Su voz era tan excitante qué logró erizar mi piel.
Le pase los documentos; Andrés sale de la oficina y con él se ha marchado su agradable aroma y detrás de él dejo escapar un suspiro. Quiero continuar con mi trabajo, pero no logro concentrarme , por lo que decido ir a casa y continuar trabajando allá . Bajé por el ascensor y me dirijí al paradero de buses, al cruzar la calle escucho un frenón en seco, cuando reaccioné ahí estaba yo en medio de la calle y ante mí estaba Andrés nuevamente, se ofreció llevarme a casa y ahí estaba yo con el corazón a mil , y es que sentirlo tan cerca era demasiado para mí; mientras el conducía yo me dedicaba a mirar con detalle cada parte de su cuerpo, sus brazos tan fuertes y grandes, sus labios tan suaves y carnosos, su porte tan varonil; este hombre se estaba metiendo en mi vida sin pedir permiso, descontrolando todos mis sentidos. ¿Qué me está pasando? ¿qué es esta locura? ¿será esto amor a primera vista? Me preguntaba yo mientras seguía mirando sus labios, sus ojos, su cara, era cómo si me hubiese hechizado, cómo sí se hubiera apoderado de mí, de mi cuerpo, de mi razón, de mis sentidos, de todo mi ser.
Llegue a casa y después de un rato ahí estaba yo con
los ojos cerrados, podía escuchar su voz, lo veía muy cerca de mí, me tomo la mano, pude sentir su suave caricia, no quería que me soltara, era una sensación maravillosa, poco a poco se fue acercando a mis labios, ya yo presentía un beso apasionado, era un momento mágico, Cuando de repente algo interrumpe nuestro idilio. La alarma indicando que me debía levantar. Deseé volver al sueño, pero la única realidad era qué sí debía volver a algún lugar era al trabajo, así que tomé una ducha y me dirigí a desayunar. Estaba tan sorprendida de esto, que antes de salir de casa tomé la determinación de no pensar más en él, en su sensibilidad, en su nobleza, en su caballerocidad y en su sensual voz.