Cuando regresé a casa de la escuela, encontré a mi hermana menor en la sala
de estar hablando por teléfono. Su nombre es Kousaka Kirino. Tiene 14 años, y va a
secundaria a la escuela local.
Tiene su cabello teñido en castaño, ambas orejas perforadas, usa un elegante
manicure, y mantiene su rostro bien maquillado, aunque sin el aún seguiría siendo
atractiva. Con todo, parece una persona muy madura a pesar de su edad. Además es
bonita y alta, y tiene un cuerpo bien proporcionado.
Sí solo fuese buena cantando... entonces tendríamos una excelente ídol.
No estoy siendo indulgente sólo porque es de la familia, ya que mi hermana es así de
refinada. Sin embargo, tampoco tengo intenciones de gritarle a todo mundo que ella es
mi hermana, porque seguramente más de un tipo me envidiaría, y yo entendería por
qué, pero no del modo que piensan.
Si tú tienes una hermana, entonces deberías de entender más o menos lo que siento.
Una hermana no es gran cosa, al menos eso creo.
Por ejemplo, imagina esto: en tu salón de clases, siempre hay varios grupos de
personas. Toma el mejor de todos ellos, aquel grupo de atletas, con el chico guapísimo
y la exageradamente hermosa chica.
Ahora existe una chica superior en rango y más refinada que las demás en aquel
grupo. Esa chica con la querrías hablar, esa chica que vive un otro mundo con la que
nunca en el futuro tendrías algo que ver. Ella es lo que llamaríamos “Chica de otro
nivel”. La mayoría de hombres la encontrarían inquietante aun aunque ella fuese así
de hermosa. Así es como yo me siento.
Ahora imagina a una chica así dentro de tu familia. Por supuesto, sin ninguna clase de
problemas en estar uno cerca del otro. Ahora comprenden mi incómoda situación. No
es nada agradable ¿O sí?
—Ya regresé.
Saludo por mera formalidad, pero Kirino, en su uniforme de la escuela, sentada en el
sofá cruzando sus piernas cubiertas por la minifalda, no contesta, y ni siquiera
muestra la más mínima señal de interés en mí.
Sonríe al teléfono, es una lástima que esa linda sonrisa nunca se dirija a mí como
objetivo.
— ¿En serio? ¿Cómo es posible? ¡JAJA! Vaya idiota...
Claro, claro, soy un idiota por tratar de llamar tu atención.
Gruñí en silencio, mientras abría la puerta del refrigerador. Tomé un sobre de té de
cebada, lo disolví en una copa y lo bebí de un trago. Vaya, descansaré un breve
instante antes de estudiar.
—Está bien, me cambiaré y saldré.
Ya casi es de noche, ¿A dónde planea ir a divertirse?
—Bueno, no es que me importe. —Murmuré, y subí las escaleras.
Me llamo Kousaka Kyousuke. Soy un estudiante de Preparatoria de diecisiete años.
Puede que suene un poco raro viniendo de mí, pero soy un estudiante común. No
pertenezco a ningún club y tampoco tengo algún pasatiempo en especial. Escucho
música y leo algunos Mangas, pero no al punto en que los considere un pasatiempo.
Después de la escuela, normalmente voy al pueblo a divertirme con mis amigos, leer
algún Manga o ver la televisión… Y estudio de vez en cuando.
¿No actúa así un estudiante común y corriente? Puedes llamarlo un aburrido estilo de
vida, pero seguro al fin y al cabo. Yo creo que actuar normalmente es de gran
importancia. Ser normal significa estar en armonía con los demás y ser realista.
Actuar de manera segura es menos peligroso. Afortunadamente, mis calificaciones no
son muy malas, y sin las cosas siguen como van, probablemente entre en una
universidad decente. Y sobre lo que haré después... Bueno, ya pensaré en eso durante
mis próximos divertidos 4 años de universidad.
La gente que tiene prisa es aquella que no consigue sus sueños en cual sea el camino
que hayan elegido. Y hacer tu sueño realidad... suena bien, sin embargo, eso significa
que ya no serás “normal”.
Existirá el peligro, y eso significa inseguridad. Esas cosas no están hechas para mí.
Bueno, he olvidado mis sueños de niño hace mucho tiempo, pero si tuviese que
nombrar alguno, diría que una vida ordinaria, discreta, tranquila y sin problemas
podría considerarse uno.
Mi hogar es una casa con dos plantas. Los miembros de mi familia somos mis padres,
mi hermana y yo, dándonos un total de 4 personas. Una familia de clase media, nada
fuera de lo común.
La habitación de mi hermana y la mía está en el segundo piso. Luego de cambiarme de
ropa por las típicas de estar en casa, descansé un rato y luego bajé las escaleras. Eso es
porque me gusta ir al baño antes de empezar a estudiar. A propósito, la puerta de
entrada está a la derecha bajando las escaleras, y al lado izquierdo de las escaleras
está la puerta que va a la sala de estar.
Y luego...
— ¡Ah!
Justo después de bajar las escaleras, corrí inconscientemente hacia Kirino. Esta área
es un punto ciego en ambos lados en el cual las colisiones suceden frecuentemente.
*Paf*
Con mi hombro izquierdo golpeé a Kirino en el pecho. A pesar de que el choque no fue
muy fuerte, si fue lo suficiente para hacerla soltar el bolso que llevaba, y que sus
contenidos se esparcieran al caer.
— ¡Aah!
—Perdona.
Me disculpé honestamente y alcancé a recoger algunos objetos que estaban por todos
lados, cosas como cosméticos, pero Kirino se alteró y apartó mi mano con un manotazo.
¿Q-Que?
Abrí mis ojos de par en par y me sorprendí al notar su afilada mirada. Y esto es lo que
dijo a continuación:
—Sólo vete, y no toques nada.
Dicho eso, empezó a recoger todos sus objetos para meterlos en esa bolsa suya.
Vaya que es desagradecida. ¿Y por qué actúa así? ¿De verdad no quiere que toque sus
cosas? ¿Tanto le desagrado?
La miré de nuevo continuar su tarea sin mostrar expresión alguna, mientras una
inquietante atmósfera se apoderó de la sala.
Luego se incorporó y susurró:
—Me voy.
Y como si acabara de terminar alguna clase de trabajo indecente, cerró la puerta de
golpe.
Como pueden ver, así es nuestra relación.
No es que eso me enfade, así que intento no pensar en ella como hermana.
Sólo pienso en ella como si fuese una de esas personas que van a tu clase a hacer lo
mismo que tú, recordarlas no es sencillo.
Adelante y ríanse de mí por ser un fracaso de hermano si quieren. No me importa.
Bueno, tampoco es como si mi vida vaya a ser una molestia si no puedo comunicarme
adecuadamente con mi hermana.
—…Cielos. ¿Cuándo se volvieron las cosas así?
Incluso ella una vez no fue así como es ahora, creo...
Lo admito, me molesta un poco, como sea. Debo volver a lo que vine.
Terminé de orinar, lavé mis manos, y me sumergí en el sofá de la sala de estar.
Agarré una revista de las que había y me senté de espaldas con ambas piernas
cruzadas. Pero, ¿no se suponía que debería estudiar?
Quedándome aquí viendo las imágenes de este manga de acción me hace sentir más
vacío y más vacío. Mis sentidos me advierten de que no debería estar haciendo esto,
pero mi impresionante pereza los mantiene a raya.
Ah, olvídalo, no estoy como para estudiar. Esta flojera parece ser un problema común
entre los estudiantes. Me levanté sacudiéndome la cabeza como un perro al que le han
echado un balde de agua encima, abrí la puerta y me dirigí hacia el corredor. Entonces
fue cuando algo raro pasó.
¿Mmm?
Estaba justo en la esquina del vestíbulo, detrás del armario para zapatos. No lo había
visto allí antes, pero entre el armario y la pared, había algo delgado y blanco, algo
parecido a una pequeña caja.
Estiré mi brazo para alcanzarlo. Al parecer mi cerebro buscaba cualquier excusa para
no permitirme estudiar. Incluso si lo alcanzo eso no me daría más que unos segundos
de distracción.
Pero el resultado no sería ese. De hecho, gracias a este objeto, estudiar se volvería un
problema secundario por bastante rato.
Al fin lo saqué de detrás del armario.
— ¿Qué rayos es esto?
Solté un grito ahogado. ¿Por qué, te preguntas? Porque eso era de esa clase de cosas
que no pertenecerían nunca a este hogar.
Esto es, bueno... ¿Qué es en realidad?
Tomé la caja con mis dedos y la miré desde distintos ángulos, pero no parecí entender
que era.
Es un estuche para DVD, seguro. Pero esto lo encontrarías normalmente en una
tienda de alquileres de vídeo. Incluso pone DVD. Pero el contenido es lo que no capto.
Debí lucir absolutamente confundido en ese momento. El estuche del DVD mostraba
una ilustración de una niña con ojos muy grandes. Una linda niña que debe estar ya
en los grados más altos de su escuela.
—Sus ojos y cabello son de color rosa. —Murmuré.
Luego lo escudriñé como si fuera un detective revisando evidencia en busca de una
pista. Este debe ser el color de la imagen, ya que el estuche entero tiene varias partes
de colores blanco y rosa. De todas formas. La pregunta es:
— ¿Qué pasa con las ropas de esta niña?
Quiero decir que, ella viste varias prendas. ¿Cómo las llamaríamos, un traje de baño?,
¿vendas? Algo que te haría querer decirle que usara algo normal. Parece como si uno
de esos propulsores para cohetes salieran de ese extraño traje permitiéndole volar, y
por qué no, dejar un rastro de ese polvo de estrellas suyo en el proceso.
Y carga esa gran vara que tiene ese elegante y mecánico diseño, sólo usando una
mano. Es algo de lo que Ryofu Housen1 se asustaría. Aparentemente es para luchar.
Imaginársela golpeando y asesinando enemigos con eso es inconcebible.
Esto da miedo.
Y...
En la parte superior del estuche, aparecía impreso lo que sería el título en una fuente
extraña.
“Primera edición de la Bruja Polvo de Estrellas Meruru” ¿Qué demonios?
Me encontré con varias explicaciones, pero en pocas palabras es un Anime...supongo.
Aunque ya ha pasado un buen rato desde que dejé de ver Anime, la verdad es que no
comprendo la situación.
¿Y qué hacía esta clase de cosas aquí tirada en el suelo?
Y justo cuando esa pregunta despertó en mi cabeza, mientras me encontraba sentado
en el vestíbulo con esa «Bruja Polvo de Estrellas Meruru» en mis manos, la puerta se
abrió de repente.
—Ya regresé. Oh, ¿Qué estás haciendo Kyousuke? ¿A qué se debe esa posición fetal?
—No es nada, Mamá. Sólo tomaba un poco de aire fresco.
¡Por los pelos!
Por suerte, fui capaz de esconderlo justo en el momento en el que la puerta se abrió.
Vaya, de verdad estuvo cerca.
No sé quién me haya puesto una trampa así. Si fuese descubierto con algo como esto
en mis manos, seguramente sería el tema principal en la siguiente reunión familiar.
Ya me imagino a Kirino mirándome como si de basura se tratase.
Mamá, sosteniendo una bolsa para compras, me observaba con compasión.
—Escuché de la vecina de al lado que dar consejos psicológicos a los estudiantes está
teniendo buenos resultados últimamente.
—Espera un minuto. Estoy perfectamente. Y tienes razón, ya he estudiado mucho hoy.
—Mentiroso. No te imagino estudiando hasta el punto de quedar en ese estado.
Qué crueles son ustedes mis padres. ¿Cómo es posible que no confíen en su hijo?
—Por supuesto que he estudiado. Si no lo hiciera, mis calificaciones me delatarían.
—Pero eso es gracias a Manami-Chan, ¿no? ¿Por qué eres el único que se siente
orgulloso por tener una amiga de la infancia tan lista como ella supervisándote?2
Jamás estudias solo.
Al diablo.
Eso es absolutamente cierto, así que no puedo negarlo. Además, hace 5 minutos estaba
leyendo un Manga.
Me arrastré por el suelo igual que un ciempiés mientras escondía esa tal Bruja Meruru
debajo de mi camisa, y escapé de la escena. Escuché a mi mamá decir algo antes de
salir.
—Kyousuke, no es que me importe, pero quiero que dejes de traer esas revistas porno
al vestíbulo.
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