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Vampiro Domado

°Prólogo°

Escuchaba los truenos sonar fuertemente fuera de mi habitación mientras veía como mi padre comenzaba a acercarse a la puerta para apagar la luz, cuando estaba apunto de hacerlo lo llamé.

C- Padre espera... tengo miedo -dije mientras le miraba preocupado

Mi padre volteó hacia mi dándome una mirada severa, comenzó a acercarse poco a poco hasta que terminó a lado de mí cama y entonces se sentó mientras recargaba su brazo en una de sus piernas.

G- ¿Como puedes tú mi hijo, tener miedo?, sabes que no puedes mostrar debilidad, serás el futuro rey de los nuestros, ¿Quién te respetará teniendo miedo por unos simples truenos? -dijo sin expresión alguna

C- Pero padre -apreté la manta que se encontraba en mis manos

G- Christian, no puedes seguir así, sabes que cuando seas grande ¿tendrás una misión muy importante? -cuestiono quitando la manta de mis manos

C- ¿Cual padre? -pregunté intrigado

G- Matar a la descendencia de Joel -dijo mientras su rostro se ensombrecía

C- ¿Pero porque matarlos? -

G- Ellos mataron a muchos de los nuestro en el pasado, mataron a tu madre y no debemos tenerles compasión ¿entiendes? -su voz sonaba molesta

*¿A mi madre?, Si cumplo mi misión... ¿mi padre se sentirá orgulloso de mí?, será lo mejor que puedo hacer, si lo hago bien ¿Me prestara más atención?*

C- Si padre, no te decepcionaré -dije decidido

G- Bien, entonces me voy -

Se paro de la cama, camino a la entrada justo antes de salir se paró sin voltear dijo con la voz muy seria.

G- Ya tienes 5 años así que mañana iniciará tu entrenamiento -

Después apagó las luces y cerró la puerta tras él y así me dejo sumergido en una amarga oscuridad, tan profunda y espesa que podría ser palpable.

(...)

C- Aaah -bostece mientras me estiraba en la cama

Ya es de día y Sebastian, llegó a despertarme como diariamente lo hacía desde que tengo memoria, él siempre a estado conmigo y me ha cuidado, lo veo más a él como mi papá que a Gabriel, puedo hablar de cualquier cosa, de mis miedos y me escucha sin regañarme.

C- ¿Sebastian? -

S- ¿Qué pasa señorito? -pregunto mientras acomodaba todo a mi alrededor

C- ¿Tu conociste a mi madre? -cuestione

Noté enseguida como Sebastian se tenso, mientras tomaba el vaso con sangre de la bandeja que llevaba en manos y me lo tendía.

S- No recuerdo, pero seguro era una mujer hermosa para tener a tan bello hijo -dijo con una sonrisa

C- Claro que si, mi madre debió ser la más bella -dije mientras terminaba de tomar la sangre y regresaba el vaso a Sebastian

S- Señorito, si me permite preguntar... -solto asentí- Nunca antes había mencionado a su madre, ¿Podría saber la razón de su repentino interés? -

C- Mi padre la menciono ayer cuando vino a mi habitación, dijo que los humanos la mataron -

S- Entiendo, disculpe mi pregunta, es hora señorito -dijo mientras veía su pequeño reloj de bolsillo- Vamos, él maestro seleccionado por su padre le espera en el salón de entrenamiento -

Se colocó a un lado de la puerta mientras hacia una reverencia en mi dirección.

C- Si, vamos -dije poniéndome de pie

Después de caminar unos minutos por el largo corredor llegamos a la sala de entrenamiento entonces pude divisar a quien sería mi instructor, no traía su ropa típica de mayordomo, traía puesto unos pantalones de cuero junto a una camisa pegada negra *Algo vulgar diría yo, no se parece a nada que haya visto antes, ¿de dónde sacó esa ropa rara*, frente a mí se encontraba Damián, el mejor de los guerreros de mi padre, al llegar frente a él lo primero que dijo fue...

D- Extienda las manos -ordeno con seriedad

Me pareció extraño pero obedecí, extendí mis manos y de la nada una vara se dirigió a ellas, intente mover las rapido pero aún no era muy veloz, esperé el golpe preparándome mentalmente cuando vi como la mano de Sebastian interponerse entre mi mano y la vara, la agarró a unos centímetros de mis manos evitando que me golpeara mientras la apretaba quebrandola entre sus manos.

D- ¿Que crees que haces Sebastian? -dijo viéndolo molesto

S- Solo cumplo mi función protegiendo a mi amo -dijo con una sonrisa- Pero el que debería preguntar ¿Qué crees que estás haciendo? sería yo -dijo borrando la sonrisa de su cara y mostrando sus ojos carmesí- Aunque seas su entrenador, él no deja de ser nuestro Príncipe, ¿qué crees que hará Gabriel al saber que golpeas a su hijo? -lanzo la vara rota a un lado.

D- Sólo sigo órdenes y una de ellas es disciplinarlo -se cruzó de brazos- llegó un minuto tarde, debo enseñarle a llegar a tiempo -

S- Hay otras formas de hacerlo -dijo molesto

C- No te molestes Sebastian, si mi padre lo dijo así debe ser -le miré de reojo

S- Pero señorito -me miró sorprendido

C- Es una orden -

S- Si, señorito -hizo una reverencia

D- Bien extiende tus manos -dijo con una sonrisa ladina

C- Que le haya dicho eso a Sebastian, no significa que te permitiré ser insolente conmigo -

Noté de reojo como Sebastian sonreía a mi comentario, mientras Damián ponía cara de desagrado entonces el golpe fue a dar en forma de puñetazo a mi cara, seguidamente de una pelea apunto de empezar entre mi protector con los ojos brillando y mi profesor.

*No puedo permitir que peleé* les miré

C- Basta Sebastian -dije levantándome del suelo al que había ido a parar por el golpe- No interfieras -

El nombrado me miró serio y se separó haciendo una reverencia a una esquina de la habitación.

D- Bien, empecemos tu entrenamiento "señorito" -dijo en tono burlón

-------------------\=Avance\=--------------

Sentí mi cuerpo adolorido después de recibir golpes de todas partes sin saber de dónde provenían.

(...)

S- Debe descansar es demasiado para el, es sólo un niño -

D- Calla, el rey me dio la autorización de hacerlo aprender como fuera -

(...)

C- Padre... -

G- Debes mejorar -

...°Capitulo 1°"Entrenamiento"°...

°Capitulo 1°"Entrenamiento"°

D- Bien, empecemos tu entrenamiento "señorito" -dijo en tono burlón

C- Comencemos -dije mirándole molesto

De la nada comenzó a correr tan rápido que me costó un poco seguirle con la mirada.

Comenzó a apagar las luces y a cerrar las cortinas dejando el cuarto completamente a oscuras, gracias a mi vista lograba ver un poco pero aún se me dificultaba lo único que lograba ver perfectamente eran los ojos rojos de Sebastian, quien no me perdía de vista.

D- Bien, lección uno, no confiar en la vista, para empezar querido "señorito" debe aprender a seguir los instintos del olfato y del oído para localizar al enemigo en la oscuridad, ¿entiendes? -

C- Si -dije mientras intentaba agudizar el oído sin mucho éxito

D- Ahora quiero que envites mis golpes -

C- Pero... -me interrumpió

D- Comenzamos -

Antes de que pudiera llevar a máximo mi concentración comencé a sentir golpes venir de todos lados sin lograr evitar ninguno.

C- ¡Aah! -

Solo me retorcía, en ese momento solo podía quejarme del dolor y lo único que escuchaba eran los golpes que me daba Damián, y el sonido que daba mi cuerpo al chocar de una lado a otro con las paredes intente correr pero me choque con una pared.

D- ¿A dónde crees que vas? -dijo burlón dando un fuerte golpe a mi estómago haciéndome escupir sangre

Intente ubicarme en la habitación encontrando la mirada de Sebastian, y no fue difícil encontrarla ya que brillaba en mi dirección pero sin mostrar ninguna emoción, después de cinco minutos sentí mi cuerpo adolorido después de recibir golpes de todas partes sin saber de dónde provenían ya no lo soportaba.

Mire a los ojos a Sebastian, *Sebastian ayudame* Sebastian, que pareció leer mi mente enseguida abrió las cortinas y prendió todas las luces mostrando que Damián ya dirigía otro golpe a mi cara que fue detenido gracias a un rodillaso que le dio Sebastian, haciéndolo alejarse mientras se ponía frente a mí.

D- ¿como te atreves a interferir con mi trabajo? -

S- Asi como yo interfiero con su trabajo, usted interfiere con el mío de mantener sano al señorito -dijo mientras con un pañuelo comenzaba a limpiar mis heridas- Debe descansar es demasiado para él, es sólo un niño -

D- Calla, ¿Con que derecho hablas?, el rey me dio la autorización de hacerlo aprender como fuera -dijo enojado- Ya no interfieras -

Sebastian me soltó con cuidado y se puso frente a mi ajustando sus guantes negros mientras miraba a Damián.

S- Protegeré a mi amo y si es necesario usaré la fuerza -dijo sonriendo- Y tengo que confesar que no me molestaría usarla -

D- ¿En serio crees que te tendría miedo? -dijo burlón

S- Claro que no, sólo soy un simple mayordomo, ¿No? -respondio con confianza

D- Será mejor que te prepares -comenzó soltar su aura amenazante

Aún siendo joven ya sabía lo peligroso que era mi profesor, había escuchado de las grandes hazañas que había vivido matando humanos y en la gran guerra donde perdió a su mejor amigo el mejor guerrero antes que él protegiendolo, *¿Cómo pudo salvar a alguien como él? pero si ese que murió salvó a Damián, debe ser malo también* gracias a las historias que me contaba Sebastian, tenía miedo, miedo de que ese tipo matará a Sebastian mi mayordomo, ya que de Damián tenía una idea de su forma de pelear pero a Sebastian, jamás lo vi pelear, aún así Sebastian, no mostraba miedo mantenía una sonrisa impecable que mostraba la confianza que sentía de sí mismo, aún así, no quería correr el riesgo.

Me puse rápidamente de pie y frente a Sebastian quien me miró sorprendido.

S- Señorito... -

C- Yo soy el Príncipe de los vampiros, te ordenó que te arrodilles frente a mí -dije mostrando mis dientes afilados

Damián me miró desde arriba altanero y lo pensó unos segundos, cuando había decidido obedecer mi orden, alguien entró en la habitación.

C- ¿Padre? -pregunte con sorpresa

En ese momento Damián ya no se inclinó ante mí y sólo hizo una reverencia hacia mi padre poniendo en puño su mano sobre su pecho a la vez que Sebastian hacia lo mismo *Bueno, después de todo Damián, es el mayordomo de mi padre*

G- ¿Que pasa aquí? -

C- Padre yo... -me interrumpió

G- Damián responde -giro hacia el mencionado ignorándome

Damián y Sebastian dejaron de inclinarse entonces respondió.

D- Estamos en entrenamiento señor -

G- ¿Y porqué lo único que veo es a ustedes jugando? -dijo severo- Basta de jugar al principito y a entrenar -

D- Si, señor -sonrió cínico

S- Pero señor, Christian… -

Mi padre le miró molesto.

G- ¿Cuando te permití hablar? Cállate de una vez si es que aparecías tu vida -

Inmediatamente Sebastian dejó de hablar.

G- Quiero ver como a avanzado, con el tiempo que se supone llevan entrenando ya debió mejorar algo -se cruzó de brazos- Prosigan -

D- Claro señor -

Y paso de nuevo, yo recibiendo golpes hasta que no logré resistir más, lo único que vi fueron los ojos preocupados de Sebastian y los fríos de mi padre mirándome ir de una lado a otro.

C- Basta, ya no puedo -dije con dificultad

Mi padre me miró furioso, aun así me acerqué a él para pedir descanso.

C- Padre -lo mire suplicante- Por favor -

Me dio un fuerte golpe que me lanzó hasta el otro lado de la habitación haciendome sangrar de nuevo.

G- Alguien tan débil no puede ser mi hijo, si para el próximo mes no has mejorado, prepárate para las consecuencias -dijo furico

S- Señor, él es sólo un niño -dijo con cierta expresión de preocupación

G- Sebastian, retirate -

S- Si, señor -hizo una reverencia mientras apretaba levemente los puños y salía del lugar

*Gracias Sebastian* aunque no puede desobedecer a mi padre, siempre me ha apoyado.

C- Mejoraré -dije poniéndome de pie

G- Eso espero -chasqueo la lengua- Bien, otra vez -

Se apagaron las luces y comenzó de nuevo la lluvia de golpes, después de una hora mi padre decidió irse no sin antes dar la orden que debía entrenar al menos una hora más y todo el tiempo fue lo mismo.

Al segundo que se cumplió la hora Sebastian ya estaba parando el entrenamiento, mientras me atrapa en el aire para qué no chocará de nuevo con otra pared.

S- Se terminó la hora -dijo mientras se paraba conmigo en brazos- Nos retiramos -

Fue lo último que escuche salir de la boca de Sebastian antes de quedar inconsciente.

Desperté y lo primero que escuche fue a Sebastian hablarme

S- Señorito, por fin despierta -dijo mostrando cierto alivio en su rostro- Tomé -dijo mientras me daba un vaso con sangre- Necesita recuperarse -

C- Gracias -

Difícilmente y con un gran esfuerzo me intente sentar a lo que Sebastian se apresuró a ayudarme, después que me senté bebí la sangre y enseguida sentí como me estaba ayudando

C- Soy muy debil -dije con los ojos cristalinos *Mi padre nunca me aceptará*

S- Claro que no señorito -dijo en desaprobación- Usted no es débil, solo es demasiado joven -

C- Sebastia escucha -dije en tono autoritario lo que significaba que era una orden

En ese momento Sebastian se paró frente a mi mirándome seriamente esperando mis próximas palabras.

C- Tú, desde que era un bebé fuiste asignado como mi mayordomo únicamente a mis órdenes, ¿No es verdad? -dije mirándolo con la misma seriedad

S- Si, señorito -

C- Tu no me traicionarias por nada ¿Cierto? -

S- Por supuesto que no, mi lealtad es únicamente a usted amo Christian -inclino levemente su cabeza hacia mí

C- Muy bien, escucha atentamente, es una orden... -

———————————————————\=Avance\=——————————————

C—Bien que comience el entrenamiento—

Escuche atentamente los movimientos de mi ahora enemigo, se movía lentamente en mi dirección, estaba a punto de atacarme pero logre evitar su golpe

(…)

C—Bien ahora ¿Qué sigue?

°Capitulo 2°"Sobre esfuerzo"°

°Capitulo 2°"Sobre esfuerzo"°

C- Tu no me traicionarias por nada ¿Cierto? -

S- Por supuesto que no, mi lealtad es únicamente a usted amo Christian -se inclino hacía mí

C- Muy bien, escucha atentamente, es una orden -dije con la mayor seriedad que podía poner un niño de 5 años- Apartir de ahora serás mi entrenador, los días de descanso y después de los entrenamientos con Damián, tú me entrenarás y me harás ser fuerte y por más cara de dolor que ponga no pararas de entrenarme, ¿Has entendido? -ordene con los ojos rojos

Sebastian se arrodilló mientras hacía una reverencia.

S- Si, mi señor, escucho y obedezco -

C- Muy bien -sonreí

Despues de dar mi órden me deje caer sobre la cama quitando mis ojos rojos y así comenzó el más duro entrenamiento que pude haber tenido a mi corta edad siendo golpeado de día por Damián, en los entrenamientos de reflejos sin vista, y siendo entrenado más suavemente por las noches por Sebastian, a pesar que el me decía varias veces que durante los primeros 100 años un vampiro si necesita dormir no le escuchaba, era más importante volverme fuerte para no recibir el castigo de mi padre y ser aprobado por el, *bien ahora toca entrenar con Sebastian*

Ya de noche nos escabullimos a la sala de entrenamiento y lo único que hizo Sebastian fue apagar las luces, dejándome a ciegas

C- Bien que comience el entrenamiento -apreté mis manos mientras me preparaba mentalmente para cualquier cosa que fuera a suceder

S- Preste atención ahora a lo que diré joven amo -dijo con seriedad- Se que ahora no puede ver nada pero cierre los ojos y ponga toda su concentración en el oído, escuche atentamente cada paso de la presa a la que busca -comenzó a dar fuertes pisadas- Veamos que tan bien lo hace, señale en mi dirección -

Señale delante de mi a la nada y recibí un pequeño golpe que me indicó que Sebastian estaba atrás de mí

S- Estoy aquí, ¿Acaso no escucha indicaciones? -

C- Lo hago -suspire frustrado

S- Bueno, hagámoslo una vez más, pero esta ves lo atacare -

Escuche atentamente los movimientos de mi ahora enemigo, se movía lentamente en mi dirección, estaba a punto de atacarme pero logre evitar su golpe

S- Bien echo joven amo, veamos, más rápido -

Así fue el transcurso de la noche, mejorando en esquivar ataques a oscuras

(…)

Pasó una semana desde que mi padre ordenó que tenía que mejorar y vaya que con Sebastian, lo había logrado ya era fácil saber de dónde vendrían los ataques en la oscuridad por lo que ahora lo que me faltaba era velocidad, así que como ya era fin de semana era mi día de descanso con Damián, podría entrenar extra con Sebastian.

S- Bien, primero veamos la velocidad máxima que puede alcanzar -

C- Claro -

S- Bien, corra hasta la vara de allá -intente concentrar la vista y en la cima de una colina muy lejos había una vara enterrada- Yo voy a comparar mi velocidad a la suya -dijo con una sonrisa

C- Creí que sería algo más dificil -dije confiado, mientras comenzaba a correr a toda velocidad

Corrí tan rápido hasta que sentí mi vista nublada y no veía bien el camino, tropecé pero me paré enseguida y seguí sin ver en ningún momento a Sebastian *Seguro lo dejé a tras* seguí mi camino confiado y llegue para encontrarme a Sebastian sentado en una silla bebiendo sangre

C- ¿Pero qué? -mire detrás de mi sin poder creerlo

S- Por fin llega, joven amo, tardó tanto que me fui a buscar un poco de sangre y la bebí, pero como no llegaba pensé que quizás querría usted también y regrese a buscar otro -dijo tendiendo un basó con una sonrisa- Vaya que corre lento, señorito, creí que me haría viejo esperándole -*¿Acaso Sebastian bromeó?* Le miré extrañado

C- Calla Sebastian -dije tomando la sangre indignado

S- Bueno, cambiando de tema, necesita descansar para lograr una mejor concentración, a su edad aún necesita descansar -

C- ¿De nuevo con eso? -le mire molesto

Sebastian me miró serio y me dio la espalda viendo el camino que acababa de recorrer

S- Bueno, no puedo desobedecer una orden suya -dijo disimulando un suspiro- Necesita concentrar su vista para no tropezar de nuevo -

*¿Hasta eso vio?* me sentí avergonzado por un momento,  me acerqué a Sebastian, parándome a su lado

S- Bien joven amo, mire al cielo ve esas pequeñas aves, quiero que me diga que especie son -

Concentre mi vista y logre verlos, eran gavilanes volaban muy rápido casi no lograba seguirlos

C- Son gavilanes -

S- Bien, ahora dígame, que tienen en sus plumas -

*¿En sus plumas?* concentre la vista sin lograr ver nada, lo veía borroso por que se movían muy rapido

C- No puedo -

S- Si puede -dijo mientras se acercaba a mi oido y colocaba sus manos en mis hombros- Mire atentamente sin perderles de vista, concentrese -

A medida que hablaba seguía sus instrucciones

S- Bien ahora piense que ve todo más lento, mientras controla su respiración y regula los latidos de su corazón -

Al seguir lo que decía pude verlo, el mundo moviendo se lento a mi alrededor y pude ver unas manchas de sangre en las alas de las aves.

C- Lo veo -dije sonriendo orgulloso

S- Lo se -dijo con una sonrisa- Muy bien, ahora use la concentración para correr, por ahora no se hará más rápido, pero podrá esquivar obstáculos -

C- Muy bien -

S- Ahora vuelva a correr -

Me preparé y concentre mi vista y corrí ahora podía ver todo perfectamente a mi alrededor y logre ver a Sebastian revasarme y poner obstáculos en el camino que logre esquivar fácilmente. Practique eso hasta el medio día después Sebastian continuo con un nuevo ejercicio

S- Bien, lo siguiente es combate -

Pasó el tiempo y aprendí más con Sebastian, que con Damián, por lo que pude evitar algunos golpes y el castigo que me daría mi padre.

(...)

Ya pasaron treinta y cuatro años y ya termine los entrenamientos de velocidad y oscuridad, según Damián, ahora comenzaremos los treinta y cuatro años de entrenamiento en combate, lo que Damián no sabe es que yo, ya estoy muy por delante en el entrenamiento en combate.

D- Bien, comencemos -dijo sonriente

Comenzó a atacarme y yo fácilmente a evitar sus golpes, intente golpearlo pero no lo logre y después de un rato logró golpearme

D- Vaya, quien diría que tu sabrías algo de combate -

C- No eres el único que puede entrenarme -dije con una sonrisa mientras lo fulminaba

D- ¿Qué? -dijo con molestia

C- No sabía que eras sordo -sonreí burlón

Lo único que recibí después de decir eso fue una patada en el estómago, siguieron los años pero a pesar de el entrenamiento con Sebastian, no lograba vencer a Damian.

Después de los primeros diez años de entrenamiento de combate Sebastian, fue mandado por mi padre a una misión que al parecer duraría los siguientes veinte años asi que no pude avanzar mucho en mi entrenamiento, pero a comparación con cómo estaría si Sebastian no me hubiera ayudado, ya estaba avanzado así que reemplace el tiempo que usaba para entrenar con Sebastian y lo use para descansar y leer, aveces me ejercitaba.

Así pasaron los veinte años hasta que regresó Sebastian y seguimos con el entrenamiento extra hasta que terminaron los treinta y cuatro años.

Y comenzaron los siguientes treinta y dos años de mi siguiente entrenamiento que es de conocimiento

———————————————————\=Avance\=——————————————

S—Buenos días, joven amo—dijo Sebastian abriendo las cortinas de mi habitación

C—Buenos días sebastian—

S—Bien comencemos con su clase, después de que tome una ducha—

Me paré y me dirigí al baño quitando mi camisa y posteriormente mis pantalones.

(…)

Que raros son los humanos, ¿Cómo pueden vivir tan poco? bichos raros

°Capitulo 3°"Humanos"°

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