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Aria. La Princesa Dragón

Capítulo 1. No hay nada mejor que volar

Aria se dirigió al risco donde se encontraba el nido de su dragón, Bardo, ella llevaba puesta su vestimenta de cuero y protecciones de hierro para protegerse de la áspera y dura piel de su dragón.

Ella salió a dar un paseo a lomos de su dragón, como solía hacer cada día, a ella le gustaba sobrevolar la isla y surcar los cielos junto a él, amaba la sensación de libertad, esa falta de límites, de barreras, esa feroz alegría que tenía cada vez que lo hacía. El viento echando hacia atrás sus cabellos rojizos y acariciando sus mejillas.

Mientras disfrutaba del vuelo a lomos de su dragón. A ella le gustaba ver cada detalle del paisaje, lo genial que era verlo todo desde arriba, ver el mundo desde otra perspectiva, olvidarse de todo y vivir el momento. A ella le gustaba emborracharse con la sensación de libertad que le daba poder volar.

Habían pasado veinte años desde que Aria había sido desterrada a esa isla juntó a todo su clan, al principio ella había estado furiosa, el hombre que ella amaba la había traicionado y desterrado a una isla deshabitada en medio del mar.

La isla de Athir no solía tener muchos visitantes ya que estaba escondida bajo un hechizo que la ocultaba del ojo humano, pero en ocasiones algunos piratas o mercaderes chocaban con ella y llegaban a sus costas. Así que cuando veían intrusos los capturaban y los llevaban de regreso al mar o los mataban, ya que ella no quería que su pequeño mudo se viera amenazado por hombres despreciables y deseosos de poder.

Cuando ella regresó de su paseo. Lily su segunda al mando la estaba esperando en el nido de su dragón, ella iba vestida con finas gasas de color verde lima, lo cual hizo que ella la viera desde lejos, ella llevaba su hermosa cabellera rubia trenzada hacia un lado, al aterrizar Aria se percató que ella tenía una cría de dragón hecha un ovillo en sus brazos.

Ella se acercó, y al ver que la cría a lo mucho tendría unos cuantos días de haber salido del cascarón, le preguntó. 

_ ¿Qué haces con esa cría en brazos?

_ La encontré esta mañana junto al cadáver de su madre.

_ ¿Qué le pasó?

_ Al parecer comió algunas bayas venenosas, las encontramos por todo el nido.

Aria tomó a la cría y le dijo. 

_ Aun es pequeño, si lo dejamos solo morirá.

_ Por eso lo traje conmigo.

_ Bien hecho, yo me haré cargo de él.

_ Me alegró ya que el cuidar de un bebé dragón no me hace ninguna gracia.

Aria tomó a la cría de dragón en brazos, y este se acomodó en sus brazos muy a gusto por la calidez de su cuerpo.

_ Asegúrate de que revisen los otros nidos.

Le dijo Aria mientras veía al pequeño dragón en sus brazos. 

_ No quiero que haya más dragones muertos.

_ No te preocupes, ya di la orden de hacerlo.

Lily siempre se anticipaba a todo y por eso era su segunda, porque siempre sabía qué hacer antes de que ella le ordenara.

_ Gracias. 

Le dijo Aria y comenzó a caminar, Lily la siguió mientras le decía.

_ Las chicas se han estado quejando sobre querer machos para aparearse.

Aria se detuvo de golpe y se le quedó mirando como si no pudiera creer lo que escuchaba.

_ ¿Machos?

_ Bueno dijeron que querían jóvenes guapos y apuestos para disfrutar, pero es prácticamente lo mismo, ¿no?

_ Hace tiempo que no vienen hombres a esta isla, quizá podrían ir a la isla más cercana y encontrar a jóvenes apuestos.

_ No lo creó.

Contestó Lily con cierto desprecio en su voz.

_ En las islas cercanas solo hay machos burdos y salvajes sin ningún atractivo.

_ ¿Quizá en los barcos mercantes o de piratas?

Sugirió Aria.

_ ¿No estarás hablando en serio?, ¿Verdad?

_ Lily, tu desprecias a todos los hombres por igual, deja que ellas elijan a "sus machos" como tu dices.

_ No es que los desprecie, simplemente siento un odio generalizado por todos los de su género.

_ ¿Y qué no es lo mismo?

_ No, cuando veo a un macho atractivo no lo niego.

Aria continúo caminando y le dijo.

_ No entiendo porque les odias.

_  Porque todos mienten y traicionan por igual; tú lo sabes mejor que nadie.

Aria sintió una presión en su pecho al recordar porque estaba en esa isla y le dijo.

_ Algunos quizá sean diferentes.

_ Lo dudo. 

Le contestó Lily muy cortante.

_ Supongo que no haré que cambies de opinión.

_ Pues no, así que no pierdas tu tiempo.

Aria se detuvo en lo alto de una colina y se quedó mirando hacía la distancia como si pudiera ver lo que había más allá de las profundas aguas que rodeaban la isla, y al ver los densos nubarrones que se acercaban a lo lejos le dijo a Lily.

_ Parece que se acerca una gran tormenta.

Lily se quedó mirando hacia donde Aria lo hacía pero ella no logró ver nada y le dijo.

_ Yo no veo nada.

_ Eso es porque tu vista no es tan buena como la mía, pero te aseguro que antes del anochecer habrá una gran tormenta; dile a las chicas que hay que asegurar los nidos de los dragones, sobre todo los que tienen crías pequeñas.

Lily intentó una vez más ver si podía vislumbrar los nubarrones, pero solo veía el cielo despejado y volvió a preguntar. 

_ ¿Estás segura que lloverá?

Aria ya había comenzado a descender por la colina, y le dijo. 

_ Sí, una gran tormenta está por llegar, así que prepárate.

Esa noche tal y como lo había predicho Aria hubo una gran tormenta que azotó la isla entera, los truenos y rayos se veían y escuchaban con gran fuerza, esa noche todas se habían mantenido alerta esperando pacientemente a que pasara la tormenta, incluso Aria se había quedado despierta observando a lo lejos todo lo que acontecía, esa tormenta le pareció anormal, siniestra, como si escondiera algo detrás de aquellos rayos que caían y partían árboles y de los truenos que resonaban con la fuerza de mil dragones.

Aria dijo mientras acariciaba el lomo del pequeño dragón que había en sus brazos.

_ Solo espero que esto no sea un mal augurio, que no sea el principio de algo peor.

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Hola a todos mis lectores, tuve Eliminar la novela y que volver a subirla ya que tuve un pequeño problema con lo del concurso, les pido disculpas, espero que le den me gusta 👍 a cada capítulo ya que con eso me ayudan en el concurso.

Gracias.

Capítulo 2. Te mataré Riddick

Erik había salido a cabalgar por los campos a galope, ese día  Riddick su amigo de la infancia le había insistido en acompañarlo para mostrarle su más nuevo invento.

Riddick era el alquimista más joven del reino y muchos le consideraban un genio, pero como sus experimentos casi siempre terminaban explotando, el rey le había prohibido rotundamente probar sus experimentos  en la torre de los alquimistas, la cual estaba situada en el palacio real, ya que repetidas veces se había tenido que reparar el castillo por culpa de sus experimentos fallidos.

Al llegar a un campo completamente desolado y lo suficientemente lejos del reino como para no causar ningún daño, Riddick detuvo su caballo y dijo.

_ Erik detente, este lugar es perfecto.

Erik detuvo su caballo y se quedó mirando alrededor, él solo veía un campo llano y con hierba seca y algunas grandes rocas.

_ Aquí no hay nada Riddick .

_ Por eso es perfecto.

_ ¿Y qué es lo que has inventado esta vez?

Le preguntó Erik ya que no veía que Riddick llevara algo consigo además de su bolsa.

_ He inventado algo maravilloso. 

Dijo Riddick esbozando una gran sonrisa llena de emoción, él se bajó de su caballo comenzó a rebuscar en su bolsa y sacó un frasco redondo de vidrio casi como el tamaño de su mano, tenía un líquido transparente que parecía agua, él lo levantó en alto con orgullo y le dijo.

_ Mira.

Erik al ver el frasco le dijo. 

_ ¡Oh vaya!, ¡Es realmente increíble!, has inventado el agua.

Riddick se enfadó por las burlas de Erik y comenzó a decir.

_ ¡Ja!, no es agua idiota.

_ Pues a mi me parece agua.

_ Esto es un líquido sumamente inflamable que puede crear una gran explosión si lo agitó. Le explico Riddick muy excitado.

_ Si eso es lo que dices que es, ¿Por qué llevas algo tan peligroso en tu bolsa?

_ Porque aun no lo he probado y quiero ver si funciona.

_ Y si lo agitabas mientras lo tenías en tu bolsa, ¿Qué hubiera pasado?

_ Hum... Seguro habríamos muerto destrozados por la explosión en miles de pedazos.

Contestó Roddick sin darle mucha importancia mientras buscaba dónde probar su invento.

_ ¡Estás loco Rid!, ¿Cómo se te ocurre traer algo así?

Gritó Erik muy exaltado.

_ No te preocupes, lo traía con sumo cuidado; ahora baja hay que escondernos detrás de aquellas rocas para protegernos cuando lo lance.

Erik se bajó del caballo diciendo.

_ Mas te vale no matarme o el reino de Creta se quedará sin príncipe.

_ No tengas miedo todo saldrá bien, bueno eso creo.

A Erik no le daba mucha confianza las palabras de Riddick, pero como ya estaba ahí no podía hacer nada, él se agachó detrás de las rocas junto a Riddick y dijo.

_ Mas te vale que no nos mates con tus locos experimentos.

_ Tranquilo he calculado todo muy bien y la explosión no será tan grande así que relájate.

Riddick agitó el frasco enérgicamente y la lanzó tan lejos como pudo de ellos y se escondieron detrás de las rocas, tapó sus oídos y cuando el frasco impactó contra el suelo hubo una gran explosión, varias piedras y tierra salió disparada hacía dónde ellos estaban, los caballos se asustaron y salieron corriendo a todo galope.

Erik no se había tapado los oídos ya que Riddick no se había tomado la molestia de decírselo, cuando la exploración había terminado Erik tenía el cabello lleno de polvo y sentía un pitido como el de una cigarra en sus oídos.

Riddick se levantó cuando la explosión pareció haber terminado por completo y dijo.

_ ¡Wao!, Erik tienes que ver esto es increíble.

Erik se asomo para ver qué era lo que Riddick quería mostrarle y al ver un gran cráter que había producido la explosión se quedó con la boca abierta y le dijo. 

_ ¡Creí que habías dicho que iba hacer una pequeña explosión!

_ Si bien, creo que me equivoqué en mis cálculos.

_ ¡Faltó poco para que la explosión nos alcanzara!

_ Es verdad, tendré que usar una cantidad más pequeña la próxima vez.

_ ¡Estás loco Rid!, yo no pienso acompañarte la próxima vez.

_ Eres un agua fiesta, esto estuvo increíble, además no nos pasó nada así que cálmate.

_ Rid soy el único príncipe de Creta no puedo poner en peligro mi vida por tus locuras, si llego a morir mi padre me mata.

_ Si mueres tu padre no puede volver a matarte Erik.

_ Ha... Regresemos a casa antes de que sea yo quien te mate, no se como sigo dejando que me arrastres en tus locuras.

Riddick al ver que los caballos no estaban pensó que había sido mala idea no atarlos y dijo. 

_ Hum... Erik hay un pequeño problema.

_ ¿Y ahora qué?. 

Le gritó Erik exasperado.

_ Los caballos han escapado, así que nos tocará regresar caminando.

Erik le fulminó la mirada y le dijo.

_ Hoy si te mato Rid.

Riddick al ver a Erik tan furioso tomó su bolsa que estaba tirada en el suelo y salió corriendo a todo lo que le permitían sus piernas.

A Riddick no le gustaba hacer ningún esfuerzo físico, sin embargo cada vez que Erik se enfadaba con él le perseguía diciendo que le mataría, así que con lo largo del tiempo se había vuelto muy bueno en escapar de él.

Al final Erik se terminó cansando primero y desistió en querer matar a Riddick, él estaba cansado y sediento, ya que hacía mucho calor y  como todavía les quedaba mucho camino que recorrer para poder llegar a las puertas de la ciudad decidió ahorrar energías, de todas maneras él dudaba poder alcanzar a Riddick.

Riddick cuando vio que Erik parecía haberse calmado se le acercó y le pasó una riñonera con agua. 

_ ¿Ya te has calmado?

Erik tomó la riñonera y bebió un sorbo de agua y sintió que revivía al sentir el agua deslizarse por su garganta y le dijo. 

_ ¿Recuérdame porqué somos amigos?

_ Por qué soy el único que le da algo de emoción a tu aburrida vida.

Erik se le quedó mirando por un momento no muy convencido de que esa fuera la razón y le preguntó.

_ ¿Aún falta mucho para llegar?

_ Si, a este paso llegaremos al anochecer.

Erik al vislumbrar solo campos vacíos a lo lejos, le regresaron las ganas de querer matar a Riddick.

Capítulo 3. La tierra tiembla y todo se estremece

Riddick y Erik caminaron durante un buen rato, con el sol abrazándoles la piel ya que estaban en pleno verano, pero por suerte para ellos se encontraron con una pareja de ancianos que llevaban un rebaño de cabras en la parte de atrás de una carreta, ellos al verlos se detuvieron y les dijeron.

_ ¿Quieren que los acerquemos a la ciudad?

_ ¡Si por favor!

Le contestó Erik. Como al frente de la carreta no había espacio para ellos, les dijeron.

_ Suban.

Mientras les señalaban la parte de atrás de la carreta. Riddick se subió rápidamente mientras Erik se quedó mirando a las cabras.

_ ¿A qué esperas?

Le dijo Riddick. Erik respiró profundo para no matar a Riddick y se subió en la carreta deseando que nadie fuera a reconocerlo, cuando la carreta se puso en marcha Erik cayó de culo ya que no se había agarrado y la anciana regordeta que iba sentada en la parte de adelante de la carreta le preguntó.

_ ¿Estás bien cariño?

_ Si estoy bien.

Contestó Erik intentado controlar la ira que sentía. Riddick se reía por lo bajo y cuando una cabra comenzó a morderle el cabello como si fuera pasto, Erik se río sin ningún disimulo y le dijo.

_ Parece que le gustas a las cabras.

Riddick intentó alejar a la cabra y le dijo. 

_ No es gracioso.

_ Pues a mi me lo parece, le contestó él con una gran sonrisa en la cara.

Al llegar a las puertas de la ciudad los soldados los detuvieron para hacer la revisión de rutina y al ver al príncipe sentado en la parte de atrás de la carreta junto a varias cabras se quedaron anonadados, antes de que ellos dijeran algo Erik les hizo una seña para que no dijeran nada ya que lo que menos quería era llamar la atención en el estado tan deplorable en el que se encontraba.

Los soldados inmediatamente los dejaron pasar y cuando la pareja de ancianos llegaron al mercado les dijeron.

_ Hemos llegado.

Ellos se bajaron de la carreta y Erik al ver el pelo lleno babas y de tierra de Riddick se preguntó qué aspecto debería de tener él, ellos se despidieron de los dos ancianos y comenzaron a caminar.

Cuándo llegaron al castillo dos guardias les cortaron el paso pensando que eran unos vagabundos, Erik se enfadó y les dijo.

_ ¡Acaso no reconocéis a vuestro príncipe!

Los dos guardias se quedaron viendo mejor a Erik y al ver que en verdad era el príncipe, ellos se apartaron y dijeron.

_ Lo sentimos su majestad, no lo reconocimos con tanto...

_ ¡Ha!, Olvídenlo.

Les dijo Erik mientras pasaba por en medio de ellos. Riddick iba mofándose de Erik por haber sido confundido con un mendigo y este lo miró con una mirada glacial y comenzó a perseguirlo para darle una paliza pero Riddick salió corriendo como una gacela dejándolo atrás.

***

Como Erik estaba tardando la reina Selene le dijo a su esposo.

_ Frederick, hay que hacer algo con respecto a Erik, se suponía que hoy debía estar aquí por la tarde para tomar el té con la hija del marqués Narrower sin embargo nunca llegó.

_ Cariño quizá él estaba ocupado y por eso no pudo llegar a la cita.

_ Erik siempre está ocupado cuando se trata de mujeres, si sigue así no se casará nunca.

_ Quizá sea porque él aún no ha encontrado la indicada.

_ Y como se supone que va encontrarla si se la pasa corriendo de un lado a otro con ese loco que tiene como amigo.

_ Cariño calmante, si le sigues presionando será aún peor.

_ Frederick en parte esto es tu culpa, siempre eres tan blando con él y por eso hace lo que quiere.

El rey suspiró, como sabía que no importaba lo que dijera todo iba hacer inútil ya que su esposa estaba furiosa, decidió que lo mejor era quedarse callado.

Cuando Erik llegó al comedor sus padres ya estaban sentados a la mesa y su madre parecía querer fulminar a su padre con la mirada, mientras él simplemente la ignoraba y probaba la comida.

Erik le dio un beso en la mejilla a su madre y le dijo.

_ Hola madre.

Y tomó su asiento a la par de su padre.

_ ¿Erik dónde has estado todo el día? ¿Por qué no llegaste a la cita que había preparado para ti?

_ Lo siento madre, se me olvidó por completo.

_ Siempre dices lo mismo, si sigues así moriré antes de ver a mis nietos.

_ Madre tú aun eres joven y hermosa, aún falta mucho para que envejezcas.

_ Eso es verdad cariño tu todavía estas muy joven y estoy seguro que vivirás mucho tiempo.

_ Dejen de adularme eso no les servirá de nada.

_ Madre por los momentos no me interesa el matrimonio, hay cosas mucho más emocionantes e interesantes que reclaman mi atención.

_ ¿Cómo cuáles?

_ La equitación, esgrima, cazar, aprender cómo ser un buen gobernante, hay demasiadas.

_ Erik ya tienes diecinueve años has de pensar seriamente sobre el matrimonio, ¿O acaso eso es algo malo?

_ Hum... No siempre. 

Contestó el rey mientras miraba a su esposa con dulzura, la reina sonrió al escuchar la respuesta de su esposo se acercó a él y le besó.

Erik al ver a sus padres coquetear frente a él deseó poder escapar de ahí, pero no se le ocurrió ninguna buena idea que su madre pudiera aprobar y dejarle ir.

Erik se puso algo de comida en su plato, he iba a tomar un sorbo de vino de su copa cuando un temblor comenzó a sacudir todo a su alrededor, las copas se dieron vuelta, algunos cuadros se cayeron y unos jarrones se dieron vuelta y se rompieron.

_ ¿Qué está pasando?

Preguntó la reina muy asustada. El temblor se fue haciendo cada vez más fuerte y hubo un gran alboroto en todo el reino.

Cuando todo volvió a quedar tranquilo, el Rey se apresuró hacia el balcón para ver qué había pasado y a lo lejos pudo escuchar los gritos de los ciudadanos pidiendo ayuda.

Erik salió al balcón junto a su padre y le preguntó. 

_ ¿Qué crees que haya pasado?

_ Sinceramente, no lo se.

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