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¿Escuchas Girl In Red?

Me debe dinero...

Una de las cosas que más me gustaban de Charlie era que ella nunca me cuestionaba cuando le iba con cosas que si me debería cuestionar
Como cuando le dije que el lunes llegaría a su casa a las cinco de la mañana. Ella simplemente respondió el mensaje con un "Ok" y dos minutos después me llegó el "llámame cuando estés en la puerta".
Y eso hice
Era otoño y aún no amanecía. Los autos ya transitaban las avenidas y de vez en cuando alguno salía de su garaje en absoluto silencio.
Charlie vivía en una zona de los suburbios bastante rara.
Podría decirse que las casas eran una igual a la otra, si tan sólo pudiera verlas, pero muros de más de dos metros de cemento rodeaban cada recinto de la manzana. Demasiado gris para lo que estaba acostumbrada.
Me di por vencida luego de la quinta llamada sin obtener respuesta y moví un poco las piernas para entrar en calor. No quise perder el tiempo en cambiarme el uniforme, así que ahora llevaba toda mi ropa dentro del pequeño bolso que me echaba al hombro. Mi playera oscilaba descaradamente desde la correa en la que la había atado, porque ya no entraba.
No iba a volver a mi casa. Bajo ningún concepto. Mamá y papá esperaban que su hija se encontrara en el quinto sueño a estas alturas, caliente bajo las mantas costosas de Charlotte.
Así que caminé hasta el final de la acera y arrastré el contenedor de basura para pegarlo al muro que protegía la casa. Fue asqueroso y no importaba cuántas veces hubiera hecho esto ya: odiaba cuando se quedaba dormida y yo debía escalar.
¿Llamar a su casa para que alguien me abriera?
No, gracias. Sus padres me daban miedo.
Subí al contenedor y luego me senté sobre el muro con cuidado. Me aferré al borde con fuerza y bajé despacio para saltar al final. Estaba demasiado oscuro para que viera bien pero al menos las luces de la acera me iluminaron el camino hacia el costado de la casa. Recogí dos piedras pequeñas de entre el césped y lance una contra la ventana del cuarto de Charlie.
Tenía frío, sueño y estaba muerta del cansancio. Había estado trabajando toda la noche y quería tener un mínimo de dos horas de sueño antes del primer día de clases.
Andy
Andy
Oh, Julieta.
Junté mis manos alrededor de mi boca para hacer de megáfono.
Andy
Andy
Deja caer tus pantaletas.
La ventana se abrió pero no fue Julieta quien se asomó. Una mujer de mediana edad sacó la cabeza y me miró asustada.
Esa no era la madre de Charlotte.
Retrocedí sin saber qué estaba pasando y escondí la otra piedra detrás de mi espalda.
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¿Qué crees que haces? 
Me preguntó la mujer.
¿Sería su tía? ¿O eran ladrones?
Andy
Andy
¿Dónde está Charlie?
Ella me miró aún más confundida.
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¿Cómo has entrado a mi casa?
Solté una risa nerviosa y miré a mi alrededor. ¿Me había equivocado de casa?
Alguien empujó a la mujer de la ventana para poder asomarse. Un chico que no se veía para nada contento con mi aparición. Se aferró al marco de la ventana y sacó la cabeza.
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¿Quién diablos eres tú?
Antes de que pudiera pensar en qué responder, él ya se había ido de la ventana. Eso no era bueno. Estaba viniendo hacia aquí.
La señora me llamó para intentar hablar conmigo pero en mi cabeza yo ya era Bob Esponja cavernícola. Estaba en problemas.
La puerta de la entrada se abrió de golpe e iluminó parte del jardín delantero. El mismo chico que se había asomado desde la ventana venía caminando hacia mí, listo para partirme la madre. Detrás de él iba una chica  en pijama que intentaba llamarlo para detenerlo. Se veían más o menos de mi edad.
Levanté las manos en señal de inocencia y retrocedí.
Andy
Andy
Esto es un malentendido. Hola, mi nombre es Andy.
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Pues ya te vas, Andy.
Me tomó del brazo y comenzó a arrastrarme hacia la salida, donde estaba el muro del que me había trepado.
Andy
Andy
¡Exijo respeto!
Le di un puñetazo en el brazo. Él se quejó, me soltó, y aproveché para dar un paso hacia atrás y blandir mi puño a modo de amenaza
Andy
Andy
Te juro que no quería las pantaletas de tu mamá
le aseguré para calmarlo.
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Resolvamos esto con diálogo.
La chica que iba detrás de nosotros se puso en el medio para separarnos. Supuse que era su hermana.
Maldita sea, Charlotte. Todo esto es porque no quisiste salir para abrirme la puerta.
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¿De dónde ha salido esta chica, Jade?
Los tres miramos a la mujer que se acercaba a nosotros. Era la misma que me había respondido en la ventana. Llevaba una bata larga que seguramente se habría puesto encima del pijama y miraba directamente al muchacho.
Andy
Andy
Qué lindo nombre, Jade. Parece de chica.
Él me miró como si yo fuera estúpida y luego se fijó en su madre.
Se veía demasiado joven para estar tan enfadado.
Sólo me metí a tu casa en la noche, Jade. Relájate.
Jade
Jade
No tengo idea de dónde salió. No la conozco.
Andy
Andy
Puedo explicarlo
di un paso hacia ella con intención de contarle sobre mi gracioso error. Jade me puso una mano en la cara y me empujó hacia atrás para detenerme.
Jade
Jade
No te acerques a mi madre. Tú y yo nos vamos afuera.
Hizo amague de volver a agarrarme del brazo pero su madre le dio un zape en la mano y él la retiró con una mueca de dolor. Lo vi mirarla dolido. Su propia sangre traicionandolo.
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Mira, Jade, ya estoy cansada de que trates así a las chicas
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Que sea la última vez que traes a una a la madrugada para verte.
Esta vez la mujer clavó sus ojos en mí
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Y tú, niña, valórate un poco ¿Cómo vas a andar así por un bobo?
Miré de Jade a su madre con sorpresa. No sabía por qué, pero me daba la sensación de que esta no era la primera vez que una chica se metía en la noche a esta casa.
Jade parecía a punto de explotar.
Jade
Jade
¡Ella no es mi...!
Andy
Andy
En realidad, vine porque él me debía dinero
Él no se lo pudo creer.
Su madre se cubrió la boca con la mano, indignada, y luego le dedicó la mirada más letal que pudo a  su hijo.
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Qué pocos huevos
Su hermana murmuraba cruzada de brazos
Bajé la cabeza como si estuviera apenada y me mordí el labio para no reír.
Perdóname, Jade, pero así no se trata a las chicas.
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¡Lo voy a descontar de tu mesada!
Su madre lo regañó y el muchacho volvió a repetir que yo no era su novia y eso pareció enfadarla más.
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¿Cuánto te debe, niña?

Hay que pegarle

Esta vez sí entré a la casa de Charlie. Me quedaba poco más de una hora de sueño, pero al menos tenía un pequeño fajo de billetes en el bolsillo trasero de mi pantalón.
Llamé a su ventana con una piedra y ella bajó para abrirme en la puerta.
Casi no se movió cuando pasé a su lado para entrar. Sus ojos estaban entrecerrados, su cabello rosa completamente desordenado y aún se notaban las marcas de la almohada en su mejilla.
Charlie
Charlie
Hueles a pollo frito
Lo dijo tan bajo que por un momento creí que había escuchado mal. La vi cerrar con llave la puerta y luego rascarse la cabeza antes de retomar su camino hacia su propio cuarto.
Tironeé de la manga de mi camiseta y olfateé.
Puede que sí oliera a pollo frito.
Subimos las escaleras en silencio hasta su habitación. Su casa era lo suficientemente grande como para dar un poco de miedo en la noche. Por alguna razón me recordaba a ese episodio de Puca en el que Garu se quedaba encerrado en una casa con muchos cuartos y de vez en cuando veía la silueta de alguien.
No sé si alguno de ustedes la recuerda, pero estoy segura de que esa perra no era Puca.
Dormí lo mejor que se puede en sólo una hora: nada, básicamente. Recordaba haberme echado en su cama y cerrar los ojos. Dos segundos después ya era de día, habían pájaros molestando junto a la ventana y alguien anunciaba las siete en punto en la radio.
Abrí los ojos y me aferré con fuerza a la manta.
Charlie estaba sentada en el borde de la cama. Las luces estaban apagadas, pero el sol que entraba por la ventana iluminaba todo el cuarto.
Se quitó la camiseta con la que durmió y tomó una limpia que había dejado junto a ella. Tenía el cabello lo suficientemente largo como para cubrirle una parte de la espalda, pero aún se veían los lunares de la parte baja.
Los observé con curiosidad un momento, pero la culpa llegó demasiado rápido y acabé apartando la mirada.
Andy
Andy
No quiero ir
Ella se bajó la camiseta y me miró por encima de su hombro. Ya se había lavado la cara y puesto maquillaje. Me pregunté hace cuánto que estaba despierta.
Charlie
Charlie
¿Y qué vas a hacer?
Se inclinó hacia mí y tironeó de mis mantas. Su cabello me hizo cosquillas cuando rozó mi rostro
Charlie
Charlie
Báñate hueles a comida.
Miré al techo y suspiré.
Tenía que ir.
Andy
Andy
Préstame ropa
Me había dormido con el uniforme puesto y no quería volver a ponerme el pantalón de ayer.
Charlie
Charlie
no
Andy
Andy
Y una mochila
Andy
Andy
Y hojas. Y una lapicera. Hace un poco de frío ¿Me das también una campera?
Ella se quedó mirándome como si acabara de pedirle que asesinara a mi primogénito. No se podía creer lo irresponsable que era.
Andy
Andy
Recuerda que te quiero
esperaba tener un poco de consideración con eso.
Charlie
Charlie
Pues yo no
Ella tomó una almohada de la cama y la estampó contra mi cara. Grité y me escondí bajo las mantas. Creí que seguiría atacandome, pero me dejó estar. Dos minutos después estaba dejándome la ropa sobre la cama
La ducha no me espabiló en absoluto. Me sentía cansada, pero mucho más fresca. Deje que me secara el cabello mientras yo comía una tostada y su madre nos gritaba desde el comedor para que nos apresuramos.
Dormí todo el camino en bus hasta el instituto. No fue lo suficiente como para revivirme, pero al menos ya no estaba cerrando los ojos cada dos segundos. Bajamos juntas en la estación del metrobús y caminamos hasta el cruce en el que siempre nos reuníamos con los otros.
El viento soplaba fuerte por esta zona. Había un río enorme a menos de diez calles y mientras más cerca del invierno estábamos, más hostil se volvía el clima. Los autos se aglomeraban en la avenida y tocaban bocina, como todos los días.
Había pasado tanto en mi casa este verano que casi llegué a extrañar la inmundicia del centro.
La escuela tenía una política extraña sobre no dejar entrar a nadie hasta diez minutos antes de que comenzaran las clases, así que todo el instituto se amontonaba en las puertas y sus alrededores.
A Charlie y a mí nos gustaba esperar en la esquina que daba a la avenida y sentarnos en las escaleras de entrada de la primaria que se ubicaba ahí. Afortunadamente, los niños entraban casi una hora después, así que podíamos fumar tranquilos.
Noah
Noah
Durmieron juntas
Parpadeé para espabilar y le preste atención a la dueña de la voz.
Noah Romano sostenía entre sus manos una taza térmica y nos miraba completamente sería. Tenía que admirar la capacidad que poseía para mantenerse inmutable incluso con los vientos fuertes del río. Medía sólo un metro y medio y la última vez que hubo una tormenta tuve que agarrarla del brazo para que una ráfaga no la arrastrara.
Cabello y ojos negros detrás de un abrigo rojo intenso. Me alzó las cejas a la espera de una respuesta.
Andy
Andy
¿Como?
Charlie se limitó a saludar con la mano y pasó a nuestro lado para ir a sentarse en las escaleras de entrada.
Noah y yo nos quedamos paradas casi en el borde de la acera, para que nos pisara cualquier bus que doblara mal.
Noah
Noah
Vinieron de la misma dirección
Cuando destapó su  taza y el aroma al café me embriagó
Noah
Noah
¿Fuiste a su casa ayer?
Andy
Andy
Me tocó trabajar
Por alguna razón sentí que necesitaba una excusa.
Mamá y papá sabían que tenía un trabajo de medio tiempo, pero no estaban al tanto de que a veces yo escogía los turnos nocturnos. Así que solía ir hacia la casa de Charlie los días que me tocaba trabajar hasta tarde y le decía a mis padres que me quedaba a dormir en su casa.
Noah
Noah
Pudiste haber venido conmigo igo ¿Sabes?
Noah me ofreció su taza
Noah
Noah
Yo vivo más cerca.
La acepté y le di un sorbo. Sentí el calor reconfortarme por un momento y relamí mis labios con el sabor dulzón. Levanté la vista para responderle pero me distrajo una imagen por sobre su hombro. Noah siguió la dirección de mi mirada y se volvió para ver.
Sentada en las escaleras estaba Charlie. Ella cerraba con una mano su chaqueta mientras sostenía un cigarro con la otra y reía. El frío había puesto rojas sus mejillas, nudillos e incluso la punta de su nariz. Uno de sus pies golpeteaba con la punta el suelo bastante rápido, pero no supe si lo hacía por algún tic o para entrar en calor.
A su lado, su ex novio.
Andy
Andy
Huele a mierda
Tal vez se me escapó, tal vez un poco más fuerte de lo que pretendía.
Los dos levantaron la cabeza para verme.
el no novio de la Charlie
el no novio de la Charlie
¿Que te pasa?
Le devolví la taza a Noah y di un paso hacia ellos. Estaba lista. Estaba lista para mandarlo a la mierda por perro infiel. No me importaba si Charlie lo había perdonado o había vuelto con él. Llevaba todo el verano aguantándome las ganas de patearlo y mi mamá no me había traído a este mundo para que yo me reprimiera.
Andy
Andy
Disculpa
Alguien pasó junto a mí y golpeó mi hombro en el proceso. Trastabillé y mire atónita cómo un muchacho se alejaba. Iba a dejarlo pasar, hasta que el chico volteó el rostro para hablar con su amigo y reconocí su perfil.
Era el mismo de esta madrugada.
Rubí (?
Jade
Se dirigía hasta la entrada del instituto, donde todos comenzaban a amontonarse.
Parpadee y volví a mirar.
¿Me lo estaba imaginando?
Pude oír al ex novio de Charlie decir algo de fondo pero no le preste atención. Le dije que se callara y enganché mi brazo con el de Noah para comenzar a arrastrarla hacia la entrada. Tenía que contarle sobre Jade.
Iba a hacerlo con Charlie, pero parecía bien acompañada.
Noah se dejó llevar sin protestar. Tapo su taza y se aferró a mi brazo mientras aceleraba el paso. Pero recordé que ella tenía las piernas más cortas y bajé la velocidad.
¿Acaso Jade estudiaba aquí también?
Andy
Andy
Creo que de allá.
Señalé la espalda del muchacho sin disimulo. Él caminaba un par de metros por delante de nosotras
Andy
Andy
Es el vecino de Charlie. Ayer me metí sin querer a su casa.
Noah
Noah
¿Sin querer?
Noah
Noah
¿Cómo te metes sin querer a la casa de alguien?
Tironeó de ella para esquivar a una mujer que pasaba con su hijo. Mientras más nos acercamos a la puerta del instituto, más difícil era abrirse camino. Yo me preguntaba por qué debíamos pasar por esto todos los días.
Andy
Andy
Noah son cosas que pasan
Salte la raíz de un árbol
Andy
Andy
Cuestión
Me aclaré la garganta y le enseñé la palma de mi mano para que no me interrumpiera
Andy
Andy
Me quiso sacar a patadas de su casa.
Noah
Noah
Lógico
Andy
Andy
Así que le dije a su mamá que éramos amigos y él me debía dinero.
Las puertas se abrieron. Los chicos de primer año comenzaron a empujar y apretar para pasar de a cinco en un solo hueco. Una niña gritó cuando la pisaron y alguien lanzó un cuaderno por encima de nosotros. Una profesora se apartó horrorizada del pasillo de entrada y nos llamó animales.
Me aferré con fuerza del brazo de Noah para que no se separara de mí.
Se oyó el estruendo de un golpe a mi otro lado. Todos miramos alarmados hacia el sitio de procedencia.
Una chica se cubría el rostro con las manos, sentada en el suelo. Se había golpeado contra una de las puertas cerradas y cayó.
Estiré mi mano libre para agarrarla por el brazo y levantarla justo cuando alguien más hizo lo mismo con su otro brazo. Si se quedaba en el suelo la iban a pisar. Ella se apartó las manos unos centímetros y dejó ver un poco de sangre que goteaba de su nariz.
Andy
Andy
¡Te han matado!
La analicé unos segundos
Andy
Andy
¡No pasa nada, vamos!
Tiramos de ella para sacarla del tumulto. Conseguimos pasar por el hueco de la entrada y caminamos varios metros más hasta un pasillo secundario, donde la masa comenzaba a dispersarse.
Noah
Noah
¿Estas bien?
La chica alzó el rostro para vernos y se limpió la sangre con la manga de su camiseta negra. Quedaron manchas en éstas que apenas se notaron. Se veía terriblemente desaliñada, pero no sabía si era producto de la odisea por la que pasó, o simplemente había llegado así.
No la culpaba, de todas formas. Yo también odiaba venir aquí.
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¿Me veo bien?
Se me hizo que era una pregunta retórica.
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Tal vez deberíamos llamar a un profesor
Me volteé con curiosidad y me congelé.
Después de todo, sí era Jade.
Él también me miró y, por la mueca de sorpresa y disgusto que formó, creo que me reconoció.

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