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Un Beso Más ✓

Capitulo 1_Un Beso antes de la muerte (Editado)

La mujer de pelo rubio platino y un pedazo de cielo como ojos vueltos nada ante la escena, sus labios antes rozados ahora blancos, su rostro estaba pálido, la mujer temblando, delante de ella estaba la peor escena de todas, sus hermanas estaba tiradas en el suelo, muertas. Algunos de sus hermanos también, otros al borde de esta apuñalados con crueldad, solo uno estaba vivo, peleando con el padre de su hijo, no podía decir que esposo, su matrimonio nunca se había llevado acabo, había escapado de un antiguo matrimonio, obligado.

El sonido de las espadas, los estruendos de hechizos entre sí, los dos hombres que peleaban a muerte, dos poderosos espadachines y magos, había una línea que los separaba, uno de ellos había sido reconocido, el otro no.

No podía moverse, su amado, la persona por quien arrojo su orgullo como noble, su estatus, su dinero, TODO... El hombre delante de ella, le había impuesto un hechizo que le evito moverse y hacer algo al respecto en la batalla en la que los dos terminarían muertos

—Papi?... y Tío?— un niño que entro al salón donde había y estaba siendo llevada acabo la masacre, con sus pelos rubios platinos y ojos iguales a los cielos azules y claros con labios gruesos y mejillas rosadas se blanquearon al ver a su querida en tal situación, cubierta por sangre.

los dos hombres se detuvieron, el hechizo puesto en la mujer, la madre del pequeño, desapareció. El padre del niño aprovecho la distracción puesta por su hijo y apuñaló en el corazón al hombre, el niño se asustó al ver la escena, no había notado los cuerpos sin vida.

—Ese es el precio de meterte con mi mujer— Dijo el hombre, el luna reflejaba su pelo negro y sus ojos dorados con manchas de sangre por su rostro con hermosas facciones, pelo carbón y cuerpo lleno de cicatrices, en especial en los brazos.

el niño estaba en shock, la madre de este corrió a él y lo abrazo, tenia golpes por su cuerpo, ocultos bajo la ropa, una suerte, su niño no le vería todos los golpes causados por su hermano y hermanas, todos muertos delante de ella.

Sus lágrimas antes por la muerte de sus hermanos ahora era por el trauma de su pequeño hijo.

Se sentía como la peor madre del mundo, no, sabía que lo era. Si hubiera escuchado a su pareja nada hubiera pasado.

No se había percatado de todo lo que había ocurrido en solo una hora, en una hora habían muertos sus cuatro hermanas y ocho sus hermanos. Todo cuando se leyó el testamento dejado por su padre, a qué nunca pudo decir adiós.

las lágrimas comenzaron a desmoronarse, su cara se arrugó y se vio obligada a morderse el labio para no hacer un ruido y que su hijo lo notará

—Ma...mami— Sollozo temblando

distraída de sus propios lamentos y pensamientos no noto que su bebé. Ya tenía rato que estar llorando, aferrándose a ella mientras temblaba.

Se trataron de consolar madre e hijo, era imposible, la madre que había visto como toda su familia moría delante de ella, y el hijo quien estaba traumado y asustado por su padre, quien había apuñalado a su tío.

El hombre cubierto de sangre, suya y los que ahora eran simples cuerpos sin vida, miró a su única familia, llorando.

¿Fue correcto haber matado también a las hermanas Valencia? pensó frustrado.

El jamás había sido una persona que le importará haber matado a mil personas, pero... Aun así odiaba verlos llorar por la muerte de aquellos insectos maltratadores física y mentalmente.

La mujer que con locura amaba, ahora solo estaba tirada llorando por la perdida de su familia, que la había intentado matar, por envidia, un cruel sentimiento que en los Nobles hacia llegar a puntos extremos como lo era el asesinato, en la nobleza la regla más simple:

Solo el más fuerte vive, los débiles son un estorbo

Su mujer lo era a los ojos de los ahora muertos, sabía que ella no sería capaz de matarlos, debía hacerlo él, por el bien de su esposa, ahora viéndola hecha un mar de lágrimas se comenzaba a arrepentir ¿De verdad la única salida era matar a todos? Para él claro que lo era, en cambio para ella siempre era mejor buscar otro modo. Era incorrecto tener ese pensamiento, aún cuando tu vida estaba en juego.

—Ariana...— dijo su nombre, la mujer de pelo rubio platino con sus el cielo de ojos, un cielo qué lloraba amargamente se separó de su hijo, que se sorprendió al ver sus lágrimas en compañía de su amarga expresión, lo miró —...Si tuvieras la posibilidad de cambiar todo ¿lo harías a cualquier costo?— preguntó, rogando que si repuesta fuera negativa.

Al saber que había posibilidad de poder ver a su padre otra vez, dándole mimos y caricias llenas de afecto abrió los ojos. Sus labios, sus ojos y todo su cuerpo tembló, sabía que si usaba magia sin ser portadora de esa habría un costo. No le importaría cuál fuera en ese momento.

Con sus piernas temblorosas se levantó, de charco de sangre en el que se había arrodillado para estar de un estatura similar a la de su hijo, dio pasos largos, con leve miedo de caer, hasta él.

—¿Hay un modo? ¡Por favor dime!— gritó esperanzada, su vista aún estado borrosa logro ver la mirada impotente de él —¡Aiden! ¡Te lo ruego!— se tiró al suelo, mirando el suelo teñido de sangre.

El hombre sin saberlo noto cuando su vista comenzaba a teñirse borrosa, estaba llorando. Se arrodilló delante de ella, de su amada y con su mano derecha, la menos sucia de sangre, tomo su barbilla y alzó su rostro, ese rostro angelical.

Era un ángel llorando.

El niño solo podía ver la escena, sus pies no le dejaban moverse, estaba escaneados al suelo.

Aiden miró a su hijo, la misma réplica de su madre y de su suegro, que ahora le miraba con un rostro lleno de miedo, su corazón no podía estar más roto.

No quiero... hacerlo pensó el hombre aproximándose al rostro de su amada.

Posteriormente con sus labios juntados, sacó una daga, la misma que le había regalado en su cumpleaños, el que solo ella y su hijo, en ese entonces a punto de nacer, habían celebrado.

Con su corazón dolido, lágrimas por sus mejillas cubrieras de sangre y las manos de su esposa en su pecho, enterró la daga por dónde estaba el corazón de ella, está lo miro con ojos llenos de lágrima y sorpresa.

—Volveré a ti, te atraparé y serás mi esposa dela te de todos, mi mayor orgullo— le susurro al oído antes de que esta diera su último susurro.

—Ian...— Murmuró en nombre de su hijo, aterrada al saber que la había apuñalado delante de él.

Su cuerpo cayo al suelo, manchado de sangre, junto al cuerpo de su hermano, el último en morir, su corazón había dejado de latir y sus lágrimas dejado de salir

El niño estupefacto retrocedió, se tropezó con una mano, de una de las tías que nunca conoció con cabello rubio ceniza. Cayó sentado, no le evitó retroceder, no podía reconocer a su padre, el hombre que más llegó a admirar ahora era un vil asesino -Siempre lo fue-, había matado a su madre, la mujer que siempre lo miro como el único, sus lágrimas por miedo ahora eran también por su madre.

El hombre, miró el cuerpo sin vida de su amada, sus lágrimas que eran pocas habían aumentado, la daga testigo de el peor pecado, fue utilizada para el se cortará la mano, una herida profunda

la sangre de dejo caer sobre la de ella, seguido de murmuros, el hechizo prohibido de su familia, el que no podía usarse por más de tres veces... Está era la segunda vez que lo usaba

—Perdon...

un círculo de magia comenzó a trazarse por si solo, al rededor del mago y la princesa. cuando termino se cortó la garganta y cayó muerto al lado de la mujer que siempre amo

El niño había dejado de retroceder, ahora había corrido a los cuerpos de sus padres que comenzaron a desaparecer, en cambio aparecía margaritas, la flor favorita de su madre.

Se terminaron deshaciendo, lo último que puedo hacer fue tocar la mano de su madre y su padre antes de que convirtieron en aquella margaritas, puras, la pureza que había perdido esa noche.

A la edad de ocho años, después de la masacre por el poder, el hijo de uno de los magos más poderosos NO reconocido y la princesa Ariana, hija de la concubina más amada por el antiguo Duque, tomo el poder por el que sus tíos habían muertos y sus padres se habían suicidado, solo con el recuerdo de las margaritas blancas, signo de pureza. Sin cuerpo al que llorar.

Capitulo 2_La primera hija por amor, no obligación (Editado)

Despertó.

No veía bien, todo estaba borroso, se sentía vulnerable, frágil. Incapaz de mover su cabeza, oía voces lejanas, no entendía bien lo que decía, complicada trato de moverse, sentía sus extremidades pesadas.

Sólo podía recordar la cara aterrorizada de su hijo y la mirada dolida de Aiden antes de que la apuñalara.

La mujer de pelirroja con un par de ojos verdes y pecas esparcidas por sus mejillas tenía su vista borrosa por la lágrimas, era su segundo parto, ya estaba mentalizada, sabía cuál sería el dolor de traer a su hijo mundo, aunque estuviera sudada y agitada por la labor de parto, que duró horas, extendió los brazos, quería cargar a su hija.

Esta vez rogaba porque si, dios quería llevarse a alguien fuera ella y no su bebé.

la enfermera se la entrego dudosa, parecía desmayarse a cualquier minuto, aún así simpatizo, era una madre anhelante del poder tener en sus brazos a la bebé que le había costado horas traer al mundo.

al tener a su bebé en brazos la vio atentamente, ya le habían cortado el cordón umbilical y habían limpiado la sangre

Ariana pudo ver un rostro borroso, el rostro de una mujer sonriendo, la veía grande, se sentía pequeña, no sabía que era un bebé.

—Ariana, ese será tu nombre— dijo si teniendo a su hija me brazos, Feliz. No duró mucho hasta que noto que no había llorado —¿por qué mi bebé no está llorando?—se dirigió a la enfermera que le había entregado su bebé

—Es raro que los bebés no lloren al nacer, pero no es nada grave, siempre que respiren— explico quitándole el bebé, debía envolverlo en un manto y llevárselo al Duque, quien esperaba ansioso en la sala de al lado

—…— miró a si bebé, el como se alejaba de ella, aún sin llorar, con sus ojos abiertos levemente. Se desmayo

Ariana confundida sintió como era pasada de un lado a otro, y como comenzó a ser llevado a otro lagar, se sentía rara, era diferente la forma en la que la llevaban, también cuando la depositaron en una superficie blanda, el como fue envolvía en un manto -Blanco-, la tomaron y fue llevada a otro lugar

La enfermera, morena de pelo negro y ojos café llevo a Ariana hasta la sala vecina en la que se había llevado acabo el parto, donde el duque, la primera esposa y algunos niños esperaban las noticias -en realidad solo el duque-

toc toc

la puerta dos veces, está se abrió casi de inmediato, el duque al ver a la bebé sonrió, y se hizo a un lado, la enfermera paso, las personas presentes en la sala se concentraron en la que acababa de entrar con la bebé recién nacida y noticias sobre la madre

el Duque sin esperar nada tomo la bebé, entregada por la enfermera, le sonrió, la perfecta escena de padre e hija, maldecida por los lo niños que no tenían ese nivel de afecto por parte de su padre ni su madre

—¿Cómo está Bianca?— pregunto a la enfermera

Ariana reconoció esa voz sería y a su vez preocupada, masculina y atrapante, la del hombre que siempre la adoro y apoyo. Su padre

Comenzó a llorar, si pudiera brotar lágrimas de sus ojos hubiera derramado un océano de lágrimas

—¡ah! ¡la bebé al fin comenzó a llorar!— exclamó alegre la mujer morena aliviada, al final la bebé no era tan rara —Y contestando a su pregunta, están bien, solo se desmayo por el cansancio, en algunas horas despertara— dijo rápidamente, apenas entendible

—¿No había llorado?— pregunto mirando a la bebé que no podía dejar de lloriquear

—No— contesto apresurada

—¿Le hubiera pasado algo si no lloraba?— interrogo,

La calidez de tener a su primer hijo deseado y anhelando no tenía precio, le preocupaba que algo malo le pudiera pasar, sabía más que nadie lo poco que podía llegar a durar la felicidad.

—No, es una bebé muy sana, no importaba que no llorara siempre y cuando tuviera una buena reparación— le explicó con una sonrisa

—¿Es niña?

Esa fue una pregunta decisiva en el salón para la mujer allí, la primera esposa, una mujer de pelo castaño y ojos azules iguales a dos diamantes, si era niño debía matarlo inmediatamente, sería un problema para que uno que sus hijos ascendiera como el próximo duque

—Sí.

la respuesta alivio a la mujer, sus hijos que miraban con envidia la escena, alejada de su realidad, la sonrisa que su padre tenía, aunque fuera una niña, Odiaban a la bebé, que había obtenido por lo que ellos siempre lucharon

—¿Ya le puso un nombre?— Le pregunto por último a la mujer, al comienzo del embarazo le había hablado sobre el nombre que quería si el bebé fuera niño y si fuera niña, aún así quieran comprobar

—Si, Ariana— contestó sudando por saber el significado de ese nombre en la familia Valencia.

La primera esposa se alarmó. 'Ariana/Ariano' el nombre que solo el próximo sucesor puede llevar o con suerte dos hijos, pero de diferente sexo, una niña llevaría 'Ariana' y un niño 'Ariano' diciendo a la sociedad que uno de los dos sería el sucesor ¡Esa niña de una concubina no podía llevar ese nombre! ¡no era de linaje puro! ¡Además su marido no le había permitido a ninguno de sus otros hijos que llevará tal honor!

—¡Mi señor-!— fue interrumpida por la mirada fría de su esposo

—Mi niña— Murmuró fascinado por su pequeña hija —, tu nombre será... Ariana— dijo sonriente a la bebé que en sus brazos seguía llorando

La enfermera se marchó antes de que se viera metida en una pelea

—No cambiaré de opinión— dijo al irse la enfermera. La primera esposa me indigno, no había esperado que dijera siguiera una palabra.

—¡Pe-!— trató de persuadirlo, falló, la mirada de 'Cállate' se lo confirmo.

Los niños presentes, dos de los hijos de la primera esposa, con el pelo castaño y los ojos característico de la familia Valencia apretaron los dientes y las manos, tenían seis años, en todo ese tiempo su padre nunca los había mirado de la forma en la que mira a esa bebé

—Me marchó— avisó, aunque debía de dar la razón por la que se iba por respeto no lo hizo

Salió a los pasillos, los recorrió en compañía de su hija recién nacida, ya más calmada, en vez de llorar ahora hacia ruido, casi queriendo comunicarse.

Al pase de unos minutos llegó a la habitación donde viviría su hija y temporalmente su quinta esposa, entro en esta, la habitación estaba decorada con oro, como la suya.

Había una cama tendida, amplia, con la colcha hecha especialmente para ella, sería la que usaría cuando creciera, mientras su esposa sería la que la usará.

Las paredes estaban pintadas de blanco, cuando su bebé fuera capaz de escoger el color que quisiera, se pintarla de tal color

Cuadros de él, su esposa, hermano y abuelo materno estaban por la habitación, para asegurarse de que no se olvidara de ninguno. El piso era de mármol, a diferencia de las habitaciones de sus demás hijos, los cuales tenían piso de madera.

Tenía un mesa de noche al lado de la cama, para que su esposa la usará, principalmente ya habían pañales y biberones

También había ropa a montones para que su pequeña princesa le usará, desde ropa nada colorida hasta la más colorida y zapatos pequeñitos hechos de seda solo para que ella los usará.

—Serás la princesa de el Ducado, mi bella Ariana— susurró mirando a la bebé con el más profundo amor

la deposito en la cuna, en el centro de la habitación, con un peluche de conejo y un colcha de las plumas más suaves que habían, salió de la habitación, ya la Niñera que cuidaba a todos sus hijos los primeros Doce años de vida, entró.

Se marcho para donde estaba su amada, en cinco minutos llegó, trataba de no parecer preocupado, cuando entró estaba el Doctor más competente del reino, no era el médico real, era un médico del hospital construido entre los dos reinos vecinos.

—¿Cómo está?— preguntó con una expresión manejada, al contrario de su voz

El Doctor y las dos enfermera miraron al Duque, que era conocido por 'No amar a nadie', pero estaba ahora mismo a punto de la locura, preocupado por una mujer

—Está estable, solo se desmayo por el cansancio, Duque Ariano— dijo con una voz sería

Al oír la noticia de que ella no había muerto suspiro de alivio, después sonrió leve.

¿Cómo sería ver crecer a su hija, junto a ella?

No habían pasado más de media hora desde que Ariana, su niña, había nacido, aún así ya miraba al futuro con gran dicha. Desde ver sus primeros pasos, sus primeras palabras hasta cuando fuera una señorita.

...ΩΩΩ...

Capitulo 3__ Palabras de un 'hijo' (Editado)

[El tiempo y la codicia eran crueles juntas, eso lo sabía, pero no quería elegir entre tan desastrosas elección para acabar con la creadora del Mal ¿Por qué le ponía a elegir?]

Habían pasado tres meses desde el nacimiento de Ariana, el duque siempre iba a verla, cada día sin falta, ver su hija se había convertido en su mejor pasatiempo, era tranquila, su esposa quien cuidaba con ayuda de la niñera, al ser madre primeriza sin ninguno conocimiento previó al cuidado de un bebé, cuidaba a su hija, Ambas decían sobre lo tranquila que era, y que solo lloraba cuando necesitaba comida o cambio de pañales, el resto del tiempo estaban callada sin hacer un ruido.

Tres meses pasaron corriendo, Ariana ya podía ver mejor, distinguiendo lo que veía, le gustaba estar quita y dormir, no le gustaba hacer ningún esfuerzo físico, aún así ya entendía que debía comenzar a acostumbrar su cuerpo a gatear para poder tener mayor facilidad al pararse, el primer paso para caminar correctamente.

Hace poco había notado que estaba devuelta en el pasado, lo sabía porqué, su madre, la niñera y su padre ya debían de estar muertos, entendía a qué se refería su esposo con poder cambiar todo a cualquier precio.

Y, aún así, estaba muy molesta por haberla matado. Y más por dejar a su pequeño hijo sin madre. ¿Cuánto debía estar sufriendo por un ahnelado abrazo?

Debía evitar que su madre muriera envenenada a mitad de su segundo embarazo por la tercera madre, Que la niñera probará de esa comida y muriera poco después de su madre, y por último, que el segundo hermano no apuñalara a su padre y fingir que había sido el primer hermano que posteriormente moriría en la guillotina por orden del Emperador, así el segundo hermano convirtiéndose en el primer hermano. También debía evitar que el segundo hermano apuñalara a otro de sus hermanos tras saber la verdad.

En definitiva, su hermano más tirano y de sangre fría era él.

Los días eran pensativos, debía pensar como hacer que su padre se acercará a sus demás hijos antes de que la odiaran, y de paso a su madre y padre. Sus hermanos nunca habían recibido afecto por sus padre o entre ellos, solo de la niñera, quien moriría y se quedaron solos con nuevas niñeras que solo ayudarían a aumentar el odio

Había llegado a la conclusión que debía comenzar a ganarse el cariño que siempre había deseado por parte de sus hermanos apenas comenzar a gatear con más fluidez.

Si no podía hacer que las madres de sus hermanos le dieran el cariño que ellos siempre buscaron podían hacer que dejarán de ver a su madre como enemigo, recordaba en su vida anterior que su madre siempre los trato como hijos suyos, sin embargo ellos nunca dejaron de mirarla con odio. Recordaba con ella y su madre hacían planes para ganar el cariño de sus hermanos, un poco tonto

Con el plan en mente, mientras comenzara a gatear más solo disfrutaba del cariño de su madre y padre, los que había extrañado, más el de su padre que fue con quién más convivió y la consoló cuando si madre murió, no recordaba el rostro de su madre, pero su voz cálida y frágil, en sus recuerdos el rostro de ella era borroso. Ya tenía un rostro para sus recuerdos

***

una mujer de edad mayor estaba tirada en la cama, casi muerta, a su lado estaba su hijo, un joven de diez años, de pelo negro al igual que la mujer tirada sobre la cama vagando entre la vida y la muerte, sus ojos eran dorados, una característica muy peculiar. Una característica proveniente de la familia imperial

Al joven no le importaba mucho la mujer moribunda, está vez no salvaría, ya sabía bien que era solo una rata codiciosa que había tratado de matar a su amada en la anterior vida, solo la había perdonado por ella, había perdonado todas las veces que casi lo mataba a golpes, cuando lo dejaba sin comer nada.

En esta vida no sería tan benevolente.

Su madre nunca le había dado atención, era alimentado por sobras de los vecinos que encon hasta que había despertado su poder y daba pequeños trucos de magia de un libro de magia escrito por su abuelo y tío, ahora perteneciente a él. Con eso se ganaba la comida

—Ojalá y al menos puedas ir al infierno, madre— el susurro al oído mientras se levanta y marchaba de esa casa —está vez no estaré contigo, estaré en el palacio para poder ser un pretendiente notable— dijo en voz baja, casi alcanza el murmuró

Esperame... mi amada Ariana pensó mientras a lo lejos miraba el palacio, que desde allí se veía diminuto.

***

ocho meses desde que se había convertido en una bebé, pensando en planes, en su amado -con el que estaba enojada-, y en su pequeño hijo, ¿que habrá pasado con él? le dolía pensarlo

con sus ocho meses ya podía gatear y pararse -con ayuda de algo-, se había aprendido el horario de su madre, salía por la tarde junto con la niñera y no volvían hasta alrededor de una hora -en realidad media hora- para darle de comer, su padre la visitaba normalmente por la mañana y le venía a dar las buenas noches

En esa ocasión cuando su madre y la niñera salieron y la habían dejando en la cuna con juguete de madera y varios muñecos tiró los muñecos primero, cuando vio que estaban amontonados se montó en la 'pared' de la cuna y trato de bajarse, como pensó que cayo, pero sobre los muñecos

después de haber pasado el mayor reto, fue hasta debajo de su cama, por la parte que tocaba la pared y tocó una piedra sobre saliente, un pasadizo se abrió, se apuro a entrar -gateando- ya que la puerta solo duraba treinta segundos abierta, a penas lo logro

Era el pasadizo secreto que su tío paterno, cuando tuviera quince años, le mostraría

el pasadizo no estaba limpio, tenía telarañas, que no podía ver, todo estaba oscuro, lo bueno es que no había ratas ni ratones, pero si arañas. Por suerte nada venenosas.

después de unos minutos gateando vio una luz, ya había llegado a su destino, hundió la piedra sobresaliente, y el pasadizo se abrió salió rápidamente y miró sus manos, las tenía sucias de tierra y se imaginaba su pelo, lleno de telaraña.

estaba en el jardín, por este había otro pasadizo para salir de ella mansión sin ser visto, ese no lo usaría

Ariana gateo por el césped, entre arbustos para no ser vista. poco después se encontró con un gato, un poco más pequeño que ella, este al verla se suelo seguido de que un niño abriera paso a los arbustos y la viera

el niño era de pelo castaño y ojos azul cielo claro, estaba vestido con ropa de noble y tenía una correa en sus manos, rota, el niño tenía seis años

¡Bien! ¡Eugenio! pensó Ariana gatea al niño

—¡que hace un bebé de sirvientes aquí!— exclamó asqueado por la apariencia sucia del bebé

no vez el color de mis ojos?!

—¡Do!— dijo, se avergonzado al instante, aún no podía hablar claro

el niño pestaño un par de veces y se aga chó hasta quedar de la altura de la bebé, está gateo a el con una sonrisa y se sentó extendiendo los brazos

—¿Quieres que.. te cargue?— le preguntó desconcertado, se sintió estúpido al hablar con un bebé

Para su grata sorpresa la bebé asintió con unos bellos ojos, brillantes y alegres. Sin poder negarse a esos ojos la la tomo en brazos, Ariana se sujeto de por detrás de su cuello, debía asegurarse de que al enterarse quien era en realidad no la botara

—¡MIGUEL!— gritó el niño, la bebé se quedó un poco sorda, estaba cerca de su oído

En minutos llegó un hombre con traje de mayordomo, en su vida pasado murió protegiendo a Eugenio, lo veía con el hermano que nunca había tenido aunque debía obligarse a no portarse así al ser su amo

—limpia este bebé— ordenó tratando despegar el bebé de el, está se aferraba a el con sus ojos cerrados. —Ayuda— pidió ya cansado después de unos minutos

el mayordomo trato de despegar con delicadeza al bebé de su señor no pudo, la bebé se aferraba a el con sus ojos cerrados y con lágrimas por sus ojos

al final tuvo que hacerlo a la fuerza, Ariana frustrada, sonrió internamente

vamos a ver si, me separas de mi hermano

Tomo aire, el niño y su mayordomo la miraron tragando. Comenzó a llorar, sin alguno control.

Era bueno ser niña, pero eso no quitaba que su mente y conciencia adulta se avergonzó y le recordó sobre ese infantil comportamiento.

al final para no atraer a personas el niño se obligo a estar cargando a la bebé. Ella le dio un beso en la mejilla y comenzó a morderla, tenía ya los primero dos dientes, que la hacían ver cómo conejo.

Y su mente otra vez le recordó y se avergonzó sobre el comportamiento.

la bebé fue llevada al castillo donde los sirvientes miraron la escena algunos confundidos, otros con ternura y algunos alarmados, Miguel solo aguanto las ganas de sonreír ante la ternura, aunque no había visto a la bebé con los ojos abiertos ¿tendría algún problema?

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