicamente me indicaron como podría llegar a obtener independencia económica que eventualmente podría traducirse en felicidad.

¿De verdad quiero ser feliz? ¡Claro! ¿Quién no querría? Es lo que todas las personas buscan, pero los medios para obtenerlo, los caminos para alcanzarlo se distorsionan y se desvían de la búsqueda de tan preciada meta.

Sin notarlo me encontraba en la antesala de una cascada de acontecimientos que me harían reflexionar tanto sobre esta cuestión. Al final de toda la tormenta, me daría cuenta de que esto que yo tanto anhelaba ya existía dentro de mí y que no era una meta sino un estado interno personal.

¿Cuánto hay que sufrir para entenderlo? ¿Por qué yo? ¿Era necesario tanto sufrimiento? ¿Cómo hubiera sido de no haber ocurrido? ¿Podría haber habido otra solución? Son preguntas que aun hoy y de vez en cuando me hago.

Había elegido estudiar la carrera de administrador, no es que las finanzas me enloquecieran, sino que para ese entonces y analizando mi situación era la única carrera que me permitiría trabajar, estudiar y conseguir un empleo fácilmente al graduarme. Al menos esa era mi perspectiva, en ese entonces. Mi objetivo era entrar al campo laboral tan pronto como me fuera posible y ayudar a mi familia.

¿Quién me salvaría a mí?

Un susurro me hablaba desde el fondo de mi corazón. ¿A qué barco me voy a aferrar en este océano de inextinguibles turbulencias? La verdad es que mi interior se siente tan vacío.

Batería 9.55555555555%

 

 

(Un chocolate)

 

 

Batería 10%

 

 

Perdí dos clases tratando de ubicar los salones de clases, en realidad el lugar no era muy grande, simplemente mi sentido de ubicación era pésimo. En la entrada había tres edificios enormes de 3 pisos cada uno, el primero era la biblioteca y los subsecuentes eran llamados edificios A y B. El último de los edificios era llamado la “escuelita” un sencillo edificio de dos pisos y bastante deteriorado. Cuando finalmente llegue al salón de clases, ya todos los alumnos habían ocupado los lugares más preciados: los que estaban al fondo.

Solo quedaba un lugar al frente del salón de clases, un asiento a un lado de una pareja de chicos que ya platicaban animosamente de todo y nada. Estaban tan inmersos que no notaron mi presencia, ni siquiera se inmutaron. Pero el resto de la clase abalanzó sus ojos en mí. Los entiendo. Yo misma soy una constante interrogante para mi mente. Sin que hubieran dicho una sola palabra, mi mente ya estaba formulándose cientos de reparos y censuras que yo sentía que dirigían hacia mí:

“¿Cómo puede venir en tenis?, esto no es la escuela secundaria, ¿primer día ya llegaste tarde? Seguro se le pegaron las cobijas, tiene cara de niña, su ropa no es nada bonita. ¿Ya viste su cabello alborotado?”

Los ojos inquisidores de mis torturadores me siguieron hasta que me senté. Mi cara para ese entonces ya estaba muy roja. Sin embargo, una vocecita tintineante me hizo salir de mi lamentable transe:

- ¡Hola! Soy Elvira. ¿Cómo estás? ¿Cómo te llamas? Él es mi amigo Diego. ¿Por qué llegaste tarde? ¿Quieres que te pase los apuntes de la clase anterior? ¿De verdad estas en la universidad? ¿Qué edad tienes? ¿De qué preparatoria vienes? ¿Te gusta el chocolate? ¿Quieres? ¿Dónde vives? ¿Vienes en autobús? ¿Nos podemos ir juntas? ¿Qué música te gusta? ¿Tienes novio? ¿Cómo es tu familia? ¿Ves televisión? ¿A dónde fuiste de vacaciones? ¿Te resulta fácil confiar en alguien? ¿Te gusta leer? ¿Qué libro leíste? ¿Perros o gatos? ¿A dónde vas en tu tiempo libre? ¿Tienes hermanos? ¿A quién le tirarías un globo de agua? ¿Cuándo es tu cumpleaños? ¿Te gusta cantar? ¿Qué es lo que más te gusta de tu vida? ¿Dónde tienes cosquillas?...

- ¿Qué? -  mi respuesta sobresaltada a su última quisquillosa pregunta.

Yo sentía que esta señorita enfrente de mi hacía preguntas a la velocidad de la luz, las lanzaba una por una casi sin que yo pudiera pensar en ellas. Como un interrogatorio, ¡sí! como un interrogatorio policial.

Ella quería saber todo de mi para saber si podría confiar y yo honestamente no tenía tantas ganas de hablar.

Las personas que son tan brillantes y alegres me inhiben. Pero su insistencia y su tono dulce de preguntar terminaron por mi minar mis barreras. Por más que yo quisiera pasar desapercibida en esta inmensidad de jóvenes aprendiendo a ser adultos yo tendría que involucrarme, aunque fuese un poquito con ellos. Así que agradecí el hecho de que fuese ella y no yo quien estuviera dando el primer paso. Sin embargo, estaba en el punto de realmente despedazar mi paciencia.

La chica a pesar de ser tan inquisitiva no era muy bonita, tenía el cabello obscuro lacio y largo muy largo. Me sorprendió que ella usara el cabello tan largo a diferencia de mi media melena. Usaba lentes de mediana graduación, que combinaban con unos ojos pequeños y ojerosos, Era muy delgada. Si yo sentía que estaba muy delgada ella estaba en extrema delgadez, honestamente pensaba que estaba enferma. Tenía la nariz aguileña y un tono claro en su piel pareciendo ser inclusive amarillento. Puntos positivos: tenía una risa agradable y era muy amable.

Diego era el chico que se sentaba aun lado de ella, era igual de brillante y amistoso que ella. Era muy simpático y amable. Si Elvira me parecía radiante, Diego desplegaba un aura increíblemente agradable y transmitía mucha confianza. Curiosamente tenía muchas cosas en común con él, sin embargo, las diferencias y similitudes no parecían ser un problema para él, por que poseía una increíble capacidad de adaptarse a cualquier conversación fuese con quien fuese.

De pronto lo veías platicando con alguien fuera del salón, otro tanto con jóvenes de otro escritorio, con chicas, chicos, profesores. Me sorprendió mucho la humildad y sencillez que Diego desplegaba. Para mi personalidad tan rara y flemática, él era un chorro de agua tibia que calentaba mi frio corazón.

Diego no era nada atractivo, no era más alto que yo. Tenía la cabeza muy grande y el cabello negro, nariz grande y redonda. Ojos pequeños y la tez clara. Finalmente, sus pocos atributos físicos podrían ser pasados por alto debido a su personalidad tan encantadora.

Con el tiempo las alianzas y amistades se establecieron, las dos señoritas que siempre acompañaban a Diego estaban riendo. Siempre al borde de la carcajada. Visto a la distancia parecían ser los mejores amigos. Había muchas personas que siempre nos preguntaban si nosotros ya nos conocíamos desde antes y lo sorprendente era observar que llevábamos tan solo un par de meses de conocernos. Íbamos a desayunar, a la biblioteca, trabajábamos en equipo, etc.

 

Batería 50%

 

Nos entendíamos no solo en lo escolar sino también en lo personal. Aunque nuestras familias eran diferentes, ellos venían de un entorno más sano que el mío. Cuando me tocaba hablar a mí del pasado o de mi familia yo prefería salir con otro tema para evitar exponer mis sentimientos.

Con el tiempo me di cuenta de lo afortunada que había sido, agradecí enormemente que lo que parecía iba a ser una tormenta en mi vida, había resultado ser una dulce y grata experiencia de mis días de universitaria, al lado de mis amigos, con los cuales me sentía en confianza y a gusto.

Un dia, llegué tarde a clases, y no encontré ni a Diego ni a Elvira en el salón. Se me hizo muy raro que no me hubieran dicho nada. Al finalizar esa clase salí de la “escuelita” los busqué y los encontré cerca de una de las jardineras del patio principal.

Abrazados.

Ella había hundido su cara en el pecho de él. Y él la sostenía firmemente con sus brazos alrededor de su torso. Estaban en inmersos en una atmosfera por demás íntima y personal, alrededor de ellos dos no había nada más que ellos. Todo ello a pesar de estar en un lugar tan concurrido.

Por un momento sentí como si estuviera husmeando en la privacidad de dos amantes, me sorprendió mucho la escena y sentí vergüenza, me fui inmediatamente pues no quise interrumpirlos. Posteriormente los volví a encontrar justo antes de entrar al salón de clases.

Ambos estaban muy serios y cabizbajos, casi como si hubieran llorado. Yo no quise preguntar nada, pero la duda y la curiosidad me estaba comiendo por dentro. Finalmente, Elvira fue la que habló primero y dijo:

-Rompí con mi novio.

-Ahh - fue lo único que se me ocurrió decir.

 

A veces suelo decir cosas por convivir, pero ¿no es eso más grosero? Luego recompuse mi discurso, no era posible que yo fuera tan fría con alguien que había sido tan dulce y amable conmigo.

– ¿Y eso es definitivo? - le pregunté

- Si- murmuro ella. -  Realmente ya no hay nada que se pueda hacer\, él ya tomo una decisión. – Concluyo con una mirada triste y vacía.

-Entonces tal vez quieras ir a tu casa para descansar y pensar. – Le dije, tratando de buscar una forma de reconfortarla.

- ¡NO! – exclamó rápidamente. - En mi casa me sentiría peor. Me alegra mucho que los tengo a

ustedes aquí para poder platicar y distraerme de lo que sucedió. - Recompuso con una leve sonrisa en la boca.

Sin embargo, ese dia (como todos los demás), yo tenía que irme a trabajar. Dejé a esos dos una vez más abrazados, unidos por un tierno lazo invisible y delicado el cual se podía ver incluso a la distancia, una unión la cual iba más allá de la amistad o la fraternidad. Tal vez yo era muy inocente en los temas del amor y cualquier muestra de afecto me aparecía una prueba de cariño entre dos amantes, no obstante, dejado de lado cualquier prejuicio, esa escena me parecía por demás conmovedora.

En ese momento yo tenía la certeza que mis amigos habían caído irremediablemente en las fuerzas gravitacionales del amor. Sentía como a pesar de que no se trataba de mí, una sensación extraña y suave calentaba mi corazón. Gracias a mis amigos yo podía ver, aunque fuese a la distancia, como era el amor entre dos enamorados.

Después una sensación de vacío lleno mi corazón. Un sentimiento obscuro y maldito que hacía meses no había sentido. ¿Por qué yo no podía sentir amor? ¿Amar y ser amada? ¿Estoy tan rota y mi vida es tan abominable que nunca podré amar?

Sacudí mi cabeza rápidamente para eliminar todos esos sentimientos de tristeza que me empezaban a embargar.

Gracias a mis amigos yo había encontrado paz y armonía, yo quería mantenerlo así.

Batería 70%

 

"A mi yo del pasado, la que está aquí de pie enfrente de ti, la que ya dejó las huellas para que vayas tras de mí. La que ya vivió lo que tu no. La que ya sufrió y amo. Tu yo más dispuesta y consciente. Quiero decirte que no debes ponerte triste por el amor. Los tiempos y las personas fueron puestos para ti desde antes de que tú lo hubieras planeado o imaginado. Confía en ti y sigue adelante con tus sueños. Lo que buscas pronto llegará a ti, pero debes seguir resistiendo. Las pruebas de tu resistencia aún no se han terminado. Cuídate de los que hoy admiras, a los que hoy amas que se muestran como ángeles porque en el mañana serán tus demonios, tus villanos”

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play