Existen momentos en mi cabeza en los que se me olvida el mundo, entonces empiezo a plantearme un montón de cosas con y sin sentido, “¿cómo pasaré los días en la escuela sin conocer a nadie de la clase? ¿qué voy a comer cuando el jodido profe nos deje ir del salón?¿A dónde habrá ido el perro que quería entrar a la prepa? ¿Qué pasaría si le pido unas sillas de ruedas a dos niños discapacitados y hago una carrera con mi mejor amigo?” En este instante tengo uno de esos momentos y el único pensamiento en mi mente es: Jodido profe de mierda, si no hubiera dicho mi nombre completo ahora no tendría a este pequeño beta molestándome a cada rato.
Sin embargo, debo de aceptarlo, en parte fue mi culpa; hace unas dos o tres semanas –no recuerdo exactamente–a mi profe de ética se le ocurrió la brillante idea de hacernos trabajar en equipo, yo como el asocial que siempre he sido no quería aportar mucho a mi equipo, esperaba que me dieran mi parte del trabajo y poder irme a pasar tiempo con mis amigos pronto. No contaba con que todo mi equipo estaba igual que yo y nadie tenía idea de qué hacer o de quién debería liderar; estaba a punto de rendirme y tomar el control de las cosas cuando un rayo de esperanza iluminó mi horrible día. Un chico de cabello gris, ojos verdes muy claros y de piel blanca, el cual comenzó a organizar todo e incluso logró que la situación dejará de ser incómoda para la mayoría haciéndonos socializar; así que cuando terminamos se les ocurrió la brillante idea de conocernos, ya que después de todo seríamos equipo todo el año. La peor idea que se les pudo ocurrir según yo, pero lo hicimos, cada quien se presentó dando sus redes sociales al final, y bueno no recuerdo la mayoría de eso sinceramente, lo único que se me quedó presente fue al chico peligris que ahora reconocía como Makoto hablando para sí mismo.
-…bueno como una ship –Su voz era algo imperceptible, pero eso último todos lo oímos; probablemente vio algunas caras confusas ya que trato de explicarnos
–una ship es como una pareja… -Interrumpí sus balbuceos.
-Si te entendí. –En ese instante el profe dio por finalizada la clase y pude irme sin problemas.
Días después de aquel suceso Makoto se acercó a mí de improviso, no entendía qué estaba pasando o por qué me hablaba –Tampoco era como si me desagradara, pero suelo emanar un aura de “no te acerques o te mato” que me aísla de las demás personas –, era el primer compañero que se atrevió a dirigirse a mí, por eso es que decidí oírlo.
-¡Oye! Eres…Shin ¿no? –Parece que le costó recordar mi nombre, ¿tan poco destaco?
-Emm si, Shin Akutagawa y tú eres Makoto ¿cierto? –Se notaba algo nervioso ¿lo espanté? Creo que mi primera interacción informal con un compañero está saliendo mal.
-Sí, oye te hable porque aquel día en la clase de ética, tú dijiste que habías entendido lo que era una ship, eso solo puede significar ¿eres lector, otaku o friki? –¿Pero qué? ¿Eso fue lo que le hizo acercarse a mí? Más allá de eso ¿qué contesto? Prácticamente soy los tres; tranquilo Shin enfócate, si ese es el caso solo piensa en qué eres más y responde, ya te tardaste pensando.
-Otaku –respondí dedicándole mi mejor intento de una sonrisa.
-Oh ¡Yei! –Su grito alegre me espantó, ¿he dicho algo importante y no me di cuenta? Pero oye este chico está lleno de energía, me recuerda a alguien. Supongo que me cae bien.
Mientras pasaban los días fui juntándome más con Makoto, puesto que le empecé a tomar confianza y teníamos intereses en común para poder hablar–como series, anime, dibujo y demás cosas que nada tenían que ver con la preparatoria–. La desgracia ocurrió hace tres días cuando el profe de etimologías pasó lista; no sé si solo me ocurrirá a mí, pero tengo profesores que se toman muy enserio el pase de lista –sobre todo las primeras semanas–y se ponen de necios a querer decir los nombres completos en lugar de solo decir los apellidos y ahorrarse tiempo. ¡Odio mi nombre!
-¿Akutagawa Shinon? –Mierda, era de los profes que me caían bien, maldito. Voy a recordar esto todo el día, los demás ya me están viendo raro.
-Presente. –Respondí fuerte para que pudiera oírme, y por dentro me volvía a hacer la pregunta de por qué me pondrían un nombre tan malo.
-…¿eres Shinon? ¿tu nombre es ese? Creí que era Shin, simplemente Shin. –Me preguntó Makoto expectante, ¡demonios! Los desconocidos no me importan tanto, pero esto es justo lo que quería evitar.
-Sí; ese es mi nombre completo. –Dije bastante apenado esperando a que se burlara de que tuviera nombre de chica, por su propio nombre de origen japonés sé que se dará cuenta de eso.
-¡Wow! ¡Qué bonito! ¿Puedo decirte Non-tan? –¿Qué acaba de decir este enano? ¿Qué le ocurre a este chico, por qué no tiene reacciones normales? Y lo dice tan emocionado como puede.
-¡NO! ¡No puedes! Soy Shin, todos me conocen como Shin, al menos los que me importan. –Se lo prohibí rotundamente; aun cuando se veía bastante tierno diciéndolo. ¿Eso qué importa? Él debe decirme Shin si no quiere problemas.
A Makoto mi opinión le termino importando poco, dijo que le gustaba mi nombre, era único, sobre todo por que era un chico quien lo tenía, además le gustaba mucho decir “Non-tan”, también hacerme enojar, contradecir a las personas parece ser uno de sus mayores hobbies.
Así es como termine siendo llamado Non-tan por un beta persistente que parece no cansarse de molestarme. Supongo que tiene la más grande de las suertes por caerme bien, eso no me ha permitido golpearlo por sus constantes burlas; nunca creí que saber un término como “ship” me conseguiría un amigo, menos uno tan molesto.
Al poco tiempo de conocer a Makoto llegó otro pequeño ser con nosotros llamado Aisuu, al parecer ella había hablado con Makoto antes de que este me conociera y se llevaron bien; pero como Aisuu ya tenía un grupo de amigas y sus intereses eran diferentes a los de Makoto, él se alejó y vino conmigo. Algo similar pasó con Aisuu, así que terminó siguiendo a Makoto y conociéndome a mí. Admito que al principio fue algo incómodo gracias a mi falta de habilidad social, Aisuu se me hacía demasiado extrovertida, así que no nos llevamos bien. Igual con un poco de tiempo y probablemente mucha paciencia hacia mi persona terminamos siendo un buen grupo de amigos, al menos a mí pensar.
Debo admitir que este hecho solucionó gran parte de nuestra vida escolar, puesto que los profes solían pedir equipos de tres personas para los trabajos, prácticas y demás cosas que requerían más de una persona. Siempre hacía los equipos con ellos dos, e incluso si llegaran a requerir más de tres personas, Makoto era nuestra esperanza para conseguir más gente, pues tanto Aisuu como yo no éramos igual de sociales que él.
Sin darme cuenta pasaron dos meses desde el inicio de clases, ahora puedo decir con mayor confianza que la relación con Aisuu y Makoto ha avanzado bien, aunque los tres aun nos vamos por nuestro lado para ver a nuestros amigos de primer año cuando tenemos oportunidad y justamente ahora me separé de ellos para ver a Shinryu, mi estúpido mejor amigo.
-¿No deberías estar en clase ahora? –Ambos tenemos nuestros horarios, así que sé cuándo falta, lo cual suele ser demasiado seguido.
-Se supone pero la profa no llegó, es la de Salud y suele faltar mucho. –Lo juzgo con la mirada ya que no le creo.
-¿Y si vamos a tu salón? –Si miente me dará una excusa para quedarnos donde estamos.
-Como quieras, no necesito que dudes de mí. –Según su tono dice la verdad.
-Entonces vamos, avanza. –Lo agarro del brazo llevándolo a rastras por la escuela.
Nos dirigimos al lugar donde le tocaba clases y efectivamente no había nadie, así que deje el asunto por la paz y lo acompañé a cafetería porque el muy idiota no había comido en todo el día, como me molesta que no se preocupe por sí mismo.
En lo que él ordenaba yo apartaba un lugar para sentarnos, consiguió donas para ambos, chocolate para él y café para mí; no le gusta comer solo, por eso compró todo para los dos.
-Oye, ¿cómo sigue A.G.? –Me preguntó por mi novia de la nada mientras se sentaba junto a mí.
-Ella sigue en el hospital, me dijo que le tenían que hacer estudios, pero parece que no es tan grave el asunto. –Hablo serio, es un tema que preferiría evitar, o al menos que me lo preguntaran con más tacto.
-¿Sabes qué hospital es? –Me veía con un poco de lastima, odio cuando pone esa mirada.
-Sí, ella me dijo.
-Y ¿por qué no vamos a verla?
-No podemos, necesitamos tener 18 años para ir a las visitas y aun no los cumplimos; su mamá me dijo que le dijera si quería pasar un rato con ella, aunque si vamos juntos no sé si se pueda. –Además, es muy incómodo estar con mi suegra.
-Bueno, con intentarlo no perdemos nada. –Comienza a beber de su chocolate, habla como si todo fuera fácil.
-Ya veré. –Corté el tema –¿Y tú qué tal? ¿Ya superaste a aquel idiota?
-¡Cállate! Si ya sabes que volvimos a hablar. –Aquí va de nuevo.
-¡No me puedo creer que seas tan imbécil! Manda a la mierda a ese alfa y consigue un beta o incluso un omega, cualquier cosa es mejor que esa basura.
-¡Eh! no me vengas con eso, A.G. es omega y te trae igual o peor amigo. –Incluso tiene el descaro de compararlos.
-Pero A.G. no es una perra y yo soy alfa; tú deberías de aprender. –Alzo la voz, me está desesperando.
-¿Aprender qué? Tú pasaste por lo mismo con aquella beta, da igual si es alfa, beta u omega, cualquiera puede ser un imbécil. –Un golpe bajo.
-¡Precisamente por eso!, ambos fuimos manipulados, la diferencia es que yo aprendí de mi error y encontré una chica perfecta para mí que vale la pena y tú aun tratas de arreglar algo que ya no tiene solución.
-Déjame en paz, solo quedamos como amigos. –Me como una dona para pensar en lo que diré después, al terminarla únicamente dos palabras salen de mi boca.
-Si claro –conozco los sentimientos de este idiota perfectamente y sé que aún está loco por ese alfa, pero no le insistiré porque conociéndolo me armaría un drama enorme, de esos que no tolero.
-Regresando al tema de antes ¿le decimos a Hayami si nos acompaña a bucar a A.G.? Creo que ella también debería visitarla. Después de ti es la más afectada con lo que pasó.
-Obvio, aunque dile tú, ella hace rato que en el cuarto no pone un pie. Por eso es más fácil que te la encuentres primero.
-¿Quieres más donas o pedimos otra cosa? –Ya nos terminamos todo.
-No, déjalo así, ya es hora de ir a mi otra clase.
Mi hora libre terminó y regresé a clase esperando que Shinryu pensara las cosas; al llegar fui directo a sentarme con Makoto, el cual se encontraba dibujando, es muy bueno en eso incluso podría hacer una profesión, aparte le gusta, aun si llega a ser estresante. Aisuu estaba al lado de él, ocupando mi asiento.
-Este es mi lugar omega, por si se te olvida. –Pongo mi mochila sobre la mesa esperando a que ella se mueva.
-Era tu lugar, alfa opresor, el que llega tarde se sienta donde pueda. –Me muestra una sonrisa burlona. Pienso un momento si la muevo a la fuerza, decido que es mala idea.
-Es la única vez que te dejo ahí. –Le doy un golpe en la cabeza, no muy fuerte.
-Non-tan, ¿estás molesto? –Makoto al fin deja de concentrarse en el dibujo poniéndonos atención.
-¿Quién? ¿yo? Para nada, es lo de siempre, peleando en broma con este intento de chica.
Evado las interrogantes de Makoto, pocas ganas tengo de tener otra conversación seria, prefiero armar riñas con Aisuu y entretener un rato a Makoto con eso; así me olvido por unos momentos del inconsciente de Shinryu,
Después de aquella plática con Shinryu nos pusimos de acuerdo junto a Hayami para visitar a A.G. el fin de semana; Hayami es buena amiga de A.G y mía, así que tenía que venir con nosotros. El día había llegado y nos encontrábamos en el lugar acordado, el problema seguía siendo ¿cómo entrar?, para mi mala suerte no había podido contactar con la madre de A.G. y no había forma de saber si se encontraba ahí o no. Intentamos de todo; mientras Shinryu preguntaba en la puerta principal, Hayami iba a emergencias a buscar un rostro conocido y yo marcaba a los celulares de la madre y la hermana de A.G. esperando que alguna contestara, pero ninguno de los tres tuvimos suerte. Comenzamos a caminar por el lugar, frente al hospital había un parque y decidimos esperar un rato ahí.
-¿Qué hacemos ahora? –Nos pregunta Hayami mientras observa el lugar.
-Pues, supongo que lo mejor es esperar un rato por aquí, igual su madre llama y así la vemos. –Dije esperando que estuvieran de acuerdo.
-Por mí no hay problema, no tengo nada que hacer, por lo menos en dos horas. –Comentó Shinryu
-Ni yo, puedo esperar. –Afirmó Hayami.
-Bueno, entonces hacemos eso. –No me atreví a decirles lo mucho que significaba el que esperaran conmigo solo para poder ver a A.G.
Nos percatamos que en el parque por el que caminábamos había una pequeña feria y Hayami insistió en ir, suele ser una chica infantil en ocasiones, así que la seguimos. La mayoría de los juegos están cerrados ya que es temprano, por lo que buscamos los mejores y nos subimos a ellos; empecé a divertirme lo cual me agradó, pero al mismo tiempo me sentí mal por divertirme mientras mi novia estaba en el hospital, justo cuando estos pensamientos invadían mi mente mi celular sonó, es la hermana de A.G., no puedo contestar pues me encuentro en un juego y el celular saldría volando, además me da pena que se dé cuenta que estoy en la feria.
Mis amigos notaron la expresión en mi rostro y en cuanto bajamos del juego empezaron a hacer preguntas.
-¿Qué pasa? ¿Por qué sacaste el celular en pleno juego? –Fue lo que Shinryu dijo.
-Nada, me marcó la hermana de A.G.
-Pues regrésale la llamada. –La solución que Hayami me daba era buena.
-Lo haría, pero ya no tengo crédito, vamos al hospital de nuevo, igual están por ahí.
Al llegar a la puerta principal del hospital no reconocimos a nadie y el pánico me invadió ¿si nos vieron antes en la feria y ahora su familia cree que no tomo enserio lo que le pasa a A.G.?, pero eso no puede ser ¿o sí? El día había empezado bien y terminado fatal, solo me quedaba una cosa por hacer.
-Vamos a casa, ya no podemos hacer más. –Me había resignado, no quería ver a su familia y la esperanza de estar con ella se me había perdido.
-¿Estás seguro?
-Si Shinryu, nos vamos.
El trayecto a nuestras casas fue serio, en el momento que tuvimos que separarnos ellos se despidieron tranquilamente y yo seguí pensando, cada minuto hasta llegar a casa, ¿por qué soy tan idiota?
Llegando comí algo y me dispuse a tomar una siesta, no sin antes enviarle un mensaje a A.G.
Shin: Fui a verte en la mañana, pero no tuve suerte para entrar. –Me sorprendí cuando vi que mi mensaje fue contestado de inmediato–.
Ángel: ¿Fuiste tú? Mi mamá dijo que alguien le había marcado, pero no creí que vinieras hasta acá, además te dije que no lo hicieras.
Shin: No pude evitarlo, ya te extraño pequeño omeguita.
Ángel: Yo igual, alfa enano; hablaré con mi mamá y te cuento qué hacemos para vernos. Igual no te acostumbres regresaré pronto ;)
Shin: Lo sé <3 –No sabes lo que me aferro a esa idea–.
Los días fueron pasando y finalmente pude ver a A.G., su madre me dijo que la buscara fuera del hospital y así podría entrar junto a ella, también lo hizo para llevarme personalmente hasta el cuarto donde A.G. se encontraba.
Al llegar no pude contenerme mucho y tomé su mano –besarla frente a su madre me daba vergüenza–estaba tan linda como la recordaba. No tardamos mucho en quedarnos solos, lo cual me hizo las cosas más sencillas.
-¿Cómo te sientes? –Fue lo primero que se me ocurrió preguntar
-Yo opino que bien, los doctores dicen otra cosa.
-¿Estas de necia? Ya te he dicho que les hagas caso a los doctores.
-Pero siempre cambian mis diagnósticos ¿cómo voy a confiar en ellos? ¡Lo que quiero es irme!
-Te vas a ir cuando estés bien, y luego vas tener que regresar a la escuela; tienes mucho que hacer. –Hablar con ella siempre me hacía los días y esta vez no era la excepción.
-Hablando de escuela, ¿cómo vas tú? ¿Ya hiciste amiguitos? –Aquí vamos de nuevo.
-No sé hacer amiguitos, ya te lo había dicho. Pero hubo un chico, un beta que me habló y conocía a una omega, así que ahora estoy con ellos.
-Entonces si hiciste amiguitos, me alegra. –Me dedica una sonrisa y con sus brazos me atrae hacía ella para besar mi frente.
-Deja lo de los amiguitos. –Le doy un beso esperando que se olvide del tema.
-No puedo, no debes estar solo en la escuela. –No sabes lo frustrantes que son tus palabras, si te tuviera a ti ahí, no necesitaría a nadie–. Cuéntame de ellos.
-Aún no sé mucho de la omega pero con el beta me llevo bien, le gusta el anime así que ya sabrás, tenemos mucho para hablar; igual dibuja y es realmente bueno, parece una persona noble, probablemente te va a caer bien cuando lo conozcas.
-Veo que no te ha ido mal entonces.
-No, aunque estaría mejor contigo. –Le di otro beso, no podía evitarlo; realmente la había extrañado y ahora que está frente a mí quiero abrazarla y darle todo el cariño que pueda durante el tiempo que tenga.
Dejamos la plática y nos quedamos abrazados, besándonos de vez en cuando; juro que antes yo no era así de cursi, pero los sentimientos que ella me provoca son muy fuertes, eso lo tengo presente, una sensación de calidez y seguridad recorre mi cuerpo cuando la tengo cerca y también un deseo de mantenerla feliz se hace presente. Pensando todo eso y en que ahora se encuentra en ese estado, en este lugar; con un diagnóstico que no es nada constante, una idea me llega a la mente, aunque decido esperar, todo lo suficiente para que ella esté tranquila cuando yo deba irme.
Pasan las horas y el momento de dejarla llega, realmente no quiero, pero al ser menor de edad no puedo quedarme. Es la hora, solo un último beso y un abrazo que nos dure a ambos hasta la próxima vez que volvamos a vernos, entonces la sorprendo
-Te amo Ángel. –Se aparta para poder mirarme y luego vuelve a abrazarme con mucha más fuerza.
-Yo también te amo Shin. –Percibo una emoción enorme en su voz, es tan abrumador, pienso que ella lo siente más que yo, claro que no se lo digo; no podría, jamás.
Regreso a casa después de esa intensa despedida y con la sensación de que lo que acabo de decir fue lo correcto, pero también con un miedo enorme porque se lo dije creyendo que tal vez no tendría otra oportunidad.
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