Los primeros rayos del sol entraban por la ventana, había una línea de brillo pasando por mis brazos y podía sentir cierto calor escabullirse entre las sabanas. Eran las 5:59 de la mañana, mis sensibles ojos pesaban y estaban llorosos por el cansancio de no poder dormir en toda la noche. Con la vista fija en el reloj, ví como la aguja marcaba las 6:00, su sonido retumbo en la pequeña mesita, al igual que por toda la casa.
Hoy comenzaba el colegio, mi primer día de clases implicaba posiblemente nuevos compañeros, profesores y materias, algo que me aterraba era socializar; soy una persona tímida, pero al conocerme y hablar toda vergüenza se irá, obviamente lo admito, con la única persona que soy yo misma es mi mejor amiga, quién el primer día que nos conocimos, me acosó las 5 horas hasta que una sonrisa se formó en mi rostro.
Mi madre aún no se despertaba, pero debía ir a trabajar en una hora, no podía dejar de pensar en lo fuerte que ella es.
El tiempo pasaba rápido, termine de desayunar luego de media hora, tome un café dulce con galletitas, decidí marcharme y agarrando mis llaves cerré la puerta, camino a la escuela. Tenía el presentimiento de que sería un gran día, se veía la ciudad llena de emoción, los destellos del sol iluminaban más los colores de las casas haciendo que todas ellas junto con los árboles tuvieran un sorprendente brillo.
Mi mejor amiga vivía a dos cuadras de mi hogar, desde que lo supimos decidimos un horario para partir al colegio, ya que en el camino nos encontraríamos, por ese motivo, salí en los minutos que propusimos hace tiempo por si la encontraba, y así fue.
- Sigues saliendo a la misma hora que siempre – dijo, muy alegre - ¡Primer día! ¿Estás emocionada?.
Pude ver como dió un saltito, apretando sus puños y sonriendo, me abrazo fuerte.
- ¿Me vez emocionada? - pregunté, aceptando el abrazo - vayamos, a ver si por fin encuentras a solo un chico que te guste.
Su mirada fulminante se penetró en mi, ella es delgada, tiene el pelo castaño, es la chica que todos desearían, aventurera, decidida, rebelde, buena y algo loca.
Llegamos al colegio tomadas de los brazos como si nos hubiéramos casado, parecíamos dos adolescentes inseparables, claramente así era.
Entrando nos fuimos al salón, el pasillo siempre es ruidoso y mas el primer día, donde los viejos compañeros se reencuentran, contando sus vacaciones junto a lo pésimo que es volver a las clases. Nos colocamos en segundo banco y fila, mientras nos imaginábamos cómo serían nuestros compañeros, ya que en el camino escuchamos al director hablar sobre un alumno nuevo, que se anoto a ultimo momento.
El chillido de la puerta retumbó en todo el salón, un joven adulto de aproximadamente 20 años había entrado, podía ver qué este vestía de negro, literalmente de cabeza a pies.
Su mirada se centro en nosotras, mostrando una expresión algo indiferente, era la primera vez que veía unos ojos tan oscuros y profundos.
- Buenos días, señoritas – pronunció, por fin.
Se escuchó claramente cuando Sivi largo un suspiro, mirándola de reojo, le di una patada por debajo del banco, haciendole entender que no haga una escena.
- Hola, ¿Eres nuevo en este colegio? – pregunto Sivi, era obvio que no se resistiría a entablar una conversación.
- Así es, soy su profesor.
Mire a mi amiga tratando de no parecer sorprendida, pero era obvio que lo estaba, se veía exactamente como un jovencito.
- ¿Acaso parezco un niño que quedaron sorprendidas? - murmuró, dejando su bolso en el suelo, y poniendo algunas de sus cosas en su escritorio, se sentó- me tendrán en varias materias, escuché que este colegio tiene falta de profesores, mi currículum me ayudó y casi cubro todas las áreas.
- ¿Eso es posible?, pareces muy joven y además, debe ser un trabajo muy duro - dijo Sivi.
Él la miro de reojo, pude ver como ella sonrió mostrando sus brillantes dientes.
En ese momento, el timbre sonó y todos los alumnos entraron al aula, el docente no se preocupo en responder la pregunta.
Pude notar un rostro nuevo, joven de piel pálida, por su aspecto parecía una persona cálida, podía notarse a simple vista el brillo de su cabello dorado.
- Buenos días chicos, soy su nuevo profesor, me tendrán en casi todas las materias, así que espero nos llevemos bien. - empezó a mirar cada rincón del aula- necesito que digan sus nombres.
Comenzó diciendo sus nombres la primera fila, claramente, antes de mencionar nombres y apellidos falsos para bromear un poco. Pero el profesor, aún mostrando su frialdad, no dijo nada.
- Mi nombre es Sivi.
- Me llamo Sara.
El profesor nos quedó mirando por unos segundos, hasta que retomo los nombres, me interesaba cómo se llamaba el joven pálido, mis ganas de hablarle no se irían.
- Mi nombre es Miguel, un gusto - comentó, por fin.
- Bueno, un gusto a todos. -se dió la vuelta para escribir algo en el pizarrón- mi nombre es este mismo, Lucke, y necesito urgente hacer cambios de lugares, lo siento, pero levántense.
Todos nos miramos confundidos, quizás algo enojados, había algo en el que de cierta forma me disgustaba, pero dejando las expectativas de lado, me ubique dónde el ordenó.
Max es un compañero de la primaria, ex amigo. Debía sentarme con el, al acercarme corrió su desorden, dándome lugar, ninguno se dirigió la palabra dado a entender nuestra gran indiferencia, lo extraño como amigo, pero el sentimiento debe ser mutuo.
Era la clase de lenguaje, Lucke saco sus libros escribiendo en el pizarrón "mitos"
- Ya saben poner comas, tildes, me imagino que también escribir correctamente y capaz sepan lo que es un mito, Pero ¿Por qué estoy hablando de esto? ¿Creen que son falsas todas las cosas? – preguntó, pero al notar el silencio de toda la clase, siguió – ¿Nunca debatieron?
Es la primera vez que los estudiantes dejaban su celular de lado, el docente captó la atención de ellos de una manera increíble.
- ¿Personajes mitologicos? -dije-.
- ¿Cómo sabemos que son mitologicos? ¿Qué no son reales?.
- Porque existe la lógica – pensé, a la defensiva – La ciencia.
¿La mirada de una persona podía hacerse más oscura? Porque en este momento parecía que estaba ocurriendo, su voz era algo grave, tenía rulos perfectos cayendo en su frente y a los costados de su cabeza rapada.
- Correcto pero... si nos ponemos a pensar en como existimos, también tiene un punto en donde dices, ¿esto es posible? caminamos, respiramos, hablamos. Pero existir es lo mas extraño y en ocasiones, pongo a duda sobre si en verdad estamos aquí. No creemos en los dioses griegos del mar, del rayo, en absolutamente nada, pero si en alguien que nos dio la vida y son todas nuestras creencias católicas, cristianas, etc.
Si nos ponemos todo el mundo a reflexionar por cada cosa que hacemos, que vemos o intentamos dar un porque a todo, viviremos toda nuestra vida en un caos mental, deberíamos de vivirla en vez de ponerla a prueba cada instante. En este preciso momento en mis recuerdos volvían todas las teorías del universo y existencia, puede que algunas cosas sean imposibles o todo lo sea, pero capaz nunca lo descubramos, entonces será mejor disfrutar.
- Más resumido, nosotros no sabemos cómo funciona este mundo, alguien vino a mostrarnos y enseñarnos por primera vez. Pensamos que muchas cosas no existen pero están ahí, con nosotros, no las vemos por ignorancia, no investigamos por vagancia o desinterés y no las creemos ni afirmamos por falta de experiencia. No tenemos que ver para creer, capaz alguien nunca vio una jirafa, pero saben todos que existen, no usamos para la jirafa la frase de "¿Para que creerle al otro?, "hasta que no lo vea, no lo creo"
Esto me hace reflexionar muchas cosas, me gusta que un profesor en vez de introducirnos su información en la cabeza de como son las cosas, nos las haga dudar, pensar o reflexionar de como pueden ser, la oscuridad que veía en él se iba poco a poco, no tenemos que dejarnos llevar por la primera impresión.
El chico colorado que se sentaba a mi derecha se dirigió al profesor, pude ver como entrelazó sus manos y lo miro fijamente para decirle:
- ¿Te das cuenta que acabas de comparar una jirafa con dioses? No es lo mismo, creo que no te va bien la mitología, o lo de ser profesor, ¿En verdad lo eres?.
Pude ver la expresión llena de frialdad que llevaba Lucke, puso su brazo en el escritorio apoyándose sobre el, parecía estar reflexionando ante la lógica que dió Miguel, pero dejo pasar el tema, capaz era un mal ejemplo, pero se captaba la referencia perfectamente.
Empezó a dictar toda la definición de Mitos, dejando una pregunta personal que deberíamos traer respondida para el próximo reencuentro.
Todos se despidieron de él, note como solo un alumno se quedó y fue el nuevo, seguramente discutirán sobre mitología o la existencia de la vida.
Busque a Sivi por todas partes pero no la encontraba, por lo que fui al baño a lavarme la cara.
Nunca había visto mis ojos miel de esta manera, estaban brillando intensamente, corrí mi molesto pelo hacia mi espalda, esté era lacio, color azabache y tenía el flequillo posado tranquilamente en mi frente. Me acomode un poco para luego salir, en eso, encuentro a mi amiga.
- ¡Te estaba buscando! -dijimos al mismo tiempo.
Los parlantes que estaban encima de los casilleros, soltaron un insoportable ruido.
''queridos alumnos de quinto año pueden retirarse por ausencia de cuatro profesores, los demás, sigan asistiendo, gracias.''
El día estaba hermoso, poder irme a mi casa nuevamente me reconfortaba, claramente para echarme en la cama a dormir como un gatito.
Por el contrario, mi compañera no se sentía igual de feliz, pero fuimos a guardar nuestros materiales, para irnos.
Mientras caminábamos, Sivi se veía algo inquieta, cómo si quisiera preguntarle o decirme algo, a lo que me miró y sin rodeos pregunto.
- ¿No piensas que es guapo?.
- ¿Estás hablando del profesor? -la mire indignada al ver que asintió- me parece lindo, Miguel.
- ¿¡Te parece lindo alguien Sara!?
Su risa se escucho en todas las casas por las que pasamos en ese tiempo, nunca me había gustado nadie ni mucho menos, parecer lindo, no me interesa el salir con una persona, tampoco me fijo en ellas como para opinar sobre si es linda o no, al fin y al cabo, todas lo son, pero cada ojos se iluminan más al ver esa persona que te atrae.
- Solo me parece lindo, ya cállate.
Ella me sonrió empujándome, pero pasamos en silencio todo el camino, sabes cuando una amistad es la correcta al estar minutos u horas con ella en completo mutismo sin sentir incomodidad.
La sigilosa ráfaga de viento hacia volar la tierra seca que se encontraba en las esquinas de las calles.
Minutos de andar a pie, llegamos al punto dónde nos habíamos encontrado, íbamos a despedirnos sabiendo que de todas formas hablaríamos por celular, pero antes de hacer eso, ella subió a la vereda y pude ver exactamente dos vidrios de aproximadamente cinco metros, cayendo del edificio que estaba en construcción, ella se detuvo sin saber lo que estaba por ocurrir y rápidamente corrí a empujarla, segundos antes de que estrellaran. Tenia mis ojos cerrados al igual que mis puños, me quede inmóvil sabiendo que de todas formas caerían en mí al empujarla, la adrenalina recorría cada parte de mi cuerpo logrando desaparecer el miedo que podría sentir. Absolutamente en esos cortos segundos nada cayo, al abrir mis ojos nada caía y los vidrios extrañamente ni me rozaron, la sensación de sorpresa la percibí al ver los vidrios rotos en el suelo, quienes rodeaban todos mis pies.
Estos cristales se partieron en dos a pocos centímetros de mi cabeza, si no hubiera pasado eso, en este momento estaría en el hospital, pero si hubiera dejado en esta posición a mi amiga, capaz ella estaría y lo lamentaría , Sivi me miró preocupada y llorando por este mal momento.
- ¿Estás bien? - verificó todo mi cuerpo- ¿Por qué hiciste eso? No hagas esto, no pongas tu vida en riesgo para salvar la mía.
Al verla tan nerviosa lo único que pude sentir era emoción por su bienestar, pondré las veces que haga falta mi vida en las llamas, pero tú estarás a salvó.
La abracé sin pensar ni decir nada, el pánico de alguna manera no estaba en mi, me sentía aliviada, me sentía a salvó al verla bien.
- ¡Ooh! ¿Qué ha pasado! .
El profesor vino ante los gritos de las pocas personas que estaban presente y los albañiles quienes también venían corriendo, todo el mundo en segundos se había enterado de que casi matan a una persona o dos.
- ¡Estamos bien! ¡Me salvó la vida!
Escuche como le decía a la gente que se iba acercando, incluído el profesor.
- ¿Cómo pasó? – preguntó él.
- Note dos vidrios cayendo desde allí arriba – señalé el edificio – ví que justo Sivi staba en dirección a su caída y la empuje. -parecia tan calmada que sentía que iba a llorar, no quería estar asustada, pero me sentí invencible- ambos vidrios se rompieron, centímetros antes de que llegaran a mi cabeza.
Lucke simplemente abrió los dos ojos como platos, se revolvió el pelo tratando de reaccionar a cada palabra que dije, ni yo podía explicar el hecho.
- ¡Disculpen! ¿Están bien?
Vi como los albañiles se acercaban por fin, uno que había corrido desde la esquina y otro que ha estado intentando bajar de la escalera, mientras ellos venían, Lucke se iba.
- Estamos bien, no hay problema, solo la próxima vez aseguren el vidrio mejor, si no, habrán heridos.
Él me abrazo con fuerza e insistió en que llamara a un médico, pero mi casa quedaba en la cuadra siguiente y la de Sivi también.
Cada persona metida en este terrible momento fue a su casa, como nosotras.
El sol estaba en lo alto, mire mi muñeca derecha.que llevaba el reloj, suspiré aliviada al ver que llegaba a tiempo. No estaba acompañada de Sivi está mañana, sufría de problemas estomacales, odiaba estar sola en la escuela pero podía llevarlo con serenidad, eso creo.
La pregunta del profesor me ha estado molestando toda la mañana pero pude responder, "¿Crees en Dios?" no debería de preguntarse, fue quien nos dió vida y la oportunidad de estar hoy mismo de pie, creo que este hombre nos hará reflexionar de cada cosa que se le ocurra con tal de poder debatir.
Llegué a la clase del profesor e increíblemente teníamos de nuevo la materia, literatura. Él profesor se encontraba reposado en su silla junto al escritorio, posaban unas gafas estilo Harry Potter en su palido rostro, estás hacían que resalte la profundidad de sus ojos.
- Sara -dijo escribiendo en su cuaderno.
- Profesor.
Vi como se tapo el rostro, dándose la vuelta, dijimos que llevar varias materias sería estresante para un joven como él o capaz al mirarme recordó el gran momento de ayer.
La alarma sonó y todos los alumnos entraron, después de que todos estuvieran en su lugar, Lucke sin dar rodeos hizo referencia a la pregunta previa, parecía tan interesado en nuestras respuestas o creencias que podía notar la ansiedad que llevaba por saber.
- ¿Pudieron responder lo que les dije?.
Miguel llegó en el momento adecuado, se disculpo y sentó diciendo:
- Obviamente hay un Dios en este mundo, fue quien nos dió la vida, quien nos protege y cuida, gracias a ellos y sus ángeles de la guarda estamos bien.
- Creo que está pregunta no resultó como esperaba, a estás edades creí que podían debatir pero creo que se molestaran si todos piensan de la misma forma.
- ¿Usted no cree en Dios?
Dijo mi compañero de banco, seriamente se acomodo cruzando sus brazos.
- Creo en Dios, al igual que creo en el diablo, en demonios, ángeles. Pero no de la misma forma. Creo que hay otra perspectiva.
Todos quedaron viéndolo y oyendo sus palabras, para algunos se hacía difícil de entender, pero igualmente querían saber su pensamiento. Espero que todo esto no cause una discusión de religiones, cada uno debe respetar su creencia aunque piensen que este mal.
- Creo que esto lo tomas como parte de mitología, pero es real. -le dije seriamente- ¿Tu de que hablas?.
- Siempre habrán dos lados, como en una época estaban los negros y los blancos. Los morenos creían que los pálidos eran malos, porque los insultaba y despreciaban, pero no todos lo hacían, al igual que los blancos pensaron que los otros eran malos por solo ser diferentes.
Intenté comprender lo que explicaba, Dios existía pero es bueno según sus seguidores que lo admiran, al Diablo también lo respetan y quieren, son distintas perspectivas aceptables. No habrá un lado bueno o malo hasta que se conozca la verdadera historia y por su manera de decirlo al igual que sus pensamientos, trata de expresar que no cree en la biblia o al menos no en la que leemos en la actualidad. Capaz que haya otra versión de esta, aun así esta y todos le oramos a nuestro padre.
- ¿Cómo puedes afirmar eso sin ser seguidor de Satanás?. -Miguel habló- el verdadero asunto es, Lucke ¿En serio quieres hacer esto?, tratas de decir que es bueno o malo según a quienes lo admiren. Por eso mismo nos estas hablando de esto, crees en alguien y deseas que también lo hagamos, pero Dios es el único en nuestros corazones.
El profesor lo miro con algo de desprecio, no debió hablar de este tema, la mayoría de personas en este tiempo tiene una idea más abierta a las religiones o el universo, pero en este colegio la mayoría son católicos, cristianos y evangelistas. Parece que no le caera bien ese joven, tienen pequeños roces desde el primer día de clases.
- Te equivocas Miguel, yo creo en ambos pero los dos están mal interpretados.
Sus intensas miradas y energías que desprendían de su cuerpo podía notarlas fácilmente, Lucke rápidamente dejo de lado el asunto rindiéndose. Empezó a escribir en el pizarrón, cada uno debía hacer su diario personal, las cosas serían leídas por él con la intención de aprender a expresarse a través de la belleza y buena ortografía.
Mi mente dio paso al recuerdo de ayer, un momento me pause para recordar cada detalle, la concentración hizo que pueda sentir toda una vibra positiva rodeándome por completo, pero dentro de ella una oscuridad inexplicable, como si una luz me intentara proteger de una sombra que se acerca poco a poco.
Con el diario en la mano, escribí:
"se me paraliza el corazón al recordar que dos vidrios enormes se caían desde lo alto de un edificio en dirección a Sivi, el instinto para salvar a mi amiga puso en juego mi vida. Los vidrios se rompieron antes de llegar a mi cabeza, como si alguien estuviera protegiendome para que nada pasará.
Los angeles me salvaron, no tenía miedos, el pánico no estaba en mí, solo la alegría de que ella estuviera bien hoy me mantiene en pie. La piel no se me erizará al saber que estuve en peligro, pero lo hará cuando recuerde el rostro de Sivi abrazándome preocupada, soy feliz porque estamos bien".
Cada vez que terminaban de escribir un recuerdo que quisieran desprender o algo que sentían en el momento, debían llevárselo al profesor para que verifique su escritura. Se lo lleve con tranquilidad, al dárselo toque su mano y todas mis emociones se alteraron, me aleje bruscamente, viendo su oscura mirada me preocupe, todos estaban atento a su historias, menos Miguel, quien me sonrió amablemente desde su banco e hizo señas para que me acercara.
- ¿Qué te ocurre Sara?.
- De un segundo a otro me sentí completamente mal, como si mi corazón se hubiera detenido.
- Ese profesor me da mala espina, solo te advertire que no te acerques, por las dudas.
Después de tanto susurrar me llamo Lucke, tapándose el rostro me dió el diario e hizo señas para que vuelva a mi banco.
El timbre había sonado, casi todos se marcharon de la clase, excepto yo que me quedé dibujando en mi cuaderno de arte, era lo que hoy en día me apasionaba, cada trazo que daba en la hoja era como estar volando lejos de este mundo. Nunca aprendí a expresar bien mis emociones, pero se podían comprender con cada dibujo que hacia, todo arte es una mínima expresión de nuestro interior.
- Sara, acércate.
Desconcentrada del entorno, olvide por completo la existencia del profesor, me corrí de la silla dando pasos hacia el escritorio de madera que se encontraba lleno de cuadernillos y papeleo para corrección.
- ¿Sí?
Sus palabras no salieron en ningún momento, su mirada estaba exactamente en mi y parecía confundido, ¿Para que me llamó si no dirá nada?, ya no solamente es un presentimiento porque esta persona no solo se ve, si no que es alguien que lleva oscuridad, al igual que mis pensamientos al verlo fijamente. Al pensar en esto la paranoia y oscuridad me sofocaban, los ojos negros que él tenía me provocaba nerviosismo. Debía controlarme y era lo que haría, cuando pude lograrlo, su mirada se desvío.
Rechazándome nuevamente, con un simple movimiento se levanto de la silla y salió del salón dejándome sola.
Habían pasado clases de matemáticas, física y justo ahora estábamos saliendo de educación física.
La profesora nos torturó e hizo correr por una hora hasta que acabo la clase, si nos deteníamos íbamos con un cinco al boletín, solo podías descansar caminando.
Otra vez había faltado el profesor de una materia, no entendía que estaba pasando pero ví que Lucke estaba saliendo, ¿Sería demasiado malo seguirlo? Agarre la campera negra de mi mochila y me la acomode con la capucha. Salí del colegio, sigilosamente lejos de el tome el celular por si me descubría solo estaría distraída mirando la pantalla, pero se me ocurrió llamar a Sivi en el y fui hablando con ella, estando a más de cinco metros de distancia.
- Sivi-susurre - estoy siguiendo a Lucke.
- ¿Y lo dices tan tranquila? ¿Qué rayos te ocurre? -pude escuchar su elevada voz por el celular-¿Por qué lo haces?.
- Es muy sospechoso, sabes que quiero ser policía - en un intento de seguimiento, se me había perdido- espera, luego te llamo.
La única posibilidad que tenía es que haya entrado al callejón, dónde hay unos bares para mayores de dieciocho años. Alguien me agarró de la espalda, sentí como mi corazón se aceleraba al girar para ver de quién se trataba, mi ojos abiertos como platos y cuerpo nervioso se relajaron al verlo.
- ¿Estabas siguiendo al profesor? -dice Miguel- ¿Qué te he dicho?.
- ¿Cómo sabes eso? -susurre- ¿Me estabas siguiendo?.
- ¡Claro que no!, Yo también lo seguía.
Reí ante su comentario, creo que ambos teníamos una razón para unirnos y parecía una persona tan amigable que me provocaba escalofríos.
Su mirada dulce y pelo colorado brillaban a la luz del sol, hacer estás cosas con una persona así era arriesgado, pero sentía que él sabía algo y no me quería cerca de él.
- ¿Estás bien? -sus cálidos dedos apartaron el flequillo largo que se interponia con mis ojos miel - ¿Por qué haces esto?.
- Se ve sospechoso, se puede ir a cualquier hora del colegio, debe tener aproximadamente 20 años y tiene demasiados títulos o eso dice tener, su mirada es muy oscura al igual que su energía. Cada vez que me acerco siento la oscuridad abrazándome.
Su ojos se hicieron más celestes, sonrió mostrando su perfecta sonrisa, el ambiente se llenó de armonía y bienestar, sonreí con él, bajando la mirada y le expliqué que debía irme.
- Te acompañaré a tu casa, quiero que llegues a salvó.
Sin decir ninguna palabra, puse mis manos en los bolsillos, el sol alumbraba todo edificio y sendero, minutos después de caminar y sin haber pronunciado una palabra en todo el camino llegamos, subí al sendero viéndolo sonreír al partir.
Pude ver qué una nota mal puesta sobresalía del buzón, la saqué con cuidado, no tenía sobre, solamente un escrito anónimo que tenía cuatro palabras.
"cuidado a quien sigues".
En ese instante sensaciones sombrías recorrieron todo mi cuerpo, el pavor que sentía hizo que ninguna palabra pueda salir, como pudo detectarme. Entre a mi casa rápidamente yendo para la habitación, recostada marqué a Sivi en el celular.
- ¡Debo decirte algo rápido! -deje al papel en una punta viéndolo con repulsión- cuando te corte es porque perdí de vista a Lucke, me encontré con Miguel, me acompaño a casa...
Interrumpida por mi mejor amiga que se encontraba ansiosa al escuchar el nombre del muchacho que me acompaño, pude sentir su emoción del momento.
- Me acompaño porque anteriormente me dijo que Lucke parecía peligroso y no debía acercarme a él.
- ¡Está celoso Sara!
- ¿Celoso? Encontré una nota en mi buzón, anónima.
- ¡Admirador secreto! ¿Quién pudo ser? - escuché el grito ahogado y emoción que sentía- para mí es Max, siento que gusta de ti.
- No creo que sea Max, ya no somos amigos y nunca gusto de mí -hice una pausa- la nota decía, "cuidado a quien sigues".
Silencio hubo por ambas partes, yo no sabía que decir al respecto ni ella como reaccionar, si en verdad era el profesor quien lo envío tuvo que ser muy rápido, si lo entrego al director me preguntará si en verdad lo seguí, ¿Si me enfrentó a Lucke? ¿Cómo saldrá?.
- No me gusta nada esto, no lo debiste haber seguido.
- Lo sé, pero el no debió haber mandado esto. Tengo que cortar, mañana hablamos mejor.
Sin dejar que se despidiera le corté la llamada, me quedé boca arriba pensando en lo que haría, hasta que escuche el ruido del buzón.
No quería saber lo que habían dejado, tenía terror, pero me levanté dirigiendome a la entrada, abrí al buzón y eche un vistazo viendo una boleta de gas, la calma que había sentido en ese instante se ausento cuando pude ver otra nota debajo.
"no juegues un juego en el que perderás, no te acerques mucho o arderas, los roles pueden cambiar cuando menos te lo esperes".
¿Los roles pueden cambiar? ¿No te acerques o arderas? en verdad esto ya no es curiosidad, el seguimiento lo tomo en serio y de una manera amenazante, ¿Pero por qué sentirse amenazado si no hace nada malo? A menos que en verdad este metido en problemas, esto no me gustaba para nada, pero el tenía miedo, me intrigaba el saber porque lo tenía, lo averiguare cueste lo que cueste.
El viento arrasaba con todo árbol frágil que había en la ciudad, era un día gris en verano, lo cual asustaba a muchas personas, rayos cayendo a lo lejano sonaban como si estuvieran en mi jardín.
La tormenta despertó a cada vecino, quienes con su perro miraban desde la húmeda ventana de sus casas, algunos disfrutaban, para otros el mal día arruinó todos sus planes de hoy.
Empezar el colegio un jueves nunca era divertido, ya pasaron dos días, no sabia que hacer con las notas amenazantes que estaban guardadas en el cajón de la ropa interior, las palabras atormentaban a cada segundo mis pensamientos, decidí levantarme para averiguar sobre quién era en verdad ese joven y cuál sería su objetivo.
Lo primero que hice fue entrar en mi usuario, pensaba buscar información a partir de su nombre y apellido, pero recordé que nunca lo menciono.
Desde pequeña mi aspiración fue ser policía o agente, me encantaba la idea de tener una posibilidad para proteger a las personas y mantenia esa carrera en mente, pero en estos momentos no se me ocurría nada para investigarlo.
Mi madre entro al cuarto diciendo que el desayuno estaba listo, acompañe a Mary arrastrando mis peludas pantuflas de conejo hacia la silla. Mire el plato de cerámica que se hallaba en la mesa, encima habían unos esponjosos waffles con miel.
- ¿Como te ha ido en el trabajo?.
- Excelente, estoy ganando buen dinero.
Pude notar su felicidad ante esas palabras, siempre ha trabajado duro, no debió ser sencillo cuidar a su hija sola, ya que mi padre se dió el gusto de dejarnos cuando nací. Jamás lo extrañe porque no lo conocí, salimos adelante en su ausencia, seguiremos así siempre.
- Ma, ¿Cómo haces para buscar información de una persona?.
Mary dejo de masticar por un momento intentando descubrir que planeaba, apoyo su tenedor en el plato y dejó reposar su cabeza entre las manos pálidas que habían estado descansando.
- No preguntaré por qué -río- pero empiezas de apoco, como sus familiares, dónde trabaja, si sabes su dirección averiguas con vecinos.
Investigando en el perfil del colegio podré saber su apellido, hay una página donde aparecen todos los profesores que asisten.
Termine de comer rápido mis waffles, aprovechando que es sábado puse en marcha mi investigación yendo nuevamente al computador.
"colegio pregonas 69" escribí en el buscador, me emocionaba la idea de que apareciera una pequeña pista , pero tenía miedo de estar en riesgo.
Fui al grupo que decía quinto año de secundaria, había una gran lista de profesores ya que los suplentes también estaban anotados.
Cada nombre mencionado era descartado, "Lucke" no sé mostraba en ninguna parte, ¿Cómo buscar información de alguien que no se exhibe?.
Todo este conflicto me traía los pelos de puntas, hasta que logre entender algo que puede ser una huella. Qué no aparezca es señal de que jamás fue profesor ni lo será del colegio. ¿Qué hace con nosotros? ¿Será un criminal?.
La nostalgia vino a mí, recordando cada sensacion que experimente al estar cerca de Lucke, una combinación de miedo, oscuridad, pánico, el estar con él implicaba emociones enredadas que poca veces podía desatar.
Me quedé minutos sentada sobre mi pierna izquierda tratando de reflexionar, mareada por la intensa luz que desprendía la pantalla frote mis ojos. Un sumbido aturdió mis oídos, note como se alejaba dando a conocer su ubicación mire por la ventana de mi habitación, verifique todo el jardín desde aquí pero no había nada, nadie.
Al dar la vuelta, la ventana delantera estaba abierta, en esta posaba un cuervo que me miraba fijamente, mis pies se movieron instintivamente hacia atrás, luego de mirarlo fijamente, el ave salió volando, cerré y trabe la ventana esperando que no suceda nunca más.
Baje las escaleras de mi habitación, mis zapatillas resonaban con cada paso, la tormenta que asustaba a cada mascota de la ciudad había acabado, había niños jugando con pequeños charcos que la lluvia dejó. Un momento inefable recordó mi memoria, cuando era pequeña luego de que terminara la lluvia íbamos con Mary al parque, veíamos el gran arcoiris, ese día mi madre me explico algo, no importa que tan malas estén las circunstancias, al final siempre habrá algo bueno que iluminará tu vida.
Apreciando el día por la ventana, ví a un cuervo nuevamente, estaba apoyado en el buzón con la mirada hacia mi casa, ¿Acaso tendrá hambre? No sé que tan peligrosos sean, salí a verificar si se encontraban cartas ya que podría romperlas.
No había nada en el correo, pero si debajo del ave, al ver el papel este pájaro se fue volando. Me sentía agotada de tanto drama, me gustaría que venga y me dijera las cosas como un adulto si es que lo era.
Pero esta vez me confundió, la ataraxia que permaneció en mi vida se desvaneció con su llegada, me desmorone al entrar a mi hogar y sentarme en el sillón.
"deja de buscar lo que no encontrarás".
Cuando leí esas siete palabras me sentí anonada, ¿Cómo sabía que lo estaba investigando?, decidí llamar al director del colegio, encontraré algo y me enfrentaré.
- Buenas tardes, ¿Director?.
- Sara, ¿A qué se debe la llamada un sábado por el mediodía?.
- Necesito el número de Lucke, nuestro profesor.
Quedó en completo silencio al oír su nombre, impaciente le pregunté.
- ¿Puede dármelo?
- Eso es imposible, no puedo hacer eso.
- ¿Dirección?.
- No preguntes más nada Sara.
No solo se notaba asustado, lo estaba y lo más probable es que no solo sea yo a quien amenace, lo hizo con él.
- Me está amenazando, ¿Acaso permite esto?.
- ¿Cómo que te amenaza?, hablare con él.
- Yo me encargaré, te lo aseguro, no iré sola, irán mi madre y policía
Después de insistir el señor me pasó la dirección, ir acompañada no es una buena idea porque pueden correr otras personas riesgo y siento la impulsividad de ir.
Lleve en mi mochila todo lo necesario, me despedí de Mary comunicándome que iría a la casa de Sivi porque se sentía mal, parte de eso era verdad. No me guío por las calles, a falta de conocimiento en sus nombres, escribí en la aplicación MAPS "calle quince", viendo el recorrido sabía que me cansaría, pero me puse en marcha.
Una vez llegue, en frente de la gran casa antigua, pase por el gran camino de ladrillos perfectos, un ambiente tenso se encontraba al frente de la puerta, pero toque sin más.
No pasaron ni diez segundos que alguien abrió la puerta.
- Sara. ¿Qué haces aquí?
Mi capacidad para comprender las emociones de las personas que me rodean noto la intranquilidad que provocó el verme.
- Obviamente tenemos que hablar. ¿Me dejas pasar?
- Déjala pasar a la pobre Sara, Lucke.
Una voz adulta se escucho al fondo de la casa, moviendo mi cabeza hacia la izquierda note la gran casa de lujo que tenía.
Lucke se corrió dejando la entrada libre, pase viendo el gran Living que encontraron mis ojos, inconcientemente sonreí por la riqueza que este podría tener.
- Pasa querida, siéntate en el sillón.
Hice lo que me ofreció el hombre que reposaba en el sillón del frente, su apariencia era idéntica a la de Lucke pero con años demás, sus rulos caían, pero este tenía una piel más morena, y ojos oscuros pero no aterradores.
- Lucke -me miró al instante- ¿Por qué mandas esas notas?.
- ¿De que hablas?
- Mandaste notas a mi buzón -las saque de mi mochila- ahí tienes, capaz te refresquen la memoria...
El hombre al leerlas comenzó a reírse tapando su rostro, lo mire confundida y Lucke tomo las notas cuidadosamente leyendolas.
- Yo -pronunciaba Lucke mirando al señor- no fuí.
- ¿No? -me levanté bruscamente- ni bien llegue de seguirte esta nota aparecio en mi buzón, luego las otras dos.
- ¡¿Me seguiste?!
Parecía tan sorprendido que por un momento la idea de que el había sido salió de mi mente, no podía creer que este en su casa molestando.
- Si tú no fuiste, ¿Quien fué?.
- Pregúntale a él.
El profesor señaló al adulto, quien tapo su boca ocultando la sonrisa que había provocado está gran escena. Su risa despareció inmediatamente y levantó sus brazos sobre los hombros, haciendo referencia a que no sabía de qué hablaba.
- Creo que nos sabes mentir.
Mi seño se frunció, guarde las notas y cerré la mochila, la puse sobre mi espalda, mirando a los dos hombres no sabía que hacer.
- ¿Estás bien? -dijo Lucke- en verdad yo no fui, nadie querrá hacerte daño, tranquila.
Él tocó mi hombro con el objetivo de transmitir seguridad, pero definitivamente su oscuridad le gana a cualquier emoción positiva que tiene. Al tocarme los sentimientos sombríos vuelven a mi, revolviendo mi ser. Hice un movimiento sobre mis talones y expresión de dolor al ver que su mano se desplazo por mi brazo, lo alejé inmediatamente, haciendo que el señor sentado aún en el sillón reaccionara.
- Eres tú -se levanto del sillón tapando su rostro con desesperación- ¿Qué hace aquí?.
Lucke lo miro preocupado, la primera vez que veía al profesor con esa expresión en su rostro. Confundida me intenté acercar al hombre, pero este se dirigió a otra habitación de la casa, Lucke me hizo señas para que me retirará y sin decir más lo hice.
Me quedé unos segundos observando su puerta, pensando en lo ocurrido fui camino a mi hogar.
La noche había llegado, la luna se percibía más grande, la iluminación que brindaba era espectacular, estaba acostada en el jardín, mirando las estrellas que olvide admirar desde pequeña. Brillan a cada momento, todas las noches iluminan los senderos, por más catástrofes que pasen ellas estarán presentes, como muestra de una luz que nunca apagarán por más que la hieran.
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