Cuando estás acostumbrado al poder, quieres más, hasta llegar a un punto en el que no te aman, no te respetan, solo te temen.
En un colegio dónde 4 personas aprovechan su poder y destruyen todo lo que tocan, estando acostumbrados a ser tratados como Reyes, uno de ellos llega a sus límites, quiere más y una chica más del montón es su primera víctima. Nunca te das cuenta de que todo esta mal hasta que estás enfrente, hasta que todos te golpean y te maltratan.
El miedo puede abrir puertas, también destruye otras.
Alisson Miller deberá experimentar el miedo profundo para salvar y proteger a su hermano, deberá luchar contra los 4 Reyes y destruir sus tronos para hacerlos bajar de las nubes, que prueben lo que es la realidad.
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Notita: Esta es una vieja novela que escribí hace muchos años, así que si la encuentran ridícula o sin sentido, perdón, fue hace mucho tiempo y me da flojera editarla, disfruten de una lectura extraña, oscura, romántica y muy rara.
Camine despacio y con mucho cuidado. De hecho siempre caminaba de esa manera, nunca hacía ruido para llamar la atención, pero joder, soy la chica invisible de toda la escuela, soy súper mega nerviosa y tímida, nunca le he hablado a alguien, de hecho no tengo amigos... Soy una loba solitaria. Jajaja... que mala vida llevo. Aunque de hecho estoy conforme con mi vida.
No llamo la atención y eso es lo mejor que puedo hacer en este colegio. Si no llamas la atención nadie te conoce, no eres importante y nadie te hace caso. Y en este colegio si quieres ser reconocido aquel reconocimiento no es tan amigable, solo hay una manera de ser reconocido –por supuesto, si no eres los Reyes-. A muchos les gusta tener atención aunque sea una persona pero en esta escuela, nadie quiere tanta atención, excepto las chicas... Lo típico, lo normal.
Entre al comedor, y me senté en la mesa más apartada del lugar, que estaba en el rincón por el que nadie pasaba. Abrí mi almuerzo, tenía un traste con comida, es algo raro, pero la comida aquí, está muy cara y no soy rica, ¿cómo entre a una escuela de niños ricos? Eso ni yo lo sé, de un momento a otro me avisaron de mi intercambio, por mis calificaciones, al coño mis calificaciones, siempre eran las misma porque es la manera perfecta de no llamar la atención, ¿quién le hace caso a una chica....?
Pasaron unos chicos por mi mesa, al verme uno le susurró algo al otro, que obviamente alcance escuchar.
—Aléjate de ella, es la chica nerd.
—¿La conoces?
—No, pero así le llaman, claro cuando se acuerdan —se rieron y se fueron.
Así es, soy la chica nerd, es una gran definición descriptiva de mi persona. Una chica pelirroja con un cabello largo, de ojos grandes y azules, con gafas grandes, que siempre viste como hipster, un gorro largo que cae por su cabello, que siempre arrastra los pies al caminar y agacha la cabeza, que cada vez que la observan se cubre con una libreta de dibujo que siempre carga, que se sienta en la esquina del salón, que nunca opina, que cada vez que la nombran levanta tan bajo la mano que siempre le ponen falta, que cuando la pasan al frente, tiemblan sus piernas y se desmaya, una chica que casi no sonríe, una chica que siempre trae unos audífonos de orejeras, que siempre carga con un MP4, que se encierra en su cuarto y sobre todo es asocial y que jamás ha tenido amigos. Ah y también, que tenga problemas de salud, tanto así, que se desmaya cuando siente el peligro.
Ese tipo de chica soy yo. Pero no prefiero llamar la atención. En el mundo en que extrañamente vivo desde que tengo 12 años aproximadamente, todo se trata de atención, de conseguir miradas no sé si se trata de un juego o una apuesta de: a la persona a la que miren más gana todo el colegio. Un mundo regido por crías malcriadas que se sienten con el derecho de quedarse con todo y manipular todo el colegio solo porque sus papis son las personas más ricas del estado, a eso se le llama: injusticia. Pero saliendo de mi odio ante la injusticia volvía al hecho de que prefiero ser la chica nerd a ser...
Todas las chicas gritaron y se acercaron al centro, dejando su comida, las mesas y los lugares dónde estaban con anterioridad, todo lo dejaban solo para conseguir el lugar VIP.
Prefiero ser la chica nerd a ser el juguete de los Reyes de mi colegio.
Me acerque, como tenía que ser, si ellos veían a alguien que estuviera comiendo (ignorándolos) era como un pecado mortal, el primer pecado capital en los mandamientos de los Reyes del Colegio. Metí mis manos en mi chaqueta. Hasta eso logre ver, aunque no me gustaba pero es un milagro que me dejen observar soy tan hobbit que obviamente no podía ver y yo no quería pero lo importante es que me dejaron un pequeño vistazo de lo que pasaba. Y como la rutina de siempre que marca la hora: llegaron los chicos más codiciosos, ambiciosos, egoístas, hijos de papi y posesivos del colegio: Connor Fray, Darren Brown, Ethan Smith y Derek Davis.
Connor Fray: el Rey, el Presidente, el Dios, y muchos otros apodos ridículos a mí parecer. La fantasía de toda chica (menos mía), él gobierna este colegio (tal vez quiere ser la copia barata y americana de Hitler), es un chico alto, castaño, ojos azules, blanco, fornido, siempre vestía algo increíble, un estilo seguro, su voz; amaba su voz tan segura y firme (aunque no es de mi agrado no quita el hecho de que es condenadamente sexy). Pues sí, es el chico más rico de este estado, algo así. Le tengo miedo y también respeto. Puedes meterte con cualquier chico, pero con él, no. Con él no se juega. Ni de chiste, el tipo es horrible cuando se lo propone.
No sé qué rayos pasa con la vida, aquellos que son amables y honestos siempre son los feos y pobres –en su mayoría-, y los que tienen belleza y muchos dones venga, son las peores criaturas, son como bestias. Imagino que es algo normal.
Volviendo al tema de los Reyes, -siempre me salgo del tema inicial-, tengo serios problemas para mantener un tema sin salirme a otro, y lo estoy volviendo a ser.
Bueno, de ahí sigue su mejor amigo: su compañero, su confidente (yo a veces pienso que son gays y que son pareja en secreto, pero es una tontería todos los han visto coquetear y salir con muchas chicas, así que no son gays pero es mi jodida imaginación y soy rara). Su compinche: Darren Brown (él sí es mi tipo aunque dudo que yo sea el suyo) viste como hipster, es alto, rubio, ojos azules, es callado, serio, siempre carga con un libro de poesía, la poesía parece ser todo para él. Ese chico es serio, aunque es parte de los Reyes, no le gusta mucho sus juegos, pero ahí está, así que es cómplice y culpable. Así que no consideraría que no le gustará, más bien le gusta en el fondo. Pero trata de hacerse el Ángel.
Luego de él sigue Ethan Smith: alto, vestía a la moda, blanco, cabello negro, ojos azul/grisáceo, es un mujeriego que solo coquetea, al igual que todos, y prefiere a las francesas, si quieren conquistar su corazón, tienes que ser francesa. Típico. Ricos buscando ricos, no había mucho de qué hablar de él, era un hombre distinguido, desgraciado pero distinguido. No se sabe nada de su familia, su padre es un hombre dedicado a las empresas de su familia, en especial barcos, la navegación, es uno de los fuertes de la empresa de los Smith.
Derek Davis, también él vestía como hipster, a veces se dejaba crecer la barba, lentes de sol (aún dentro del colegio): a veces los utilizaba, depende de si quiere o no, blanco, cabello café oscuro, de él nada se sabía, mantenía su vida oculta, sus amigos supongo lo saben todo. Es muy cerrado, lo cual ocasiona tantos rumores que ya no sabes ni en qué creer. Por eso ignoro los rumores, unos dicen que es un asesino, otros que es un extraterrestre –así de locos están para inventar algo tan raro-, pero digamos que el chico es interesante y misterioso, llama –casi- más la atención respecto a su vida antes que los otros.
Esos 4 idiotas, son los Reyes del lugar, las chicas los aman, los chicos los respetan, los maestros les temen y yo no los soporto y los admiro al mismo tiempo. Admiro su seguridad algo que nunca tendré. Pero odio su manera de llamar la atención y su manera de ser considerados Reyes.
Camine despacio, para salir del lugar no me gustaba lo que venía a continuación, y bueno, si tengo suerte podría salir sin ser notada. Pero nadie te mira.
Lo bueno de mí, es que nadie se percataría de que hago falta. Pero era demasiado tarde, demasiado. Y aparte de que los chicos no me dejaron escapatoria tampoco las chicas. Era como si para ellos se tratase de un espectáculo, de unas apuestas y pues sin darse cuenta no dejaban escapatoria para aquellos que no apostaban o no tenían para apostar –que sad-.
Un pobre diablo que quiso retar a la muerte, que estúpido a mi parecer. Las tres rubias más insoportables me sonrieron como si fuéramos súper amigas, pero me conocía la maldita treta, y no caería con tanta facilidad.
—Me he enterado de un chisme muy bueno, ya sabes que los rumores vuelan en este colegio, literal vuelan en aviones de papel. Pero eso no es lo importante, ni cómo la noticia ha llegado a nuestros oídos y vista, cuentan por ahí que eres un hablador. Tratamos de no creer en los rumores, pero lo he confirmado, y nada me duele más que tener que preguntar lo siguiente: ¿por qué hablas mal de nosotros? —escuche hablar a Connor, con diferentes tonos: decepción, sarcasmo, dolor -muy, exageradamente fingido- y enojo. Cerré mis ojos con fuerza mientras volteaba a otro lado, las rubias malditas agarraron mi cabeza y la movieron a dirección de ellos.
—Abre los ojos Alisson.
—No quiero —murmuré, no soportaba ver algo que no era nada de mi agrado, por Dios, a quién en el mundo le gusta ver como los fuertes se aprovechan de los débiles.
Más sabiendo que yo era una de los débiles y en cualquier momento yo podría estar en el lugar de la desdichada persona, es aterrador.
—Abre los ojos —tenía que obedecerla o gritaría y llamaría la atención de todos, la conocía, esas chicas llevaban molestándome desde que entre a este colegio y una vez no la obedecí y eso basto para que el resultado no fuera nada grato.
Los abrí poco a poco como si tuviera miedo a ver lo siguiente –y claramente lo tenía-, no me había equivocado, vi la imagen de un chico arrodillado siendo golpeado. Y el increíble Rey Connor golpeándolo con fuerza, escuchar los gritos del chico era horrible, volví a forcejear para mirar a otro lado pero me obligaron a ver. Esa era la peor tortura que he experimentado en estos años, y a pesar de que la gente se acostumbra al dolor psicológico, yo no puedo.
—Basta, por favor —esta escena me daba ganas de llorar, por piedad para él y para mi inocente mente débil. Odiaba ver eso y aparte era muy sensible pero tenía que soportarlo, era parte del colegio—. Por favor —la súplica no bastaba.
Las chicas se rieron de mi suplica. Mire detenidamente al chico. Ese chico yo lo conocía, fue la primera persona que me pidió perdón cuando choque con él, fue amable conmigo en ese momento, y no todos los días la gente que chocaba conmigo se disculpaba. No podía ver como un estúpido le hacía daño solo por su arrogancia y ego.
—Basta —susurré por debajo del ruido que hacía el resto para animar a esas bestias.
—¿Qué? Perdón no te he escuchado bien, sabes que no debes balbucear. Vuelve a decirlo.
Me solté como pude y me coloque mis audífonos, puse la música a todo volumen, cerré los ojos y pensé en otra cosa, algo así como en mi lugar favorito o mi serie favorita.
Respire hondo y me tranquilice, solo era cuestión de segundos para que pudiera sentirme segura. Claro que también fue cuestión de segundos para que me arrancaran los audífonos, voltee rápidamente –como en un intento inútil de querer defenderme, pero ves la cara del villano y se te congela la sangre y tu mente se nubla- y vi a Alicia Lewis, una chica alta, delgada, parecía modelo, piel morena, ojos verdes, Alexa White alta, también como modelo, blanca, rubia, ojos miel, esta chica estaba con su seguidora: Amanda Harris, alta, blanca, ojos verdes, rubia, las tres estaban dispuestas a golpearme, y no lo duraron, Amanda me dio una bofetada, hasta eso no llamo la atención, repose mi mano en mi mejilla y agache la mirada. Alicia jaló de mi cabello y me obligaron a ver la escena aterradora.
—Te quedarás viendo o tú serás la siguiente —me dijo Alicia cercas de mí oído, enojada.
Mirar a la única persona que fue buena conmigo sufrir no sería capaz de soportarlo por mucho tiempo.
—Basta —volví a susurrar, vi la clara satisfacción en sus rostros
—Vuelve a decirlo.
—Basta —las tres se rieron de mi patética voz, suplicando a un trío de criaturas crueles. Me sentía mal, no iba a aguantar, sentía como si mi estómago se revolviera y quisiera sacar lo poco que comí, mi mente se nublaba, mis piernas se debilitaban, mis manos temblaban con exageración y sudaban de igual manera.
—¡Basta! —grite.
Joder.
Joder. Todos voltearon a verse entre sí, al parecer nadie se percato de dónde vino el grito. Mis piernas temblaban, mis manos sudaban, mi frente tenía una fina capa de sudor. Iba a morir, ya sentía mi muerte próxima, esto es algo muy, muy malo.
Ya me había imaginado como sería mi funeral, creo que solo estaría una persona llorando por mi perdida. Creo que ya estaba viendo mi vida pasar por mis ojos (pero que exagerada soy), mentira eso no es exageración esto es una alerta roja. Ahhhh, 3312 3312. Código rojo. Alisson Miller a muerto (¿quien es Alisson Miller?), el día de hoy por gritar y detener a uno de los reyes del colegio en medio de su castigo, eso le pasa por andar de habladora, pero no entendió la niña que no se debe de acercar a los adultos cuando están impartiendo un castigo porque luego también la agarran como un combo extra.
Estoy muerta (¡que melodramática soy!).
—¿Quién dijo eso? —Connor caminó alrededor de todos los chicos, trate de pasar saliva pero me atragante con está, iba a toser pero me tape la boca con las dos manos.
Se paró enfrente de la fila dónde estaba yo (detrás de todos). Sabía que Amanda no dudaría en decirle que fui yo la niña torpe que la cago, esta bien vivir cagándola de vez en cuando pero no vivir con diarrea.
Los chicos no durarían en dejarme ver, ya que gracias a mi tamaño, no me veía (soy súper pequeña y súper tierna, o eso creo yo -.- ). Antes de que alguna persona reaccionará o más bien me delatará. Darren hizo su aparición, se acercó a Connor y tocó su hombro, sin dejar de ver en mi dirección -aunque no me veo-. Quite mis manos de mi boca y respire hondo, ya no tenía la necesidad de toser.
—Connor puedes dejarlo así. Deja que el tipo disfrute su poco tiempo de vida —oh, suspire, piensan que fue un chico. Espera ¿qué? Mi voz no es de un chico, pero mientras no sepan quién soy, todo esta bien, aunque acaban de humillar mi voz.
Amanda ya no podría hablar, porque contradecirlos también es considerado pecado mortal (para ellos y para los alumnos del colegio).
Connor y los demás se fueron y con ellos todo el tumulto de gente. Sentía esa extraña sensación de querer desmayarme, corrí a la enfermería, tratando de no caerme. En el momento en el que estaba enfrente de la puerta me desmaye.
Desperté en la enfermería, sería difícil no reconocerla, llevo la mitad de mi vida aquí (desde que ingrese al colegio, a los 12 años), paso más tiempo en la enfermería que en mi casa o en el aula.
Abrí los ojos por completo y vi a la doctora. Una señora de unos 28 años, con un cabello castaño que siempre agarraba con un bolígrafo en forma de un chongo, ojos miel, alta, delgada y blanca, es muy bonita.
—Hasta que despiertas Alisson —me senté y sentí un mareo, el lugar dio vueltas y mi vista se nublo, se acercó a mí y sonrió, el mareo paso rápido—. ¿Por qué se desmayo esta vez, señorita?
—Los nervios —dije como único, aunque claramente la doctora sabía que todas las veces que me desmayaba era por lo mismo.
Ella me conocía tan bien, creó que era mi única amiga. Sabía de mis problemas. Era tan nerviosa y siempre entraba en pánico, para muchos la adrenalina es hacer carreras de autos, pistolas, bla, bla, bla, hablar con el crush, bla, bla, bla. Para mí la adrenalina es hablar con alguien o que alguien me mire.
A muchos les gusta la adrenalina y hace que se les olvide el dolor o algo así, a mí la adrenalina me causa dolor y mis desmayos. La mayoría del tiempo me desmayo. Eso pasa por ser tan tímida y problemas de salud, inestabilidad emocional -una manera más tierna de decir que estoy loca, así me dice mi hermano-.
La doctora se río entre dientes.
—Es mejor que vayas a deportes —ella sabía que no tenía remedio con mis desmayos—, la entrenadora te necesita, ya que eres la recogedora de pelotas de tenis, eres la mejor y la única.
No soy buena en deportes, bueno sí, pero si hago deportes me miran y al sentir miradas, entro en pánico. También no me gusta hacer deporte por la entrenadora que no me deja hacer deportes porque no hay nadie que ocupe mi puesto y es un puesto importante, así que a la recoge pelotas, jamás le harán caso, nunca la miran y es muy importante. Eso quieres creer tú.
—Sí, enseguida me cambio —le sonreí a la doctora.
—Aquí esta tu uniforme, puedes cambiarte aquí, yo iré por más café
Se fue, la privacidad era importante para mí, me cambie en unos minutos, teniendo cuidado con no tirar mis lentes -se separaban de mí muy seguido, mi cabeza era pequeña y los lentes viejos-, como siempre el mismo uniforme, una falda-short, una blusa, unos tenis blancos, calcetines blancos, y una sudadera que me quedaba muy grande (es de mi hermano).
Recogí todas las pelotas que habían. Otra vez a mi rutina, me agradaba, mi rutina era segura y lo seguro era bueno para mi salud mental.
—Miller —mis momentos de paz se arruinaron, voltee a ver a la entrenadora—. Te faltan pelotas, una de las pelotas esta del otro lado —la mire sorprendida, ¿quién logro eso?—, sí, es donde están las plantas, sabes que no se tiene que perder ninguna pelota, o pagas.
Suspire. Deje las pelotas que tenía en mis manos en los sacos, y fui al otro lado del campus.
Mire a todos los chicos hacer deporte y jugar, envidiaba su seguridad. Pensar en otras cosas hacían que el camino se hiciera rápido y seguro. Llegue al otro lado del campus, no vi la pelota cerca, así que me adentre entre los arbustos y árboles, me rasguñé con las ramas, nada grave.
—Pelota. Sal de dónde quiera que estés, no te escondas o la entrenadora me va a matar —sí, habló con las pelotas, no tiene nada de malo, también habló con mi almohada, con mi reflejo y... Escuche una risa. Me gire sorprendida. El que se reía era Darren Brown.
—La pelota no te va a contestar —me tape con el gorro de la sudadera. Me di la vuelta y estaba a punto de irme cuando de reojo y por instinto extraño mire todo su cuerpo y por ende su mano, él tenía la maldita pelota que estaba buscando.
—Lo-Lo-Lo siento mucho Darren Brown. Lo lamento —sí, también tartamudeo cuando hablo con gente, cliché, soy algo así que tiene tatuado en la frente que dice: SOY UN CLICHÉ, PERDONEN A ESTE CORDERITO DEL PASTOR. No tan exageradamente, pero algo así.
—¿Quieres la pelota Alisson? Si te vas, la entrenadora la considerara perdida y te obligara a comprar un paquete y no es muy barato, es mejor que no gastes dinero, no con tu situación económica.
¿Cómo sabía mi nombre? ¿Cómo sabía sobre mi situación económica? Creo que no fue necesario preguntar, lo dijo todo mi rostro ¿cómo lo sé? Por su expresión (tal vez no hable con personas y no sea social, pero conozco el significado de sus reacciones, expresiones, muecas, todo, así bien acosadora yo), se río entre dientes. Ladeó la cabeza divertido por la situación, una situación que obviamente no era divertida.
—¿Cómo sé tu nombre y tu situación económica? Lo investigue todo, la Dirección me dio todo lo que necesite, y mis contactos aún más. ¿Por qué voy a investigar a alguien como tú? Que todos tus años aquí, nunca jamás has llamado la atención —asentí con la cabeza, este tipo me leía como un libro abierto, pero lo serio era que estaba en shock, nadie le interesaba mi vida o yo. Mi vida, mierda, investigó mi vida, carajo, ¿qué hago? ¿Lo mato? No puedo, todos notarían su ausencia—. Porque tú eres la chica que se atrevió a interrumpir a Connor.
¿Qué? Me vio. Ahora que lo recordaba, él único capaz de verme era él, por culpa del ángulo en el que estaba, mierda, tengo que matarlo. Tape mi rostro con mis manos. Mi cerebro apenas estaba procesando la información, así que el plan de escape: no había.
—Por favor, devuelva la pelota, se lo pido Darren Brown.
Se río. Me di la vuelta, no tenía chiste que me quedará para escuchar qué tanto me iba a hacer, pero antes de salir huyendo como toda una valiente que sabe retirarse cuando no hay manera de ganar pero entonces el enemigo atacó con un movimiento sorpresa: me jaló.
—Si te vas, le contare a Connor sobre ti y lo que hiciste. No dudes que lo haré, Connor creerá en mi palabra si le digo que fuiste tú, aunque en un inicio le haya dicho que fue un hombre.
Darren Brown es un chantajista. Suspire, no tenía de otra, me relaje en el suelo, este era mi fin. Cuando al fin mi cerebro proceso la situación en la que nos encontrábamos, nos dimos cuenta de que estaba muy cerca de él.
Lo que hizo mi cerebro al reaccionar fue una acción involuntaria lo que ocurrió. Me empuje hacía atrás provocando mi caída. Se me quedó viendo extrañado, arqueo la ceja, yo solo mire la pelota. Jamás había visto a alguien a los ojos, me daba miedo, de que pudieran ver más de lo necesario. Se iba a acercar a mí cuando su celular sonó, alguien haya en el Cielo me quiere. Contestó la llamada sin mirar quién era el individuo que lo molestaba en el momento de la cacería.
—¿Qué? Connor, no olvide la comida, me lo has repetido mucho. ¿Pareja? —estaba haciendo varias pausas en su extraña conversación, pero al momento en que llegaron a ese puto de "pareja", me miró y sonrió con malicia, iba a morir, empecé a gatear tratando de huir, pero antes de eso, piso mi sudadera, grandioso—. Sí, ya la tengo. Sí, es hermosa. Te caerá bien, lo presiento. Sí, lo sé, esta noche. Tranquilo estaré ahí —colgó y me miró con una sonrisa de oreja a oreja, maldad pura era lo que irradiaba este corderito de la creación—. ¿Tienes planes esta noche?
Asentí con la cabeza, era pésima para hablar y que de mi voz saliera alguna palabras, pero era peor para mentir.
—No es cierto —no sabía mentir y a este hombre no le importaba si tenía cosas que hacer o no.
—Tengo... que... cuidar... a mi... hermano menor —que patética soy. Que alguien me ilumine.
—Yo me encargo de eso. Irás conmigo a una comida -negué con la cabeza—. Si no vas le diré todo a Connor
Eso ya es crueldad. Me levante
—Yo-Yo-Yo no... yo no puedo salir con usted.
—¿Por qué? A parte ¿cuántos años tienes?
—Die-diecisiete años —mire al suelo nerviosa, sin darme cuenta estaba jugando con mis manos.
—Yo también. Por favor deja de llamarme tan formal, como usted. Me hace sentir mayor, viejo y eso me deprime —negué con la cabeza y levante la mirada rápidamente, pero la desvíe en seguida—. ¿Te gustaría que te llamara Alisson Miller siempre? Cómo: oye Alisson Miller, o, por favor Alisson Miller. No, eso es raro.
—No-No porque... porque yo no soy nadie para que us... Darren Brown me llame por mi nombre, y como no soy nadie, no lo puedo llamar con tanta confianza, a parte yo no tengo tanta confianza —eso último lo susurré, más para mí que para él.
—Solo llámame Darren y yo te llamare Alisson, no es necesario la formalidad, y eres alguien, todos somos alguien —agache mi cabeza, cuando volví a verlo estaba muy cerca de mi espacio personal—. ¿Por qué te sonrojas tanto?
No lo dude, sabía que me iba a desmayar y sí, me desmaye. No sé si caí al suelo o me sostuvo. Solo sé que me desmaye, demasiada presión para un cuerpo tan pequeño como el mío. Patética ¿no?
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