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MILLONARIO ARROGANTE.

MI PASADO.

...CHARLES JONES...

Estoy a punto de decir unas palabras que cambiarán mi vida para siempre, palabras que me ayudarán a escapar de un futuro que me ha sido designado; una responsabilidad y un deber que no me complace nada en llevar a cabo.

Mi madre está enterada de mi decisión, lo ha comprendido perfectamente <> Ahora debo enfrentarme al jefe de la familia, el que impone presencia y temor a donde quiera que va, mi padre.

-Charles, tu madre ha dicho que quieres hablar conmigo, dime.

Deja de un lado los papeles, coloca sus codos en la mesa y cruza sus manos; tengo toda su atención. Estoy nervioso, pero muy seguro de mi decisión, a pesar de tener 14 años.

-Padre, sé que soy tu primogénito, y que en mi tienes puesta una gran responsabilidad: estar a cargo de los negocios, que todo marche bien y de la familia; cuidar de ellos. Para la mayoría de tus hombres sería un honor tener gran responsabilidad, ya que gozarían de respeto y poder, siempre y cuando sean un excelente líder, y pase lo que pase nunca dejaras solos a los que te han ofrecido lealtad, pero para mí, todo eso, sería condenarme a una esclavitud.

-¡Jones!

Ha alzado su voz y encendido su puro, no quiere que continúe. Estoy enfrentándome al gran Fabio.

-No quiero seguir tus pasos. - He dicho esto con la mayor seguridad que una persona ha podido decir. Me da una expresión de “sin importancia alguna”, ¿pensará que estoy jugando?, ¿cree que estoy bromeando?

-Hijo, tomaré tus palabras como las de un niño que no sabe lo que quiere. Retírate, no me quiero enojar.

-No padre, sé perfectamente lo que quiero. A pesar de tener tan corta edad, nunca me arrepiento de lo que digo, siempre antes de hablar pienso en las consecuencias, créeme que esta decisión la he analizado una y mil veces. No soy un niño ingenuo.

-Tus palabras son un insulto a la familia, te avergüenzas de nosotros, eres…

-No me avergüenzo de ustedes, pero tampoco me enorgullezco. Esta familia me ha cuidado y alimentado por años. Cuando era más pequeño, mi inocencia no me permitía ver lo que realmente pasaba a mi alrededor, no quiero hacer lo que tú haces, no quiero esta vida… - Siento un nudo en mi garganta, realmente no quiero decir esto, pero tengo que. - Me quiero ir de Italia.

Estrecha fuertemente su puro en el cenicero, está molesto. En los años de vida que llevo, jamás le había provocado un disgusto, era el niño que solo observaba y callaba.

-¿Eso quieres?, ¿te crees tan capaz de depender sin nosotros?, ¿sin tener a tu familia al lado? …

-Bien, empaca tus maletas, hoy mismo te irás de Italia. Solo te digo, poniendo un pie fuera de esta casa quedas excluido completamente de mi familia, ya no serás mi hijo.

Sus palabras me duelen, sabía que padre podría reaccionar de esta manera, pero decir que ya no seré su hijo ... No te arrepientas de tu decisión.

-Sr. Russo, no se preocupe que pueda hablar con la policía, a pesar que me ha exiliado por completo, aún conservaré la lealtad y los honores de esta familia. – Salgo de su despacho, sin mirar atrás. Mi madre está afuera esperándome.

-Mi niño, he escuchado todo.

Sus brazos me rodean, ya no puedo contener mis lágrimas. Sus manos dan pequeñas palmadas en mi espalda.

-Debo irme, él me ha exiliado.

-Por más que intente hablar con él no cambiará de opinión, es por eso que he hablado con tus abuelos, viven en New York, vivirás con ellos y yo siempre te visitaré, tu nunca dejaras de ser mi hijo.

-Bien. - Me dirijo a mi habitación y empiezo a empacar mis cosas, no pasan minutos para que los gritos se escuchen por toda la mansión, mis padres están discutiendo. No hago caso y sigo con mis cosas.

-¡Hermano, dime que no es verdad!

Mi pequeño hermano, dos años menor que yo, entra a mi habitación llorando. Me acerco y le doy un abrazo.

-¿Por qué lo hiciste?, te dije que padre se enojaría.

-Sabes bien que tener ese puesto nunca ha sido mi sueño, es el tuyo. Harás un buen trabajo, siempre has querido ser como él.

-Sí, pero tú tienes todas las capacidades para ser el jefe, no soy como tú. No tengo esa determinación.

-Esfuérzate. No me agrada que te involucres en esos asuntos, pero si es lo que quieres, adelante. - Lo estrecho muy fuertemente. Tomo mi maleta y él me acompaña a la salida. En la puerta está mi nana, las lágrimas se han apoderado de ella.

-¡Mi niño, mi niño!

Me llena de besos y abrazos. - Nana, no lo hagas más difícil.

-Mi pequeño, sé que algún día volverás.

-¡¡Te arrepentirás Fabio, es nuestro hijo!!

Mi madre sale del pasillo muy alterada, sus ojos lo dicen todo, padre no comprendió. Me da un fuerte abrazo y un último beso en mi frente.

-Charles, ... tu abuelo te esperará en el …

El llanto es más fuerte, no puede hablar. - Mamá, sabes que no podré llamarte, cuando padre dice algo lo cumple. Te amo, los amo a todos.

Veo a mi familia por última vez y me subo a la camioneta. Un dolor me estruja el pecho, tal vez si no hubiese pedido irme de Italia nunca hubiese pasado todo esto, pero no quiero verme involucrado en ese tipo de actos y espero nunca hacerlo.

De pequeño no entendía porque siempre mi padre y sus hombres traían armas, nunca podíamos salir de la casa sin seguridad, todo el tiempo estábamos rodeados de personas.

-Adiós, mi amada Italia...

Abro mis ojos de golpe. Mis palpitaciones cardiacas son muy rápidas, respiro profundo, otra vez ese horrible recuerdo. Me siento en la cama y trato de controlarme, cada vez que tomo alcohol el sueño es más intenso y dura por mucho tiempo.

Mis manos sienten el cabello de una persona, volteo a mi derecha donde se encuentra la silueta, desnuda, de una mujer.

-Charles, ¿quieres hacerlo otra vez?

Muerde su labio inferior y mira fijamente mis pectorales. - Muñeca. – Acerco mi dedo pulgar a su boca y juego con sus labios. – Nunca lo hago dos veces con la misma mujer.

Quito mi dedo y me levanto de la cama, dejando ver mi cuerpo desnudo.

-Imbécil, no me trates así, merezco respeto.

-Respeto, no me hagas reír. Dime ¿cómo quieres que te trate con respeto?, una mujer que se me insinuó toda la noche, que tuvo sexo con un hombre teniendo pocas horas de conocerlo y …

Se levanta de la cama con intenciones de pegarme.

-Preciosa, no tienes derecho de darte ese lujo. – Tomo con mis dos manos sus muñecas y la acerco a mí.

-Y que además me abrió las puertas de su departamento, solo para cogerla. – Observo sus pechos y paso mi lengua por mis labios. – Eres una puta.

-Imbécil, desgraciado, arrogante, estúpido, suéltame.

Le doy un último beso en los labios y la suelto. Abrocho rápido mi pantalón con mi camisa.

-Me voy, adiós. - Tomo mi saco y salgo del departamento.

No sé en qué momento me volví un tipo tan odioso.

...BI BI BI - CELULAR - LLAMADA...

*Contesta.

-Sr. Jones, tiene una junta dentro de una hora.

-Entiendo, estaré a tiempo.

*Cuelga.

Llevo viviendo en Manhattan desde hace 15 años, en todo este tiempo mi madre y mi hermano solo pudieron visitarme pocas veces, no las suficientes, padre nunca permitió que ellos se acercaran a mí. No me arrepiento de mi decisión, estoy seguro que me sentiría infeliz siendo el jefe de la cosa nostra.

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...Historia creada bajo el estrés de Enn Gómez....

MI PRESENTE.

...CHARLES JONES...

-¿Alguien de los presentes pone alguna objeción al proyecto?, hablen. - Se ven unos a los otros, nadie dice nada. - ¿Ninguna?, bien. Doy por terminada la junta y pondremos en marcha el proyecto.

-Millonario Arrogante, se da aires de grandeza. [Susurro]

Qué acaban de escuchar mis oídos. Suelto una pequeña risa y miro fijamente al dueño de esas palabras. - Ing. Smith, vaya sorpresa. Dígame la definición de arrogante. - Le estoy ordenando.

-Señor, lo siento … no

-No le pedí disculpas, quiero el concepto de arrogante. - Agacha la cabeza.

-Bien, yo sé las diré. - Mi mirada viaja por cada una de las personas presentes en la mesa. - Arrogante: persona soberbia, altanero, engreído, … en fin, muchas cosas, pero ¡¡¿Eso soy para ustedes?!! – Alzo mi voz. La ira se quiere apoderar de mí.

-Señor, yo no..

-¡Guarde silencio, Smith!, aún no he terminado.

-Sé que muchos me tienen rencor porque mi abuelo me nombró CEO en tampoco tiempo de empezar a trabajar. Pensarán que tuve privilegios por ser su nieto, pero sé equivocan. Gracias a mí, esta empresa es mundialmente reconocida. Desde mi llegada los clientes han aumentado, de los que por cierto, ustedes han salido muy beneficiados. Les incomoda que una persona más joven les de órdenes, la envidia los corroe. Se ofenden cuando les digo sus errores, cosa que no deberían de hacer. Yo también los cometo, lo acepto, pero siempre estoy dispuesto a escuchar y remediarlos. Le doy respeto a quien me lo da, y ustedes nunca lo han hecho. Hablan bien de mí, pero a mis espaldas me critican.

Todos están callados, la tensión se siente en el aire. - Quiero que cada uno me entregue una propuesta de diseño, tienen 48 horas. Si no lo entregan a tiempo, se les descontará de su sueldo. - Me levanto de la silla y salgo junto con Alan, mi mejor amigo y asistente, los demás se quedan adentro.

Cuando llegué a New York, mi abuelo tenía una pequeña empresa de Bienes raíces, no era tan conocida. Empecé con mis estudios y desde el inicio me propuse hacer crecer su empresa, algo que logré y lo sigo haciendo. La mayoría de los empleados me llaman Charles Jones, el millonario Arrogante, un sobrenombre, que nunca se atreven a decirlo en mi cara, que me gané gracias a mi alta autoestima, mis grandes logros, la poca tolerancia que tengo con la gente inepta y mi fluidez para decirles en la cara cuando cometen errores, algo que también hago. Siempre escucho las opiniones de los demás, principalmente de mi abuelo, ya que ha sido un padre para mí, << dos cabezas piensan mejor que una \ data-tomark-pass >>, su frase típica.

-Charles, tus palabras no han sido ciertas del todo. - Me dice Alan, quien se encuentra de pie, enfrente de mí escritorio y con la agenda en la mano.

-Sabes bien que hablé respecto a lo laboral, no a lo sentimental.

-Eres un Arrogante cuando de mujeres se trata. (Referente al sexo)

Tiene toda la razón, soy un orgulloso, presumido y con un ego cuando de ellas se trata. No ha llegado a mi vida ninguna mujer que se me resista, solitas se entregan. No me considero un mujeriego; no las conquisto, ellas lo hacen, pero no significa que siempre seda. Hago lo que quiera con sus cuerpos, los desprecio al final del acto, no me gusta repetir. Si alguna vez, una mujer me rechaza, no sé qué sería capaz de hacer para escuchar sus gemidos, suplicando mi nombre.

Autor: ¡¡¡Espera unos capítulos más y verás a la mujer de tu vida!!!

-Me conoces muy bien. – Le digo con una pequeña risa en mi rostro.

-Eres mi mejor amigo y un hermano para mí. Solo te digo, que un día una mujer llegará para quitarte esa actitud.

-Me estás diciendo que me enamoraré. No, no soy de ese tipo de persona.

-Solo espera. Me retiro.

Yo, Charles Russo John, enamorarme, imposible. Nunca viviré una historia de amor como la de mis padres.

Mi padre conoció a mi madre en uno de sus tantos viajes de negocios ilícitos a Estados Unidos, ella me contó que fue amor a primera vista por parte de los dos, mi padre la enamoró con flores, rosas, poemas, lo mejor de lo mejor, amor. Cuando él le contó de su profesión a ella no le importó, ya estaba perdidamente enamorada. Mi abuelo trató de oponerse, pero fue imposible, mi madre ya se encontraba al otro lado del mundo y embarazada de mí.

Desde pequeños no nos contó mucho de su familia, solo sabíamos que eran de E.U.A, no habían quedado en buenos términos; nadie quiere que su única hija se case con un mafioso y mucho menos que construyan una familia. Pensé que con la disputa que había entre ellos, mis abuelos me tratarían mal, pero fue todo lo contrario, me dieron mucho amor y cariño, se alegraron de que no siguiera los pasos de mi padre, pero que temen por mi hermano.

Desde hace años mi madre y hermano no me visita, mi madre enfermó y eso le impidió viajar, mi hermano se convirtió en el jefe de la familia Russo, una de las mafias italianas más poderosas.

...Horas después....

-Sr. Jones, su agenda ha terminado, es hora de irse.

-Alan, ¿piensas que algún día me enamoraré? -. Me mira y suelta una pequeña risa.

-Por supuesto. Ahora tienes una vida perfecta, pero cuando conozcas el amor, hermano, tu vida se pondrá de cabeza. - Cierra la puerta y se va.

Ese tema del amor ha estado en mi cabeza todo el día. Tomo mi saco y salgo de la empresa.

Hay días en los que me gusta caminar por las calles, hoy es un día de esos. No he caminado tres cuadras para percatarme que una camioneta me sigue, enciende las luces en señal de que me detenga, no hago caso y sigo mi camino.

-¡¡Fratello mio!! [Hermano]

Esa voz por más que pasen años la reconocería donde fuera. - ¡¡Alonzo, fratello mio!!

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REENCUENTRO.

...ALONZO RUSSO...

-¡¡Imploro perdón!!, ¡¡Por favor!! – Los gritos de dolor que le provoca mi pequeño juguete se hacen presente por toda la habitación, su sangre y partes de su piel se encuentran esparcidas por toda la mesa. Está atado de sus cuatro extremidades, no puede defenderse, y aunque no lo estuviera, no se atrevería porque sabe las consecuencias de su delito.

-Imploras que me detenga, así como esas niñas lo hicieron contigo. - Enclavo más el taladro, sin piedad alguna, perforando por completo su estómago.

-¡¡NOO!! - Se retuerce y grita. Todo el dolor que él pueda sentir, jamás se comparará con lo que sufrieron esas pequeñas de tan solo 13 años, violadas por una alimaña. Arruinó sus inocencias.

-Haz cometido una atrocidad, algo que no tiene mi perdón ni el de dios. Con este acto, has manchado el nombre de la familia, un disparo no es suficiente, sufrirás hasta tu último aliento.

Dejo el taladro en la mesa y quito mis guantes llenos de sangre. Camino a la puerta de acero donde me espera mi mano derecha, el que siempre me cubre la espalda, Fabricio.

-Córtenles los genitales. Tortúrenlo hasta que muera. – Doy la orden a mis demás hombres, todos asienten con la cabeza. Salgo de ese cuarto, diseñado para torturas y ubicado en un subterráneo.

-He hecho lo que me has pedido, las niñas ya están siendo tratadas. - Me dice Fabricio.

-Bien, no quiero que les falte nada.

-Así será.

Empezamos a caminar por el frío pasillo mientras escuchamos el eco de los gritos desgarradores. Entramos al elevador y subimos hasta la mansión.

-¿A qué horas saldremos?. – Me recargo en una de las paredes. Me siento cansado, estos días no he podido conciliar el sueño.

-Dentro de una hora. Nuestros hombres ya están listos, dejaremos a los mejores cuidando en nuestra ausencia. ¿Te sientes bien?, podemos posponer el viaje.

-No, eso no. Necesito ir a Estados Unidos. - Las puertas se abren. Caminamos hasta entrar a mi despacho.

-Haz encontrado más información sobre los tipos esos. - Cuestiono tomando una pastilla junto con un poco de agua.

-Los desgraciados no dejaron ningún rastro. En todas estas semanas no han atacado, pero pueden atacar en New York. Alonzo, podemos cerrar el trato aquí, en la casa, sin arriesgar tu vida. Tu eres el jefe, ¿quién se quedará a cargo si esos malditos te matan?, tu padre ya no tiene la fuerza suficiente para seguir en el cargo, está enfermo. No tienes hijos, ni siquiera una novia.

-No hablemos de romance. – Me hago el desinteresado. - Desde lo sucedido he estado pensando seriamente una respuesta a tu pregunta, y es por eso uno de los motivos por los que viajaré a Estados Unidos.

Fabricio sabe que nunca le fallaré.

-Bien. Me retiro.

Sale de mi despacho. Me recargo en el sillón y coloco mis manos en mi cara. Hace años que no viajo, siempre mando a terceros a supervisar los negocios, pero esta vez es algo que requiere mi presencia y la de muchos líderes.

-Mi niño, puedo pasar. - Es la voz de mi nana, reacomodo mi postura y la hago pasar.

-Mi niño, unas vocecitas me dijeron que viajarás a New York.

-Unas vocecitas. – Hago cara de no creerle nada. - o, ¿a quien sobornaste con tus deliciosas galletas? - Conozco a mi nana perfectamente.

-Me cachaste, solo quiero pedirte un favor, dale esto a mi niño Charles, son sus preferidos.

Me entrega una caja llena de dulces caseros, recuerdo que con Charles nunca nos cansábamos de comer los dulces de nana.

-Se los daré. - Me levanto del sillón con la caja en mi mano, dejo un beso en su frente y salgo. Subo a mi cuarto y tomo mi maleta, que previamente había empacado. Mis padres saben que viajaré, pero no saben a dónde, cuándo se enteren ya estaré del otro lado.

Llego a la puerta principal donde las camionetas están listas para llevarme al aeropuerto, con la emboscada de la última vez, es mejor viajar de civil.

La mayoría de las personas me conocen como un empresario multimillonario, dueño de inmensas propiedades en varias partes del mundo, solo los más allegados a mí y mi familia saben lo que realmente soy.

Fabricio con diez hombres y yo, viajaremos en el mismo avión, los demás llegarán en otro vuelo, y algunos se adelantaron a nuestra llegada. Como tengo una doble identidad la policía no sospecha nada, es fácil burlar la seguridad.

-Alonzo, todos están en posiciones. A la salida del aeropuerto nos esperará Donato para llevarnos a la residencia.

-Muy bien. – La pastilla que me tomé empieza hacer efecto, mis ojos se empiezan a cerrar.

...Horas después....

Al bajar del avión una brisa fría de lluvia me pega en el cuerpo, en este momento en Sicilia es un verano muy caluroso. Como Fabricio dijo; las camionetas nos están esperando.

-Alonzo, que bueno verte. – Dice Donato abriendo me la puerta.

-Tu ausencia se siente en la casa. - Le digo. Todos se suben y las camionetas arranca a la casa, que será nuestra estadía por un tiempo indefinido.

Asomo mi cabeza a la ventanilla, aprecio los edificios, las calles y el horrible tráfico que nunca cambiará. Es de noche y las luces dan una hermosa vista urbana.

Han pasado varios minutos desde que salimos del aeropuerto, aún seguimos en el auto. De tanto mirar las calles, la silueta de un hombre alto, fuerte y bien vestido, capta mi mirada.

-Donato, baja la velocidad. – Le ordeno. Observo a la persona que camina por la calle, ese caminar lo reconocería donde fuera. - Enciéndele las luces. – Le señalo.

-¡Has perdido la cabeza!. - No hago caso a Fabricio. Las luces no hacen que se detenga, ¿quién lo haría? Bajo el cristal y no me importa si hay gente.

-iiFratello mio!!

-Alonzo, ¿él es Charles? – Pregunta Dante confundido.

-¡¡Alonzo, fratello mio!!

Sabía que me reconocería, bajo del auto y abrazo a mi hermano.

...[La conversación es en italiano]...

-¡¡Charles, hermano!!

-Alonzo, pero que alegría verte.

El abrazo perdura por unos segundos hasta que.

-Veo que has venido por asuntos de la familia. - Me dice mirando a mis espaldas, mis hombres han bajado de las camionetas y rodeado.

-No te equivocas. No debemos hablar en la vía pública, es peligroso. Debo irme.

Me acerco a él y le hablo al oído. - Acabo de llegar, no sé cuánto tiempo será mi estancia, pero necesito hablar contigo.

-Yo también, toma.

Me da una tarjeta con su número de teléfono. - Te buscaré. - Le doy un último abrazo y regreso a la camioneta.

...Al día siguiente....

-Fabricio, ¿cuantas horas tengo para la reunión? - Checa el reloj en su muñeca.

-Tres horas. – Me responde.

-Saldré, pero estaré a tiempo para la reunión en el lugar acordado.

-Alonzo – Preocupante. - quieres dejar a Charles como jefe, ¿verdad?

-Sí. -Contesto seriamente y salgo de la casa.

Conduzco por la ciudad, sin ninguno de mis hombres. Extrañaba esta sensación, sentir que eres libre, sentir la brisa de Manhattan.

Todo iba bien hasta que el tráfico me obliga a detenerte, he quedado enfrente de una para de autobuses, algo me dice que voltee, muy raro, hago caso a mi instinto y lo que veo me deja maravillado: Una señorita, muy hermosa, sentada en la banca con sus audífonos puestos; se deja llevar por la música, mueve su pie al compás de la melodía, cierra sus ojos y muerde levemente sus labios…

...¡¡¡PI PI PI !!!...

El maldito Claxon de los autos me regresa a mis sentidos. Por primera vez me distraje con algo tan hermoso, volteo para mirarla de nuevo, pero ella ya no está.

...----------------...

Son dos mujeres distintas.

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