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La Venganza de LuciFer

PRÓLOGO

La vida puede dar muchas vueltas y cambiar en un abrir y cerrar de ojos. En un momento, puedes estar en lo más alto del mundo, pero en otro, puedes estar en lo más bajo de él, casi llegando al infierno.

La familia Ferguson, era una de las familias más adineradas y reconocidas en todo el país. El señor Ferguson era un hombre de lo más ejemplar: era dueño de la mejor cadena de bienes raíces, cumplía con las leyes al pie de la letra, amaba a su familia, era todo lo que una mujer podría llegar a querer en su vida. Su esposa era una mujer fuerte, hermosa, alegre, amable con todas las personas y muy amorosa con su familia, antes de casarse era miembro muy importante del FBI, pero después de un tiempo no pudo continuar con su carrera ya que no podía soportar seguir viendo a tantos muertos, así que después de un tiempo decidió retirarse para dedicarse a su familia y a la pintura, que era una de las tantas cosas que amaba hacer. El hermano del señor Ferguson aún era miembro del FBI, era uno de los más reconocidos y valientes agentes y muy estimado por todos. Los señores Ferguson tenían una hija muy hermosa a la que toda la familia adoraba, en especial su tío que la consentía demasiado. La niña era muy alegre, tenía una vida muy cómoda, los empleados la querían y la respetaban, sus padres la amaban, era la niña más consentida por su tío… ella creía que no podía pedir algo más porque con la vida que le había tocado era más que feliz (y quién no).

Los Ferguson tenían muchos conocidos, pero pocos amigos, y entre ellos se encontraban los hermanos Collins. Christian Ferguson y Matías Collins se habían conocido en la universidad de Chicago mientras estudiaban contaduría. Su amistad se hizo más fuerte cuando en una ocasión Christian le dió una paliza a unos sujetos que golpeaban a Matías y éste lo salvó de ser atropellado. Pronto conoció a la familia Collins, quienes lo recibieron con los brazos abiertos y pasó a formar parte de la familia. Los Ferguson eran huérfanos de padre, ya que él había muerto cuando Hugo solo tenía un año de nacido y su madre se había dedicado a sacarlos adelante. Christian aún era muy pequeño, por lo que no recuerda ni el rostro ni la voz de su progenitor.

Hugo Ferguson e Iliana eran compañeros de trabajo, él se había encargado de presentarle a su hermano, ya que creía que era una de las mejores personas a las que podría haber encontrado, además que le tenía mucho aprecio. Y no se equivocó, ya que cuando Iliana y Christian se conocieron inmediatamente hicieron click.

Cuando se casaron, Christian ya era reconocido en su ciudad con su empresa que progresaba rápidamente, lo cual le permitió darle a Iliana una vida muy cómoda, sin embargo ella se negaba a dejar su trabajo, hasta que los resultados de la prueba de embarazo dio positivo. Hugo se mudó con ellos a petición de la pareja, pero él tenía su departamento al que iba de vez en cuando.

Una tarde, los Ferguson invitaron a los hermanos Collins a pasar la tarde con ellos, Matías llegó antes que Rodrigo, ya que él tenía unos asuntos que resolver antes de presentarse.

Todos se la pasaban entre charlas y risas en el enorme jardín trasero de la mansión, a pocos metros de ahí había un mini bosque en el que a Lucia le gustaba pasar el tiempo, era un ambiente muy agradable, todo parecía ser de color rosa. Sin embargo no les duró mucho tiempo el estado de ánimo, ya que pronto se empezaron a escuchar disparos alertando a los presentes. El jefe de seguridad de la familia Ferguson pasó la puerta corriendo hasta ellos y dijo con voz alterada:

-Señor, nos están atacando, es mejor que se refugien…- un disparo se escuchó y acto seguido el hombre cayó al suelo sin vida.

-Nos volvemos a ver Christian Ferguson… perdón por no traer la invitación.- dijo mientras empezaba a disparar contra los presentes. Pero entre ellos estaba la pequeña Lucia con 10 años ya. Todos comenzaron a correr, refugiándose entre la decoración del jardín.

Todos sacaron un arma preparándose para el ataque.

-Iliana, huye con nuestra hija, nosotros los distraemos un rato para que puedan escapar- dijo Christian con voz angustiada

-Eso ni de broma, me quedo contigo

-Iliana, hazle caso a mi hermano, huye… ahora lo más importante es mantenerlas con vida

-¡CARAJO! el imbécil de Rodrigo no contesta- dijo desesperado Matías. Quitó el seguro de su arma y empezó a disparar contra los hombres que se iban acercando cada vez más.- Iliana, huye con Luci y busca a mi hermano, él las va a proteger, estarán a salvo con él… vayan.

-Amor, ve… las amo y cumpliré mi promesa, las protegeré con mi vida.- de los ojos de Christian e Iliana rodaban las lágrimas, definitivamente separarse de esa manera era lo más doloroso que podrían enfrentar. Matías y Hugo disparaban casi en sincronía. Iliana le dio un casto beso a Christian de despedida, sintiendo como el corazón se les rompía en mil pedazos. Antes de que dieran un paso más, Hugo se acercó a Luci y le entregó una pistola de bolsillo con un cargador de 10 cartuchos que le sería de utilidad a Luci.

-Recuerda todo lo que te enseñe, ¿Ok? Y recuerda que siempre serás mi sobrina favorita, mi pequeña lucifer.

-Te quiero tío- contestó la niña llorando.- tío Mati, papi, tío Hugo… los quiero.- Christian le dió un último beso a su niña y se dio la vuelta para dispararle a los sujetos que intentaban acabar con ellos, mientras que Iliana se iba con la pequeña Luci.

-¿Quién carajo nos viene a atacar Chris?- preguntó Hugo mientras disparaba a un sujeto por la izquierda

-No lo sé, nunca había tenido problemas

-Son los Damswork, ¿No lo recuerdas? No firmaste uno de los contratos por la jugada que te querían hacer, además de que rechazaste a su hija…

-¿Tu cómo sabes que es él?

-Sabes que aparte de sus supuestas empresas al margen de la ley está en el bajo mundo de las drogas… fue él el que secuestró a Luci hace dos años, por causa de tu hermano, su red de tráfico de órganos se fue cuesta abajo, por ti no pudo obtener las ganancias que quería… y por mi hermano perdió una parte de su territorio… aunque eso último no lo sabe.

-Mierda, debí saber qué sería un dolor de cabeza a la larga.- contestó frustrado Christian

-De nada sirve lamentarse en este momento, tenemos que impedir que lleguen a Iliana y Luci- dijo Hugo disparando sus armas. Matías tomó nuevamente su celular y marcó un nuevo número, ya que su hermano no contestaba

-¡Matías!¡Qué alegría saludarte!- se escuchó una voz al otro lado de la línea mientras que los hermanos Ferguson vaciaban los cargadores de sus armas.-¡JODER MATIAS!¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

-Martin, necesito que me eches una mano, vente a la mansión Ferguson y trae tus hombres, nos están atacando y no sé cuánto más podamos resistir

-Claro hermano, voy para allá… ¿Ya le avisaste a Rodrigo?

- El imbécil no me contesta… si puedes contactarlo hazlo por favor

-De acuerdo hermano, voy para allá.- dijo el hombre cortando la llamada.-¡TRISTÁN! PREPARA A LOS HOMBRES, SALIMOS EN MENOS 5.

'Hermano, aguanta un poco.' Martin estaba preocupado por Matías, así que marcó el número de Rodrigo sin obtener respuestas de este

-MALDITO IDIOTA.- dijo enojado mientras corría a ponerse su equipo de seguridad. Entonces se le ocurrió marcarle a Carlos, el mejor amigo de Rodrigo y su mano derecha.- Contesta maldito idiota.- Dijo mientras se colocaba el chaleco antibalas, poniendo el teléfono en altavoz. Después de dos pitidos escuchó un quejido al fondo- MALDITOS ESTÚPIDOS, LES ESTOY MARCANDO DESDE HACE RATO

-¿Qué mierda quieres Martin?- contestó molesto una voz juvenil.

-¡ESTÁN ATACANDO A MATÍAS EN LA CASA DE LOS FERGUSON Y USTEDES NO RESPONDEN!

-¡¿QUÉ CARAJO ACABAS DE DECIR?!

-LO QUE ESCUCHASTE IDIOTA, ASI QUE TU Y EL IMBECIL DE RODRIGO MUEVAN SUS TRASEROS QUE YO TAMBIÉN VOY PARA AYUDAR, PERO NO SABEMOS QUE TANTOS HOMBRES MAS ESTEN ATACANDO

-Está bien, vamos para allá

-MUÉVANSE- dijo en respuesta Martin mientras salía a toda velocidad de su mansión hasta el coche que lo llevaría hasta su casi hermano.

Mientras tanto, en una bodega a las afueras de la ciudad, se encontraban Rodrigo y Carlos, junto con varios de sus hombres, quienes golpeaban a unos chicos mientras les hacían preguntas.

-¿Quién los envió?- pero no recibían respuesta-¿Quién se atrevió a intentar robarme MI mercancía?

Carlos recibió la llamada, cuando Martin le dijo lo que estaba pasando, tuvo un mal presentimiento

-Rodrigo, tenemos que irnos ya… tu hermano está en peligro

-¿De qué hablas? Él está en la casa de los Ferguson, dónde debería estar yo también si no fuera por este par de imbéciles

-CARAJO RODRIGO, TU HERMANO Y LOS FERGUSON ESTÁN SIENDO ATACADOS, ME LO ACABA DE DECIR MARTÍN.- exclamó exaltado

Rodrigo sintió que toda la sangre había abandonado su cuerpo, tomó su arma y mató a los chicos que estaban amarrados a las sillas y salió corriendo.

-TODOS, A LA MANSIÓN DE LOS FERGUSON

Una gran caravana de camionetas se dirigía al lugar del ataque. Rodrigo iba rezando para que se encontraran bien, no quería perder a quienes consideraba su familia.

En la mansión, todo el equipo de seguridad de la familia y los hombres de Matías estaban muertos, solo quedaban ellos tres y las dos mujeres que habían intentado escapar. Iliana y Luci corrían a toda velocidad. Sin embargo, Iliana sabía que tarde o temprano las iban a alcanzar, y lo que menos quería en ese momento era dejar sola a su hija, pero sabía que no había otra opción. Así que ocultándose detrás de unos arbustos altos que anunciaban los límites de los terrenos de su propiedad, se acercó a su hija y con un gran dolor en el corazón, la tomó de las mejillas y le dijo:

-Cariño, tienes que ser fuerte, ¿Ok? Conseguiré más tiempo para que puedas escapar, ve a la casa de los vecinos o de quién sea… cuídate mucho y pase lo que pase recuerda que mami te ama

-Madre, no me dejes, por favor.- dijo la niña bañada en llanto

-Luci, escúchame bien. Tienes que vivir, tienes que seguir adelante sin importar nada. Si nos amas lo harás, serás fuerte y continuarás con tu vida, ¿De acuerdo?.- Iliana quería mantenerse lo más firme posible frente a su hija, en verdad necesitaba que fuera fuerte y tenía que guiar con el ejemplo, por lo tanto, si quería que Luci fuera fuerte, ella se mostraría así. Le dio un último beso en la frente y salió de su escondite, poco después se escuchaba como las ramas más delgadas de los árboles se iban rompiendo bajo los zapatos de los hombres que las buscaban. Luci se llevó las manos a la boca para evitar emitir algún sonido cuando los hombres pasaban cerca de donde ella estaba refugiada. La poca luz que quedaba de la tarde le permitió ver que los hombres tenían la figura de una serpiente en la mano, la misma que tenían los hombres que la secuestraron dos años atrás. El corazón le latía rápido, tenía miedo de lo que podía llegar a pasar, pero como su madre le había dicho, tendría que ser fuerte y seguir adelante a toda costa.

-Encuentrenlas, no deben estar muy lejos. A la señorita le encantará hacer sufrir a las dos enfrente de Christian por rechazarla.... y avisenle a las familias Duncan y Chen que estamos en busca de la menor de los Ferguson, si llega a escapar de nosotros, y recurre a ellos, se les recompensará muy bien por entregarla con el señor.

-¿Acaso no los Duncan y los Chen son buenos amigos de los Ferguson?

-Pff, en realidad no lo son. El verdadero socio importante de esas familias es el señor. Así que si quieren su parte, la entregarán.

Varios disparos se escucharon varios metros adelante, y los hombres corrieron hacia el origen del sonido. Hubieron varios disparos más, Luci quería salir y ayudar, sin embargo, sabía que no podía ponerse en riesgo, no podía echar a perder lo que sus padres habían hecho, su sacrificio no podía ser en vano, en especial ahora que sabía que no tenía a ningún aliado, solo a Rodrigo, pero encontrarlo no sería cosa fácil.

Algunos segundos después de haber dejado de escuchar disparos, se escucharon un par de explosiones, una provenía de la casa y la otra venía de la dirección en la que se había ido su madre tiempo atrás.

Su corazón dolía. Sabía que ahora estaba sola en el mundo, que no tenía a nadie que la protegiera, que todos en los que confiaba, todos los que alguna vez los llegó a considerar como "amigos de la familia" eran unos farsantes; todos, excepto los hermanos Collins, quienes demostraron ser verdaderos amigos. Asegurándose de que no había nadie más, salió de su escondite, saltó los muros con ayuda de los grandes árboles que estaban en ambos lados. Sin mirar atrás hizo una promesa:

-Mère, père, oncle Hugo, oncle Mati, je vous promets que je grandirai et vengerai sa mort. Je vous promets que je serai le plus fort.(Madre, padre, tío Hugo, tío Mati, les prometo que creceré y vengaré sus muertes. Les prometo que seré la más fuerte).- Acto seguido, caminó sin rumbo, decidida a ocultarse de todos hasta que fuera mayor de edad.

Cuando Rodrigo y Carlos llegaron a la mansión Ferguson, todo estaba en llamas, no había señal de que alguien hubiera sobrevivido. No había rastro de la familia Ferguson, ni de su hermano, ni de Martin. Uno de sus hombres se le acercó con el arma en mano.

-Señor, todo está en llamas, los pocos cuerpos que no están quemados se puede ver que son gente de los Damswork.

-Ese maldito idiota… pagará por lo que ha hecho…

-Señor, además de eso… hay varios cuerpos calcinados, al parecer son de la familia y su hermano… pero ninguno coincide con el cuerpo de la señorita Lucia.

-Hermano,- dijo Carlos poniéndole una mano en el hombro de Rodrigo, al ver que este lloraba en silencio la muerte de su hermano y la familia,- tenemos que encontrar a la niña… es posible que ella siga con vida. Tenemos que protegerla a toda costa.

-Lo sé.- Dijo Rodrigo con voz quebrada. Limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano dio una orden antes de dirigirse nuevamente a su coche.- Busquen a Lucia, hasta por debajo de las piedras si es necesario, la quiero sana y salva.

Carlos lo siguió hasta el coche en total silencio. Rodrigo no se sentía bien, por lo tanto se subió en la parte de atrás del auto, Carlos conduciría. Antes de irse del lugar, Rodrigo le dió una última mirada a la mansión que se reducía a cenizas y pensó:

'Iliana, Christian, Hugo ... Je promets que je chercherai et prendrai bien soin de Lucie en son nom. Frère, pardonne-moi de ne pas être à l'heure ... mais je promets que je me vengerai de sa mort ... même si c'est la dernière chose que je fais de ma vie. (Iliana, Christian, Hugo... Les prometo que buscaré y cuidaré bien de Lucia en su nombre. Hermano, perdóname por no llegar a tiempo... pero les prometo que tomaré venganza por su muerte... así sea lo último que haga en mi vida.) Si tan solo hubiera contestado…' nuevamente las lágrimas inundaron los ojos de Rodrigo… se sentía tan culpable por no llegar… pero sabía que tenía que estar bien, una pequeña lo necesitaba, y él estaba dispuesto a protegerla incluso con su vida.

CAPÍTULO I

...Hola desconocida o desconocido ❤️...

...antes que nada quisiera agradecer a quien se ha tomado la molestia de regalarme algunos minutos de su tiempo para poder leer mi primera novela 👉👈 al menos la primera que comparto con alguien que no es mi mejor amiga 🥺👉👈...

...Quiero aclarar que está novela es ficción, nada de esto es real. La información aquí manejada o varios de los sucesos aquí mencionados no son precisos, los he modificado según el conocimiento que yo tengo sobre el tema, por lo tanto recuerden no utilizarlo para hacer referencia a sucesos de la vida real....

...Aunque intenté estar bien informada sobre los temas aquí mencionados, no son tan precisos, ya que hay ciertas variantes y respuestas a los traumas....

...También quiero pedir disculpas si tengo errores u horrores ortográficos, a veces el autocorrector hace lo que se le da la gana 😅...

...Sin más que agregar, espero que les agrade esta aventura 🤭🤭...

...****************...

^^^Un año y siete meses después^^^

Era alrededor de las 9:00 p.m. cuando Luci se percató de que había disparos en la calle. Annie, Andy y Nathalia se despertaron asustadas. A pesar de que los disparos eran cosa de todos los días en ese barrio, este nuevo enfrentamiento las tomó por sorpresa.

-Vuelvan a dormir, todo va a estar bien- las calmó Luci. Las niñas se volvieron a tumbar en la vieja cama en la que dormían, intentando conciliar el sueño nuevamente. Annie y Andy se tomaron de las manos y cerraron sus ojos, solo Nath no podía dormir, estaba harta de tener que vivir así. Odiaba vivir en un viejo cobertizo, dormir en una vieja cama tirada en el suelo, aunque ella y las otras dos niñas dormían en la mejor parte de la cama, ya que Luci dormía en la parte que tenía varios resortes salidos que la lastimaban, y sin embargo no se quejaba, Nath odiaba esa vida. Pero sabía que tenía que soportarlo por un tiempo más.

   Luci se asomó por la puerta, y al no escuchar más disparos decidió salir. Nath se removió en la cama cuando la vio poner un paso afuera, sabía a dónde y a qué iba.

-Regreso en un rato, NO SALGAN- Nath solo asintió y volvió a intentar dormir. Aunque no le agradaba que Luci le diera órdenes, era mejor hacerle caso, después de todo, ella la había salvado.

   Luci comenzó a rondar por el barrio, buscando los cuerpos de los desdichados que tuvieron que dejar el mundo esa noche. A lo lejos vió la silueta de un hombre que iba tambaleándose, supuso que era un borracho, así que se escondió detrás de un contenedor de basura, ya había tenido encuentros con hombres borrachos antes y no pensaba en enfrentarse a uno otra vez. Esperó pacientemente a que se fuera, pero cuando se escucharon algunos pasos apresurados, el hombre se dio la vuelta y disparó, dejando sin vida a quien aparentemente era su persecutor. La detonación la tomó por sorpresa, y antes de poder emitir algún sonido se llevó las manos a la boca.La luz de la luna le facilitó ver con más claridad que la ropa del sujeto que iba tambaleándose, estaba muy manchada de sangre, Luci se dió cuenta que el hombre no estaba borracho, si no herido y que al parecer necesitaba mucha ayuda; estaba en debate entre ayudar o dejarlo a su suerte, se mordía la uña pensando en qué hacer ya que ella siempre había preferido no meterse en los problemas de los demás. Pero sus instintos le gritaban que fuera a ayudarlo, así que con mucho sigilo fue hacia donde se había metido el hombre herido y se le acercó silenciosamente.

El hombre estaba tumbado en el suelo, pudo ver que tenía una herida en la pierna izquierda y otra en el brazo, al percatarse de la presencia de alguien más levantó su arma apuntándole a Luci, quien en un acto de reflejo solo alzó las manos.

-¿Quién eres?-preguntó en tono muy bajo y algo agitado

-Tranquilo, solo soy una niña que te puede ayudar

-¿Ayudar?¿Tu a mi?-volvió a preguntar enarcando una ceja-¿Cómo se supone que me ayudarás?

-¿Tienes alguna navaja o algo para cortar?

-¿Acaso quieres matarme?- contestó el hombre con un tono muy molesto

-Es para tus heridas, tú tienes un arma, en el momento en el que haga algo indebido puedes matarme- la voz de Luci era firme, sin rastro alguno de malicia o miedo, cosa que sorprendió al herido, ya que otra niña en su lugar estaría temblando de miedo. Palpo su pantalón buscando la navaja que siempre traía con él y se la entregó. Luci se quitó la delgada sudadera que llevaba puesta y le cortó las mangas con la navaja

-Quítese el saco- ordenó Luci

-¿Ah?

-Quítese el saco, si sobrevivimos podrá comprarse otro.

La lógica de Luci era indiscutible, ciertamente si sobrevivía podría comprarse más, aunque no sabía para qué lo quería. Se lo quitó con la ayuda de Luci, quien al tenerlo en sus manos lo cortó de manga a manga, bajo la atenta mirada de su compañero. Buscó entre las bolsas del saco, y se percató que era ropa muy exclusiva, esa ropa era muy costosa. Palpó todo hasta que encontró un encendedor. Le tendió lo que quedaba de él, y al ver la cara de confusión del sujeto dijo

-Muerde, muerde tus manos o lo que sea, pero NO grites.

Hizo caso a la orden que le daba, y con cada segundo que pasaba, se asombraba de la seguridad y firmeza con la que hablaba la pequeña acompañante. Sin embargo, se sentía algo familiar, era una sensación extraña a la decidió ignorar

-Bien, aquí voy… ni se te ocurra gritar.- él solo negó con la cabeza; cuando vio que prendía su encendedor y acercaba la punta de la navaja, se preguntó si en verdad sabía lo que hacía.

Por su parte, Luci tomó una gran bocanada de aire y lo soltó lentamente, cuando vio que la punta de la navaja estaba cambiando de color, se acercó a su pierna, y sin más espera introdujo la navaja para sacar la bala. El hombre sintió un dolor tan fuerte que arqueó la espalda, intentando contener un grito; grandes gotas de sudor resbalaban por su cara, creía que esa niña solo lo estaba lastimando más, pero al escuchar como el pequeño objeto metálico caía al suelo, sus dudas se dispersaron. Luci tomó una de las mangas que le había cortado a su sudadera, la dobló y presionó con ella la herida.

-Sostenla- volvió a ordenar la pequeña. Muy adolorido, detuvo el trozo de tela en su herida mientras veía como se acercaba nuevamente con un trozo más grande de tela que había obtenido de su saco. Luci enrollo la tela a modo de venda, sin ejercer tanta presión. A lo lejos se volvió a escuchar algunos disparos, Luci se tensó inmediatamente, un escalofrío recorrió su espina dorsal y en una milésima de segundo se abalanzó contra el sujeto.

-Muestrame tus manos ahora.

-¿Qué?- preguntó el hombre completamente confundido con la repentina actitud de la pequeña.

-¡QUE ME MUESTRES LAS MANOS AHORA MISMO! NO LO VOLVERÉ A REPETIR- estaba completamente enojada, odiaba tener que repetir las cosas.

Sorprendido por su actitud, levantó las manos, las cuales fueron inspeccionadas rápidamente por la pequeña.

-¿Cuántos más quedan?-

Se quedó mudo, ¿Porque de repente le pregunta eso?

-CARAJO, ¿Cuántos más te vienen persiguiendo? DÍMELO YA

-Por lo menos tres más.

-Bien, quédate aquí

-¿Qué? Eso ni de broma, seguramente me entregarás, mejor…- quitándole el seguro al arma y apuntándole otra vez, agregó- te mato ahora mismo

-Escucha bien imbécil, te quedas aquí, yo me encargo de los otros, después de eso te llevaré con el viejo Donald para que te terminé de curar, hasta entonces ESPÉRAME AQUÍ.

Luci se dio la vuelta, desapareciendo en la esquina sin que le diera tiempo de contestar.

'¿De cuando aquí una mocosa le da órdenes al príncipe de la mafia?' Pensó riéndose de sí mismo. Una niña de por lo menos 11 o 12 años le estaba diciendo que hacer, cosa que hace mucho tiempo no sucedía. Vió el vendaje improvisado de su pierna, y con torpeza hizo lo mismo con su brazo, rogaba por que la mocosa cumpliera su palabra o de lo contrario moriría, cosa que no quería, aún le faltaba muchas cosas por hacer.

   Luci avanzó hasta donde se encontraba el cadáver del hombre al que vio morir. Rápidamente buscó todo lo que le podría ser de utilidad: la billetera, más armas, etc. Cuando subió hasta la mano del sujeto para quitarle el reloj y el arma, su sangre se congeló al ver un tatuaje en forma de serpiente alrededor de su muñeca, su corazón latía descontroladamente, detrás de sus párpados, sus lágrimas empezaban a formarse. Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, hace casi dos años se prometió que sería fuerte y que soportaría lo que viniera, y así lo haría. Escuchó unos pasos acercándose, corrió a esconderse detrás de un contenedor de basura. Revisó el cartucho del arma y aún quedaban 5 balas, serían más que suficientes para acabarlos si es que no habían más sujetos.

   Tomó aire nuevamente, cerrando los ojos. La luna se escondía entre las nubes, como si no quisiera ser testigo de lo que ese pequeño ser haría. Por primera vez en su vida, acabaría con la existencia de alguien más. Soltó lentamente el aire, abriendo los ojos a la misma velocidad, sus pupilas estaban dilatadas, una energía corría por sus cuerpo, la adrenalina se apoderaba de ella. Cuidadosamente se tiró al suelo, apuntado a la cabeza de uno de los hombres, tiró del gatillo arrebatándole la vida. Inmediatamente los otros dos se pusieron en guardia, sin embargo no veían nada. Otra detonación se escuchó, y otro cuerpo cayó al suelo

-¡SAL DE DONDE QUIERA QUE ESTES!

Un disparo sonó en respuesta, hiriendolo en la pierna. Una maldición salió de la boca del sujeto, intentó huir, ya que no podía ver de dónde venían las balas. Un disparo más salió del arma de Luci, hiriendo la otra pierna del hombre.

-¡MALDITO! CUANDO TE ENCUENTRE ESTARÁS ACABADO.

Una bala atravesó su hombro derecho. Luci se incorporó y a paso lento se acercó al hombre que tenía casi a su merced, acercó el cañón del arma a la cabeza del hombre.

-SUELTA EL ARMA O ESTARÁS MUERTO EN UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS.- no obtuvo respuesta, lo cual la irritó aún más.- ¿ACASO NO FUI CLARA? SUÉLTALA AHORA MISMO.

El hombre al darse cuenta que quién fuera que lo estaba amenazando hablaba en serio, la tiró a un lado. Luci caminó alrededor de él hasta estar cara a cara sin dejar de apuntarle.

-MUESTRAME TUS MANOS, AMBOS LADOS.- tenía que asegurarse de lo que estaba haciendo, sin embargo el hombre no se movía ni un milímetro.-¿Te parece que estoy jugando?¡HAZLO AHORA!.

 El herido no podía creer lo que le estaba pasando, una niña le estaba dando órdenes, una simple niña le estaba apuntando a la cabeza, una niña lo estaba amenazando. Pero al ver que se encontraba irritada mostró su mano buena por ambos lados como lo ordenó. Luci vio una serpiente en el dorso de la mano, el corazón le dolía, sin embargo no lo mostraría, no frente a ese hombre

-¿Para quién trabajas?- su voz sonaba fría, decidida, sin ninguna pizca de miedo. Pero el sujeto frente a ella no dijo nada.-¡TE PREGUNTÉ QUE PARA QUIEN TRABAJAS! 

-Mocosa, ¿quieres saber quién será el encargado de matarte? Si me matas él se enterara y te torturara hasta que supliques porque te mate, pero no lo hará. Aunque supieras para quién trabajo, es tan poderoso que una asquerosa mocosa NUNCA podrá estar cerca, ni un puto kilómetro cerca de él.- espetó con furia al ver que estaba siendo vencido por una niña que, según él, nunca había tenido el entrenamiento que tuvo él.

Luci estaba comenzando a cansarse de la situación, sacó el cartucho y puso uno nuevo

-¿CREES QUE ESTOY JUGANDO? ESO NO FUE LO QUE PREGUNTÉ.- su paciencia estaba llegando a su límite, no podía seguir perdiendo el tiempo.- Bien, si no me lo vas a decir, no tiene caso que siga perdiendo mi tiempo contigo.

-Trabaja para los Damswork.- dijo el hombre al que le había sacado la bala. Al no escuchar más disparos y ver que la niña no regresaba, se preocupó tanto que decidió salir a ver qué pasaba.

-¿Eso te costaba decirme?- al saber quién era el causante de sus pesadillas desde hace casi dos años, ya no tenía caso de mantenerlo con vida.- Lastima que no fuiste tú quien me lo dijo, a lo mejor te hubiera dejado vivir.- agregó con ironía.- Sauve-moi une place en enfer (apartame un lugar en el infierno)

-Maldit…- una bala hizo callar su última maldición, salpicando a Luci un poco con su sangre. Rodrigo estaba atónito, esa pequeña niña no había temblado ni un poquito al jalar del gatillo, su actitud era más parecida a un futuro líder, además de que hablaba muy bien francés. Le intrigaba todo de ella, en especial el porqué le interesaba tanto saber para quién trabajaba el sujeto y porque le pidió ver sus manos.

Sin embargo no dijo nada, no preguntó nada… quizás más tarde le daría la razón, si es que no lo mataba también.

-Vamos con el viejo Donald para que te revise y puedas descansar.- Rodrigo asintió, mientras que Luci se acercaba para ayudarlo a desplazarse.

Anduvieron por calles solitarias, malolientes y con basura por doquier, en completo silencio. La temperatura empezaba a descender, pero ellos no lo sentían, por el contrario, su calor corporal estaba alto por el esfuerzo físico que estaban haciendo.

-Ya casi llegamos, aguanta un poco más.- Luci estaba preocupada por no llegar a tiempo, si el hombre al que tanto odiaba era tan poderoso necesitaría un aliado igual o más poderoso, y quien mejor que el hombre al que estaba salvando para que le ayudara, no importaba si le ayudaba poco o mucho, solo necesitaba que la mantuviera a salvo hasta que fuera más grande, solo necesitaba ser mayor y cobrar su venganza, eso y de ser posible que también protegiera a las otras niñas. Después de andar unos metros más se encontraban frente a una casa algo vieja, aunque en comparación con las otras casas, está estaba en un mejor estado. Rodrigo se sentó en una vieja banca que estaba cerca mientras que Luci tocó la puerta, sin embargo no había respuesta, volvió a tocar más fuerte, obteniendo el mismo resultado. Rodrigo se empezaba a sentir aún peor de lo ya se sentía y Luci se empezaba a desesperar, según lo que recordaba era que el viejo Donald se quedaría en casa y se iba a dormir a altas horas de la noche, por lo que le resultaba extraño que no respondiera. Necesitaba dejar a su futuro aliado en un lugar seguro, pero si lo llevaba al cobertizo con ella, las niñas se asustarían por el aspecto que tenía, o peor aún, no sabía si era un pedófilo, no podía ponerlas en un peligro así. No lo conocía, por lo tanto, era mejor tener cuidado con él.

Volvió a llamar a la puerta escandalosamente, dándole golpes con los puños y algunas patadas hasta que se escuchó un gruñido de molestia al otro lado de la puerta.

-Ya voy, ya voy- la voz del hombre denotaba su molestia, al parecer había sido despertado de su siesta.- ¿Acaso pretenden tirar mi puerta? ¿Quién cara…- su reclamo se quedó a medias al ver a Luci salpicada con sangre y sin las mangas de su sudadera-¿Que te paso lucifer?

-Viejo Donald, creí que no estabas, necesito que lo cures- dijo Luci señalando con la cabeza a su acompañante herido.

-Pasen rápido- contestó el hombre de al menos unos 50 años, ayudando a Rodrigo a entrar a la vieja casa.

Cuando estuvieron dentro, Rodrigo se recostó en un viejo y sucio sofá, mientras que Luci regresó a cerrar la puerta. El señor Donald se dirigió a lo que parecía ser la cocina a buscar lo que necesitaba para sanar a Rodrigo, no hizo preguntas a ninguno de los dos, aunque le parecía extraño que Luci lo ayudara, ya que por lo general no se metía en los rollos ajenos. Rodrigo agradeció mentalmente que no le preguntara nada, sin embargo sabía que si se tardaba en salir del lugar los pondría en peligro, cosa que no quería hacer. Pero sabía que desde el momento en el que la pequeña tomó el arma y jaló el gatillo contra sus perseguidores, ella ya estaba en problemas por él, aunque no se lo pidió, tendría que cuidar de ella. Si no fuera porque lo encontró, él ya estaría muerto sin haber vengado la muerte de su hermano mayor, por lo que esta niña sería algo parecido a un ángel salvador, lo cual era curioso, ya que había escuchado perfectamente cuando el hombre que abrió la puerta la llamó lucifer. De ángel no tenía mucho; la altanería en su voz, sus acciones muy determinadas en esa noche, no mostraba ni un poquito de arrepentimiento de lo que había hecho y su sobrenombre decía que no era un ángel… quizás lo único de ángel que tenía era la apariencia; era bajita y muy delgada, sus facciones eran muy tiernas, parecía que no había ni una pizca de maldad en ella, sus ojos marrones oscuros, tienen un brillo único, junto con sus largas pestañas le daban una mirada más profunda, su cabello castaño mal cortado que le llegaba hasta los hombros, su piel ligeramente bronceada le daba un toque muy cercano a la pureza que cada niña poseía. Su vestimenta le daba una apariencia de ser un chico, pero viéndola más de cerca, daba una sensación de querer encerrarla en una cajita de cristal y protegerla de cualquier peligro.

  Luci se adentro más en la casa, el viejo Donald salió con una botella de licor en la mano, y algunas vendas. Destapó la botella y se la ofreció a Rodrigo, quien la aceptó dándole un gran trago al líquido que contenía en su interior.

-Solo me dió tiempo de sacarle la bala de la pierna, es mejor que empiece por el brazo, ¿O no?

-Ya saqué esa bala también- dijo Rodrigo con una voz tan baja que sonaba más como un susurro. Su bello rostro estaba cubierto de sudor y su respiración era pesada.

-¡Vaya, eso me facilita el trabajo!- exclamó el viejo mientras se desinfectaba las manos.- Hiciste un buen trabajo lucifer, ahora me encargaré de lo que queda.

Luci asintió con la cabeza, para después decir:

-Iré a ver a mis hermanas, se lo encargo.

-Anda sin cuidado que yo me encargo.

Luci volvió a asentir con la cabeza, dándole una última mirada al hombre que estaba tumbado en el sofá, antes de dirigirse a la cocina y quitarle el seguro a la puerta trasera que daba hacia el cobertizo donde se encontraban las otras niñas durmiendo. Eran cerca de las 10:15 cuando regresó, al abrir la puerta, está emitió un chirrido despertando a las pequeñas.

-¡Luci!- gritó Andy saltando de la cama para abrazarla, pero casi cae al suelo por levantarse tan rápido, Annie se rió de la torpeza de su gemela, pero no se atrevió a reír tan fuerte.

-Tardaste más de lo normal, ¿Pasó algo?- preguntó Nath con curiosidad, por lo general regresaba en por lo menos media hora. Luci se separó de Andy y se acercó hasta donde estaba la cama, estaba realmente agotada y solo quería descansar un poco, pero olvidó que su ropa estaba manchada de sangre y que su sudadera ya no tenía las mangas, cosa que Annie no pasó por alto, temía que Luci estuviera herida, sintió que el pánico se empezaba a apoderar de ella, no quería que uno de sus mayores miedos se hiciera realidad.

-LUCI, ¿ESTÁS BIEN?¿DONDE TE HIRIERON?- exclamó mientras se levantaba rápidamente de la cama- iré por el viejo Donald para que te revise- agregó con evidente temor. Andy se vio la ropa y se dio cuenta de que efectivamente era sangre lo que manchaba la ropa de ambas. Cada vez que había un tiroteo o algo por el estilo, Luci salía a tomar todo lo que les pudiera servir de los que morían, era una manera de obtener ingresos de una manera fácil, no obstante tenían miedo de que la lastimaran, ella no permitía que se pusieran en riesgo, prefería ir sola a que ellas la acompañaran.

-Calmense, esta sangre no es mía.- contestó Luci intentando calmar a las gemelas. Annie se detuvo en seco y la miró como si tuviera tres cabezas, si esa sangre no era de ella entonces… ¿Entonces de quién era?

Luci suspiró, tenía que explicarles la situación. Se quitó la sudadera manchada de sangre del desconocido que mató y del que salvó y la votó a un lado.

-Hace un rato, unos hombres perseguían a alguien, por lo que ví de sus ropas, es una persona con mucho dinero, así que lo ayudé. Si esa persona sobrevive, puede que se convierta en una oportunidad para tener una vida mejor.

-¿Y quién te asegura que no nos matará en cuanto se recupere?- inquirió Nath. Luci le dió una mala mirada, ya que ella intentaba calmar a las gemelas, pero como muchas de las veces, Nath le llevaba la contraria

-Me encargaré de que nos saque de aquí o por lo menos que nos deje vivir. De todas maneras, si el resultado final es malo, me encargaré de que solo me afecte a mí, si es bueno lo persuadiré para que todos seamos beneficiados, ¿Qué te parece eso?- añadió Luci con molestia, a lo cual no obtuvo ninguna respuesta por parte de Nathalia. La tensión en el lugar era palpable, el silencio gobernaba el lugar, hasta que un sonido rompió con él… era un estómago molesto por no recibir suficiente alimento en el día

-Jeje, hermana Luci… lo siento, pero me dió un poco de hambre- dijo Andy con un tono cargado de su característica inocencia al igual que su sonrisa traviesa.

-Tranquila, iré a ver si el viejo tiene algo de comer, esperen aquí, ¿De acuerdo?- las niñas asintieron y Luci volvió a desaparecer por la puerta.

A unos pasos de llegar a la puerta soltó un suspiro cansado, puso su mejor sonrisa y entró. Se dirigió a la sala y vió que el viejo estaba terminando de vendar la herida de la pierna del huésped.

-¿Cómo están las niñas?- preguntó el hombre al percatarse de la presencia de alguien más en la sala.

-Bien, solo que Andy tiene un poco de hambre… usted…

-En la cocina hay solo 3 manzanas, lavalas y dale una mitad a cada una.

-De acuerdo, gracias.- Contestó feliz Luci. El ajetreo de esa noche le había abierto el apetito, así que esperaba que media manzana pudiera calmarla.

 Entró a la cocina y vió las manzanas, las lavó, fue hasta una de las gavetas y tomó un cuchillo para cortarlas por la mitad. Cuando estaba terminando entró el viejo Donald, tomó una silla y se sentó frente al desayunador. Luci le puso dos mitades en un plato que encontró, mientras que llevaba las otras mitades en otro plato.

-¿Estará bien?- preguntó Luci antes de salir.

-Perdió sangre, hay que llevarlo a un lugar seguro para que descanse y se recupere. Si hay más gente persiguiendolo no podremos protegerlo, ni a él, ni a las niñas.- contestó con franqueza el hombre frente a ella. Luci asintió repetidamente con la cabeza.

-Pensaré en algo rápido.- respondió, en verdad necesitaba una respuesta rápida

-Bien, por ahora ve con ellas

-Ahora vuelvo.- acto seguido, tomó el recipiente donde llevaba las manzanas y salió del lugar, dirigiéndose nuevamente hacia el cobertizo. Al entrar vió que Nath estaba recostada boca arriba con un brazo detrás de su cabeza y la otra en el abdomen, mientras que Andy le hacía una trenza a Annie.

-Solo tenemos media manzana para cada quien, algo mejor que nada ¿No? .- dijo con una sonrisa triste, en verdad quería que tuvieran algo mejor que comer, pero por ahora no tenían mucho. A pesar de que las gemelas le sonreían para calmarla, sabía que lo que les daba no era suficiente, muy en su interior sentía frustración al no poder hacer algo más. Al terminar de comer su muy pequeña porción de alimento de esa noche les volvió a decir- iré nuevamente, necesito hablar con el hombre al que traje para saber si nos ayudará o no, vuelvo más tarde, ¿Ok?

-Ten cuidado- contestó Andy dándole un fuerte abrazo, sabía que todo lo que Luci hacía era para protegerlas

CAPÍTULO III

-Ahora vuelvo.- Dijo Luci dándole un beso en la sien a Andy, acto seguido volvió a salir. Tenía que armarse de valor para hablar con el hombre, a pesar de haber mostrado cierta dureza antes, en realidad estaba asustada, pero tenía que hacer algo. Antes de tomar el picaporte, respiró profundo varias veces, necesitaba estar tranquila. Cuando sintió que sus nervios estaban bajo control, abrió la puerta y se dirigió a la sala.

Vió que el hombre estaba terminando de comer la media manzana que le había dado el viejo. A paso lento se acercó a él y se sentó en una parte libre del sofá.

-¿Cómo te sientes?- preguntó Luci, sentía un cosquilleo en el estómago, eran sus nervios que casi la consumía

-Ya mejor que hace rato.- contestó Rodrigo más tranquilo

-Me alegra... necesito saber si tienes alguien de tu total confianza, alguien que posiblemente te esté buscando para que venga a sacarte. Si hay más sujetos buscándote, no tardarán mucho en encontrarte, no tengo muchas balas y será difícil protegerte- dijo con un poco de inquietud. Rodrigo asintió varias veces entendiendo a lo que se refería.

-Si hay alguien

-Bien, márcale para que venga por ti.

  Rodrigo se palpó los bolsillos sin encontrar nada, entonces recordó que se le había caído en el coche cuando fue atacado. Volteó a ver a Luci con preocupación, quien lo veía con el ceño fruncido.

-Mierda, lo dejé caer cuando me atacaron.- contestó Rodrigo a todas las interrogantes que se estaban formando en la cabeza de Luci. Tenía que ser una broma, estaban en un peligro muy grande, y si no tenían refuerzos sería aún peor.

Luci se quedó en total silencio, Rodrigo sentía impotencia al saber que no podría cuidarlas como lo requería. 

'Carajo, ¿cómo pude olvidar el celular? ¡Ay Lucía!¿En dónde tenías la cabeza?' Se reprochaba mentalmente.  Después de pensar por un momento más, se levantó y caminó hacía la salida principal sin decir ninguna palabra.

-¿A dónde vas?

-A conseguir un teléfono, quédate aquí hasta que vuelva, no tardo

-Pero…- Rodrigo quiso negarse, pero antes de que pudiera decir algo más Luci respondió:

-Si nos quedamos sin hacer nada, no solo tu morirás; lo haré yo, el viejo Donald y más inocentes. Si hay alguien en quien puedes contar en estos momentos, lo vamos a necesitar, ahora estoy hasta el cuello contigo… por lo tanto, siendo que yo estoy en mejores condiciones que tú y que conozco la zona mejor que tú, iré yo. Y esto NO está a discusión, ¿Entendido? .- Su voz era firme, para ser tan joven era muy decidida. Subió a la planta alta con total confianza, como si de su casa se tratara. Cuando volvió a bajar traía puesta una sudadera que le quedaba un poquito grande, al parecer era una sudadera de un chico. Antes de salir de la casa, tomó una gorra que estaba en un mueble cercano a la puerta y salió del lugar. Si Rodrigo no supiera ya que es una niña, con la vestimenta que traía puesta, el cabello mal cortado cubierto en su mayoría con aquella gorra, hubiera jurado que se trataba de un chiquillo. Le causó gracia, ya que hasta su actitud era muy similar a la de un niño… en ese momento se le vino el recuerdo de una pequeña con ojos expresivos y una actitud algo altanera por culpa del tío de la niña. Recordó una de las razones por las que tenía que sobrevivir a toda costa, por lo tanto, rezaría para que la pequeña regresara lo más pronto posible y pudieran salir de ese lugar.

   Luci recorrió el barrio con paso rápido hasta llegar al lugar donde habían quedado los cuerpos de los hombres a los que les había quitado la vida anteriormente. Buscó en los bolsillos del cadáver hasta que encontró un celular, el cual pedía una contraseña de acceso.

'Mierda' pensó Luci por tener la mala suerte de encontrar un celular protegido. Fue hasta donde estaba otro cadáver y buscó lo mismo, la batería era poca, probablemente aguantaría hasta que llegara con su futuro aliado, pero decidió buscar en los bolsillos del tercer cadáver para probar suerte, a lo mejor podía encontrar uno mejor. 

Y efectivamente lo encontró, era lo que necesitaba, el teléfono contaba con bastante batería y solo necesitaba la huella dactilar del dueño. Dudó en llevárselo, ya que no podría cargar con el cuerpo solo para desbloquear el celular, pero tenía bastante batería que llegaría a necesitar. Solo tenía una opción más, sin embargo, a pesar de haber demostrado tener suficiente fuerza mental al haber matado a esos hombres y no sucumbir ante el miedo que tenía, aún no se consideraba lo suficientemente dura como para desmembrar un cuerpo. Estaba en debate, ¿que podía hacer? En ese momento se le vino a la cabeza el momento en el que le arrebataron todo; ese fatídico día en el que se vió obligada a vivir en las calles, aquel día que la marcaría por siempre… ahora sabía quién era el causante de sus pesadillas y desgracias. Si quería borrar ese mal episodio de su vida tendría que hacerlo.

Volvió a buscar entre las ropas del difunto y encontró una navaja sencilla, tomó aire un par de veces y comenzó a cortar el dedo índice. Cuando terminó su tarea, se sentó un momento para intentar recuperar la calma, su corazón latía muy rápido, sabía que lo que estaba haciendo estaba mal… pero tenía que decidir entre hacerlo o morir, y esa no era una opción.

  Se levantó y comenzó a andar. Apenas dobló la esquina escuchó algunos pasos lejanos, por acto de reflejo se pegó a la pared del viejo edificio, rogando por no ser encontrada.

-Mierda… no debe estar muy lejos. Tenemos que encontrarlo.- escuchó una voz masculina lejana al lugar donde ella estaba refugiada.- No puedo creer que un puto mocoso se haya escapado.

   Luci comenzó a avanzar de lado con grandes zancadas para huir de ahí. No tardó mucho en llegar hasta la otra esquina y comenzar a correr.

   Un hombre vestido de un impecable traje negro y un arma en la mano, se acercó hasta el cuerpo de uno de sus compañeros, y se dió cuenta que habían sido saqueados, se inclinó más hacia uno de ellos y vió que le hacia falta el dedo índice. En su cabeza se formaron dos hipótesis, las cuales no tardó en compartir con su compañero que escaneaba de arriba abajo el lugar:

-Fueron saqueados, quizás fue él buscando un teléfono… pero quizás no. Les hace falta la billetera y otras cosas de valor. Solo a este- dijo señalando el cuerpo al que le faltaba un dedo- le quitaron el celular, viendo que necesitaba la huella para desbloquearlo, le quitó el dedo. Debió de ser un tipo duro para atreverse a hacer algo así. Quizás está jugando con nosotros, quizás alguien aprovechó el momento para conseguir algo… quizás no solo estemos buscando a un mocoso, sino que también a un posible ayudante. No creo que estén muy lejos.

-Lo importante es encontrarlo, ¿Tienes alguna idea?- preguntó enarcando una ceja. El hombre que inspeccionaba los cuerpos se puso de pie y sonrió, sacó su celular y marcó el número de teléfono al que le había pertenecido al difunto.

   Luci se sobresaltó al escuchar el tono de llamada proveniente del celular… la estaban buscando. Rápidamente tapó con su pulgar la bocina del altavoz mientras lo ponía en modo avión, pero sabía que su reacción había sido lenta y que probablemente lo habían escuchado… por lo tanto tenía que darse prisa en llegar con su invitado.

Los hombres habían escuchado muy a lo lejos el sonido del celular, pero fue tan corto el tiempo que no pudieron distinguir la dirección de la que provenía.

-Llama al resto, los vamos a necesitar.- Dijo el hombre que había llamado.

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