...CAPÍTULO 1....
Aún recuerdo mi vida cuando tenía cinco años, solía pertenecer a una manada que estaba liderada por un gran Alfa, era el Alfa Strong.
Lo recuerdo cómo un gran líder que siempre veía por los integrantes de su manada, el ejército que tenía era uno de los más poderosos de todo el continente de Mersley...
El continente de Mersley es el continente más que pequeño de los tres continentes que existen en un mundo que es dominado por los humanos sus grandes ciudades, sus descubrimientos y uso de la tecnología, mientras que nosotros los hombres lobos vivimos en lugares alejados de ellos, entre los bosques donde nosotros reinamos al igual que otras creaturas de las sombras... los vampiros... gracias a innumerables tratados de paz que se han hecho a lo largo de la historia no tenemos guerras con ellos, aunque siempre se han visto peleas 'menores' que no han llevado a la extinción a todas las manadas existentes.
Nosotros vivimos una vida parecida a la de la ciudad pero somos entrenados desde que nos convertimos en adolecentes y la mayoría de nosotros tenemos nuestra primera transformación y creamos un vínculo con nuestro lobo.
Alfa Strong solía dar recorridos por todo el pueblo vigilando la manada, pero un día simplemente no regresó...
Nuestro Alfa había desaparecido del mapa y mi padre que era el Beta del Alfa intentó mantener a la manada en orden hasta que fué traicionado por el hijo del Alfa, Marcus, quién siempre parecía estar en contra de su padre y se pasaba todas las noches coqueteando y jugando con las mujeres aún después de haber encontrado a su mate.
Después de que mi padre fué traicionado y ejecutado por traición a la manada mi madre fué ejecutada por el mismo crímen y yo que era la única hija de la familia del Beta fuí perdonada pero también condenada a servir a él como el nuevo Alfa de la manada...
"Tú maldita estúpida", Dijo el Alfa Marcus con voz enojada mientras me tiraba una gran cubetada de agua helada. "¿Por qué sigues aquí en lugar de hacer el desayuno?" Yo me levanto de mi cama y me pongo un vestido de mucama. "Lo siento Alfa,parece que me he quedado dormida, no volverá a pasar" El Alfa Marcus me da una bofetada en mi mejilla derecha mientras me mira con esos ojos fríos y amenazantes- de color azúl turquesa. "No me importa si te quedas dormida, he perdonado tu estúpida porque tu padre sirvió a mi padre pero no eres más que una niña que apenas sabe cómo hacer el desayuno" Él tenía razón, yo era una niña que acababa de cumplir seis años y que un par de meses antes estaba viviendo felizmente con su familia. "Ahora ve y prepara algo para desayunar, la Luna tomará su desayuno en su cuarto" Dijo el Alfa mientras salía de mi habitación. "Sí Alfa, como desee" Servir a el Alfa era algo que se estaba haciendo rutinario, de vez en cuando podía ver a la Luna de la manada par darle su comida y después ella desaparecía del palacio. Sí así como se escucha, el Alfa y su luna viven en palacios y así es en todas las manadas. "Mi señora Luna le he traído su desayuno" Murmuraba a la puerta de la Luna antes de entrar a su habitación y como era de costumbre nunca contestaba. "Entonces entraré" Cuando entré toda la habitación estaba hecha un desastre, los muebles de madera estaban rotos y rasguñados, y había plumas de almohada por todas partes pero lo peor era donde la Luna se encontraba acostada.
En una cama de madera que ya se encontraba en el suelo, las hermosas y suaves sábanas de seda estaban rotas y con trabajos podían tapar el cuerpo delgado y lastimado que ahí se encontraban. "¿Se encuentra bien Luna?" Le dije mientras dejaba la bandeja con el desayuno en un mueble a lado de la cama y me hacerca a ella. "¿Quién eres?" Dice mientras toca suavemente mi mejilla y me mira con esos tristes ojos de color violeta "Soy Lilit" Le digo mientras toco su mano. "Es momento de que coma"...
La pobre Luna comía la mitad de lo que yo podía ser capaz de comer en el castillo.
Aún siendo una pequeña niña de seis años tenía que atender al Alfa día y noche, tantas veces como me llamara, para él yo no era más que un simple juguete que podía hacer y deshacer a su gusto.
Pasaron once años y durante ése tiempo las lesiones que tuve pudieron acabar con mi muerte si no fuera porque la conocí, era una voz que me tranquilizaba pero parecía preocupada "¿Estás bien? ¡No te preocupes, yo te ayudaré!" Decía la voz en mi cabeza mientras sentía como mis costillas se regeneran y volvían a la normalidad, el dolor era insoportable, pero algo había cambiado en mi cuerpo. Me encontraba en el cuerpo de un lobo de color blanco que no parecía más grande que un cachorro y mientras yo intentaba comprender lo que había pasado la voz volvió a sonar. "E estado esperando a salir todo éste tiempo" "¿Quien o qué eres" le pregunté confundida. "Soy tu loba, me llamo Saye" "Papá me dijo que mi loba interior aparecería cuando cumpliera los quince años pero aún tengo nueve" "Simplemente no podía dejar que murieras, verte sufrir cada vez hacia que mi corazón no dejara de doler" Decía tristemente mientras veía alrededor de la habitación. "¿Entonces ahora estarás conmigo?" "Si, ahora cuando te encuentres en éste estado yo apareceré para ayudarte a sanar, además siempre estaré a tu lado, así que hablaremos cuando te sientas sola, ya es momento de que regrese o podrían darse cuenta de tu transformación" Se sentía la tristeza en sus palabras, se notaba que le dolía ver el estado en el que me encontraba y eso fué relajante para mí, me sentía querida como no había sentido desde hace mucho tiempo.
Esa fué la primera ver qué la conocí y ahora tengo dieciséis años, sigo estando bajo el control del Alfa quien ahora tiene treinta años pero no es más inteligente que un niño, sin embargo, su fuerza es bastante abrumadora y la única persona que creía en mí y que conocía mi secreto murió un día después de mi cumpleaños y era la Luna Tamara, quién murió en manos de el asqueroso Alfa.
"¿Dónde mierda está Lilit?" Gritaba el Alfa Marcus mi nombre mientras yo le servía su comida y entraba a la sala de banquetes dónde había varias mujeres adulándolo "Aquí estoy Alfa" Le dije mientras le dejaba su comida y sin mirarlo a la cara. "Maldita huérfana ¿porqué tardas tanto" "Lo siento mi señor" Sentí como una copa de oro golpeaba mi cabeza y en cuestión de segundos mi vista se ponía borrosa y la sangre corría de mi cabeza hasta mis mejillas, una vez más tendría que limpiarme antes de que Saye tenga oportunidad para salir y querer morderle en cuello "¡Ya lárgate antes de que quiera enterarte una espada!" "Si Alfa, como usted ordene" Estuve cerca de la puerta de salida cuando un montón de mujeres comenzaron a correr hacia allá y me empujaban con gran fuerza hasta que lograron tirarme, detrás de mí se encontraba el Alfa Marcus intentando salir mientras empujaba a sus mujeres gritando con gran terror "¡Largo! ¡Soy su Alfa y debo escapar primero! ¡Largo malditas perras!" Todos se movían muy rápido, algo realmente malo estaba pasando afuera del palacio y venía justo para acá, sin pensarlo dos veces me convertí en lobo y Saye comenzó a correr rápido por el palacio hasta llegar a la puerta tracera del palacio que conectaba rápidamente con el bosque, llegamos y nos escondimos entre los arbustos '¿Qué rayos estará pasando' "No lo sé Saye, de repente todos estaban corriendo y no quería quedarme a averiguar lo que estaba pasando" '¡Algo se acerca!' Dijo Saye mientras veíamos como un lobo de color café obscuro salía jadeante de la puerta tracera y justo después de él un hombre con un enorme cuerpo tonificado, de un leve color bronceado, cabello negro y ojos de color gris salía con una espada empuñada en contra del alfa Marcus "¡Lo siento~Lo siento! ¡No~No volveré a ésta manada así que de~déjame ir!" Decía el Alfa Marcus mientras se cubría el cuerpo desnudo "¡Nunca debiste equivocarte si no querías que viniera y te cazara como la rata inmunda que eres!" La espada atravesó su corazón y después su cabeza voló por el cielo.
Mi cuerpo temblaba al igual que Saye '¡Corre!' fue el primer pensamiento de Saye y así nuestro cuerpo comenzó a correr por el bosque durante horas hasta quedar exhaustas enfrente de una pequeña cabaña "¿Estás bien?" La voz de una señora mayor entró por mis oídos y tocó mi cuerpo, pero ya no era más un lobo, mi piel estaba fría y rasguñada "Duele" Mi voz sonaba tan agotada que el simple hecho de intentar hablar era un susurro que nunca se escucharía. "No te preocupes, ahora estarás bien" La señora transmitía tranquilidad con cada palabra que salía de su boca, decía otras cosas, al parecer llamaba a un hombre y le decía querido, su esposo debe ser muy buena con ella no como ése asqueroso Alfa.
Segundos después yo caí dormida...
...CAPÍTULO 2....
Lo último que recuerdo es haber visto como un gran sujeto mataba al Alpha Marcus, podría estar agradecida por eso y festejarlo pero algo me dio miedo. La sed de sangre que tenía ese sujeto era tan mortal que inconscientemente Saye había corrido por el bosque intentando ponernos a salvo, mi cuerpo se encontraba adolorido y sin energía, vimos una pequeña cabaña entre la montaña rodeada de miles de árboles pero no había un camino específico para llegar a ella, como si no quisieran que nadie supiera de ellos. "No creo poder más" Dijo Saye mientras mi cuerpo regresaba a la normalidad y caía al suelo en mi forma humana. Fue un golpe realmente fuerte, pude sentir como mi cuerpo se adormecía y algunas costillas se enterraban en mis pulmones, un dolor agonizante en realidad. Segundos después de haber caído rendida en el suelo pude escuchar la voz de una señora de mayor edad. "¡Cariño! ¡Rápido, ven!" Sonaba muy preocupada, era una voz de una mujer mayor, tan mayor como para ser mi abuela, pero su voz hacía que me sintiera protegida a pesar del dolor. "Duele" Eso salió de mi boca sin pensarlo y en cuestión de segundos cerré los ojos.
Después de 11 años me encontraba soñando, un sueño donde estaba mi padre y mi madre. Mi padre el Beta Erick solía llevarme en su lomo cuando era pequeña y estaba convertido en lobo, su lobo se llamaba Casius, un nombre adecuado para él, sonaba incluso más varonil que el de mi padre "¡Ten cuidado o podrías caerte! La voz de mi padre era suave y amable. "¡Sí!" "Pequeña humana agarra bien mi pelaje no te preocupes" Sin embargo. la voz de Casius sonaba realmente grabe pero no influía miedo cuando me hablaba, además su pelaje era de un tono café claro, se parecía al color del chocolate. "Ten cuidado de no tirarla Casius" Una voz femenina pero seria salía del cuerpo de un lobo de color blanco gris claro. "No seas tan dura con él Dian" La voz la reconozco, era mi madre, Celin, una voz amable y relajante.
Recorríamos el bosque que daba a un lado de nuestra casa, el viento daba a mi rostro y provocaba que mis orejas y mi nariz se pusieran de un tono rojizo. "¿Qué te parece la vista Lilith?" Me preguntaba Casius mientras se detenía en la cima de una pequeña colina y la vista daba directamente al ocaso. "¡Es hermoso!" Mi pequeña yo de cinco años disfrutaba de las puestas del sol, con fascinación las veía y sentía que un nuevo mundo me esperaba si lo seguía podría encontrar un nuevo mundo lleno de cosas nuevas, pero mi sueño que parecía un hermoso recuerdo de mi familia rápidamente se convirtió en una horrorosa pesadilla. Podía ver como mis padres eran ejecutados justo enfrente de mí y un hombre de alma impura me miraba justamente a los ojos, esos ojos de color azul zafiro eran penetrantes y estaban llenos de odio y sed de sangre y poder, sin duda se trataba del Alpha Marcus.
Una auténtica pesadilla que no parecía que tuviera algún final, el maltrato de mi vida se veía reflejado en cada segundo de mi dueño, golpes, sangre, más golpes y ver el abuso a la difunta Luna que veía con frecuencia en mi niñez, sigo lamentando la partida de la Luna Tamara, sufría las dolorosas infidelidades del Alpha, sin embargo no había manera en que yo lo hubiera podido evitar, después de todo no soy más que una pobre chica débil.
La manera en como me sentía, tan inferior y temerosa en mi sueño se vio interrumpido por algo aún más terrorífico, un ser que con su simple presencia haría temblar hasta al más valiente de los guerreros de su manada. Un hombre grande, realmente grande cerca de los dos metros, con un gran cuerpo tonificado, una cintura delgada a comparación de su curpulento cuerpo y ese cabello largo a comparación de otros hombres, tenía sujetada media coleta de manera torpe pero parecía ser parte de sí mismo, ese cabello al igual que sus ojos eran de un color azabache. Ese hombre era tan temible que incluso sabiendo que era un sueño quería huir de ahí. Él atacó con su gran espada al Alpha Marcus tan rápido que ni siquiera yo misma pude observarlo bien, su aura era terrorífica, todo de él reflejaba superioridad y fuerza, nunca en mi vida me había sentido tan amenazada como lo estaba siendo y entonces sonrió. Me vió directamente a los ojos mientras sonreía, un escalofrío pasó desde la punta de los pies hasta mi espalda, mis sentidos me decían que corriera pero mi cuerpo no contestaba y por más que le hablara a Saye ella no contestaba, no, ni siquiera estaba conmigo, estaba completamente sola con esa bestia mirándome como si fuera su próxima presa.
Desperté, mi cuerpo se encontraba temblando y sudoroso, miré asustada a mi alrededor y me dí cuenta que me encontraba en una habitación acogedora, la cama era suave y cómoda, había una gran ventana cubierta por una delgada cortina de color verde agua, la luz que pasaba entre las cortinas era tenue y cálida, escuché la puerta de la habitación abrirse, era la señora mayor. "¿Te encuentras bien pequeña?" Su voz era como un gran tranquilizador. "Gracias por ayudarme señora..." "Llámame abuela Ana" "Abuela Ana ¿En dónde estoy?" "Estás en mi casa por supuesto" Ella sonreía mientras se acercaba a mí y se sentaba a un lado de la cama. "¿Cómo es que hay una casa lejos en el bosque?" Curiosa la miré a los ojos, sus ojos eran de un particular color miel, eran hermosos. "Mi esposo es una amante de la naturaleza, específicamente del bosque, por lo que hemos llevado nuestra vida en el bosque" Ella parecía estar diciendo la verdad, incluso nosotros en la manada solíamos tener nuestras casas lo más cerca de los árboles, pues nos hace sentir como si viviéramos entre los árboles en realidad. "¿Entonces cómo te sientes ahora?" "Mucho mejor, gracias" Agaché mi cabeza, mis mejillas se habían tornado de un color rosado, era la primera vez que alguien se preocupaba por mí desde hace mucho tiempo a demás de la Luna Tamara. "Parece que no tienes fiebre, pero tu cuerpo estuvo sudando mucho mientras dormías, tal vez tuviste una pesadilla" Ella se dió cuenta tan fácilmente. "Tu cuerpo parece estar muy mal herido, anoche no se notaban los moretones pero ahora hasta las costillas se ven fracturadas, no te preocupes, le diré a mi esposo que ponga un poco de leña al fuego para prepararte un baño, ahora sólo descansa y relájate, prepararé un poco de ropa para tí y el desayuno" La abuela Ana se alejaba de mí pero antes de que saliera de la habitación se mi cuerpo se movió y corrí detrás de ella. "¡No se vaya, no me deje por favor!" ¿Qué rayos estoy haciendo corriendo así detrás de ella? La abuela Ana me miró con una sonrisa y me dió un cálido abrazo. "No tienes de qué preocuparte, no iré a ningún lado" Esas palabras cálidas hicieron que las lágrimas comenzaran a recorrer mis mejillas. ¿Hace cuánto que no lloraba y me sentía así?
Había estado viviendo un mes con la abuela y su esposo Ed, era un hombre mayor pero tenía un buen cuerpo, no parecía el de un anciano, incluso la abuela se veía tan joven, incluso parecían una joven pareja de enamoraos cuando estaban juntos, pero cuando no estaba con ella era un hombre serio con aires de superioridad, sus ojos eran de color verde claro. Un par de semanas después de haber llegado con ellos, la abuela me descubrió transformándome en el medio del bosque, al inicio creí que ella se asustaría de mí, nunca nadie había visto como me transformaba, ni quiera la Luna Tamara que ya sabía de la existencia de Saye, pero ella sólo se acercó a mí con una sonrisa en su rostro. "No te preocupes, ahora puedo ver como curabas tus heridas" ´Ella nos entiende Lilith´ Podía escuchar a Saye hablando conmigo a través de nuestro vínculo ´¡No nos tiene miedo!´ Ella sonaba realmente feliz, regresamos a la cabaña donde se encontraba el abuelo Ed y al vernos se acercó a nosotras y nos miró fijamente. "¿Cómo puedes ser tan pequeña?" Esa pregunta me sorprendió, creí que nos diría que nos alejáramos pero sólo se preocupaba por nuestro pequeño tamaño. "No podía alimentarme correctamente en el lugar donde vivía y muchas veces tuve que regenerar mis huesos y órganos mientras Saye se transformaba" "Así que ocupabas la energía de tu loba para ayudar a tu regeneración, normalmente la regeneración de los hombres lobo se da según la fuerza que tienen, su lobo regenera cuando hay una emergencia o el humano es muy débil y al parecer tu loba ha estado ayudándote más de una vez ¿Verdad?" "Sí, desde que tengo memoria Saye me ha ayudado a sobrevivir, pero últimamente hemos estado al borde de la muerte y para ella también es difícil ayudarme" "Está dicho, te ayudaré a crecer" "¿Qué" "Ya lo escuchaste, yo te ayudaré a crecer y fortalecerte para que no tengas que depender de tu loba cada que te encuentres en peligro"
Desde ése momento mi entrenamiento empezó. "Los hombres tienen un cuerpo mas fuerte y resistente que cualquier otro humano, así que nuestro cuerpo tiene una sanación más rápida llegando a sanar una herida como una cortada en segundos" Él era un hombre lobo al igual que yo, pero la abuela no lo era, era una simple humana que había sido la mate del abuelo, así que dejó su manada cuando era joven y desde entonces ellos viven en ésta montaña. "Ahora, si tu cuerpo se encuentra en peligro mortal constantemente y no te encuentras en buenas condiciones tu cuerpo será incapaz de regenerarse naturalmente y la única cosa que podría ayudarte es convirtiéndote en un lobo aunque tu transformación será dolorosa. Lo que haremos será entrenar primero tu cuerpo" Día tras día mi entrenamiento se basaba en actividad física y combate. El abuelo Ed a pesar de su edad era un gran peleador, muchas veces fue regañado por la abuela por ocupar demasiada fuerza hasta el punto se hacerme escupir sangre, pero ahora mi regeneración se estaba haciendo más rápida y no recurría a Saye.
Así pasó un año y medio y mi cuerpo se encontraba delgado pero en buena forma, ya era capaz de enfrentarme cuerpo a cuerpo contra el abuelo y cuando se trataba de pelear como lobos ya era una gran loba de color blanco con ojos de un color esmeralda, naturalmente ése es mi tono de ojos pero destacaban más por el pelaje de mi loba.
Esa tarde el ocaso era radiante, mi cuerpo se encontraba agotado y estaba segura de que Saye estaba aún más después de pelear con el abuelo pero algo pasó, finalmente lo derroté "Has mejorado mucho Lilith" "Gracias abuelo, todo es gracias a usted" "Ve a cambiarte, la abuela ya debió preparar la cena" "Si" me fuí hasta detrás de la cabaña donde me convertí en humana , me coloqué unos pantaloncillos cortos y una playera. ´Por primera vez derrotamos al abuelo Lilith´ ´Sí, después de tanto tiempo de entrenamiento por fin hemos logrado estar en buena condición, me pregunto que veremos mañana´ Continuamos platicando plácidamente hasta llegar al comedor "¡Abuela ya terminamos" No recibí una respuesta. "¿La abuela no está?" ´La abuela debería estar en la cocina´ ´Tienes razón´ Caminé a la cocina preguntando por ella pero cuando entré ví algo que me erizó el cuerpo. La abuela se encontraba en el suelo y no respondía a mis intentos por despertarla. ´Lilith le avisaré al abuelo´ Saye se vinculó con el lobo del abuelo y le dijo sobre la situación e la abuela, él llegó rápidamente a la cacina y al verla parecía horrorizado. "¿Qué le pasará a la abuela ahora? Ella despertará ¿Verdad, verdad? ¡Ella tiene que despertar!" "Ahora lo único que podemos hacer es ir a un pueblo cercano y llevarla a un hospital" "Pero no hay pueblos humanos por aquí" "Tú viniste de una manada ¿Verdad?" "Sí, pero no sé que ha pasado con mi manada en todo este tiempo" "Ahora lo sabremos, tenemos que ir ahí ahora"
El simple hecho de pensar en regresar a mi manada me daba miedo, no podía imaginar el caos que habría después de que el anterior Alfa fué asesinado, pero ahora me daba más miedo y terror el pensar en que podría perder a la abuela, rápidamente me subí arriba del abuelo que se había convertido en lobo y sostuve a la abuela todo el camino hasta llegar a la entrada de la manada. Ahí se encontraban dos hombre adultos que custodiaban la entrada y nos detuvieron al intentar entrar. "¡Alto! ¿Quiénes son ustedes?" "Soy Lilith Rosher, hija del difunto Beta Erick" Mi voz salió un poco tímida y decidida a la vez, nunca había dicho a nadie que yo seguía con vida después de la ejecución de mis padres. "¿Enserio eres la hija del Beta Erick?" Por alguna razón ellos parecían sorprendidos. "¿Cómo puedes seguir viva? Todos supusieron que la hija de Erick murió junto con su madre" "Estuve trabajando como esclava en el palacio del Alfa Marcus hasta hace año y medio, pero eso no importa ahora, mi abuela está enferma, ella es una humana" Ellos hicieron una mueca, pero nos dejaron continuar pero no sin decirme algo antes de partir. "El Alfa Marcus está muerto, ahora el Alfa Riftan está a cargo, tengo que informar tu llegada a la manada al Alfa" Yo simplemente asentí con mi cabeza y continué con mi camino hacia el hospital. ´¿El hombre de aquella vez será el nuevo Alfa?´ La voz de Saye sonaba preocupada. ´No lo sé pero ahora lo más importante es la abuela´ ´Sí´ ¨Lo demás lo sabremos mañana´.
...CAPÍTULO 3....
Llevamos a la abuela al hospital de la manada y las personas que estaban a nuestro alrededor nos miraban como si nos odiaran. ´¿Siempre eran así esas personas contigo?´ La voz del abuelo Ed sonaba en mi mente. ´No en realidad, no conozco a la mayoría de las personas de la manada, sólo conocía a las personas que trabajaban dentro del castillo´ Ambos continuamos caminando rápidamente hasta llegar al hospital ´Buenas noches ¿En qué puedo ayudarles?´ El doctor sonaba calmado ´Mi esposa se ha desmayado y ha estado así por casi una hora ¡Ayúdela por favor!´ El abuelo amaba incondicionalmente a la abuela, así que verla sin despertar le preocupaba infinitamente. "Lleven a la señora a la habitación de arriba, la número diecinueve, también hagan pruebas de~" El doctor no parecía muy mayor, podría estar cerca de los cuarenta. "Ahora mismo me entregaran los primero resultados así que pueden esperar sentados de aquél lado por favor" "Gracias, por cierto mi esposa es humana" El abuelo y yo nos sentamos en la esquina cercana a una máquina de golosinas, el lugar tenía poca movilidad pues tampoco era como si los hombres lobo se lastimaran fácilmente y pocos humanos vivían en la manada.
El tiempo transcurría lento y el abuelo y yo no cruzamos palabra por un par de horas hasta que el doctor regreso hacia nosotros. "Bueno la paciente sufrió un desmayo causado por una alteración en su presión arterial, no muestra signos de que sea algo crónico o provocado por alguna enfermedad, así que sólo le recomendaremos unos medicamentos para el control de la presión~" El doctor continuó hablando mientras me perdía en mis pensamientos, la abuela era lo más cercano que tenía a una familia al igual que el abuelo y perderlos sería muy doloroso para mí y no podría soportarlo, no otra ves. "~Por ahora pueden ir a descansar, no hay nada de que preocuparse" "Gracias doctor" La voz del abuelo sonaba aliviada al escuchar que no había nada grave en la abuela. "Es mejor que descansemos por hoy abuelo" "¿Pero dónde dormiremos? No tenemos nada aquí y la cabaña está lejos, además éste viejo cuerpo se cansa rápido" El abuelo tenía un rostro de frustración dada por la situación, me acerqué a él y le di un abrazo. "Todo estará bien, la abuela es una humana muy fuerte y no le pasará nada" Yo misma tenía miedo de mis palabras, no sabía realmente por qué la abuela había estado estresada o preocupada, no eran más que palabras para convencerme a mí misma de que todo estaría bien. "Vamos abuelo, hay que descansar" "¿Pero a dónde iremos?" No dejaba de abrazarme mientras hablábamos y su voz temblaba levemente. "La casa de mis padres no debería estar lejos, vayamos ahí y mañana podremos ir por algunas cosas para la abuela" Pude escuchar un profundo suspiro antes de que el abuelo volviera a hablar. "Está bien"
Salimos del hospital y comenzamos a caminar por las calles del pueblo, muchas cosas habían cambiado, ya no parecía más un pueblo antiguo de la edad media. 'El castillo del Alfa a desaparecido' La vos de Saye sonó en mi cabeza. 'No, parece que el nuevo Alfa lo ha destruido y en cambio puso una enorme casa' Mi voz sonaba nostálgica y triste, pues ahí tenía los recuerdos de la difunta Luna Tamara. 'El pueblo también cambió por completo, se parece más a las ciudades humana' 'Tienen un estilo más acogedor, sea lo que esté haciendo el nuevo Alfa es mucho mejor que el anterior' Seguimos caminando en silencio hasta que llegamos a la casa de mis padres, pero algo era diferente, la casa se encontraba en buen estado y como si la hubieran remodelado, y sobre todo había una persona alta y corpulenta enfrente de ella. El abuelo y yo nos detuvimos en cuanto nos encontramos enfrente de él, quería que ése sujeto se fuera pero en lugar de eso se acercó a nosotros. "¿Eres la señorita Rosher?" Su voz era grabe y con un tono de hostilidad a comparación de su apariencia, era alto, se notaba a simple vista que hacía ejercicio y tenía unos pantaloncillos cortos con una polera blanca, una sudadera negra y unas zapatillas deportivas negras, su cabello era de un todo castaño obscuro al igual que sus ojos. "S~Sí" Mi voz titubeó. 'Da miedo Lilith' La voz de Saye sonaba aterrada y no podía negarlo, éste hombre parecía peligroso. "El Alfa se ha enterado de tu llegada y te ha llamado para que vayas a la casa de la manada mañana a las nueve de la mañana" '¿Casa de la manada? ¿De qué casa habla, Lilith?' 'Supongo que ahora es la casa donde estaba el castillo' "Si" Respondí de manera monosílaba mientras él me veía fijamente y me dice en forma amenazante. "Es mejor que no llegues tarde, al Alfa Riftan no le gustan las personas impuntuales" El enorme sujeto se fue rápidamente y el abuelo y yo entramos a la casa, sorpresivamente estaba limpia y ordenada. "¿Has venido a limpiar tu casa todo éste tiempo?" El abuelo dijo sorpresivo, pero yo igual lo estaba, no había vuelto a la manada desde la muerte del Alfa Marcus. "No, no había vuelto en todo éste tiempo, pero eso no importa ahora, las habitaciones están arriba, puede ocupar la habitación de mis padres" "Si, mañana regresaré a la cabaña por un poco de ropa para tu abuela y para mí, también de algunas cosas de limpieza" "¿Podría traerme igual un poco de ropa? Dudo que la ropa que tengo aquí me quede" EL abuelo se acercó a mí y puso una mano en mi hombro izquierdo. "Has crecido mucho niña" Sonaba orgulloso. Fuimos a nuestras habitaciones, mi recámara todavía parecía que le pertenecía a una pequeña niña, las paredes eran blancas, pero tenía decoraciones de lobos y mariposas jugando por todas partes, diferentes peluches por toda la cama y las ropas del ropero eran de una pequeña niña de cinco años. 'Esto es nostálgico' 'Sí, no creí que tuviéramos que regresar a la manada´ 'El sujeto que estaba afuera de la puerta parecía terrorífico, quería salir huyendo' 'Pero no podíamos dejar al abuelo aquí con él, además vino porque le habían avisado que estábamos aquí' '¿Pero cómo sabría el Alfa en dónde vivimos?' Saye tenía razón ¿Cómo sabrían que vendría ala casa de mis padres y por qué la casa estaba estaba en tan buen estado? Esos pensamientos siguieron rodando por mi cabeza hasta que caí en un profundo sueño.
Me desperté a la mañana siguiente, mi cuerpo se sentía cansado, como si no hubiera dormido bien, intento levantarme de la cama cuando la voz del abuelo sonó del otro lado de la puerta. "Lilith ya son las ocho y media, será mejor que te apresures y vayas con el Alfa" '¿Ocho y media?' '¡Lilith si no te apuras el Alfa se enojará contigo!' Me levanté de la cama, me di un baño frío y rápido y me puse unos pantaloncillos deportivos negros que le pertenecían a mi madre al igual que una camisa de tirantes blanca. Vi el reloj que se encontraba en el cuarto de mi madre. '¡Mierda!' 'El Alfa nos va a matar Lilith, son las ocho cincuenta y cinco, es casi imposible que lleguemos a tiempo' 'Si pudiéramos transformarnos en el camino llegaríamos a tiempo' 'Pero si vamos así terminarás desnuda y no hay cambios de ropa' Salí corriendo de la casa mientras el abuelo me despedía desde la cocina. 'Si no corremos más rápido llegaremos tarde. ¡Saye préstame tu fuerza!' 'Sí' Saye me prestó parte de su fuerza de lobo y mi cuerpo comenzó a moverse mucho más rápido. Llegamos a la entrada de la casa de la manada y el mismo sujeto de la noche anterior estaba esperándome, tenía en ceño fruncido, parecía enojado y se acercó a mí. "Te dije que llegaras temprano, el Alfa detesta la impuntualidad" Yo sólo me encogí un poco por el regaño pero comenzó a caminar antes de que yo pudiera decirle algo. "¿Te vas a quedar ahí parada para siempre?" Él me miró y comenzó a caminar nuevamente pero ahora yo le seguí. La decoración dentro de la casa de la manada era completamente diferente a la que había antes en el castillo, había un diseño muy parecido al de los humanos y todo se veía minimalista, también había ventanas enormes que dejaban pasar la luz natural. Fue un camino lleno de silencio hasta que él se detuvo enfrente de una puerta y me dijo con su voz seria. "Entraremos a la oficina del Alfa, intenta callarte y no decir nada estúpido" Yo solo asentí con la cabeza y él abrió la puerta dejando ver a un sujeto enorme, podía decir que medía un metro noventa o más, tenía un cuerpo muy tonificado a comparación del hombre que me guió, su rostro era bien definido, delgado y con rasgos que parecían hechos por los mismísimos Dioses, sus ojos al igual que su cabello eran de color azabache, sin duda un hombre que podría ser el hombre más hermoso del mundo si no fuera por las cicatrices que dejaba ver en sus brazos, llevaba una camisa de color olivo con las mangas dobladas hasta medio brazo. Cuando entramos él se levantó dejando ver sus pantaloncillos de vestir de color negro al igual que sus zapatos, tenía toda al imagen de un hombre de negocios. "Creo haber dicho que la quería aquí antes de las nueve, Luca" Su voz era tan grave que te hacía temblar, parecía molesto mientras miraba al sujeto a lado mío que parecía que se llamaba Luca. "Lo siento Alfa, es mi culpa por no asegurar que ella llegara a tiempo" '¿Lo llamó Alfa? ¡Lilith estamos en problemas, ése hombre da mucho más miedo, se parece al sujeto que mató al Alfa Marcus!' Saye sonaba aterrorizada y tenía toda la razón, ése hombre realmente era intimidante, pero por alguna razón me llamó en lugar de matarme tan pronto llegué a la manada. 'No te preocupes Saye, todo estará bien' El Alfa Riftan volteó a mirarme con sus ojos obscuros mientras le hablaba a Luca. "Puedes retirarte, ve a verificar el entrenamiento del resto" "Sí Alfa" Luca salió de la habitación dejándonos solos y el Alfa se acerca a mí hasta quedar justo enfrente. "¿Sabes quién soy?" Su voz sonaba intimidante de nuevo y su rostro no reflejaba expresión alguna. "S~Sí" Mi voz titubeó otra vez. "¿Quién soy?" ¿Por qué me pregunta eso? ¿Tal vez quiere que lo reconozca como mi Alfa? No cabe duda que gracias a él pude escapar pero aún me da miedo. "Eres el Alfa" "¿Quién soy?" Otra vez esa pregunta... "Eres el Alfa Riftan" Él sonrió al escucharlo, se sentó enfrente de su escritorio y comenzó a buscar unos papeles. "Tengo entendido que ya conociste a mi Beta" Me senté en una sila enfrente de él. "¿E~El sujeto que me trajo?" Estar enfrente de él me ponía nerviosa. "Sí ¿Te dijo el porqué te llamé?" "No" "Lo supuse, siempre olvida algo, estás aquí por que tengo entendido que tu padre era el Beta del Alfa anterior y~" "¡Él no era el Beta de ése bastardo!" Grité, no podía creerlo, le acababa de gritar al Alfa más temido de los tres continentes y Saye no dejaba de regañarme, pero mi padre era un tema muy delicado para mí.
Me encogí de hombros esperando un regaño pero en lugar de eso él simplemente habló con naturalidad. "El anterior Alfa se llamaba Marcus, sin embargo su incompetencia y arrogancia le provocó la muerte después de insultarme en una reunión de Alfas, yo no hablaba de él como un verdadero Alfa, me refiero a su padre, el difunto Alfa Strong" Me sorprendió escuchar lo que decía, no me había matado y sobre todo había contestado como si yo nunca le hubiese gritado. "Tu padre fue condenado a morir por traición, sin embargo no habían pruebas de ello, supongo que Marcus lo quería muerto por el temor de que tu padre se quedara como el nuevo Alfa de la manada, cuando llegué hace un año tuve que restaurar a ésta manada y ví que los fondos que tu padre tenía para tí seguían intactos, entonces ahora doy todos sus fondos como la herencia para tí, también se hizo remodelación del castillo, como ahora puedes ver es una casa abierta para todos y hay un espacio para el entrenamiento de los jóvenes, por cierto mañana empezará el entrenamiento para tí y~" "¿Entrenamiento?" Lo volví a interrumpir. "Sí, los jóvenes de quince hasta los veinte tienen un entrenamiento especial y de los veintiuno hacia delante tienen otro, así está dividido para que vayan creciendo sus habilidades, entonces la cuenta de tu padre estará a tu nombre, has disposición de ella como quieras" "Gra~Gracias" "Ya retírate, tengo cosas que hacer y por cierto no llegues tarde mañana" Lo último que dijo sonó más como una amenaza que una orden e hizo que pasara una corriente por mi cuerpo tan fuerte que mis piernas estaban fallando, después de salir de la casa de la manada me dirigí al hospital y al llegar me dirigí a la primera enfermera que ví. "Disculpe busco a la señora Ana Winters" "Claro, ahora mismo se encuentra en la habitación tres, su cuerpo ha mejorado y puede que salga hoy por la tarde" Las palabras de la enfermera me aliviaron por completo, la abuela se estaba recuperando y podría ver en donde vivía cuando era una niña. "¿Puedo hacerle visita?" "Ahora mismo se encuentra su esposo de visita, puede que sea mucho para ella así que sugiero que vayas cuando él termine" "Gracias" "Por cierto tú eres..." "Soy la nieta de la señora Ana" "Oh perfecto, me gustaría que me acompañaras para ver el método de pago" "Claro" Seguí a la enfermera hasta la sala principal del hospital. "Entonces serían siete mil quinientos por todo" "Si" "¿Cuál sería tu método de pago?" "Usaré uso de una cuenta bancaria" "Claro ¿A qué nombre se encuentra?" "Beta Erick Rosher" La enfermera parecía sorprendida y un poco asustada. "Permíteme un momento" Ella sonaba preocupada e hizo una llamada, debió ser más discreta, su conversación era de que alguien ocupaba la cuenta del traidor, pude escuchar que le llamaba al Alfa Riftan, pero claro estaba, aceptó el uso de l a cuenta. "Disculpe las molestias señorita Rosher" Hipócrita, hace un momento parecías odiarme y justo ahora me sonríes felizmente. "Gracias" El abuelo tardó un par de horas antes de que yo pudiera entrar a ver a la abuela, pero cuando por fin salió se dirigió a mi. "El doctor ha dicho que ésta tarde podremos llevar a la abuela a casa, pero es peligroso llevarla a la cabaña ya que está legos del hospital así que quería saber si~" "Quedémonos en la casa abuelo" Le di una cálida sonrisa y un abrazo el cual el abuelo contestó.
Esperamos en el hospital hasta que la abuela por fin fue dada de alta, pero antes de que ella saliera el abuelo me habló. "Pedí la cuenta de los gastos médicos de tu abuela, pero me dijeron que ya habían sido pagados, Lilith si hiciste algo para poder pagarlo no es~" "No es lo que cree abuelo, en realidad recibí la herencia de mis padres, por eso quería el Alfa Riftan que fuera a verlo y con eso pude ser capaz de pagar los gastos de la abuela" El abuelo me abrazó fuertemente y pude escuchar como lloraba levemente, era la primera vez que sentía un abrazo tan cálido del abuelo y podía sentir su amor y agradecimiento en cada segundo.
Cuando la abuela salió del hospital ella se veía tan cálida y amorosa como siempre, no podía contener mis lágrimas de felicidad y me lancé a ella para abrazarla y llorar. "Oh mi pequeña, hacía mucho que no te escuchaba llorar" La voz de la abuela era como un calmante para mí. "Abuela, yo tengo un hogar al que podemos ir, podemos estar en la manada y así estaremos seguros" " El abuelo ya me lo ha contado, podemos quedarnos tanto como quieras querida"
Así el día pasó y regresamos a casa, la abuela en lugar de descansar se puso a prepararnos algo de cenar, pues ella nunca podía mantenerse sentada, siempre tenía algo que hacer e la cabaña. Al llegar la noche me fuí a mi cuarto, el abuelo había dejado mi ropa y mis cosas sobre mi cama, así que me dispuse a acomodarlas. 'Es bueno que la abuela esté bien' Saye sonaba aliviada. 'Si, por suerte pudimos pagar los gastos médicos o el abuelo hubiera adquirido una enorme deuda' '¿Tú crees?' 'Si, fue una grande suma pero creo que es normal ya que los estudios para humanos y nosotros son un poco diferentes' 'La abuela había preparado unas ricas albóndigas para la cena' 'Se nota que te gusta mucho la comida de la abuela' ' Es lo mejor que hemos comido desde que mamá murió' 'Tienes razón, si no fuera por las fotos que tengo de ella no recordaría bien su rostro' Saye se quedó callada un momento hasta que después habló con una voz preocupada '¿No sientes eso?' Al momento en que me lo dijo no podía sentir nada, pero unos segundos después lo podía sentir, un fuerza abrumadora venía del otro lado de la ventana, me acerqué a ella y al asomarme podía ver un árbol que se encontraba cerca del bosque pero que pertenecía ala patio trasero de mi casa y a lado de él se encontraba un lobo enorme, quizá el más grande que había visto en toda mi vida, era de un color azabache obscuro al igual que sus ojos y me miraban fijamente, después de verlo cerré la cortina y segundos después volvía ver a través de la ventana y ya no se encontraba. 'Eso fue muy extraño ¿Qué pudo ser?' 'No lo sé Saye, pero por alguna razón se me hacía conocido?' Después de eso no podía dormir, así que me dí un baño y después me coloqué una pijama ligera. 'Es mejor que pongas una alarma en tu despertador o se te hará tarde para mañana' 'No te preocupes, normalmente nos despertamos a las seis de la mañana para entrenar y el Alfa nos dijo antes de salir que el entrenamiento aquí empieza a las ocho, así que podemos descansar bien, así que ya hay que dormir Saye'...
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